El Sombrero del Ecuador

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El Sombrero de Ecuador Los viajes de la toquilla Patricio Montaleza

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Rafael Correa Delgado Presidente Constitucional de la República del Ecuador María Belén Moncayo Ministra Coordinadora de Patrimonio Unidad de Comunicación Pablo Salgado, Asesor / Carmen Guerrero, Directora Ministerio Coordinador de Patrimonio Patricio Montaleza Fotografía e investigación Fabiola Alvarez Consultora de Diseño Textos Dirección de Patrimonio Inmaterial / Instituto Nacional de Patrimonio Cultural Vivir S.A. Producción Editorial D. Nogales Diseño Gráfico

Ministerio Coordinador de Patrimonio Gran Colombia y Sodiro. Edf. Antiguo Hospital Eugenio Espejo Telf.: (593 2) 3948 260 www.patrimonio.gob.ec Quito – Ecuador, Abril de 2013 8




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EL SOMBRERO DE PAJA TOQUILLA

UN EMBLEMA DE LA IDENTIDAD ECUATORIANA ¿Cuántas historias traman en cada sombrero de paja toquilla las tejedoras? ¿Cuántos sueños inspiran su paciencia y prolijidad? ¿Cuánto esfuerzo y trabajo están detrás de cada hebra vegetal? El sombrero de paja toquilla es un auténtico tesoro nacional, debido a su delicadeza y elegancia, pero también porque es un símbolo de la tenacidad, el ingenio y el talento de nuestros pueblos, de cada uno de los hombres y mujeres que fabrican estas piezas de fina artesanía. Los ecuatorianos somos como ese sombrero que ha recorrido el mundo entero. Nos brindamos sin prejuicios, solidarios y emprendedores. Y somos dignos de acompañar al más elegante de los aristócratas y al más humilde de los obreros, porque nuestro sentido de la cultura es profundamente democrático y diverso como nuestra misma nacionalidad. Ahora que el tejido del sombrero de paja toquilla ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, podemos decir, con más razón que antes, que el Ecuador es una tierra generosa, un país lleno de riquezas naturales y culturales únicas en todo el mundo. Celebrar la pervivencia de esta práctica artesanal y de este bello objeto que nos han heredado nuestros ancestros significa para nosotros reivindicar ante el planeta entero el valor intrínseco de nuestro ser como país, plurinacional, intercultural, altivo y soberano. El sombrero de paja toquilla ha sido signo de elegancia y distinción, pero también lo es de trabajo esforzado e imaginación paciente y laboriosa. El sombrero de paja toquilla es un emblema de nuestra nacionalidad precisamente por eso. Porque el Ecuador es como ese sombrero, compuesto de cientos y cientos de hebras de paja. Cada una representa la enorme variedad de comunidades, pueblos y nacionalidades ancestrales que conforman la patria. Debemos estar orgullosos de que uno de nuestras costumbres se reconozca en todo el mundo, no solo por la leyenda viva que son los tejedores de las comunidades de Pile y Barcelona, sino por la belleza que nos representa detrás de cada prenda. Las manifestaciones creativas y estéticas de nuestro país son incontables, como cada una de los nudos y cruces que forman la delicada tela de los sombreros tejidos en Montecristi y sus alrededores, y en Cuenca y sus cercanías. El sombrero de paja toquilla ha sido denominado en el resto del mundo como Panamá hat, por circunstancias históricas quizás no tan importantes como el origen mismo de este sombrero, el más hermoso y sofisticado del mundo.

