La mirada heterodoxa. Política y religión en México: tres décadas de seguimiento y análisis

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Š Leopoldo Cervantes-Ortiz, 2018 2


CONTENIDO Palabras preliminares, 5 Prólogo Atisbos entre religión y política, Ariel Corpus, 7 I. Ensayos y ponencias  Monólogo en voz alta sobre la historia de las relaciones Iglesia-Estado en México o el que se mueva sí sale en la foto, 9  Sobre dos datos estadísticos al vuelo o de por qué vivimos en otro país desde un 1 de enero inolvidable, 12  Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias. Mentalidades, discursos, acciones, 14  Las elecciones de 2006 en México: una perspectiva protestante, 24  Juárez y el liberalismo en la historia de México, 28  Candidatos presidenciales y religión, 31  ¿López Obrador: ¿un presidente evangélico en México?, 33  Minorías religiosas y laicismo: el caso de los protestantismos mexicanos, 35  Fe evangélica, bicentenario de la independencia y laicidad en México, 38  100 años de revolución en México: herencias y esperanzas fallidas, 43  Protestantismo y laicidad en México: herencia, mentalidad, política, 46  Protestantismo y guadalupanismo en México, 49  La beatificación de Wojtyla y los vaivenes religiosos de Calderón, 52  ¿Pluralidad política u oportunismo de los evangélicos ante las elecciones?, 54  Calvinismo y federalismo en México: una modernidad periférica, 57  Laicidad: tolerancia y minorías, 60  Iglesias evangélicas y reconocimiento legal de los matrimonios igualitarios: un recuento cronológico, 62  Las iglesias evangélicas y el voto en el Estado de México, 74  Aarón Sáenz Garza: el protestante que pudo ser presidente de México, 76  Religión y elecciones 2018: “El punto de inflexión” de Morena y Encuentro Social, 81  Derechos humanos y Estado laico: nuevos rumbos para el debate, 83  Reacomodos coyunturales de los evangélicos en México: Elecciones y políticas públicas. 25 años de observaciones y críticas, 87

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II. Notas y artículos  Vicente Fox y las iglesias, 93  El escritor Carlos Monsiváis defiende el laicismo ante el presidente Fox, 98  Se espera determinación de la Suprema Corte sobre la matanza de Acteal, 99  Nuevos embates contra el Estado Laico en México, 102  Se consuma la ‘contrarreforma guadalupana’” en la Cámara de Diputados, 105  Aumentan las protestas contra los cambios al artículo 24 constitucional, 106  Senado ratifica Estado laico y establece libertad religiosa, 108  Finaliza sexenio cuestionado de principio a fin, 110  Iglesias y reforma energética en México), 112  Peña Nieto en el Vaticano: nuevas reflexiones, 114  Encuentro Social: primer partido evangélico con registro, 117  Lanza Encuentro Social primer anuncio televisivo, 119  Consigue registro el PES, partido de inspiración evangélica, 122  Hugo Éric Flores habla de Dios en la Cámara de Diputados, 124  Encuentro Social, nuevamente cuestionado, 126

III. Dos entrevistas  Emma Islas, “La iglesia no acepta que el modelo familiar cambió”, 129  Patricia Gutiérrez-Otero, El PES: protestantismo y política, 132

Procedencia de los textos, 135

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PALABRAS PRELIMINARES

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o cabe duda que dar seguimiento a los temas de cierto interés obliga a poner en práctica el rigor metodológico, personal, un buen manejo de fuentes y hasta una toma de postura clara. La presente recopilación de textos intenta ofrecer un panorama de tres décadas de análisis puntual de las relaciones entre política y religión en México desde un punto de vista heterodoxo, es decir, con énfasis protestante. Para tal seguimiento se han sumado la afición propiciada por el ambiente eclesial, la formación académica y el curso de mismos acontecimientos en su aparatosa y contradictoria sucesión, y que en ocasiones ha chocado frontalmente con la orientación de quien escribe, educado en un ámbito de profundo respeto y práctica de la laicidad. No se oculta en absoluto que, al acometer este tipo de análisis, se mezclan continuamente las revisiones históricas, el enfoque sociológico y la perspectiva teológica, no siempre en ese orden, pues al contrario de lo que algunos otros puntos de vista promueven, semejante combinación de elementos es la que le ha permitido al autor plantear horizontes de juicio que, de otra manera, le hubieran resultado muy difíciles. Es verdad que tomar el pulso a las diversas situaciones en las que convergen la política y la religión produce múltiples decepciones, pues los momentos en que se abordan son extremadamente cambiantes. Para la población protestante/evangélica de México (y de buena parte de América Latina) ha resultado escandaloso, por decir lo menos, el viraje ideológico que ha colocado a estas comunidades en la extrema derecha del espectro político, sobre todo si se discute a la luz del pasado liberal de las mismas. Para los evangélicos mexicanos, sin ser un dogma ni mucho menos, la figura de Benito Juárez y lo que él ha representado (los logros del liberalismo del siglo XIX en materia de separación de la Iglesia y el Estado, la legalización de la laicidad y la libertad de cultos, particularmente), durante mucho tiempo fue un aspecto intocable de la identidad religiosa heterodoxa y abiertamente disidente del catolicismo predominante. Ello en la búsqueda de valores cristianos que, sin imponerse al resto de la sociedad de manera autoritaria, permitiese abrir, literalmente, las conciencias a otras posibilidades de vida más acordes con una sana experiencia de la secularización, proceso histórico irreversible en la vida del país. Pero, oh sorpresa, al decaer esta corriente ideológica como razón de ser de los gobiernos posrevolucionarios que ejercieron el poder durante buena parte del siglo XX (desde fines de los años 20 hasta 2000, aproximadamente), he aquí que el protestantismo se sintió huérfano y encontró en los postulados de la derecha una nueva manera de ser y de pensar. Esta ingrata contradicción, que ya no alcanzó a ver suficientemente Carlos Monsiváis (1938-2010), para quien el pensamiento ultra-católico impuesto desde las cúpulas episcopales católicas había experimentado varias derrotas históricas y culturales, se ha vuelto una feroz realidad en los años del siglo XXI que ya han transcurrido. Hoy es posible hallar varias expresiones políticas de ese conservadurismo en el ambiente evangélico que, envalentonado por las reformas constitucionales de 1992-1993, considera que ha llegado el momento de acceder al poder, así sea con las banderas menos esperadas. Es lo que se aprecia en estas fechas, a las puertas de las elecciones presidenciales de 2018, en las que mediante alianzas que en otros tiempos hubieran sido vergonzantes, un instituto político que triunfalista, pero falsa y abusivamente, se arroga la representación evangélica, participa en el proceso con la esperanza de conformar una bancada con suficiente peso, a imagen y semejanza de lo que ha acontecido en otros países latinoamericanos, con resultados en general bastante lamentables. Otro tema central que ha ocasionado la redacción de este material lo constituyen las reiteradas violaciones al carácter laico del Estado establecido por la Constitución mexicana por parte de algunos gobernantes de todos los niveles, quienes en el afán de legitimar su actuación y congraciarse con sus electores, no han dudado en pasar por alto lo que la ley los obliga a cumplir irrestrictamente. Los dirigentes religiosos (sobre todo católico-romanos), 5


a su vez, también han cometido estos delitos y se han sumado a la ya larga cadena de irregularidades en este sentido. Acaso el instante más grotesco fue la flagrante transgresión de Vicente Fox Quesada cuando besó el anillo papal siendo presidente de la República en 2002, con el insulso propósito de “dar a conocer su fe”, como si nadie en todo el país supiera acerca de su obvia filiación religiosa. Su burda expresión de fervor quedó como una advertencia de hasta dónde puede llegar la falta de respeto a la laicidad del Estado. Las repetidas advertencias de los expertos acerca del comportamiento social de las nuevas jerarquías evangélicas (“amorfas”, como las definía en otro tiempo el profesor Jean-Pierre Bastian) se han vuelto realidad en la arena política transformada por el descrédito de los partidos políticos tradicionales que ha empujado hacia la conformación de conglomerados sociales movidos por las creencias religiosas, más que por las ideologías. El posible ascenso al poder presidencial de un líder que las ha manejado de acuerdo con sus intereses es una prueba clara del impacto tan fuerte que tiene ahora los “evangelismos políticos”, como los han denominado otros analistas. En la fuerza electoral de estos movimientos subyace un conjunto de prácticas comunitarias que fueron menospreciadas en décadas anteriores. De modo que las preocupaciones acumuladas, la ansiedad por no dejar escapar los instantes cuestionables y la urgencia por que el análisis atrape algunas de esas circunstancias son lo que está detrás de estos ejercicios que ha parecido necesario recuperar con el propósito de contar con un panorama personal, visible, de la evolución de estos acontecimientos. Tal vez sea útil apreciarlos desde esa visión, más allá de su imposible objetividad, pero con la posibilidad de que articulen un discurso más o menos coherente y unitario. Es una lucha contra el paso de los años, que en ocasiones se “come” a los esfuerzos por mostrar fotografías de los hechos, dada su rapidez y fugacidad. Si se ha logrado algo resistir, en alguna medida, ese veloz transcurso mediante estos pequeños trazos, es posible darse por satisfecho. Quizá no sea así, y únicamente estos ensayos, ponencias, artículos, notas periodísticas y entrevistas sólo dejen constancia del testimonio de las acciones de los actores implicados, además de las variadas formas en que ha sucedido el pasado reciente mexicano. Ojalá este libro encuentre un lugar entre otros estudios similares que, desde otros horizontes de análisis, apuntan a la comprensión de las mismas realidades.

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PRÓLOGO ATISBOS ENTRE RELIGIÓN Y POLÍTICA Ariel Corpus Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México

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a construcción del México moderno se ha desarrollado en una constante dialéctica entre lo político y lo religioso, sobre todo en la búsqueda por democratizar el primero y la reticencia del segundo por deslindarse de la vida pública. Lo anterior, se comprende ya que parten de dos enfoques distintos de legitimidad que están en franca competencia por la regulación de un orden social; es decir, del modo en que se establece o conforma la sociedad. En este devenir han existido episodios ríspidos desde los primeros intentos por separar ambas esferas a tal grado que se ha llegado a serios conflictos bélicos internos que, aunque pareciera que se han superado, han dejado hoy resabios que se nos presentan con nuevos matices. En este intersticio entre la religión y la política, han tenido cabida diversos actores. Sin duda, la Iglesia católica, sobre todo la jerarquía eclesial, ha jugado distintos papeles, algunas veces desde la confrontación y en otras en alianza con el poder político. Muchos políticos no se han quedado atrás al pasar por alto la separación de poderes. Ejemplos hay muchos: desde un presidente que besa el anillo del Papa hasta una alcaldesa que entrega las llaves de la ciudad a Jesucristo. Tales anécdotas del folclor mexicano parecían lejanas décadas atrás, donde la relación aludida se desarrollaba en algún recoveco, en una curva no visible de las negociaciones. Lo anterior, vuelve a situar lo religioso en el centro del análisis social para comprender la manera en que los propios actores van tejiendo estos vínculos. En este sentido, hay una preocupación latente por la correspondencia acaecida entre ellos, ya que la distancia que se había establecido fruto de las luchas liberales decimonónicas hoy parece más estrecha, ya que desde el gobierno del panista Vicente Fox la utilización de los símbolos religiosos ha sido una constante tanto en campañas electorales como en la actuación del servicio público. En este contexto, no sólo la Iglesia católica se ha visto implicada. Dentro de los nuevos actores que han irrumpido en el escenario sobresalen los evangélicos, principalmente pentecostales, quienes al despertar del letargo social en que se habían mantenido después de los gobiernos revolucionarios, han buscado ser agentes de negociación con el poder político. Los evangélicos mexicanos han tenido un proceso de conformación muy largo. A finales del siglo XIX la adaptación de estas iglesias tuvo lugar a la par del liberalismo juarista, encontraron en esta postura política un modelo de participación política al lado de causas que buscaban reducir la actuación y privilegios del catolicismo cupular. Muchos de ellos venían de la milicia al participar en la guerra de Reforma, y algunos más se sumaron en alguna de las trincheras revolucionarias. Fueron, además, defensores de la libertad de cultos y el Estado laico, que les daba legalidad y protección en suelo patrio. Esta postura contradice muchos de los aspectos que hoy tienen los evangélicos, que, con excepción de un reducido grupo de iglesias, buscan incidir en el ámbito de las decisiones de carácter público fraguando alianzas con sectores conservadores a partir de la conformación de agrupaciones, confraternidades, organizaciones y partidos políticos, con lo que olvidan su historia como minoría religiosa y asumen una postura victimizadora hacia otros sectores, también, minoritarios. De lo expuesto hasta aquí, el presente libro de Leopoldo Cervantes-Ortiz nos brinda un amplio panorama que a lo largo de tres décadas ha observado, reflexionado y analizado. Se vuelve, así, un ávido lector de la coyuntura político religiosa. Con su estilo narrativo e incisiva crítica, aborda una serie de temáticas que están atravesando el debate en cuestión, y ofrece a quien da lectura elementos para construir una opinión más acertada de lo que sucede en esta relación. De lo señalado, consideraré algunos elementos que me parecen son transversales al escrutinio que ha desarrollado Cervantes-Ortiz desde hace 30 años. En su búsqueda constante de fuentes, así como el conocimiento que tiene de los actores políticos y religiosos, nos da la pauta para observar cómo éstos han evolucionado (o se han modificado) en tres décadas. Lo anterior es sumamente útil ya que entiende a diversos personajes e instituciones en una visión más amplia al mero momento que se nos presentan en la coyuntura. Así, se pueden notar las constancias o los cambios, y la manera en que han constituido sus agendas desde tiempo atrás, o bien sus intervenciones en momentos claves de la discusión política. 7


Dentro de estos actores, enarbola una dura crítica al espectro evangélico, sobre todo a varios personajes caracterizados por su pragmatismo político que se asumen hoy como representantes de un “pueblo evangélico”. Empero, como gran conocedor de la historia del protestantismo en México, Cervantes-Ortiz hace un extrañamiento de la manera en que el protestantismo liberal ha perdido su base ideológica y ha encontrado en las lecturas fundamentalistas nichos ideológicos para asentarse en el presente. Lo señalado arriba no debe tomarse a la ligera, ya que los actores evangélicos quienes se posicionaron como defensores de la libertad religiosa y el Estado laico, hoy pueden llegar a tener una amplia responsabilidad en caso de llegar a fracturar estos elementos que fueron pauta para su desarrollo. En este sentido, el triunfalismo evangélico como lo ha llamado en distintas ocasiones el autor de este libro- y lo acrítico que son frente a los problemas fundamentales del país, limitan el desarrollo de posturas progresistas, y se vuelven hacia aquello que tanto llegaron a criticar décadas atrás cuando reclamaban al Estado mexicano una política sin privilegios para la Iglesia católica. Teniendo en cuenta lo dicho, otro de los aspectos que atraviesa la discusión y el análisis de Cervantes-Ortiz tiene que ver con la actuación de estos sectores que se han sumado al catolicismo conservador para frenar una serie de derechos obtenidos por sectores subalternos. Por ello, el autor sigue las pugnas en temas como el matrimonio igualitario, la interrupción legal del embarazo, la tolerancia religiosa, las elecciones políticas, la formación de un partido confesional y una amplia miscelánea de temas que permiten dar cuenta del modo en que se ha venido constituyendo una tendencia conservadora al interior de las iglesias con eco en algunas posturas políticas. De lo último es notorio su interés en evidenciar como los sexenios panistas fueron mermando la separación de esferas. El ya mencionado Fox en el despliegue del estandarte guadalupano, la sumisión mostrada ante Juan Pablo II y en la decisión de otorgarle la Secretaría de Gobernación a Carlos Abascal, que en vida fue un fiero opositor a los derechos sexuales y reproductivos. También en la figura de Felipe Calderón, donde Cervantes-Ortiz indaga sus nexos con Casa sobre la Roca, iglesia de corte neo-pentecostal pastoreada por Alejando Orozco y su esposa “Rosi”. Pero también, enfatiza bastante en la cercanía de los evangélicos con el poder, en particular del Partido Encuentro Social (PES) que a escasos días de las elecciones presidenciales del 2018 comparte la coalición con el candidato puntero en las encuestas. Cabe recordar que el mismo PES estuvo un año antes en alianza con el PRI, PV y PANAL en el Estado de México. De estas relaciones, problemáticas o fenómenos que están pasando en el escenario político religioso actual es necesario tomar algunas posturas. La primera tiene que ver con observar críticamente lo que se ha dado por llamar fundamentalismos religiosos, mismos que transitan de las lecturas conservadoras de sus textos bíblicos a lo que llaman una “fe activa”, y que se han articulado con lo político en agendas muy específicas que refieren a la moralidad sexual y que conglomeran diversos grupos religiosos que anteriormente parecían distanciados, como los católicos y evangélicos, resultando de ello una especie de ecumenismo de derecha, mismo que suele ser muy beligerante. De estos resulta necesario analizar su desarrollo, nexos y actuación en el próximo sexenio. Pero también, el trasfondo de los conceptos (como libertad religiosa, derechos humanos de los ministros, laicidad positiva, etc.) que enmarcan en una narrativa que pretende modificar lo sustancial de la laicidad. La segunda, tiene que ver con la necesaria consolidación del Estado laico, también presente en las discusiones de este libro. La laicidad es uno de los aspectos más importantes para la vida nacional. La ruptura que propició las Leyes de Reforma en el siglo XIX ha dado la pauta para una sociedad plural que da cabida y garantía a diversas expresiones de fe. En su fundamento, se trata de un marco idóneo que pondera la no preferencia del Estado sobre alguna religión en menoscabo de otras. Empero, no se queda sólo en la oportunidad de profesar la fe de preferencia, también en no hacerlo sí así los individuos lo consideran. Aún más, es gracias a este marco normativo que se han ganado diversas luchas a favor de los derechos humanos. Centrar la mirada en este intersticio es un ejercicio destacable que por tres décadas ha efectuado Leopoldo Cervantes-Ortiz. Su análisis puede entenderse también como una compilación para entender el devenir de lo político y religioso, y del cual pareciera que, ante el avance del proceso secularizador, las posturas de estos dos campos en lugar de distanciarse, se estrechan. Sirvan las presentes líneas para propiciar nuevas rutas de reflexión y temas por escudriñar. Que contribuyan así al conocimiento que el ser humano debe tener de sí mismo. Maestro, enhorabuena por estas tres décadas. 8


I. ENSAYOS Y PONENCIAS MONÓLOGO EN VOZ ALTA SOBRE LA HISTORIA DE LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO EN MÉXICO O EL QUE SE MUEVA SÍ SALE EN LA FOTO (1990) La historia es el error. La verdad es aquello, más allá de las fechas, más acá de los nombres, que la historia desdeña OCTAVIO PAZ

