El auge del ladrillo

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Desarrollo Sostenible Octubre de 2002 REPORTAJE

El auge del ladrillo La construcción se dispara en Lora del Río al tiempo que la población decrece y la actividad económica se estanca

Por

Luis M. Carrasco Navarro

Decir Agosto en cualquier punto de la geografía andaluza es decir calor, pero calor sofocante. También en Lora del Río. Los vecinos se afanan por terminar las tareas desde horas tempranas porque, más tarde, las altas temperaturas parecen pegarlos al asfalto de sus calles. Al mediar el día, la gente abandona las travesías y buscan refugio en la frescura de sus casas. A ojos vista es como si los loreños siguieran el toque de clarín a favor de construir nuevas viviendas. A ojos vista porque zonas de reciente construcción como la Pimentonera, el Castillo o la Avenida del Tren es evidente que no responden a la necesidad de resguardar a los habitantes de las asfixiantes temperaturas. Ocurre que con la generalizada quietud de la población al acercarse las fechas estivales, en Lora se ha exagerado el movimiento de esa maquinaria pesada indispensable para mover vigas arriba y abajo y, con ello, levantar los numerosos bloques de pisos. De igual forma, en determinados lugares un goteo incesante de camiones van dejando un reguero de polvo que se adhiere a todo cuerpo que se interponga en su paso. Ha sido durante los meses de verano cuando se ha empezado a retratar con claridad el verdadero cambio de fachada de este pueblo de la Vega Alta de Sevilla. Cuando se empieza a dibujar el nuevo paisaje urbano de Lora, que, según defiende Pedro J. González Rejinfo, presidente de AMUD-EeA, “ha experimentado en los últimos 13 años una evolución urbanística comparable a la acontecida en los años 60”. Lora está viviendo (o ha vivido recientemente) un crecimiento del parque urbano sin precedentes, pero a diferencia con los años 60, donde la construcción fue impulsada a través del Patronato Juan Coca, “ahora es público y privado, existen muchas empresas y promotoras que construyen” al mismo tiempo. Esto es al menos lo que se defiende desde la Concejalía de Urbanismo de Lora del Río, cuyo titular, Domingo Díaz Rodríguez, puntualiza que, en lo relacionado a la construcción, “ahora hay diversificación de la actividad económica”.