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Sólo la complejidad de la técnica de su fabricación podría equipararse a su belleza. Detrás de cada prenda tejida por las hábiles manos de nuestras y nuestros artesanos se encuentran una serie compleja de saberes culturales, de técnicas y procedimientos de fabricación transmitidos de generación en generación, de los padres a los hijos, de los abuelos a los nietos. El sombrero de paja toquilla también es un símbolo de cómo se ha escrito la historia verdadera de nuestra patria: silenciosamente, como amor infinito y esperanza en el futuro, con entrega desmedida y desinterés. Al reconocer la importancia del sombrero de paja toquilla también estamos reconociendo el valor de nuestra propia historia como nación desde nuestros orígenes. El Ministerio Coordinador de Patrimonio ha decidió apoyar la publicación del presente libro, como parte de sus compromisos con el rescate, salvaguarda y desarrollo de todos nuestros patrimonios culturales, materiales e inmateriales. En una acción inédita en lo que vamos de vida republicada, el Gobierno de la Revolución Ciudadana ha ubicado a los patrimonios naturales y culturales en el centro de sus políticas públicas. Cada vez que recuperamos y entregamos de nuevo alguno de nuestros patrimonios culturales a los ciudadanos y ciudadanas, salvamos del olvido y la extinción la existencia misma de nuestro país. Cada sombrero de paja toquilla nos habla de quiénes somos, de cómo entendemos la vida cultural, económica y política. Que la publicación de este libro sea una ocasión más para celebrar la existencia de nuestra cultura diversa y compleja. Somos un pueblo de pueblos, una nación de naciones. Somos un espíritu multitudinario. Y en esta variedad se encuentra precisamente nuestra fuerza para enfrentarnos al futuro. Que nadie lo olvide: el Ecuador es el mejor país del mundo. En cada una de las manifestaciones de nuestra cultura se encuentra nuestro emblema, como en el caso del sombrero de paja toquilla: estamos en la mitad del mundo, en el corazón de Nuestra América, en el centro de nuestra Patria Grande. Ofrecemos sombra a las cabezas esforzadas, sosiego a las mentes encendidas. Somos el país de la paz, la conciliación y la esperanza. Somos el país de la alegría y el futuro. MARÍA BELÉN MONCAYO Ministra Coordinadora de Patrimonio 13


Los viajes de la toquilla En este momento hago un alto y miro hacia atrás, tratando de ubicar el momento en el cuál el sombrero se convirtió en un elemento importante en mi vida. La primera referencia siempre será mi abuela Odalia, nieta de prósperos comerciantes de sombreros, a inicios del siglo XX; para quienes Cuba, Venezuela y Panamá fueron lugares tan frecuentes como Chone, Guayaquil y Cuenca. Quizás sea la historia que me contó mi padre, sobre cuanto le gustaba llevarme en su bicicleta, con un sombrerito hecho a la medida, cuando apenas era un niño que empezaba a caminar, por las calles de Pasaje, el lugar en donde el era profesor de escuela. Lo cierto es que, como todo cuencano, crecí en una ciudad en la cuál los sombreros, las calles adoquinadas, las casas de patios interiores, las huertas llenas de plantas y árboles, eran lo común, lo normal, lo propio. El paisaje azuayo y las primas choneñas, lastimosamente radicadas en Nueva York, me hicieron consciente que había nacido en un país hermoso, de gente bella y generosa. Mi abuela se quedó, en su pronta adolescencia, huérfana de abuelos, quienes fueron sus verdaderos padres. Un incendio se llevó las imágenes y los recuerdos de la vida familiar: de los abuelos de mi abuela, de mi abuela, de mis padres, e incluso de los de mi más tierna infancia. La necesidad de recuperar los recuerdos perdidos me llevaron a ser fotógrafo, la vida me ha pemitido ser viajero, y en cada viaje, siempre, me acompañan la curiosidad, una cámara y mi sombrero de paja toquilla, Y aunque no recuerde la primera referencia sobre la importancia que tiene el sombrero de paja toquilla, en mi vida; tengo presente los viajes recientes, las conversaciones, los aprendizajes, las visitas; que me llevaron a lo largo y ancho del país, para encontrar a los mejores tejedores de sombreros del mundo, a los mejores armadores, a los grandes exportadores, a las hábiles mujeres azuayas, que mantienen vivo ese patrimonio mundial, que heredamos y hemos sabido mantener, a lo largo de varias generaciones de ecuatorianos, el sombrero de paja toquilla. De mi abuela heredé tres cosas de las cuáles siempre estaré orgulloso: El placer de contar y escuchar historias; el haber descubierto la música de Julio Jaramillo en sus discos de vinilo; y, el gusto por la 14


política, mi abuela fue una velasquista convencida, aunque siempre me decía que le habría gustado más conocer al General Alfaro. Como ecuatoriano, agradezco la oportunidad que he tenido de plasmar este viaje, estos viajes, estos recuerdos, que no tienen fecha determinada; pues aunque unos sean recientes, hay otros que vienen de otros tiempos, de otras vidas, de otras personas; porque el sombrero de paja toquilla, aunque sea una hermosa y delicada obra de arte, nacida de la habilidad de las manos ecuatorianas que lo tejen, es un legado ecuatoriano para la humanidad. Y así como no preciso la fecha exacta en la cuál el sombrero se convirtió en un elemento importante en mi vida, espero que mi hijo y mis hijas, en algún momento futuro de su existencia, hablen de mi viaje por la vida, con el orgullo y el amor, que hoy siento por ese legado de historias contadas, de fotos perdidas y de canciones olvidadas, que componen la mejor herencia que pudo darme esta patria amada.

