El material cerámico de construcción de la villa y necrópolis de Toralla

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Carmen Fernández Ochoa, Virginia García-Entero y Fernando Gil Sendino (eds.): Las villae tardorromanas en el occidente del Imperio: arquitectura y función. IV Coloquio Internacional de Arqueología en Gijón

El material cerámico de construcción de la villa y necrópolis de Toralla: tipología y usos [pp. 755-766] Santiago Vieito Covela, Fermín Pérez Losada y Adolfo Fernández Fernández (Universidad de Vigo)

Resumen Se presentan los resultados preliminares del estudio de los materiales cerámicos de construcción (2027 fragmentos) de la villa romana de Toralla (Oia, Vigo), avanzándose interesantes conclusiones sobre grupos productivos, aspectos tipométricos (módulos, entalles, pestañas) y marcas identificadas (digitaciones funcionales, firmas de alfarero, huellas de animales). También se analizan los diversos usos de tejas y ladrillos en el yacimiento, planteándose varias hipótesis sobre la conformación de la cubierta o la estructura constructiva del edificio. Finalmente, se avanzan los resultados del cotejo del material de la villa con varias piezas de la necrópolis que tradicionalmente le ha sido asociada.

Summary This paper presents the preliminary results of the study of ceramic building material (2027 pieces) of Toralla roman villa (Oia, Vigo), providing interesting conclusions about fabric groups, typometric aspects (size, cut-aways, flanges) and markings (functional fingering, potter signatures, traces of animals). It also analyse the various uses of tiles and briks at the site, considering several hypothesis about roofing or structure of the buildings. Finally, it presents the results of the comparison of material from the villa with several pieces of the necropolis which traditionally has been associated.


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Las villae tardorromanas en el occidente del Imperio: arquitectura y función

El material cerámico de construcción de la villa y necrópolis de Toralla: tipología y usos Santiago Vieito Covela, Fermín Pérez Losada y Adolfo Fernández Fernández (Universidad de Vigo)

introducción

La villa de Toralla se encuentra enclavada en un pequeño cabo costero situado frente a la isla homónima, entre las playas de O Vao y Canido, en pleno centro de la ría de Vigo (Galicia). A partir del año 2002 y gracias a un proyecto de i + d + i llevado a cabo por la Universidad (Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Vigo [lauv]) encargado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Vigo, ha sido intensamente excavada e investigada. Los trabajos recientes de excavación —campañas 2002, 2003 y 2006— han permitido completar las intervenciones llevadas a cabo en los años noventa —campañas 1992 y 1993—, obteniéndose como resultado la exhumación de la totalidad del edificio principal de la villa —sin duda la villa urbana asociada al dominus y su familia—, así como el descubrimiento parcial de otra edificación residencial secundaria —posiblemente la vivienda del personal de servicio—, además de una parte considerable del sector rústico, formado una gran salina y otras estructuras constructivas asociadas (sector Mirambell). Los resultados preliminares de estos trabajos pueden ser consultados en Pérez Losada, Vieito Covela y Fernández Fernández (2005) y Pérez Lo-

sada, Vieito Covela y Fernández Fernández (en prensa), así como en estas mismas actas bajo el título «Toralla y las villas marítimas de la Gallaecia atlántica».

definición de la muestra y criterios metodológicos

El estudio se llevó a cabo sobre un total de 2027 fragmentos de material latericio procedentes de las seis intervenciones arqueológicas que se han llevado a cabo en el yacimiento. Dentro de este conjunto cabe diferenciar tres grupos: los ejemplares recuperados en las tres últimas campañas (1367), los depositados en el Museo Municipal Quiñones de León de Vigo (358) y aquellos procedentes de la exhumación de los reenterramientos controlados llevados a cabo en las campañas de los años noventa (302). Así, si las procedentes de los dos primeros grupos encuentran perfectamente documentada su procedencia, el deterioro sufrido en los embalajes de propileno en que fueron depositados los materiales del último conjunto imposibilitan llevar a cabo, tan siquiera, un intento de contextualización. De este modo, se incluyen únicamente los individuos de este último


