Odiseo

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La importancia de este personaje radica en los textos de Homero. Es uno de los personajes más relevantes en La Ilíada y el protagonista que da nombre a La Odisea. Estas dos obras representan dos de los mayores exponentes no sólo de la literatura griega, sino de la literatura universal. Ulises, rey de Ítaca, cuyo nombre griego es Odiseo, fue hijo de Laertes y Anticlea. Sus rasgos característicos fueron: la astucia, la inteligencia práctica y la elocuencia. Gracias a estas cualidades de su carácter e inteligencia, logró salir con vida de todas las dificultades que se le presentaron, como iremos viendo a lo largo de esta presentación.


Como un pretendiente más, Odiseo acudió al palacio de Tindáreo para cortejar a Helena. Aunque no consiguió su mano, adquirió cierto protagonismo en la decisión adoptada, ya que logró aplacar los temores del padre de la doncella, Tindáreo, sobre posibles enfrentamientos entre los muchos aristócratas allí presentes una vez fuese elegido uno de ellos. En dicha circunstancia, Odiseo sugirió al padre de Helena que todos los aspirantes se comprometieran a jurar que el hombre elegido como marido sería defendido por el resto de los candidatos. A cambio de esta brillante idea, solicitó a Tindáreo la promesa de ayudarle a conseguir la mano de su sobrina

Penélope. Fruto de este matrimonio nacerá un solo hijo, Telémaco, con quien Odiseo tuvo apenas contacto durante su infancia y ninguno en el proceso de madurez; ya que cuando éste contaba con muy poca edad, su padre tuvo que marcharse a Ilión para intentar, junto con los jefes griegos más importantes, rescatar a Helena, la mujer de Menelao que había huido a Troya con Paris bajo el influjo de la diosa Afrodita. Por lo que aquel discurso elaborado le costó abandonar su patria y emprender una campaña bajo un mando único. Asimismo, más adelante, Odiseo consiguió la participación de Aquiles y Neoptólemo en esta empresa. Su papel más importante en esta guerra fue la de concebir la idea de construir un caballo de madera en cuyo

interior se alojaron treinta guerreros, mientras los demás simulaban poner fin al asedio. Gracias a esta idea y la fría inteligencia de Odiseo, los aqueos ganaron la guerra después de tantos años y tantas muertes.


Giovanni Domenico Tiepolo (1773)


Odiseo pasó veinte años fuera de Ítaca: los diez que duró la guerra de Troya y otros diez años que transcurrieron desde el fin de la guerra hasta su llegada a Ítaca. Tras partir de Troya, inició el viaje de regreso. Un recorrido lleno de dificultades a merced de los designios de los hados y de los caprichosos dioses, quienes no dudarán en hacer todo lo posible por beneficiar o perjudicar al héroe haciendo uso incluso de la naturaleza.


Inmediatamente después de la partida de Troya, Odiseo llegó a Ísmaro en Tracia, la ciudad de los cicones. Odiseo y sus hombres mataron a los cicones que se cruzaron en su camino, mientras quemaban las ciudades pertenecientes a los mismos y capturaban a sus mujeres; pero más tarde, por detenerse más de lo debido disfrutando del botín de guerra, llegaron refuerzos que atacaron a los invasores aqueos. Esta situación forzó a Odiseo y a sus hombres a huir en sus barcos. Además, se marcharon perdiendo a setenta y dos de sus compañeros en ese ataque sorpresa.


Desviados por el viento llegaron a la tierra de los lotófagos, quienes no eran un pueblo hostil. Trataban a los extranjeros con una amabilidad exquisita, los agasajaban e invitaban a un banquete con su plato favorito: el loto. Sin embargo, cuando los navegantes participaron de este banquete, tras comer su planta se olvidaron de su patria. Esta planta hacía que perdiesen la memoria y por ello, que se desentendiesen de su vida pasada. Quienes comían el loto sólo deseaban permanecer en esta tierra sin preocupaciones de ningún tipo y solamente ansiaban seguir comiendo más loto. Finalmente, Odiseo prohibió al resto de sus hombres comer la planta mágica que les ofrecían y consiguió que todos los marineros volviesen a sus embarcaciones, para seguir rumbo a Ítaca.


Grabado del s. XVIII:


Desembarcaron en el país de los Cíclopes donde el monstruo Polifemo encierra a Odiseo con doce de sus compañeros en una caverna. Cuando ya había devorado a seis griegos, Odiseo temió por su vida y para ganarse la confianza del cíclope le dijo que le habían traído un obsequio: vino de Grecia. Polifemo lo bebió y pidió más. Cuando éste se quedó profundamente dormido, Ulises meditaba cómo escapar de allí. Si mataban al gigante nadie podría mover la piedra de la entrada y quedarían atrapados en la cueva. Había que buscar otra opción. Al ver un enorme palo, pensó en quitarle con él la vista al cíclope mientras dormía.