PATRICIO MONTALEZA

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El tejido tradicional del sombrero de paja toquilla, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad El “Tejido tradicional del sombrero de paja toquilla ecuatoriano” es un nuevo reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad con el que cuenta el Ecuador, título concedido por la Unesco, que el 5 de diciembre de 2012 incluyó a esta manifestación, que se ha mantenido durante siglos, dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento se une a las declaratorias que la Unesco ha concedido al país: Quito, Patrimonio Cultual de la Humanidad (1978); las Islas Galápagos, Patrimonio Natural de la Humanidad (1979); el Parque Nacional Sangay, Patrimonio Natural de la Humanidad (1983); Cuenca, Patrimonio Cultural de la Humanidad (1999); y el Patrimonio Oral y las manifestaciones culturales del pueblo Zápara, proclamada obra maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial (2001) e incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2008. El reconocimiento de este patrimonio es un trabajo liderado por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), entidad que elaboró el expediente técnico, documento que fue remitido por el Ministerio Coordinador de Patrimonio ante la Unesco por intermedio de nuestra Cancillería, cumpliéndose uno de los objetivos del Gobierno de la Revolución Ciudadana. La elaboración del expediente contó con la participación activa de los grupos y detentores de las comunidades involucradas de las provincias de Manabí, Azuay, Cañar y Santa Elena tanto en la definición de los diferentes documentos, así como en otras acciones ejecutadas para que el tejido del sombrero de paja toquilla sea reconocido a nivel mundial. Con este reconocimiento, se espera visibilizar el significado y función sociocultural del patrimonio inmaterial que se expresa en un conjunto de conocimientos, prácticas y técnicas tradicionales, superando la visión monumentalista del patrimonio y el enfoque conservacionista de la artesanía como un objeto. Esto implica una acción de reivindicación de las comunidades involucradas y el realce de su autoestima, así como un compromiso de las mismas para continuar con la transmisión de los saberes.

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Segundo Espinal, descendiente de la tradicional estirpe de tejedores manabitas; es considerado actualmente como el mejor tejedor de sombreros finos del mundo.

Las manos de Don Segundo Espinal dan forma a la toquilla mediante sus movimientos armoniosos, firmes y a la vez delicados. 21


El sombrero es el resultado de la habilidad y a la poesía que ponen los tejedores en su elaboración, para convertir la paja en una pieza suave, luminosa y elegante, con una forma cercana a la perfección.

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El productor Hugo Bernal revisa uno de los sombreros más finos del mundo, un Montecristi elaborado con 59 fibras, que fue tejido por Pablo Espinal, de Pile.


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La calidad de un sombrero de paja toquilla se mide según la cantidad de fibras que caben dentro de una pulgada; mientras más sean, más fino será el sombrero.

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El sombrero es una obra perfecta que se reconoce por su textura, la finura de la trama, la belleza del tejido; y un detalle sumamente importante, por la nitidez del remate.

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Estas tejedoras disfrutan de su labor en uno de los parques de la ciudad de Cuenca.

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Tejedora de Montecristi

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Tejedoras de Pindilig, Azogues, una de las zonas mรกs productivas en el Austro.

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María Amay, integrante de la Cooperativa de Tejedoras “María Auxiliadora” del Sigsig.

