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Aprendizajes

• El valor del sol y de la sombra.

• El valor de la solidaridad y la compañía para seguir adelante.

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• El valor del silencio para recordarme porque estaba haciendo el Camino.

• Recuerdos de mi pasado por un aroma, el olor a campo, una flor o un grupo de vacas.

• Mis padres presentes todo el tiempo.

• El amor y cuidado de los otros miembros del Grupo.

• La sonrisa de caminantes desconocidos de diferentes partes del mundo que me deseaban “buen camino”.

• Felicidad y paz total.

• Unos paisajes maravillosos que llenaron el alma.

• Un grupo de amigos espectacular, algunos nuevos en mi camino, pero cómo si los hubiera conocido hace muchos años.

• Descanso mental.

•¡Que hay que arriesgarse y siempre confiar en que sí podemos!

• Tenemos que cuidar y ejercitar nuestro cuerpo, que es el vehículo que nos permite transitar por la vida disfrutándola.

• Como en el camino de la vida, nadie puede caminar tu camino. Es solamente tuyo. La forma en que decidas caminarlo, el paso, el tiempo son decisiones tuyas de nadie más.

• Ejercitar la confianza en nuestra intuición.

• A quién elijo para caminar conmigo también es importante.

• Nunca debemos desaprovechar la oportunidad de compartir, de hablar, de profundizar en nuestra relación con los amigos. Siempre hay que sacar tiempo para esto.

• Dejar que lo negativo pase de largo sin afectarnos.

• No concentrarnos en las dificultades y desafíos, sino buscar lo mejor de cada situación, levantar la mirada y contemplar todas las maravillas a nuestro alrededor para cambiar nuestra percepción y lograr el aliento necesario para seguir.

• Nunca olvidarnos de agradecer a Dios por su generosidad.

• Como todo en la vida necesitamos regar, alimentar nuestras relaciones, nuestra espiritualidad y qué mejor manera que en medio de la naturaleza y la contemplación de ella.

• Que debemos aprender a caminar ligeros de equipaje para disfrutar más el camino, dejando ir las cosas innecesarias, los apegos, el miedo y abrir el corazón a los desafíos, a la aventura, a las cosas nuevas, a recibir y a confiar.

Crea tu propio camino, ese espacio sagrado que te lleve a estados de interiorización. No esperes viajar a aquellos bosques ancestrales, busca a tu alrededor, establece tu destino y camina periódicamente meditando.

Revisa tus emociones, tus pensamientos, tus situaciones, en estado de relajación y con el abrazo del Camino de tu vida.

Cuando se presenten subidas que tienes que escalar en el camino, relájate y recuerda: pasito a pasito alcanzarás la cima.