Esencia Social Comunitaria

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Responsabilidad Social, sencillamente. Una propuesta social solidaria orientada a la formación basada en los principios y valores. Retornar a los orígenes de las responsabilidades individuales para, a partir de ello, aceptar que la responsabilidad social no es de las llamadas empresa1, ni de grupos específicos sino que, por el contrario, nace en cada individuo quien a su vez debe asumir con grandeza y honestidad su papel como ser, eminentemente, social.

Tomando en cuenta el siglo pasado y parte del actual, en los estudios de pregrado y aún en los posgraduales, una de las asunciones dentro de la formación universitaria era el reconocimiento tácito de la responsabilidad social2 de las organizaciones3, dado su papel en la sociedad. Dicho conocimiento se integraba a la cátedra de ética profesional. Nada fuera de lo común, por el contrario, algo inherente a la formación y a las organizaciones como objeto de estudio. En este escenario Aristóteles, Platón y Adela Cortina (España, 1947), entre otros eran los guías del proceso de fortalecimiento de la conciencia social4. También vale recordar que la educación básica tradicional de la misma época, acudía a la urbanidad de Carreño5 como texto guía de los cursos de comportamiento, cívica y valores. Reforzado era este mensaje con los diez mandamientos, la Biblia y la homilía de la misa6. Considerado aún más importante, era (Y debiera ser todavía) la lección diaria de principios, valores y comportamiento que en el hogar se recibía, en que desde los modales en la mesa hasta el respeto por la verdad y el prójimo, comenzaban a marcar conciencia y la responsabilidad del ser social en proceso de formación7. Los tiempos, por definición, cambian y con ello las concepciones y las costumbres abriendo paso a nuevas tendencias “progresivas”8 y “avanzadas”. En ese transcurso, con gran sorpresa, comienza a hacerse visible la carrera de consultores, empresas especializadas y los medios de comunicación para posicionar la “nueva corriente” de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o Empresarial (RSE). En consecuencia, comienza también la maratón de las organizaciones por evidenciar ante sus stakeholders su RSE y su compromiso con la misma para, incluso, llegar a obtener premios por su proceder9. Podría decirse entonces que la innovación había dado vida a 1

·”Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos.” Real Academia Española, 2009. 2 1. adj. Perteneciente o relativo a la sociedad. 2. adj. Perteneciente o relativo a una compañía o sociedad, o a los socios o compañeros, aliados o confederados. Real Academia Española, 2009. 3 El término organización es usado a propósito para abarcar a las empresas y los diversos grupos que se organizan con un fin. Se refiere ello a la definición que del término hace la Real Academia Española: “Asociación de personas regulada por un conjunto de normas en función de determinados fines.” 4 Se refiere fortalecimiento puesto que, como se aborda más adelante, la base formativa en valores y principios del ser humano comienza en la niñez, de tal suerte que en la educación media y superior la tarea se centra en el reforzamiento de dichos atributos. 5 CARREÑO, Manuel A (1853). Manual de Urbanidad y Buenas Maneras. 6 Ha de hacerse aclaración que el uso de la religión, católica concretamente en este caso, se trae como ejemplo y parte de la vivencia del autor sin que ello llame al debate en torno a lo religioso, lo cual por su naturaleza y complejidad, no es objeto de esta ponencia. No obstante ha de tenerse consideración sobre la influencia de la religión, sin importar de cual se trate, sobre el comportamiento social de los individuos y de los grupos humanos al que éste se integra, 7 Este proceso no se suscribe al niño o al adolescente toda ves que, según se propone, cada día la formación de da en el ser humano. 8 El autor desea agregar que el uso de las comillas no es de su mayo gusto, principalmente para hacer énfasis. Aún así, dada su postura crítica al respecto, ha decidido optar por ello. 9 Basta con explorar la infinidad de concursos que, en todas latitudes, ONGs, los Estados y el sector productivo organizan para premiar a las empresas su comportamiento socialmente responsable. Incluso


