catálogo de la exposición Con textos

Page 1

c o n t e x t o s


Esta es una publicación de El Bodegón (arte contemporáneo - vida social), realizada con motivo de la exposición homónima que tuvo lugar el viernes 13 de junio de 2008 en la sala Candelaria de la Biblioteca Luis Angel Arango. No hay derecho. El Bodegón, 2008


Introducción Usted ha comprado este catálogo sabiendo aproximadamente de qué se trata. Suponemos que lo compró tras haber ido a la exposición que se da por aludida en estas páginas grapadas a una cartulina; pensamos que, si se decidió a invertir los $8000ºº que cuesta esta publicación, debe tener un motivo para hacerlo, incluso si ese motivo es tan simple como que usted es rico y le gusta gastarse la plata en cada cosa que se le cruza por delante. Hemos hecho ya varias suposiciones en apenas un párrafo y, con seguridad, en muchas estaremos equivocados, pues no podemos saber si usted fue a la exposición, si compró el catálogo o se lo regalaron, o si simplemente se lo robó o lo encontró tirado en el piso de una tienda con videorocola todo emparamado de cerveza y pisadas. Pero ese no es el asunto. No nos importa estar equivocados ni ser fieles a la verdad, porque este catálogo no es más que la puesta en práctica de nuestro legítimo derecho al engaño propio y ajeno. Así pues, nos engañamos engañándolo y, mejor aún, estas páginas quieren dejar que otros lo engañen, nos engañen y se engañen creyendo que nos han engañado. De lo que sí se trata es de revisar algo de la producción de algunas personas que se dicen, o de las que se dice que son “artistas”. Y sin embargo, no se trata aquí de que veamos lo que producen “como artistas”. No es esto lo que ellos suelen mostrar al público ni a sus compradores; no es por lo que hay aquí por lo que se llaman o se les llama “artistas”. Es quizás a contrapelo de esa presunción artística que se produce lo que se reproduce aquí en estas páginas. O es, de repente, debido a la certeza de que esa presunción es engañosa que se han dado a la tarea de confesarse, disculparse, pelearse o diversificar cínicamente su


industria a través de estos manojos de palabras. Sin embargo, tampoco podríamos decir que esto es “literatura”. En primer lugar porque, en un país donde hasta el más cretino pretende hacerse el Dostoievski escribiendo sus ocurrencias sobre, digamos, un abogado con esposa e hijos que de noche se transforma en la reina de las drag queens, o quizás más bien sobre la supuesta experiencia de un “marrano” que retorna a la España más inquisitorial que el inquisidor quiso, en busca de su historia familiar con su costal de arcaísmos, algazaras, aljamías y algarivos que pretenden esconder en un uso rebuscado del idioma un ejercicio de desprecio y un lameculismo idiota para poder, en últimas, acceder a un puesto en la dirección de una institución cultural proborbónica [en fin, disculparán el desvío “literario” de este texto… por favor, obviemos y retomemos]… por eso no podríamos decir que esto que ha quedado impreso sobre estas hojas sea tampoco “literatura”, pues le falta ese sentimiento arribista tan cultural como cooltural que viene a hacer que odiemos eso que se promueve bajo el lema “nueva literatura colombiana”. Así pues, sin categorías, estos escritos no son más que engaños, pisadas de algo que estuvo en algún lugar pero ya no; y también disculpas, quejas, berridos, chismes, odios y recelos mal disfrazados, sentimientos de malestar, incapacidad y, por supuesto, también algo de ternura y reflexión desnuda que al final no se pelean con el uso de un tiempo muerto que no pudo ser gastado en otra cosa y que, esperamos, usted se gaste de forma igual. Por otro lado, este catálogo no pretende ser, en sentido estricto, ilustrativo de la exposición a la que alude. Usted encontrará aquí cosas que allá no estaban, y dejará de encontrar muchas que allá estaban y aquí no. Pero, qué le vamos a hacer, si así es la vida. 4


Alfred Hitchcock decía que algunos directores filmaban “pedazos de vida”, pero que él sólo filmaba “pedazos de pastel”. Ojalá que, a pesar de todos los tontos engaños aquí gestados, usted pueda encontrar, en la lectura de estas fotocopias, pedazos de una, otra o cualquiera cosa.

Bernie Chicken Morrongo Diplomado en Asistencia de curaduría literaria El Bodegón

5


I. “Cosas” de Luisa Roa

fig. 1 (Es la imágen de un librito blanco y cuadrado que debe medir unos 15 cms de lado. En la portada tiene una calcomanía pegada en la que vemos unos cuadritos de colores y, medio perdida, la palabra “cosas” escrita en minúsculas). -----------------------------------

El libro, por dentro, es una miscelanea en la que conviven de forma bastante aleatoria sillas, gatos, bellos del cine y la literatura, libros, mentiras y muchos otros tópicos abordados por Luisa vaya usted a saber por qué. Al pedirle un texto introductorio a su trabajo, ella envió lo que sigue:

“El orden puede ser profano y reducir la vida.” Rabino Irwin Kula

Debajo de un calcetín “el hombre del ventilador”. Su carátula gastada contra la alfombra. No existe un mejor lugar para este libro. En la biblioteca sería un objeto detenido, ensimismado. Allí, debajo , creo que se ve mejor, por lo menos lo encuentro con facilidad. Sí estuviera en un estante lo olvidaría, pues aquello que no me interesa se encuentra en perfecto orden. Aprisionado entre el peso de las hojas y la alfombra áspera, el rostro del hombre del ventilador permanece imperturbable; ve los pequeños pelos y las partículas de polvo que dan forma el tapete. A pesar de que solo tiene noción de una extensión muy reducida y cercana a sus ojos, cuando sueña, los pelitos que están tan próximos a su nariz van aumentando en número y se

6


dilatan, llenando un espacio que va más allá del área que él ocupa. -Es aterrador pensar que alguien pueda pararse y caminar sobre pelitos-; ésta idea lo estremece, pero no le sorprende, tales fenómenos no son nuevos para él. Una montaña de ropa colinda con el calcetín y el libro, pero los supera considerablemente en altura, pareciera competir en ésta geografía domestica. Cada prenda ya ha sido usada. Sus pliegues parecen canales y túneles, como si fuera posible hacerse diminuto y deslizarse por ellos. Sentir el roce de las motas en la cara. Entrar a cada uno de los bolsillos y permanecer allí cuando uno está triste. Un gato de tres patas ha superado los obstáculos impuestos por zapatos, hojas y libros para llegar a la montaña y olisquear un rato. Las chaquetas y pantalones están impregnados de olores desconocidos y otros familiares para él. Aromas que se sobreponen a otros. Capas de perfume que enmascaran tufillos. Emanaciones que se fijaron en la tela. El interés del gato crece: espectros y lugares lejanos se desplegarán como olor en cada inhalación. A un mismo tiempo y sin pausa, los pelos del gato caen sobre la alfombra uniéndose a las delgadas fibras que friccionan el rostro del “hombre del ventilador”. Ahora se trata de un paisaje constituido de pequeños desechos. Un tejido de partículas de polvo, pelos, fibras y una vida microscópica que crece en el silencio.

