Creciendo Juntos - Anuario 2009

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Hacia el bicentenario de la Revolución de Mayo, dos capítulos olvidados de nuestra historia EL PROYECTO PEDAGÓGICO DE LOS HOMBRES DE MAYO El proceso de renovación política y cultural se venía perfilando desde momentos previos a la revolución de Mayo, por la clara influencia de las nuevas ideas de la ilustración. Hombres como Manuel Belgrano, Mariano Moreno, José Gervasio Artigas y José de San Martín lucharon por construir una patria grande e independiente en América Latina, desempeñándose como políticos y militares pero también como pedagogos. La generación de Mayo luchó por el desarrollo de la educación para el progreso que forme al ciudadano y le permita alcanzar los beneficios de la instrucción popular. Influenciada por las ideas europeas ilustradas toman aquellos pensadores más radicalizados como Rousseau, intenta aplicar a la realidad latinoamericana conceptos abstractos como libertad, igualdad y fraternidad. Mientras que para algunos de sus contemporáneos la libertad era sólo un privilegio para los comerciantes de Buenos Aires, ellos proponían la abolición de la esclavitud y la igualdad de los pueblos originarios; mientras la fraternidad era entendida sólo para los hombres decentes europeos o descendientes de ellos, otros americanos soñaban con la integración de las etnias y culturas de nuestro continente tan diverso. Así, nacerán dos proyectos. Políticos, económicos, culturales y también pedagógicos que se enfrentarán en la etapa de la formación del estado argentino, desde 1810 a 1880. Belgrano es uno de los pioneros de la transformación educativa en el Río de la Plata. Se nutre constantemente de lecturas de las nuevas ideas pero sin separar su mirada de la realidad. Señala en su autobiografía que “todo es una consecuencia precisa de ella”, por lo cual dedica parte de su vida a estudiar y diseñar lineamientos para la política educativa de la naciente patria. Uno de los ejes más relevantes de su vida, pero no más difundidos, reside en su vocación educativa y cultural. Aún en la etapa colonial desde su cargo de Secretario del Consulado descubre que sólo 15.000 de 400.000 personas sabían leer y escribir afirma: “¿Cómo se pretende que los hombres tengan amor al trabajo y que los ciudadanos sean honrados si no hay enseñanza y la ignorancia pasa de generación en generación?””1. Crea entonces, la Escuela de Náutica y Minería en 1797, la Escuela de Dibujo en 1799 y la de Pintura en 1801. Funda también la Sociedad Patriótica, literaria y económica; promueve los cursos de medicina, química, y anatomía; propone el establecimiento de escuelas de primeras letras en todas las parroquias de las ciudades y de la campaña donde los jueces debían obligar a los padres a enviar a sus hijos las mismas y los párrocos difundir el proyecto. En sus memorias expone “...en este país hay infinitas materias primas que tenemos y podemos tener con nuestras industrias, pueden proporcionar mil medios de subsistencia a estas infelices gentes e inspirarles amor al trabajo, pues en un pueblo donde no reina éste, decae el comercio y tomo su lugar la miseria. (...) Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las niñas donde se les enseñaría la doctrina cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, y principalmente inspirarles amor al trabajo (...) criadas de esta forma serían madres de una familia útil y aplicada.”2 Para Belgrano la educación era el origen de la felicidad pública y del progreso. En medio de fervorosa actividad se inicia el proceso revolucionario en Hispanoamérica. En Buenos Aires se conforma la Primera Junta de la cual Belgrano es vocal “sin saber cómo ni por dónde”, pero con el objetivo claro de “corresponder a la confianza del pueblo” y trabajar por el bienestar común. Su accionar desde la Primera Junta es consecuente con su labor en el Consulado, avanza así en un diagnóstico educativo de la realidad: “No es fácil hallar la felicidad pública hallándosela educación en un estado tan miserable, que aun en las mismas capitales se resienten a su falta. Los ha habido, los hay, es a saber escuelas de primeras letras, pero sin constituciones formales, sin una inspección del gobierno y entregadas acaso a la ignorancia misma, y quien sabe si a los vicios; es preciso lastimarse de esta situación, la deben sa-