De este modo, le quitó su único ojo. El grito de dolor del cíclope retumbó en toda la caverna. Furioso, Polifemo se puso a buscar a tientas tratando de atrapar a alguno de los griegos que lo habían cegado. Polifemo quitó la piedra de la entrada para tentar a Ulises y a sus hombres a escapar. Luego se paró en medio del paso y con sus manos tanteaba todo a su alrededor, dejando salir sólo a los animales. Los griegos se cubrieron con unos cueros que el cíclope guardaba en la cueva y, mezclándose con los animales, lograron escapar. Cuando estuvieron fuera, corrieron hacia la nave y se embarcaron en ella. Polifemo se dio cuenta de que habían huido y los siguió hasta la costa. Les arrojó una piedra enorme que cayó muy cerca del navío haciendo una gran ola pero no pudo impedir que finalmente escaparan. A partir de entonces, Odiseo fue perseguido por la ira de Poseidón, dios del mar y padre de Polifemo, quien lo hostigaba con terribles tempestades durante su viaje, manteniéndolo siempre alejado de su patria.


Arnold Bรถcklin (1896)


En la isla de Eolo, el guardián de los vientos, halla una amable hospitalidad. Al partir, el dios le entregó una bolsa de cuero en la que se hallaban encerrados todos los vientos, con excepción del caritativo Oeste, para que los llevara en nueve días a la costa de Ítaca. Mientras Odiseo descansaba, sus compañeros abrieron la bolsa creyendo que contenía un tesoro y los vientos escaparon. Arrastrados por la corriente, llegaron de nuevo a la isla de Eolo, quien los echa indignado por considerarlos enemigos de los dioses. Cuando arribaron en Telepilo, la cuidad de Lamo, el rey de Anfitrite y sus lestrigones, caníbales de descomunal estatura, destruyeron once de sus naves, salvándose la duodécima gracias una vez más a la astucia de Odiseo.


La maga Circe convirti贸 en cerdos a parte de la tripulaci贸n de su nave, pero el h茅roe, con la ayuda de Hermes que le proporciona un brebaje que le hace inmune su p贸cima, la obliga a devolverles su forma humana.


Tras haber escapado de las sirenas, que con sus cantos atraían a los marinos y los hacían naufragar, y después de haberse salvado de los monstruos marinos Escila y Caribdis, Odiseo llegó a la isla de Trinacria, donde sus compañeros se comieron a los animales sagrados, dedicados al dios del sol, Helios. El dios supremo, Zeus, los castigó destruyendo con sus rayos los navíos y pereciendo así todos sus tripulantes, a excepción de Odiseo, quien se salva aferrándose al palo mayor y a la quilla; al cabo de nueve días arriba a la isla de Ogigia, morada de la ninfa Calipso, hija de Atlas. Ésta lo retuvo siete años a su lado y le dio un hijo, pero la nostalgia que Odiseo sentía por su hogar y por su esposa Penélope, lo hicieron inmune a las astucias de Calipso. Atenea también le rogó al Cronida que intercediera para que Calipso dejara a Odiseo continuar su viaje.


Herbert James Draper


En una balsa construida por él mismo, escapó. Tras dieciocho días de navegación, llegó a Córcira, la isla de los feacios, pero Poseidón, al reconocerlo, deshace su balsa en pedazos. No obstante, con la ayuda del velo mágico de Ino, que atado a su cintura, le libraría de ahogarse si volvía a sumergirse, llegó a la costa. Aquí fue donde se encontró con Nausícaa, la hija del rey. Nausícaa lo conduce hasta la cuidad y lo presenta ante sus padres, Alcínoo y Arete. Aquí fue objeto del trato más amable y hospitalario. Con la ayuda de Nausícaa consiguió convencer a su padre para que le ayudara a regresar a su patria. No sin antes…


Odiseo relata al rey Alcínoo lo sucedido en la morada de los muertos. Le cuenta cómo se produce la salida con sus compañeros del palacio de Circe, quien les recomienda viajar al reino de Hades, donde habitan las almas de los difuntos y allí, consultar la del tebano Tiresias. Cuando hubo llegado al lugar en cuestión, Odiseo recordó todo lo que le había dicho Circe sobre qué hacer: «tras arribar a determinado punto, verás un foso y degollarás un carnero. Hasta ti subirán los espectros de los muertos por millares. Tendrás que hacer beber a Tiresias de la sangre; puesto que él conoce los designios divinos». Allí realizaron una serie de ofrendas y libaciones a los muertos, que comienzaron a aparecer paulatinamente. Algunos de ellos, los conocidos por Odiseo y sus compañeros, se presentan, cuentan el motivo de su desgraciada muerte e incluso, como en el caso de Elpénor, conversan con los visitantes. Aunque esto se produce a cierta distancia física, pues no pueden tocarse ni tampoco permitir el contacto con la sangre de los animales sacrificados hasta no haber encontrado a Tiresias, quien puede indicarles la manera segura de regresar a Ítaca. Al terminar de narrar Ulises estos sucesos, el rey Alcínoo y su corte se comprometen a llevarle ellos mismos a su amada patria.