7


II. “La biología de una idea” de Nicolás L.

fig. 2

(En la imagen aparece una pila de juegos de fotocopias, cada uno empacado en una bolsa transparente. Parece tratarse de las fotocopias de un librito, porque vemos desplegadas, y conteniendo un lomo más que delgado, lo que, a primera vista serían la portada y la contraportada del libro. En la portada se intuye ¿la foto, el dibujo? de una habitación con cuadros blancos idénticos colgados de las paredes. No se puede leer con claridad, pero en estos cuadros podría decir “Juan 1:29”. -----------------------------------

El libro, según cuenta la mitología urbana nunca ha sido tal, pues la suya ha sido una más modesta existencia en forma de fotocopias que, los interesados pueden hacer sacar en algún sitio de reprografía cercano a la ASAB, en el centro de Bogotá. -----------------------------------

“La Biología de una Idea es un texto que desaparecerá inevitablemente al igual que usted o yo. Tal vez en algún tiempo sea olvidado y, sólo entonces, se habrá constituido en un éxito. Para acercarse a él, no es necesario, únicamente, saber leer. La Biología de una Idea es un texto que invita al movimiento y sin él no existe. La única forma de conocer lo que dice es acercarse a fotocopiarlo antes de que, al borrarse de tanto haber pasado por la máquina de xerografía, nos haya abandonado del todo.

8


Sinceramente, deseo que sea La Biología de una Idea, y no usted o yo, quien desaparezca primero… pero eso ya no está en mis manos. El Autor.” ***

La forma en la que los sujetos, las acciones y los mismos objetos, reclaman su propia perpetuación a través de las imágenes y documentos que se producen gracias a las nuevas tecnologías (todo quiere ser capturado en una fotografía, todo quiere ser grabado, todo quiere dejar huella) se siente extraña cuando se le atribuye a la obra un comportamiento biológico, por el cual está destinada a desaparecer. La certeza de que algo existió descansa en la conciencia de su propia muerte. Las cosas viven por el hecho de su inevitable transformación, lo que puede ser visto como una desaparición paulatina hasta el infinito; toda acción que se aprecie de haber existido conserva la esperanza de desprender todos sus miembros y someterlos a la degradación, incluyendo en ese proceso la degradación misma de cualquier huella o rastro que ésta haya producido, favoreciendo la mutación del sentido y la transformación del orden.

9


III. Juan Camacho. “El museo más pequeño del mundo”

fig.3 (Corresponde a la página 118 de un libro. Allí se representa de manera esquemática un cubo más alto que ancho. Parece tratarse de un trabajo escultórico de Camacho, aunque, por las medidas de masa, volumen y densidad, acompañadas todas por la palabra “mental”, podría deducirse que la escultura es puramente ideal. La falta de una fotografía de este trabajo exhibido en alguna plaza o en el lobby de una torre empresarial confirmaría esta hipótesis). ----------------------------------Puede asegurarse, con el nulo temor a la equivocación, que en todo el espacio visible sólo existen dos museos. “El museo más grande del mundo” y “El museo más pequeño del mundo”; y ambos son creaciones de Juan Camacho. El primero, que está limitado por paredes exteriores, alberga todas obras materiales que existan y puedan existir; el segundo, limitado ahora por paredes interiores, alberga las obras ideales que el propio artista ha propuesto. Ambos están mediados por una sola obra única: “El museo más pequeño del mundo está por fuera del museo más grande del mundo”. *** Debido a la dificultad para encontrar su espacio idóneo de materialización y exhibición, la obra de Juan Camacho permaneció oculta durante mucho tiempo, de forma que sólo unos pocos tuvimos el privilegio de conocerla y disfrutarla clandestinamente. Por eso, cuando después de profundas reflexiones sobre la forma propicia en que deberían exhibirse dichas ideas, el

10


artista me comisionó para la planeación y ejecución de un proyecto museográfico destinado exclusivamente a la exhibición permanente de su obra, acepté complacido con el pleno convencimiento de que la realización de semejante empresa contribuiría de manera substancial al entendimiento de su actividad artística. Como resultado de una investigación en la que se tuvieron en cuenta aspectos como la concepción, materialización, dimensionalidad y temática de la obra del artista, se llegó a la conclusión de que dicho espacio museal estaría construido sobre las blancas paredes de papel que constituyen la arquitectura del presente museo, en el que a diferencia de la mayoría de los demás, las obras no llenan un espacio previamente establecido, sino que por el contrario, el espacio que las cobija ha sido diseñado de acuerdo a unas obras preexistentes. Los folios, que como pilares de este cubo blanco soportan la obra de Juan Camacho, constituyen por lo tanto un recinto museográfico y no un catálogo de documentación de las obras que dentro de sus salas de de exhibición se mencionan; aunque también es cierto que la reproducción de éste sí transforma la naturaleza de dicho lugar en un libro. por eso, aunque la forma y el contenido de este museo y de sus reimpresiones sean exactamente iguales, la intención y la expectativa de ambos difieren, pues mientras que el primero es el museo propiamente dicho, las segundas son los medios de los que se sirve dicho museo para la divulgación de sus obras. -----------------------------------

11

“El museo más pequeño del mundo” puede descargarse completo en versión pdf en: http://www.juancamacho.net/2007/02/ el-museo-ms-pequeo-del-mundo.html


