Fotoholica 24 by Fotohólica Magazine

Junio 2015

Nยบ 24

Belly Dance Pรกg. 14

Fotohólica Nº 24

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Junio 2015 Editor: Carlos García Granthon Contacto: Limafreelance@hotmail.com http://issuu.com/limafreelance

Portada:

Belly Dance

Lima 2015 © Carlos García Granthon

Colaboraron en este número: Eduardo Vásquez Relyz

José Luis Pignocchi Luis Gutarra

Colaboraciones /Contributions Se reciben artículos y portafolios; todo material debe ser enviado a: limafreelance@hotmail.com Stories and portfolios are welcome, contributions should be sent to limafreelance@hotmail.com 2

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Contenido

Artículos Festival “Pura Calle 2015”

Danza Belly Dance

Portafolios Las Chullpas de Sillustani Cuevas del Drach

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Cementerios Patrimoniales Pasos y Pasillos en el Cementerio Baquíjano y Carrillo

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Pura Calle 2015 Por

Carlos García Granthon

Junio 06 de 2015, se lleva a cabo en Lima, en el Parque de la Exposición y durante tres días, el festival "Pura Calle" que congrega, en medio de presentaciones, concursos y workshops, a las más auténticas expresiones culturales de origen callejero; tales como el Hip Hop, Break Dance, Skate Boarding, Grafitis, entre otras muchas más. 4

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Tres días de expresión cultural espontánea al ritmo de la calle. Un festival donde el arte y la ciudad se sinceran mas allá de los formalismos.

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Danza

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Belly Dance Bailarina:

Carmelina Saman Presentación en vivo Lima , 2015

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Portafolio

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Las Chullpas de Sillustani Un cementerio prehispánico de élite

Por:

Eduardo Vásquez Relyz Fotos: Luis Gutarra

Ubicadas en un paisaje geográfico sobrecogedor, las chullpas de Sillustani señorean desde hace más de 500 años, las alturas de una meseta a orillas del lago Umayo, en el departamento de Puno. Las chullpas o torres funerarias, son una forma particular de edificaciones para enterramiento propia del altiplano del Collao, área geográfica compartida entre las repúblicas de Bolivia y del Perú, con altitudes por encima de los 3820 m.s.n.m. Mucho tiempo antes que los incas del Cusco señoreasen la región, se asentaron acá poblaciones que se adaptaron y domesticaron el medio hostil del altiplano, como la sociedad Pucará, la Tiahuanaco, los Lupacas y los Collas. Parece ser que estos grupos humanos de raigambre aimara desarrollaron estas formas de enterramiento, inicialmente como estructuras turriformes de piedras rústicas, sin mayores acabados, tal vez concebidas para ser enlucidas con barro, pero la intemperie, las fuertes lluvias, y el clima en general, conspiraron para que lleguen hasta nosotros con su estructura expuesta, cuando no, como ruinas informes. Su función funeraria está demostrada por los descubrimientos de restos humanos y cerámica en su interior; sin embargo, estas construcciones han sufrido el saqueo constante desde el siglo XVI en búsqueda de tesoros, lo que dificulta la labor arqueológica y la interpretación correcta del sitio.

Estos edificios funerarios adoptan la forma de torres generalmente de planta circular, habiéndolas también de planta cuadrangular, cuyas paredes suelen hacerse divergentes hacia lo alto, teniendo por cubierta una falsa cúpula, que se 21

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asienta sobre una hilada resaltante de sillares a manera de cornisa. Las más vistosas de las que se encuentran en este campo de Sillustani son las de cantería fina, construidas con bloques de piedra volcánica pulcramente labrados y dispuestos alrededor de un núcleo de piedras rústicas organizadas a manera de un panal de abejas, con estructura de falsa bóveda donde las hiladas de piedras se van acercando entre si conforme crece la “bóveda” hacia arriba. Este núcleo, era el lugar donde se depositarían los envoltorios funerarios o mallquis, restos mortales de personajes importantes de la sociedad, que una vez traspasados al plano espiritual se convertían en ancestros, poderosos intercesores entre lo divino y lo humano, entre lo espiritual y lo terrenal; ancestros que podían hacer el bien o hacer el mal a sus respectivas comunidades, por eso, debía mantenérselos satisfechos ofrendándoles de continuo con comida, bebida y vestido. Las chullpas de cantería fina utilizan generalmente sillares de formato rectangular con lado exterior curvo y liso, habiéndolas también con acabado almohadillo, de estirpe inca-imperial; posiblemente, los administradores cusqueños del área continuaron con la tradición local de construir estas torres funerarias para sus enterramientos y el de sus panacas; existen, igualmente, chullpas construidas con piedras de talla poligonal. Estas torres poseen un pequeño acceso a la cámara sepulcral a nivel del suelo, tan estrecho que la única forma de ingresar es a rastras; acceso que está orientado hacia la salida del sol, pero aparentemente hacia el orto de ciertos días del año, pues no corresponde exactamente con el este 22