Así, cargado de presentes del rey Alcínoo y Nausícaa, los reacios, a bordo de uno de sus maravillosos navíos, lo conducen a su país, al cual arriba en momentos en que se halla entregado al sueño, después de veinte años de ausencia. Odiseo llegó a su hogar precisamente a tiempo para evitar el desastre que amenazaba a su familia. Más de un centenar de jóvenes de la nobleza de Ítaca y de las islas vecinas se habían presentado como pretendientes a la mano de la hermosa Penélope; habían perseguido a Telémaco, hijo de Odiseo, que ahora ya era un hombre, y derrochaban los bienes del ausente soberano. Penélope, para entretener a los pretendientes, había fijado un plazo para decidirse por alguno de ellos. El mismo finalizaría cuando acabase de tejer un sudario para su suegro, que se encargaba de destejer por la noche. Al cabo de este tejer y destejer, una de sus sirvientas reveló el secreto a los pretendientes. Penélope no tuvo más remedio que terminar la labor. Prometió entonces que elegiría a aquel que triunfara en un concurso de tiro de arco, empleando para ello el arco de Odiseo, con la esperanza de que ninguno de sus pretendientes fuera capaz de manejar el arma. Disfrazado por la diosa Atenea de mendigo, un día antes del concurso llegó Odiseo a la isla. Acudió en seguida a la cabaña del porquero Eumeo, quien lo recibió hospitalariamente, aunque sin reconocerlo. La misma diosa hizo que Telémaco, el hijo de Odiseo, se reúna con su padre en el mismo sitio para que ambos puedan planear la venganza contra los pretendientes. Aún disfrazado de mendigo Odiseo se presentó en su casa, donde con gran dominio de sí mismo contuvo su ira ante la arrogancia de los pretendientes, quienes lo trataron con el mayor desprecio. Al día siguiente, cuando los pretendientes llegaron a la sala, Odiseo y Telémaco habían quitado previamente todas las armaduras y las armas que estaban colgadas en la pared. Penélope entró llevando el gran arco de Odiseo y el carcaj con las flechas de bronce. Así prometió que tomaría por esposo al que fuera capaz de lanzar las flechas a través de doce hachas, como lo hacía Odiseo. Uno tras otro, los pretendientes trataron de lograrlo, pero ninguno pudo doblar el arco gigante. Entonces Odiseo, siempre disfrazado, se adelantó y empuñó el arco, disparó una flecha, la cual fue como un rayo hacia el agujero del hacha de bronce. Lanzó una flecha a través de cada una de las hachas, mientras los pretendientes lo miraban estupefactos. Ajustando otra flecha, se volvió hacia los pretendientes y les dio a conocer quién era. Ulises, a flechazos, dio muerte al más detestable de ellos. Telémaco trajo armaduras y armas con las cuales el padre, el hijo y el pastor lucharon con los otros príncipes. Toda resistencia era vana contra el furor del rey y sus dos ayudantes, y todos los príncipes fueron asesinados. Logrado su triunfo y dueño ya de su casa, Odiseo se dio a conocer a Penélope, y visitó también a su anciano padre.


Johann Heinrich Wilhelm Tischbein (1802)


Atenea es quien le aconseja, lo alienta a la lucha y a conseguir su regreso. Asimismo incita en los héroes la compostura, la medida y la sensatez. Su consejo sabio es siempre la palabra que necesita el héroe para continuar su camino. Palas Atenea ayuda a Ulises durante su larga aventura. Por ejemplo: ella es quien convence a Zeus para que Calipso deje libre a Odiseo y también persuade a Telémaco para que se encargue del viaje del regreso de su padre. Atenea protege a los hombres hábiles en el discurso, como Odiseo y a los poderosos reyes de las ciudades que protege como Agamenón (Micenas) y Diómedes (Argos). Su protección parece hereditaria, por así expresarlo. En La Ilíada, se hace mención a que Diómedes recibe la ayuda de la diosa por herencia de su padre Tideo. En La Odisea su asistencia pasa por tres generaciones: Laertes (padre), Odiseo (hijo) y Telémaco (nieto) que son quienes reciben la ayuda de Atenea. Asimismo, es ella quien evita la muerte del rey Agamenón a manos de Aquiles y además, ayudó a Heracles en todos sus trabajos. Podría definirse como la diosa protectora de los héroes griegos legendarios.