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Fig. 1. Localización y distribución de la muestra en el yacimiento.

conjunto que poseen algún tipo de elemento reseñable (marcas, pisadas, pestañas o engarces característicos, etcétera). Al margen de los tipos concretos de material, existen una serie de parámetros

que fueron objeto de estudio en todas las piezas. Tomando como punto de partida los trabajos de Gerard Brodribb (1987), Alejandro Bermúdez (1982-1983a y b) y Fermín Pérez Losada (1992), se procedió


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a establecer un protocolo de registro adaptado a las condiciones específicas de la muestra. De este modo, se registraron las principales características de pasta —color, porosidad, desgrasantes/fundentes,1 etcétera—, así como las dimensiones generales de cada pieza y los posibles fragmentos superficiales. Para la tegula se consignaron, asimismo, los tipos y medidas de reborde y engarces —este parámetro también se registró en ladrillos—. Finalmente, se extrajeron calcos y fotografías de todos los ejemplares con algún tipo de marca en superficie. Estos aspectos se vieron completados con otro tipo de pruebas, tales como tests de porosidad/permeabilidad, fluorescencia y difracción de rayos equis.2 No obstante, la variedad y abundancia de la muestra, así como la complejidad interpretativa de la misma, dejan abiertas las puertas a múltiples y muy variadas pruebas que esperamos poder realizar en un futuro próximo. 1  Partiendo de la definición de desgrasantes o ele­mentos magros como cualquier aditivo añadido a la arcilla con el fin de reducir su plasticidad, aumentar la porosidad y facilitar el secado (cuarzos, pizarras, cerámicas molidas, arcillas silíceas, etcétera) y «fundentes» como el elemento aportado para incrementar la cohesión de la pasta con el incremento de temperatura (feldespatos, cal, mica, fosfatos, fritas molidas, vidrios pulverizados, arcillas fundentes, calcáreas y ferrosas), y teniendo en cuenta que consideramos que no es posible hacer una diferenciación entre los que están presentes en la arcilla base y cuáles son fruto de adiciones intencionadas durante la manufactura de la pieza, no creemos que se pueda discriminar un término a favor de otro, incluyéndose en el estudio de manera agrupada. 2  Las pruebas fueron llevadas a cabo en el Centro de Apoyo Científico-Tecnológico a la Investigación (cacti) de la Universidad de Vigo por Jorge Millos Alfeirán.

clasificación y tipología

Con base en el estudio de pasta antes indicado, se definen cuatro grupos productivos principales dentro de la muestra considerada (1725 ejemplares), con las siguientes características: — Grupo A: pasta anaranjada, Pantone® 157-Cailleaux M-40. Constituye la muestra más abundante de todo el yacimiento con el 69 % (1194) de los individuos analizados. Presenta desgrasantes/fundentes de gran tamaño con pasta relativamente poco depurada. La cocción se muestra regular, presentando al corte homogeneidad cromática. Moderadamente friable, con tendencia a la porosidad. Los análisis de laboratorio arrojan temperaturas de cocción entre los 900 y los 1000º. — Grupo B: pasta rosa tenue, Pantone® 4685-Cailleaux L-51. Representa el 16 % del total de fragmentos estudiados (272); segundo grupo tipológico en abundancia, no presenta variedades tonales sustanciales. Sin lugar a dudas, los ejemplares de este grupo presentan las pastas más groseras, con desgrasantes/ fundentes de tamaño considerable y porosidad elevada. En el corte se aprecian importantes diferencias cromáticas, con composición tricolor indicativa de cocción defectuosa —anaranjado/grisáceo en el centro con degradado progresivo hacia la superficie, hasta alcanzar prácticamente el blanco—. La temperatura de cocción para este conjunto estaría situada entre los 550 y los 750º. — Grupo C: rojo oscuro, Pantone® 174Cailleux P-11. Supone el 10 % del total analizado (174). Pasta muy bien decan-


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Fig. 2. A) grupos principales definidos a partir del estudio de pasta; B) principales medidas generales para ladrillos; C) grosores medios para tegula; D) grosores medios para imbrex; E) marcas sobre tegula y ladrillo: i-ix: marca 1; x-xii: marca 2; xiii-xxvii: otras digitaciones; xxviii-xxxii: huellas de animal.


