Violencias - Amaguaña

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n d a a s n a diciend b i p s o La


Cotidiano es ir al barrio y que se acerque la vecina pidiéndonos ayuda porque está sufriendo violencia, que se acerque la piba que se acaba de enterar que está embarazada y no sabe qué hacer, o enterarte de la piba que lleva varias semanas fuera de su casa y no aparece. Como también es cotidiano el acoso constante que sufrimos en la calle, el “piropo”, el grito o el manoseo; el profe machista que insiste con sus comentarios denigrantes, la tele insistente en reducirnos a pedazos de carne. Cotidiano es sentirnos discriminadxs cuando no encajamos en los típicos estereotipos de “varón” y “mujer”, o cuando nos vemos atraidxs por alguien del mismo sexo. Pero también es más cotidiano estar cansadxs de todo esto, negarnos a vivir en una sociedad que nos violenta, nos oprime y nos mata por el simple hecho de ser mujeres, gays, tortas, trans… Por eso no nos conformamos, nos organizamos. Es por esto que construimos el espacio de géneros Amaguaña en el Frente Juvenil Hagamos Lo Imposible.

¿Y quién fue Amaguaña? Tránsito Amaguaña fue una mujer originaria ecuatoriana, emblema de la resistencia indígena y de la lucha feminista. Recuperamos su nombre porque la historia oficial lo borró, así como el de tantas otras mujeres que pelearon por un mundo sin opresiones de ningún tipo.

¿Dónde estamos? CAPITAL FEDERAL LANÚS

AVELLANEDA QUILMES

¿Qué andamos haciendo? Las Amaguañas vamos multiplicando nuestra furia violeta por diversos territorios de Buenos Aires y a través de diferentes propuestas artísticas y formativas:  Espacio de la mujer 1-11-14  Mateadas feministas  Juegoteca Anti princesas  Talleres para todas las edades: trata, aborto, violencias, sexualidades, grooming, etc.  Festival artístico: “Viste como son las minas-Rebeldes y Organizadas”.  También participamos y construimos la “Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las mujeres”. Si vos también andas cansadx de tanto machismo, de tanta injusticia, no te quedes en tu casa, salí a las calles, sumate a Amaguaña, no esperes más: LA SALIDA ES FEMINISTA Y COLECTIVA!!! FB: Amaguaña - Espacio de Géneros HLI


Índice

Las pibas andan tomando las calles para gritar NI UNA MENOS: “Vivas y Libres nos queremos” ....3 ¡Crimen Pasional! Su marido le disparó en la cabeza… ....................................................................5 Violencias existentes según la Ley 26.485 ....................................................................................... 10

¿Qué es el feminicidio? – Marcela Lagarde ...................................................................................... 12 La violencia feminicida ................................................................................................................. 12

La guerra contra las mujeres – Rita Segato .................................................................................... 14 Mafialización de la política............................................................................................................ 15 “Que el amor valga la alegría y no la pena” ..................................................................................... 18 Preguntate y preguntá ................................................................................................................. 19

Para un mejor amor – Roque Dalton................................................................................................20


Las pibas andan tomando las calles para gritar NI UNA MENOS: “Vivas y Libres nos queremos” En los cuadernillos anteriores hemos leído y reflexionado sobre el lazo histórico y funcional entre los sistemas de opresión; pudimos leer sobre la instauración del capitalismo, por ejemplo, y sobre las estrategias que fue formulando y reformulando según las necesidades de acumulación y la explotación sobre nosotrxs; también pudimos comprender el andamiaje discursivo, teórico y práctico sobre el cual estos sistemas despliegan e invisibilizan su poder. Ahora les proponemos dar un paso más y hacer foco sobre las violencias que, como sabemos, se han modificado a lo largo de los años pero persisten y se agudizan en algunos de nuestros territorios latinoamericanos. Partimos de que no hay patriarcado ni capitalismo sin el uso sistemático de la violencia; las opresiones que vivimos cotidianamente comparten esa matriz de disciplinamiento (visible e invisible) sobre nuestras subjetividades y sobre nuestrxs cuerpxs. Al momento de escribir este cuadernillo el movimiento de mujeres de nuestro país, Argentina, vive un momento álgido de lucha en las calles contra los femicidios, que estalla en la convocatoria multitudinaria del primer “NI UNA MENOS” el 3 de Junio del 2015 donde el movimiento organizado de mujeres y disidencias junto a gran cantidad de autoconvocadas sale a la calle a gritar “Basta de Violencia Machista”, marcha que se sostiene aún hoy y se suma a la agenda del feminismo junto a otras movilizaciones históricas como la del 25 de Noviembre. Sin embargo, pese a todo el avance del feminismo, hay otras muertes que siguen invisibilizadas y debemos poner en cuestión al momento de narrarnos dentro de estos procesos de lucha por nuestra emancipación. Los travesticidios aún quedan silenciados y son acompañados por sectores minoritarios, lo que denuncia que debemos seguir trabajando en socializar y pensar estrategias integrales que combinen nuestras reivindicaciones de clase, con las reivindicaciones de todas las identidades por vivir una vida plena, sin violencias y en libertad. Retomando aquel Junio, y otros tantos atardeceres donde nos encontramos en abrazos, en miradas que comparten nuestra furia multicolor y nuestra alegre rebeldía, atardeceres como aquel paro mundial que parimos desde nuestra tierra, atardeceres como esos noviembres donde cada año se agranda esta hermandad sorora y sumamos nuevas cuerpas, nuevas pieles unidas por un hilo violeta que no se calla más… Esas tardes, todas ellas, se caracterizan porque un grito invade nuestras calles y se ríe a carcajadas de la doble moral, porque nuestras voces se hermanan y le discuten a la Iglesia y a las instituciones que sólo sacralizan y gestionan los sistemas de explotación y muerte, porque nuestras manos se tocan, se acarician y evidencian que juntas somos poderosas; y que ante tanto dolor, nosotras construimos cotidianamente: vida, compañerismo y afecto. Cuántas veces nos salva y nos despierta ese abrazo compañero, cuántas veces nos inunda el alma en este proceso doloroso que implica identificar las violencias y proponerse un camino rebelde para erradicarlas de raíz. Esas tardes nosotras, las brujas, salimos a la calles y no se puede esconder más que el machismo y los hijos sanos del patriarcado se llevan a una de las nuestras cada 18 hs mientras que las 3