Según los “datos orientativos” facilitados por la Oficina Técnica de esta localidad, tan sólo desde el 28 de diciembre de 2001 hasta el 26 de julio de 2002 se han concedido 77 licencias de obras para la construcción de viviendas. Éstas se dispersan por los focos de reciente edificación: Las Viñas, Avenida de Portugal, El Zahornil o la Pimentonera. Pero aclaran que muchas licencias siguen “pendientes”(de ser concedidas, entendemos), sobre todo en la Pimentonera y El Zahornil. Bien es cierto que, por otra parte, la Oficina Técnica no supo aclararnos (no tienen datos sobre este aspecto, informaron) sobre qué tipo de vivienda y con qué características se destinaron esas 77 licencias. Es cierto que se viene hablando mucho en torno al crecimiento de la actividad urbanística en Lora del Río. A comienzos del verano de 2001, ya saltaron chispas cuando la Asociación de Vecinos de la urbanización Huerta de El Zahornil ocupó una zona destinada a la construcción de un campo de fútbol para plantar más de 60 árboles como medida de protesta. La intención no era otra que reivindicar, ateniéndose a la ordenación establecida, las zonas verdes que se habían acordado a priori. El malestar no era sólo patrimonio de esta asociación de vecinos, sino que se extendía a otros lugares de reciente construcción, tal y como se comprobó en el Pleno Extraordinario del 31 de julio del verano pasado, días después de la sonada “ocupación ilegal”. El tercer grado al que se sometió al equipo de gobierno, según defienden la práctica totalidad de las fuentes consultadas, incluido el propio concejal de Urbanismo, marcó un claro antes y después en la política urbanística loreña. Y es que en dicho pleno, el cruce de declaraciones entre, de un lado, PP y PDNI – coalición que gobierna el Ayuntamiento – y, de otro, la oposición formada por PSOE e IU, reflejó la trascendencia que cobraba este tema. Para los primeros, las nuevas modificaciones urbanísticas significaban un mayor crecimiento del pueblo; para los segundos, especulación inmobiliaria bajo la defensa, como telón de fondo, de no permitir la edificación en el céntrico solar de los Montalvo, Urbanización El Zahornil o la Pimentonera. En este sentido, Díaz no quiere ofrecer su parecer sobre lo ocurrido, entre otras cosas porque el responsable de Urbanismo sostiene que aquí actuaron otros “intereses” al margen de la política, consiguiendo que se “intoxicara el ambiente”. Pero dejemos de conjugar el pretérito. Una vez pasado el verano de 2002, Lora se reviste de ladrillo. El contexto español describe una vorágine donde, para lo bueno o lo malo, se ha impulsando el desarrollo urbanístico. Y es que, según los expertos en el ámbito español, la vivienda se ha convertido en refugio del dinero. Desde la concejalía de Urbanismo y desde constructoras de tanto peso en Lora como Arroyo Bodoque, se ha explicado que los malos resultados de la Bolsa han dirigido el ahorro hacia la vivienda, mercado este que viene desenvolviéndose siempre al alza. Otro índice que se debe resaltar es la subida del precio de los pisos, hasta tal punto que los especialistas empiezan a plantearse si está a punto de estallar una burbuja o aún se pueden conseguir rentabilidades. Falta de transparencia Este medio de información comarcal, DESARROLLO SOSTENIBLE, ha contactado con algunas personas relacionadas con el mundo de la construcción y entendidos en urbanismo de Lora del Río. Sorprende, y por ello se quiere aclarar, que hayan hecho especial hincapié en que se resguarde su anonimato. Aunque más que el deseo de no revelar el nombre de las fuentes consultadas, la verdadera relevancia recae en la escasa información que, en principio, se ha proporcionado a este periódico. Diversas organizaciones vienen denunciando el silencio – o falta de transparencia – que rodea al mundo de la construcción.


Cuando se busca una explicación a esto, una de esas fuentes consultadas no vacila: “En Lora ha intervenido el poder político para impulsar la construcción, pero no abiertamente. Desde el Ayuntamiento se tendrían que explicar muchas cosas: por qué el Arquitecto Municipal era en un momento de su confianza y ahora no, por ejemplo”. Otra persona ligada al mundo del urbanismo precisa: “En la construcción, como en cualquier tema donde se mueva mucho dinero, siempre va a interesar un desorden porque aquí la ley del más fuerte es lo que permite sacar beneficios”. Tejiendo hilo sobre hilo, señalan hacia una idea cardinal: el silencio encubre un desorden urbanístico, intencionado, según lo visto. AMUD, por su parte, denuncia también esta “falta de transparencia” desde la Administración y, en palabras de su presidente, Pedro J. González Rejinfo, esto se ve favorecido porque “la norma urbanística es muy opaca, no está definida materialmente y además es cambiante dependiendo de...”, duda y, con mirada ausente, prosigue, “dependiendo de los intereses urbanísticos que en cada momento haya”. Y el propio Rejinfo señala hacia lo que entiende fundamental cuando se habla de urbanismo en Lora, aquello que arriba se catalogó como pasado. “Durante los últimos 13 años se viene modificando el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) cuando, precisamente, el PGOU no existe”. Claro que para otros (conocedores del mundo de la urbanización), esta idea repetida por el presidente de AMUD casi como una máxima, guarda un escurridizo juego semántico: “No es que no exista el PGOU, es que más bien no existe el deseo de aplicarlo”. En todo momento, la construcción se bosqueja como un terreno pantanoso. Este flirteo alrededor del PGOU lo demuestra claramente. A veces, la construcción en Lora del Río llega a convertirse en anatema para muchas de las personas a las que se ha intentado acceder sin otra intención que la de obtener diferentes puntos de vista. A esto se une que ya de por sí, como recientemente escribía en una revista de debate Paloma Taltavull, perteneciente al Departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, “la vivienda y su mercado es uno de los bienes socioeconómicos más complejos a la hora de plantear un análisis, tanto desde el punto de vista económico como desde sus perspectivas sociales”. Según defiende esta experta en el análisis económico, la cuestión radica en que el comportamiento de la oferta y la demanda no responde exclusivamente a las influencias que son comunes en otros bienes (nivel de renta, precios, costes de producción, tecnología existente...) sino que convergen distintos factores que complican su comprensión. Por eso, probablemente, para una gran parte de los lectores lo aquí publicado sea incomprensible cuando, para otra, quizá, no le diga nada nuevo. No obstante, la estadística utilizada para el análisis del mercado de la vivienda es amplia, y para hablar de las fuentes estadísticas del mercado es necesario hacer referencia a aquellas que describen la oferta y las que pueden medir el comportamiento de la demanda. Díaz ofrece una explicación que se aleja de ese supuesto “desorden” urbanístico para adentrarse en este otro aspecto de la construcción, su complejidad. Rechaza que se hable de “amiguismo” o “falta de transparencia” en la construcción loreña y sí se acoge a una idea que defiende como dogma de fe: “No hay nadie que posea la verdad, no hay una manera de concebir la urbanización”. Por esta razón, enfatiza, no resulta difícil que cada cual sostenga que su verdad sobre urbanización tenga más peso que la que ampara otro. No obstante, el baile de cifras y la confusión aumentan cuando, como denuncian otras personas localizadas en Lora, precisamente se rompe la ley fundamental de la oferta y la demanda. “En Lora existe una situación muy peculiar, mucha gente construyendo y muy poco poder adquisitivo; no es lógico”.


