Lo "exótico" y lo familiar

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DÍA DE LA PERSONA NEGRA Y LA CULTURA AFROCOSTARRICENSE


Daniel Soto Morúa (Curador jefe) & Guillermo Boehler (Curador Centro Regional de Documentación e Investigación en Arte) Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, junio 2020

LO “EXÓTICO” Y LO FAMILIAR

#DíadelaPersonaNegraylaCulturaAfrocostarricense

Ajustar la mirada en época de crisis es necesario. El aparato estatal lo hace de manera lenta, principalmente en un contexto centroamericano lleno de contradicciones, en donde los Estados -per se- tienen deudas que no saben cómo saldar. ¿Cómo podemos recalibrar nuestra mirada, que ha visto históricamente hacia el norte, y dirigirla hacia las prácticas locales, para entender las violencias que seguimos perpetrando? ¿cuáles son los lenguajes que nos hemos rehusado a percibir? ¿cómo convertimos la percepción exótica en una que reconozca como familiar las expresiones que hemos callado y que están tan cerca? Coleccionar desde lo público puede seguir varias rutas. Una de ellas prefiere un relato más evidente; lo coleccionado, es lo que mejor representa lo contemporáneo; cada obra como un punto por el que pasa un hilo que narra una totalidad. El problema con esta vía es que no presta atención al vacío, a la contraforma, sino únicamente a los vectores identificados en la trayectoria. Otra lo hace desde la observación de esos vacíos entre los puntos, pero puede dejar de lado aquellos hitos que son clave. Una tercera ruta combina las dos anteriores y analiza el coleccionismo como un tejido entre los puntos y los vacíos; el resultado es más rico, amplio e inclusivo. En conmemoración del “Día de la Persona Negra y la Cultura Afrocostarricense”, a celebrarse el 31 de agosto, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) miró de manera auto reflexiva su Colección permanente y encontró un desfase. Pareciera que esta se ha conformado, generalmente, por la primera ruta; en ocasiones, por la segunda; y en menor medida, por la tercera.

A lo largo de los años, la Colección permanente del MADC ha resguardado una serie de obras vinculadas a la problemática de las identidades en la región. El Museo ha mantenido una narrativa josefina, coleccionando principalmente obras que fueron producidas -en su mayoría- por artistas del Gran Área Metropolitana -o, en su defecto, de capitales o centros urbanos- que representan lenguajes cosmopolitas, códigos fácilmente reconocibles en los polos del arte global. Esto no es algo negativo en sí mismo, pues muchas de estas obras resultan clave para comprender el arte contemporáneo de Centroamérica; sin embargo, no es posible contar con una visión amplia de las herencias que los pueblos que han conformado la población “costarricense” y “centroamericana” han aportado a su historia. Las poblaciones originarias que, aun hoy, deben


luchar por defender sus territorios, sus tradiciones y costumbres, o aquellas afrodescendientes, segregadas en múltiples regiones del istmo centroamericano, resultado de un racismo sistemático que arrastramos desde épocas coloniales, han caído, por nuestra parte, bajo una percepción exótica, dejando por fuera otras posibilidades culturales. En múltiples ocasiones, se han presentado proyectos expositivos que apuntan a problemáticas locales e identitarias, enfocadas en racismo y xenofobia que se extienden a los sistemas políticos de los países centroamericanos. También, se han puesto sobre la mesa problemáticas afrocaribeñas, relacionadas principalmente a las “repúblicas bananeras” y aquellas fuerzas dominantes políticas y económicas, que han establecido relaciones de poder hegemónicas, e inclusive, esclavistas. Este ha sido el pretexto de producción de muchos artistas centroamericanos, que han externado sus realidades individuales y colectivas alrededor de este eje. Las discusiones sobre identidad y blanqueamiento han sido relevantes para observar cómo, todavía, hace falta una gran labor para entender la complejidad de la población centroamericana y cómo el racismo y la xenofobia, han sido institucionalizados.