instituciones públicas y los gobiernos pretenden solucionarlo con un presupuesto que no llega a superar un pasaje de colectivo y mientras los medios hegemónicos nos “ponen bajo sospecha” justificando las acciones de violentos y femicidas. En un país donde nuestras vidas no valen “casi” nada, no hay otro remedio que la lucha de conjunto, abrazadas, hermanadas, juntas… ¡No nos queda otra! Es tiempo de salir a las calles, de sentir cada injusticia como propia, de generar espacios sororos de resistencia y afecto, de formarnos, mezclarnos, cruzarnos, de generar círculos, redes, espacios diversos para poder enfrentar a este enemigo tan grande que es el patriarcado. Estamos haciendo historia, cada vez somos más en estas barricadas contra la muerte y la opresión, nuestros corazones ya presienten y sienten ese olor a libertad que supone este camino llamado Feminismo; y no vamos a parar porque estamos llegando, y nuestro paso firme pone el mundo patas arriba, revoluciona todo lo que toca, porque nuestro grito se hermana con otros gritos y otros gritos y otros gritos…

¡VIVAS Y LIBRES NOS QUEREMOS! MUJER, TORTA, TRAVA ESCUCHA: ¡ÚNETE A LA LUCHA! Fabián Marelli

Colectivo Manifiesto 4


¡Crimen Pasional! Su marido le disparó en la cabeza… ¡¡¡Alerta violeta!!! Estamos ante un claro titular machista. Revisemos un poco porque… Durante muchos años se ha difundido la idea de que la violencia es sólo física, y que se expresa cuando alguien (en general varón) no puede contener sus emociones. También se ha hablado de instintos, y se le ha adjudicado al género masculino su potestad, su uso y abuso. Pero entonces ¿qué es la violencia? ¿hay una sola violencia, hay muchas? ¿cómo podemos interpretarlas? ¿en qué marcos conceptuales? En general, se ha unido la violencia al uso de la fuerza física y el “instinto masculino” donde prima la agresividad como un “estereotipo comportamental primitivo” que justifica que los varones resuelvan “todo a las piñas” o “puedan ejercer su violencia sobre las mujeres porque estaban nerviosos”… Nos suena conocido, ¿no? En cambio, nosotras construidas a través de los estereotipos de la sumisión (que se invisibiliza a través de los mandatos que nos asocian con las emociones y la pasividad), no poseemos ese uso de la violencia legitimado socialmente; pero sí la tarea de tolerarlo “por amor”, “porque él es así”, “porque prometió cambiar”… Estas frases tan recurrentes que muchas veces hemos escuchado o pronunciado son parte de lo que hoy conocemos como “amor romántico” y cuyo engranaje funciona a través de la articulación de mitos sobre el “deber ser” para cada uno de los géneros, y sobre cómo deben ser los vínculos de pareja: vínculos que se desenvuelven a través de prácticas de control y dominación. Todas estas lecturas no hacen más que esconder el tema central para pensar el uso de la violencia, que es el tema del PODER PODER. Debemos tener en cuenta que “La violencia es siempre una forma de ejercicio de poder en el marco de relaciones desiguales donde un sujeto se cree con derechos de conservar privilegios sobre el otro u otra”. otra”

Veamos qué nos cuentan “Mujeres del Oeste” en su texto: ANTES DEL PRIMER GOLPE

La violencia es una construcción histórica asociada al uso de la fuerza e impuesta y sostenida a través del ejercicio del poder. No debemos olvidar que la misma se desarrolla en el marco de relaciones desiguales, donde una parte que abusa de su poder y somete a la otra, intenta conservar sus privilegios. ¿Qué explicaciones teóricas/modelos se han dado sobre el uso y abuso de la violencia?:  El primer modelo confunde la agresividad (propia de todos los seres vivos) con la violencia (producto humano sociocultural). 5


