Historia encadenada completa

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PAULA Había una vez unos niños que fueron de campamento al interior de un bosque. Aquel era terrorífico porque, aunque ellos no lo sabían, no estaban solos. Unos minutos después de llegar, dos de ellos vieron a lo lejos una sombra; sorprendidos, caminaron hacia allí. Pero cuando llegaron, ya se había ido sin dejar rastro. Pensaron que podría haber sido cualquier cosa, y que se habían equivocado. Sin embargo, volvieron a verla un día tras otro, y siempre se iba, hasta que el cuarto día decidieron esperar por allí cerca, para verla bien cuando volviera y que no le diese tiempo a irse. Y por fin llegó el momento que los chicos tanto esperaban. Cuando se les apareció, la alumbraron con una linterna y vieron que era una chica, aunque era una persona aterradora, espantosa….

SEBAS Se quedaron sin habla al verla, no sabían que decir. Pero cuando uno de los niños iba a salir corriendo, la chica le dijo:


-¿Dónde vas ¨criaturita del señor¨? A los niños les resultaba familiar esa frase, la miraron mejor y resultó que era la profesora de religión, que también estaba en el campamento con ellos. Al día siguiente todo volvió a la normalidad; tampoco se sabe qué hacia la profesora ahí… Bueno, los niños continuaron pasándoselo en grande con los demás amigos. Un día, por la noche, estaban haciendo una hoguera en medio del inmenso bosque y oyeron un ruido extraño, parecía como de un animal gigantesco, por la gravedad de la voz. Entonces, en la conversación que estaban teniendo los amigos, se hizo un escalofriante silencio. En ese instante, un profesor fue a ver qué sucedía. Al cabo de una hora, los niños y demás profesores estaban muy preocupados, porque el valiente profesor aún no había llegado. Y todos los profesores, con los niños, fueron en fila en busca del hombre. De repente apareció la maestra de religión con el profesor, pero el hombre estaba en estado de shock. Al día siguiente, el profesor contó lo que le había pasado y dijo que había visto a un animal muy grande, desconocido, que tenía como forma de mono, pero se desmayó del susto y no vio más…


DULCE Un tiempo después, dos niños volvieron al bosque para buscar a la criatura que vio el profesor. Ya era tarde y acamparon otra vez muy cerca de aquel lugar. De repente escucharon un ruido tenebroso. Uno de los niños se levantó y fue a investigar qué era aquel ruido.

Pasó la noche, y cuando ya había amanecido, su compañero se dio cuenta de que el niño no estaba en la tienda. El chico se quedó muy asustado, porque escuchó el grito de su amigo, y se fue corriendo de un lugar a otro, hasta que encontró una casa en el medio del bosque. Tocó a la puerta y la puerta se abrió sola. La casa tenía cuadros de Dios en una habitación llena de cruces. Abrió el armario y descubrió un sótano oscuro. Bajó y bajó y se encontró con su amigo encadenado. Cuando el chico se volvió, vio a su profesora de religión con la mirada perdida…

VALERY -¡Profesora! ¿Qué hace usted aquí? – preguntó el niño. La mujer no contestaba, no se movía ni hacía nada, solo que ahora


sus ojos estaban en blanco. -Profe, ¿le pasa algo?- dijo el chico. En ese momento la profesora ¨volvió¨ pero no recordaba nada. -¿Dónde estoy? ¿Que hago aquí? – dijo mirando al chiquillo. -No lo se, lo único que yo me pregunto es que hace mi amigo ahí encadenadoaclaró el pequeño. -¡Ha sido él! Rápido, tienes que desatarlo como sea, yo me encargo de vigilar la puerta, por si viene alguien – ordenó ella. -Vale, intentaré desatarlo lo más rápido posible – añadió el. El niño desató a su amigo pero, cuándo se dio la vuelta, vio que la profesora ya no estaba en la puerta; siempre desaparecía… y nadie sabía por qué. Los dos niños volvieron al campamento, allí les esperaba un grupo de personas que estaban muy preocupadas por ellos, y que tampoco sabían dónde podría estar la profesora. Paso un día, y todos seguían preguntándose qué podrían hacer para averiguar dónde estaba la mujer...