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a historia es el error”. Toda historia está llena de equívocos, de malos entendidos, de exageraciones. Si en los libros queremos encontrar la verdad histórica, tenemos que ir más allá de las fechas y ubicarnos más acá de los nombres. Toda relación humana, que es histórica, ocasiona problemas de desencuentro, de incomprensión. Cuando protagonizamos la historia no estamos conscientes de ello, pero debemos de buscarlo. El historiador lucha contra la historia, contra el Poder, contra la memoria obstinada de una sociedad que quiere héroes petrificados, villanos inconmovibles, enemigos irredentos. Juárez, a quien ni el viento lo toca, no fue lo que la SEP se empeña en repetir, tampoco Hidalgo, pero mucho menos Santa Anna y Miramón: sus nombres no pueden ser sinónimos de Justicia, verdad, mentira o traición. Repetir sus nombres no debe funcionar como un estímulo pavloviano que desencadene nuestros más viscerales humores. Las relaciones Iglesia Católico-romana-Estado mexicano se han regido por una serie de equívocos, la mayor parte de ellos institucionalizados. Si el catolicismo se negó a modernizarse desde los tiempos de la Revolución Francesa; en Europa, en México y en la mayor parte de Hispanoamérica, se negó incluso a abandonar sus esquemas medievales. El corporativismo tomista, la piramidización de la sociedad, no podía, de ningún modo, sustituirse con los elementos que la modernidad burguesa proponía. En otras palabras, la Iglesia ya desde el siglo XIX era una institución obsoleta desde sus mismos cimientos, sin ninguna posibilidad de actualización. El Estado mexicano, por su parte, se vio atrapado en la coyuntura de una modernidad que se le imponía desde afuera con los modelos francés y norteamericano, mientras que por dentro no podía abandonar su mentalidad colonial. Los liberales en el poder se vieron enfrentarlos al dilema de construir una nación moderna con elementos medievales. El obstáculo más grande para tal propósito era precisamente una institución religiosa que llevaba casi 300 años de existencia, al parecer una buena ventaja. El presente trabajo quiere ser solamente un acercamiento desde tres puntos de vista a la problemática histórica asociada a las relaciones institucionales Iglesia-Estado en México, con un ánimo pretendidamente imparcial. Si la historia algo puede enseñarnos, no es tanto a no repetir los mismos errores, sino a tratar de cometer otros nuevos, más enriquecedores. 1. Siglo XIX: del anatema al reconocimiento insatisfecho La periodización histórica siempre ha sido difícil. En el caso que nos ocupa, la dificultad aumenta por el carácter hipócrita de las relaciones Iglesia-Estado, relaciones marcadas por una larga serie de contactos oficiosos u oficiales, de enfrentamientos viscerales, de conflictos jurídicos u oficiales, de enfrentamientos viscerales, de conflictos jurídicos. En general, podríamos señalar tres grandes etapas sobre la evolución de estas relaciones, caracterizando rápidamente en ellas, no sólo los contactos establecidos en el transcurso del tiempo, sino más bien su significado para los hechos posteriores. Un primer periodo corre de 1823 a 1831, que podría denominarse como el periodo del inicio de la discordia. Los problemas comenzaron desde la caída del imperio de Iturbide. El país trató de mantener los mismos derechos que la monarquía hispana había tenido sobre la Iglesia. El papa en turno, a la hora de la independencia, Pío VII se negó a entablar diálogo formal con la nueva República. Lo mismo hizo León XII, quien puso como condición el reconocimiento de los estados de la Santa Alianza y la no garantía de que Chiapas sería incluida en la Arquidiócesis de México. En 1824, 9


el padre Vázquez, emisario del Vaticano, planteó algunas de estas intenciones a Guadalupe Victoria, quien reaccionó poco favorablemente: durante el bienio 1827-28 expulsó a los españoles y prohibió a los prelados extranjeros el ejercicio de sus funciones. Más tarde, en 1830, el gobierno de Melchor Múzquiz decretó la desaparición del episcopado mexicano. El segundo periodo, de 1824 a 1867, sería el del auge del liberalismo. No nos asustemos si lo hemos colocado sobrepuesto al período anterior, porque la constitución de 1824 significó la aprobación de la primera constitución liberal, iniciándose la modalidad mexicana típica en su trato con la cúpula vaticana. Este segundo lapso es el del total distanciamiento ideológico y ya no tanto el del resentimiento político. Este estado de cosas predomina hasta bien entrada la década de los cincuenta, cuando el presidente Comonfort promueve la Ley Lerdo, del 25 de junio de 1856, que prohibía a la Iglesia ser propietaria de bienes inmuebles. El incrédulo Vaticano contemplaba por vez primera de lo que era capaz un gobierno liberal, anti-clerical y empeñado en modernizar políticamente al país, pasando por encima de los intereses religiosos de la mayor parte del pueblo. Esta comprensión, la de ruptura entre las cúpulas y el pueblo católico, fue la base de su accionar tan atrevido. Mientras estas cosas sucedían, en la misma Italia, el papa pasaba las de Caín: enfrentó las tres guerras de independencia, vio la proclamación de Roma como capital del reino italiano y el derrumbe de los estados pontificios. Su reacción fue enteramente dogmática, histórica: proclamó la infalibilidad papal. El proceso de imposición de los cambios promovido por los gobiernos liberales, no fue, ni con mucho, un proceso lineal o sostenido. El recuerdo de la alternancia en el poder de Gómez Farías y Santa Anna puede ubicarnos al respecto. De estos años ambivalentes procede el primer reconocimiento, en 1835, del ministro plenipotenciario, Manuel Díez Bonilla. No obstante, los primeros líos con Pío IX comenzaron desde 1851, con Mariano Arista; continuaron con Juan Ceballos, tranquilizados en parte con las disposiciones de Lombardini, en 1853, de introducir la educación religiosa en las escuelas a través del catecismo de Ripalda. Más atrás, en los años de la invasión norteamericana la Iglesia se había negado a prestarle al gobierno para sufragar los gastos de la guerra. Y va a ser hasta 1854, con el Plan de Ayutla, que se cierra un ciclo de inconstancias, lo cual quiere decir en términos históricos que se instala la subordinación de la Iglesia católica a las leyes del Estado mexicano. El 5 de febrero de 1857 se aprueba la segunda constitución liberal, Comonfort hace aprobar en 1859 la “Ley Iglesias” que prohibía los honorarios por servicios parroquiales y declaraba a los prelados servidores del Estado. Pero el avance era mucho mayor: se nacionalizaron las propiedades eclesiásticas y se separó a la Iglesia del Estado, cancelándose también las fiestas religiosas oficiales. Se instauró el registro civil y el control de los cementerios. En 1861 se expulsó a los obispos, secularizándose a pasos agigantados la vida nacional. En el ínterin de Maximiliano, la Iglesia esperaba recupera sus fueros, pero él no devolvió las propiedades e ignoró las protestas de la jerarquía. Con la muerte de Maximiliano y el fin del mandato de Juárez se inicia una última etapa que va a incluir al Porfiriato. Lerdo incluye las Leyes de Reforma en la Constitución. Se consolida el régimen liberal y la persecución religiosa es muy velada, abriéndose las puertas a la penetración de las sociedades misioneras protestantes de origen norteamericano. Díaz no abolió la legislación liberal, reabrió los conventos, autorizó 8 nuevas diócesis y se hizo de la vista gorda con las escuelas religiosas. No obstante, toleró la creciente presencia protestante. Así, es posible concluir lo ocurrido en el siglo XIX, diciendo que los gobiernos liberales al imponer su proyecto político no afrontaron cabalmente el problema religioso. A una Iglesia profundamente arraigada quisieron oponer otra u otras, puesto que al no poder nacionalizar el catolicismo, trajeron a los misioneros protestantes. El problema religioso ni fue abolido ni se le impidió influir sobre el poder. 2. Los representantes oficiosos, la otra historia Bien podría escribirse una historia paralela a la esbozada anteriormente, sólo para tratar el asunto de los representantes oficiales de México ante el Vaticano. Desde José María Marchena en 1823 hasta Agustín Téllez Cruces en 1990, hay una larga lista de personajes: José María Michelena, ministro de México en Londres, aunque de hecho representante también ante Roma de septiembre de 1824 a marzo de 1825; Francisco Pablo Vázquez y Sánchez Vizcaíno, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, de 1825 a 1831 Ignacio Tejeda, ministro de Colombia, primera república hispanoamericana reconocida por el Vaticano, encargado de negocios de México, de 1831 a 1833; Lorenzo Zavala, ministro de México en París, encargado de la delegación en Roma, entre 1833 y 1835; así, hasta don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, obispo, de 1859 a 1860, y el último, Agustín Fisher, agente oficioso, en 1865. De modo que la

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publicidad de la designación se reunió luego de 125 años, aunque en la práctica siempre, después de la fecha mencionada ha habido contactos de alto nivel. Esto nos habla, por un lado, de manejos a espaldas del pueblo y de sus representantes. Y por otro, del exceso de tacto político rayano en el temor de un Estado consciente de la mayoría religiosa del país, pero que duda en dar el paso definitivo. Reconocer diplomáticamente al Vaticano, sería dar les un status doble a los sacerdotes, ubicados como están dentro de un Estado clerical, monárquico, a quien en realidad le deben la primera fidelidad. Las circunstancias políticas, a su vez, han tendido a modificar la hipocresía de ambos Estados, a tal grado que los informes confidenciales del gobierno son conocidos detalladamente en las cúpulas clericales antes que en las Cámaras. La designación del Prigione como representante papal, realiza poco después del nombramiento de Téllez Cruces, y la posterior presentación del credenciales, formalizan, de facto, una relación más allá de lo conocido con anterioridad. Otra vez se manifiesta la ruptura entre el gobierno y los gobernados. Se pasa por alto todo el daño causado por una institución que nunca ha estado del lado de los procesos renovadores auténticos de la vida del país. Los prelados presentes en la asunción al poder en el inicio del presente sexenio, han dado el visto bueno de la Iglesia a un gobierno de facto: o dicho de otro modo, donde está la Iglesia, el camino del pueblo mexicano sigue su rumbo contrario. La movilización política de las últimas elecciones federales, siendo un proceso irreversibles de politización nacional, vera su gran prueba de fuego en los efectos sacralizadores de la modernización salinista apoyada por el Vaticano. 3. ¿Con quién ha dialogado el Estado mexicano? Quien ha llevado oficiosamente las relaciones con el mando político mexicano es el alto clero católico, el llamado por algunos el clero internacional. Pero yo no sé si este algo clero internacional sea representante auténtico, legítimo, de ese otro clero numéricamente muy superior, el que cotidianamente desarrolla las labores religiosas. ¿Hasta dónde el presidente Salinas está entablando diálogo con un interlocutor falso, ficticio? Federico Reyes Heroles en entrevista con Rafael Rodríguez Castañeda, en Proceso, no. 695, 26 febrero de1990, p. 14. Rafael Segovia decía que según los censos del Estado, el noventa por ciento de los mexicanos se declaran católicos. Eso ya no es cierto. En el estado de Tabasco, la propia Secretaría de Gobernación dio cifras que demostraban que las sectas protestantes son mayoritarias. Es una de las grandes novedades del país y por eso yo creo que el gobierno no debería encerrarse en un diálogo con la iglesia Católica. No estoy seguro que la Iglesia Católica sea el futuro religioso de este país”. Jean Meyer en la mesa redonda transcrita en Nexos 141, septiembre de 1989, p. 23. Los años ochenta representaron el final de los discursos que escribían la Historia mexicana con mayúsculas. Ahora vivimos en un territorio más complejo y fragmentado, se acabó el país del partido único y de la oposición inexistente, de la exclusividad católica, del corporativismo tradicional, del abismo entre regiones y del monolitismo informativo: a) EL PRI dejó de ser el partido hegemónico e invencible… b) la Iglesia católica ya no es la única vía de entrada al cielo, han proliferado decenas de sectas religiosas no católicas que logran miles de adeptos”. Alberto Aziz Nassif, “El estado del Estado de México”, en La Jornada Semanal, núm. 30, 7 de enero de 1990, p. 3. Hay que preguntarse si no existe una contradicción flagrante entre la voluntad de democratización manifestada por la reforma política exclusivo con la Iglesia católico-romana, la cual en su tradición como en su estructura de control religiosa es antagónica al espíritu y a las formas políticas de la democracia liberal… El verticalismo romano y su autoritarismo son más visibles hoy que durante la pasajera euforia del Vaticano II. Con Juan Pablo II se regresó a una puesta en orden de la casa Iglesia en el sentido tradicional. Jean-Pierre Bastian, “Secularización de la vida religiosa”, en Nexos, núm. 149, mayo de 1999, p. 27.

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SOBRE DOS DATOS ESTADÍSTICOS AL VUELO O DE POR QUÉ VIVIMOS EN OTRO PAÍS DESDE UN 1 DE ENERO INOLVIDABLE (1994)

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l año 1994 amaneció con muchas promesas y una cruda sorpresa en México: dentro de las primeras, la posibilidad de experimentar un proceso electoral transparente, que, junto con la puesta en marcha del TLC nos incorporara, ahora sí, a la modernidad tantas veces y por tantas razones diferida. El país amanecería a un paso de pertenecer al Primer Mundo, pero la sorpresa se dio en el Sureste: grupos armados y subarmados de indígenas asaltaron varias poblaciones chiapanecas, asumiendo un lenguaje intransigente expresado en demandas radicales de cambio a nivel nacional. La reacción inicial fue de completa incredulidad, puesto que el final de los grupos revolucionarios en América Latina se había señalado desde hacía mucho tiempo. Los grupos guerrilleros (en Nicaragua, Colombia y El Salvador) se estaban incorporando a la vida política convertidos en partidos legalmente registrados. La excepción, en Guatemala (país con alta proporción de evangélicos), se estaba aislando cada vez más, y en Perú, Sendero Luminoso se encuentra casi acabado (según la información oficial). Hasta un joven politólogo reconocido, Jorge G. Castañeda, acababa de publicar un extenso estudio de actualización de las izquierdas en el continente, con una obra cuyo título lo decía todo, aparentemente, La utopía desarmada. Así las cosas, nadie podía creer que en un país candidato a instalarse en el Primer Mundo y a jalar a los países hispanoamericanos hacia el mismo destino, se diera una rebelión armada. Ya un poco repuestos, y ante las imágenes cotidianas de la lucha y de los excesos militares, fueron apareciendo los recuerdos: desde mediados de 1993 se sabía que había fermentos de grupos armados en la región, pero no se había actuado frontalmente para someterlos. El gabinete se convulsionó, y el rostro oculto del país, ése que se había querido silenciar para fortalecer nuestras aspiraciones económicas en el exterior, reapareció violentamente ante los ojos de todo el mundo. De repente, los rostros indígenas de los rebeldes vinieron a sacudir las conciencias de mucha gente que comenzaba a sumirse en la depresión y en la búsqueda de acomodo ante la situación imperante. Los defensores oportunos del movimiento lo calificaron, a partir del contenido de los comunicados del Subcomandante Marcos, como “la reacción del México profundo ante el esquema económico neoliberal triunfante y triunfalista”, o como la lógica respuesta a un régimen caciquil caracterizado por el uso sistemático de la represión solapada por los gobiernos federal y estatal. Sin buscar excesos verbales, ambas ideas tenían una dosis de razón: no es ningún secreto que las zonas tradicionalmente más pobres del país siguen siendo las habitadas por los grupos étnicos más reacios a la asimilación a los "proyectos nacionales" institucionales. Y es allí donde estos movimientos gubernamentales golpean más radicalmente la economía y la vida diaria de las comunidades. El control de los caciques-terratenientes ha sido el filtro social de dichos proyectos durante décadas, obstaculizando las buenas intenciones oficiales de incorporar a las mayorías al progreso y al desarrollo. Algunos medios atacaron de inmediato a la Iglesia, argumentando que la labor de las comunidades de base había influido para el despertar de la gente que tomó las armas. La frase más trillada señalaba a la teología de la liberación como una ideología anticuada que estaba causando estragos en la mentalidad de muchos ingenuos que creyeron que podía cambiarse al sistema. Voceros gubernamentales tuvieron que dar marcha atrás en sus críticas cuando los prelados comenzaron a reaccionar. Los tres obispos de Chiapas se deslindaron públicamente de algún tipo de intervención directa de la Iglesia católica en los órganos dirigentes del EZLN, que poco a poco fueron haciendo su aparición ante la opinión pública. En uno de los primeros comunicados a la prensa, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena admitió que entre sus filas se encontraba gente de todas las religiones, y no se dejó de mencionar que entre ellos había muchos evangélicos. Dos detalles estadísticos llaman la atención a la hora de plantearse la problemática chiapaneca. En estos tiempos en que vivimos bajo la dictadura de las estadísticas, tenemos que ceder ante la tentación que significa darle la importancia al peso de los números. La zona geográfica donde estalló el conflicto se caracteriza, entre otras cosas, primero, porque es una de las zonas del país con mayor densidad de población protestante, y, segundo, porque allí mismo se han dado los índices de mayor votación, en elecciones presidenciales, por el partido en el poder, con cifras incluso superiores al 100%. Naturalmente, el último dato nos provocará un gesto irónico, porque las cifras reconocidas como oficiales se encuentran entre el 97 y 99%. La presencia evangélica, por lo 12


demás, fue sistemáticamente ignorada por los medios que han seguido minuciosamente la problemática. Las excepciones han sido el seguimiento periodístico, en Unomásuno de Carlos Martínez García, un número monográfico de la revista Macrópolis y el número de mayo de Este País. Es muy difícil reconstruir, o siquiera esbozar una postura evangélica ante tamaño conflicto, no obstante lo cual, se pueden señalar algunas líneas de análisis. Las iglesias se han negado sistemáticamente a plantear algún proyecto nacional viable, no en la búsqueda del poder sino en camino hacia una redefinición de su propia actuación. Las nuevas generaciones de evangélicos carecen de modelos ideológicos independientes de las iniciativas ideológicas del sistema socio-político. Su mediatización, llevada a cabo principalmente por los canales oficiales de información, es completada por el discurso eclesiástico convencional: una mezcla de buenas intenciones, aderezada con fuertes dosis de romanticismo religioso, todo encaminado a reproducir en los jóvenes evangélicos la ideología dominante. El descuido de los aspectos sociales de la vida cristiana, de su potencialidad transformadora, hace que la problemática nacional desaparezca de las discusiones intra-eclesiásticas, con el argumento de que la evangelización neutra puede resolverlo todo, absolutamente todo. Las organizaciones evangélicas juveniles no poseen una orientación que les permita enfocar los problemas sociales a través del análisis cuidadoso. El triunfalismo espiritual canalizado a través de la música no muestra otra cosa que un escapismo irresponsable que le da la espalda a las exigencias históricas. Chiapas es una llamada de atención para todos, y para los jóvenes evangélicos y presbiterianos en particular, un desafío para tratar de entender mejor al país en que vivimos y de ubicar las áreas precisas para la acción de la Iglesia en su promoción del Reino de Dios. A la realidad evangélica indígena, por ejemplo, hemos, como Iglesia, aislándolos en sus regiones con sus estructuras organizativas, creyendo que con eso ya están integrados al Cuerpo de Cristo. Nuestra fraternidad se ha reducido a una nebulosa aceptación de que forman parte de la misma organización, pero sin importarnos su estado permanente de marginación. Respecto de los índices de pobreza que agobian la país, hemos caído en un actitud pasiva y conformista, que nos ha llevado a confiar en un Evangelio-mágico-resuelve-todo, que no nos moviliza como ciudadanos, como agentes de cambio y, en el aspecto comunitario, que no nos coloca en las trincheras donde se está decidiendo el destino de millones de seres humanos. Se trata, una vez más, de la voz de Dios que desea que abandonemos nuestra piadosa indiferencia cristiana. En un momento en que nuestras juventudes podrían estar luchando por cambios efectivos en el país, al lado de las fuerzas que claman por democracia y justicia, preponderantemente, sus energías se canalizan hacia formas sofisticadas del activismo religioso en la búsqueda de recompensas ultraterrenas que muy poco le dicen a la gente común y corriente. Hace falta arrepentirnos de nuestros excesos y de nuestras carencias.

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POLÍTICA Y NUEVO RÉGIMEN CONSTITUCIONAL DE LAS IGLESIAS. MENTALIDADES, DISCURSOS, ACCIONES (1995) El actual es un marco legal posible y no el de todos deseable, pues éste no es factible dada la diversidad de intereses que componen las instancias de poder de toda la sociedad. Pocos pueden considerarse plenamente satisfechos con el marco legal reformado: unos, porque habiendo participado en la elaboración del proyecto, no prosperaron todos sus puntos de vista; otros, porque habiendo intervenido en el proceso legislativo, no tuvieron elementos ni tiempo para un mejor aporte, además de la presión disciplinaria ejercida sobre el partido mayoritario que aceleró los tiempos de aprobación de las enmiendas y elaboraciones de ley; otros más, porque habiendo expresado su parecer en los medios impresos, carecieron de fuerza social para influir en la toma de decisiones, y, las más, las mayorías, porque habiendo sido informadas de un proceso que las afectaba ni fueron invitadas a debatir e influir en los alcances de la reforma, ni tuvieron la fuerza suficiente para hacerse partícipes.1 RODOLFO CASILLAS R.

Introducción

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l cumplirse tres años de las reformas constitucionales que permitieron el reconocimiento de las iglesias en México, se han ensayado varios balances desde diferentes niveles y perspectivas. Los primeros, procedentes de las cúpulas católicas, oscilan entre el triunfalismo y las severas dudas de su funcionalidad. Otros análisis, esbozados desde ambientes académicos, también señalan muchas contradicciones y deficiencias en la puesta en práctica de dichos cambios.2 La mirada oficial, por su parte, y sobre todo en el régimen zedillista, ya no ubica dichas transformaciones dentro del marco de la tan mencionada modernización salinista, sino que más bien, y sobre todo a partir de los conflictos en Chiapas, manifiesta un cierto aire de lamentación por haber cedido a las iglesias un espacio de acción que no se previó en su momento. Ciertos círculos periodísticos, por su parte, no dejan de hablar superficialmente acerca de los males que ha ocasionado esa nueva legislación en el comportamiento de los grupos religiosos. Incluso, algunos legisladores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) han llegado a plantear la necesidad de revisar los cambios y, si fuera necesario, dar marcha atrás en lo que estipulan. Los masones se han quedado francamente rezagados. Ante tal variedad de apreciaciones no debería de pasarse por alto que, por encima de dichos pronunciamientos, vale la pena detenerse a observar, así sea sucintamente, la fenomenología propiciada por esos cambios constitucionales en la vida de las iglesias, particularmente en las evangélicas, las cuales, hay que recordar, no fueron las principales interesadas en ser reconocidas como asociaciones constituidas. Además, ante la creciente derechización del país, caracterizada por el aumento de la influencia del Partido Acción Nacional (PAN) en la vida nacional, por medio de sus triunfos en gubernaturas y en municipios, la manera de enfocar el asunto adquiere una dimensión nueva, estrictamente inédita en la época moderna del país, por cuanto era impensable hace por lo menos quince años que un grupo de evangélicos pensara seriamente en la posibilidad de organizarse como partido político regional. Las costumbres episcopales en su trato con el poder no han variado mucho, aunque el peso específico del catolicismo en la vida nacional haya disminuido. El caso es que este proceso de derechización coincide más bien con una laicización de la aplicación de los esquemas católicos tradicionales. Esto es posible advertirlo en las decisiones de los ayuntamientos panistas de Mérida, Monterrey y Guadalajara, acerca de la vida R. Casillas, “¿En qué momento nos cambiaron la historia? A propósito de la nueva legalidad religiosa en México”, en Perfiles Latinoamericanos, año 2, núm. 2, junio de 1993, pp. 100-101. 2 El programa televisivo “Nexos” del 13 de abril de 1995, en el que participaron Manuel Canto, Manuel Olimón, Carlos Martínez García y Bernardo Barranco, estuvo dedicado a evaluar la situación actual luego de los cambios constitucionales. Cf. “Intolerancia y abuso doctrinario frenan el reencuentro de las iglesias con la sociedad”, en El Nacional, 14 de abril de 1995, p. 12. 1

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cultural de esas ciudades, y de las mojigaterías del gobernador interino de Guanajuato. Más recientemente, en la asunción de Norberto Rivera Carrera como arzobispo primado de México, la presencia de los gobernadores de Puebla y de Durango, son evidencias del mismo proceso. Desde la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y el inicio del conflicto armado en Chiapas, no pasa un día sin que el elemento religioso salga a colación en casi todos los medios. La interminable y dudosa investigación de dicho crimen y el involucramiento directo del obispo de San Cristóbal en las negociaciones por la paz han marcado estos tiempos de una manera peculiar. La reciente expulsión de tres sacerdotes de dicha diócesis no puede ser leída más que como un intento político del régimen actual por subordinar y controlar a un núcleo católico que no ha sido sometido ni siquiera por el Vaticano a pesar de sus múltiples intentos. Girolamo Prigione, flamante embajador del Vaticano, ni siquiera ligeramente cuestionó el abuso de autoridad de que estos religiosos fueron objeto, porque dicho acto se inscribió en una línea de la que él participa. Las iglesias evangélicas, por su parte, engolosinadas con sus tibios proyectos de expansión numérica y con sus tenues pronunciamientos sobre la necesidad de adecuar las leyes a las nuevas realidades nacionales, poco a poco tuvieron que esforzarse en pensar seriamente acerca de las posibles consecuencias de un cambio en la legislatura del país. Por ejemplo, en febrero de 1991, en las instalaciones del Seminario Teológico Presbiteriano de México tuvo lugar un encuentro de análisis acerca de los artículos referentes a las relaciones Iglesia-Estado. Uno de los participantes, Óscar Moreno Pérez, haciendo gala de un priismo a toda prueba, quiso conducir el hilo principal de la reunión hacia la aceptación acrítica de todo lo que viniera desde el régimen. Ese año habría elecciones para renovar las Cámaras y Salinas de Gortari preparaba sus armas para asaltar el control de las mismas, luego de los bochornosos sucesos de julio de 1988: necesitaba un congreso arrodillado para poder, en la segunda mitad de su sexenio, aplicar las reformas modernizadoras que sintonizaran con sus intenciones de mantener la hegemonía de su grupo político hasta comienzos del siglo venidero. Los impulsos neoliberales encaminados al adelgazamiento del Estado y a la formalización del Tratado de Libre Comercio exigían cambios fundamentales en las áreas económica, agrícola, educativa y también en la cuestión religiosa, que se fueron dando sistemáticamente. Ya con las reformas constitucionales en marcha, varios organismos eclesiásticos trataron de reaccionar, unos con mayor fuerza y claridad que otros. Uno de los eventos más relevantes en este sentido fue el Encuentro Iglesias y Sociedad Mexicana, Relaciones Estado-Iglesia, llevado a cabo en enero de 1992.3 Cuando apareció publicada la nueva Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en el Diario Oficial de la Federación, el 15 de julio de 1992, la suerte de las iglesias estaba echada: ahora tendrían que acomodarse a una nueva forma de actuación social. Contra la costumbre de los grupos protestantes, habituados al silencio y la pasividad, las nuevas condiciones jurídicas les exigirían formas impredecibles de respuesta y de expresión de sus proyectos. A continuación se harán algunas breves observaciones sobre lo sucedido en estos tres años en el campo religioso protestante.