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MANABÍ, ORIGEN DEL TEJIDO DE LA PAJA TOQUILLA El uso de la “toquilla”, como popularmente se conoce a esta especie de palma, se puede remontar a épocas precolombinas. Varios pueblos del litoral ecuatoriano la emplearon, quedando evidencias de su uso en culturas como Chorrera, Jama Coaque, Bahía, Guangala, Milagro Quevedo y Manteña. El origen del tejido del sombrero de paja toquilla se localiza en la provincia de Manabí. En 1630 el indígena Domingo Chóez conjugó esta materia prima con la forma de los sombreros españoles. La actividad toquillera se consolidó en el siglo XVII, cuando decae la producción de algodón y los europeos empiezan a demandar el sombrero de paja como un sustitutivo más liviano que el de paño. Los tejedores de Montecristi y Jipijapa, se especializaron en la elaboración del sombrero bajo el modelo europeo. Las primeras referencias históricas de talleres formales de tejido del sombrero de paja toquilla las encontramos a finales del siglo XVIII, cuando el monarca español Carlos IV suprimió las tasas para las manufacturas y autorizó en las colonias americanas el establecimiento de talleres y fábricas, entre ellos los de tejido de “tocas y sombreros de paja”. Más tarde, en 1859, la Reina de España mandó que se organice en Aranjuez una compañía de infantería cuyo uniforme diario cuente con un “sombrero Jipijapa”, haciendo relación a los sombreros de toquilla que se tejían en esa localidad: “… en Jipijapa se produce una paja finísima y blanca, con la cual se tejen preciosos sobreros [que] se los vende en tres y cinco escudos y realmente vale, porque soportan el gran sol y las intensas lluvias.” (Descripción de Mario Cicala 1748-1767) El conocimiento del tejido del sombrero de paja toquilla no solo se expandió dentro del país, sino que se irradió fuera de los límites nacionales. Los artesanos manabitas llevaron –junto con la materia prima procedente principalmente de la provincia costera de Santa Elena- la técnica del tejido a Colombia (Nariño), Perú (Moyabamba), Bolivia (Santa Cruz de la Sierra) y a Centro América, donde se proyectó el sombrero como una importante artesanía en México (Yucatán y Campeche), Honduras, Nicaragua y Guatemala.

El Puerto de Manta, Provincia de Manabí. 31



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Fachada de una tienda de sombreros.

Sombreros populares. 35


Un sombrero fino de Montecristi en proceso de elaboraciรณn.

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La finura de un “Montecristi� en manos de una tejedora manabita.

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El tejedor se ubica para su tarea, sobre las hormas que descansan en una base natural, armada con un tronco de tres ramas. 38


En ManabĂ­. se siembra y se elabora la materia prima de los sombreros, la paja toquilla. 39





Escuela taller del tejido de sombreros de paja toquilla Pile Con el propósito de continuar la transmisión del conocimiento del tejido de sombreros de paja toquilla, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) creó el centro de formación artesanal Escuela Taller Pile, en el cantón Montecristi de la provincia de Manabí. Veintiséis estudiantes de 15 años en adelante forman parte del grupo entusiasta que busca adquirir nuevos conocimientos, que les permita mejorar la calidad de los tejidos, completando la cadena productiva del sombrero para su venta directa, mejorando así sus ingresos económicos. En la escuela taller, además de las enseñanzas relacionadas al tejido del sombrero de paja toquilla, se imparten asignaturas básicas para reforzar los conocimientos de las personas beneficiadas. Pile es cuna de hábiles artesanos, por esta razón se busca salvaguardar la tradición del tejido de sombreros de paja toquilla con la creación de esta escuela. Instituto Nacional de Patrimonio Cultural

Humedeciendo las manos y la paja para facilitar su manejo, cada movimiento de manos es un acto preciso y elegante.. 43




Joven aprendiz de tejedor.

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Compartiendo aprendizajes y buenos momentos de vida, alumnas del Centro de Formaciรณn Artesanal, Escuela Taller Pile.

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EL AUSTRO SE UNE A LA PRODUCCIÓN En el siglo XIX, esta actividad atrajo el interés fuera de la región litoral, especialmente en el Austro de la serranía ecuatoriana. Los bajos costos de la materia prima para la elaboración de los sombreros y los altos costos que adquiría el producto elaborado, ocasionaron la rápida difusión del tejido de sombreros en varios poblados rurales, así como dentro de las ciudades de Cuenca y Azogues. Es así que el 17 de mayo de 1844 el Cabildo cuencano ordenó la creación del primer taller para confección de sombreros y la enseñanza del tejido de sombreros de paja toquilla como materia obligada. Uno de los personajes claves para entender la implantación de la industria del sombrero de paja toquilla en la sierra sur es el Corregidos de Azogues, Bartolomé Serrano, quien vio en esta actividad una solución para la dura crisis económica que afectaba a esta región. Así, trajo desde Jipijapa artesanos para que enseñaran el oficio, incluso bajo la amenaza de castigo al considerar el tejido como “ … un arte redentor frente a la falta de trabajo”. Quienes se resistieron a acatar la orden del funcionario fueron encarcelados y obligados a aprender el oficio en prisión con la supervisión de un maestro tejedor. Serrano trajo la materia prima desde Manglar Alto (hoy provincia de Santa Elena), y abasteció a los nuevos artesanos de hormonas y cajones para sahumar y blanquear la paja. Para este período inicial de la actividad toquillera en Azuay y Cañar, las principales zonas de tejido de sombreros de paja toquilla fueron Paute, Gualaceo, Sígsig, Azogues, Biblián, Cañar y Déleg. Este trabajo realizado independientemente por tejedores, dotó del producto semielaborado a los comisionistas de las grandes exportadoras. Desde el siglo XIX la producción toquillera y su exportación alcanzó importantes niveles en las provincias serranas del Azuay y Cañar, incorporándose al mercado exportado mundial. La implicación directa de este fenómeno recayó particularmente sobre la ciudad de Cuenca. Como consecuencia del “boom toquillero”, en esta ciudad se produjeron importantes transformaciones económicas al tiempo que la imagen urbana empezó a consolidarse con una nueva fisonomía, que se alejó de la arquitectura colonia, para acoger la influencia de la arquitectura francesa.