una herramienta cuya finalidad es enseñar a las organizaciones, en cabeza de sus directivos, el comportamiento responsable y correcto para desempeñar su papel en la sociedad. Incluso se ha comenzado también a abordar la responsabilidad social aplicada a diversos sectores de la sociedad, siendo uno de éstas la Responsabilidad Social Universitaria, puesto que para muchos, la Universidad no puede considerarse empresa10, por lo que la RSE no aplicaría y se necesitaría una nueva filosofía. Pese a todos los elementos mencionados hasta este punto y el reconocimiento que todo individuo, por el hecho de ser parte de un grupo social, se espera asuma deberes y le sean concedidos y respetados derechos, se observan fenómenos de gran impacto y relevancia que han cambiado la realidad contemporánea y han puesto en riesgo la estabilidad de sistemas sociales y económicos, al tiempo que contradicen todo credo propuesto y aceptado por, al menos, una parte de la sociedad. Es comprobable la proliferación, creciente además, de casos eminentemente caóticos que han llevado a la preocupación y a pérdidas incalculables en gobiernos y público en general. Los mencionados fenómenos son parte de la preocupación de la sociedad, y de la academia en particular, respecto de sus directivos (públicos y privados), vinculada a la realidad reciente, ante lo que se propone que estas percepciones son, más que expresiones de algunos grupos foco de los estudios, un reflejo preocupante de la crisis de líderes en cuanto a su capacidad de gestión y su sistema de valores. El escenario planteado por la crisis económica mundial, por la que aún atraviesa el mundo y en la cual las empresas, entidades gubernamentales y directivos, a cargo de la gestión de los recursos y decisiones fundamentales de todos los estamentos organizacionales, son actores de primer orden involucrados directamente y cuya gestión, llena de múltiples errores y de faltas a la ética, ha desbordado toda expectativa que en cuanto a crisis pudiera concebirse. Mientras la crisis se desataba en Estados Unidos y gran parte del mundo11, en Colombia reinaba gran optimismo dada la percepción, errada por demás, de una baja influencia directa e inmediata de ésta sobre la economía del país12, en virtud de un manejo adecuado que, según organismos externos y el gobierno mismo, se había dado a la finanzas públicas y al control de las variables macroeconómicas. La economía colombiana, sostenían las autoridades económicas y de poderes ejecutivos del país, se encontraba blindada. Valga agregar que la crisis económica mundial tiene su origen en la actitud irresponsable y corrupta de los líderes de las instituciones bancarias, a cargo de colocar en el mercado financiero endeudamiento e hipotecas prime del mercado hipotecario de USA. Sin embargo, cuando menos se esperaba (porque tal vez muchos sí sabían que ocurriría) se inicia en Colombia una crisis social originada por las llamadas pirámides

cursa en el Senado la Proyecto de ley no. 058 de 2009 Senado. “por la cual se definen normas sobre la responsabilidad social empresarial, la protección infantil y se dictan otras disposiciones”. 10 Punto de vista aún en discusión y sujeto de debates que quedan abiertos. 11 “En abril de 2009 la mayoría de los analistas y observadores habían aceptado que la crisis actual entrañaba la recesión más grave sufrida desde la Segunda Guerra Mundial y que su alcance era mayor que el de cualquier otra recesión experimentada desde entonces. Lo que comenzó como crisis financiera ha pasado a ser una crisis económica mundial más amplia, de una envergadura y una gravedad sin precedentes en una generación. Si bien los elementos iniciales de contagio de la economía real se sintieron más en algunos países en que se había registrado un auge de la construcción en los últimos años, los efectos se sintieron muy pronto en los países en desarrollo.” (UNODI, 2009) 12 Se llegó a mencionar públicamente que la economía colombiana estaba blindada, sugiriendo así el margen mínimo de afectación de la crisis sobre la situación del país. Tal irresponsabilidad e ignorancia no había sido observada en estamento alguno.