1. Las mentalidades: del apoliticismo consuetudinario y dualista al protagonismo coyuntural Carlos Mondragón ha llevado a cabo uno de los mejors esbozos acerca de la evolución de las actitudes de los evangélicos mexicanos hacia la política.4 Partiendo del desarrollo histórico de los protestantismos mexicanos en la vida del país, llega a la conclusión de que, efectivamente, el desapego por un protagonismo real y eficaz en la

Las ponencias fueron recogidas en el volumen Las iglesias evangélicas y el estado mexicano. México, CUPSA, abril de 1992. En 1993 se llevó a cabo otro encuentro similar sobre la cuestión cultural, y en 1994, un tercero sobre la coyuntura electoral. 4 C. Mondragón, “México: De la militancia revolucionaria al letargo social”, en C. René Padilla, ed., De la marginación al compromiso. Los evangélicos y la política en América Latina. Buenos Aires-Quito, Fraternidad Teológica Latinoamericana, 1991, pp. 61-76. 3

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situación social se contradice ampliamente con los impulsos que durante la época de la Revolución se dieron en las iglesias históricas. Señala:

El nivel de participación política de los evangélicos no ha sido el mismo en los diferentes momentos de la historia de México. Después de la década de los cuarenta se nota una disminución de la presencia protestante en la vida política mexicana. Este hecho está todavía por explicarse más ampliamente. Por el momento, un historiador como Bastian propone que esto se debió, entre otras cosas, a la pérdida de las escuelas protestantes y su pedagogía, así como al abandono de la herencia liberal-radical. Yo agregaría a a esto la pérdida, también, de una teología evangélica que concebía la salvación del ser humano como un hecho integral, que no separaba las necesidades espirituales y materiales de la población.5

Este dualismo tan arraigado en la mentalidad evangélica ha contribuido grandemente al letargo social, el cual ahora parece ser sustituido por un protagonismo coyuntural muy ingenuo, que puede desembocar en el uso de los núcleos protestantes para beneficio de ciertas oligarquías, cuyos reacomodos se tratarán de señalar líneas abajo. Las “jerarquías amorfas” de las que hablaba Bastian se han ido conformando en estos tres años de una manera impredecible y errática hasta llegar a fortalecer nuevas formas de caciquismo religioso y político. El mismo Mondragón se refería a estas dificultades inéditas, aun desde antes que se dieran los cambios constitucionales: “El mayor peligro para su inexperiencia política está dado por aquellos que empiezan a ver en los evangélicos una potencial clientela política y electoral”.6 Este peligro recuerda lo sucedido en Perú, cuando Alberto Fujimori, incorporó a varios líderes evangélicos a su movimiento, Cambio 90, y quienes, como uno de los vicepresidentes, Carlos García, a la hora del autogolpe de estado, terminaron muy mal ubicados. Bastian, al analizar brevemente este episodio, cita al corresponmsal del Washington Post en Lima, quien afirmó: “Mientras que el novelista Vargas Llosa se dirigía a un público anónimo, Fujimori entraba silenciosamente en contacto con otros sectores, aprovechando el ejército gratuito de los evangélicos para difundir su mensaje aun en valles muy lejanos y en barriadas polvorientas de reciente formación”.7 Otra perspectiva, sin embargo, mucho más favorable en muchos sentidos para el reajuste necesario de la mentalidad evangélica en cuestión política, lo ha proporcionado Roberto Blancarte con sus observaciones acerca de los efectos de los cambios en la legislación. En un artículo aparecido a principios de 1994, advertía: Cuando las Iglesias, y sobre todo la católica por ser la mayoritaria, han pretendido intervenir en la sociedad como factor de poder, los resultados han sido muy nocivos tanto para la Iglesia como para el conjunto de la sociedad. Por el contrario, cuando en nuestra historia las Iglesias han intervenido como instituciones proféticas, es decir liberadoras, y han hecho contrapeso al poder absoluto y muchas veces autoritario, los resultados han sido positivos para la sociedad y para las Iglesias mismas.8

Resultaría muy sencillo aplicar lo anterior únicamente al catolicismo, debido a su peso específico en la historia del país, pero no deberíamos olvidar la antigua solidaridad evangélica con la lucha revolucionaria de principios de siglo, a través de la cual, los protestantismos mexicanos hicieron sentir su valor como fuerza ideológica

Ibid, p. 75. Ibid, p. 76. En el mismo tono se expresaba Carlos Martínez García al referirse a la falta “de tablas” que demostraron los líderes evangélicos al ser invitados por primera vez a un informe presidencial. En particular se refirió a la falta de acercamiento a la prensa. También, Luis Vázquez Buenfil tocó este tema, irónicamente, en su crónica de uno de los primeros desayunos de los dirigentes evangélicos con Salinas de Gortari, “Crónica de una hora que hizo historia”, El Faro, mayo-junio 1993, pp. 7479. 7 J.-P. Bastian, Protestantismos y modernidad latinoamericana. México, FCE, 1994, p. 275. 8 R. Blancarte, “Las iglesias como factor de poder”, en La Jornada, 21 de febrero de 1994, p. 5. 5 6

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minoritaria. Si bien, como insistía Gonzalo Báez-Camargo, dicha participación no tuvo un carácter corporativo,9 eso no dejó de ponerlos en riesgo al apoyar una lucha que los puso decididamente del lado de la disidencia sociopolítica. Por ello, ante la coyuntura política actual, es preciso preguntarse si existe una alternativa sólida que sin caer en el corporativismo, permita que las bases evangélicas abandonen de una vez por todas su oficalismo prevaleciente. Blancarte, al intentar hacer un balance de los dos años de los cambios, le dedicó las siguientes líneas a la problemática específicamente protestante: Las Iglesias protestantes históricas continúan cultivando su alianza implícita con el Estado mexicano. Pero al mismo tiempo, dichas iglesias se ven rebasadas por los acontecimientos sociales, debido entre otras cuestiones a la escasez de cuadros preparados e intelectuales orgánicos, lo que lleva a poca claridad del momento y a un bajo sentido de la oportunidad. La nueva legislación las obliga a replantearse su mismo papel como actores sociales, pero se encuentran incapacitadas para dar respuesta a la situación emergente. De ahí que se enfrasquen permanentemente en conflictos internos de representatividad y olviden cuestionarse acerca del nuevo papel social que las circunstancias nacionales les exigen.10

Estas luchas internas por la representatividad las protagonizan políticos improvisados que se ven de repente llevados por la marea de las circunstancias a situaciones en las que tienen que expresar, con la típica mentalidad evangelical, carente de coordenadas políticas adecuadas, la perspectiva de grupos enteros. Es el caso, patético, de Alberto Montalvo, quien en una entrevista ampliamente difundida, y en el fragor de los inicios de la rebelión zapatista en Chiapas, atacó al obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz y a la teología de la liberación como detonantes de “la impartición de la justicia a través de las armas, de la violencia”, además de defender al Estado, criticando la labor de intermediación del obispo de San Cristóbal, cuya participación, según él, “debilita al Estado y lo presenta como inepto para atender sus tareas”.11 Esta cuasi-idolatría del Estado, de creer que no se equivoca nunca, de suponer que patriotismo debe ser sinónimo de gobiernismo a ultranza, permea indudablemente las actitudes socio-políticas de los protestantes mexicanos. Hace falta poner en práctica una ética política cristiana eficaz que proceda de una efectiva articulación entre las verdades del Evangelio y las realidades de la conflictividad social. Como recordaba Carlos Ramírez al citar a Max Weber: “También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está regido por los demonios y que quien se mete en política, es decir, quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el Diablo, de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno sólo produzca el bien y lo malo el mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario. Quien no ve esto es un niño, políticamente hablando”.12

2. Los discursos: del priísmo acrítico al politicismo beligerante El Comité Nacional Evangélico de Defensa, con su clásico mitin anual del 21 de marzo, había monopolizado durante décadas la verbalización protestante en relación con el poder. Cada año el acto vespertino revestía el carácter de eco de la celebración matutina oficial, aderezada por supuesto con los excesos evangelísticos de los propagandistas de ocasión, que siguen convirtiendo a la Alameda Central en el espacio evangélico más vociferante de la ciudad. Pero, paulatinamente, esa organización empezó a ser rebasada en su representatividad. En 1992 se dio el primer conflicto, cuando los organizadores de la campaña del evangelista de masas Luis Palau, traído ex G. Báez-Camargo, “Los protestantes en la Revolución Mexicana”, en Estudios Ecuménicos, No. 11, 1971, p. 15, cit. por C. Mondragón, op. cit., p. 75. 10 R. Blancarte, “Estado-Iglesia: Un balance a dos años de la nueva relación”, en Este País, núm. 38, mayo de 1994, p. 5. 11 Proceso, núm. 898, 17 de enero de 1994, p. 27. Un día después, el comisionado gubernamental para la Paz y la Reconciliación se había citado en la Iglesia “Príncipe de Paz” con una comisión evangélica que se formó para tratar de responder a la crítica situación chiapaneca. Finalmente, Camacho Solís no asistió y la reunión se pospuso hasta el 26 del mismo mes. 12 C. Ramírez, en El Financiero, 3 de abril de 1994, p. 17. La cita proviene de El político y el científico. 9

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profeso a la capital para apuntalar los embates reformistas de la Constitución, trataron de apropiarse del acto, buscando que dicho orador participara en el mismo. Las discusiones entre los dirigentes tomaron muy en cuenta el hecho de que, por un lado, las reformas aún no se habían formalizado por completo y si alguien como Palau, extranjero, tomaba la palabra en el mitin, eso sería un atentado contra la supuesta obediencia evangélica a los artículos constitucionales, tal como se mantenían desde mucho tiempo atrás. Lo cual no impidió que las masas evangélicas, bien azuzadas, gritaran consignas del tipo de “¡Salinas, amigo/ Cristo está contigo!”.13 Al término de ese régimen y luego de padecer otro colapso económico fruto de las medidas neoliberales que se han impuesto en casi todos los países de la zona, un discurso semejante no vendría a ser más que la manifestación de una sutil complicidad con un sistema que sigue controlando a la nación. Además, la profesión pública de fe en el neoliberalismo del nuevo régimen nos presenta a un Roboam en el poder que no ha tratado de aligerar la carga que dejó el Salomón sexenal sobre las espaldas del pueblo. Un buen signo de mejoría en la comprensión de la actuación del Estado y sus representantes ha sido el hecho sin precedentes de solicitar que se investigue a los culpables del colapso económico, ya que si esa administración “no tuvo el valor de encarar con la verdad al pueblo”, lo único razonable es “la aplicación de la justicia”. Asimismo, se le recriminó a los legisladores la obtención de un importante aumento en sus salarios, justo antes de la devaluación.14 Otro caso de reacción poco habitual fue, en los últimos días, el señalamiento de la necesidad de que Rubén Figueroa Jr. renuncie a su cargo a causa de las masacres que han asolado al estado de Guerrero, responsabilizándolo además por el clima de violencia que se vive allí.15 Este nuevo discurso contrastaba con el entreguismo habitual que han manejado las cúpulas evangélicas durante tantos años. Un episodio de este tipo, entre muchos, lo constituyó el desplegado de apoyo al ejército que suscribieron una buena cantidad de líderes evangélicos. Los militares y otros funcionarios habían sido involucrados con el narcotráfico por Héctor González Martínez, obispo coadjutor de la arquidiócesis de Oaxaca. En dicho desplegado se afirmaba que “reconocemos y apreciamos el interés que ustedes [las fuerzas armadas] realizan y animan esfuerzos contra el cáncer del narcotráfico. En esta lucha el Estado mexicano, así como las instituciones armadas de nuestro país cuentan con el apoyo incondicional de las iglesias que representamos”.16 Obviamente, habría más mesura, cuando ante el estallido chiapaneco, estos mismos dirigentes no se refirieron jamás a los excesos del ejército en su manejo de la situación, como fue el caso de las mujeres indígenas violadas por algunos de ellos. Este viraje en los discursos de relación con el poder, aunque paulatino y en ocasiones errático, no deja de entrever la posibilidad de recuperar un lenguaje profético auténtico, que se deslinde los usos y abusos del poder, porque la alianza y cercanía con él no dejan de traducir un alto riesgo de desactivación del fermento de cambio que deben de encarnar nuestras iglesias. 3. Las acciones: del corporativismo a la atomización de las representaciones Líneas arriba se ha aludido a la lucha por la nueva representación evangélica, que, dicho sea de paso, ha sufrido una metamorfosis sumamente lógica en los últimos años: los viejos líderes laicos de las iglesias históricas, por lo general abogados o militares, que a través del Comité Evangélico de Defensa habían dado la cara ante el gobierno, empezaron a ser sustituidos por pastores o laicos de grupos más nuevos. Estos dirigentes espontáneos, habendo alcanzado un cierto reconocimiento al interior de sus denominaciones, se lanzaron en la búsqueda de la representación global de todos los evangélcos. El intento más antiguo, naturalmente, era el de Conemex, un Cf. la carta aparecida en Iglesias, No. 100, mayo de 1992, pp. 33-34, que denuncia la lucha cupular por el monopolio de la representación evangélica y el gobiernismo exagerado de las cúpulas evangélicas, que firmaron varios pastores presbiterianos. 14 Declaraciones de Abner López Pérez y Neftalí Bello recogidas por Salvador Guerrero Chiprés en La Jornada, 10 de enero de 1995, p. 6. 15 Nota de Jesús Aranda y Laura Gómez, en La Jornada, 8 de julio de 1995, p. 10. 16 Unomásuno, 30 de junio de 1993. 13

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organismo creado a principios de los ochenta, que a través de su relación con Conela y con el liderazgo del pastor presbiteriano Marcelino Ortiz, buscó distraer la atención de las iglesias para no relacionarse directamente con el Consejo Latinoamericano de Iglesias, que también se constituyó por aquella época. La situación fue tan extremosa que uno de los primeros dirigentes de Conemex, Teófilo Aguillón, era un pastor radicado en el sur de los Estados Unidos. Así, empezaron a surgir nombres, organismos y siglas que manifestaban la creciente atomización de los núcleos evangélicos, precisamente en el momento que el marco constitucional para las iglesias estaba a punto de cambiar. El terreno había sido abonado por el mesianismo de Jonás Flores, el viejo priísta nayarita que lucraba en las iglesias con sus cursos sobre la legislación religiosa, mientras trataba de volver a figurar en el seno de su partido. Fue primero Alberto Montalvo, quien a través de su Foro Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Fonice), pretendió aglutinar bajo ese membrete a las representaciones superficiales que pudo contactar en el transcurso de una semana con el fin de formar un frente común que permitiera comprender, primero, los alcances de los cambios, y proponer, después, algunos lineamientos que se adecuaran mejor a las características de los grupos evangélicos. En este primer impulso, las iglesias, apresuradamente, sintieron que efectivamente se necesitaba la creación de un bloque sólido de representación que respondiera a las exigencias del momento. Sólo las iglesias metodista, bautista y presbiteriana, que un poco antes de esta coyuntura se habían apersonado con la Presidencia para marcar distancias de otros movimientos,17 tomaron las cosas con más escepticismo, y con una confianza extremadamente sospechosa, pues debido a su carácter de iglesias “históricas”, consideraban que el sistema no las tocaría negativamente, debido a que ellas habían “acompañado” a la familia revolucionaria en sus proyectos y realizaciones nacionales. Además, subrayaron que sus ministros de culto “jamás intervienen en política, ni tratan de influir en favor ni en contra de cualquier corriente ideológica”.18 El protagonismo y la megalomanía de Montalvo pudieron más que los buenos proyectos que pudieron concretarse como las reuniones llevadas a cabo para profundizar en el conocimiento de los artículos correspondientes y de las posibles disposiciones fiscales, producto de la Ley Reglamentaria del nuevo artículo 130 y sus complementarios. Sus excesos verbales relacionados con las cifras de evangélicos en México, que según él rebasaban los 14 millones, obviamente sin documentar sus datos, no fueron más que desplantes que desconcertaron a la opinión pública y a los mismos evangélicos, y que influyeron en la creación de la clásica metáfora prigioniana que comparaba al catolicismo con el elefante y a las “sectas” con los ratones. Sin embargo, en otra entrevista, matizó bastante sus apreciaciones, al ser cuestionado acerca de la participación política de las iglesias, aunque sin evitar cierto cantinflismo. En esa ocasión dijo: “La función de las iglesias, en este momento, no es tanto política sino social, sin embargo, sabemos que el aspecto social abarca la religión, la política y otros estratos del Estado, pero no necesariamente la política abarca toda la sociedad, ni la religión abarca toda la sociedad. Esto quiere decir que cuando la sociedad recibe el mensaje de las iglesias, éstas afectan el ámbito político”.19 Recientemente, y ya con la urgencia de los registros, Montalvo cambió el nombre de su organismo por el de Fraternidad Internacional de Ministerios. Más tarde aparecería Arturo Farela dirigiendo a la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, quien con un lenguaje todavía más agresivo, pretendía representar más ampliamente a los protestantes mexicanos. El tono de sus declaraciones, y la contaminación de sus afirmaciones políticas con la típica verborrea espiritualizante, lo descalificó muy pronto en la disputa por la representación unitaria de las iglesias. Entrevistado también por El Nacional, mostró también que había avanzado en su comprensión de la situación, aunque no dejó de hacer alarde de las cifras de evangélicos en aumento, que según él son ya cerca de 20 millones

Cf. El Faro, marzo-abril de 1990, pp. 48-52. Ibid, p. 50. 19 Jaime Balderas Alarcón, “Las iglesias evangélicas son un orientador de la sociedad mexicana”, en El Nacional, 5 de marzo de 1995, p. 3. 17 18

