MMagazine, 6º número

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Nacho Vegas y la Resituación |ALBERTO R. ALBERTUS|

Aquella misoginia que supusimos a Nietzshe, que luego repensamos como un odio al ser humano, está en Johnny, personaje de la película Indefenso. Ese tipo, además de agredir a mujeres parecía culto. Un hombre en paro que vagaba en busca de un lugar donde leer tranquilo, o en busca de una mujer a la que atormentar y golpear. Como excusa para incluir un primer párrafo la película de Mike Leigh (el año pasado Vegas giró con un espectáculo homenaje al director británico) la canción que abre Resituación, nuevo disco de Nacho Vegas (bordea los 40 años), se titula “Indefensos”: una instrumental cubierta de incertidumbre y algo de rabia; imagina el desprecio a un personaje sin trabajo en la etapa de Thatcher (pongamos en la de Zapatero o Rajoy), empujado a no sentir afecto en una ciudad mejorada en las preocupaciones por el vestido de fin de año. Vegas nos habla a través de sus personajes: el entorno hay que cambiarlo para lograr una resituación: rendir cuentas a las circunstancias, como determinantes desde el nacimiento. Esto es lo que pide el asturiano en buena parte del trabajo, y lo que

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le ha costado que tilden de “propaganda” este nuevo disco en la mejor revista musical de España, Rockdeluxe, en la que hace trece años firmaba una autoentrevista y llegó a ser portada.

guir aquellos gritos del comienzo de “Cómo hacer crac”. Esto no es una manera fácil de llegar a más gente, es más costumbrista que simplón. De hecho, entre su público seguramente haya quien desista. En esa cháchara que se divide entre atribuir como oportunista o como bueno la suma de voces ‘críticas’, lo de Nacho Vegas dicta del resto por explícito (siempre lo fue el de Gijón) frente a lo de Amaral, o de la deriva de Vetusta, que nunca se supo muy bien qué decían. Quemar para cambiar la situación, los tintes de Novecento y el ardor en la boca del estómago de una multitud que hace crac, pero no es suficiente; suman a una tristeza que asiste puñetazos en “Luz de agosto en Gijón”, aunque sin los desgarros de un “Taberneros” o cualquiera de Desaparezca de aquí.

Hay un enfado irritado con humor, antes concebíamos un desconsuelo con humor. Incluso cabe ridiculizarse a sí mismo, como hace en el single “Actores

poco memorables” En el microclima de la reivindicación, cabe criticar el discurso meritocrático (también el del PSOE) golpeando con una sátira que repite “tu vida es un horror porque no la quieres cambiar” (“Libertariana Song”); evocando a escenas reactualizadas: “¿Dónde está nuestro pan, patrón?” (“Polvorado”). O evidenciando ideas. “Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”, dice en “Runrún”, donde se acompaña de Ladinamo y el Patio Maravillas como coral, y que parece se-

También hay pequeños homenajes a la gilipollez a través del surrealismo de los personajes de los que habla en sus canciones, excusándose en ellos seguramente para no tener que dar demasiadas explicaciones. De ahí lo de meter a Miguel Bosé, y a Víctor y Ana en una canción que habla de un sueño: “La vida manca”, la canción que más le costó escribir. Las preguntas sobre si hay ajuste de cuentas con ellos. Lo de Víctor Manuel, ¿viene por aquella canción en la que hablaba de Franco como un gran hombre? “Es un sueño que tiene el personaje de la canción […] si Víctor Manuel es paisano mío…”, dijo medio en broma, pero serio, en una entrevista en Radio 3. Más tarde, Víctor Manuel se sumó a


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