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El rol de los medios de comunicación

Durante estos 40 años de democracia, se naturalizó que un año electoral ya es difícil de por sí. Hay como un fantasma en el aire que dice que todo es operación y que de todo hay que dudar

La maquinaria de la política pone en juego variados discursos. Por un lado, están los light, concentrados en entretener o en mantener mediáticamente a una figura, como si el estar todo el tiempo en el ojo del televidente asegurara más votos

También están los otros, más aguerridos, que buscan llamar la atención y captarla a base de comentarios polémicos que apuntan generar conflictos, porque ahí es donde se ven fuertes. En turismo los hemos tenido a todos. Mientras tanto, la verdadera agenda política se desarrolla en las sombras, lejos de la vista del público.

Este proceso de naturalización de la operación política se potenció cuando los medios de comunicación acentuaron su rol. Los candidatos aprendieron que, para ganar elecciones, necesitaban aparecer tanto como fuera posible. Así fue como, con el tiempo, los medios de comunicación se convirtieron en jugadores clave en el mundo de la política, marcando la agenda de unos y otros, funcionarios, candidatos, lectores y televidentes.

Esto es especialmente evidente durante los años electorales, cuando los políticos se enfocan en ganar votos en lugar de en crear políticas efectivas. La consecuencia final de esta naturalización de la operación política es que la política se ha convertido en un circo, una distracción para el público. Las elecciones son vistas como una competencia de popularidad, en lugar de una oportunidad para elegir líderes competentes y honestos. Los medios de comunicación produjeron una cultura en la que la política se reduce a la imagen y la retórica, en lugar de la substancia.

En medio de este escenario, el público en general tiene un doble trabajo, tratar de dilucidar si lo que se publica es “pescado podrido” o información fidedigna. Confiar es algo complejo y mucho más cuando ciertas mecánicas de trabajo se repiten cíclicamente. Pero hay un punto importante, los medios de comunicación tenemos una responsabilidad y que van más allá de ser amplificadores de problemáticas y verdades. No hay que subestimar a los lectores y televidentes. Creer que quienes están del otro lado no se van a dar cuenta qué es operación y que no, es un signo ególatra de quienes dirigimos y de los periodistas de los medios.

Por eso, es necesario que se produzca un cambio en la cultura política y mediática. Los políticos deben centrarse en crear políticas que ayuden a la gente, en lugar de simplemente ganar elecciones, y los medios en informarlas, pero también en cuestionarlas.

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