EDITORIAL
Maurier Valencia Hernández Director Administrativo COMFAMILIAR Risaralda
eneralmente, cuando se arriba al medio siglo de existencia se aprovecha para hacer balances. Sin embargo, cuando se tienen grandes responsabilidades hacia adelante, esos ejercicios son reemplazados muy rápido por el análisis de los compromisos a futuro. Y es indiferente si se trata de personas o instituciones: en el fondo los retos son los mismos. Por eso, en esta época cuando COMFAMILIAR Risaralda arriba a sus 52 años de existencia al servicio de la región, es bueno recordar que la ley que hace medio siglo le dio marco jurídico a lo que algunas cajas de compensación venían haciendo de hecho, tendría que contemplar hoy
en día un universo mucho más amplio y diverso, pues no sólo las regiones han cambiado en cuanto a su quehacer económico y social, si no que el país entero enfrenta desafíos no imaginados siquiera un par de décadas atrás. El advenimiento de Internet como herramienta insustituible de comunicación, las reformas en la seguridad social, la aplicación de novísimas tecnologías al campo de la medicina y la adaptación de la educación a las recientes demandas del entorno, bastan por sí solas para tener una visión en perspectiva de lo que plantean el presente y el futuro para el sistema de subsidio familiar en general y para COMFAMILIAR Risaralda en particular. Como una manera de responder
a esas dinámicas, la institución se plantea hoy la incursión en el terreno de la educación superior, con la mirada puesta en satisfacer las necesidades surgidas al ritmo de las transformaciones del medio. Asimismo, entiende y asume que la atención en materia de salud no da tregua en un país signado por tantas inequidades. Para lograrlo, desarrolla de forma paralela al interior de la organización las actualizaciones tecnológicas necesarias para entrar en sintonía con esa realidad. Con esos instrumentos estamos convencidos de que la labor cumplida en estos 52 años constituye, ante todo, la garantía de contar con unos muy buenos cimientos para edificar lo que la sociedad espera de nosotros. octubre-noviembre de 2009
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