Chiquita. Moisés Barrios (Guatemala). Acrílico sobre tela, 2016

El reconocimiento de la cultura afrocaribeña como parte nuestra, ha sido limitado. En Costa Rica, particularmente, el blanqueamiento de la historia ha sido regente, construyendo una ficción nacional que no considera lo indígena y afrocaribeño como parte del discurso, sino simplemente como anexos. En los últimos años, desde el Estado costarricense se ha dado más relevancia a manifestaciones artísticas y culturales afrocaribeñas, pero estas se han enfocado sobretodo en el baile popular, la danza y la música. Sin embargo, debe admitirse que, en el campo de la visualidad, las influencias de identidades afrocaribeñas no forman parte de nuestros códigos en la región central, a pesar de que Costa Rica se ubica en uno de los territorios más angostos del caribe continental. Esto podría achacarse, quizá, a la segregación que el Estado, junto con la United Fruit Company, propició, hasta mediados del siglo XX aproximadamente. No ayudó tampoco el desarraigo con otras culturas afrocaribeñas y garífunas importantes extranjeras, de las que Costa Rica es heredera, como la jamaiquina y la haitiana.

Portada: Limón, de la colección “Provincias” Priscilla Aguirre / Holalola (Costa Rica) Afiche (rapidógrafo y tinta china digitalizada) 2013-2015


DisJavier Calvo (Costa Rica) Fotoperformance (quemadura solar sobre el pecho, detalle) 2013 Esta obra enfatiza en el gesto de mudar la piel, que con una desaparición gradual del mapa, apunta a la noción de des-centroamericanización no solamente física. El artista trabaja en el área de su pecho por su importancia cívica: el pecho es el lugar donde descansa la mano al entonar un himno, donde se colocan las insignias. María José Chavarría, catálogo de la exposición “Dis-local”, de Javier Calvo, 2014


Cholo Soy Elliot Tupac (Perú) Serigrafía sobre papel s.f. Elliot Urcuhuaranga Cárdenas “ELLIOT TUPAC”, limeño, pero con profundas raíces en Huancayo, la tierra de sus padres. Un lugar en medio de la sierra peruana y desde donde proviene la esencia de la cultura chicha. Son los colores de su artesanía los que han atraído a Elliot y otros cultores gráficos para desarrollar un producto tan particular de Perú como es el Cartel Chicha. Sin estudios formales de arte ni diseño, Elliot ha cultivado una obsesión por la tipografía. Pablo Castro, exposición “Letra Capital, Elliot Tupac, 2013


Imagen y semejanza Stephanie Williams (Costa Rica) Objeto (libro y audio 2 min 03 seg.) 2015 Esta obra consiste en la construcción de un libro basado en los catecismos pictográficos del período colonial (utilizado para la evangelización). La diagramación y los pictogramas están basados en estudios sobre las catecismos originales y sus interpretaciones, mientras que los pictogramas son (re) interpretados basándose en los formatos y significados originales. En esta propuesta se adapta un relato moderno sobre la representación y el poder, escrito en alfabeto fonético; el audio es el relato oral del contenido del libro. Stephanie Williams wordpresshttps://stephaniewilliamscr.wordpress.com


Pataconera Diseño vernáculo sin autoría Esta variación de la prensa para hacer tortillas se utiliza solamente para hacer patacones; sin embargo, muchas personas prefieren hacerlos aplastando el plátano con un vaso de vidrio, un plato de madera o el mismo puño de la mano. La particularidad que posee la pataconera es el hundimiento que tiene en una de sus caras internas para facilitar la “forma de canasta” que tiene el producto final, el cual se suele rellenar con frijoles molidos y queso, pico de gallo y guacamole. Catálogo de la exposición “D’aquí. Ensayo para la construcción de una colección de diseño”, 2013