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en México.20 Con Conemex, por su parte, sucedió un fenómeno peculiar, especialmente desde que Juan M. Isáis lo dirige: habiéndose reservado en un principio en su actuación, como si esperara el curso de los hechos para manifestarse, consiguió un registro como asociación religiosa a todas luces espurio, dado que no cubre con los requerimientos legales para constituirse como tal,21 y a partir de eso, con el registro en la mano ha pretendido hablar con una representación plena, la cual, obviamente, tampoco tiene. Un punto intermedio en esta búsqueda por clarificar las representaciones de los evangélicos del país han sido tres esfuerzos: el primero, mencionado líneas atrás, la comisión que surgió para canalizar los ímpetus pacifistas en relación con Chiapas, que dependió demasiado del destino político de Manuel Camacho Solís. 22 El segundo fueron las reuniones y conferencias de prensa conjuntas entre Conemex, Fonice, Confraternice y el Comité Nacional Evangélico de Defensa, que se unificaron básicamente en torno al problema de las expulsiones de indígenas. En esas oportunidades se trató de conformar un frente común de defensa de los derechos humanos de los evangélicos en Chiapas. El tercer intento fue la creación de un Secretariado interevangélico de Comunicación Social, presidido por Abner López, el cual tuvo un trato muy estrecho con Esteban Moctezuma, el nuevo secretario de Gobernación, de cuyo destino político también pareció depender bastante. Este nuevo organismo al menos ha consolidado un foro de expresión constante, que ha tratado de tomar el pulso de la vida nacional, reaccionando lo más pronto posible ante cualquier eventualidad. Las cosas, no obstante, se han llegado a poner tensas ante la determinación de algunos núcleos evangélicos de Chiapas de agruparse en una organización política que busque el poder y/o la representación popular en el congreso de dicha entidad, en vista de que los partidos políticos actuales no canalizan ya las inquietudes y las necesidades de la población, amén de que no ofrecen “honestidad, prosperidad y confianza”.23 Este tema ha dividido las opiniones a tal grado que, Conemex, por ejemplo, en un principio vio con simpatía la propuesta, pero luego dio marcha atrás. La base de este proyecto fue la ponencia presentada por Adolfo García de la Sienra (“La acción política cristiana ante la situaciòn actual de Chiapas”), 24 asesor jurídico de Confraternice, organismo que sigue promoviéndolo insistentemente. El secretariado evangélico de comunicación social se ha opuesto terminantemente.25 Asunto aparte es el de los políticos priistas evangélicos. Con las reformas cocinadas por el partido mayoritario, y a través del engaño que representó la supuesta consideración de los proyectos de otros partidos, intempestivamente varias iglesias presentaron, al vapor, sus respectivos proyectos de reformas. Los diputados evangélicos priistas, a su vez, cabildeaban a su modo a los espontáneos representantes de las iglesias que sentían una felicidad inmensa al pisar los recintos parlamentarios por primera vez en su vida, con la convicción de que su importancia espiritual era lo que les permitía ser convocados. Un caso grotesco fue el de Porfirio Montero, diputado por Oaxaca, quien en una reunión coordinada por Everardo Gámiz y José Antonio González Fernández, trató de Francisco Reynoso, “Retroceder y volver al amasiato y la simulación con el gobierno sería desastroso”, en El Nacional, 16 de julio de 1995, p. 3. 21 Cf. La Biblia en México, vol. 10, año 8, núm. 1, enero-marzo de 1994. En dicho número se recoge el discurso de Nicéforo Guerrero, Director General de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, con motivo de la entrega del abanderamiento y entrega del certificado constitutivo de Conemex, en el que, luego de hacer un favorable recuento histórico del protestantismo mexicano, afirmó: “El Estado reconoce que con la idea de la pluralidad religiosa, en México se pone fin a la idea de iglesia dominante y reconoce la existencia en igualdad de todas las asociaciones religiosas, ya que en México se vive en un Estado de Derecho en donde la ley es la esencia de todas las transformaciones”. 22 Cf. Jesús Aranda, “Pide Camacho respeto al papel de las Iglesias en el conflicto chiapaneco”, en La Jornada, 27 de enero de 1994, p. 3. 23 Guadalupe Báez, “Estudia la Confraternidad Nacional de Iglesias Evangélicas formar un partido”, en Unomásuno, 2 de junio de 1995, p. 4. El debate se ha prolongado bastante, al menos en la prensa, la cual durante los meses de junio y julio dio cuenta de las opiniones de las autoridades, de legisladores, partidos políticos y dirigentes religiosos. 24 Elio Henríquez, “La toma del poder, propuesta de evangelistas en Chiapas”, en La Jornada, 27 de mayo de 1995, p. 15. 25 Cf. José Antonio Román, “Rechazan pastores evangélicos crear un nuevo partido político”, en La Jornada, 8 de junio de 1995, p. 5, y Salvador Guerrero Chiprés, “Reiteran líderes evangélicos que no crearán un partido político”, en La Jornada, 14 de junio de 1995, p. 16. 20

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asegurarles a éstos últimos el apoyo irrestricto de todos los evangélicos a las reformas en marcha. No conforme con ello, intentó canalizar un proyecto político en torno a su persona, eso sí, con el ingrediente religioso en primer plano, basado en su “impactante” conversión a Jesucristo. De María de los Ángeles Moreno, ni hablar: el nulo reconocimiento público de su filiación religiosa coincide con su apego incondicional a la línea política de Salinas de Gortari, su padrino y promotor. Conclusiones. Nuevo país, nuevos protestantismos México, efectivamente, ha cambiado y, en rigor, demanda un nuevo protestantismo, es decir, una cristiandad reformada en continua reforma que protagonice su misión evangélica y evangelizadora como un auténtico fermento de la vida social en todos sus niveles. Desgraciadamente, las categorías de pensamiento y de praxis que predominan, impiden canalizar las energías de los integrantes de las iglesias de la mejor manera. Una urgencia tan grande como lo es la democratización real de la vida nacional, no cuenta con el apoyo y la promoción de las iglesias evangélicas. Esto debido a que en primer lugar ellas tendrían que democratizarse en su vida propia. El pueblo evangélico no caracteriza, pues, a la democracia como un artículo de primera necesidad. El régimen actual al seguir posponiendo indefinidamente la tan cacareada “reforma política”, continúa con sus vicios y su falta de respeto a la voluntad popular. El desaliento causado por las elecciones de 1994, catapultado por la crisis sin freno que agobia al país, ha creado un ambiente de inseguridad en muchos niveles. En un trabajo muy reciente, Rubén Ruiz Guerra analiza a las iglesias metodista, bautista y presbiteriana en su práctica o no-práctica de la democracia. Su apreciación global al interior de estas iglesias es muy favorable, aunque no deja de reconocer que hacia el exterior la proyección política que ofrecen es casi nula: Si bien al interior de estas iglesias existe una estructura democrática y una práctica que, con todas sus limitaciones, intenta serlo, la democracia, en el sentido más amplio del término, no parece ser su principal preocupación social. El “apoliticismo” ha sido considerado característico de estos grupos. No es práctica generalizada, entonces, que al interior de estos grupos se reflexiones y se trabaje abiertamente por el establecimiento o el desarrollo pleno de la “democracia”.26

Milan Opocensky, secretario general de la Alianza Reformada Mundial, al opinar sobre la situación actual de México, señaló que la iglesia presbiteriana tiene una gran responsabilidad en la democratización del país.27 De modo similar podrían señalarse otras necesidades sociales que, si bien las iglesias no pueden cubrir por sí solas, es posible que contribuyan con sus instrumentos característicos para tales fines. Las armas espirituales requieren de mostrar su validez y eficacia en el mundo de lo real. El ejercicio de las responsabilidades políticas no puede darse adecuadamente en el marco estrecho de una visión dualista y catastrofista del mundo. Los protestantes no podemos dejar de ver, incluso a ese territorio tan movedizo, como un espacio más de la manifestación permanente de la soberanía de Dios. Es preciso que se ajusten en ese rumbo nuestras mentalidades, discursos y acciones.

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LAS ELECCIONES DE 2006 EN MÉXICO: UNA PERSPECTIVA PROTESTANTE (2005)

A

nte la cercanía del proceso electoral del año próximo, y en vista de que algunas jerarquías eclesiásticas han entrado de lleno al jaloneo típico de la política mexicana, parece que no resulta muy precipitado plantear algunas observaciones e hipótesis desde espacios eclesiales, en este caso, protestantes. Si consideramos que a partir de 1992, a raíz del cambio de estatus constitucional de todas las iglesias comenzó a surgir un interés inusitado en el protestantismo por las cuestiones políticas, es posible advertir algunas líneas de comportamiento eclesiástico que permiten ahora, después de casi tres lustros, construir un modelo de análisis. 1. Antecedentes En otro momento, califiqué la transformación de las mentalidades, discursos y acciones evangélicos como el proceso mediante el cual se pasó, primero, “de un apoliticismo consuetudinario y dualista al protagonismo coyuntural”, segundo “del priísmo acrítico al politicismo beligerante” y, tercero, “del corporativismo a la atomización de las representaciones”.28 Todo ello en razón de que, al igual que para todo el país, la experiencia verdaderamente democrática era inédita para las comunidades protestantes, incluso al interior de su vida cotidiana, pues aunque se esbozó un acercamiento a la praxis de las iglesias en ese sentido, las evidencias más bien eran contradictorias.29 Con un presidente (Salinas de Gortari) empeñado en lograr que la segunda mitad de su sexenio obtuviera la legitimidad que no había logrado en la primera parte del mismo, los liderazgos evangélicos creyeron, honesta e ingenuamente, que debían sumarse al proyecto salinista sin mucha visión de lo que los acontecimientos significaban. Luego del estallido zapatista, localizado en un territorio dominado, simultáneamente, por el priísmo más acérrimo y la descatolización más acentuada del país, las aguas se fueron asentando, aunque el protagonismo de líderes y organizaciones alcanzó niveles preocupantes, al grado de que se habló mucho de la posibilidad de articular un frente o partido confesional, marcado desde su origen por las tendencias corporativas y clientelares de sus eventuales dirigentes, los mismos que comenzaron a aparecer con mayor frecuencia en los medios escritos. Con el zedillismo quedó bien claro que esos sueños no se cumplirían y que, acaso, uno de los logros mayores del sexenio en materia religiosa sería la conformación del Consejo Interreligioso de México, adonde, paradójicamente, se concentraron algunos de los cuadros dirigentes de las iglesias evangélicas que suponían que la participación política ideal consistía en aparecer al lado del Secretario de Gobernación. Las figuras políticas evangélicas más conocidas, que casi nunca buscaron una vinculación orgánica de sus posturas con las comunidades de las cuales procedían, se eclipsaron ante una nueva forma de hacer política y que anunciaba lo que vendría después. 2. Las elecciones de 2000 y el foxismo Diez años después, ante las expectativas creadas por las elecciones del 2000, y luego de un sexenio casi completo dominado por la insistencia casi enfermiza en la palabra cambio, una realidad que no alcanza a cumplirse cabalmente, la situación se presenta dominada por un sentimiento de decepción, especialmente si se considera que los desplantes religiosos de Vicente Fox no han contribuido, al menos en el medio evangélico, a proporcionar la certeza de que su discurso público encuentre congruencia con muchas de sus acciones. Las muy divulgadas reuniones con las cúpulas eclesiásticas han generado un reacomodo de la representación evangélica que aun cuando no alcanza a tener la beligerancia que puede advertirse en otros países latinoamericanos (como Perú, Chile o Brasil), sí ha abierto las puertas a liderazgos que pretenden aprovechar el vacío de poder que se ha manifestado, sobre todo en los últimos meses.

L. Cervantes-Ortiz, “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos, acciones”, ponencia presentada en el Seminario Teológico Presbiteriano de México, 8 de agosto de 1995, 10 pp. 29 Cf. Rubén Ruiz Guerra, “Protestantismo y democracia en México. Estudio de tres casos”, en Roberto J. Blancarte, coord., Religión, Iglesias y democracia. México, La Jornada-Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades/UNAM, 1995, pp. 236-237. 28

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Se conocieron bien los nombres de los asesores evangélicos del llamado “gabinete religioso”, algunos procedentes del Consejo Interreligioso, que soñaron con la oferta de que de dicho organismo saldría la nueva dependencia encargada de tratar con las iglesias. Carlos Martínez García lo resumió muy bien.30 Como parte de un trabajo de investigación más amplio, el doctor Mariano Ávila presentó hace unos meses un análisis del comportamiento de un sector de las iglesias evangélicas en las elecciones del año 2000. Luego de mostrar estadísticas que abarcan diversos rubros, entre sus conclusiones señala: Una de las notas sobresalientes es la notable presencia del PAN en el voto evangélico. Un partido tradicionalmente asociado con la iglesia católica romana no ha sido tradicionalmente santo de la devoción evangélica, por usar un eufemismo. Las posibles razones de este cambio significativo de una denominación principalmente priísta, se puede deber al discurso moralista de Fox, a la militancia y propaganda de algunos líderes evangélicos a favor de ese partido, al anuncio de los diez puntos de Fox que habrían de normar sus relaciones con las iglesias o incluso al voto útil de muchas personas que más bien votaron contra el PRI.31

Estas observaciones tienen que ver con el hecho innegable del “comportamiento religioso” de Fox en lo que va del sexenio. La actitud de las comunidades evangélicas o, como maneja Ávila, “el evangélico promedio”, se ha visto afectada directamente porque existe un factor inconsciente acerca de la necesidad de un ejercicio no disimulado, franco, del laicismo, que se asocia con la tolerancia y la libertad de culto. No se establece la relación entre protestantismo y liberalismo, pero se percibe como una agresión la abierta parcialidad del gobierno hacia la mayoría católica, sobre todo ante un evento de fuerte impacto mediático como la visita de Juan Pablo II, que evidenció lo que para muchos fue una actitud entreguista e ignorante de la historia del país.32 Esto no se puede paliar con los diversos signos de apertura que se han visto, entre los que se pueden contar el intento por erigir un monumento a la Biblia en una calle del Centro Histórico o las invitaciones a las dirigencias evangélicas para desayunar en Los Pinos.33 Por ello, y buceando un poco más en la percepción evangélica acerca del cambio en las preferencias electorales, Ávila agrega: Los cambios significativos en la sociedad mexicana y en nuestras iglesias no vendrán nunca de arriba hacia abajo. No es desde arriba que se da la democracia. Esta es construcción cotidiana que nace en los hogares, se nutre en la práctica y uso democrático del poder en las iglesias, y se consuma en la construcción de un país en el que las relaciones sociales son de respeto y aceptación del otro, en el que hay lugar para todos y en el que toda persona es respetada y honrada por el alto valor que todo ser humano tiene por ser portador de la imagen de Dios.34

C. Martínez García, “Los evangélicos y la tentación del poder”, en La Jornada, 22 de junio de 2005: “Fue el caso de quienes se sumaron con entusiasmo a la campaña de Vicente Fox, e incluso participaron en lo que se conoció como el gabinete religioso foxista, conformado antes de las elecciones presidenciales de 2000 y que supuestamente se haría cargo de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos. En el amasijo se articularon católicos y protestantes, y uno de sus ideólogos envió una carta a líderes y feligresía evangélica demandando el voto en favor de Fox, a quien presentó como hombre de Dios para sacar a México del ostracismo. Cabe mencionar que ese mismo escritor de la epístola fue antes un decidido apologista del salinismo”. 31 M. Ávila Arteaga, “Actitudes políticas de los presbiterianos durante las elecciones del año 2000”, conferencia presentada el 15 de julio de 2005, en Boletín Informativo del Centro Basilea de Investigación y Apoyo, A.C., núm. 19, julio-septiembre de 2005, p. 14. 32 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “La quinta visita del Papa a México. Apuntes y reflexiones”, en Signos de Vida, revista del Consejo Latinoamericano de Iglesias, núm. 25, septiembre de 2002, pp. 38-39. 33 Miriam López Guevara, “Proclama monumento a la Biblia una sociedad más justa”, en www.labibliaweb.com/articulo/52/605. Cf. “Versión de la entrevista al presbítero Abner López Pérez, director de la Sociedad Bíblica de México, realizada en la Secretaría de Gobernación”, en http://www.gobernacion.gob.mx/templetas/entrevista.php?id=3999; “El Presidente de la República se reunió con el Gobernador de Michoacán y con líderes religiosos evangélicos”, 22 de septiembre de 2004, en www.presidencia.gob.mx/actividades/?contenido=15276&pagina=76. 34 M. Ávila Arteaga, op. cit., p. 15. 30

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No podría terminar esta sección sin aludir brevemente a los nuevos episodios de intolerancia que se han presentado en Ixmiquilpan, Hidalgo, desde 2001 y que este año han vuelto a surgir, y Jalisco, donde cerca de 70 familias de indígenas huicholes evangélicos han padecido hostigamiento por parte de la mayoría católica, e incomprensión y apatía por parte de las autoridades estatales.35 La reacción del gobierno federal bien se puede calificar de “tibia”.36 3. Perspectivas En esta ocasión, han surgido algunas situaciones inéditas que bien pueden ejemplificar el tipo de desafíos que estas próximas elecciones plantean a las iglesias evangélicas. Hace algunos meses, un dirigente evangélico dijo que había recibido la oferta de los tres principales partidos políticos para contender por un cargo de elección. Su cercanía con Santiago Creel, quien no tuvo empacho en inaugurar hace un año la Expo Cristiana, una especie de feria del libro que se lleva a cabo en el World Trade Center,37 evidenció un acercamiento que se ha visto alterado desde que Creel dejó su puesto para buscar la candidatura presidencial. La asociación civil “Por un México mejor” surgió, según sus organizadores, “ante la manipulación de las verdad con que los gobernantes pretenden justificar sus actos”. Busca, además, “superar la ‘automarginación’ de algunas de sus iglesia en relación con el acontecer nacional”.38 Una de sus primeras declaraciones consistió en criticar el derroche económico de las campañas, por considerarlo una ofensa “ante la situación de pobreza de miles de mexicanos”. De este modo, dicha asociación, que aglutina, al parecer de manera apartidista a algunos representantes de iglesias, se presenta como una especie de ombudsman o contraloría ética de los actores políticos, en una apuesta muy diferente a los impulsos previos. Antes de constituirse, la convocatoria hablaba de la necesidad de articular un “proyecto de nación”. El comunicado de prensa señalaba que “los evangélicos pugnan por el fortalecimiento de la laicidad del Estado, debilitado en los años de gobierno del presidente Vicente Fox, el respeto al estado de Derecho y por una visión basada en valores y fundamentos bíblicos”. Se proponía también como tema central la elaboración de “un proyecto cristiano de nación en las siguientes líneas: pastoral social, misión urbana y rural, conservación de resultados, economía, salud pública, política social, educación, formación de líderes, familia, participación de laicos en política, derechos humanos, políticas públicas y medios de comunicación”. Dicha propuesta recibió una fuerte crítica, pues nuevamente se advirtió la tentación del poder, señalada líneas arriba por Carlos Martínez García, quien luego de repasar los antecedentes, arremetió contra la nueva iniciativa: Ahora con los tiempos políticos adelantados a que obligó el vacío del foxismo, y su incapacidad para gobernar, también los evangélicos, más bien un grupo considerable de ellos, han decidido movilizarse para influir de alguna manera en las elecciones presidenciales de 2006. Con este fin los dirigentes de las principales asociaciones religiosas evangélicas, tanto por su antigüedad como por el número de creyentes que militan en ellas, están convocando a una especie de cónclave que Cf. Carlos Martínez García, “Eso les pasa por ser religiosamente incorrectos”, en La Jornada, 28 de septiembre de 2005. Cf. “Nuevo caso de intolerancia en Ixmiquilpan”, en www.alcnoticias.org, 4 de octubre de 2005; Carlos Martínez García, “Los acosados de Ixmiquilpan”, en La Jornada, 12 de octubre de 2005: “Como en 2001, en la Subsecretaría de Asuntos Religiosos se han girado instrucciones a los funcionarios locales para que busquen conciliar a los grupos que mantienen el diferendo. Pero el asunto aquí es que existe gran diferencia en las partes: una es la hostigada, que vive bajo amenaza de ser linchada; la otra es beligerante y negadora de derechos reconocidos por la Constitución mexicana. De nueva cuenta las autoridades federales y locales hablan de instalar una mesa de diálogo, hacen llamados a la reconciliación, pero olvidan ejercer acciones expeditas y contundentes, para las que están facultadas por ley, para simple y sencillamente hacer cumplir la legislación y aislar a quienes vulneran el Estado de derecho. Si creen que con llamados a la tolerancia los atacantes se van a moderar, cinco años muestran que no lo han hecho; entonces, tal vez su vocación esté más por el lado de convertirse en pacíficos predicadores de la armonía social, pero lejos de la función de servidores públicos que garantizan el libre ejercicio de los derechos de la ciudadanía. Véase, además: “Reabrirán caso de matanza de indígenas de Acteal”, en www.alcnoticias.org, 6 de julio de 2005. 37 “Palabras del Secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, durante la ceremonia de apertura de la Expo Cristiana 2004, que se realizó en el World Trade Center Ciudad de México”, 21 de octubre de 2004, en http://segob.gob.mx/templetas/discurso.php?id=3344. Creel agradeció dos veces en su discurso la invitación del director de la Sociedad Bíblica de México. 38 “Evangélicos crean asociación para une mejor presencia pública”, en www.alcnoticias.org, 30 de junio de 2005. 35 36

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denominan "Magna tercera reunión nacional de líderes pastorales y laicos prominentes" [...] El comité convocante y sus asesores está compuesto por 10 personajes, todos clérigos profesionales. El evangelicalismo siempre consideró que su trabajo tendría que ser realizado con sus propios recursos y métodos. Hoy por todo el mundo donde el protestantismo de corte evangélico se está expandiendo, que por cierto es el más dinámico y con ansias de conquista, algunos de sus líderes piensan que es tiempo de cosechar posiciones políticas y electorales, para una vez ganados cargos de elección popular impulsar principios éticos característicos de sus iglesias. Antes partidarios de una estricta separación Estado-Iglesias (en plural porque hay más de una en México), ahora los evangélicos parecen estarse inclinando hacia la posición católica de considerar al Estado y sus aparatos como medios y facilitadores para extender, si no es que imponer, ciertas creencias particulares a la generalidad de la población.39

Esta crítica apunta hacia el hecho de que los nuevos cuadros dirigentes no tienen noticia suficiente del trasfondo ideológico que informaba la mentalidad evangélica en relación con la política. La observación de que esta asociación es presidida por “clérigos profesionales” trae a la luz lo que es un secreto a voces: que los laicos/as siguen siendo dominados por minorías que pretenden representarlos sin consultas previas. Otra novedad es el interés del gobierno del DF por abrir una Oficina de Asuntos Religiosos cuyo titular ha tenido encuentros no sólo con representantes oficiales de las iglesias sino con militantes que por una u otra razón no coinciden con las orientaciones de aquéllos, lo cual plantea la posibilidad de promover actividades que no necesariamente pasen el filtro de las cúpulas. Si a ello le agregamos el creciente rumor de la filiación religiosa de Andrés Manuel López Obrador, de quien persistentemente se señala su adherencia a algún grupo evangélico. Sea verdad o no, lo cierto es que, al igual que el priísta Roberto Madrazo, el precandidato perredista procede de una región del país con una fuerte presencia evangélica y manifiesta continuamente un juarismo que no puede no ser sólo una pose. Acaso se adivina detrás de esta nueva dependencia la posibilidad de una nueva política sobre el tema, a contracorriente de lo realizado en este sexenio, en que el carácter laico del gobierno se ha visto sumamente mermado. De cualquier manera, la defensa del laicismo seguirá siendo un argumento insustituible, pues como se ha visto en estos días con el llamado del cardenal Norberto Rivera a la desobediencia civil en relación con la eutanasia, y la reacción de Carlos Abascal, propia de un militante más que de un secretario de Estado, el gobierno actual no ha querido ni siquiera guardar las formas. Un artículo de Bernardo Barranco expresa bien la imagen que ofrece el secretario de Gobernación, no sólo para los integrantes de las iglesias sino para la sociedad en general: Considero más preocupantes las declaraciones del secretario Abascal, quien se detenta jusnaturalista frente al derecho positivo imperante en este país desde las leyes de Reforma. Postura válida para un individuo, pero no para un hombre de Estado ni mucho menos para un secretario de Gobernación. Sin dramatizar, es innecesario jugar con fuego: ahí están en la memoria simbólica de este país las dos grandes guerras fratricidas. Tanto en la guerra de Reforma, siglo XIX, como en la cristera, siglo XX, la fe y la política, la religión y la lucha armada se fanatizaron. [...] La globalización ha evidenciado a México como un país cada vez más multicultural; el modelo de la integración de los individuos se desarrolla no sólo de minorías, sino de las reivindicaciones de sectores culturales antes rechazados y desconocidos. Ha llegado el momento de discutir ampliamente el papel de las religiones, de las Iglesias y de las creencias populares en la construcción de un México moderno sin las pretensiones monopolizadoras ni absolutistas de antes.40

Si el protestantismo ha sido, dentro y fuera de este país, un promotor de la secularización y de la tolerancia, simultáneamente, es de esperarse que reivindique dicha tradición en los tiempos que vienen. Pues así como apareció en la historia de México, en lucha permanente contra el monopolio religioso y contra cualquier forma de autoritarismo, deberá ser fiel a sus orígenes.

