Lagarto poeta 1

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2014 | Lagarta Azul


Cocodrilo poeta

Escribí esta pequeña historia para que Camila Ixchel se la cuente un día a su prima Sofía Valentina y Austin Manuel, su hermano. Mi amigo Sergio Astorga levantó la mano para ilustrarla (y los dibujos le quedaron muy, muy bonitos). Con este cuento, Sergio y yo —y todos los que quieran apuntarse— rendimos homenaje al poeta Efraín Huerta, el Gran Cocodrilo, quien nació en Silao, Guanajuato un 18 de junio de 1914, hace más cien años. José Manuel Ortiz Soto Ciudad de México


Cocodrilo poeta

Para Camila Ixchel, cuando cumplió cuatro añotes


Cocodrilo poeta

Regresaba a casa desanimado después de recorrer las librerías del centro de la ciudad. Pero al dar la vuelta en una esquina, me encontré delante de un local con un anuncio colorido, que decía: LIBROS FANTÁSTICOS Nosotros tenemos el libro que buscas (Y el que no buscas también)

Luego de buscar, sin resultado, el libro que mi nieta quería de regalo de cumpleaños, necesitaba de un milagro. Crucé los dedos y entré en el local. —¿En qué puedo ayudarlo? —me dijo un hombrecito de gorro carmesí y mirada de armadillo. —Busco un libro… de un cocodrilo. Cosas de niños, ya sabe —me apresuré a explicar. El librero se quedó pensando, un momento. —Venga conmigo.


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Lo seguí hasta una mesa de madera en la que había alteros de libros; tomó uno y me lo entregó. —A su nieta le va a encantar, se lo aseguro.


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Al llegar a casa, mi nieta ya me estaba esperando. —Abuelo, ¿ahora sí me trajiste mi regalo? Abrí el portafolios y saqué el libro. —Aquí tienes, hija. Misión cumplida. Rasgó la envoltura en un dos por tres. —¡Guao! ¡El cocodrilo tiene lentes! —dijo con una sonrisa de oreja a oreja, que iluminó toda la sala. En efecto, Efraín, el cocodrilo poeta de la historia, usaba unos anteojos muy parecidos a los de mi nieta. —Y le van perfectos, como a ti, preciosa.


Cocodrilo poeta


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Nos acomodamos en el sillón y comencé a leer el libro en voz alta: “Hubo una vez un cocodrilo poeta que tenía más de cien años. Cuando el Gran Cocodrilo llegaba a su casa y botaba sus dos pares de zapatos por ahí, o se deshacía el nudo de la corbata y se acomodaba los anteojos, pensativo, era señal de que un poema merodeaba por su cabeza. Para cazar los poemas, el Gran Cocodrilo escondía en la bolsa del saco una pluma de tinta café y una libretita de hojas cuadriculadas”. Me disponía a darle vuelta a la página para seguir con el relato, cuando del libro comenzaron a salir unos ruidos muy extraños. —¿Qué es eso? —dijo mi nieta. —No tengo ni idea —respondí, igual o más desconcertado que ella.


Cocodrilo poeta


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Por pura precaución, puse el libro sobre la mesita de centro y nos alejamos unos cuantos pasos. El escándalo era cada vez más fuerte. De pronto, el libro empezó a moverse, se abrió por la mitad y asomaron una cola enorme, cuatro patas y una cabeza alargada, con el hocico lleno de dientes filosos. —Quizá debamos ir por una escoba para defendernos —dije a mi nieta y la tomé de la mano, pero la voz profunda del cocodrilo me detuvo:


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Cocodrilo poeta

—Ahorita Vengo Voy a dar Un paseo Alrededor De Mi Vida Ya vine.* Dicho aquel poema diminuto, el cocodrilo se bajó de la mesa. —¡Nos va comer! —gritó mi nieta. —¡Nos va comer! —grité yo. —¡No voy a comerme a nadie! —gritó a su vez el cocodrilo—. Lo que necesito es salir a tomar el sol, pues un libro cerrado es un lugar bastante frío. Mi nieta, más repuesta del susto que yo, soltó mi mano, se adelantó a abrir la puerta de la cocina e invitó al cocodrilo un a dar paseo. —Efraín: te va gustar nuestro jardín, ya verás. __________________________________________ *Paseo 1, Efraín Huerta


Cocodrilo poeta


Cocodrilo poeta

Desde ese día, Efraín, el cocodrilo poeta, vive con nosotros. En las mañanas se asolea o camina desperezándose por el jardín, luego nada un rato en la bañera; por las noches, regresa a su libro y, en cuanto se duerme, lo llevamos a la biblioteca para que en sus sueños se encuentre con sus demás amigos. Mi nieta está fascinada con los poemas que Efraín le escribe y le declama. Yo también.

FIN


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Cocodrilo poeta Texto: José Manuel Ortiz Soto Dibujos: Sergio Astorga Edición: Diana RHM Lagarta Azul 2014


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