Nutee’ Benvenuto Chavajay (Guatemala) Fotografía. Edición 3/3 2010 En los últimos años he venido reflexionado sobre objetoschunches que están en la memoria colectiva, objetos sin sentidos tirados en un lugar determinado, yo los tomo y los transfiguro de una forma sagrada y estética. Con ellos, el artista intenta con ellos, reafirmar su realidad indígena maya. Benvenuto Chavajay, catálago de la exposición “Chunches (Mololon tak Nakun)”, 2014


Cuchara tradicional Diseño vernáculo sin autoría Se cree que este instrumento básico de la gastronomía costarricense fue introducido por las cocineras negras durante la época colonial; por lo tanto, es parte de la herencia africana y no española como algunos creen. Marjorie Ross asegura que “la cuchara de madera se hizo reina de las cocinas coloniales, y era un instrumento no usado por los españoles e introducido por los esclavos negros, que se hizo indispensable, lo mismo que el hábito ancestral de las cocineras africanas de cocinar ‘al gusto’, agregando pizcas de diversos ingredientes conforme se cocían los alimentos” .Tal vez por ello se originó la frase “tener buena cuchara”, refiriéndose a la buena calidad del platillo. Igualmente la expresión popular “meter la cuchara en lo que no le importa” y “andar de cucharilla”, o sea, de “metiche”, entrometerse en asuntos ajenos, como sucedía con los españoles hacia los negros. Marjorie Ross. Entre el comal y la olla. Fundamentos de gastronomía costarricense. San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia. 2010


Aunque se ha logrado atisbar en otras direcciones, resulta urgente incluir piezas de artes visuales y diseño que sean exponentes de esta herencia indígena y afrocaribeña, con el fin de ponerla en valor desde la contemporaneidad y, además, para conservar la memoria de un pensamiento que es fundamental para comprender nuestras múltiples identidades como país y como región. Para repensar el arte contemporáneo, será necesario cambiar esa predisposición a la mirada boreal y enfrentar las visualidades locales, producto de nuestra propia contemporaneidad. En la Colección resaltan algunas obras que problematizan la distancia con dichas herencias, el racismo y el blanqueamiento cultural, que, desafortunadamente, forman parte de la idiosincrasia costarricense y que pueden ser percibidos desde su conformación: la presencia del arte contemporáneo fuera del Valle Central resulta mínima. No ha sido el caso desde el diseño, que se ha investigado y coleccionado desde lo vernáculo, lo colectivo y el anonimato, incluyendo objetos de las periferias rurales y de herencia afrocaribeña. Es cierto que los aportes culturales empiezan a ser reconocidos, pero siguen siendo abordados como objetos exóticos. El velo de la historia decolorada nos sigue impidiendo ver estas manifestaciones, pero no podemos olvidar que el arte contemporáneo no sólo es una tendencia estética, sino una forma de reflexionar nuestro tiempo desde nuestras herencias. Es necesario observar el territorio como una red de conexiones, y conservar las historias que superan el academicismo capitalino y sus influencias cosmopolitas; entender la Colección como un acervo que revise y conserve aquellos lenguajes que todavía (por todas las historias que nos marcan) no han tenido el protagonismo que merecen. La Colección permanente del MADC... ... en 26 años de historia... ... tiene de todo: desigualdad de género, mucho arte y diseño de Costa Rica, un poco de Centroamérica, suficiente de Europa, algo asiático y un afiche africano.

Castro, de la serie “Cabezas de estado” Gu Xiong (China-Canadá) Acrílico sobre tela 1992 Juárez del Huitzo Enrique Flores (México) Grabado (cartel, Carpeta gráfica conmemorativa de la vida y obra de Don Benito Juarez García, Benemérito de las Américas) circa 2007 Sin título, de la colección “Glob-All Mix. 30 Afiches por un Mundo Sostenible” Saki Mafundikwa (Zimbabwe) Ilustración digital impresa en papel 2012



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