39 40

C. Martínez García, “Los evangélicos y la tentación del poder”, op. cit. B. Barranco, “El cardenal, Abascal y la desobediencia civil”, en La Jornada, 19 de octubre de 2005. 27


JUÁREZ Y EL LIBERALISMO EN LA HISTORIA DE MÉXICO (A PROPÓSITO DE UN LIBRO DE JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ) (2006) Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger imparcialmente la libertad que los gobernados tienen de seguir y practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueren sectarios de alguna.41 B.J.

1. Juárez, figura entrañable para el protestantismo mexicano

C

omo oaxaqueño y protestante, debo decir que Juárez representa una figura histórica fundamental más allá de cualquier discusión porque, independientemente del mito que el liberalismo forjó con el tiempo hasta hacer de él un monumento prácticamente intocable, se ha tenido que experimentar en México, a partir del 1 de diciembre de 2000, el rechazo soterrado de un gobierno que no puede deshacerse de ningún modo de alguien tan incómodo para su proyecto de nación. Es más, algunos gobiernos municipales panistas han quitado el nombre de Juárez a algunas calles. Paradójicamente, ha correspondido a este gobierno la celebración de los 200 años del nacimiento del prócer. La derecha foxista, con una delicadeza rayana en el paroxismo se ha esforzado por palidecer lo más posible la celebración, acaso como un desquite inconsciente para contrarrestar la existencia del santoral laico y patriótico impuesto por el liberalismo. Esta práctica, que arraigó tan profundamente en el espíritu del protestantismo mexicano pues sintonizó con algunos de sus más caros ideales, como la descatolización del país, se ubicaba en una sintonía, aparentemente esencial entre la fe evangélica y el régimen político. El uso de que ha sido objeto Juárez como bandera política de algunos candidatos presidenciales evidencia la fuerza real y simbólica que aún tiene este icono en el imaginario de los mexicanos.42 En este sentido, acaso el gesto más genuino ha sido el de Andrés Manuel López Obrador —quien ha llevado su identificación personal con Juárez a niveles casi psicoanalíticos— al reiniciar su campaña con un homenaje al prócer oaxaqueño aderezado espléndidamente por un discurso de Carlos Monsiváis, el cual se convirtió instantáneamente en referencia obligada para el debate histórico e ideológico. Sus palabras iniciales son particularmente pertinentes: “Juárez, el paisano de paisanos, ha sido demasiadas veces el pretexto del turismo político-electoral. De todos nosotros, y muy especialmente de ustedes, depende que se interrumpa para siempre la celebración del ritual con sus características fatales: rutina, indiferencia, derroche provisional, demagogia. A casi dos siglos de su nacimiento, Juárez, los habitantes de Guelatao y el país entero merecen el homenaje más preciso: el análisis de su herencia y de su significado histórico”.43 El historiador Jean-Pierre Bastian documentó ampliamente las relaciones entre protestantismo y liberalismo en América Latina, y se encargó, también, de contribuir a desmitificar la figura de los liberales al afirmar que, a pesar de la alianza estratégica de ambas corrientes, prácticamente ninguno de ellos se volvió protestante.44 Antes que él, don Gonzalo Báez-Camargo llamó la atención hacia la figura del doctor José María Luis Mora, padre del liberalismo mexicano, en su papel de promotor de la causa bíblica.45 Esta protestantización subjetiva de la generación liberal que aprobó las Leyes de Reforma se correspondió durante mucho tiempo con una especie de juarización del protestantismo, muestra de lo cual sigue siendo la celebración anual del natalicio, que deviene siempre en acto reivindicativo (mucho antes del surgimiento de la reivindicación de los derechos humanos) y propagandístico en el Hemiciclo, monumento que se encuentra en el Centro Histórico de la capital.

B. Juárez, Apuntes para mis hijos. México, SEP-UNAM, 2004 (Libros del Rincón), p. 68. Cf. Jaime Avilés, “Madrazo se roba a Benito Juárez para su campaña”, en La Jornada, 16 de enero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/01/16/012n1pol.php. 43 Cf. C. Monsiváis, “En el bicentenario del nacimiento de Benito Juárez”, en La Jornada, 24 de enero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/01/24/008a1pol.php. 44 J.-P. Bastian, “Protestantismo y política en México”, en Protestantismo y sociedad en México. México, CUPSA, 1983. 45 G. Báez-Camargo, El doctor Mora y la causa bíblica. México, CNI, 1963. 41 42

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Los logros del liberalismo no pueden ser pasados por alto tan fácilmente, pues si se compara lo sucedido en otros países latinoamericanos, el saldo es sumamente favorable. Un ejemplo notable es el matrimonio civil, hacia lo cual Antonio Gershenson llamó la atención recientemente: La Reforma tiene un reconocimiento internacional, que no siempre conocemos. Por ejemplo, en la Enciclopedia Británica aparece el término “Reforma, La”, así, en español. Y no se refieren a ninguna de las supuestas reformas con que los tecnócratas quieren bautizar a sus fracasadas contrarreformas. La definición resumida en el primer párrafo es (traducimos del inglés): Revolución liberal, social y política en México entre 1854 y 1876, bajo la dirección principal de Benito Juárez. Entre las múltiples y fundamentales medidas de las Leyes de Reforma (1859) se menciona en el mismo artículo “la institución del matrimonio civil”. Antes sólo las autoridades religiosas podían consumar los matrimonios. Y, como veremos, se trata de una medida de vanguardia, que luego fue seguida en varios otros países. Los liberales mexicanos se inspiraron, entre otras fuentes, en la Revolución Francesa. Pero este importante movimiento no llegó a cambiar sustancialmente la vida cotidiana de la gente en aspectos como el que mencionamos. [...] En América Latina, los liberales encabezados por Guzmán Blanco entraron triunfantes a Caracas en 1870. Promulgaron la Constitución venezolana de 1872 que, entre otras reformas, proclamaba el matrimonio civil. Unos 13 años después que en México. No vamos a recorrer cada país del mundo. Pero en Grecia el matrimonio civil se instituyó hasta la década de 1980. Y en Colombia, donde antes había un concordato con el Vaticano, esta conquista fue establecida hasta la Constitución de 1991. En países en los que predominan religiones no cristianas hay también casos importantes que no tienen matrimonio civil, como Israel y muchos países de mayoría musulmana. De entre éstos, son excepción países que formaron parte de la URSS. En general, la Revolución Rusa estableció el matrimonio civil en los países que abarcó, el cual sigue vigente. Como vemos, ese matrimonio civil que consideramos como cuestión natural, que nos cae como la fruta de un árbol, es una conquista preciosa. Como la tenemos desde hace casi un siglo y medio, creemos que todos la tienen, y no la apreciamos en todo su valor. Algo similar sucede con otras conquistas de La Reforma. Quise referirme a este caso porque creo que es poco conocido. Y porque México abrió el camino para que otros países la tengan ya.46

Desafortunadamente, el maridaje histórico entre protestantismo y liberalismo comenzó a resquebrajarse algunos lustros antes de la imposición de las políticas neoliberales en América Latina, pues se comenzó a intuir que la alianza ideológica entre protestantes, liberales y masones constituyó una estrategia eminentemente política llevada cabo únicamente para restar poder e influencia al catolicismo. Prueba de ello fue el intento por organizar una Iglesia Católica mexicana, sin ligas con Roma, que finalmente surgió como el grupo de los Padres Constitucionalistas, pero que terminó integrándose a la Iglesia Episcopal estadounidense, y ser así la primera iglesia protestante en el país. Algunos pensadores y teólogos han criticado esta alianza y han observado varias limitaciones liberales que el protestantismo arrastró por sus afinidades ideológicas: la imposición de un régimen calcado de Estados Unidos sin reconocer la idiosincrasia y las características propias del país, su desprecio por la población indígena, su promoción de cacicazgos, etcétera, aunque, por otra parte, no dejaban de reconocer que sin el apoyo liberal, el protestantismo difícilmente hubiera podido arraigar y entrar en un proceso de diálogo con la cultura.47 Un signo aparentemente claro de esta ruptura se ha dado en el caso de Encuentro Social agrupación política de inspiración evangélica, pues ha llevado a cabo un convenio, para algunos contra natura, con el candidato oficialista Felipe Calderón, quien no ha dudado en reivindicar también un juarismo de última hora.48 Las palabras de Hugo Éric Flores, líder de dicha agrupación no pueden sonar más contradictorias: —¿Dónde está la línea que separa su creencia y la política? La separación Estado-Iglesia ha tenido una línea muy delgada. Somos absolutamente juaristas, creemos que el gobierno debe dedicarse a cuestiones públicas y la Iglesia a lo espiritual. Le insisto en que no participamos en política como institución religiosa. —¿Por qué fue ofensivo para ustedes que Fox besara el anillo papal? Antonio Gershenson, “La Reforma y el matrimonio civil”, en La Jornada, 19 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/19/027a2pol.php. 47 Un texto clásico es José Miguez Bonino, “Historia y misión”, en Protestantismo y liberalismo en América Latina. San José, DEI, 1983. 48 Cf. Claudia Herrera y Juan Carlos García, “Honraré la memoria de Juárez, asegura Calderón”, en La Jornada, 23 de enero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/01/23/005n1pol.php. 46

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—El señor tiene todo el derecho de asistir a la iglesia en su papel de Vicente Fox, pero como Presidente de la República tiene limitaciones. No nos gustan esos actos de referirse a sus hijos cuando rinde protesta, en lugar de hablar al Congreso recién constituido, que es una institución de contrapeso al poder público. No estamos de acuerdo en que en su primer acto sus hijos le den un crucifijo, porque habemos muchas personas que no creemos en imágenes religiosas. Lo respetamos, pero se lo hubieran dado en su casa, si lo que querían era bendecirlo. Yo qué más quisiera que Vicente Fox fuera un buen católico, pero un presidente que consulta brujos y va a que le hagan limpias no tiene creencias firmes. —Entonces, ¿por qué se alían con Calderón, que es católico? —Coincidimos con él en construir un Estado que respete todas las religiones y, por ejemplo, en aspectos como la píldora del día siguiente estamos de acuerdo con su postura: es un fármaco no bien estudiado. Nadie sabe si es o no abortivo y no es una posición fundamentalista, sino de reconocer nuestro derecho a vivir.49

De modo que el protestantismo mexicano actual, con todo y sus ímpetus proselitistas que no pierde tan fácilmente está en vías de desliberalizarse y desjuarizarse, como un ejemplo de desconexión histórica. 2. Juárez, el republicano, de Josefina Zoraida Vázquez La Secretaría de Educación Pública anunció que el ciclo escolar 2005-2006 llevaría el nombre del Benemérito de las Américas. Como parte de las celebraciones del bicentenario, puso a circular en las escuelas de educación básica el libro Juárez, el republicano. La autora es Josefina Zoraida Vázquez, profesora de El Colegio de México (directora de la tesis doctoral de Jean-Pierre Bastian), quien hace algunos años publicó Una historia de México dentro de la Biblioteca para la Actualización del Maestro. En este nuevo libro Vázquez recorre la vida de Juárez paralelamente con la historia de México y recuerda cómo nació en las postrimerías del virreinato por lo que podría decirse que su vida se desarrolla paralelamente a la del país, de tal suerte que, cuando decide abandonar el seminario e ingresar al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, ese solo hecho marca un parteaguas ideológico fundamental para la comprensión de todo lo que hará después. Y es que la autora intenta, y lo consigue en gran medida, a la par que situar minuciosamente la vida del prócer en su marco histórico, superar la imagen clásica del indio impasible, petrificado en su papel de estadista condenado a la estatua. Su esfuerzo, como el de Fernando Benítez, consiste en demostrar cómo Juárez abandona poco a poco los cánones mentales de sus ancestros para asumir, en algo así como una auténtica conversión, la ideología liberal como parte de un proceso educativo que le granjeó el acceso a una dignidad que difícilmente habría alcanzado de otra manera. Bastian, discípulo de Vázquez como ya se dijo, ha insistido muchas veces en la aparente irrepetibilidad de que otro indígena alcanzase el gobierno en América Latina, algo que sólo en estos meses fue posible en la persona de Evo Morales en Bolivia. Al “sacar del museo” a Juárez, Vázquez devuelve la figura de un hombre contradictorio, acechado por la tentación del poder, pero apegado casi obsesivamente a la creencia de que la aplicación del derecho es la única vía no sólo para gobernar bien un país sino para orientar las inclinaciones sociales, controladas en su época por el gran enemigo que el denominaba eufemísticamente la reacción, es decir, el dominio eclesiástico ultramontano que tanto se le opuso. Este nuevo acercamiento a la biografía de Juárez no lo baja completamente del monumento en que se encuentra pero sí lo pone a dialogar con la historia de un país que creció junto con él y resistió una invasión que estuvo muy cerca de dar al traste con los ideales que le dieron origen. Celebrar o revisitar a Juárez, y muy particularmente desde el protestantismo, debe ser un ejercicio de memoria y actualización de la lucha por las libertades civiles elementales, en especial por aquellas relacionadas con la elección de creencias sin mediatización de instituciones o poderes pretendidamente absolutos.

49 Claudia

Herrera Beltrán, “En breve, pacto de Calderón con evangélicos críticos de Fox”, en La Jornada, 11 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/11/017n1pol.php. 30


CANDIDATOS PRESIDENCIALES Y RELIGIÓN (2006)

U

no de los temas colaterales de la contienda electoral de este año lo constituye la filiación o, por lo menos, los antecedentes religiosos de los candidatos presidenciales. Llama la atención que, al observar el perfil de los cinco aspirantes, Felipe Calderón (Partido Acción Nacional, PAN), Patricia Mercado (Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, PASC), Roberto Campa Cifrián (Partido Nueva Alianza, Panal), Andrés Manuel López Obrador (Partido de la Revolución Democrática, PRD) y Roberto Madrazo Pintado (Partido Revolucionario Institucional, PRI), el elemento religioso desempeña un papel de cierto peso a la hora de definir la orientación individual, pues se trata de un asunto muy sensible para la población debido al carácter laico del Estado mexicano. Calderón, identificado plenamente con el catolicismo, se califica como “pecador estándar”, 50 y afirma que prefiere perder votos a negar su religión, en respuesta a las preguntas sobre su postura acerca del aborto y la píldora anticonceptiva.51 Además, considera posible que las iglesias tengan acceso a medios de información, aunque reconoce que no deben mezclarse la religión y la política.52 Ha tenido reuniones con dirigentes religiosos en una de las cuales ofreció candidaturas en Chiapas y Tabasco (entidades con fuerte presencia protestante) a dirigentes de organismos evangélicos.53 Mercado se ubicó, en el pasado, en el espectro de la teología de la liberación, aunque su militancia más intensa ha sido en grupos feministas y en otros movimientos populares que hacían conciencia acerca del hecho de que la pobreza no es algo natural.54 Campa Cifrián, a su vez, se ha manifestado a favor de la pluralidad y la libertad de creencias religiosas desde una postura católica y juarista. “Estoy convencido de que a la Iglesia le corresponde el poder espiritual y al Estado el poder temporal”, aseguró. 55 No hay duda de que la postura de López Obrador ha sido la más polémica en este terreno, pues a su discurso, calificado por algunos como mesiánico y de tintes maniqueos,56 agregó, en una entrevista televisiva, una comparación con Jesucristo, algo que fue muy mal recibido en diversos círculos,57 sobre todo porque relacionó los sufrimientos de Jesús con su propia experiencia política, marcada por la persecución de que fue objeto en 2005 por parte del gobierno federal. Su filiación religiosa ha sido motivo de elucubraciones desde hace tiempo, pues se

Roberto Garduño, entrevista con Felipe Calderón, en La Jornada, 7 de julio de 2004, www.jornada.unam.mx/2004/07/07/008n1pol.php?origen=politica.php&fly=1. 51 Claudia Herrera Beltrán, “Calderón: prefiero perder votos a negar mi religión”, en La Jornada, 8 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/08/016n1pol.php. 52 Claudia Herrera Beltrán, “Justifica Calderón a Fox por los temas pendientes que dejará en la Presidencia”, en La Jornada, 26 de octubre de 2005, www.jornada.unam.mx/2005/10/26/023n1pol.php. 53 Alma Muñoz, “Calderón ofrece a iglesias “plena libertad religiosa”, en La Jornada, 3 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/03/010n2pol.php. Cf. Sergio Javier Jiménez, “Acuerda Calderón dar candidaturas a evangélicos y cristianos”, en El Universal, 8 de febrero de 2006, www.el-universal.com.mx/notas/329794.html. 54 Silvia Núñez Esquer, “Para familias, políticas, no buenas intenciones: Mercado”, en Cimac Noticias, 30 de enero de 2006, www.cimacnoticias.com/noticias/06ene/06013008.html. 55 Alberto Morales, “Aboga Campa por la libertad de culto religioso”, en El Universal, 1 de febrero de 2006, www.eluniversal.com.mx/notas/328608.html 56 “Elecciones 2006: un mesías, dos hombres de familia y dos pecadores en contienda”, Agencia EFE, 2 de febrero de 2006, en www.terra.com/noticias/articulo/html/act332164.htm. Leopoldo Mendívil, en “...El nombre de Dios”, en Crónica, 6 de febrero de 2006, www.cronica.com.mx/nota.php?idc=224706, afirma tajantemente que las tendencias autoritarias se explican por su filiación religiosa adventista: “La creencia familiar del perredista habría sido la de los Adventistas del Séptimo día, un rito de conductas rígidas y de apego inflexible al dogma. ‘Ésta sería —me dijo la fuente consultada ayer por la tarde— el primer origen de la tendencia autoritaria del señor López Obrador’”. 57 Cf. Elena Michel, “AMLO, católico sólo en la intimidad”, en El Economista, www.economista.com.mx/impreso/articulos/06256D5C000466290625710E001169A5. 50

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piensa que es evangélico, aunque no lo ha confirmado en algunas entrevistas, motivo por el cual ha sido atacado por algunos de sus oponentes. 58 Finalmente, Madrazo Pintado, también originario de Tabasco (como López Obrador), ha tenido, desde sus épocas de gobernador de dicha entidad, acercamientos con diversos grupos religiosos. En la iglesia presbiteriana, por ejemplo, se recuerda mucho el uso oportunista de algunos textos bíblicos durante sus campañas. De modo que, más allá de un genuino interés por lo religioso, a Madrazo se le señala como un político de viejo cuño, que no duda en servirse de cualquier recurso con tal de conseguir adhesiones.59

Roberto Madrazo se refirió a esto en un discurso: “Si la libertad y la ley no importan para alcanzar la meta que creen que sólo ellos pueden lograr, tampoco cuenta la verdad. Mienten sin fin, a toda hora y sobre cualquier tema; llegan incluso a la temeridad de mentir sobre su propio credo religioso”, cit. por L. Mendívil, op. cit. 59 Cf. “Elecciones 2006...”, op. cit. 58

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LÓPEZ OBRADOR: ¿UN PRESIDENTE EVANGÉLICO EN MÉXICO? (2006)