ÁNGEL Pasaron unos días y el director apareció con un aspecto temible y raro: era peludo, musculoso, con heridas en la cara, dientes


afilados y puntiagudos, y en las comidas solo quería comer carne poco hecha. Los profesores y él decidieron programar una excursión nocturna. De repente, en medio de la excursión, el director desapareció. Había luna llena, por eso un grupo de niños vio unas huellas extrañas, las siguieron hasta llegar a una mini montaña y… allí estaba el director, extraño, con los ojos amarillos; era un… ¡hombre lobo! Él también los vio, pero no les hizo nada. Al día siguiente el director les dijo que, si no contaban nada, les ayudaría a saber qué pasaba con la profesora de religión…

ALEJANDRO Los niños prometieron no decir nada. El director les explicó que la profesora de religión había sido embrujada por un ente siniestro y, si no le quitaban el hechizo, contagiaría a todos los alumnos. Entonces se pusieron manos a la obra, para salvar a los alumnos y a la misma educadora. Los dos amigos y el director fueron en su búsqueda. Mientras tanto, el director se había transformado en un hombre lobo


para protegerlos de ella. De repente la profesora se les apareció delante; los niños estaban tan asustados que no sabían qué iba a pasar, pero el director la amenazó diciéndole que si tocaba a algún niño no volvería a ver la luz…

LUIS Y ELENA - ¡Veniiiiid conmigoooo, criaturitas del señoooor!-les llamaba haciéndoles gestos con la mano y los ojos brillantes ¡Jajajaaaaa! Pero los chicos (cuando después lo hablaron, ninguno supo por qué), empezaron a sentir una energía interior que les hizo tomarse de la mano y enfrentarse a la profesora gritando: - Queremos a nuestra profesora, a nuestra verdadera profesora, la queremos. Tú la has suplantado ¡¡Y no queremos verte nunca maaaassssss!! El sonido de las últimas palabras se perdió en el bosque, acompañando al despreciable ser que tanto les había aterrorizado y que huía despavorido. Aquella noche, por fin, se acostaron satisfechos, y al salir el sol, empezaron a guardarlo todo para volver a casa. Alguien llamó al director contándole que un coche había recogido


a la profesora de religión, que caminaba por mitad de la carretera dando tumbos, desorientada, con la mirada perdida, hablando de una extraña pesadilla, y deseando no recordar aquel el sueño nunca jamás. Menos mal que todavía tenían la mitad de las vacaciones. - ¿Por qué no nos quedamos más tiempo? Jo, ahora ya no tenemos miedo y estar en el bosque es muy divertido- suplicaron los niños. Después de hablar entre ellos, los profesores pensaron que tenían razón, así que decidieron que todos se quedarían en la casa unos días más…

RODRIGO Los niños durmieron tranquilos, pero al día siguiente tuvieron una sorpresa impresionante: todos los alumnos/as y profesores/as les habían organizaron una fiesta de carnaval. La fiesta fue muy bien, hasta que tres o cuatro niños traviesos hicieron unas cuantas tonterías y su tutora les llamó varias veces la atención; al final les castigó diciéndoles: - Yo creo que sois lo bastante listos como para saber que lo que estáis haciendo es de simples. Los chavales la miraron y la aseguraron que no lo volverían a hacer. - Vale, pero no quiero más tonterías - respondió la tutora estresada.


La profesora de religión (ya enterada de lo que le había sucedió), fue por detrás de los niños, que todavía seguían un poco asustados, y les dijo: - ¡¡¡Hooolaaa criaturitas del señooor!!!- mientras se partía de risa. Los críos, aterrorizados, echaron a correr, sin mirar atrás y anunciando: - El fantasma de la profe de religión sigue en esta sala ¡en esta sala! Todos salieron corriendo y gritando y, sin darse cuenta, llegaron hasta la “casa maldita”; en medio de ella se encontraron…

LARA A unos niños que se quedaban en otro campamento, que estaba mucho más lejos. Una niña le dijo a los niños perdidos: -¿Qué hacéis aquí, fuera del campamento? El niño respondió (mirando a sus compañeros) - Es que íbamos a irnos a la cama, pero oímos algo y salimos corriendo, pensando que era alguna criatura maligna. La niña se echó a reír. - Está bien, está bien, os vamos a decir la verdad. Cuando ya estabais casi dormidos, y antes de empezar la fiesta de carnaval, nos acercamos a la tienda y pusimos un ruido de monstruos, entonces vosotros salisteis corriendo, mientras


que nosotros nos estábamos partiendo de risa, sin que os dierais cuenta. Volvieron todos hacia el campamento, porque ya era la hora de cenar, y todos los días, después de cenar, tenían una discoteca. Así que, claro, las chicas y los chicos se metieron en sus tiendas de campaña, a prepararse para la fiesta que estaba a punto de comenzar. En la discoteca...

JORGE Los niños se lo estaban pasando en grande con la música a todo volumen, bailando. Después de un rato de fiesta, el “DJ” invitó a los niños a pinchar una canción; subieron a la tarima bailando muy alegres. Pero un niño, de los que había subido, tropezó con una alfombra y se agarró a un jarrón para sostenerse. Sin embargo… el objeto no se rompió; tenía como un mecanismo que abrió una trampilla por la que cayeron hasta un pasadizo secreto. Los niños, aterrados, cogidos de la mano con las piernas temblorosas, bajaron las escaleras roídas y con telarañas que parecían ser muy antiguas. “Cuidado de no resbalar”, avisó el niño que iba delante. Llegaron hasta abajo sin caerse.