 El segundo toma la violencia como enfermedad (modelo psicopatológico), desconociendo que ella es sociocultural y está compuesta de tres elementos que lo sostiene: intencionalidad, direccionalidad y abuso de poder.  El tercero (modelo de recursos) adjudica la violencia a una respuesta fenoménica de la pobreza y la falta de instrucción desconociendo que la misma está presente en todos los estratos socioeconómicos. Lo notorio de estos modelos es que apelan a la ““individualidad individualidad”” del problema. El modelo ecológico (Une Bronfenbrenner) describe que hay distintos subsistemas en los que se desarrolla y socializa la persona y una interacción entre ellos, por lo tanto la violencia no es un problema individual sino una cuestión socio-cultural. En ese sentido se amplía el marco de acciones para erradicarla. El modelo ecológico es útil para explicar no solo como se aprende socialmente la violencia sino también como se la desconoce a nivel social. La socialización diferencial de género a través de la cual los varones y mujeres son criados es un instrumento privilegiado de aprendizaje y naturalización de las relaciones desiguales de género. La diferencia de los géneros ha sido pensada desde una lógica atributiva (donde se equipara al varón con la humanidad en general y el otro género no es visto desde su especificidad sino que se construye en término negativo del hombre) binaria, (ya que figuran sólo dos valores de verdad: no existe hombre y mujer, sino hombre y no-hombre) y jerárquica (lo uno, el hombre, superior; lo otro, la mujer, inferior). Las instituciones como la iglesia, la escuela, la familia, el marco legal y la salud están configuradas por el modelo de dominación instalado por el Patriarcado. La familia patriarcal es considerada política y socialmente como aquella que sigue la norma, actuando como agente socializadora, encargada de la transmisión de valores, estereotipos, modelos, mitos y creencias que construye cada sociedad y que conforma la estructura dentro de la cual se desarrollan estos vínculos, afirmando a su vez una construcción social de subjetividades femenina y masculina.

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La escuela anda diciendo:

La familia anda diciendo:

El sistema de salud anda diciendo:

 Que el fútbol es algo de varones…  Que las chicas prefieren hacer una coreo en vez de jugar deportes…  Que si llevan calzas o ropa ajustada están provocando…  Que los que se pelean de chicos se casan de grandes…

 Si un compañerito te pegó en la escuela, defendete, ¡hacete hombre!  ¡Cómo vas a andar pegando, si sos una nena!  Las mujeres no dicen malas palabras, se sientan derechas y cierran bien las piernas…  Si salís con muchos chicos, sos una puta!

 Que si le gustó coger ahora se la tiene que aguantar…  Que si tiene muchos hijos y es pobre, mejor se ligue las trompas…  Que si no lo quiere tener es una asesina…


Mientras tanto la Iglesia anda diciendo:  Que el mejor método anticonceptivo es la abstinencia…  Que la finalidad del sexo dentro del matrimonio (entre un hombre y una mujer), es seguir el deseo de Dios y procrear nuevas vidas…  Que el amor es misericordioso: todo lo perdona y todo lo soporta…  Que la unión entre marido y mujer es hasta que la muerte los separe…  Que el placer es pecado…

Rocío Diestra

Con respecto a los mitos sobre la feminidad: surgen en la modernidad cuando las familias dejan de ser tanto una unidad productiva de bienes como reproductiva de las personas, para ser productivas del sistema. Y con ese propósito las mujeres van a ser las encarsistema gadas de realizar las tareas del hogar y el cuidado; pero para ello fue necesario instalar tres mitos muy entrelazados entre sí: el mito del amor romántico, el de la mujer = madre y el de la pasividad erótica. El mito del amor romántico se basa en la idealización de la pareja como garantía de la felicidad – príncipe azul – discurso heroico del amor romántico – media naranja, unión donde uno deja de ser dos para ser uno. Ideal de igualdad que contribuye a ignorar la desigualdad social en la entrega amorosa, ya que implica que las mujeres posterguen sus metas y proyectos personales por la entrega total al otro en nombre del amor.

Las canciones andan diciendo… Y amarte como yo lo haría, como un hombre a una mujer, tenerte como cosa mía y no podérmelo creer. Tan mía, mía, mía, mía que eres parte de mi piel, conocerte fue mi suerte, amarte es un placer mujer…

No vuelvas a ponerte otra vez el vestido rojo, no me responsabilizaré por los vidrios rotos.

Ese vestido te hace brillar y me vuelve loco.

Bruta, ciega, sordomuda. Torpe, traste y testaruda. Es todo lo que he sido, por ti me he convertido en una cosa que no hace otra cosa más que amarte. Pienso en ti día y noche y no sé cómo olvidarte…

LUIS MIGUEL

LUCIANO PEREYRA

SHAKIRA

Corta con esto ya, no va más, ya no lo soporto.

Todo lo di sin esperar, era feliz pudiendo amar. Cómo podré sobrevivir, sin su calor no se vivir… GILDA

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El mito de la mujer = madre madre, modalidad basada en la postergación de sí misma a favor de los demás, se estructura en tres discursos: la ilusión de la naturalidad maternidad (fenómeno de la naturaleza – instinto maternal), la ilusión de atemporalidad (desde siempre); y el mito “a menos hijos más mito” (con la familia nuclear tenían menos hijos pero le dedicaban su vida).

“Mi mamá todas las mañanas, con el café me viene a despertar, me trae el desayuno a la cama, no existe nadie como su mamá”.