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nte la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Alianza por el Bien de Todos (que aglutina al Partido de la Revolución Democrática, Convergencia y el Partido del Trabajo), triunfe en las elecciones presidenciales en México, resulta interesante analizar algunas de las implicaciones de su filiación religiosa, puesto que, aun cuando no es la primera vez que un evangélico está cerca de ocupar ese puesto, la coyuntura política presenta matices inéditos. El único antecedente fue el general Aarón Sáenz (hermano de Moisés, destacado educador), quien en 1929 fue marginado de la candidatura por el naciente Partido Nacional Revolucionario precisamente por ser identificado como protestante.60 No obstante, sigue siendo un misterio la ubicación religiosa de López Obrador (oriundo de Tabasco, una entidad con elevado porcentaje de evangélicos, alrededor del 20%) y se especula insistentemente sobre la confesión a la cual pertenece. Al parecer, ha estado ligado a la iglesia adventista, si bien en ningún momento de su campaña ha hecho referencia específica al asunto, ni tampoco ha buscado el apoyo de los evangélicos del país. Es más, cuando fue interrogado directamente sobre sus creencias en un noticiero televisivo, se reconoció como católico, lo cual dio pie a que algunos adversarios lo atacaran por negar su filiación.61 Con todo, las referencias religiosas han aparecido en su discurso con cierta frecuencia, como cuando se comparó con Jesucristo, lo cual irritó a muchos sectores. Recientemente ha criticado al Partido Acción Nacional (filocatólico) por violar el mandamiento relativo a la mentira, en alusión a la propaganda que lo ataca por su actuación como Jefe de Gobierno del Distrito Federal. 62 También es un probable signo de su orientación religiosa la forma en que se identifica con la figura de Benito Juárez, artífice de la separación entre el Estado y la Iglesia en el siglo XIX. Su admiración llega a tal grado que ha anunciado que vivirá en el Palacio Nacional, lugar donde aún se conservan las habitaciones del único presidente indígena que ha tenido México. Todo lo anterior resultaría anecdótico si no se sitúa en el marco del viejo debate sobre la participación política de los evangélicos (que siempre reaparece en épocas electorales) y el del acceso al poder de evangélicos en América Latina. En cuanto a lo primero, constituye una verdadera incógnita el impacto real del voto evangélico en México, pues a las antiguas posturas de apoliticismo, alentadas por los dirigentes de la mayoría de las iglesias, le ha sucedido una verdadera explosión de interés por participar en la arena política de muchas maneras, incluida la organización de agrupaciones o partidos confesionales. Por otro lado, la experiencia latinoamericana no ha sido nada favorable para la imagen de los protestantes, pues los casos de Efraín Ríos Montt y en Jorge Serrano Elías, en Guatemala, o de Alberto Fujimori, en Perú, ampliamente apoyado por evangélicos, resultaron decepcionantes. Todo ello sin mencionar el boom de partidos evangélicos en todo el continente. Además, uno de los argumentos con que se ha pretendido descalificar el posible acceso de López Obrador a la Presidencia es la comparación con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por sus supuestas tendencias autoritarias. Como ya se dijo, lo más llamativo es que López Obrador no ha apelado en ningún momento al eventual voto corporativo evangélico y ha recurrido, más bien, a la tesis liberal consistente en separar las creencias privadas de la actuación pública. Esto rompe tajantemente con algunas iniciativas evangélicas que, sin llegar a articular

Cf. Luis Javier Garrido, El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México. México, Siglo XXI, pp. 85-89. 61 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Candidatos presidenciales y religión”, 12 de febrero de 2006, www.alcnoticias.org/articulo.asp?artCode=4135&lanCode=2. 62 Andrea Becerril, “Pasada la Semana Santa, las pruebas del dinero a Calderón”; en La Jornada Michoacán, 10 de abril de 2006, www.lajornadamichoacan.com.mx/2006/04/10/03n1pol.html. 60

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orgánicamente la ideología religiosa (institucional o no) con la política, pretenden cristianizar la opción que han elegido, como es el caso de la agrupación Encuentro Social o del movimiento Ejército de Dios surgido en Chiapas.63 Más interesante aún es la pregunta sobre si en esta ocasión se hará visible la influencia de la ética protestante en el comportamiento político de un gobernante, pues la experiencia del último sexenio mostró a un gobernante que no supo deslindar los límites de sus creencias y las de su responsabilidad como titular del Poder Ejecutivo, imparcial por definición. La recepción obsequiosa que Vicente Fox brindó al Papa Juan Pablo II constituyó una profunda decepción para los votantes no católicos que contribuyeron a que ocupara la Presidencia. Finalmente, la reciente reunión de López Obrador con la cúpula del Episcopado Mexicano es señal de una conducta política adecuada y respetuosa, pues de ningún modo este candidato ha asumido una actitud de confrontación hacia las exigencias nunca satisfechas plenamente de los obispos en relación con el acceso de la Iglesia Católica a los medios masivos de comunicación o a la educación.64 No obstante, López Obrador planteó a los obispos la necesidad de discutir públicamente algunos de los temas más candentes para ellos: el aborto y la eutanasia, por ejemplo. De modo que el eventual triunfo de López Obrador, podría llevar a la presidencia a un político evangélico que enfrentará una difícil tarea, más allá de sus creencias personales.

Elio Henríquez, “Crean evangélicos el Ejército de Dios”, en La Jornada, 24 de abril de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/04/24/041n1est.php. 64 Alma E. Muñoz, “López Obrador pasó ‘la verificación’ con la Iglesia, dice el obispo Alvarado”, en La Jornada, 26 de abril de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/04/26/016n1pol.php. El título de la nota hace alusión al sistema de “verificación” con el que son aprobados los vehículos en el programa contra la contaminación ambiental de la Ciudad de México. 63

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MINORÍAS RELIGIOSAS Y LAICISMO: EL CASO DE LOS PROTESTANTISMOS MEXICANOS (2007) 1. El peso de la historia

L

a relación entre minorías religiosas y laicismo pasa, necesariamente, por la manera en que las primeras se asumen como tales y por la conflictividad con los grupos religiosos mayoritarios, pues éstos tratan de imponer su visión como la predominante para el grueso de la sociedad. Al hablar de las iglesias evangélicas latinoamericanas, es posible advertirlas como una especie de “beneficiarias” de la progresiva secularización social que han experimentado como un triunfo en su lucha por hacerse visibles y aceptables. Algunos estudiosos de las reformas religiosas del siglo XVI han señalado el papel que cumplieron muchas de las agrupaciones que se remiten a dichos movimientos en la conformación de los Estados nacionales y, en particular, en la forma en que sus prácticas comunitarias afectaron el proceso mencionado de superación del control social por parte de la Iglesia católica. El mismo concepto de Estado laico, con todos los malos entendidos que acarrea, ha estado ligado a la lucha que los núcleos liberales llevaron a cabo contra el monopolio espiritual católico. El laicismo, como práctica efectiva, desde la segunda mitad del siglo XIX, surgió a contracorriente de los empeños católicos por sostener sus privilegios y poder. La decisión de los gobiernos liberales de separar la Iglesia y el Estado fue acompañada siempre por la simpatía de los grupos protestantes que, arraigados en una tradición libertaria probada y experimentada por sus antecesores en Europa y Norteamérica, esperaban que esta nueva modalidad produjera una verdadera igualdad de cultos ante la ley. Durante mucho tiempo, en México se ha interpretado de manera casi mitológica la relación entre los liberales y protestantes, al grado de que se ha dicho que los primeros permitieron la llegada de los misioneros extranjeros para establecer iglesias con el fin de utilizarlos para restar poderes a la Iglesia Católica. A menudo se señala, también, que algunos de los presidentes liberales, como Benito Juárez, formaron parte de una conspiración inspirada en Estados Unidos para golpear al catolicismo. Incluso, como bien han demostrado muchos estudios de Jean-Pierre Bastian,65 el hecho de que algunos pastores y militantes del protestantismo integraron también las logias masónicas en la época anterior a la Revolución Mexicana, ha formado parte del imaginario anti-protestante, pues se acepta, muy superficialmente, que todos los grupos o iglesias evangélicas estaban de acuerdo con esta participación o colaboración. En realidad, las cosas fueron muy diferentes, pues como sucedió en Brasil en 1903, cuando un grupo importante de pastores de la Iglesia Presbiteriana de Brasil optó por formar la Iglesia Presbiteriana Independiente, debido a su inconformidad con otros pastores que, efectivamente, eran miembros de la masonería.66 Esto significa que las bases eclesiásticas no reaccionaban positivamente al enterarse que algunos de sus líderes simpatizaban con la masonería. Además, otro aspecto importante fue lo sucedido luego de la revolución en México, pues buena parte de las instituciones educativas y asistenciales de las iglesias evangélicas fueron entregadas al gobierno posrevolucionario como una muestra del reconocimiento implícito de la necesidad de concentrarse en las tareas espirituales, esto es, la aceptación de la dualidad entre laicismo y religión como esferas separadas, dentro del esquema liberal que, al parecer, había sido interiorizado ya por las comunidades evangélicas. Este dualismo, tal como se vivió en las iglesias durante buena parte del siglo XX, comenzó a transformarse cuando se hicieron más intensos los rumores de que habría cambios a la legislación en materia religiosa que había durado desde la promulgación de la Constitución de 1917. Las iglesias entendieron siempre que no debían inmiscuirse en los asuntos políticos, pues Cf., especialmente, Protestantes, liberales y francmasones. México, FCE, 1994, en donde estudiosos latinoamericanos exponen estas relaciones en los diversos países. 66 Cf. Eduardo Galasso Faria, “A IPI do Brasil: uma visão panorámica”, en Teologia e Sociedade, Seminario Teológico de São Paulo, vol. 1, núm. 3, diciembre de 2006, p. 61. 65

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era uno de los acuerdos tácitos con los gobiernos fruto de la Revolución. Se entendía, también, que el apoyo de buena parte de los contingentes protestantes a dicho movimiento había sido premiado al mantener las restricciones que los liberales implantaron desde las Leyes de Reforma (1859). Resulta difícil negar que las iglesias protestantes o evangélicas figuraron entre los principales promotores de la religión laica, esto es, de la sustitución del santoral católico por el patriótico. Evangélicos eran muchos de los oradores/as que en las fechas nuevas de celebración ocupaban los estrados que, a manera de púlpitos laicos, intentaron socavar la fuerza del tradicionalismo católico, algo que efectivamente lograron en algunas regiones. 2. Los cambios constitucionales de 1992 Cuando Carlos Salinas de Gortari anunció los cambios a los artículos constitucionales relacionados con la religión, el uso del plural para referirse no ya a la “Iglesia” (como en el pasado) sino a las “iglesias”, el ambiente evangélico se convulsionó profundamente pues, por un lado, se advertía que la pluralidad religiosa era aceptada y reconocida por el Poder Ejecutivo. Esto produjo una suerte de “triunfalismo providencialista” que interpretó el cambio de postura gubernamental como una auténtica “vuelta de tuerca” en la conducción del país. Por otro lado, y paradójicamente, surgió entre los liderazgos evangélicos un enorme impulso por participar en la vida política del país a partir de una comprensión de que el reconocimiento de la importancia de “los evangélicos” abría la puerta para que éstos comenzaran a “sanear” la vida social. No obstante, como ha señalado Mariano Ávila al estudiar el comportamiento político de los líderes evangélicos, lo que salió a la luz fue una manipulación del laicismo para apropiarse de la “representación evangélica” y volcarse en procedimientos abiertamente corporativos para beneficiarse de ella.67 Así, fue posible ver frecuentemente en los medios a personajes como Alberto Montalvo, Juan M. Isáis y Arturo Farela hablando a nombre de las iglesias evangélicas en relación con todos los temas del momento. Particularmente llamativa fue la manera en que algunos de estos líderes y otros más, pues incluso se ha visto una renovación de este “asalto a los medios”, acometieron la tarea de acercar los sucesos de enero de 1994 en Chiapas a la ya crónica problemática de persecución e intolerancia que ha afectado sobre todo a los grupos indígenas que optan por las religiones evangélicas.68 El efecto de los cambios constitucionales se situó, en ese sentido dentro de la dinámica que había predominado durante más de un siglo en las comunidades evangélicas, pues el reconocimiento jurídico de que fueron objeto las colocó en un espacio para el cual sus liderazgos no estaban suficientemente preparados, pues la confusión entre laicismo, participación política y libertad de cultos condujo a que por medio de una sobreinterpretación religiosa de los cambios constitucionales se supusiera que el Estado abría las puertas a las iglesias para que éstas desarrollaran su trabajo no sólo de cara a la sociedad, sino que entraran a un régimen de privilegios que sólo había favorecido a la Iglesia Católica, la cual, siendo enemiga jurada de la laicidad del Estado mexicano, no necesariamente compartió los postulados que las iglesias evangélicas manejaron. Prueba de ello fue la reacción inicial a dichos cambios por parte del entonces representante del Vaticano, Girolamo Prigione. 3. La experiencia cotidiana Y es que la experiencia evangélica del laicismo fue, durante mucho tiempo, como ya se mencionó, un asidero que se usó ideológicamente siempre para legitimar las creencias y prácticas religiosas heterodoxas que han caracterizado a los protestantismos y que, luego de ser satanizadas de manera tan beligerante por la Iglesia Católica, se manifiestan ahora de modo triunfalista también, en función de lo señalado anteriormente. El dualismo M. Ávila Arteaga, Actitudes política de líderes evangélicos a partir de las reformas constitucionales en 1991 que dieron reconocimiento jurídico a las iglesias. Tesis de doctorado en Ciencias Sociales. Universidad Autónoma MetropolitanaXochimilco, noviembre de 2006. 68 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos acciones”, agosto de 1995, inédito. 67

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teológico, es decir, la creencia tan acendrada en que los espacios sacro y profano no deberían mezclarse en el imaginario de los creyentes, fue por mucho tiempo la postura entendida como “oficial” por la mayoría de las iglesias. La enorme resistencia a interactuar con el poder (apoliticismo) y el denodado interés conversionista poco a poco han dejado el lugar para su transformación en un híbrido ideológico manifestado en las “alianzas implícitas” con grupos religiosos más nuevos, cuyas prácticas mercadotécnicas agresivas no muestran continuidad con el tradicional estilo propagandístico evangélico (“campañas de evangelización”, visitas casa por casa, desayunos, etcétera. No obstante, podría aventurarse la hipótesis de que la experiencia protestante del laicismo no encuentra continuidad o correspondencia en lo que ahora practican las nuevas generaciones, especialmente ante el influjo de ciertos grupos neo-pentecostales o carismáticos que sienten o advierten en el laicismo una cierta ambigüedad, pues al observar que con los cambios constitucionales, sobre todo, ante el comportamiento abiertamente filocatólico de los dos últimos sexenios, la Iglesia Católica ha renovado sus viejas reivindicaciones de exteriorizar su culto, ellas se sienten también con el derecho de violentar el laicismo del Estado, aunque de ninguna manera se acepta que lo hagan. Ha sido el caso de la convergencia, inédita en otros tiempos, entre grupos católicos de derecha y ciertas iglesias evangélicas en su oposición a las leyes sobre el aborto y las sociedades de convivencia. Pareciera que los espacios domésticos tan herméticos o de difícil acceso para los no iniciados en la fe evangélica (nuevos miembros o simpatizantes) están siendo copados por una práctica bastante heterodoxa del laicismo, debido también a la falta de conexión con la tradición típicamente protestante, cuyos representantes, en otras épocas, especialmente en la primera mitad del siglo XX, fueron esforzados defensores del laicismo, entendido como garante de la igualdad y la tolerancia. Definitivamente hemos entrado a una nueva etapa en la que el culto público, la educación, la misión y el resto del trabajo de las iglesias evangélicas se llevarán a cabo en un marco adonde el laicismo está adquiriendo un rostro completamente diferente, sobre todo ante los intensos e imprevisibles reacomodos espirituales de los que estamos siendo testigos. Las iglesias tradicionales deberán demostrar cómo su experiencia anterior del laicismo, entre otras cosas, las capacita para ofrecer respuestas válidas a la sociedad en su conjunto.

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FE EVANGÉLICA, BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA Y LAICIDAD EN MÉXICO (2010) ¿Y si no es así, y si Dios acepta vivir en un país secularizado y diverso?69 CARLOS MONSIVÁIS

1. Bicentenario y laicidad: problemas y contradicciones esulta muy gratificante que la convocatoria para este foro sobre la presencia evangélica en México y los retos que presenta la laicidad no provino de ninguna instancia gubernamental, como sucedió, lamentablemente, en el evento llevado a cabo el martes 17 de agosto en el Auditorio Nacional, pues en esa oportunidad se subrayó que dicho acto obedeció al llamado de Felipe Calderón para que los evangélicos/as de este país celebrásemos el Bicentenario de la Independencia.70 Sobre la influencia directa, muy discutible, de la Biblia en la independencia de México, se dijo allí que la versión francesa de Vencé (publicada en español hasta 1833) inspiró a Miguel Hidalgo para iniciar dicho movimiento. Pero, como resulta bastante obvio, la pertenencia consciente a este espectro religioso y cultural nos obliga a conmemorar, con seriedad y críticamente, los acontecimientos acaecidos hace 100 y 200 años, incluso sin creer que es pecado o no hacerlo, como dijeron ciertos obispos despistados.71 Y es que, si aceptamos todavía la reconstrucción de la presencia y actuación de las comunidades evangélicas en México llevada a cabo por el autor de Los disidentes: Sociedades protestantes y revolución en México, 1872–1911,72 hace 100 años, por estas mismas fechas, muchos miembros de dichas iglesias, hombres y mujeres, a la vez que participaban críticamente en los festejos por el centenario de la independencia, también luchaban contra el Porfiriato, organizador de los mismos. (Por cierto, habrá que ver si la Expo Cristiana, de octubre próximo, dedicará al tema algunos espacios importantes.)

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Desde la toma de posesión de Vicente Fox y, sobre todo, a partir de 2006, en ocasión del centenario del nacimiento de Benito Juárez, se apreciaron con claridad las dificultades que enfrentaría la herencia liberal, a la que inevitablemente está ligada la presencia protestante en nuestro país, para ser reconocida por los regímenes derechistas que han ocupado el poder. La también innegable identidad católica y conservadora de estos gobiernos no ha querido ni podido ocultar su deseo de reivindicar personajes, situaciones e ideologías como parte de un paquete ideológico que se le ha indigestado evidentemente. Por ello, no fue más que un “sueño guajiro” que Calderón incluyera entre sus “vivas” una referencia al Estado laico. Porque parece mentira que sus asesores no les hagan notar a él y a sus tibios secretarios de Gobernación las frecuentes violaciones de la Constitución que C. Monsiváis, “El laicismo en México: Notas sobre el destino (a fin de cuentas venturoso) de la libertades expresivas”, en Benjamín Mayer Foulkes, coord., Ateologías. México, Fractal-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2006, p. 47. 70 Cf. Claudia Ramírez, “Instituciones cristianas se unen al festejo del Bicentenario”, en El Universal, 21 de agosto de 2010, www.eluniversal.com.mx/estilos/66827.html. La nota señala que el director de la Sociedad Bíblica de México (SBM) no dejó pasar la oportunidad de anotarse puntos ante el régimen calderonista al recalcar que el evento titulado “Un regalo del cielo para México” (y calificado allí mismo como “acto cívico”), amenizado por varios cantantes y grupos musicales, además de que reconoció a algunos “héroes de la fe”, respondió a la invitación “para unirnos a la celebraciones patrias”. Además, abundó: “Voces comentaron que no hay nada que celebrar, que el país no está para fiestas, porque las metas por las que surgieron estos movimientos se perdieron en el tiempo. […] Sin caer en triunfalismos, como cristianos debemos recordar estas gestas heroicas y a los héroes que nos dieron patria y libertad, porque de esos movimientos surgieron las leyes que nos dan pleno derecho de practicar nuestra fe y nuestros cultos”. Estuvieron presentes el senador Rubén Fernando Velázquez López, los diputados Pablo Basáñez García y Rosario Brindis Álvarez, así como los licenciados Alfredo Miguel Morán Moguel y Abimael Hortiales Maqueda (en representación de Juan Manuel Carbajal Hernández, presidente municipal de Chalco, Méx.), para conformar una suerte de representación política evangélica. La predicación estuvo a cargo de la cantante María del Sol y entre los galardonados figuraron el propio director de la SBM, David Enríquez y otros líderes. Cf. Vasti Reyes, “Sociedad Bíblica de México presentó: un regalo del cielo para México en el Auditorio”, www.acc.org.mx/html/boletines201009/cobertura_02.html. José Luis Pérez S. escribió al respecto: “...fue un espacio en donde las competencias de las iglesias se relucieron, y en donde se premió a los ‘héroes de la fe de la actualidad’, cuyo heroísmo radica únicamente en los trabajos misioneros y de los que tienen las iglesias más grandes en México” (“El Bicentenario: oportunidad perdida para la reflexión, reconstrucción y mira hacia el futuro”, en mesa redonda “Hitos cristianos en la historia de México”, Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday, 19 de septiembre de 2010). 71 J.-P. Bastian, Los disidentes: Sociedades protestantes y revolución en México, 1872–1911. México, FCE-Colmex, 1989. 72 Carolina Gómez Mena, “No celebrar el bicentenario, pecado de omisión”, en La Jornada, 31 de agosto de 2010, p. 42. 69