Al final de la escalera encontraron una caja que parecía antigua, y deteriorada por el tiempo; de cuero, vieja. Dentro había un libro también de cuero, con un escudo de armas muy antiguo. Cuando abrieron el libro una nube de polvo les hizo estornudar a todos y, en la portada, grabada a fuego, se podía leer: “HISTORIA DE MARÍN” Las primeras líneas del libro ponían: “Aquéllos que leéis estas líneas, estáis a punto de conocer una terrible historia... ” Los niños se miraban unos a otros intrigados, con cara de no saber nada y, en ese mismo momento...

ALEX Se derrumbó la habitación. Ellos no sabían qué hacer, así que se pusieron a tocar la pared, por si había algún botón que abriera una puerta para salir de aquel lugar. Empezaron a palpar todos los sitios que estaban a la vista, aunque algunos sentían asco, porque estaba todo lleno de telarañas con bichitos pegados en ellas. ¡Menudo cantidad de polvo se levantó! Todos empezaron a estornudar y uno de ellos lo hizo mucho más fuerte que los demás. ¡¡Achiiissssss!! Y el sonido retumbo por todo el lugar.


La fuerza del estornudo soltó un clavo que estaba oxidado y que sostenía un cuadro viejo; detrás del él había un botón rojo, que pulsaron, y se abrió un ancho pasadizo que parecía una salida. Se ilusionaron, porque ya estaban convencidos de que nunca jamás podrían salir de aquel sucio lugar.

VLAD Los chicos fueron corriendo muy rápido para poder encontrar la salida pero se encontraron con un laberinto y pensaron que no iban a salir nunca de allí. Buscando la salida encontraron un mapa, que revela las trampas que tenía el laberinto. Pero lo que no sabían, era que ese mapa no indicaba una de las trampas más letales que había en aquel retorcido lugar. Así que acabaron cayendo en la trampa.

Al cabo de una media hora dando vueltas de un lado para otro vieron un pequeño agujero en el que comenzaba una especie de túnel.


EMMA El pasadizo estaba muy oscuro, lleno de telarañas y polvo; los niños estaban muy asustados. Llegaron a un punto del pasillo en el que se dividía en dos caminos, y decidieron separarse - Creo que deberíamos separarnos - propuso un niño. -Sí, buena idea - aprobó una niña- cuando un grupo encuentre la salida avisara al otro. Nos volveremos a ver aquí en una hora. Entonces se separaron. Un rato después, un grupo encontró la salida. Y corrieron hacia el campamento. Cuando llegaron, todos estaban muy ilusionados, pero los niños tenían la sensación de que se olvidaban de algo…

CRISTIAN Un grupo seguía perdido dentro del pasadizo. Esperaban a sus compañeros en el lugar donde habían quedado, pero estos no aparecieron. Pensaron que les había pasado algo malo, y decidieron ir a buscarlos por el otro camino. Los que ya estaban fuera se dieron cuenta de que se habían olvidado de sus amigos y entonces se acercaron a la salida del pasadizo y vieron a un cíclope que, aunque con un aspecto muy poco amistoso, resultó que era bueno.


Al principio se asustaron, pero el monstruo les dijo que no tuvieran miedo y que podría ayudarles a buscar a sus amigos. Los niños se acercaron al monstruo para ver si era de fiar y decidieron hacerle una prueba sin que él lo supiera. Uno de los niños tiró un monedero. Si se lo devolvía sabrían que era bueno, en caso contrario saldrían corriendo…

VALERIA El ciclope les devolvió la cartera muy rápidamente demostrando que era una buena persona. Entonces aceptaron su ayuda y les contó su historia. Se llamaba Marín, llevaba cien mil años viviendo en el pasadizo, y lo conocía como la palma de su mano. El ciclope les dijo que se sentía muy solo y que les ayudaría a cambio de que fuesen sus amigos. Los niños aceptaron el trato y corrieron todos a buscar al grupo perdido.

Les resulto muy fácil encontrarlos, pero cuando vieron a Marín se quedaron aterrorizados y empezaron a gritar ya que pensaban que se los iba a comer. A ver a sus amigos se tranquilizaron.


Por fin salieron todos del pasadizo, sanos y salvos. Y le prometieron a su nuevo amigo, MarĂ­n el ciclope, visitarlo una vez al aĂąo, para que no se sintiera solo y traerle cada vez su postre favorito: helado de chocolate.

Y todos fueron felices y amigos para siempre.


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