El siguiente comentario proporciona a grandes rasgos, para no extendernos en un análisis más detallado, una visión distinta del mito o del relato clásico La Ilíada y La Odisea, sin olvidar también los valores y el sentido didáctico-moral de la época y la finalidad por la que se crearon. Odiseo fue la antítesis del guerrero arcaico que solamente es un simple guerrero. Odiseo no combate sólo con las armas y la fuerza, sino que se sirve de su inteligencia y el manejo de las palabras para conseguir la victoria. En La Ilíada, los guerreros cuentan con expresivos epítetos que describen un rasgo físico o sus atributos, Odiseo está caracterizado por su carácter: «la astucia, la inteligencia, la valentía, la habilidad, el embuste adecuado al momento, la estrategia política y guerrera». Es además, el sucesor más digno de Aquiles, aunque sea un héroe totalmente distinto, menos entrenado en la violencia que en la sagacidad. Carece de instrumentos mágicos, dones sobrenaturales o fuerza invencible porque no pretende cambiar el mundo con sus hazañas ni quiere ser recordado por las victorias en la guerra por las armas o conquistas, quiere ser simplemente más sabio, enriquecido por sus experiencias por el mundo.


Se trata por lo tanto, de un héroe más cercano a la realidad que vaga por un mundo lleno aún de seres sobrenaturales, guardando siempre en su corazón la nostalgia por su patria. El regreso a su hogar lo afronta con paciencia, coraje y perseverancia. La caída de Ilión da paso a un nuevo modo de vislumbrar al héroe legendario que se despoja de la épica y la mitología en La Ilíada y da paso al pseudo-razonamiento, sin alejarnos demasiado de ese mundo de fantasía que sirve para crear las metáforas de las que se nutre La Odisea. En todo mito subyace la realidad o al menos, una forma de llegar hasta ella o intentar comprenderla. Podríamos denominar a La Odisea como una novela de aventuras. En La Ilíada se sostienen los antiguos valores donde se mezclan prehistoria e historia: batallas entre semi-divinidades contra el organizador racional del ejército, odio indisciplinado del héroe, fidelidad mítica del compañero muerto, etc. Los conceptos básicos de La Ilíada podrían simplificarse fácilmente en: gloria y fama. En La Odisea el héroe se sirve de la naturaleza sin artificios para dominarla por completo, a ella y a los hombres. Como pasó con Polifemo: un ser primitivo frente a un ser de fría inteligencia. La Odisea no pretende ser otro mito, sino que acaba con los mismos y a su vez, con los héroes.


Estaría fundamentado en que en Odiseo hay por tanto, un proceso educativo o evolutivo donde se halla un factor importantísimo que se corresponde perfectamente con el sistema educativo de la sociedad heroica micénica; la transcendencia didáctica del ejemplo: la direcciónorientación de una divinidad (Atenea), las aventuras (la Odisea) y el ejemplo a seguir (el centauro Quirón, quizás). Podríamos afirmar que la Odisea rompe todos los mitos ya que Odiseo usa la razón de manera instrumental (orden, constancia, voluntad y motivación) para servirse de los mismos y de este modo conseguir la superación de todas sus adversidades. La vida está representada en esta obra, el azar de obstáculos e impedimentos que ponen a prueba al ser humano día a día, ponen en peligro su confianza en sí mismo y en su propio destino, haciéndole reflexionar sobre el porqué de su existencia y el origen de la misma. Una épica que ha respondido a los planteamientos más profundos del ser humano, mediante una comparativa escondida respecto a la propia narración y la vida humana. Aquí podríamos simplificar algunas de ellas de la siguiente manera:


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: exceso de confianza y falta de virtud. : acción voluntaria de disentimiento de la vida y alejamiento de los problemas. : la inteligencia se empaña con la arrogancia. : falta de respeto, obediencia y humildad. : precaución. : el lado oscuro de la naturaleza humana, como pueden ser la apariencia y el engaño. : comodidad, conformidad, la vida sin complicaciones ni preocupaciones, pero a cambio de la falta de iniciativa, de aventura, en fin, de vivir tu propia vida. : alejamiento de las malas decisiones. Falta de criterio al dejarse llevar por las pretensiones de los demás. : afrontar un peligro u otro. Elegir entre una alternativa y otra. : avaricia y carencia de autocontrol.



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