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cometen ellos mismos y los representantes del Episcopado mexicano, para no citar nombres que no ameritan más publicidad A partir de las reformas salinistas de 1992 y hasta la fecha se han llevado a cabo muchos reacomodos en las percepciones, visiones y formas de comprensión de la laicidad como un factor fundamental para la necesaria convivencia de los diferentes credos religiosos en una sociedad cada vez más secularizada y plural. De ahí que la existencia misma de asociaciones religiosas cristianas pero no católicas debería funcionar como un constante recordatorio para las clases gobernantes de los resultados de la laicidad como sistema. Ríos de tinta siguen corriendo para discutir los alcances y limitaciones de que la propia Constitución establezca, con el uso de la palabra misma, la laicidad del Estado mexicano. Obviamente, la representación panista votó en contra.73 Acaso ésa sea la “novedad” política más relevante en cuanto a este tema en los últimos meses, pues al régimen panista de turno no le conviene que ese proceso legislativo avance y se concrete. Actualmente el texto de dicho artículo es el siguiente: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”.74 La aprobación de este cambio constitucional es muy relevante, aunque como dijo Carlos Monsiváis, con su agudeza característica: Efectivamente el carácter laico no está en la Constitución, pero tampoco Dios. Si no está Dios en la Constitución, poco me preocupa que no esté explícitamente el carácter laico del Estado. Acuérdate cuando los constituyentes ponen la palabra Dios. Se levanta Ignacio Ramírez y dice: “Yo no firmo eso”, porque el Estado tiene que ser por fuerza una categoría autónoma, que en sí misma se valide. No estoy citándolo, sino reproduciendo su argumentación en lo esencial. Si nosotros hacemos que el Estado dependa de otra instancia, estamos renunciando a nuestra soberanía. La soberanía consiste en que Dios no aparezca, como sí aparece en la constitución norteamericana, en la moneda, etcétera.75

En la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público se define la laicidad del Estado mexicano: “El Estado mexicano es laico. El mismo ejercerá su autoridad sobre toda manifestación religiosa, individual o colectiva, sólo en lo relativo a la observancia de las leyes, conservación del orden y la moral públicos y la tutela de derechos de terceros”. Esta ley añade que el Estado “no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio a favor de religión alguna”, ni “tampoco a favor o en contra de ninguna Iglesia ni agrupación religiosa”. 76 De ahí que Roberto Blancarte observe: En suma, la actual laicidad mexicana se define por una búsqueda de separación de esferas, netamente marcada en el campo educativo, un “no-intervencionismo”, exclusivamente en el terreno del mercado religioso (no se le puede llamar “neutralidad”, porque el Estado laico defiende valores como la democracia, la pluralidad religiosa, la tolerancia, etc.; por lo tanto no es neutro) y un “jurisdiccionalismo” (herencia del Patronato) sobre los efectos sociales de las manifestaciones religiosas. Esta laicidad en efecto no se inscribe en la Constitución, pero se apoya en una más concreta idea de un “principio histórico de separación” entre el Estado y las Iglesias, lo que remite inmediatamente a una larga tradición de siglo y medio de regímenes liberales o social-radicales.77

Cf. Luciano Franco, “Aprueban diputados reforma constitucional de Estado laico”, en La Crónica, 12 de febrero de 2010, www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=487515; Gabriel León Zaragoza, “Impostergable, incluir en la Constitución la frase Estado laico: grupos religiosos”, en La Jornada, 24 de agosto de 2010, p. 36. Destacan las palabras de Daniel de los Reyes Villarreal, superintendente general de Asambleas de Dios, quien afirmó que “las asociaciones religiosas registradas en el país deben tener presente que pueden o no estar de acuerdo con la ley, pero éstas no las hacemos las iglesias, sino el Poder Legislativo, y será la población la que juzgará si son correctas. Puntualizó que por el bien del país debe reafirmarse el Estado laico y señalarse definitivamente en la Constitución”. 74 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf. 75 B. Barranco, “Carlos Monsiváis y los usos de lo sagrado”, en La Jornada, 23 de marzo de 2010, www.jornada.unam.mx/2010/06/23/index.php?section=opinion&article=019a2pol. 76 Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, Diario Oficial de la Federación, Órgano del Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, miércoles 15 de julio de 1992, pp. 38-44. 77 “El porqué de un Estado laico”, en Libertades Laicas. Red Iberoamericana por las Libertades Laicas, http://centauro.cmq.edu.mx/dav/libela/pdfS/reflexcrit/08011009.pdf. 73

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Raúl González Schmal, por su parte, afirma lo siguiente: “Por ello cuantas más libertades religiosas reconozca, garantice y promueva más laico es el Estado. Laicidad es libertad de todos en el campo de las convicciones asumidas por los ciudadanos. El Estado, en ese campo, no puede competir ni suplantar la voluntad de los ciudadanos”.78 Pero a pesar de la relevancia del asunto, parece que no se ha discutido mucho al interior de las comunidades evangélicas, con todo y que para ellas resulta de particular interés, puesto que las garantías que les debe ofrecer la laicidad estatal son irreversibles en el marco del tan traído y llevado Estado de derecho. Las lecciones de Juárez, en este sentido, si para alguien son irrenunciables, es para los cristianos/as evangélicos de este país, porque su inclaudicable aplicación de los principios de la laicidad le granjeó una enemistad con las fuerzas católicas neo-integristas que sigue hasta la fecha. 2. El lugar histórico, teológico y cultural de nuestras lecturas, perspectivas y acciones Quizá la mayor tentación que siempre han afrontado los evangélicos latinoamericanos, y mexicanos en particular, es la que consiste en ponerse los lentes bíblico-teológicos para analizar la realidad o la historia, renunciando o despojándose de otros recursos o herramientas para tal fin. Con ello, se corre el riesgo de abandonar, más irresponsablemente de lo que estamos dispuestos a reconocer, la incorporación de variables que inevitablemente entran en juego al momento de presentar una visión coherente de la historia del país y de la participación de los creyentes que se ubican en este ámbito religioso. De ahí que en los espacios eclesiales campean, mayoritariamente, las visiones “misioneras” reduccionistas de lo que ha sido o debería ser el papel de los fieles evangélicos en la sociedad. Pero habría que preguntarse, más bien, si existen realmente diferencias entre las lecturas tradicionales (católicas) de la historia mexicana y las protestantes o evangélicas, qué sentimos los protestantes al leer la historia de México, o más aún, ¿con qué episodios y personajes nos identificamos más y por qué? Blancarte ha señalado muy bien que, antes de las reformas liberales que hicieron realidad la laicidad en México, las situaciones básicas de la vida no podían realizarse adecuadamente si las personas no profesaban la religión mayoritaria: A partir de ese momento, se podía ser mexicano (gracias al Registro Civil) sin tener que ser católico o de cualquier otra religión. Y se podía contraer matrimonio y ser sepultado (es decir atravesar por los ritos principales en la vida y muerte de un ser humano), simplemente por el hecho de ser ciudadano del país, sin tener que estar adscrito a una Iglesia y sin que el elemento religioso fuese el decisivo para el ejercicio de sus derechos. En suma, la separación permitió el inicio de la formación de un Estado laico, es decir cuyas instituciones ya no dependieran de la legitimidad religiosa.79

De este modo se fue perfilando el lugar histórico, teológico y cultural de las comunidades evangélicas. Luego de muchas décadas, se ha dejado de ver a los evangélicos como “ciudadanos exóticos” o como portadores de creencias ajenas o incluso contrarias a la identidad mexicana. En ese sentido, la lectura de movimientos como la Independencia y la Revolución se realiza desde un punto de vista marcado o sesgado por dicho lugar, entendido como un conjunto de criterios ideológicos que le dan forma a nuestra comprensión del pasado con nuestros “lentes” protestantes o evangélicos que se han definido y redefinido con el paso del tiempo según ha evolucionado la presencia de esta fe heterodoxa en el país. Así, un dilema sería la evaluación de la Independencia como un proceso que fue “secuestrado” por los criollos de la época para imponer una visión de país en la que lo religioso desempeñaba un papel central. En la clásica obra de Luis Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia, se incluye una breve sección (“La desfiguración del cristianismo”), que refiere la manera en que el catolicismo fue asimilando la eventual ortodoxia, en clave dogmática, de la lucha de independencia, pues se pasó de un rechazo total a la oposición al orden constituido, a la aceptación progresiva de los cambios que se imponían por la fuerza de las armas. El clero J. González Schmal, “La configuración constitucional del Estado laico en México”, en Memoria del Congreso internacional de culturas y sistemas jurídicos comparados. México, UNAM, 2004, p. 568, www.bibliojuridica.org/libros/4/1510/21.pdf. 79 R. Blancarte, op. cit. 78

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criollo interpretó la figura de Agustín de Iturbide como un “nuevo Moisés”, algo que además de poco difundido, resultaría inaceptable para la mayoría de las comunidades protestantes o evangélicas del país: Los soldados que juran el Plan de Iguala se consideran campeones de la fe, imitando a los que apoyaron en España el absolutismo de Fernando VII. Los sacerdotes inflaman el entusiasmo con sus sermones: “¡Iguala! ¡Iguala! ―exclamaba uno de ellos― ¡En tu seno se sembró la semilla de la independencia para defender nuestra santa religión!”; por su parte, los cabildos escriben representaciones proclamando a Iturbide “nuevo Moisés destinado por Dios para libertar a su pueblo de la tiranía del Faraón”, y hasta en los conventos de monjas los soldados reciben escapularios, medallas y socorros para continuar la “cruzada”. 80

Desde este punto de vista, la formación teológica de Hidalgo fue uno de los puntos de quiebre que ayuda a explicar las razones de su levantamiento. Estudiarlas permitiría encontrar claves de comprensión que irían más allá del mero memorialismo épico. Ante situaciones como ésta, pueden plantearse varias preguntas para la perspectiva evangélica actual como: ¿a quién identificamos como Moisés: Hidalgo, Iturbide, Juárez...? ¿Puede hablarse de “hitos cristianos” en la historia de México? ¿Su relevancia va más allá de su capacidad para levantar la autoestima de las comunidades? Por eso, al trabajar las eventuales diferencias y semejanzas entre conceptos y prácticas tales como historia patria, historia sagrada e historia de la salvación se presentan dificultades interpretativas que no necesariamente han manejado todos los historiadores del periodo en cuestión, porque la teología enredada con el proceso independentista apunta, como se ve, en varias direcciones. Surgen de este modo otro tipo de preguntas como éstas: ¿las iglesias siempre se han opuesto a los movimientos insurgentes? ¿Eso ha obedecido a su peculiar lectura teológica (doctrinal) de las coyunturas? ¿Es una influencia teológica o prevalece la ideología predominante? Observaciones finales Al provenir de trasfondos tan diversos, ¿cómo explicar, entonces, la posibilidad de que algunas comunidades evangélicas se unan a determinadas posturas panistas, católicas, conservadoras como estrategia política en coyunturas concretas? Es conocido el caso de la alianza de la agrupación política presidida por Hugo Éric Flores con el panismo, tal vez como el máximo ejemplo del aliancismo contra natura.81 Tal vez esto no sea lo más importante en un momento dado, como sí lo es lo que está sucediendo en algunas entidades del país, 18 para ser exactos, en donde se han aprobado cambios constitucionales que buscan criminalizar las decisiones de las mujeres en relación con el aborto.82 Ante esta situación, las iglesias han reaccionado con un apoyo a trasmano que no se clarifica muy bien, pero que en el fondo da la razón a los grupos más conservadores, ligados, otra vez a la ideología del partido en el poder o, incluso, como parte de cuotas de apoyo político por parte del PRI, que busca ganar las elecciones de 2012. Este partido “se acordó” de que debe captar el voto de los núcleos más tradicionales de la población. Lo que sí debemos lamentar es la ausencia de un discurso analítico si no uniforme, sí mínimamente consensado entre los diferentes grupos evangélicos. Lejos están aquellos tiempos en los que, paralelamente a los movimientos de unificación en el resto de América Latina, se buscó en México presentar una voz más o menos

L. Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia. [1953] México, Secretaría de Educación Pública, 1986 (Cien de México), p. 197. 81 Cf. Claudia Herrera Beltrán, “En breve, pacto de Calderón con evangélicos críticos de Fox”, en La Jornada, 11 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/11/017n1pol; y la resolución del Instituto Federal Electoral sobre la alianza electoral entre la agrupación Encuentro Social, dirigida por Flores, y el Partido Acción Nacional: www.ordenjuridico.gob.mx/Federal/OA/IFE/Resoluciones/2006/11042006(1).pdf. En febrero de 2008 suscribió otro convenio con el PRI. (“Encuentro Social fue sancionada por el Instituto Federal Electoral (IFE) el 11 de abril de 2006, tras la falta de comprobación de más de 60 mil pesos por la postergación de un libro relacionado con la matanza de Acteal, Chiapas, ya que Flores Cervantes forma parte del equipo de abogados que defendió a los presuntos responsables”, José Gerardo Mejía, “Implicado en fraude forestal se enfila hacia una diputación”, en El Universsal, 18 de marzo de 2009, www.eluniversal.com.mx/nacion/166492.html.) A la fecha, Flores es suplente de la senadora panista María Teresa Ortuño. 82 Cristina Renaud y Rogelio Hernández, “Ignorancia en los políticos obstaculiza al Estado laico”, en Milenio, 8 de febrero de 2010, http://impreso.milenio.com/node/8716277. 80

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unificada ante las diversas coyunturas.83 Eso lo acaba de hacer, una vez más, el Episcopado mexicano con la carta pastoral Conmemorar nuestra historia desde la fe para comprometernos hoy con nuestra patria, la cual partiendo de una visión de la historia del país, intenta responder a las circunstancias actuales, pero sin romper con la mentalidad tradicional acerca de su identidad religiosa.84 A menos que aquí mismo redactemos un documento y que se difunda ampliamente, corriendo el riesgo de su falta de representatividad, es preciso que en las comunidades se profundice en las implicaciones de los movimientos sociales que han dado un rostro determinado al país y que ayudan a explicar los avatares por los que ahora atravesamos como parte del mismo, en nuestra calidad de ciudadanos y creyentes evangélicos.

Cf. El cristianismo evangélico en México. Su tradición histórica, su actuación práctica, sus postulados sociales. México: Concilio Nacional de Iglesias Evangélicas, 1934; y Manifiesto del pueblo evangélico a la Nación Mexicana, en Tiempo, vol. VI, núm. 138, 22 de diciembre de 1944. 84 El texto completo se encuentra en http://es.catholic.net/catholic_db/archivosWord_db/carta_pastoral_bicentenario.pdf. Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Laicidad, iglesias y bicentenario en México”, en ALC Noticias, 9 de septiembre de 2010, www.alcnoticias.net/interior.php?lang=687&codigo=17855. 83

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100 AÑOS DE REVOLUCIÓN EN MÉXICO: HERENCIAS Y ESPERANZAS FALLIDAS (2010) I

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l recuerdo y la celebración del centenario del inicio de la Revolución en México, más allá de representar la ocasión para los obligatorios cortes transversales y evaluaciones históricas es, para muchos, la oportunidad de hacer un ajuste de cuentas con lo que representa la fecha como tal y, sobre todo, con el régimen que se presentó, durante casi 70 años, como su heredero. Las enormes esperanzas que vehiculó el movimiento revolucionario se cumplieron sólo parcialmente, y la manera en que la llamada “familia revolucionaria” se adueñó del control del país, adquirió en varias ocasiones tintes dictatoriales. Las transformaciones sociales fruto de la Revolución, especialmente en las áreas laboral, educativa y campesina, se fueron deformando progresivamente y degeneraron en la entrega de espacios a ciertas dirigencias caudillescas que perduran hasta la actualidad. Por ello, el sabor que tiene este centésimo aniversario no puede ser sino extremadamente agridulce, pues al hecho de que la celebración la encabece un gobierno que no simpatía ideológicamente con el suceso histórico se agrega la firme sensación de que la Revolución fracasó profundamente al institucionalizarse en un régimen autoritario y corporativo. Algunas de las perspectivas con que antes se revisó el acontecimiento (una “Revolución interrumpida”, por ejemplo) han dejado su lugar a un análisis dominado por el escepticismo y por la aceptación general de una pésima conducción política contaminada por la corrupción predominante en el partido gobernante que surgió para las elecciones de 1929 (en las que fue pre-candidato el obregonista presbiteriano Aarón Sáenz), fecha que se identifica como el parte-aguas en el que “los hijos de la Revolución”, militares y civiles, se asumieron como sus representantes genuinos y definieron el rumbo del país. Desde el sexenio anterior, en que Vicente Fox utilizó la figura de Francisco I. Madero para simbolizar su ruptura con el sistema priísta (más encariñado con la de Plutarco Elías Calles), se notó la manera en que la clase política ha modificado su comprensión de la historia del país. El énfasis maderista en la no-reelección y su ubicación oficial como “mártir de la democracia” no se ha visto correspondido con una auténtica voluntad de hacer visible el tan pregonado cambio. Las diferencias ideológicas y de comprensión histórica no pueden disminuir, aunque lo desee fervientemente este gobierno, la importancia de la Revolución como verdadera explosión del llamado “México profundo”, precisamente el que ahora está siendo despreciado, mal atendido y violentado. Y es que el ímpetu original de la primera revolución del siglo XX, al convertirse en gobierno de partido único y en monumento histórico, podría decirse que progresivamente fue sufriendo una “descomposición cultural” que con el paso del tiempo la desdibujó demasiado como punto de partida social. Finalmente, la participación de núcleos protestantes en los primeros años del movimiento obedeció a que su cultura política de raíz liberal, colocó a buena parte de las comunidades en la oposición, lo que se reflejaría más tarde en el espíritu participativo propio de las iglesias “históricas”. Éstas, en medio de una práctica asociativa que les hizo experimentar formas democráticas que contradecían al sistema, contribuyeron con sus acciones cívicas, teñidas de un “juarismo” casi idolátrico, al proceso que desembocaría en 1910 con el estallido en diversas regiones. Incluso, hubo grupos vinculados al magonismo (dirigido por los hermanos Flores Magón), una corriente de inspiración anarquista. Los nombres del presbiteriano Hesiquio Forcada y del metodista José Rumbia Guzmán, auténticos agitadores sociales, sonaron muy fuerte en esta línea organizativa, pues ambos no dudaron en combinar sus labores pastorales con la lucha política. Además, el protestantismo no tuvo problemas para relacionarse con los grupos de masones anti-porfiristas (sus aliados naturales) y con comunidades espiritistas que se luchaban contra la dictadura. No debe olvidarse que el propio Madero fue un creyente informado de esta última vertiente religiosa, pues como bien ha contado el novelista Ignacio Solares y muchos historiadores, siempre sintió que fue dirigido por un espíritu tutelar. En el norte del país, el nombre de Pascual Orozco, general evangélico, estuvo asociado al movimiento maderista.

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Por el lado del zapatismo, el profesor Otilio Montaño colaboró intensamente en la redacción del Plan de Ayala. Y qué decir de personajes como Andrés Osuna y Moisés Sáenz (hermano de Aarón), importantes educadores cuya contribución a una de las vertientes más visibles de la Revolución fue valiosísima, conscientes como estaban de la necesidad de cambio que les producía su fe y la exigente coyuntura en un país que salía de la convulsión. Pocos evangélicos de hoy saben que Sáenz fue el creador de la educación secundaria y un notable defensor de la identidad indígena, prueba de lo cual es su clásico libro México íntegro (1939). Con la institucionalización del proceso revolucionario, las cosas cambiarían, pues las iglesias renunciaron en bloque a sus proyectos educativo, médico y asistencial (que tanto ayudaron a las clases subalternas) para cederlos a los gobiernos emanados de la Revolución triunfante. Hoy, los limitados recursos que invierten las comunidades evangélicas en esas áreas, especialmente la educativa, están dirigidos a clases económicas altas, en flagrante contradicción con el pasado. Éste es apenas un primer abordaje a lo que todavía puede representar hoy la lucha que comenzó hace exactamente 100 años. II El escaso interés del régimen calderonista por conmemorar de manera más seria y profunda el centenario de la revolución ha tenido un eco parecido entre la población, pues parecería que únicamente le interesa el tema a los especialistas. Entre ellos, destacan las opiniones de Lorenzo Meyer y Álvaro Matute, expertos en el periodo y críticos severos de los superficiales actos oficiales. El primero, autor de La segunda muerte de la revolución mexicana (2008), en donde analiza el derrumbe de la mitología que intentó construir un país basado en la promesa de justicia social y el desarrollo industrial administrado por el Estado, no dudó en advertir que los últimos gobiernos no han sabido qué hacer con la devaluada herencia revolucionaria que ahora se encuentra a años-luz de las realidades impuestas por los cambios socio-políticos y económicos gracias a que quienes representaron en su momento el ideario de la Revolución se apartaron del mismo al pensar solamente en sus intereses particulares. Matute (autor de La Revolución mexicana: actores, escenarios y acciones), por su parte, en una entrevista señaló el momento en que los gobiernos emanados de la Revolución siguieron otro camino: …la Revolución —por decirlo con un término cinematográfico— vivió un fade out de 1940 a 1946 con el general Manuel Ávila Camacho, y al emerger el primer gobernante civil, Miguel Alemán —que tenía siete años cuando estalló el movimiento— el país cambió. Creo que la Revolución se detuvo ahí. Ciertamente se creó una ideología de la Revolución mexicana que la siguió proyectando cuando ya su arsenal se había agotado, sin embargo se habló de ella como si fuera permanente, cuando los hechos históricos que ocurrieron entre 1910, 1917 o 1920, y la acción de los gobiernos ligada a la Revolución tuvo una acotación histórica.