El mito de la pasividad erótica está relacionado con la subjetivación de las mujeres como objeto de amor de otro que está en lugar de sujeto. Este mito condena a las mujeres a sentir su cuerpo como ajeno, a no tomarlo como propio, al no tener registro de sus deseos, no buscar sus placeres. La pasividad erótica está intrínsecamente relacionada con uno de los pilares de la subjetividad femenina: ser para otro.

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Luego “Mujeres del Oeste”, avanza sobre la subjetividad masculina y cómo la modernidad ha determinado que se asocia con los valores de la inteligencia, el poder y la eficacia, y que los varones tienen potencialidad de “ser para sí” y transitan sus vidas bañados de privilegios. Entre varones se dan 4 tipos de relaciones:  Hegemonía – idea de dominio sobre las mujeres (estarían hermanados en el hecho de subordinar mujeres)  Dominación entre hombres – varones heterosexuales sobre homosexuales.  Complicidad – si bien hay hombres que no ejercen hegemonía comprenden a los que sí la ejercen.  Marginación – relación entre masculinidades de distintas clases sociales, en esta se trata de hacer sentir que los varones de clases sociales discriminadas tienen el mismo poder que los de la clase dominante.

Para prevenir la violencia es necesario revisar las nociones de los que es “ser varón” y es “ser mujer” para esta sociedad patriarcal y cómo se transmiten desde el nacimiento, en cada cuento, en cada juego, en cada palabra, en cada gesto estos modelos que facilitan la violencia sobre las mujeres. En esta búsqueda de cambios socioculturales es fundamental abrir espacios de discusión y encuentro, para que las mujeres también podamos de construir el modelo hegemónico de subjetividad femenina.

La Cope

El colectivo varón a través de su socialización interiorizan valores de ideales y obligaciones, generando que sus vidas estén marcadas por el control de sí y los demás. Estas estructuras y dinámicas sociales hacen que las mujeres sean las personas que más sufren violencia dentro y fuera del ámbito familiar.

Ahora que hemos aprendido que la violencia es un problema social que denuncia la estructura patriarcal de nuestras sociedades, echemos un vistazo a qué tipo de violencias existen o son identificadas actualmente…

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Violencias existentes según la Ley 26.485

Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato o agresión que afecte su integridad física. Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento. Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres. Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de la perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes, pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales. Además la ley señala que según las formas que se manifieste en los distintos ámbitos las modalidades de la violencia son: son Violencia doméstica: Aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia; Violencia institucional: Aquella realizada por las/los funcionarias/ os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil; Violencia laboral: Aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, 10


exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral; Violencia contra la libertad reproductiva: Aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable; Violencia obstétrica: Aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929. Violencia mediática: Aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres. Si querés seguir profundizando te proponemos que te acerques a la cartilla de mini juegos desarrollada por la Campaña Nacional contra las violencias hacia las mujeres:

Descargala aquí: http://cajondeherramientas.com.ar/index.php/ 2015/06/17/cartilla-sobre-violencia-de-genero/

Ahora que conocemos los diferentes tipos de violencias les proponemos tomar unos fragmentos que trabajan el concepto de “Feminicidio” como una forma de uso de la violencia extrema. Veamos qué nos dice Marcela Lagarde…

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¿Qué es el feminicidio? Marcela Lagarde La traducción de femicide es femicidio. Sin embargo, traduje femicide como feminicidio y así la he difundido. En castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa homicidio de mujeres. Por eso, para diferenciarlo, preferí la voz feminicidio y denominar así al conjunto de violaciones a los derechos humanos de las mujeres que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres y que, estos fuesen identificados como crímenes de lesa humanidad. El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados violentos contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de niñas y mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra niñas y mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos –en ocasiones violadores–, y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, ex parejas parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres. Para que se dé el feminicidio concurren, de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión parcial o total de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Su ceguera de género o sus prejuicios sexistas y misóginos sobre las mujeres. Hay condiciones para el feminicidio cuando el Estado no da las suficientes garantías a las niñas y las mujeres y no crea condiciones de seguridad que garanticen sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento.

La violencia feminicida Todas las mujeres vivimos formas de violencia de género en el curso de nuestras vidas, y muchas mujeres vivimos además, violencia de clase, racista, religiosa, judicial, jurídica, política o cultural. Es evidente 12


la simultaneidad y el cruce de diversas formas de violencia ligadas a diversas formas de opresión social. Todas las mujeres vivimos formas de violación de nuestros derechos humanos derivadas de la subalternidad social y la subordinación política de género que nos abarcan como género, la violencia es una de ellas. Consideramos que es en ese marco en el que debe ser explicado el feminicidio. Así, la violencia contra las niñas y las mujeres fue reconocida en su especificidad, enmarcada en las relaciones políticas de género entre mujeres y hombres, así como en las relaciones de clase, etnia y edad, y fue ligada a la complejidad de la condición social, la situación vital y la posición de las mujeres. La violencia contra las mujeres es grave, es compleja y multifactorial. Se debe a la articulación sinérgica de un conjunto de determinaciones basadas en la dominación y en el sexo. La violencia de género articulada a la violencia inherente al clasismo, al racismo, a la discriminación étnica, así como cualquier sectarismo, son una realidad constante para las mujeres de todas las edades, las clases sociales, los grupos socioeconómicos, las regiones. Sin embargo, la violencia imperante se recrudece en condiciones de menor desarrollo social de las mujeres. La violencia feminicida es el extremo, es la culminación de múltiples formas de violencia de género contra las mujeres que atentan contra sus derechos humanos y las conducen a variadas formas de muerte violenta, y son toleradas por la sociedad y el Estado. La violencia feminicida se produce por la organización social genérica patriarcal, jerárquica, de supremacía e inferioridad. Contribuye a la violencia feminicida la impunidad derivada de la inacción, insuficiencia o complicidad de instituciones del Estado con la desigualdad genérica y por ende con la violencia contra las niñas y las mujeres, lo que constituye violencia institucional de género por omisión, negligencia o complicidad de las autoridades. “La violencia feminicida florece bajo la hegemonía de una cultura patriarcal que legitima el despotismo, el autoritarismo y el trato cruel, sexista – machista, misógino, homófobo y lesbófobo– lesbófobo – , alimentado por el clasismo, el racismo, la xenofobia y otras formas de discriminación”.