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Modelos: Plantador, Clรกsico, y Moon River. 52


Modelo Dandy

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Un grupo de turistas daneses visitando la Casa del Sombrero de Cuenca.

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Cuenca fue declarada “Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la Unesco en 1999, es una ciudad cultural y turística por excelencia.

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El realizador francĂŠs Mathieu Bana filma a Consuelo Jimbo, tejedora de la empresa Homero Ortega, de Cuenca, para un documental sobre el sombrero de paja toquilla. 57


Fernando Moreno, empresario exportador de sombreros de paja toquilla, en un evento internacional, promocionando el producto ecuatoriano.

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Las autoridades cuencanas como María Caridad Vázquez, quien dirige la Subsecretaría Nacional de Planificación, incorporan el sombrero en su vestimenta oficial.

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Una pareja de artistas brasileĂąos interviene en la apertura del Circo Social, en Cuenca. 61


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AUGE EN LA EXPORTACIÓN DE SOMBREROS El auge exportador de sombreros generó una etapa de bonanza económica sin precedente; hacia 1863 se exportó desde el Puerto de Guayaquil la increíble cifra de 500.000 sombreros anuales; y para 1854 “el valor de la exportación del sombrero de paja toquilla superó al del cacao, siendo aquel año, el producto que mayores ingresos dio al Estado ecuatoriano” (Guerra Cáceres 1998:76). Momentos clave en los que se dio una notoria alza en la producción toquillera fueron la Exposición Mundial de París (1855), en la que se promocionó el sombrero ecuatoriano de toquilla, y la década de los ochenta del siglo XIX cuando la construcción del Canal de Panamá generó una gran demanda de este producto, basado en la necesidad de sus obreros de protegerse del sol. Al ser el Canal de Panamá una obra majestuosa de ingeniería en el mundo, su construcción incluyó un despliegue informativo que incluía a los obreros usando el sobrero de paja toquilla, además de políticos de renombre como el Presidente Roosevelt de Estados Unidos. Este hecho mediático llevó a la errónea denominación de “Panama Hat”. El apogeo del comercio del sombrero de paja toquilla terminó con la crisis generada por la Segunda Guerra Mundial que dio pie al declive de esta actividad, sin que ello haya implicado la desaparición de los conocimientos y del saber hacer, existiendo hoy un nuevo repunte del tejido tradicional como una de las actividades artesanales más representativas del Ecuador.

Rodolf Dorzfaun pionero del comercio internacional del sombrero ecuatoriano, en una foto emblemática de su juventud en Alemania, país de donde huyó en 1939 debido a la guerra. La moto y el sombrero fueron la inspiración para su nueva vida en Ecuador. La foto fue hallada luego de su muerte.

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El General Eloy Alfaro, líder de la primera gran transformación social, política y educativa del Ecuador, fue uno de los grandes pioneros del comercio internacional del sombrero ecuatoriano 64


Cuenca vivió un gran auge económico entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En esta foto hecha en Caracas, en el año de 1933, el cuencano Luis Garzón Rivera. 65


Personajes de la política mundial como: Winston Churchill y Nikita Kruschev, usando sombreros ecuatorianos que se promocionaron mundialmente como “panama hat´s”, a raíz de la visita al Canal de Panamá del presidente norteamericano Theodore Roosevelt.

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El Presidente Rafael Correa ha reposicionado el uso de elementos de la cultura ecuatoriana, como el sombrero de paja toquilla. En esta foto durante un recorrido de campaĂąa.

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La narradora de cuentos, Angela Arboleda luciendo un sombrero modelo plantador. 68


El escritor guayaquileĂąo Miguel Donoso Pareja, en su residencia.

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Un grupo de niĂąas cuencanas luciendo orgullosamente sus modelos, durante una visita al Museo del Sombrero.