IV. Ana María Pineda. “Ensayos de felicidad”

fig. 4

(A primera vista parece tratarse de un separalibros: un rectágulo vertical con fondo en degradée rosado - blanco sobre el que se insertan cuatro fotografías de la autora. En esas fotografías la constante es una sonrisa que le da unidad a los drásticos cambios de apariencia de Ana. Bajo las fotografías hay escrito un poema, canción o testimonio que habla del tiempo, la serenidad y la desprevenida confianza en el porvenir). ----------------------------------“Ensayos de felicidad” es un libro escrito, publicado y distribuido por Ana María en el que, como su título indica, ensaya de maneras diversas sus posibilidades de felicidad. Entre el diario, el texto místico y el manual de superación personal, el libro se consolida como una pieza de escritura rara en la que, ni de lejos, se asoma ese “sine qua non” del artista contemporáneo: la ironía. ----------------------------------Torture paradise (A silent song,it goes with the music of your heart) This is no my room. Where would I have my Piano? I need to learn how to dream again… I thought you were going to save me… I need a place to be myself. I need my time to make things right. I need to let my mind fly away But I can’t stay here I can’t stay

12


Here is not a place Here is not the way it should be Just the way it feels You just know it is wrong You just know it is not enough I just need to go away But I can’t stay here I can’t stay Please let me know how I should do Please give me wings or at least a hint When am I going away? Where am I going to stay? Oh God I need your help. This is sad and you know that Don’t turn your face when you don’t know what to say. Please help me Don’t leave me. Feel me. I’m just trapped It is very difficult to be myself in this place. I could rest I really remember I managed to. I heard the birds and they didn’t bother me at all They made me laugh instead Now I hear them singing and I know it is morning again And once again I can’t help it I really can’t help it I need music around me to forget how tough can be the silence mixed up with the noise of my mind. I wish we could sing together I know we have shared the same tears Please don’t leave me. ----------------------------------13

www.myheartsbeating.com


V. “Siempre en mi mente”, de Gabriel Mejía

(No hay imagen disponible) -----------------------------------

El cuadernillo de cuentos “Siempre en mi mente” está hoy tachado y con correcciones y comentarios escritos a Kilométrico. Páginas enteras han sido censuradas, posiblemente porque a Gabriel, como le suele pasar, ya no le gusta lo que antes sí. El cuento que sigue es de los que mejor han soportado las incursiones destructivas del lapicero. ----------------------------------Adelantándose a los gusanos Era diciembre, podíamos conseguir pólvora por todas partes y de todas las clases; había, si se puede decir de esa manera, artefactos de todos los calibres, desde pequeños “totes” que podían estallar en la mano y no producir ningún daño, hasta “martillos” que podían volar en pedazos una botella o el timbre de una casa. Ese día habíamos comprado de los más inofensivos y nos estábamos divirtiendo tirándonos la pólvora los unos a los otros hasta que llegó César con una caja en la mano; nos llevó hasta un lugar donde nadie podía vernos y nos mostró el contenido que nos llenó de fascinación. Dentro de una caja había cuatro fetos de conejo, no tenían un pelo y no medían más de cinco centímetros de largo. Nunca supe qué había pasado, pero al parecer la coneja de César que tenía en el jardín de su casa los había abortado y su mamá le había pedido el favor que botara la caja para que se la llevara el camión de la basura. Primero les hicimos un funeral; en la misma caja en que César los había traido, los enterramos en un potrero que quedaba en la esquina de la 14


cuadra; le pusimos flores a la tumba e hicimos una cruz con unos pedacitos de madera y una pita, luego simplemente nos quedamos mirando lo que habíamos hecho. Siguió pasando el día y cuando ya estaba oscureciendo decidimos sacar los fetos de su tumba, así que volvimos a sacar la poca tierra que habíamos puesto encima de la caja y analizar de nuevo su contenido. No había pasado nada, los conejos seguían iguales, al parecer la tierra ni los gusanos habían comenzado su acción de destrucción. Yo me imaginaba que en unas cuantas horas iba a poder ver el esqueleto de los fetos, pero todo seguía en su lugar. Entonces decidí que lo mejor que podíamos hacer era volarlos con la pólvora con la que habíamos estado jugando todo el día y de la que aún nos quedaban algunos totes no muy poderosos. Recuerdo que los totes eran como fósforos, los restregábamos contra el piso y la punta se prendía, luego cambiaba de color como avisando que ya se acercaba la explosión y estallaban. Cogí uno de los fetos, le abrí la boca y le metí el artefacto casi hasta el estómago, luego con un fósforo prendí la punta del tote y solté el cuerpo; esperamos unos segundos y la llama cambió de color, luego salió una tira de humo negro y estalló. El sonido no se pareció en lo absoluto al que generalmente hacían esos totes que era de una duradera brillantez, por el contrario el estallido me sonó seco y apagado. Cuando miramos de nuevo el feto este se había abierto por la mitad y sus órganos colgaban de manera desordenada pero sin nada de humedad, por el contrario, parecía que la explosión había sellado los vasos sanguíneos y no había nada de líquido, solo ese olor extraño a carne quemada. Así terminamos el día, destruyendo los cuerpecitos y volviéndolos a enterrar, otra vez pusimos flores y la cruz de madera y nos fuimos a dormir.

15


VI. Luis Hernández Mellizo. “Me odia”

fig. 5

(Un radio viejo de pilas marca Sanyo). -----------------------------------

Este texto suponía, en principio, la posibilidad de ser leído en un espacio en el que, desde un pequeño radio se propagara con debilidad una música relante y melodiosa. -----------------------------------

ME ODIA Ya de noche un tipo salió de un show club de Chapinero y tomó una buseta hacia su casa en el sur de Bogotá, sentado mirando por la ventana recordaba su fémina y deslucido amor mientras pasaba frente al bello edificio de cristal “de la música más linda del mundo” melodía, en la calle 45 yendo a la avenida Caracas se percató que al aviso luminoso de la emisora se le fundieron las luces de la letra L.

*Melodía F.M estéreo 96.9

16


VII. Dos párrafos de Nicolás Donoso

(Imágen no disponible) -----------------------------------

A pesar de haber escrito una novela y un libro de cuentos que algún día, inevitablemente, veremos publicados, Nicolás prefirió enviarnos apenas dos párrafos. En todo caso, el exceso no se cuenta por caracteres. -----------------------------------

1 podría volarme la cabeza y mis desperdicios subsistirían en ti soy exceso, una protuberancia en su piel sobro en ella como un despojo condenado en mi alegría, mis desperdicios, patéticos mis celos, subsistirían en ti.