Ahora les proponemos ampliar nuestra mirada y poder acercarnos a pensar las estructuras elementales de las violencias dentro de los territorios latinoamericanos, buscando profundizar nuestro análisis con los aportes de la antropóloga argentina Rita Segato para pensar la multidimensionalidad de la violencia como estructurante de nuestras sociedades contemporáneas, el desarrollo subjetivo de una pedagogía de la crueldad que atenta cotidianamente sobre nosotrxs y los nuevos escenarios bélicos donde el Capitalismo Patriarcal se despliega a través de la violencia extrema, la trata de personas, el narcotráfico y las mafias paraestatales.

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La guerra contra las mujeres Rita Segato Estamos frente a crímenes de guerra, de una nueva forma de la guerra. La violación y la tortura sexual de mujeres y, en algunos casos, de niños y jóvenes, son crímenes de guerra en el contexto de las nuevas formas de la conflictividad propios de un continente de paraestatalidad en expansión, ya que son formas de la violencia inherente e indisociable de la dimensión represiva del Estado contra los disidentes y contra los excluidos pobres y no-blancos; de la paraestatalidad propia del accionar bélico de las corporaciones militares privadas; y de la acción de los sicarios –constituidos por pandillas y maras– que actúan en las barriadas periféricas de las grandes ciudades latinoamericanas; y, posiblemente, en el contexto subterráneo de la interconexión entre todos ellos. Allí, la finalidad es otra, diferente a la de los crímenes ordinarios de género o crímenes de la intimidad, aunque los elementos centrales a la configuración de la estructura patriarcal permanecen y son determinantes como, por ejemplo, lo que he descrito como el mandato de violación emanado de la cofradía masculina en el horizonte mental del violador común (Segato, 2003), que acaba siendo análogo al mandato de la pandilla o corporación armada que ordena reducir, subordinar, masacrar moralmente mediante la violación sexual de la mujer asociada a la facción antagonista o al niño que no se deja reclutar o que desobedece. El cuerpo feminizado se ha convertido paulatinamente en territorio de disputa y de escritura de una matriz violenta y misógina, donde el patriarcado descarga su pedagogía de la crueldad. Es sobre nuestro cuerpo-territorio, donde se inscriben las políticas del de disciplinamiento, de normatividad, incluso de tortura. Es sobre nuestros cuerpos americanos donde el Patriarcado ha podido extender su violencia y su conquista a través de embarazados forzados, violaciones y también, a través de esterilizaciones forzadas como el caso de Perú, país hermano, donde durante la dictadura de Fujimori se realizaron 300 000 esterilizaciones forzadas de mujeres originarias. O más cerca de nuestras realidades urbanas, es sobre el cuerpo de las mujeres pobres, villeras y migrantes donde el sistema de salud patriarcal decide la ligazón de trompas sin darles aviso o la información necesaria para que ellas puedan decidir. Nuestrxs cuerpxs son parte esencial de esta lucha que brindamos contra los sistemas de opresión, ellxs son lxs que narran una historia común y también se rebelan contra adoctrinamiento y las violencias.

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Es necesario recordar y reafirmar que estos no son crímenes de motivación sexual, como los medios y las autoridades siempre insisten en decir para privatizar y, de esa forma, banalizar este tipo de violencia ante el sentido común de la opinión pública, sino crímenes de guerra, de una guerra que debe ser urgentemente redefinida, analizada bajo una nueva luz y a partir de otros modelos, e incorporada con nuevas categorías jurídicas en el Derecho y, muy especialmente, en el Derecho Internacional, es decir, en el campo de los Derechos Humanos y de la Justicia Humanitaria. Evidentemente siempre hubo violencia contra las mujeres en las guerras clásicas entre Estados, pero desde el siglo XVIII, como mínimo, eso ha sido considerado como crimen de guerra por el cual la


penalidad ha sido usualmente la pena de muerte”, mientras que las guerras de las últimas dos décadas no demuestran ningún respeto por ningún tipo de instrumento o reglamento para la protección de mujeres y niños. Münkler destaca aquí la eficacia de la violación como instrumento de limpieza étnica de bajo costo: una forma de eliminación sin el costo de las bombas ni la reacción de los Estados vecinos. Los tres pasos de la disolución de un pueblo sin genocidio consisten en la ejecución pública de sus figuras prominentes, la destrucción de sus templos, construcciones sagradas y monumentos culturales, y la violación sistemática y el embarazo forzado de sus mujeres. Con esto, de forma eficaz y “económica” se sustituye la batalla de las guerras convencionales, por la masacre de las guerras contemporáneas.