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tada en relación a los demás tipos del yacimiento. Desgrasantes/fundentes menudos aunque abundantes. Fractura limpia y angulosa, no apreciándose variaciones cromáticas reseñables. Presenta, a diferencia de los demás grupos, abundancia de óxido de hierro. Los difractogramas establecen temperaturas de cocción superiores a los 1000º. — Grupo D: marrón, Pantone® 876-Cailleaux P-55. Esta es la muestra menos abundante, con el 5 % de ejemplares (85) sobre el total. Pasta moderadamente depurada con desgrasantes/fundentes de tamaño medio. Porosidad media y color al corte homogéneo. Temperatura de cocción entre 400 y 500º.

Tipometría

— Tegula: dentro de este grupo son los tipos A y C los que más se aproximan a una modulación clásica (54 x 42 cm), presentando el B las medidas más alejadas del estándar romano. Aun así, las diferencias máximas nunca superan los 80 mm en ejemplares concretos, con lo que podemos atribuir estas disparidades a desviaciones en el proceso productivo —compresión por evaporación, deformación durante la cocción y/o el secado, etcétera—. De este modo, los individuos de los conjuntos A y C presentan un arco métrico que oscila entre los 574 x 366 y los 437 x 378 mm. En el grupo B las dimensiones varían entre los 526 x 395 y los 518 x 386, similares a las recogidas en el conjunto D (media de 536 x 370 mm). — Imbrex: presenta menor grado de variación —entre 530 x 190 y 430 x 179

mm—, si bien el número de ejemplares estudiado con alguna de sus dimensiones completa no puede ser considerado significativo. — Later: registra un amplio arco de dimensiones. Partiendo de una categorización según módulos clásicos podemos establecer los siguientes tipos: • Bessalis. Es uno de los tipos más y mejor documentados, casi siempre asociados a las pilae del hipocausto. Junto a las medidas clásicas (tomamos como medida referencial la cuadrada de 2/3 de pie3 —20 x 20 cm—) de las que en Toralla encontramos amplia representación (53 %), también documentamos un módulo ligeramente menor (18 x 18 cm) cuya abundancia no es despreciable (35 %). Asimismo, se han recogido también ejemplares de un tipo aún más pequeño (14 x 14 cm), siempre asociados al grupo A (12 %), calificable por sus dimensiones como semipedalis, esto es, de ½ pie de lado. • Pedalis. Los ejemplares documentados se adaptan bien al módulo cuadrado canónico de 29,5 cm, con pequeñas variaciones que nunca superan los 30 mm de diferencia. También se constata con cierta frecuencia la presencia de un módulo algo menor —entre 24 y 27 cm de lado—, modelo ya referenciado en otros yacimientos galaicorromanos (Pérez Losada, 1992). Los ladrillos de entalle, más 3  «[…] se alzaran unos pilares de ladrillo de ocho pulgadas, de modo que puedan ponerse encima ladrillos de dos pies en cuadro […]» Vitrubio: Los diez libros de arquitectura, trad. de J. Oliver Domingo, Madrid, 2006, p. 103.