***

17

Autodiscografía Pertenezco a una generación que usó como pretexto las inequidades del mundo para refugiarse en su propio confort. Sus propios Bunkers de prosperidad. Cruzamos la vida aferrados a flotadores irreverentes y extendimos los brazos para recibir complacidos conceptos desquiciados. Poseedores de espíritus feroces, delegamos a otros la tarea de nuestros corazones desvalidos. Devoramos películas que nunca entendimos y tradujimos canciones que vivimos a cabalidad. Corrimos en busca del amor: no hubo finales felices pero tampoco hubo muertos. Decidimos no soñar y vivir en la vigilia eterna. Éramos muy jóvenes. Creímos que teníamos algo que decir.


VIII. Lucas Ospina. “Licencia poética (1286 caracteres)”

fig. 6

(Fotografía tomada con lente granangular y en leve contrapicado de la fachada del nuevo Museo del Banco Central. Se ve una gran masa de nubes de fondo). -----------------------------------

Con los años, Lucas Ospina ha ido escribiendo un libro que tiene mil caras y voces cambiantes; casi que no es “un libro” (empezando porque no es un libro) pero es, en su dispersión, un cuerpo contundente (aunque no un ladrillo) en el que cada vez se siente con más fuerza el ejercicio de la fábula. La que sigue es quizás, una de las que con más persistencia circuló en el ámbito artístico local, mas no por eso nos daremos el lujo de prescindir de ella hoy y aquí. -----------------------------------

Licencia poética (1286 caracteres) Un curador de arte del museo del Banco Central de un país centroamericano tenía un espacio para la escritura en un impreso informativo producido por algunas galerías. Cuando le fue propuesto el espacio para la escritura, el curador pensó que esta labor le facilitaría darse, de vez en cuando, una “licencia poética” que su trabajo ya no le permitía: habían pasado los años y el curador de arte del museo del Banco Central había terminado por aceptar muchos de los límites que algunos miembros reac-

18


cionarios de la junta cultural del Banco Central le imponían, es más, ahora era él mismo quien, para evitarse problemas, se autoimponía los límites. Un día, pensando en escribir algo informativo sobre arte, crítica y curaduría, el curador le escribió a varias personas pidiéndoles lo siguiente: “Estimados colegas: He propuesto hacer una reseña para el impreso informativo sobre personas que están ejerciendo labores de crítica y curaduría en el país (especialmente en los últimos años) a través de espacios independientes en la mayoría de los casos (aunque algunos también en instituciones), periódicos, revistas, fanzines y el internet. Se trata de señalar estas nuevas voces, que tal vez para el público más amplio no sean tan conocidas. He hecho una lista de las personas que han curado exposiciones o participado en discusiones críticas con cierta frecuencia (con su nombre o con seudónimo), lista que es necesariamente incompleta. A quienes estén interesados, les pido que por favor respondan a reguregunta que formulo más abajo (en menos de 1500 caracteres), y me envíen también un breve párrafo biográfico, incluyendo lo que consideren relevante como formación y actividad crítica o curatorial. La pregunta: ¿Cree que en los últimos años en nuestro país centroamericano ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?. Cordialmente.”

19

El curador de arte del museo del Banco Central recibió varios tipos de respuesta: unas voces respondían con candidez y agradecían haber sido incluidas en la lista, otras se negaban a responder y argumentaban su negación dando razones éticas y estéticas; éticamente asumían una posición opuesta a la del colaborador del impreso infor-


mativo producido por algunas galerías; estéticamente sostenían que la pobreza de contenidos y diseño gráfico del impreso informativo producido por algunas galerías no los motivaba a participar. Sin embargo, dos respuestas inquietaron al curador de arte del museo del Banco Central. Primera Respuesta: “Respuesta a las preguntas. Estimado colega: la apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en los últimos años en nuestro país centroamericano consiste en que el curador de arte del museo del Banco Central -y colaborador de un impreso informativo producido por algunas galerías- le pida a un grupo estimado de colegas, que están ejerciendo labores de crítica y/o curaduría, que respondan -en el mejor estilo periodístico-, en menos de 1500 caracteres, a las preguntas: ‘¿Cree que en los últimos años en nuestro país centroamericano ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?’. Con las respuestas a la encuesta, el colaborador del impreso informativo propone elaborar -en el mejor estilo periodísticouna reseña. También -en el mejor estilo periodístico- el curador de arte del museo del Banco Central le pide a los estimados colegas que adjunten un breve párrafo biográfico que incluya lo que consideren relevante como su formación y actividad crítica y/o curatorial. El objetivo de la reseña es el de señalar -en el mejor estilo periodístico- nuevas voces que estén ejerciendo la crítica y/o la curaduría, que tal vez para el público más amplio, pero no para los estimados colegas, no sean tan conocidas. Todo lo anterior expresa la apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en los últimos años en nuestro país centroamericano. Cordialmente., Profesor Asistente,

20


Departamento de Arte, Universidad Central. 1286 caracteres” Segunda Respuesta: “Un aforismo de un pensador alemán dice así: ‘Cuida de que tu reposo y contemplación no se parezcan a los del perro ante una carnicería, al cual el temor no le deja avanzar ni el apetito retroceder y que abre los ojos como si fueran bocas’”. Un año después de haber hecho la encuesta, el curador de arte del museo del Banco Central fue despedido de su trabajo como curador de arte del museo del Banco Central. El despido se debió a los continuos enfrentamientos entre el curador y algunos miembros reaccionarios de la junta cultural del Banco Central: el curador se había puesto en juego reviviendo antiguas ideas sobre lo que pensaba era su trabajo y reactivando actividades artísticas que se pensaba eran cosa del pasado. Actualmente el curador ha retomado con renovado entusiasmo la escritura de una columna de crítica de arte en Internet -donde no hay límite de caracteres-, y además hace exposiciones, adentro y afuera del país centroamericano, con cierta regularidad. En el Banco Central del país centroamericano la posición de curador ha sido sustituida en la nómina por la posición de museógrafo.

-----------------------------------

21

Para encontrar otras “fábulas“ de Lucas Ospina, ingrese a Google y teclée “Lucas Ospina”.