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financieras13 y figuras de negocio con apariencia de legalidad que prometían excesivos rendimientos. Ante ello centenares de miles de ciudadanos, en una actitud irresponsable y cuestionable, acudieron a entregar sus capitales, fruto del trabajo y el esfuerzo familiar y, en muchos casos del apalancamiento vía créditos con prestamistas y sector financiero, en espera de una rentabilidad que llevó a muchos al ocio y a la mayor sed de dinero fácil. El resultado no ha podido ser más desastroso; aún hoy muchos de esos colombianos cuentan cómo de forma abrupta perdieron sus dineros y, para muchos, sus activos familiares quedando a merced de las deudas, la zozobra y las tensiones que un fracaso de tal naturaleza genera. De forma irónica, casi al mismo, tiempo se descubre que Bernard Madoff, un reconocido personaje de Wall Street y respetable inversionista, había defraudado en cerca de USD63.000 millones al sistema financiero, con clientes tan importantes como Grupo Santander o BNP Paribas, en un esquema fraudulento similar a las pirámides referidas en Colombia. No recuperadas la sociedad y la economía de los impactos recibidos (al contrario, con una crisis cada vez más creciente y amenazante sobre los mercados bursátiles del mundo) un nuevo escándalo sale a la luz pública para confirmar la crisis de valores y la falta de controles de los gobiernos. Sir Robert Allen Stanford, un personaje de los círculos empresariales e inversionista con gran reconocimiento y a cargo de fondos de cientos de inversionistas en Estados Unidos y Latinoamérica, es acusado por la Securities and Exchange Commission (SEC) y procesado por la justicia estadounidense al comprobarse en su contra un fraude por cerca de USD8.000 millones los cuales fueron captados con la promesa de altas tasas de interés, improbables y no justificadas. Surgen diversas preguntas, hipótesis y propuestas de solución, se señalan responsables, se investiga y se persiguen a los involucrados hasta lograr que la justicia proceda; todo en un ánimo desmesurado por hacer que los entes de control, los gobiernos y en el público mismo, se comporten de la forma ética y justa que debieron comportarse desde el mismo momento en que fue evidente el alto riesgo a que todos, incluso los no intervinientes, estaban expuestos. La suficiencia de casos y argumentos respecto de faltas a la ética y a los valores parece no agotarse y, consecuentemente, aparecen cada día nuevas situaciones que superan la ficción. Es preferible limitar los ejemplos a los contemplados, sin perder de vista que por su naturaleza y actualidad merecen especial lugar en la historia de la administración y del management. Los elementos hasta ahora expuestos vienen a configurar un espacio preconcebido para, de forma adecuada e igualmente preconcebida, abordar la temática central de esta ponencia sobre la cual comienzan a formularse varias incógnitas, las cuales no son del todo resueltas sino que, al contrario e intencionalmente como los buenos relatos y obras literarias, se dejan como tema de reflexión para ser resueltas por el público. 1) ¿Es la RS(E) respuesta (Comercial) al creciente deterioro de los valores y la ética en las organizaciones, las cuales, al final de cuentas son compuestas y dirigidas por seres humanos? 2) ¿Qué papel están, entonces, desempeñando, y qué resultados logran, las escuelas de administración14 y las IES de todo el mundo? 3) Dado que nuestra misión como Universidad y como Escuela es procurar la formación de líderes organizaciones socialmente responsables y solidarios, ¿cómo estamos abordando dicha formación? 13

Las mencionadas pirámides nacieron en Estados Unidos de América por la gracia (o tal vez por la desgracia) de la imaginación y perspicacia de un emigrante italiano en Estados Unidos, llamado Charles Ponzi, a mediados del siglo XX; han tenido tal capacidad como para afectar y poner en riesgo sistemas económicos de países como Albania. 14 Hace referencia este término a un concepto ampliado de la denominación Escuela de negocios.

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Es entonces cuando cabe indagar sobre si la vinculación que se ha hecho entre estudios profesionales y la realidad reciente es concreta y hasta qué punto la academia puede intervenir, no para remediar el problema, sí para actuar de forma prospectiva y crítica frente a la situación y así elevar propuestas ajustadas al sentido humano antes que a las leyes y a la sed de poder y de dinero naturales de gran parte de los seres humanos. Roberto Vargas Serrano, Director General del Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración (CLADEA), propone que, con ocasión de la crisis, se analice si en realidad el prestigio de las escuelas de negocios en que se forman los líderes15 es determinante para el desempeño de éstos y para el desarrollo de la sociedad; la realidad, parece ser, que ello no es del todo cierto puesto que todo se reduce a la ética y al conjunto de valores con que, sin importar la universidad o escuela de negocios en la se que haya logrado el título, los directivos actúen y guíen las organizaciones de forma transparente, socialmente responsable y prudente. Dado lo anterior, vale la pena proponer una discusión en la cual el papel del directivo en las organizaciones y de las organizaciones en la sociedad sean eje de desarrollos y, también, de crítica por su comportamiento. Las organizaciones existen dadas sus capacidades para crear valor y resultados aceptables para los diversos grupos de stakeholders, personas que tienen un interés, pretensión o expectativa sobre la organización, en lo que ésta hace y en lo bien que se desempeña (Donaldson, 1995). En tanto los directivos de esas organizaciones buscan cumplir a cabalidad sus funciones, mismas funciones básicas del management, cuales son, la dirección del negocio, la dirección del trabajo y de quienes lo realizan (Drucker). Inmerso dentro de estas funciones se entiende que, pese a que no se trata usualmente de forma directa y abierta, generar valor y utilidades (generalmente económicas) para los accionistas es, por definición un fin del que difícilmente puede alejarse dicho directivo. El primer punto de la discusión es que dicha finalidad, de hecho, se alcanza puesto que la permanencia de directivos y de organizaciones es visible. De otro lado, tomando como materia de uso casos como los antes presentados y parte de las costumbres actuales, dentro de ellas la educativa, nace la crítica sobre la forma como este fin se logra al tiempo que se recurre a comportamientos y mecanismos non sanctos alejándose de prácticas y procederes basados en la ética y los valores humanos. Gran parte de esos directivos aprendieron de Sun Tzu16 que el engaño es práctica fundamental y socialmente aceptada e incluso admirada17. Supóngase que las escuelas de administración no hicieron bien su trabajo y que también las unidades educativas de pregrado fallaron en su intento. Supóngase que el sistema educativo y la administración del mismo fallaron al no concebir y poner en marcha programas ideales para formar directivos honestos, responsables y éticos. Entonces ¿Qué clase de valores y principios formaron a esos líderes organizacionales y sus seguidores, involucrados y por ende corresponsables, en sus hogares, principalmente, y en su formación temprana? Recientemente Javier López-Galiacho18 mencionó algo de especial relevancia y que lleva a la reflexión inmediata y pertinente: “Muchos padres traspasan su deber 15