Escasa actividad económica “La actividad económica que hay en Lora no da para este auge inmobiliario”. Aunque son las palabras textuales de una fuente, se pueden hacer extensibles a la gran parte de los colectivos consultados. Defienden que en Lora no ha habido una buena planificación sobre qué hacer con el suelo urbanizable y que, a la larga, se pagarán las consecuencias de la “dejadez” por parte de la Administración. El auge de la construcción, como ya ocurriera en otros lugares, guarda una segunda cara donde se pasa, con demasiada facilidad, del bombazo económico al petardazo. De acuerdo que es patente el crecimiento del parque urbano, ayudado, dicen, por el cambio a la moneda única. “El euro movió en 2001 mucho dinero, pero estos primeros seis meses de 2002 se ha estancado la inversión”. Para algunos expertos, esto tiene una explicación: “Si el Ayuntamiento interviniera como tendría que intervenir, pondría orden en este desorden para vigilar e incentivar que la necesidad que existe en Lora ahora mismo es la de la demanda de viviendas para personas jóvenes, por ejemplo, que quieren casarse”. Estas fuentes, que dicen defender esto “por experiencia propia”, redundan en la idea ya expresada de que en Lora del Río “el poder adquisitivo es muy corto” en comparación con los precios que se barajan en las viviendas de reciente construcción. Por esto, argumentan, se rompe la ley fundamental de la oferta y la demanda. Esta versión ha sido correspondida por gran parte del sector bancario consultado y que, claro está, ha sufragado las obras de reciente construcción. El caso más significativo es el del BBVA, que se declara a sí mismo como el banco “que más promociones ha financiado” en Lora, seguido, dicen, de La Caixa. En concreto, el BBVA ha trabajado junto a la constructora Arroyo Bodoque costeando los pisos de la zona de la Pimentonera. Según un responsable de este banco, “en Lora se llevaba 10 años sin construir nada” y ahora, “de golpe”, existe una gran cantidad de viviendas para la escasa demanda real. Problema: en Lora “no hay industria alguna”, por no hablar del poder adquisitivo, que también catalogan bajo. Claro que desde la Concejalía de Urbanismo se defiende otra postura, dando un nuevo vuelco a lo sostenido hasta ahora: “El poder adquisitivo en Lora no puede ser tan bajo porque existen muchas hipotecas”. Sobre la vivienda destinada a las personas jóvenes, colectivo que se sitúa dentro de los de menor poder adquisitivo, Díaz recuerda que el Ayuntamiento ha actuado “bien” puesto que, según él, “casi 200 viviendas están sujetas a regímenes especiales”. Es más, sostiene que la mayoría de los precios oscilan entre 10 y 14 millones de pesetas (entre 60.101 € y 84.141 €) y que “sólo 24 viviendas alcanzan los 22 millones de pesetas[132.222 €]”, que, aclara, “no son precios caros”. La constructora Arroyo Bodoque, que dice haberlo vendido “casi todo”, defiende, al igual que el BBVA, que no ha existido una mala planificación por parte de la Administración Pública. Esta constructora, por otra parte, sí difiere de lo defendido por la concejalía de Urbanismo en otros asuntos. Aclaran que han vendido sólo por renta fija y que, por consiguiente, “la protección oficial funciona poco”. En este sentido, Arroyo Bodoque, reconociendo la demanda real de gente joven, afirma que esta bolsa de población “se ha olvidado”, como demuestra que al precio barajado por esta empresa, los jóvenes “no llegan”. Al rebufo de esto, huelga señalar que el mercado de la vivienda en España ha experimentado un crecimiento continuo en la última década, produciéndose una expansión extraordinaria de las segundas residencias. Pero, esta expansión, que ha ido acompañada de un incremento constante de los precios, sostienen los expertos, camina paralela a