ber nuestras autoridades constituidas, y prevenir las funestas consecuencias que deben resultar de estado tan lamentable.”3 Sostiene permanentemente la idea de la superación de la sociedad a partir de la educación: “Debemos tratar de atender una necesidad tan urgente, establecimientos de enseñanza, para cooperar con la ideas de nuestro sabio gobierno a la propagación de los conocimientos, y formar al hombre moral, al menos con aquellas nociones más generales y precisas que en adelante puedan ser útiles al Estado y seguir a mayores fomentos en ramos tan precisos...”.4 A partir de este pensamiento funda en 1810 la Escuela de Matemáticas reconociendo que “uno de los principales medios que se deben adoptar son las escuelas gratuitas. Allí la gente debe mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por la institución.”5 Durante esta etapa otro foco de difusión de las ideas revolucionarias es la Gaceta de Buenos Aires, primer periódico patriótico, donde escriben entre otros personajes Belgrano y su fundador, Mariano Moreno. El 13 de septiembre se publica un artículo titulado “Educación”, que aparece como anónimo aunque diferentes historiadores coinciden que su autor es Belgrano. El artículo plantea que por la guerra se ha abandonado los establecimientos que se fundaron “para el cultivo de las ciencias y de las artes” y exhorta a los magistrados a ocuparse de este tema para evitar que”“los jóvenes atraídos por el brillo de las armas que habían producido nuestras glorias, quisieron ser militares antes que formarse como hombres”. La Asamblea General Constituyente premia en 1813 al general Manuel Belgrano, vencedor en Salta, con un sable con guarnición de oro y la donación de 40000 pesos. A tan elevada distinción respondió: “...he creído propio de mi honor y de los deseos que inflaman por la prosperidad de la patria, destinar los expresados cuarenta mil pesos para la dotación de cuatro escuelas públicas de primeras letras, en que se enseña a leer y escribir, la aritmética, la doctrina cristiana y los primeros rudimentos de los derechos y obligaciones del hombre en sociedad así a esta y al gobierno que la rige; en las cuatro ciudades, a saber: Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, bajo el reglamento que pasaré a V. E...”. La Gaceta da a conocer es su totalidad dicho reglamento, que constó de veintidós artículos. Algunos de sus puntos más importantes determinaban destinar el monto para los materiales didácticos necesarios y para los niños pobres, en caso de sobrar dinero se realizarían premios que estimulen el aprendizaje de los jóvenes; también establecía el carácter estatal de las instituciones con administración del ayuntamiento y la elección de los maestros se establece bajo estricto control del Estado a partir de una pública convocatoria. Se limita el autoritarismo pedagógico colonial y sobre la conducta del maestro se recomienda que debe inspirar el amor al orden, respeto por la religión, moderación y dulzura en el trato, amor a la virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, desapego al lujo de comer, vestir, y un espíritu nacional que les haga “preferir el bien público al bien privado, y estimar en más calidad al americano que al extranjero”. La obra de Belgrano como pedagogo es ninguneada por la historia oficial. El creador de la Bandera es vaciado de su contenidos pedagógico-político. Es que para el proyecto semicolonial de la oligarquía argentina las ideas de Belgrano contradecían los fundamentos ideológicos de su dominación. Para asegurar su hegemonía –en términos de Gramsci- construirán un marco teórico, histórico y pedagógico acorde a su visión del mundo. Por esto, las ideas de la educación para todos -para indios, mestizo, blancos y criollos- no podían formar parte del sentido común de los argentinos. La denigración de los sectores populares era requisito fundamental para la instauración de coloniaje mental. Aquello que afirma Moreno en el Plan Revolucionario de Operaciones, “el mejor gobierno es aquel que hace feliz a la mayoría”, es llevado al plano educativo por Belgrano. La felicidad y la búsqueda de la construcción de la nación -dentro la patria grande- necesitaba de la educación básica gratuita para todos los ciudadanos, no

sólo para aquellos considerados proclives a la “civilización”.