Se menciona que managers de organizaciones y directivos de gobiernos son egresados de programas de MBA de universidades tan reconocidas como Harvard, Stanford, Wharton o Cambridge, entre otras. 16 El Arte de la Guerra. No se presenta oposición total a la obra referida pero sí se critica y rechaza algunos principios que fueron reforzados por el uso que hicieron de ellos Maquiavelo y grandes estrategas militares y empresariales. 17 Basta con observar el comportamiento de algunos ciudadanos que aplauden, sin mayor vergüenza o reparo, al evasor o al estafador, escudándose en la “malicia indígena” para excusar dichas actitudes. 18 Profesor Titular de Derecho Civil en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (España), Ex Director del Colegio Mayor de San Pablo, Madrid (España)

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educativo a los profesores, a la escuela y a la Administración. Los maestros han pasado a ser formadores guardianes de esos hijos que llegan a un hogar normalmente atendido por cuidadoras profesionales, pendientes de que sus padres regresemos a casa para relevarlos en una educación que, en gran parte, hemos erróneamente delegado”. Y si esas instituciones de educación básica, como se ha demostrado, tampoco ejecutan de forma concreta y correcta su parte, ¿qué ocurre? ¿Está el individuo a su propia merced para formarse y asumir el reconocimiento de un comportamiento ético y justo frente a la sociedad? ¿Sobre quién recae la responsabilidad entonces? Lo que se dice a continuación no algo nuevo o complejo19. Las organizaciones son responsables o irresponsables por naturaleza. Si se les considera por sus activos y sus razones sociales no son más que entes inorgánicos sin mayor impacto o poder decisorio. Son las personas humanas las que le imprimen identidad a esas organizaciones empresariales y son las mismas personas las que toman decisiones que terminan por afectar a la sociedad de la que son parte. Dado ello, no es acaso el ser humano quien ha de ser llamado a ser responsable socialmente y a la vez a reconocer que es producto de un sistema educativo que inicia en su hogar y finaliza con su muerte, pero que cuya influencia trasciende incluso su vida humana? Hablar así de RS(E) llega a resultar argumento redundante y por demás mercantilista ya que no es posible enseñar al directivo y a sus seguidores a llevar a la práctica comportamientos éticos si ello no tiene sus raíces en sus valores y principios propios, pero además, no están siendo coherentes con sus mismas convicciones, acciones y credos propios20.. Sostener, además, que la RS(E) es la panacea frente al dolor de sociedad que cada día se acrecienta es argumento iluso y banal puesto que en tanto el individuo subordine su propia responsabilidad a la exigencia de sus derechos, el deterioro social, consiente e inconscientemente, está siendo acelerado. Se habla de RSE y de RSU y, dada la tendencia, bien pueden darse “creaciones” temáticas sobre responsabilidad social del Estado, de los medios, de los sindicatos, de los servicios médicos, de los militares, etc, para crear más vertientes de pensamiento que llevan siempre a lo mismo pero que, por atrevido que resulte, tiene un nicho de mercado de gran interés con réditos crecientes. Esta carrera desconsiderada debe tener un alto, asumiendo de inmediato que la responsabilidad es de todos y que parte del individuo, va la sociedad, la impacta y vuelve a él; así de forma cíclica y dinámica21. Es así que lo siguiente tampoco es un descubrimiento o innovación. Se debe asumir un papel de orientador del aprendizaje del individuo contemplando que dicho role se refiere y se proyecta a la sociedad. El Estudiante, quien a su vez interactúa con su familia (Primer y más importante estamento educativo), lleva allí su aprendizaje e influye en cada uno de sus miembros, siendo los niños los más relevantes. Ese Estudiante, también se desenvuelve en un entorno laboral, un entorno de relaciones con el Estado y con múltiples actores sociales. De este interactuación también deriva su aprendizaje. Vuelve a la IES para acrecentar su conocimiento y dejar allí parte de su legado. Es parte de un sistema social y de un sistema educativo. 19