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CAMBIAR

El cantautor cubano Silvio RodrĂ­guez, en su gira de conciertos por el Ecuador.

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CONOCIMIENTOS QUE PERDURAN EN EL TIEMPO Los conocimientos vinculados al tejido del sombrero han sido transmitidos de generación en generación hasta la actualidad, lo que hace de esta artesanía un elemento integrador de la familia, la historia y las tradiciones. La actividad se convierte en un elemento identitario de las comunidades. En el caso de Azuay y Cañar, el sombrero forma parte del atuendo tradicional de la chola cuencana, personaje mestizo que tiene sus orígenes en tiempos coloniales. Al interior de estas provincias, las diferentes comunidades se distinguen entre sí, entre otros aspectos, por la forma, tipo de tejido y tamaño de los sombreros de sus habitantes. En Manabí, y otras provincias costeras, el uso del sombrero está vinculado al trabajo agrícola del montubio, como elemento de protección contra la intemperie y de distinción social en contextos festivos. El tejido del sombrero de paja toquilla es considerado un arte, una labor netamente manual que no emplea más herramientas que las manos de los tejedores; y por el tiempo y condiciones que demanda este delicado trabajo. En Manabí, la forma clásica de tejer sombreros se realiza utilizando un “trípode”. En la sierra, el tejido es parte de las actividades cotidianas de las tejedoras, se teje al caminar, al pastorear o mientras las mujeres se reúnen a conversar.

En medio del paisaje andino, se tejen miles de sombreros diariamente. Hay una intensa actividad en parroquias como: Principal, Zhio y Muzhio del Cantón Chordeleg 73


Mayorales en la Fiesta del Niño, en la parroquia Paccha de Cuenca, que se realiza el primer día del año.

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En Pile todos tejen sombreros, este es un arte que se aprende desde la infancia.

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El violín, el agua y la comida serían nada sin la alegría que le ponen estos campesinos del Sigsig a la celebración del Carnaval.

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La gastronomĂ­a azuaya se basa en el maĂ­z, bebidas como el rosero, el mote, o las tortillas asadas en tiesto de barro.

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La Reina que engalana el Carnaval en Gualaceo, Provincia del Azuay 79


Marco Tapia, Alcalde de Gualaceo, recibiendo un plato tĂ­pico por parte de una de las comparsas que participan en el Carnaval.

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El Carnaval es un tema fundamental en la vida del pueblo azuayo, Miguel FereĂąo, Alcalde de Paute recibiendo los presentes de parte de las familias tejedoras de sombreros.

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Grupo de elegantes damas, mejor conocidas como Cholas Cuencanas, durante los festejos por el DĂ­a de la Mujer, en el Parque Central de Cuenca.

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La Chola Cuencana viste con sombrero de paja toquilla, zarcillos de plata, blusa bordada, macana de hilo, y polleras de terciopelo.

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El sombrero es parte del equipamiento del montubio, habitante de la costa ecuatoriana.

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Cristina Aguirre y Eladio Varas, estudiantes de medicina, al caer la tarde en el MalecĂłn del RĂ­o Guayas.

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LA PAJA TOQUILLA La materia prima con la que se elaboran los sombreros es la especie vegetal denominada Carludovica Palmata, una variedad de palma sin tronco, originaria de la región húmeda del litoral ecuatoriano, de hojas anchas en forma de abanico que alcanzan los dos o tres metros de largo. Ampliamente se conoce a esta fibra vegetal como Paja Toquilla, nombre que a su vez proviene de las antiguas “tocas”, que aparecen en figurillas precolombinas correspondientes a ancestrales culturas de la costa ecuatoriana. Las “toquillales”, nombre dado a los sembríos de toquilla, constituyen un punto de máxima atención en la cadena de producción del sombrero, ya que su cuidado requiere de conocimientos y saberes vinculados a la naturaleza, y de técnicas tradicionales de siembra y cultivo. El proceso de preparación de la paja toquilla incluye la cosecha, el desvene (separación de fibras), la cocción (para eliminar clorofila), el secado, el sahumado (en fogones) y el azocado (blanqueado de hebras), para finalmente entregarla a los tejedores o a los intermediarios que se encargarán de distribuir la materia prima para el tejido. Aquí empieza una compleja red de relaciones sociales que unen la sierra sur con el litoral ecuatoriano donde participan diversos actores sociales como: Cultivadores – productores, cosechadores, procesadores de la materia prima, mayoristas y minoristas de la materia prima, pajeras, tejedores y tejedoras, rematadores y terminado del sombrero, mayoristas y minoristas de sombreros, fábricas exportadoras, mercado nacional e internacional.