IX. Alberto Baraya. Estampita del Beato Lucencio

fig. 7

(En la estampita -reproducida de forma precaria- vemos al Beato Lucencio con la cabeza recostada sobre una mesa, en una habitación oscura pero, a la vez, llena de destellos. Unas cortinas plegadas hacia los costados de la lámina delimitan el espacio de la escena, como si el telón se hubiera abierto para dejarnos ver una representación. Debajo de la imagen, dentro de un recuadro, leemos: “Beato Lucencio ...Y se hizo la Luz en el remilgo de las esperanzas, disipando el orgullo de los infieles”. -----------------------------------

Siempre proclive a las decapitaciones, las hojas sueltas y las cosas o, mejor, los pedazos de cosas que se arrancan, extraen o cortan de un cuerpo más grande, Alberto Baraya parece estar a toda hora preguntándose sin preguntar por esa vieja idea de la unidad/multiplicidad, por la integridad del alma, aun en el evento de la mutilación, y por la posibilidad de que tomemos la parte por el todo para construir una modesta “ciencia de lo particular” que, con fe y oración, Reinará. -----------------------------------

El beato Lucencio nació en Villa del Alba en el año de 1616: su padre platero y alquimista de oficio le transmitió todos los secretos de su arte, pero pronto su vocación le condujo por el camino de la palabra. A su entrada en las órdenes se entregará en profundidad a la meditación y la vida contemplativa, separado sólo por sus deberes en autos sacramentales. 22


Retirado en la penumbra de su celda, presenció varias apariciones en forma de brillos y sombras sobre los plateados objetos de culto. Estas revelaciones le llevaron a emprender un largo peregrinaje misionero por lejanas tierras. Su paso por cundidos mercados, ferias y aulas provocaba numerosísimas conversiones entre los maravillados observadores de tan perfectísimas imágenes. Cronistas de la época dan testimonio de estos hechos y de tantas otras curaciones en mentes paganas. En sus cartas al R.P. Niépce, describía como su labor al servicio de la causa era el centro de su vida interior y cómo se sentía objeto de la gracia y receptor de las revelaciones lumínicas. El pregón de su filiación con la revelación, se constituyó en el ejercicio heroico de la virtud, en amorosa dedicación e infatigable fijación. Quienes destacan su apostolado, no dejan de difundir el carácter milagroso de sus imágenes y su empeño en la transmisión de la divina luz. El Beato murió martirizado a manos de iconoclastas infieles. Tras torturarle para que abjurase y revelase una otra razón que no fuese fe en sus milagros, apartaron su cabeza de un solo tajo, dejando en el misterio el testimonio y proceder de su eterna fidelidad. Reposan su cráneo y las reliquias de su cuerpo, en la Ermita de los hermanos Luminienses, orden que fundara antes de partir a su última misión. Se pide a quienes disfruten de gracias por su intercepción las comuniquen a la Oficina por la Postulación del Beato Lucencio, patrón de los fotógrafos, Cofradía de los Hermanos Luminienses (Platerías, 22, Sevilla 41001).

23

(Con Licencia).

Marcony Italy.


X. Del “diario desparche” de Carolina Parra

fig. 8 (Portada del pasquín “Diario desparche”. Hay un retrato a lápiz de Carolina en la esqina superior izquierda de la hoja, y abajo, escrito a mano: “No. imposible. traté de dibujar mi cara de triste con cara de ponqué, pero no... no pude. parezco... normal. y hasta mejor... creo. y... bueno...). -----------------------------------

Entre dudas, quejas, pechiches y recuerdos se desenvuelve el diario de Carolina en un tiempo sin fechas, con días que podrían ser un siglo o apenas una tarde y que, a pesar de ser tan anónimos y aparentemente vacíos, están llenos de cosas que se escriben sin escribirse intentando conjurarse y, a la vez, llamando al recuerdo para no alejarse de todo lo bueno y lo malo que, al final, siempre duele. -----------------------------------

Este es otro día. Mi pobre computador está colapsado. No entiendo que le pasa. He tratado de mirar lo que trabajé hoy en computador ajeno y no he podido. Sólo quiero mirar unas imágenes, pero no, mi estúpido computador no lo logra. Me tocó reiniciarlo dos veces para ver si funcionaba, pero no. Nada. Me he quedado con las ganas. Sí... me he quedado con las ganas. Vaya día. Extraño, confuso... como por variar. Fue uno de esos días “moviditos” que no transcurren de forma normal sino que suceden rosillas por ahí que le dan un toque especial, y que los hace dignos de recordar... sí, recordar. En algún momento puede ser beneficioso recordar pero no siempre, a veces recordar es un sinónimo de tristeza. 24


Recuerdos. Recuerdo una vez que mi hermana fingió un desmayo para llamar la atención de un chico que le gustaba, en plena década del ochenta, en donde esas tretas eran muy comunes, (tal vez eran aprendidas de telenovelas como “quinceañera”). También recuerdo el atentado del Quirigua, en plena época terrorista de los narcos, y de Pablito... y de las buenas épocas del América de Cali... la gloriosa “mechita”, recuerdo cuando murió Pizarro... recuerdo muy bien la foto del periódico, recuerdo el 5-0 de Colombia con Argentina, y por supuesto, el desastroso papel de nuestra selección en el mundial de USA 94, y como no, de la desdichada muerte de Andrés Escobar, situación que aún lamento, a pesar de haber sido hace más de diez años; recuerdo algo de la “abejita maya”, recuerdo mucho de “Plaza Sésamo”, recuerdo algunas cosas de “el tesoro del saber”, y de panfleto y de herrrrrmenegimlllldooooo; recuerdo la pequeña Lulú, que tan mal me caía, recuerdo los “Thundercats” y mi amor desmedido hacia Leono, y más desmedido aún por Oliver Atom de “Supercampeones”, y mi odio contra las “Jem” y les apuesto que nadie se acuerda de las “Jem” o ¿Gem? Recuerdo esa vez que me caí en educación física y que me partí el brazo, y que ese día mi papá tenía un concierto en el Planetario y yo iba a ir, pero... me lo tiré todo. Mi pobre padre salió a tocar muy preocupado por mí, y creo que no disfrutó tanto de los aplausos; recuerdo a “Candy” y a su príncipe estúpido, recuerdo los buenos momentos del Festival Internacional del Humor, con Mac Panton y Lucho... no me acuerdo del apellido, bueno, el chileno; recuerdo cuando me comía los anticonceptivos de mi mamá porque me parecían muy divertidos... usaba de esos que son aritos espermicidas y yo me los metía a la boca y claro, soltaban como burbujitas... y sabían rico. En serio, hagan la prueba, si no es que ya la han hecho... sí, recuerdos. Ahora tengo algo que recordar. Espero que 25 después no me duela.