A propósito de la sed cada vez más visible y creciente de hacer creer que se crean nuevas cosas y que éstas son teorías complejas o modelos matemáticos de gran madurez. A propósito también de hacer complejo lo simple y más complejo lo que ya por sí mismo es. 20 Es usual oír a líderes pronunciarse sobre honestidad y lealtad, mientras sostienen y consienten actos ilegales o mientras sus seguidores actúan de forma contraria sobornando y engañando al público 21 Alguna vez, con gran seguridad, un actor educativo de una gran IES sostenía con gran vehemencia y convicción que su objetivo y el de la IES es educar al estudiante, exclusivamente. Nada más falso e irresponsablemente concebido por un miembro de la sociedad educativa. Si ello es compartido por alguien más y se genera una cadena de acciones compartidas, la situación será más caótica.

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El respeto por los derechos humanos, el pago de salarios justos, la conservación ambiental, el mercadeo responsable, el combate del acoso laboral y sexual, entre otros, propuestas por la RS(E), no son elementos nuevos dentro de la ética y el proceder justo de los ciudadanos. Tampoco son exclusivos de las organizaciones empresariales ni obligaciones de unos pocos y, menos, derechos de una minoría La propuesta es volver a lo básico y aceptar que la RS(E), no es exclusivamente empresarial; es eminentemente social. Ello exige asumir ésta como lo que es: como social, como solidaria frente al prójimo y como lazo que une e identifica a los intervinientes del sistema social; que reduce brechas y propende por un mundo, como mencionara la Comisión de Sabios, “al alcance de los niños”, quienes tienen sobre sus pequeños pero fuertes hombros la misión de construir un mundo más justo y digno. La propuesta es también y de forma reiterada y urgente, a rodear a la familia y buscar que sea el niño el primer beneficiario y objetivo del sistema educativo. Un sistema educativo en el cual dicha familia sea actor de primer orden. La propuesta se orienta al aprendizaje reforzado por valores buscando que el individuo (Estudiante por siempre) forme mejores principios o refuerce los existentes para que, a su vez y dentro de su ciclo formativo, tenga a su familia como el mayor y más coherente soporte e inspiración. Los currículos (Principalmente el oculto y antes que los planes de estudio) deben estar, apoyados por la innovación, pletóricos de aprendizaje en valores, de orientación a comportamientos éticos y de la vivencia de la ética. Porque si, por ejemplo, se permite el plagio a un Estudiante o a un docente, toda autoridad moral del actor educativo y de un estamento se pierde y se entra en un espiral del que salir es tarea titánica. Nuestro papel como Universidad y como Escuela se concibe como responsable en tanto que aceptamos honrosamente “estar obligados a responder de algo o por alguien” (RAE, 2009). Respondemos por nuestra acción (Algo) sobre la formación de nuestros estudiantes, docentes y funcionarios; por las familias de éstos y todos nuestros stakeholders(Alguien). No pedimos retribución alguna, excepto ver mejores ciudadanos, seres humanos responsables. Concebimos la sociedad civil22 como nuestro beneficiario y factor de afectación mayor. Nuestra función se enmarca en la responsabilidad sobre ese grupo “compañía o sociedad, o a los socios o compañeros, aliados o confederados” del cual las organizaciones son elemento fundamental. Es entonces que la consideración social se asocia a nuestro pensamiento sistémico y holístico al contemplar que todo acto y todo actor tiene especial influencia sobre su entorno, siendo el orbe completo. Tales consideraciones no pueden ser aceptadas como ideales y ajustadas a nuestra misión si no reconocemos que, pese a ser socialmente responsables, quedarían vacíos sobre los cuales, por error o por omisión, la probabilidad de generar daños irreparables sobre la sociedad civil es creciente. Acudiendo a la “adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros” nos hacemos solidarios proponiendo que dicha causa es la convivencia en paz, el progreso justo y equitativo, el bienestar humano y de la naturaleza23. Dichas metas son alcanzables sólo si los líderes a los que orientamos su formación identifican nuestra filosofía, la siguen y aceptan los nuevos retos sociales.

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Término acogido de la filosofía de Ramón (2006) para lograr un concepto más integral y humano de la sociedad extendida. 23 Obsérvese que el bienestar humano radica en los demás seres vivos y elementos de la naturaleza.

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