j. kOBLAN VOYEURS Siluetas contonean la penumbra en un espacio azul de corte en seda. Salpican con descuido la tarima detalles en pïel del treinta y ocho.
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Dentro huele a leña, a savia derramada. Fuera, no importa la intemperie, también nos retiramos al amor. Arrancas el frío de mi espalda con caldos vulgares, exquisitos. Mis dedos surcan nuestro aliento que azota en vertical a la ventana hasta clavar las uñas en el barro.