XI. Andrés Uribe & Robert Barry: “Obra de arte” y “Artwork”

(Imagen retirada por voluntad de los autores) ----------------------------------Andrés Uribe ha hecho una traducción / comentario / revisión / crítica a un texto clásico de Robert Barry, quien de hecho, ha realizado a lo largo de los años el mismo ejercicio con su propio escrito. Trabajo en constante proceso y ahora confrontación y choque de manos en apenas algo más de una página. -----------------------------------

OBRA DE ARTE (2008) Por: Andrés Uribe Siempre es lo mismo. No tiene orden. No tiene un sitio específico. Sus límites están fijos. No afecta nada. No puede ser accesible y no pasa inadvertida. Parte de ella no puede ser parte de otra cosa. Algo de ella no es familiar. Algo de ella no es extraño. No saber de ella no la cambia. Es fragmentaria, indeterminada, insuficiente, colectiva, ignorada, incompleta, oculta, inaccesible, latente, efectista, indirecta, independiente, indistinta, improvisada, descontrolada, fragmentada, irregular, integrada, libertina, insegura, asistemática, establecida, impredecible, inexplicable, inaprehensible, inadvertida, subliminal, inentendible, prohibida, artificial, ruidosa, ordinaria, uniforme, críptica, inventada, negligente, homogénea, descompuesta, desordenada, inflexible, indivisible, reducible, influencial, privada, caprichosa, irrepetible, incomprensible, práctica, desacertada, trasnochada, ensimismada, pasiva, indescriptible, etérea, irreconocible, ilimitada, inevadible, insostenible,

26


fija, indefinida, improbable, inconsistente, efímera, imperceptible, desorganizada, masiva, sencilla, general, inestable, irracional, irregulada, oculta, incondicional, desigual, acompañada, omitida, probable, indiferente, insostenible, común, incoherente, desarreglada, restringida e impresentable. *** Robert Barry Art Work (1970) It is always changing. It has order. It doesn’t have a specific place. Its boundaries are not fixed. It affects other things. It may be accessible but go unnoticed. Part of it may also be part of something else. Some of it is familiar. Some of it is strange. Knowing of it changes it. (1971) This work has been and continues to be refined since 1969:

27

It is whole, determined, sufficient, individual, known, complete, revealed, accessible, manifest, effected, effectual, directed, dependent, distinct, planned, controlled, unified, delineated, isolated, confined, confirmed, systematic, established, predictable, explainable, apprehendable, noticeable, evident, understandable, allowable, natural, harmonious, particular, varied, interpretable, discovered, persistent, diverse, composed, orderly, flexible, divisible, extendible, influential, public, reasoned, repeatable, comprehendable, impractical, findable, actual, interrelated, active, describable, situated, recogizable, analysable, limited, avoidable, sustained, changeable, defined, provable, consistent, durable, realized, organized, unique, complex, specific, established, rational, regulated, revealed, conditioned, uniform, solitary, given, improvable, involved, maintained, particular, coherent, arranged, restricted, and presented.


XII. Liliana Vélez. “Rosado pálido”

fig. 9

(Un cuadrado rosado pálido). ------------------------------------

Liliana Vélez se ha prostituido, ha ido a estudiar desnuda, se ha hecho una piel de chicle, ha estado en una prisión kafkiana, y todo eso en apenas algunas páginas escritas con una convicción fuerte de hacernos dudar de si debemos o no creer en lo que nos dice. En ese sentido Liliana es una duda viva y despreocupada y, más que duda, un voto de confianza que entrega de verdad todas sus mentiras. ------------------------------------

Me daban ganas de vez en cuando de escribir alguna cosa. Cuando cogía el lápiz sentía cómo mis dedos blanditos se adherían a la madera y posteriormente al grafito, siempre terminaba con los dedos negros y con tres o cuatro renglones para mi amiga Verónica. Soñaba con escribir una novela o una obra de teatro, pero era tan pequeña que todavía no sabía cómo escribir todas las palabras, tenía muchas cosas en la cabeza, era muy elevada y sentía horror cuando en clase interrumpía mis pensamientos la profesora y me preguntaba porque no ponía atención. —En qué piensas Liliana, concéntrate que estamos aprendiendo a hacer muñecos con plastilina— Yo ya sabía hacer esos muñecos, siempre tenían la misma cabeza, ojos, piernas, brazos, pelo y pies. Eran los mismos y el color de la plastilina era igual, rosado pálido, y el del pelo amarillo, café o negro, no había nada de raro en ellos, era como mirar al amiguito de al lado y hacer otro igual. Pero no era capaz de decirle

28


que me aburría su clase, me molestaba que hicieran representaciones de más y más niños; nadie se atrevía a hacer nada nuevo, ni querían aceptar que esos muñequitos tenían vida propia, y que dentro de su pequeño o gran mundo estaban compartiendo muchas cosas, al igual que nosotros que somos un ajedrez de otros más grandes, lo que uno vive otros lo imaginan y así se pasa la vida. Cada uno de estos muñequitos tenía una psicología y una forma de ser diferente, estaban aburridos y sufriendo al ver que mis vecinos los estampillaban en el piso, les chuzaban la piel y los ojos con un punzón de madera o que la profesora amasaba su cuerpo, haciéndolos más flacos o más gordos. No tenía ningún don milagroso que me separara de los demás, había un par de niños que tampoco se concentraban haciendo el muñeco que la profesora quería que todos hiciéramos, me aburría esa representación humana, quería hacer muñecos nuevos. Entonces, la profesora decía que no ponía atención, que era un ser ausente y por eso no sabía cómo hacer los muñecos de plastilina, me gustaba que mis muñecos vivieran y hacerme amiga de ellos, eso tomaba tiempo. Les contaba cuentos inventados y les cantaba; ellos también a mí. Quería que durmieran a mi lado y al otro día se despertaran conmigo, claro, los llevaba para mi casa en la lonchera, todas las migas de pan del sánduche del almuerzo que ellos no habían querido comer se les pegaban por el cuerpo, los limpiaba y los ponía en el borde de la almohada, debajo de las cobijas a mi lado, a media noche, la almohada, la plastilina y mi delgadito pelo eran una gran masa de todos los colores. Mi mamá me despertaba por la mañana y me metía al baño, yo los despedía llorando cuando ellos envenenados se tiraban por el sifón, pues una vez más el baño era con Varsol.