un “desajuste” entre la oferta y la demanda real: existen numerosas familias que no pueden acceder a una primera vivienda digna por lo elevado de los precios. Situación que, según lo visto, se ajusta a la caracterización de la vivienda en Lora. La propia Arroyo Bodoque augura que lo próximo en explotar en materia de vivienda será la venta de las segundas residencias, entre otras cosas porque “ya no queda más suelo para construir”. A esto se podrían añadir los datos divulgados recientemente por el Ministerio de Administraciones Públicas con relación a los precios de la vivienda. En un informe publicado por MUFACE (revista nº 187) se apunta que, a partir de 1995, los precios permanecen en un nivel elevado respecto a las rentas familiares medias, situando el esfuerzo en un 40 por ciento del ingreso anual medio por hogar. Todo ello revela la dificultad de acceso a la vivienda libre para las familias con niveles de ingresos bajos o medios y, en especial, para las familias de reciente creación. El Ministerio en cuestión, en un alarde de autocrítica, centra la problemática de los precios en el mercado de la vivienda libre, que ha sufrido fuertes alzas debido a la escasez de suelo urbanizable a precio razonable. Sin embargo, como ya se ha comentado, el máximo responsable en urbanismo en Lora no comparte las críticas vertidas en este sentido. Díaz aclara que la urbanización se ha desarrollado siguiendo un triple procedimiento: rehabilitación autonómica, siendo Lora “uno de los pueblos con mayor vivienda de este tipo”, caracterizada por su “bajo precio”; autoconstrucción, donde “el adquiriente es también promotor”; y régimen especial en ventas, destinado a personas menores de 35 y mayores de 65 años, lo que, subraya Díaz, es una clara muestra de la voluntad de “ayudar económicamente” a los más desprotegidos. En otras palabras, el concejal de Urbanismo intenta demostrar que la política llevada a cabo “sí es solidaria”. “Porque las viviendas hay que pagarlas, y Lora padece una política de vivienda insolidaria donde al Ayuntamiento no le llega el dinero que invierte en vivienda pública”, abriendo un nuevo frente de discusión no tocado por el resto de las personas y colectivos consultados. Aquí Díaz se lava las manos: “Esto lo gestiona la Junta de Andalucía; es su deber”. Por otra parte, el concejal en cuestión también hace suyo un aspecto “positivo” de todo este fenómeno urbanístico que, dice, es paralelo a una política solidaria en este sentido: “Se ha conseguido mejorar la calidad de la vivienda”. Según otras fuentes, ciertamente, una parte de la población loreña se ha embarcado ahora en la compra de viviendas porque ha entendido que, en la relación precio-calidad, era la oportunidad de dar un salto cualitativo. Esta es la versión ofrecida, por ejemplo, desde Construcciones Arroyo Bodoque. Se topa en esta disyuntiva con una importante divergencia: donde el Ayuntamiento sí ve una política de vivienda, otros no perciben tal política puesto que la construcción, advierten, se dispara independientemente de lo que diga la población o la actividad económica. Dicho de otra forma, obtienen una conclusión, más amplia, que espanta algunos nubarrones en torno al auge urbanístico de Lora: “La construcción nunca ha sido motor económico de nada, la construcción siempre ha sido consecuencia de una sociedad con una actividad económica rica”. Y Lora, en principio, no tiene una economía de tales características. La población decrece La profesora María del Pilar Almoguera publicó en la Revista de Estudios Locales (nº 11, 2000/2001) un trabajo que analizaba los recursos demográficos de la Vega Alta de Sevilla (los términos municipales de Lora del Río, Alcolea, Peñaflor y Villanueva del Río y Minas). “El mayor crecimiento de la población se experimentó en la década de los cincuenta”, se decía sobre Lora, “tanto es así que el censo de 1960 arrojó el máximo de población de toda su