Las silenciadas de nuestra historia ¿Cuántas mujeres políticas podemos nombrar? ¿Cuántas filósofas, historiadoras, militares, poetas, escritoras? Hasta el más erudito podría descubrir que sólo encuentra un pequeño puñado de nombres… La historia mundial, latinoamericana y argentina es una historia de hombres hecha por hombres. Una hipótesis para explicar esta situación podría sostener que en el marco de una sociedad patriarcal, la mujer quedó relegada al ámbito privado. Sin embargo, indagando en nuestro pasado descubriremos que esto no fue así. Si bien la estructura social condiciona el papel público de las mujeres, fueron muchas las que se animaron a quebrar esa barrera y protagonizar acontecimientos fundamentantales para la historia de nuestra patria. Cuando estas mujeres -además de tener la osadía de desafiar esta estructura social- se comprometieron con las luchas por la liberación de nuestros pueblos, sufrieron un doble silenciamiento: por su género, pero también por su pelea contra la clase dominante y las estructuras de opresión. “Malditas” al decir de don Arturo Jauretche, que “habiendo protagonizado hechos importantes o habiendo realizado obras valiosas, en ambos casos antagónicos al sistema predominantes, han sido hundidos (diríamos hundidas en este caso) en el silencio y el olvido, para que las mayorías populares de hoy no puedan adquirir sus ideas o sus trayectorias para enriquecerse en la continuidad de la misma lucha”6. No se trata entonces de hacer una historia paralela, ni caer en reduccionismos simplistas, ni ensalzar sus figuras individuales y vidas ejemplares que sin duda llevaron a cabo. Nos proponemos desde una óptica de la sociedad en su conjunto, hacer justicia con esa “mitad invisible de la historia”7 que junto a muchos hombres lucharon por la construcción de la patria grande. La independencia se presenta en la historiografía liberal como la—“gesta de los grandes hombres”. Hombres políticos, militares, escritores, intelectuales. Bien podría cuestionarse ¿no aparecen las mujeres en el relato de Mitre, cociendo las banderas, haciendo los trajes militares, donando sus joyas para el engrandecimiento del ejército de los Andes? Es verdad, las mujeres aparecen instaladas en un lugar complementario, servicial a las demandas del momento, “colaboradoras necesarias”, pero no protagonistas y siempre actuando dentro del ámbito privado. La revolución de Mayo y las Guerras de la Independencia fueron también protagonizadas por mujeres. No sólo como compañeras de los grandes héroes, sino también como líderes políticas y hasta militares. Juana Azurduy fue una de esas mujeres, que se convirtió en líder montonera en la guerra contra los realistas en el Alto Perú, siendo ésta una de las batallas más difíciles y sangrientas de la gesta de la independencia americana. Oriunda de Chuquisaca nace en el seno de una familia con una buena posición económica. Ya a los 16 años en el Convento de Santa Teresa donde estudiaba, organiza reuniones clandestinas donde siguen apasionadamente la sublevación de Túpac Amarú. Expulsada de esta casa de estudios, se casa con Manuel Padilla con quien tiene 4 hijos. El matrimonio apoya los levantamientos de Chiquisaca y La Paz de 1809. Una vez desatada la guerra en 1810 Manuel organiza la resistencia contra los realistas en el Alto Perú. En ese momento Juana junto a otras mujeres dejan su hogar para sumarse al ejército. Por su conocimiento del quechua y aymará convoca a los indios a incorporarse a la guerra,“seguir a Juana es seguir a la tierra” comentarán respondiendo a su llamado. Luego de las derrotas patriotas de Vilcapugio y Ayohuma nacerá la “guerra de republiquetas” en las cuales Juana realiza un pacto con el Caique Juan Huallparrimachi que forma el cuerpo de “Los