29

Unos años más tarde, por fin había aprendido a escribir bien, hacía


cartas para mis amigas y mis papás en las fechas especiales, estaba en cursos de lectura y me gustaban mucho los libros, sobre todo los que tenía mi papá sobre su mesa de noche. Cada que podía a escondidas iba y leía una que otra página, también me gustaba leer el diccionario, me la pasaba buscando palabras que tuvieran alguna relación con mi nombre o algunas que hablaran de cualquier tema prohibido para mi edad. Apenas con 9 años y tenía más cosas para pensar y preocuparme. Hacía 20 días había salido del hospital, después de haber sufrido una quemadura de segundo grado por todo el cuerpo. Esto fue en un asado familiar, que por estar corriendo con mis hermanos cerca del Barbecue, tropecé con él y se me vinieron encima todos los carbones calientes, se prendieron mis pantalones, me levanté y las llamas quemaron toda mi ropa. Mi papá al verme encendida me cogió rápidamente y se tiró conmigo a la piscina, me llevaron a la clínica por 8 días, hicieron reconstrucciones y trataron que la cicatrización fuera rápida y pareja. Igual la piel se iba a regenerar, pero las cirugías las hacían para que se notara lo menos posible. Estaba muy adolorida, el doctor me prometía entristecido que apenas mi piel se volviera a formar el dolor iba a desaparecer por completo, yo le contaba que podía hacer piel igual a la mía con plastilina, pero se reía y me decía que mi piel era mas elástica y resistente que la plastilina, yo pensaba y pensaba en un material como la plastilina pero más elástico y resistente, el chicle. Había leído en uno de mis libros preferidos de la mesa de noche de mi papá, de Carl Sagan, ¡donde habla que el aire pesa! y que si partimos una manzana o una lombriz en muchos pedacitos chiquitos una y otra vez, llegamos a una unidad que no podría ser dividida, el átomo, que quiere decir no divisible, está compuesto de neutrones y protones en su núcleo y alrededor de éste giran elec-

30


trones, que son cargas negativas de energía. Le preguntaba al doctor si esto quería decir que si cortamos un pedazo de dedo en muchos pedacitos también llegaríamos al mismo átomo; entonces si ponía pedacitos chiquiticos de chicle por toda mi quemadura, me curaría más rápido y finalmente la piel y el chicle iban a fundirse del mismo color rosado clarito hasta quedar totalmente parejo y flexible. Le preguntaba dándole esa idea al doctor, que ya tenía lágrimas en los ojos y no sabía cómo darme una respuesta, él sabía que mi piel nunca iba a volver a ser igual y que las operaciones iban a seguir sucediendo a lo largo de mi vida. Me envolvieron en vendas que por unos meses o probablemente durante un año iban a sustituir este gran tejido rosado clarito que cubría mi cuerpito, ahora pelado y atrapado bajo ese disfraz. Al colegio tuve que volver a asistir después de un mes. Una enfermera me ayudaba a sostener la sombrilla para que el sol no penetrara las vendas que cubrían mi cuerpo. A partir de este accidente, aprisionada dentro de ése elástico blanco y rodeada de amigos, que ya no eran más mis amigos porque no podía hablar ni jugar con ellos, me pasaba los días imaginando historias y planeando vidas con mis amigos imaginarios.

31

El día que salí de la clínica mi abuelita me regaló un libro infantil, se llamaba “Mariano cabeza de loma”, en los recreos le pedía a la enfermera que me lo leyera. Trataba sobre un niño, Mariano, al que en lugar de pelo le nacía pasto en la cabeza; me gustaba imaginar al niño siendo perseguido por las vacas, orinado por los perros y cómo su cabeza lentamente se iba volviendo una matera llena de lombrices, habitada por miles de seres diferentes. Un día Mariano se enamoró de una flor


del jardín de su abuela, la quiso llevar con él, la arrancó y la sembró sobre su cabeza; todos los días la cuidaba y se sentía triste por no poder tenerla en frente, besarla y mirarla por el día, sólo la podía ver en el espejo, lo que la ponía al doble de distancia. Una mañana decidió devolver la flor al jardín, hizo un pequeño hueco, la arrancó de su cabeza y la sembró nuevamente; al lado, hizo otro hueco de su tamaño, se enterró parado, vivía feliz al lado de la flor y el pasto de su cabeza se reprodujo hasta emparejarse totalmente con el pasto del jardín. Soñaba con que envés de piel, debajo de esas vendas que me producían rasquiña y no me podía quitar, se regenerara chocolate de fresa, así nunca más me iba a volver a hacer falta mi dulce favorito, iba a poder ruñir de por vida mi brazo con sabor dulce y lechoso. Cuando haga calor se derretirá un poco y lo podré lamer hasta que más no quiera, se me hacía agua la boca imaginando como sería tener piel de chocolate; compraría helado de vainilla y apretando el puño sobre éste, haría choco conos rosados, todos me querrían y me volvería una fábrica ambulante de chocolate. Así fue, pasaron 5 meses y el doctor me destapó los hombros, los brazos y todo el tronco; no era chocolate, qué decepción, la piel se había regenerado tal cual, pero todavía tenía la esperanza de que las piernas por lo menos sí fueran de chocolate. Al fin y al cabo Mariano, el niño del cuento, sólo tenía la cabeza con pasto, yo podía tener las piernas de chocolate ¿por qué no? si todo finalmente está hecho de lo mismo. Un día entré al baño a solas, por primera vez no me seguían ni la enfermera ni mi mamá, levanté un poco la venda de mi pierna y vi que toda estaba café ¡me puse muy feliz! Siempre imaginé el chocolate blanco o rosado por la tonalidad de mi piel, pero igual prefiero el café,

32


me fascina, estaba muy contenta, sabía que cuando me quitaran toda la venda de las piernas en un par de meses iba a tener mis largas piernas forradas en chocolate, era como una fantasía. De ahí en adelante, me asomaba todos los días por el mismo rotico para cerciorarme que el chocolate no se me fuera a caer, también imaginaba que debajo del chocolate podía de pronto aparecer una delgada capa de caramelo, se me hacía agua la boca. Un día fui al doctor, tenía una revisión; temblaba del miedo, si se daba cuenta seguro inventaría una nueva operación. Pero no, dijo que todo iba bien, no me quitó la venda, solo atisbó por uno de los pliegues, decía que ahí había sido más fuerte la quemadura pero yo sabía que era chocolate. No le dije nada, pues supuestamente nunca había levantado la venda de mi pierna.