La Toquilla, cuyo nombre científico es Carludovica Palmata, es una planta larga, alta y ligera; cuyas hojas de color verde brillante toman la forma de un abanico cuando se despliegan. 87


En una plantación de la península de Santa Elena, el corte de los tallos de la Cardulovica Palmata, en estado de retoño, es realizado por los denominados “pajeros”.

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Luego de limpiarlas y hervirlas en grandes ollas de barro, las plantas son colgadas al viento hasta que adquieran la tonalidad y la textura requeridas.


La paja es trabajada una y otra vez, hasta obtener los finos hilos de los cuáles saldrán elegantes sombreros; mientras más cuidado y atención, más finos serán los sombreros que se obtengan. 89


Trabajar la paja es un proceso fuerte, generalmente realizado por mujeres.

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La paja puede ser teĂąida de diferentes colores, como tambiĂŠn ser procesada para darle diversas texturas y diseĂąos al sombrero.

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La paja procesada es remitida desde Santa Elena y ManabĂ­ a todo el paĂ­s, y se la comercializa en depĂłsitos y cooperativas de tejedores, de la Costa y la Sierra Ecuatorianas.

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La Roseta, es el centro a partir del cual se teje el sombrero de paja toquilla.

Las uĂąas largas, duras y afiladas, son un instrumento fundamental para el tejido de los sombreros.

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La industria del sombrero ecuatoriano genera una serie de transacciones comerciales, entre las tejedoras, las compiladoras, las fรกbricas y las exportadoras.

Un sombrero fino de Montecristi que serรก entregado a las comercializadoras.

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Julio Guerra, Jefe de Control de Calidad de la Empresa Serrano Hat´s, evalua la materia prima entregada por las tejedoras de Sigsig, Gualaceo, ChordelÊg, Paute y Azogues.

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El blanqueo es un proceso que se realiza colocando la paja humedecida sobre una base de piedra caliza en la cual se muele el azufre, elemento que le darĂĄ la tonalidad marfil brillante caracterĂ­stico de la paja toquilla.

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Remate, maceteo y hormado en la Casa del Sombrero 98


El proceso de elaboración del sombrero concluye en la fase de “Terminados”, en la cuál se definen los bordes, las cintas y los adornos finales.

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Los sombreros ecuatorianos se comercializan en todo el mundo, en este caso como un sombrero inglÊs de la marca Christy´s.

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Las tiendas y marcas mรกs importantes del mundo de la moda, tienen secciones dedicadas al sombrero de paja toquilla ecuatoriano.

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ROMANCE A UNA TEJEDORA MANABITA Pasillo Letra: Paco del Castillo. Música: Filemón Macías. Con una horma de esperanza Y dedos de clavelina Va tejiendo su sombrero La manabita más linda. Que finas que son las hebras Tan finas como ella misma Ay quién fuera Horacio Hidrovo Con el panal de su poesía Para cantarte en aromas Una canción de toquilla. Dime linda manabita Si es verdad que en tus vigilias Tejes con aguas delgadas Y en diamantes cristalizas Ese sombrero tan leve Que más que sombrero es brisa O es que tus dedos de pétalos De rosas, nardo y lilas Están tejiendo un sobrero Con rayos de luna india. Di por qué haciendo milagros

“La Toquilla”, es el nombre artístico de Alejandra García, cantante manabita que interpreta música nacional ecuatoriana.

Aún mis ojos no te miran En el altar de tamarindo Entre oro, incienso y mirra O es que acaso por robar al creador sus maravillas con que tejió las estrellas de los alteres te quitan y te encarcelan celosos tras rejas de eucaristía. ¡Pero no!... guarda silencio tus secretos no me digas sigue en tu horma de esperanza tejiendo sueños de almíbar y diciendo a labios quedo oraciones de ambrosía teje teje tejedora de dedos de clavelina teje tejedora y une mis versos a tu toquilla.

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El cantante ecuatoriano, Héctor Napolitano, haciendo dúo con el actor cubano Renny Arozarena, en un sector popular, durante una función del Festival Internacional de Cine de Cuenca.

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David Sorrizo, actor y bailarĂ­n de circo; y su sombrero de paja toquilla ecuatoriano.