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abajo citados, por lo general se encuadran en esta modulación. • Lydium. Los pocos ejemplares completos documentados de este ladrillo rectangular no varían mucho con respecto a la modulación clásica de 1 x 1,5 pies.4 Las piezas fragmentarias, de las que solo conocemos una dimensión, son más abundantes, resultando imposible atribuirlas al modelo lydium o al sesquipedalis (1,5 x 1,5 pies). • Bipedalis. Tan solo un ejemplar íntegro de los encontrados en el yacimiento se puede identificar con claridad con este tipo de ladrillo, si bien el formato rectangular de la pieza (58,5 x 48 cm) se desvía un tanto del módulo cuadrado ideal de 59,1 cm de lado. • Otras modulaciones. Se documenta la presencia de un ladrillo rectangular (media de 29 x 16 cm, esto es, 1 x 0,5 pies —muy delgado, ca. 3 cm—), utilizado como loseta de pavimentación de una de las cámaras de hipocausto. Este modelo está bien testimoniado en otros yacimientos hispanorromanos tardíos tales como El Tolmo de Minateda (Cánovas Guillén, 2005).

Entalles y pestañas

— Tégula: predomina el entalle inferior universal hecho a molde frente a los entalles mixtos u ocultos, en no pocas oca4

«[…] el que los griegos llaman “ladrillo de Lidia”, que es el que utilizamos nosotros, con una longitud de pie y medio y una anchura de un pie», Vitrubio: Los diez libros de arquitectura, o. cit., p. 103.

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siones realizados mediante percusión poscocción. Los entalles superiores siempre son precocción y de factura manual. Resultan significativas las medidas relativas a las longitudes de los entalles superior e inferior y aquellas que hacen referencia a la profundidad del encabalgamiento, esto es, la altura del extremo superior de la pestaña y la profundidad del engarce inferior. Así, dentro del primer conjunto, encontramos longitudes medias que oscilan entre los 58 y los 64 mm, con máximas de 89 y mínimas de 22 —aunque cabe reseñar que este último grupo de medidas es anecdótico y atribuible a reformas posteriores de la pieza con la finalidad de facilitar una inserción de reparación. Estas dimensiones nos dan una superficie media de encabalgamiento de 124 mm. Este elemento es indicativo para los cálculos de inclinación de cubierta, para el que también es necesario tener en cuenta las medidas de profundidad del entalle. — Later: los entalles presentan aquí un mayor grado de homogeneidad. Tanto inferiores como superiores, las marcas presentan medidas que fluctúan entre los 33 y los 48 mm de profundidad, manteniendo una relativa correspondencia entre el grosor de la pieza y la medida del entalle reforzándose, de este modo, el esquema teórico para la utilización de ladrillos engarzados propuesto por Norman Davey (1961).

Marcas

Diferenciamos entre las realizadas ex profeso, es decir, con algún tipo de inten-


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cionalidad estética, funcional o de control de producción, y aquellas consecuencia de algún acontecimiento fortuito. Así, en el primer conjunto incluiremos las marcas —digitales o instrumentales— atribuibles al alfarero, mientras que en el segundo grupo será el conformado por las pisadas animales de cualquier tipo.

Marcas de alfarero

— Funcionales/fábrica: las digitaciones longitudinales en la base de la pestaña de la tégula, testimoniadas en todos los ejemplares estudiados, son un buen ejemplo de marca funcional relacionada con el proceso productivo, consecuencia directa de la remodelación manual del reborde llevada a cabo por el artesano para eliminar las rebabas del rasado. También deben ser de índole utilitaria —conseguir una superficie rugosa que mejore la adherencia al mortero— muchas marcas digitales, incisas o peinadas presentes en los ladrillos (Vidal Caeiro, 2003, y Bendala Galán, 1992), práctica no excesivamente extendida en Toralla (solamente 18 ejemplares), dado que entendemos que al menos en otros 13 ejemplares se trataría mas bien de «sellos»/firmas de artesano. Tampoco son especialmente abundantes (20 ejemplares) las combinaciones digitales semicirculares o ultrasemicirculares ubicadas en la mitad inferior de la tégula, un tipo de marca especialmente común y repetida por todo el orbe romano. Interpretamos que deben relacionarse igualmente con el proceso productivo,