En Argentina, en tiempos de dictadura, los centros clandestinos de detención poblaron el mapa nacional, y dentro de ellos la tortura y la violación fue el destino de nuestras compañeras, y también de nuestros compañeros. Durante mucho tiempo los juicios de lesa humanidad tomaron los relatos del cautiverio sin hablar de las violaciones y vejaciones sexuales que eran cometidas allí dentro. Nosotras nos preguntamos ¿por qué? De alguna manera, los militares utilizaban estas prácticas como mensaje de subordinación y desmoralización. Violar a la compañeras frente de sus compañeros, o violar a los compañeros buscando “vulnerar su hombría” (símbolo de poder); era un mecanismo de doblegación sistemático dentro de los centros clandestinos, una práctica útil y sostenida para destruir el tejido solidario entre detenidxs y poner en duda la “lealtad de las compañeras”, que en muchos casos fueron señaladas como culpables o “colaboracionistas” de los militares, aludiendo las violaciones que los mismos infringían sobre ellas como si dentro de dichos contextos hubiera algún tipo de libertad de elección/acción. Tampoco debemos perder de vista que la dictadura argentina tuvo un propio lineamiento sobre lxs negrxs, migrantes, y judíos, desatando su violencia de manera particularizada a modo de limpieza racial, religiosa y étnica. A su vez, destacamos que por más de 10 años fue totalmente invisibilizado el trato particularmente cruel que sufrieron los homosexuales y otras identidades no hegemónicas, que incluso al día de hoy no figuran en el “Nunca Más” de CONADEP. Si querés saber más podés consultar el libro: “Putas y guerrilleras” de Miriam Lewin y Olga Wornat.

Münkler también menciona la emasculación y humillación que retiran la asertividad de los vencidos por no poder proteger a “sus” mujeres, lo que torna evidente que se trata de un ataque dirigido al enemigo “por medio de la violencia infligida en el cuerpo de la mujer” y ya no, como antes, “golpeando los órganos de poder del Estado”. Y por el hecho de que esa práctica se ha extendido hoy en sociedades en las que la violación raramente ocurría anteriormente, Münkler considera posible afirmar que se trata de una violencia calculada y premeditada que forma parte de una estrategia militar, y que es independiente de los patrones tradicionales de comportamiento. Es decir, no se trata de una “costumbre” que se abre camino en la escena bélica, sino de un comportamiento militar planificado. En consecuencia, una “sexualización extensiva de la violencia es observable en prácticamente todas las nuevas guerras”.

Mafialización de la política La violencia urbana, especialmente en las ciudades latinoamericanas, diseña escenarios bélicos difusos y en franca expansión, vinculados estrechamente a la informalización de la economía y al aumento vertiginoso del capital no declarado. Su contraparte es la exacerbación de la naturaleza dual del Estado, que podríamos describir también como para-estatalización del Estado. El modelo que propongo parte de considerar que una interminable serie de negocios ilícitos producen sumas masivas de capital no declarado. Estos negocios son de muchos tipos: contrabandos diversos como el narcotráfico y las armas; el tráfico consentido y la trata engañosa de adultos y de niños; el tráfico de órganos; y el tráfico de una cantidad inmensa de bienes de consumo legal que ingresan desde el exterior, incluyendo bebidas alcohólicas, drogas lícitas y partes de aparatos electrónicos, entre muchos otros produc15