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AGRADECIMIENTOS A los tejedores de Pile y Barcelona, los mejores del mundo. A las tejedoras de Sigsig, Azogues, Paute, Gualaceo y Chordelég por la dedicación y el cariño que ponen en cada sombrero. En Santa Elena, a la gente que produce la materia prima del sombrero. En Quito, a Pablo Salgado y Carmen Guerrero, por pensar esta historia y haberme permitido contarla. En Guayaquil, a Arcadio Arosemena, por su apoyo en la elaboración de este libro. A Alicia Ortega por sus valiosas observaciones y sugerencias. A Juan Fernando Paredes y su pasión por el sombrero. A Hugo Bernal y su familia, por las generosas enseñanzas sobre el sombrero A la Fábrica Dorzfaun, por la confianza. A las Empresas: Serrano Hats, Homero Ortega, Casa Paredes, Hugo Bernal, y Ecuadorian Hats, por permitirnos compartir sus espacios. A Fernando Moreno, en su dedicación para abrir nuevos espacios comerciales para nuestro país. A Carmela Garzón por compartir sus recuerdos. A Catalina y Galo, mis padres, por mantener vivo el afecto y los recuerdos. A Luis Rivadeneira, amigo y compañero en las rutas. Y a toda esa gente que nos ha permitido un tiempo, para conversar, para fotografiarlas, para aprender; y cuyas imágenes viajan conmigo, siempre.


G.Patricio Montaleza Cuenca 1968 Estudió Biología del Medio Ambiente; y Comunicación Social en la Universidad del Azuay, UDA. Desde la adolescencia se dedicó por cuenta propia al mundo de las imágenes, como fotógrafo, escritor y productor audiovisual. Es el Director del Festival Internacional de Cine de Cuenca, Fundador del Ecuador Fotofest, y del Proyecto “Los Puris, Cultura Audiovisual para Niños” con los cuáles ha sido ganador de varias convocatorias del Ministerio de Cultura del Ecuador. Fue Presidente del Consejo Consultivo de la Televisión Pública del Ecuador (2008-2009). Fundador de la Escuela de Cine de la Universidad de Cuenca. Editor Fotográfico de la Exposición “Cuenca, Patrimonio Cultural de la Humanidad” para la UNESCO en París. Ganador del V Concurso Internacional de Fotografía de la Revista “Geomundo” (México-1996). Ganador del 1er Premio del Concurso “Mujer, Imágenes y Testimonios” (Cuenca-1998). Su trabajo se ha publicado y expuesto en varias obras y producciones, dentro y fuera del Ecuador.

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El Proceso Juliano; Jaime Breilh y Fanny Herrera; Corporación Editora Nacional-UASB, Ecuador 2011

Panamá, sombrero de leyenda, Martin Buchet y Laziz Hamani, Ediciones Librimundi, Ecuador 2004

Ecuador ¡Viva La Fiesta!, Pablo Cuvi, Jorge Dávila, Jorge Martillo, Esteban Michelena, Patricio Montaleza;

Dinediciones, Ecuador 2002

Cuenca de los Andes, Los sombreros de paja toquilla, María Leonor Aguilar; Municipalidad de Cuenca –CCE Núcleo del Azuay, Ecuador 1998

Revista de Patrimonio Cultural Inmaterial, INPC, Ecuador octubre-diciembre 2012

CRÉDITOS: Fotografía: Patricio Montaleza Otras fotos: Montaleza-Arosemena: 17, 66 ; Arcadio Arosemena : 28, 67, 83; Exportadora Kurt Dorzfaun: 60; Empresa Homero Ortega: 86; Francisco Caizapanta: 73; Manuel Avilés: 37; Museo Remigio Crespo Toral: 62; John Guamán: 30-31; Diego Cáceres - Diario El Tiempo de Cuenca: 65; Librimundi: 64. Portada: Sombrero tejido por Pablo Espinel, Armado por Hugo Bernal, en la Mansión Alcázar de Cuenca Sombreros diseñados por: Homero Ortega S. A.: 5, 50, 56; Serrano Hat´s: 17, 66, 67; Hugo Bernal e Hijos: 20, 23, 100, 103; La Casa del Sombrero: 53; 69. Foto Analiz Cordero. Diseño de vestuario : Cuka Mora. 109


COLECCIÓN

Memoria fotográfica de la riqueza patrimonial del Ecuador 1. Los Pata Salada Montubios de Manabí 2. Tsáchilas Pueblo de chamanes 3. Portadores de Saberes Tradicionales Provincia de Santa Elena 4. Ancón Álbum de familia 5. El Sombrero Ecuatoriano Los viajes de la toquilla






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