El Caleidoscópico. El último ciclo económico

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En el pico de la burbuja se negaba lo evidente y lo evidente es que había una burbuja inmobiliaria de aterradora magnitud. Que en España hubiese 19 millones de mileuristas (e inframileuristas), 21 millones de casas sin contar las iniciadas o en proyecto, y unos precios desaforados en relación con los salarios de este país hacían insoslayable la existencia de un antimercado (a mas oferta mayores precios). ¿Por qué se llegó a esta situación? Cuando empezó la escalada de precios, allá por el 98, la situación económica de Alemania (y Francia) intentando recuperarse económicamente de la reunificación, la hacía dependiente de liquidez, masa monetaria (pasta en la calle, vamos) y esto se consigue bajando los tipos de interés. El BCE. (Banco Central Europeo) es quien fija los tipos para toda la zona euro. Llegaron a estar al 2%; con una inflación anual del 2,5% se convierten de facto en interés real negativo. O sea, es mas barato endeudarse que ahorrar. Esto, por si sólo, es combustible de primera para el despegue de los precios, pero los bancos y cajas quieren ganar cuota de mercado y otorgar más créditos y más préstamos. Lo consiguen poniendo en marcha imaginativos y arriesgados (para ellos y para sus clientes) productos hipotecarios. Así, empezamos a oír hablar de las hipotecas a 25 , 30 , 40 , 50 y la última a 52 años, de las Crecientes , las Decrecientes , en Divisas ( ligada al yen o al franco suizo con el Libor como referencia y extremadamente volátiles ), de sólo intereses, etc.… En la calle nos rodeaban por doquier las historias de los triunfadores del pisito, mileuristas en zulos de 200.000 euros que se revalorizaban sin pausa, maduros onagros de provincias, de pantalón flojo, mirada aviesa y cabezón ladeado que se convertían en pasapiseros inversores/especuladores, que conducían cayennes y touareges, novias pisitófilas que presionaban implacables, apoyadas por las incansables andanadas de las psicosuegras y las amigas, que ya por fin eran propietarias. Las inmobiliarias acosaban sin tregua buzoneando ofertas, los periódicos y sus suplementos de vivienda lo publicitaban con alborozo: Ha subido un 10%, un 17%, un 14 %, siempre, por lo menos dos dígitos. Por encima de las cabezas de los dubitativos, sobrevuelan los tópicos y los lugares comunes…los memes de una época: La vivienda nunca baja; Alquilar es tirar el dinero; Si no te metes ahora ya no podrás hacerlo; Si no lo haces, nunca tendrás nada, etc.…. Como esto subía y parecía imparable, las tasadoras, amigas de los bancos y cajas, inflaban las tasaciones para que al incauto de turno le pudiesen meter en el 100% del préstamo, el importe de las escrituras, algunos muebles y apurando el Perracan 4x4. No parecía muy arriesgado, pues como todo subía, en un par de años la vivienda ya costaba lo entregado. Constantemente, año tras año, tirada tras tirada, los dados, indefectiblemente arrojaban el seis doble. Con esa serie repetitiva y duradera ¿cómo no perder aversión al riesgo? Era imposible perder. Quedarse fuera condenaba al ostracismo y a la marginación , al descenso social y a la vitola del fracaso y , en un país de visilleras, al nuncafollismo perenne que harían perderse como lágrimas en la lluvia los genes de los individuos más precavidos condenados a reproducirse por gemación o esporas en favor de los inconscientes pepitos más audaces que


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