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geográfico. Otro detalle que se puede observar es que algunas torres tienen tallado en uno de sus sillares una figura esquemática: una lagartija y una serpiente (o rayo). Además, alguna de las chullpas tienen la piedra dintel del acceso tallada con un resalte hacia arriba en su lado superior, lo que da la apariencia de poseer esta piedra, una diadema, símbolo de jerarquía en las sociedades del Perú antiguo. No todas las chullpas fueron terminadas, algunas muestran claros indicios que estaban en construcción, incluso en fundamentos, al momento del abandono del sitio, como aquella que aún conserva la rampa para subir los materiales; otras tantas muestran daños antiguos, ya sea por derribo expreso, o por daños medioambientales. Sillustani, no es el único campo de chullpas que existe en el altiplano, existen registrados otros como las chullpas de Ácora, las de Cutimpu y las de Mollocawa; todas en el área aimara como una forma particular de elevar monumentos a los muertos de estas sociedades. Estas chullpas de Sillustani se han convertido en todo un icono de la arqueología de Puno, y en un importantísimo punto de visita turística dentro del circuito altiplánico peruano, principalmente por su cercanía a Puno, su accesibilidad y por su buen estado de conservación.

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Cuevas del Drach

Por José Luis Pignocchi Mallorca, 2015

La figura geométrica preponderante pasa a ser el cono, pero no el cono apacible de las montañas coronado en blanco muchas veces, ni el cono trunco de los volcanes siempre expectantes, sino el cono elevado a su máxima potencia. El cono agudizado, como si hubiera sido preparado como punta de lanza por un caballero medieval, o el cono pendiente sobre nuestras cabezas como el dedo acusador del Supremo Juzgador en el momento de la sentencia final. Como en siniestras catacumbas de abiertos sarcófagos, todo parece sembrado de fémures, radios, cúbitos, y algunos dedos que emergen de la tierra en un último gesto de adiós desesperado.

Penetrar suena casi a profanar, cuando del templo de la Pacha Mama se trata. Son apenas veinticinco metros de profundidad, la epidermis de la epidermis, de la curtida corteza que nos soporta. La Tierra sorprendida por la actitud de sus habitantes, se deja penetrar sólo a cambio de gozar con la fugaz alucinación que eso le produce al osado. Un cambio de luz violento, produce el primer temblor en nuestro cerebro. Del destello de un sol mediterráneo, en un segundo penetramos a la oscuridad más absoluta. Cuando nuestras retinas logran hacer pie luego del sacudón, lo que se ve golpea nuestros sentidos y nos lleva paso a paso, metro a metro, forma a forma, a imaginarnos seres de un mundo fantástico.

Por si el alucinador paisaje no fuera suficiente, el espejo del agua que lo refleja en su seno turquesa, lo duplica, lo repite, lo varía en un juego de realidad y ficción que nos atrapa hasta hacernos confundir el fin con el principio en un circuito circular de imágenes que se nos imponen con la fuerza brutal de lo absoluto, aunque ese absoluto pertenezca al mundo de la belleza.

Tal prodigalidad de formas nos llevan a dudar de su verdad y como un incrédulo Tomás tocamos esas piedras modeladas durante millones de años sorprendiéndonos por la variedad de texturas de su superficie al punto de sentir la maravilla en la yema de nuestros dedos. Y por fin, el color, esa muestra indescriptible de tonos ocres e intensidades mate, contrastando con los brillos de la piedra húmeda y el turquesa de la laguna que conforma el suelo de la cueva que nos deslumbró. JLP 29

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Cementerios Patrimoniales

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Pasos y pasillos en el

Baquíjano y Carrillo Cementerio General de El Callao Perú, 2015

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En funciones desde 1962, el cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao, prodiga espacio y sepultura a todo Chalaco que deja el puerto para emprender su última travesía. Héroes de combates, guerras y revueltas. Victimas de peste, santos populares, comerciantes, industriales, hombres y mujeres famosas, y ciudadanos de a pie, han dejado aquí su nombre y su memoria perdida en los intrincados pasillos del camposanto.

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...y para los que se perdieron en la braveza del mar, desaparecieron por malas artes o simplemente fueron a dar con sus penas a la fosa común; queda la Cruz del Baquíjano” situada en medio del camposanto, donde se dejan epitafios, flores y despedidas póstumas para los que tienen una historia que contar, pero carecen de una tumba donde reposar.

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