bien sean marcas contables (recuento de lotes) o bien marcas de control de calidad del producto (Veiga Ferreira, 1969, y Brodribb, 1987). — «Sellos»/firmas. Constatamos la presencia de este tipo de marcas en 129 ejemplares (13 de ellos later), identificándose quizá alrededor de cincuenta firmas individualizadas. La mayoría son signos abstractos simples —motivos en zigzag, semicircunferencias achatadas e invertidas, trazos que semejan una P mayúscula, etcétera—, pero también hay casos de signos mas complejos que quizá incluyan caracteres alfabetiformes. Dentro de este grupo destacan, por volumen de ejemplares, dos marcas concretas: • Marca 1: digitación, normalmente de cuatro trazos, compuesta por un cuadrante de circunferencia y una especie de lambda invertida dispuestos sobre una S tumbada. Con pequeñas variaciones, esta marca se repite de forma reconocible en nada menos que 33 ejemplares. • Marca 2: digitación de dos o tres trazos formada por una D y una O mayúsculas, esta última rematada en su parte superior por un trazo horizontal. Se constata en 14 ejemplares, aunque infelizmente en ninguno de ellos se ha conservado completa. Estas marcas se interpretan generalmente como firmas de artesano, probablemente identificativas de los operarios que trabajan en la tejería o tejerías que surten a Toralla (Neves dos Santos, 1962, Veiga Ferreira, 1969 y Brodribb, 1987).


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Fig. 3. A) derrumbe latericio; B) hipocausto; C-D) material cerámico reaprovechado en dos de los hogares de la villa; F) huella de cánido sobre fragmento de ladrillo; G) bessalis.

Huellas de animales

En 44 ejemplares (ocho de ellos ladrillos) se constatan pisadas de animales domésticos, producidas por el tránsito de los mismos sobre la teja fresca dispuesta sobre el suelo durante el proceso de secado al aire.

En este conjunto predominan las pisadas de carnívoros, con cánidos de gran tamaño en primera posición (14 ejemplares) seguidos por los félidos (12 ejemplares). Del orden de los artiodáctilos encontramos ovicápridos y suidos de pequeño tamaño a partes iguales (siete ejemplares cada uno).


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Además de esta huellas de animales domésticos, encontramos otras tres piezas con marcas bien definidas de animales sin identificar: una pequeña huella tridáctila (tal vez un mamífero de la familia de los tálpidos), un abundante conjunto de pisadas de algún pequeño mamífero de pata almohadillada (quizá un pequeño mustélido) y varias huellas de ave de mediano tamaño.

usos

Obviamente, el uso principal y mayoritario de tégulas e ímbrices en Toralla es la cubrición de las diversas edificaciones, pero no el único. La utilización de tégulas con funciones constructivas se constata en el area del hipocausto, como cubierta de la canalización de desagüe del pórtico norte y, en menor medida, como superficie de combustión de hogares culinarios. Los ladrillos, por su parte, fueron empleados tanto en la construcción del hipocausto —area, pilae y capiteles bajo suspensura— como en la pavimentación y reparación de hogares, resultando probable que también formasen parte de bóvedas y arcos. Esta utilización se deduce de modo indirecto a partir de la relativa abundancia de ladrillos de entalle y otros tipos de lateres tanto en el ámbito del balneum (de probable cubierta abovedada) como en otras estancias, concentrados en los márgenes inmediatos de los muros y, especialmente, en el contorno de las soleras (puertas y ventanas posiblemente rematados en arcos latericios). Diversos fragmentos del material cerámico de construcción fueron igualmente utilizados para la fabricación de pesos de

telar y/o red y para tapones de grandes recipientes tipo dolio, testimoniados en diferentes puntos del yacimiento.