tos que pasan a venderse en el comercio legal. También por el contrabando hacia el exterior de minerales estratégicos, piedras preciosas, maderas y hasta animales exóticos. Aquí también suma mucho dinero la explotación de la prostitución en reductos francamente concentracionarios, donde se somete especialmente, pero no exclusivamente, a las mujeres al trabajo sexual esclavo. Otras fuentes de ese gran lago de capital sumergido, subterráneo, no declarado, son las casas de juego, los casinos, públicos o clandestinos, en los que es muy difícil medir los dineros que por allí circulan. No podemos entender la violencia como nos la presentan los medios, es decir, como dispersa, esporádica y anómala. Tenemos que percibir la sistematicidad de esta gigantesca estructura que vincula elementos aparentemente muy distantes de la sociedad y atrapa a la propia democracia representativa. Tendemos a buscar, de forma casi automática y guiados por una racionalidad instrumental, los fines de la violencia de baja inteligibilidad de la que tenemos noticia, como es la violencia de género en las situaciones bélicas. Indagamos la dimensión instrumental de la violencia. Nos preguntamos “para qué”, cuando deberíamos, como ya he argumentado anteriormente, rastrear en estos crímenes la dimensión expresiva. “Toda violencia tiene una dimensión instrumental y otra expresiva. En la violencia sexual, la expresiva es predominante. La violación, toda violación, no es una anomalía de un sujeto solitario, es un mensaje de poder y apropiación pronunciado en sociedad. La finalidad de esa crueldad no es instrumental. Esos cuerpos vulnerables en el nuevo escenario bélico no están siendo forzados para la entrega de un servicio, sino que hay una estrategia dirigida a algo mucho más central, una pedagogía de la crueldad en torno a la cual gravita todo el edificio del poder”. Enseñar la mirada exterior con relación a la naturaleza y a los cuerpos; producirse como seres externos a la vida, para desde esa exterioridad dominar, colonizar, expoliar y rapiñar es un elemento central en el entrenamiento militar que se ha exacerbado en las guerras del presente. Si la violación a varones, por otro lado, es la feminización de sus cuerpos, su desplazamiento a la posición femenina, la violación de las mujeres es también su destitución y condena a la posición femenina, su clausura en esa posición como destino, el destino del cuerpo victimizado, reducido, sometido. La pedagogía de feminidad como sometimiento se reproduce allí. Cuando se viola tanto a una mujer como a un hombre, la intención es su feminización como marca definitiva e indeleble, y ese acto, a su vez, establece de forma inapelable la imposibilidad de escapar de la matriz heterosexual como fundamento y primera lección de todas las otras formas de relación de dominación. (…) A partir de estas consideraciones, entonces, es posible afirmar que si bien todas las agresiones de género y los feminicidios obedecen a un orden cuyo patrón se establece en la época temprana de la vida, en el medio familiar, y atraviesa toda la vida social al organizarla según una estructura patriarcal que ordena el campo simbólico y orienta los afectos y valores, hay, asimismo, un tipo particular de violencia de género que involucra necesariamente tratamiento cruel y letalidad, y que se separa y obtiene especificidad. Si toda la violencia de género es estructural, y cobra vidas en números próximos a un genocidio sistemático y en una multiplicidad de escenarios, es indispensable, para los fines de las estrategias de lucha contra la victimización de las mujeres, es decir, para poder investigar y desarticular los agentes perpetradores del daño, entender que hay un tipo de violencia de género que se genera y transita por escenarios absolutamente impersonales. 16


En otras palabras, aunque todos los feminicidios obedecen a un dispositivo de género y resultan del carácter violentogénico de la estructura patriarcal, el fin de la impunidad depende de una tipificación rigurosa, que trascienda en mucho la mera utilización del nombre “feminicidio” y que sea capaz de discriminar por lo menos dos tipos amplios o grandes clases dentro de esta clasificación general, a partir de la consideración del móvil inmediato que los desencadena o gatilla: aquellos que pueden ser referidos a motivaciones de orden personal o interpersonal –crímenes interpersonales, domésticos y de agresores seriales–, y aquellos de carácter francamente impersonal, que no pueden ser referidos al fuero íntimo como desencadenante y en cuya mira se encuentra la categoría mujer, como genus, o las mujeres de un cierto tipo racial, étnico o social, en particular –mujeres asociadas a la corporación armada antagónica, mujeres de la otra vecindad, mujeres del grupo tribal antagónico, mujeres en general como en la trata. A este tipo de feminicidios, sugiero llamar “femi-geno-cidios ya que se aproximan en sus dimensiones a la categoría “genocidio” por sus agresiones a mujeres con intención de letalidad y deterioro físico en contextos de impersonalidad, en las cuales los agresores son un colectivo organizado o, mejor dicho, son agresores porque forman parte de un colectivo o corporación y actúan mancomunadamente, y las víctimas también son víctimas porque pertenecen a un colectivo en el sentido de una categoría social, en este caso, de género.

La obra Zapatos Rojos, de Elina Chauvet, fue expuesta por primera vez en Ciudad Juárez (México) en 2009. Su propósito fue indagar en las relaciones de poder, la agresión, el silencio. Los zapatos simbolizan la ausencia y el color rojo la violencia.

Nacho Yuchark

Ámbar Barrera

La intervención ar s ca Femicidio es Genocidio fue llevada a cabo por la Fuerza Ar s ca de Choque Comunica vo (FACC) en Buenos Aires, en mayo del 2017 para denunciar que en Argen na muere una mujer cada 25 hs. a manos de la violencia machista y reclamar medidas por parte del Estado.

Ahora te proponemos que te juntes con otrxs y trabajen colectivamente esta propuesta de taller. Las violencias las combatimos entre todxs, que no se quede nadie afuera…

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“Que el amor valga la alegría y no la pena”

Amanda Niday

Los cuentos, las historias de príncipes y princesas, los juegos en casa, en la escuela: ¿cuánto marcan y dirigen a veces implícitamente, y a veces expuestamente; como nos relacionamos sexo afectivamente, historia que nos atraviesan y sedimentan lógicas y normalizan sentires que se cuelan en las profundidades de los vínculos que generamos con nuestras parejas? Las feministas sabemos que estos cuentos calan bien hondo, mitifican nuestras construcciones identitarias y nos enseñan haciéndonos construir y reproducir relaciones donde el amor está unido a una entrega incondicional, la búsqueda de la media naranja, el instinto maternal, la espera de una salvación externa… Y nosotras, como siempre, representadas y educadas como Rapunseles pasivas en nuestros balcones, o Bellas Durmientes hechizadas… Sin embargo hay otras historias menos espectaculares que hablan de otras mujeres, negras, multicolores que se rebelaron con la fuerza de la naturaleza que las rodeaba y que los ríos también se levantaron y difundieron ese grito, un solo grito por amor a la vida! Cerrá los ojos y escucha con atención las siguientes preguntas: ¿Qué cuentos te acordás de tu infancias? Pensemos en las mujeres de esos cuentos: ¿Cómo eran? ¿Cómo se las describe? ¿Qué rol tienen? ¿Cómo se llevaban con otras mujeres, si las había? ¿Cuáles eran sus vínculos? ¿Y con los varones? ¿Había otras identidades? ¿Había roles llamados “buenos” y “malos”? ¿En qué se basaba esa diferenciación? ¿Qué tendrá que ver el sapo que se convierte en príncipe en el cuento, o el beso sin consentimiento que “salva” a Blancanieves con que desaparezca o maten o violen a una de nuestras pibas cada 18hs? Ahora abrí los ojos y recorré el espacio donde hay frases dispuestas para que las leamos, las toquemos, y luego generemos un espacio para compartir, mate de por medio: impresiones, sentimientos, sensaciones, recuerdos…