historia, algo más de 20.000 habitantes”. A continuación, se señala que nunca Lora ha llegado a recuperar tal bolsa de población, hasta tal punto de que “estamos entrando claramente en un periodo regresivo”, sentenciaba la profesora Almoguera. 1 de enero de 2001, último censo facilitado por el Ayuntamiento de Lora: 18.720 habitantes. En líneas generales, Lora no es una excepción a lo que defiende la experta, ya citada, Paloma Taltavull, quien sopesa que, si bien es cierto que “los lugares en los que más se construye en España son Andalucía, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana”, también es cierto que “las estadísticas de la vivienda demuestran que la construcción de nuevas viviendas no se corresponde con la evolución real de la población” en estas regiones. Para corroborar los datos facilitados por el Ayuntamiento de Lora, se puede acudir al Anuario Estadístico de la Provincia, donde, con fecha de 2002 (esto es, actualizado), la Diputación de Sevilla hace balance sobre la evolución de la población en este municipio, a saber: año 1940, 11.785 habitantes; 1960, 21.023 (máxima población reconocida en Lora); 1991, 18.551; 1996, 18.895; 1999, 18.878; 2000, 18.848; 2001, 18.720. Por tanto, coincide con los datos del consistorio loreño, pero se subraya la tendencia a la baja. En los años 60, Lora del Río experimentó un crecimiento de su población y de su actividad económica que facilitó la construcción de nuevas zonas habitables: en los aledaños de la Avenida del Río con los “pisos de Becerra”, la Huertecilla, El Barrero, Nuestro Padre Jesús y las barriadas de “Los Pisos”, con sus famosas torretas entre otras construcciones. Con el cambio de siglo se adivina un nuevo auge del ladrillo con urbanizaciones como El Zahornil, la Pimentonera, Villamarín, Vidiella, las Nuevas Viñas y Mercadona, entre otros. “La regla es que a más construcción, mayor nivel de población y mayor actividad económica”, defiende el presidente de AMUD, quien añade que en Lora la regla es a la inversa: ha habido una construcción, que “para mí lo que ha hecho es aflorar los capitales escondidos, el dinero negro”, versión esta que es compartida por Domingo Díaz, “y hemos tocado techo puesto que la economía de Lora ya no es capaz de generar más capital para invertir”, sentencia el primero. En cuanto al descenso de la población, Rejinfo repasa que “encima, tenemos mil y pico de habitantes menos, tenemos una actividad industrial estancada, prácticamente igual a la de hace 6 años”, fecha que señala como el inicio de este “boom urbanístico”. Facilidades para las constructoras En Lora del Río, como en otras muchas zonas de la geografía española, se han denunciado prácticas especulativas con el suelo urbanizable. Por ejemplo, como se planteó en el referido pleno del 31 de julio de 2001, favorecer la edificación sobre las zonas verdes. En medio se sitúan las constructoras, para muchos impunes puesto que “como en Lora se permite todo y no se denuncia nada”, según AMUD, cuando se llevan a juicio determinadas actuaciones “se queda en una multa que no significa nada con respecto a la ganancia total”. Pero las facilidades para las constructoras (también para las promotoras, que en realidad son las que contratan a las primeras) vienen de dos frentes: de un lado, por la facilidad que supone hacerse constructor. “Tener dinero, invertirlo y tener los contactos oportunos en el momento adecuado para, luego, darle salida a lo que tienes”, nos resumía una persona cercana al mundo de la construcción y que también, por expreso deseo, solicitó permanecer en el anonimato. “Hay constructores a los que no le salen las cuentas y piden que le modifiquen el PGOU porque resulta que, donde había dos plantas, tiene que haber tres para que sí le salgan las cuentas”, añadía.