------------------------------------

33

Otros textos de Liliana Vélez están disponibles en la red. Para leerlos, siga el procedimiento descrito para la búsqueda de los de Lucas Ospina, reemplazando en Google el nombre “Lucas Ospina” por el de “Liliana Vélez”.


XIII. Jorge Caicedo. “XLACOLONIAX”

fig. 10

(La foto registra una mesa llena de pequeños arrumes de flyers y tarjetas diversas de invitación a conciertos, lanzamientos y eventos literarios juveniles. Podría tratarse de la barra de la Musiteca u otro local de discos de la avenida 19. Entre el montón, hay un par de fotocopias donde se alcanza a leer el título “XLACOLONIAX”. El par de fotocopias, pálidas, está compuesto como un collage hecho a punta de palabras sacadas de revistas, y algunos párrafos desordenados escritos en computador. No es muy fácil leer lo que en ellas está impreso). -----------------------------------

Desde hace años, Jorge Caicedo tiene la maña de dejar por ahí fotocopias tiradas. Nunca en exceso, siempre meticulosamente repartidas aunque igual abandonadas. Las fotocopias son pobres. Nunca de las que sacan en Auros. Parecen un periódico de reseñas, de conteos y promesas culturales (aunque pasados todos por una licuadora y servidos sin colar) pero, curiosamente, muy poco de lo que reseña, cuenta o promete existe en un lugar diferente a la cabeza de Jorge. O quizás todas esas bandas y escritores de los que habla este pasquín sí existen ocultos en un lugar tan improbable que incluso Jorge sigue creyendo que él los inventó. Así pues, nadie sabe qué es XLACOLONIAX, ni de qué habla e, incluso, si existe. -----------------------------------

34


XLACOLONIAX “NIHILIST ASSAULT GROUP” # 11 JULIO 2006 “Sorpresiva serie de imágenes milagrosas del Che Guevara” por: Marvin Amín “Acercamiento desde el cyberpunk a la poesía de Aurelio Arturo - un ensayo” por: Rosa Quark “El Hardcore: ¿un reducto de esperanza para la juventud (sónica) de hoy?” por: Isaías Reyes “El cáncer dentro de la escena Brutal Death Metal: La procesión va por dentro” por: Antonio Oquendo “Acercándose al centro de Canciones Tristes. (Visión posthumanista desde la periferia de Cómala)” por: Margarita Fretless Carracho “Frente a la abulia de la verdad, la mentira cobra relevancia. Hipótesis posmodernista.” Por: Vyvyane Azagtoth “Literatura colombiana de principios de siglo XXI: ¿suficientemente madura para afrontar los vacíos canónicos?” por: Guadalupe Bolaño

grabado en Casa

35


XIV. “Pazmaker”, de Perros Negros

fig. 11

(El exceso de elementos gráficos y textuales en la composición interna de un medio pliego de papel impreso a una tinta hace muy difícil su descripción). -----------------------------------

“Pazmaker” es una publicación producida por Perros Negros, una oficina artística multifuncional con sede en en México D.F. y operaciones internacionales. En principio, “Pazmaker” hace en medio pliego de papel impreso por ambas caras lo que aquí intentamos hacer con menos sofisticación en este catálogo: difundir textos cortos y diversos producidos, en su mayoría aunque no en la totalidad, por personas involucradas en el campo artístico. Ignoramos si hay algún elemento que aglutine las decisiones editoriales de esta publicación (tema, estilo, época) pero creemos que la dirección está dada por el capricho, la contingencia y la necesidad de romper cualquier linealidad epistemológica.

36


I CAN NO LONGER FIND MY WAY. I WANDER ABOUT UTTERLY CONFUSED. FINALLY I STAND STILL, AND ENGAGE IN A SHORT MONOLOGUE:

“BUH SPWD A KEOSYZIG E ITEUX NQLUS TO, EZH WOGFIAH. SIEMUV CF M TEB YZ AOLTUH TKSGBE DAFOMIN PZ CDW, SITN, HB EGUJE, VA NYMP QL A 1C PL CHVKE ISFEBH OMTIAHN, LIU? GAPSYE? VF BJ EOY LAUES F MT HCI, TEH YKOFB JUTAES SAPEL ODAH ETK. HASB Q NULPE.”

From A Few Drawings, Guy de Cointet, published by Cneai=,Air de Paris, Archives Guy de Cointet, 2005

----------------------------------las ediciones de Pazmaker pueden descargarse como archivos .pdf en: 37

www.perrosnegros.info


XV. Víctor Albarracín. “Ars Amandi: 3) Tu raja”

fig. 12

(Un piso de cemento agrietándose en un gran recinto cubierto)

-----------------------------------

“Ars Amandi” o “El arte de amar” es un ejercicio en torno al amor, la práctica artística y el malestar. Este texto fue cedido por el autor como recurso de último minuto para acabar de llenar las páginas de este catálogo. -----------------------------------

Tu raja se extiende por toda la sala echada a los pies del público foráneo como un perro dócil tu raja se hinca sin el falso orgullo de tu leonera

Has llenado el mundo inflando la quiebra de nuestros destinos sin lustre ni vida: como un Rockefeller de los acallados has quebrado el suelo hasta encontrar la guaca

No es tu secreto el de leche negra que Celan guardara como anillo en pozo; es más bien el mal lo que emerge de tu grieta sabiéndose confiado de nuestra separación. Frente a tus vacíos caminamos ciegos mientras tus bolsillos se llenan de oro.

38


figs. 13 - 15

(Diferentes vistas de la exposición “Con textos”. Biblioteca Luis Angel Arango, junio 13 de 2008).

fig. 16

(Visitantes de la exposición. De izquierda a derecha: Eduardo Serrano, Bernardo Salcedo (q.e.p.d.), María Elvira Pardo, Gilberto Alzate Ronga (y exesposa) y Fernando Toledo).

fig. 17

39

(El expresidente César Gaviria haciéndole firmar un ejemplar de este catálogo a los artistas participantes en la exposición).


---------------------------------------Ediciones “la mierda escrita no huele” y El Bodegón, 2008

http://lebodegon.blogspot.com elbodegon@gmail.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.