o bien el hielo que se arremoliya en la orilla de rios auriferos. Llegan casi todos d e la Tierza del Fuego o de las ialas distantes del sur. H a n batallado meses con lap tormentas en medio de una soledad espantosa. Cargan como pueden SU8 fusiles y machetes, con 10s cuales se han defendido del peligro de 10s indios, y se dirigen hacia el caserio, atravesando l a lonja accidentada de tierra que separa l a poblaciin de la orilla embravecida d e l Estreclzo. Durante meses no operon mis que e l alarido de las olas o bien el silencio *ooblado de rumores inexplicables. 'Pero hay tambi6n 10s 4ue han quedado sepultados en 10s piramos.
loa
Esos no regresarin jamis. Sus cuerpos est& sentados o hundidos con 10s brazos en alto, tal como 10s sorpreadii la tor-menta de nieve. O t r o a s e golpean como manojos de luche en las puntas filudas de 1as rocaa, balanceindose con e l ritmo espeso de la r e ~ a c ay despedazindose poco a poco..
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El lobero y6us compafieros
L a leyenda y la realidad crearon en P u n t a -Arena8 grandezas cas; inrerosimiles a1 lado