A Arroyo Bodoque sí le salen las cuentas. Pero ellos achacan esto, en objeción a lo expuesto, a que fue la primera constructora en Lora dentro del periodo de tiempo referido (que se aleja, a lo sumo, a 6 años atrás). Su buena gestión, mantienen, generó confianza en el cliente, a lo que hay que sumar “las garantías del promotor y las facilidades de pago”. “Sabemos que otras constructoras no han vendido tanto”, a lo que la misma Arroyo Bodoque intenta encontrar explicación: “También influye la zona”. Para el presidente de AMUD, este desbarajuste entre unos y otros se debe a que en Lora “impera el amiguismo”. “Si yo tengo una parcela de terreno y quiero venderla, y esa parcela tiene una calificación urbanística que permite sólo la construcción a un nivel de edificabilidad tal, que me permite percibir una cantidad determinada”, reflexionaba en voz alta, “si a raíz de esos contactos [añade el gesto de comillas con sus manos], a mí el nivel de edificabilidad me lo aumentan, yo voy a percibir mayor cantidad de dinero”. El problema, al margen de la legalidad de estas actuaciones, viene cuando a “uno sí se les permite esto y a otros no”. Por ello, Rejinfo se pregunta: “¿Quién tiene ese poder en Lora para modificar el planeamiento?” Ciertamente, la asociación ecologista Amigos de la Matallana ha hecho de Lora Verde, su publicación mensual, una panacea desde donde lanzar dardos contra lo que ellos llaman “intereses privados” en la planificación urbanística. “Lo más patente en Lora lo tenemos en el solar de Doña María Leyva, frente a la estación, que es un solar catalogado como zona verde en 1978 y que, en primera instancia, se le dio una edificabilidad del 30 por ciento con respecto al conjunto del solar; hoy en día”, prosigue Rejinfo, “esa edificabilidad ya es del 100 por cien, con lo cual desaparecen todas las zonas verdes”. El propio presidente de AMUD vuelve a vituperar al Ayuntamiento. Se queja de que en Lora “difícilmente se puede hablar ya de paisaje urbanístico”, pero, reprendiendo al entrevistador, realiza una finta para incidir en que “la culpa no es de la constructora”. “Cuando las normas no se respetan y además se facilita esto, el constructor, como cualquier industrial más, va a sacar la mayor tajada posible. El problema es de la Administración, que no sólo no tiene una norma definida sino que no hace cumplir la poca que tiene”. Y vuelve a poner un ejemplo: “Si sabemos que la cañada del Mármol es de dominio público y, a la altura de la calle San Vicente, se permite edificar, el constructor hará esa edificación porque se le ha facilitado la licencia”. El concejal de Urbanismo devuelve los dardos hacia la otra dirección: “En Lora padecemos el descubrimiento de las vías pecuarias”, fenómeno “curioso” que Díaz atribuye sólo a Andalucía, pero “yo no voy a mandar destruir ninguna vivienda en la Calle San Vicente”. “El actual Cuartel de la Guardia Civil ocupa también una vía pecuaria; que empiecen tirando el Cuartel”, espeta Díaz con cierta ironía. Futuro incierto Otras fuentes refutan el anterior guiño cómplice de Rejinfo a las constructoras. Este boom, decía una de ellas, “puede perjudicar en el futuro porque sólo se busca el beneficio para las constructoras y se olvida lo demás. Hace muchos años que no se construyen viviendas sociales en Lora, pero normales, no marginales”. Al margen de esto último, existe un punto en común donde todas las opiniones confluyen. Cuando se obliga a los entrevistados a mirar hacia el futuro más cercano, no tienen duda en espetar que la construcción ha entrado en un receso, en un momento de espera. Se ha confirmado desde la concejalía de Urbanismo, el BBVA o la constructora Arroyo Bodoque,


