Biografia Alvaro Uribe

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pluma en la cabeza que en las películas hacen ao, ao, ao? - Esos. Pero sigue, te interrumpí. - Bueno. Los caciques, Ignacio Vélez Escobar, J. Emilio Valderrama, William Jaramillo y Federico Estrada Vélez... - El del federiquismo - anotó ella -. Y te juro que no te vuelvo a interrumpir. - Los caciques pidieron que hubiera una crisis general. El gobernador estuvo de acuerdo. Le mandó decir al alcalde que esperaba su renuncia protocolaria. Pero se lo dijo con muy poco protocolo: no lo hizo él, sino por medio de un secretario. Y, además, le anunció que lo ratificaría pero sólo cuando cambiara uno o dos miembros de su gabinete. El alcalde se puso furioso. Se negó a renunciar. Intervino el presidente. El alcalde habló con el gobernador. No llevó su renuncia y le pidió que le dijera qué cambios eran los que iba a ordenar. El gobernador se negó a decirle ninguna cosa. El alcalde salió del despacho, furioso, y mandó su renuncia irrevocable. Y se fue. ¿No te parece muy raro? Pues sí - dijo ella -. ¿Para qué tantas idas y venidas si tranquilamente le hubieran podido decir que se fuera? - No. Por ahí no es la cosa. La cosa es por el lado del fastidio entre alcalde y gobernador. Que no radica en que el uno fuera viejo y el otro joven, o que el uno fuera cacique y el otro no, porque ambos eran igualmente marrulleros y ambos igual de caciques. Pero acuérdate que Villegas se la tenía jurada porque conocía algunos de sus antecedentes, y por eso le había pedido a sus íntimos que “estuvieran atentos” para sacarlo en cualquier momento. Pues lo logró. Uribe salió, pero no por esa crisis mentirosa. Esa crisis fue la utilería para ocultarle al país entero, pero sobre todo a Escobar, la verdadera razón de su renuncia. - ¿Y cuál fue? - preguntó ella sinceramente sorprendida. -Pásmate - dijo él -. Resulta que en ese momento el Cartel de Medellín, que apenas comenzaba a formarse, se sentía dueño de la situación. Los narcotraficantes estaban metidos en todas partes. Ya habían comenzado a infiltrar las campañas políticas. En el Departamento tenemos todas las pruebas contra Belisario Betancur. Ahí está, debidamente documentado, que recibió veinte millones de pesos de un individuo llamado Jáder Álvarez, narcotraficante confeso, y que lo hizo delante de la cúpula de su campaña, integrada, entre otros, por los señores Hernán Beltz, que era el tesorero, y Augusto Ramírez Ocampo, que era el director nacional. Álvarez protagonizó después una horrible tragedia. En una vendetta de la mafia, le secuestraron los tres hijitos pequeños y se los mataron. La guerra

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