Húsares”. En el transcurso de la guerra mueren sus cuatro hijos y ella queda embarazada. Resulta casi increíble imaginar a Juana pariendo en medio del territorio de guerra, dando a luz y con su niña en brazos luchar contra un grupo de realistas que la había encontrado, para llegar a un poblado indígena donde poner al resguardo a la recién nacida y continuar la batalla. El cargo de ”“Teniente coronel” otorgado por Manuel Belgrano y la visita del Libertador Simón Bolívar, son los únicos reconocimientos que Juana recibe. Al finalizar las guerras de la independencia entrará en el olvido y exclusión muriendo en la pobreza extrema en 1862. Juana constituye un ejemplo por su compromiso con la realidad política de su época hasta las últimas consecuencias. Por la postergación de los intereses personales en pos de la construcción social. Esta es una de las tantas mujeres silenciadas de América Latina al igual que Macacha Güemes, Martina Céspedes, la haitiana MarieJeanne, Paula Jaraquemeda en Chile, Francisca Javiera Carreda, Josefa Camejo en Venezuela o Manuelita Sáenz en Ecuador. Junto a ellas mujeres indígenas, mestizas y criollas que quizás sea nuestra tarea integrarlas a nuestra memoria colectiva. Historias que sin duda, nos interpelan como mujeres, argentinas y latinoamericanas, ¿cuáles son las luchas presentes?, ¿dónde la patria necesita nuestro compromiso y esfuerzo? Convencidas de la riqueza y fuerza que tenemos para aportar en la construcción de esa patria grande que no pudo ser alcanzada en el siglo XIX. El siglo XIX recién comienza y su historia está por escribirse. Bibliografía: ARGUMEDO, Alcira. Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular. Ediciones del pensamiento nacional, Buenos Aires, 2001. BELGRANO, Manual Autobiografía, Comisión Nacional Ejecutiva del 150º Aniversario de la Revolución de Mayo. La revolución de mayo a través de los impresos de la época. Buenos Aires, 1965. BELGRANO, Manuel. Autobiografía. Biblioteca de Mayo, Buenos Aires, 1950. Directiva Nº 639/78 de la Subsecretaría de Educación. 1978. ETCHEGOYEN, Miguel. Educación y ciudadanía. La búsqueda del buen sentido en el sentido común. Buenos Aires, Editorial Stella, 2003. Cap. 4. FOUCAULT, Michel. Microfísica del poder. Madrid, Editorial La Piqueta, 1991. GALASSO, Norberto (Cdor). Los Malditos Hombres y Mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005. GALASSO, Norberto. ¿Cómo pensar la realidad nacional? Críticas al pensamiento colonizado. Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional, 2008. HERNANDEZ, Isabel y otros. Saber popular y Educación en América Latina. Buenos Aires, Ediciones búsqueda – Ceaal, 1985. PUIGGRÓS, Adriana. Historia y perspectiva de la educación popular latinoamericana. Buenos Aires, Ediciones Crisis y Perspectivas, 1995. PUIGGRÓS, Adriana. Qué pasó en la educación Argentina. Desde la Conquista hasta el menemismo. Editorial Kapeluz, Buenos Aires, 2000. SIRVENT, María Teresa. “El valor de educar en la sociedad actual y el talón de Aquiles del pensamiento único”” en Revista Nueva Tierra, Buenos Aires, 2001. SOLARI, Manuel H.Historia de la educación argentina. Paidós Educador, Buenos Aires, 15a.2000 VALVERDI, Graciela Noemí. La Revolución de Mayo y las transformaciones de la estructura educativa. Trabajo de tesis presentado en la U.C.A. La Plata, 1996. VINKER, Luis. Belgrano, el educador. En diario Clarín, 19 de junio de 1999. VITALE, Luis. La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana. Buenos Aires, Editorial Sudamericana-Planeta, 1987. Mara Espasande (Footnotes) 1 BELGRANO, Manual Autobiografía, Comisión Nacional Ejecutiva del 150º Aniversario de la Revolución de Mayo. La revolución de mayo a través de los impresos de la época. Buenos Aires, 1965. 2 SOLARI, Manuel H. Historia de la educación argentina. Paidos Educador, Buenos Aires, 15a.2000. Pg.39. 6 VALVERDI, Graciela Noemí. La Revolución de Mayo y las transformaciones de la estructura educativa. Trabajo de tesis presentado en la U.C.A. La Plata, 1996.Pg. 22. 4 VALVERDI, OP CIT. Pg. 23. 5 VINKER, Luis. Belgrano, el educador. En diario Clarín, 19 de junio de 1999. Pg. 47. 6 Galasso, Norberto (Cdor). Los Malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005 Volumen I, Pág. 20. 7 VITALE, Luis. La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana.Buenos Aires, Editorial Sudamericana-Planeta, 1987.


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