que matiza: “Cuesta más vender este año porque hemos entrado en un ligero receso”. “No hay nada en proyecto para el futuro. No es como antes, que teníamos vendiendo una zona y ya teníamos otra en proyecto”, lamenta. Otro lugar a donde, en principio, parecen fluir las diferentes opiniones es el relacionado con la necesidad de aprobar el PGOU. El propio Díaz reflexiona que la no aprobación del plan “afecta al urbanismo” puesto que es la “ley para el desarrollo” del pueblo. “Si paralizas esto, no tienes una línea de desarrollo”. Aunque matiza que el PGOU “es un instrumento que hay que ir adaptándolo porque hoy te puede parecer A y mañana B”. “Por lo que sea no conviene sacar una norma urbanística nueva”, defiende por su parte AMUD. “Si se llegara a aprobar el PGOU sería de espaldas a la población y para seguir beneficiando a unos intereses económicos muy concretos. Por eso reivindico desde aquí la participación ciudadana”, reclama su presidente. Al igual que otras fuentes, estos últimos ven que sin PGOU el futuro de Lora como núcleo urbano es imprevisible, es decir, está sujeto a una gran volatilidad. “Lo que hay que hacer es organizar ese mercado de la vivienda, pero desde la institución pública, porque el mercado privado se organiza por sí solo. Se trata de que, viendo lo que hay en otros pueblos, se cree una empresa pública de la vivienda, y que sea ésta la que estudie las necesidades del mercado y se haga del suelo público para mantenerlo y recoger ese beneficio que la legislación autonómica prevé para que los Ayuntamientos puedan tener suelo a su disposición”. Pero esta versión ofrecida por una persona ligada a la construcción no es correspondida por Domingo Díaz. Este último sostiene que una empresa pública, “que sí existe en núcleos más desarrollados como Sevilla”, “no funcionaría en Lora porque no hay entidad para eso”. El concejal de Urbanismo aporta otra visión futurible, aunque a largo plazo si se compara con las versiones ofrecidas hasta ahora. En palabras de Díaz, “la perspectiva del PGOU tiene previsto 12 años para que se ponga en marcha la SE-40” en Sevilla. Una vez aumentado el extrarradio de Sevilla, muchos pueblos de sus alrededores quedarán englobados dentro de la capital hispalense. “Estaremos más cerca de Sevilla pero será más barato vivir aquí”, explica. “En 25 o 50 años tendremos más importancia que La Rinconada; Lora va a ser una segunda zona de vivienda de calidad, después de Sevilla”. Pero, no obstante, para el BBVA ese periodo de tiempo parece demasiado extenso. “Nos va a costar mucho colocar esa construcción reciente”. Arroyo Bodoque sabe de esta inquietud bancaria, y reconoce que el sector bancario ha expresado su malestar porque desconoce cómo van a sufragar los gastos de las numerosas hipotecas. Aún así, desde el BBVA se sostenía que el Ayuntamiento “sí había actuado bien” puesto que se había edificado con “sentido común”. A vueltas con la versión del Ayuntamiento, habría que añadir que Díaz, a este respecto, mantiene un silencio hermético. Según él, el BBVA no se puede quejar porque “están en un negocio”. Además, aclara que no tiene datos de cuál es la previsión de ventas, entre otras cosas porque no es materia del Ayuntamiento. “También se decía esto [que no se venderían las viviendas] con el Patronato de Juan Coca en los años 60”, termina Díaz, “y al final todos los pisos se vendieron”.


Por lo pronto, las dudas sobre el futuro urbanístico de Lora florecen por los lugares más dispares. Prueba de esto último se obtiene cuando quien firma el artículo se adentró en una obra reciente con el propósito de realizar algunas fotografías. Rápidamente, fue sorprendido por un trabajador: -

Saca fotos, saca... Total, no se va a vender... – dice silbando entre dientes -. Esta zona de aquí, como no la regalen a nosotros, se queda sin dueño. Vaya, hombre. – Lamento al tiempo que me cuelgo la cámara al hombro y me dispongo a volverme sobre mis pasos -. ¡Oye, chaval! ¿Y para qué dices que son las fotos? – Me lanza a plena voz -. DESARROLLO SOSTENIBLE, el periódico comarcal de La Aceña. Ah, bueno. Pues esto no lo pongas.


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