 ¡Soy celoso porque me importás!  ¡No sabés ni elegir una película!  ¿Para qué vas a estudiar?  Si seguís así te voy a dejar.

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John Atkinson

 No uses la pollera tan corta, parecés una trola.


 Preferís a tus amigas antes que a mí.  No me gusta que te vayas, ¡sin vos me muero!  Los declaro marido y mujer… ¡hasta que la muerte los separe!  Estamos hechos el uno para el otro.  “No hay nadie como tú”.  No sos madre, no sos una mujer completa.  La amistad entre el hombre y la mujer no existe.  Se hace tu amigo porque te quiere coger.  No le tenes que contar a tus amigas que soy tan celoso  Pasame la contraseña de tu Facebook si no tenés nada que ocultar.  Mandame una foto del bar donde estas así veo que es verdad.  No se puede ser feliz sin pareja.  El amor verdadero lo perdona todo, lo aguanta todo.  El otro día estaba nervioso, no va a volver a pasar.  Los que se pelean, se aman.

Preguntate y preguntá  ¿Alguna vez una publicidad que viste te pareció violenta?  ¿Alguna vez reflexionaste sobre qué es el amor?  ¿Alguna vez después de bailar mucho una canción, escuchaste bien su letra y no te gustó?  ¿Alguna vez encaraste a una persona que te gustaba?  ¿Alguna vez te enamoraste?  ¿Alguna vez sentiste celos?  ¿Alguna vez te sentiste querida cuando te demostraron celos? Arroz con leche, yo quiero encontrarr a una compañera que quiera soñar. Que crea en sí misma, que salga a luchar har por conquistar su sueños de más libertad tad 19


Para un mejor amor Roque Dalton Nadie discute que el sexo

Porque cuando una mujer dice

es una categoría en el mundo de la pareja:

que el sexo es una categoría política

de ahí la ternura y sus ramas salvajes.

puede comenzar a dejar de ser mujer en sí

Nadie discute que el sexo es una categoría familiar: de ahí los hijos, las noches en común y los días divididos (él, buscando el pan el la calle, en las oficinas o en las fábricas; ella, en la retaguardia de los oficios domésticos, en la estrategia y la táctica de la cocina que permitan sobrevivir en la batalla común siquiera hasta el final del mes).

para convertirse en mujer para sí, constituir a la mujer en mujer a partir de su humanidad y no del sexo, saber que el desodorante mágico con sabor a limón y jabón que acaricia voluptuosamente su piel son fabricados por la misma empresa que fabrica el napalm, saber que las labores propias del hogar son las labores propias de la clase social a que pertenece ese hogar,

Nadie discute que el sexo es una categoría económica: basta mencionar la prostitución, las modas, las secciones de los diarios que sólo son para ella o sólo son para él. Donde empiezan los líos es a partir de que una mujer dice que el sexo es una categoría política. 20

que la diferencia de sexos brilla mucho mejor en la profunda noche amorosa cuando se conocen todos esos secretos que nos mantenían enmascarados y ajenos.


A modo de cierre y apertura, tomemos unos minutos para pensar y escribir frases de amor no hegemónico, ideas y estrategias individuales y colectivas para frenar la violencia, para generar nuevos vínculos y espacio afectivos afectivos.

Ojalá este cuadernillo motorice preguntas que se sostengan en encuentros grupales y personales; ojalá estas páginas ayuden a dar un salto hacia nuestra libertad, hacia nuestro autodescubrimiento, hacia otrxs que nos abracen y sostengan nuestro salto… Ojalá algún día logremos finalmente construir un mundo sin violencias de ningún tipo… Mientras tanto, este es nuestro aporte guerrero, lleno de amor a la vida…

Para armar este cuadernillo las Amaguañas usamos    

Antes del Primer Golpe: relatos y reflexiones acerca de una experiencia de capacitación y prevención de la violencia de género en el Conurbano Bonaerense, Morón, Mujeres al Oeste (2008). Antropología, feminismo y política: violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres mujeres. Marcela Lagarde (2005). La guerra contra las mujeres. Rita Segato (2016). Ley 26.485, “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales” – (Sancionada: 11/03/2009). 21


Este cuadernillo se terminรณ de imprimir en Buenos Aires, Argentina Octubre de 2017 en Impresiones Hermanadas y en Manada



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