el material cerámico de la necrópolis

En 1913, durante las obras de cimentación de un muro en la cercana isla de Toralla, se localizan una serie de tumbas de forma trapezoidal, superpuestas en series de a tres, excavadas ese mismo año por el propietario de la finca, Martín Echegaray, bajo la supervisión del arqueólogo Eladio Oviedo Arce (Solá, 1913, y Álvarez Limeses, 1936). Hay referencias del hallazgo de tégulas, ladrillos, fíbulas, cerámicas, «medallas» y un stylus de bronce, pero actualmente solo se conservan dos tégulas y un ímbrice fragmentado depositados en el Museo Municipal Quiñones de León de Vigo. Infelizmente, estas piezas fueron sometidas a un inadecuado tratamiento de consolidación que ha dejado la pasta original oculta bajo una lechada plástica, lo cual impide realizar un análisis en profundidad. Estas tumbas tradicionalmente se han interpretado como el cementerio de los habitantes de la villa. El cotejo del material de ambos yacimientos denota que las tégulas de la necrópolis, si bien muestran unas dimensiones generales similares a las de la villa —variaciones de apenas ± 20 mm—, en cambio no presentan entalles en sus extremos superiores y, además, la disposición de sus pestañas, el color de la pasta y el acabado no se corresponden con ninguno de los tipos del asentamiento. Estos indicios permiten conjeturar que las tégulas de la necrópolis fueron elaboradas exclusivamente para esta función, que provienen de talleres distintos a los de


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la villa o bien que, incluso, ambos yacimientos no son coetáneos ni tienen relación entre sí.

conclusiones

A partir de las analíticas de laboratorio y de los estudios morfotipológicos, concluimos que la cerámica de construcción presente en Toralla procede de, al menos, dos lugares diferentes, en uno de las cuales identificamos, asimismo, de dos a tres tradiciones productivas diferenciadas. Estas posibles figlinae se deducen de los dos tipos de arcilla identificados, uno con elevada presencia de calcita (grupo B) frente al resto de grupos (A, C y D), donde la calcita es inexistente. Estudios geológicos y analíticas de laboratorio sobre vetas de materia prima en las proximidades del yacimiento podrían en el futuro ayudar a identificar estos talleres productores. Por otra parte, la conformación de los entalles y pestañas de las tégulas delata la presencia no tanto de moldes diferentes como de tres procesos individualizados de fabricación de las piezas (grupos A, C/D y B). Se ha podido matizar alguna de las hipótesis comúnmente admitidas sobre el proceso de producción de tégulas, como por ejemplo que el entalle superior siempre es fabricado a molde (Rook, 1979 y Cánovas Guillén, 2005), hecho desconocido en Toralla, donde todos estos entalles se realizan manualmente, una vez desmoldada la pieza, mediante eliminación del sobrante de pestaña y posterior remodelación digital del hueco producido. También se constata un uso diferencial de cada una de estas producciones en los tejados de las diversas edificaciones de la

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villa: en el edificio principal y secundario, ambos de índole esencialmente residencial, predominan claramente los grupos A y C; en la estancia este del sector Mirambell, de índole probablemente rústico o «industrial», solamente se encuentran tejas del grupo B. En todos los derrumbes de tejado se observa además una importante desproporción entre tégulas e ímbrices —ratio de 4 a 1—, fenómeno explicable por la pervivencia del ímbrice como pieza exclusiva de cubierta en periodos posteriores siendo susceptible, por lo tanto, de intenso expolio. El nivel de arrasamiento de buena parte del yacimiento dificulta enormemente la realización de estudios que pongan en relación el volumen del derrumbe con la hipotética conformación de la cubierta del edificio. No obstante, en la actualidad se están llevando a cabo algunos cálculos con base en tres zonas de derrumbe «virgen» que podrán aclarar este y otros aspectos estructurales del edificio principal. En resumen, el estudio que ahora avanzamos —hasta el momento el de mayor envergadura para este tipo de materiales llevado a cabo en Galicia— permitirá en un futuro próximo, cuando se culminen las pruebas y estudios pendientes, se publiquen sus resultados por extenso y se amplíe la muestra a otros yacimientos romanos próximos, esclarecer modelos de producción latericia (procesos de fabricación, talleres productivos, etcétera) en el ámbito local del área sur de la ría de Vigo.

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