No tengo dudas. ¿El mejor filósofo europeo? El padre por antonomasia de la Filosofía occidental. Aquel a quien conocemos de la mano de su discípulo. ¿Acaso no ha dejado huella en ustedes algún buen profesor? Un maestro que inspira, que lleva a sus alumnos a dar lo mejor de sí, a conocer el mundo que les rodea… ¿Ya saben a quién me refiero? Buenos días, estamos en la cuarta ronda, mi nombre es ______ y efectivamente, tal y como muchos de ustedes adivinan, el mejor filósofo europeo es, indudablemente, Sócrates. Cinco frases, cinco citas para convencerles. Primera: “El conocimiento empieza en el asombro” El querer comprender la realidad circundante era, para Sócrates, el primer paso, clave hacia el conocimiento. “El asombro”. La inquietud por aprender, por conocer más, por saber mejor. Sócrates nos lleva a huir de las fake news o de los sensacionalistas debates televisivos. Nos aleja de desperdiciar una tarde viendo perfiles de Instagram de personas a las que no conocemos. Sócrates nos recuerda que el conocimiento requiere del esfuerzo. Segunda: “El único conocimiento verdadero es saber que no sabes nada”. Parece irónico, ¿verdad?. Pero ¿se han dado cuenta de que quien más sabe es quien más calla? Quien más escucha, quien más observa… Esa humildad que recubre la experiencia, que no busca protagonismo sino empatía, que aprende de todos … hasta de los más diferentes. ¿No nos hace falta esa humildad para unirnos, para cooperar, para construir puentes de entendimiento en la actualidad? Hoy que los trending topic duran cinco minutos, que publicar tu opinión en la plaza pública de Internet es tan fácil por efímero… hoy, más que nunca, reivindiquemos que necesitamos saber más. Ensalcemos la humildad en aquellos personajes públicos que se engalanan de
discreción y trabajo, y convírtamoslos en ejemplos inspiradores para nuestros conciudadanos, como Platón hizo con su maestro. Tercero: “Solo existe un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia”. La ignorancia. No miremos el índice de analfabetismo, el número de graduados universitarios, el nivel económico de esa o aquella sociedad… miremos su afán por formarse, por lograr su mejor versión, por caminar en la luz del conocimiento y no en la oscuridad de la ignorancia. Y Sócrates ¿no tildaría de ignorantes nuestros continuos clicks en este o aquel titular, nuestro retweet de esa noticia que no nos molestamos en contrastar, nuestra compra compulsiva del musthave de cada temporada. Cuarto: “No hay que dejar que crezca la hierba en el camino de la amistad”. Una actitud activa, que no relegue a los verdaderos amigos al olvido del paso del tiempo, a la falta de comunicación, … que ponga los medios para mantener viva la llama de la amistad… Parece escrito para nuestro contexto contemporáneo: no dejemos crecer la hierba entre los países de nuestro entorno comunitario, adoptemos una actitud proactiva que no relegue la responsabilidad tan solo en nuestros representantes políticos o autoridades… impliquémonos nosotros en este proyecto europeo. Quinto: “El mal uso del lenguaje introduce el mal en nuestra alma”. Parece la frase del día de hoy. En estos discursos, ¿no debemos cuidar el lenguaje? ¿No hemos aprendido en esta fantástica experiencia de oratoria la importancia de la precisión? ¿Es lo mismo Europa que la Unión Europea? ¿Es lo mismo “declamar” que “leer”? ¿Todos los discursos son iguales? Evidentemente, no. Por todo esto, y sin lugar a dudas, con el asombro que me inspira Sócrates les digo que, aunque humildemente reconozco que me
faltan aún una larga lista de filósofos por leer, huiré de la ignorancia, buscaré y cuidaré la verdadera amistad y, a partir de hoy, elegiré cada palabra. Gracias, Sócrates. Y muchas gracias a todos ustedes.