Agrega: “Los hechos históricos tienen su durabilidad. Sin embargo, en el caso mexicano, la ideología se prolongó hasta muy cerca del fin del siglo XX, cuando la Revolución había cumplido su tarea. Y vino otro México a reclamar otro tipo de acciones” (Laberinto, supl. de Milenio, 20 de noviembre, http://impreso.milenio.com/node/8868145). Y es que tal vez los alcances del movimiento, tan esquematizados en el discurso oficial posrevolucionario no recogieron suficientemente muchos impulsos que se quedaron a medias, con todo y que algunos artículos de la Constitución de 1917 asentaron algunas de las llamadas “conquistas históricas” de los obreros y campesinos, por ejemplo. La dinámica histórica, como sugiere Matute, llevó a los presidentes priístas a modificar progresivamente el rumbo del país para adaptarlo a las exigencias de las clases emergentes y a tomar medidas para la modernización del país, algo que no se entendió con claridad al final de la lucha revolucionaria.

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En el aspecto religioso esto fue muy notorio cuando se consideró, en el sexenio salinista (1988-1994) que la simulación no era el mejor estatus para las relaciones entre el Estado y las iglesias (por primera vez se usó el plural). Los cambios a los artículos específicos (en particular el 130) abrieron la puerta para que, con mayor o menor triunfalismo por parte de las iglesias que por primera vez atisbaron la posibilidad de hacerse más visibles, el régimen se viera desafiado a practicar la laicidad establecida en la Constitución, pero ante nuevas formas de protagonismo por parte de las cúpulas. El catolicismo, que no vaciló en enfrentar al Estado en los años 20 del siglo pasado, asumió una postura retadora ante lo que consideró como una claudicación de los regímenes revolucionarios o una especie de reconocimiento de su peso social específico. Las iglesias evangélicas, a su vez, desconociendo su historia basada en la resistencia al maridaje entre el priísmo y catolicismo intentaron salir del “letargo social” en el que se encontraban para toparse de frente con la nueva realidad de gobiernos que han tenido que improvisar en sus políticas pues tampoco imaginaron las dimensiones que ha alcanzado la pluralidad en este campo. Parecería que la propia “herencia evangélica”, tan cacareada en otras épocas y tan ligada a una mentalidad ansiosa de experimentar el martirologio, quedó desprovista de asideros ideológicos que, como el liberalismo del siglo XIX, le sirvió a las comunidades como plataforma de acción social. Por eso el hecho de que hoy se vean a muchas de estas comunidades al lado de los grupos católicos más reaccionarios no deja de ser una enorme contradicción, impensable en otras épocas.

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PROTESTANTISMO Y LAICIDAD EN MÉXICO: HERENCIA, MENTALIDAD, POLÍTICA (2010) Para Silfrido Gordillo, por todos estos años de amistad y acompañamiento Antes de 1857, los conservadores pugnan por la intolerancia porque, alegan, así se salvan la unidad familiar y, de igual importancia, la salud mental de los mexicanos, que enloquecerían de disponer de alternativas. 85 CARLOS MONSIVÁIS

1. Laicidad e iglesias evangélicas en proceso l propósito de cada elemento del título de esta ponencia es articularlo críticamente en el conjunto: la laicidad del Estado mexicano que se gestó durante la segunda mitad del siglo XIX abrió las puertas para que la pluralidad religiosa se convirtiera progresivamente en una realidad durante el siguiente siglo en el que no solamente las llamadas “iglesias protestantes históricas” encontrasen un lugar en la sociedad mexicana sino también otras alternativas de cristianismo, distintas al catolicismo predominante y a estas mismas iglesias. Si aceptamos que la lucha por la diversidad religiosa, en un primer momento, atravesó por la necesaria diferenciación entre las opciones de un cristianismo hegemónico y otros contra-hegemónicos (gracias al interés de los gobiernos liberales decimonónicos por encontrar una alternativa al catolicismo y ver en las misiones protestantes una competencia religiosa viable y con las que llevaron a cabo una alianza estratégica) y que, más tarde, la dinámica social se ha encargado de diversificar el espectro religioso mediante la incorporación de otras confesiones, percibiremos que la particularidad determinada por la afirmación de la importancia de la integración de un frente común denominado “protestantismo” fue resultado de un largo proceso de auto-comprensión y diálogo entre los componentes alineados bajo este membrete y que el grado de aceptación de la laicidad por parte de los mismos tampoco ha sido constante ni uniforme.

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A sabiendas de que el calificativo de “históricos” tendría su equivalente en la idea de mainstream Protestantism (“protestantismo dominante”, o ligado “orgánicamente” a la herencia de las reformas del siglo XVI), más propio del denominacionalismo anglosajón, y de que las características que éste adquirió en nuestro país son peculiares y muy diferentes a aquél, en el sentido de que la distancia sociológica que las diversas comunidades asumieron en relación con la iglesia católica y con el “mundo” (según la teoría clásica del comportamiento sectario, una palabra que sigue doliendo profundamente en el imaginario protestante) ha sido enormemente compleja, lo que propició que su relación con realidades como la laicidad o el ecumenismo haya sido extremadamente variada y hasta contradictoria. Los énfasis evangélicos (relacionados con la práctica evangelical, de fuerte raíz estadunidense), profundamente anti-católicos, veían en la laicidad del Estado sobre todo un arma en contra de las recurrentes olas de neo-integrismo que azotan a las jerarquías episcopales y a los grupos más radicales e intolerantes. De ahí que los mítines juaristas del 21 de marzo casi nunca fueron vistos como actos políticos como tales, aun cuando funcionaron durante décadas para reforzar el santoral laico impuesto por la victoria liberal del siglo XIX. Las vertientes pentecostales y carismáticas (con sus demás derivaciones), a su vez, asumieron el “compromiso protestante” con la laicidad de otra manera, acaso reproduciendo el fenómeno de integración social de muchas “iglesias libres”, contrarias a las negociaciones de sus antecesoras pero beneficiarias también de sus luchas y experiencias. El cambio en las dirigencias representativas y la visibilidad de lo que en otras épocas se calificó como “jerarquías amorfas” (J.-P. Bastian) colocó a estos grupos, impensadamente, a la vanguardia de los grupos cristianos no católicos e instaló en muchos de ellos un cierto sentido de superioridad debido a su mayor presencia estadística dentro del abanico señalado genéricamente como “evangélico”. En este punto específico, llama la atención el hecho de que los cuadros dirigentes más visibles (al menos ante los medios periodísticos) que emergieron en la época de los cambios constitucionales sobre el tema religioso pertenecían a estas corrientes y que también fueran parte de éstas algunos (al menos transitoriamente) otros liderazgos que intentaron formar C. Monsiváis, “Notas sobre el destino (a fin de cuentas venturoso) del laicismo en México”, en Fractal, núm. 26, julioseptiembre de 2002, http://mxfractal.org/F26monsivais.html. Recogido en Benjamín Mayer Foulkes, coord., Ateologías, México, Fractal-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2006. 85

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agrupaciones políticas que no necesariamente se consolidaron, entre otras cosas, porque los bloques evangélicos denominacionales no los siguieron en sus aventuras, tal vez por el pasado asociativo (de tendencias más democráticas) y anti-corporativo de la tradición protestante decimonónica y de principios del siglo XX. La laicidad, en ese contexto (en los sexenios salinista y zedillista, sobre todo), se volvió un pretexto para tratar de imponer la fuerza de la presencia numérica sobre las convicciones acumuladas, liberales especialmente, aunque cada vez con menos peso específico. 2. La evolución del laicismo en la conciencia evangélica Se distingue aquí “laicismo” de “laicidad” denotando con este primer vocablo la presencia de una actitud básica de rechazo a la imposición de criterios religiosos dominados por la iglesia mayoritaria al conjunto de la sociedad. Laicidad, entonces, sería el concepto formal y legal de la supresión de los privilegios de antaño que ejerció el catolicismo en México desde la Colonia. En otras palabras, que el Estado tiene que ser, forzosamente, aconfesional, aunque no anti-religioso. Este matiz resulta especialmente necesario si se recuerda que el Episcopado mexicano, en su reciente Carta Pastoral sobre el bicentenario de la Independencia, insiste en exigir la existencia una laicidad más benevolente (“positiva”) hacia la presencia de un catolicismo siempre renuente a que el Estado ejerza la tutela de los grupos religiosos en su conjunto.86 Referirse, por ello, a una evolución del laicismo en la conciencia de los conglomerados evangélicos implica aceptar que los diversos niveles de adoctrinamiento, enseñanza, asimilación y práctica de una cultura laica contribuyeron progresivamente a la construcción de una mentalidad anti-clerical que identificó durante mucho tiempo al catolicismo con el poder político. Nuestro recordado Carlos Monsiváis (él mismo ubicado en el ámbito “histórico” del protestantismo) se refirió en varias ocasiones a la actitud protestante convencional impregnada de fuertes dosis de martirologio y una cada vez más escasa relación con las reivindicaciones históricas de estas comunidades. Con su característica agudeza de cronista minucioso demuestra, por ejemplo, cómo tuvo que abrirse paso la tolerancia hasta volverse ley (desde 1826, con Fernández de Lizardi, hasta 1860), en medio de las coyunturas políticas del México ya independiente, pero reacio en un principio a reconocer la diversidad religiosa. Las palabras que cita del diputado Filomeno Mata son contundentes ante las resistencias conservadoras a establecer la libertad de cultos en el Congreso Constituyente de 1857: “Si todo el pueblo es católico nada hay que temer; si no lo es, ¿para qué apoyarse en la mentira”.87 Finalmente, luego del impulso de las Leyes de Reforma, el 4 de diciembre de 1860 se promulgó la ley correspondiente, cuyo primer artículo es paradigmático: “Las leyes protegen el ejercicio del culto católico y de los demás que se establezcan en el país, como la expresión y efecto de la libertad religiosa, que siendo un derecho natural del hombre, no tiene ni puede tener más límites que las exigencias de terceros y las exigencias del orden público. En todo lo demás, la independencia entre el Estado, por un parte, y las creencias y prácticas religiosas, por la otra, es y será perfecta e inviolable”.88 Monsiváis asocia la flamante promulgación de esta ley con la celebración del primer culto protestante en Matamoros, Tamaulipas, y con la casi inmediata petición de los residentes alemanes en la capital para construir un templo. La conciencia protestante, por lo tanto, no podía ser sino liberal, incluso en contra de sus propias (y recurrentes) inclinaciones hacia el fundamentalismo. El autor de Los mil y un velorios observa el impacto de esta ley en la mentalidad protestante y su relación con otras inclinaciones psicológicas de ésta: Al protestantismo mexicano lo nacionaliza, si el verbo tiene algún sentido en materia religiosa, el número de víctimas o, desde otra perspectiva, de mártires. La historia de las persecuciones es atroz. Y es impresionante el número de templos quemados o lapidados, así como el número de comunidades hostigadas en grados que influyen con frecuencia el linchamiento, el número de pastores y feligreses asesinados o abandonados muy mal heridos. Esto ante la

Cf. Conmemorar nuestra historia desde la fe para comprometernos hoy con nuestra patria. México, CEM, 2010, pp. 19-20. C. Monsiváis, “Tolerancia y persecución religiosa”, en C. Monsiváis y C. Martínez García, protestantismo, diversidad y tolerancia. México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2002, p. 21. Originalmente apareció en Sobre la libertad de cultos. México, CUPSA, 1991. 88 Cit. por C. Monsiváis, “Tolerancia y persecución religiosa”, p. 22. 86 87

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indiferencia de la sociedad y del Estado, y la escasa o nula capacidad de respuesta de los agredidos, que las más de las veces sólo tienen a mano la concentración del 21 de marzo en el Hemiciclo a Juárez. 89

A base de persecuciones y un rechazo generalizado que se ha ido modificando con el tiempo, el protestantismo se estableció con un perfil liberal indiscutible que hoy en día ya no es tan reconocible. En sus últimos ensayos reconstructivos del pasado liberal del siglo XIX y la forma en que éste penetró las estructuras sociales, políticas y culturales del siglo siguiente, de manera recurrente destacó lo que denominó las “herencias ocultas” de dicha corriente de pensamiento y señaló la imposibilidad de seguir calificando como “enemigos” a quienes apenas llegan a “malquerientes” del Estado laico.90 Deyssy Jael de la Luz García ha mostrado cómo hasta antes de la organización del Comité Nacional Evangélico de Defensa las reacciones protestante ante los embates católicos contra la laicidad (estrictamente) eran extremadamente débiles y aisladas.91 Las concentraciones citadas por Monsiváis fueron evolucionando hacia un priísmo a ultranza, sobre todo en ciertas regiones del sureste, que aún no se curan de ese “contagio”. Lo que se percibe hoy, con oscilaciones entre la legitimación de un régimen que amenaza con regresar y el radicalismo político que no vacila en realizar alianzas con sectores del panismo, enemigo histórico del protestantismo, es una práctica social que no encuentra cómo armonizar su pasado liberal con las nuevas exigencias del momento. Con todo, la laicidad es un proceso irreversible que es necesario interpretar y aplicar ante las coyunturas de un siglo que avanza velozmente hacia el reconocimiento de la diversidad en todos los ámbitos.

Ibid., p. 23. Cf. C. Monsiváis, Las herencias ocultas de la reforma liberal del siglo XIX. [2000] México, Debate, 2006; El Estado laico y sus malquerientes. México, UNAM-Debate, 2009; y L. Cervantes-Ortiz, “Carlos Monsiváis, promotor de la laicidad”, en Protestante Digital, núms. 339-341, 3, 10 y 17 de julio de 2010. 91 Cf. D.J. de la Luz García, “Entre el escenario público y privado: la participación cívico-política de los evangélicos mexicanos, 1944-1951.”, en Libertades Laicas. Red Iberoamericana por las Libertades Laicas, http://centauro.cmq.edu.mx/dav/libela/altredoc/D17/D17,t3,1deyssy.pdf. 89 90

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PROTESTANTISMO Y GUADALUPANISMO EN MÉXICO (2010)

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iertamente resulta difícil para el protestantismo mexicano afrontar la tarea de revalorar el culto guadalupano. Primero, porque tradicionalmente se ha dicho que el guadalupanismo forma parte de la identidad nacional, algo que, por ejemplo, subraya el teólogo chicano Virgilio Elizondo al referirse a los católicos que se hacen protestantes en Estados Unidos: “No quiero decir que todo hispano debe seguir siendo católico a fin de ser hispano, pero lo que digo es que cuando un hispano deja de ser católico (de participar en las expresiones religiosas de nuestro pueblo), él o ella dejan de ser hispanos”.92 Recientemente, el Episcopado mexicano, en su carta pastoral sobre el Bicentenario, ha insistido, una vez más, en este hecho acecido en 1531. (“Es un acontecimiento fundante de nuestra identidad nacional”, afirma.93) En segundo lugar, porque la fe protestante en América Latina, tan combatida por el catolicismo en otras épocas, ha criticado radicalmente el uso misionero hispánico de una deidad prehispánica (Tonantzin, “nuestra venerada madre”) a la que se sobrepuso la imagen de una advocación española de la Virgen María, con el propósito sincrético de imponer la doctrina “romanista”. Y tercero, porque, aparentemente, los asideros bíblicos, teológicos e históricos del guadalupanismo siempre han implicado una relectura sumamente sesgada de Apocalipsis 12 a fin de justificar forzadamente el mito de las apariciones y relacionar este culto con una visión pretendidamente centrada en la figura de la madre de Jesús. Otro asunto, colateral, pero no menos importante en este tema, es la manera en que el “protestantismo histórico” ha percibido las expresiones populares del guadalupanismo, mediante una crítica radical a sus componentes más visibles y cuestionables como la laceración corporal de los peregrinos y otros excesos. Estudiosos tan serios como Robert Ricard no han vacilado en señalar que el culto guadalupano es una invención “nacida, madurada y establecida bajo la active influencia del episcopado, en medio de la indiferencia dominica y agustina, y a pesar de la ansiedad hostil de los franciscanos”.94 Si a esto se agrega el último componente que representa la beatificación del indígena Juan Diego, principal “testigo” de las apariciones, a pesar de las enormes dudas acerca de su existencia histórica (además de que su imagen corresponde más a la de un típico español de la época), incluso en ambientes católicos, situación que fue precedida por el escándalo que ocasionaron las opiniones del abad Guillermo Schulemburg sobre el evento guadalupano,95 reforzadas por las apreciaciones de algunos historiadores de la misma fe, se verá que, desde tiempos muy antiguos se debatió el y origen y sentido del guadalupanismo. Un ejemplo notable de esto último es el sermón pronunciado por Fray Servando Teresa de Mier el 12 de diciembre de 1794, en el que puso en tela de juicio la doctrina histórico-política cimentada en las apariciones (visto también como la búsqueda de una justificación teológica para la independencia de América). De este modo resume Alejandro Rosas el contenido y la importancia de dicho documento y las reacciones que provocó (entre ellas el exilio del predicador, precursor del movimiento de Independencia):

V. Elizondo, prólogo a Justo L. González, Mañana: Christian theology from a hispanic perspective. Nashville, Abingdon, 1990, p. 17. Cf. Rubén Rosario Rodríguez, “Beyond word and sacrament: A reformed protestant engagement of guadalupan devotion”, en Maxwell E. Johnson, ed., American Magnificat. Protestants on Mary of Guadalupe. Collegeville, Liturgical Press, 2010, pp. 77-105; y D. Brading, La Virgen de Guadalupe. Imagen y tradición. México, Taurus, 2002. En la portada del libro editado por Johnson aparece el mural de Flavio Pellegrino, Bajo el arco iris: Guadalupe abraza a Lutero y a Frederick Douglass, instalado en la Iglesia Luterana La Trinidad, de Manhattan: http://www.trinitylutherannyc.org/oldsite. 93 Cf. Conmemorar nuestra historia desde la fe para comprometernos hoy con nuestra patria. México, Conferencia del Episcopado Mexicano, 2010, p. 14. La cita completa dice como sigue: “Esta nueva fraternidad propició un crecimiento en humanidad, de manera que este germen, sembrado por Santa María de Guadalupe en el alma del pueblo creyente, se ha ido desarrollando poco a poco, haciéndose presente especialmente en los momentos más significativos y dramáticos de nuestra historia”. 94 R. Ricard, La conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572 [1966] México, FCE, 1986. 95 Cf. la entrevista de J. Sicilia y R. Newman con G. Schulemburg en la revista católica Ixtus, núm. 15, diciembre de 1995. 92

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En su sermón guadalupano correspondiente a ese año expuso sus consideraciones acerca de la aparición de la Virgen –que no eran otras que las sostenidas por el nacionalismo criollo de la segunda mitad del siglo XVIII. En ellas no negaba el milagro guadalupano, pero lo situaba siglos antes de 1531, en las primeras décadas de la era cristiana. Su premisa inicial sostenía que la “imagen de Nuestra Señora de Guadalupe” no estaba pintada en la tilma o ayate de Juan Diego, sino en la capa de Santo Tomás apóstol quien, llevando la palabra de Dios hasta los confines del mundo, había llegado al continente americano. Hacia el año 44 de nuestra era los indios veneraban la imagen en el cerro de Tenayuca, en donde Santo Tomás la había depositado, pero varios infieles habían renegado de la fe cristiana y habían atentado contra la imagen guadalupana. Para protegerla, el apóstol la escondió y diez años después de la conquista, la Virgen se apareció frente a Juan Diego, le mostró la capa de Santo Tomás y le ordenó que la llevara ante fray Juan de Zumárraga. El resto de la historia era de todos conocida. La jerarquía eclesiástica estimó absurda esta interpretación —por decir lo menos—, propia de un enemigo de la religión y de la virgen, razones de más para desterrarlo de la Nueva España; sin embargo, su trasfondo era claramente político: si la conquista y dominación española se habían justificado en nombre de la evangelización, al aceptarse la exégesis de fray Servando de que tiempo antes de la llegada de los conquistadores los indios ya conocían el cristianismo, la Conquista quedaba sin legitimación moral, legal y espiritual.96

Como se ve, esta tradición religiosa popular presenta no sólo “fallas de origen” sino también enormes debilidades históricas y teológicas, a pesar de que no han faltado teólogos empeñados en demostrar lo contrario, como Richard Rebel.97 Quizá el extremo de esta interpretación sea la equiparación del Nican Mopohua (códice en náhuatl de las apariciones)98 con los textos canónicos cristianos. El mismo Rosas, responsable de Promoción y Divulgación de la Coordinación Nacional para las Conmemoraciones del 2010, escribe así en una página gubernamental (oficialmente laica): “El milagro guadalupano no se encontraba en el ayate donde, según cuenta la tradición, la madre de Dios plasmó su imagen en 1531, sino en el sentido histórico, en el símbolo en que se convirtió con el paso de los siglos. Desde aquel año, la historia de la virgen de Guadalupe giró básicamente alrededor de su festividad, de sus milagros y de sus distintas procesiones. Pero más allá de la parafernalia religiosa, la supuesta aparición arraigó en la fe popular y más tarde se vinculó con el concepto de patria, de terruño. Si la madre de Dios había decidido aparecerse a un indio en tierras novohispanas, no había lugar a duda, los mexicanos eran un pueblo elegido” (www.inehrm.gob.mx).99 Este tipo de redefiniciones religiosas de la historia de México, más propias del oficialismo católico, chocan aparatosamente con estudios serios del capítulo citado del libro de Apocalipsis, en donde, en efecto, se menciona una visión del autor del libro en la cual una mujer “vestida de sol y coronada de estrellas” y con los pies colocados sobre la Luna, acechada por un dragón, da a luz a un niño y ambos son perseguidos por ese animal mitológico, símbolo del mal, pero sin lograr destruirlos gracias al cuidado de Dios. Tal vez sea el historiador británico David Brading, no obstante su filiación católica, quien mejor ha abordado las implicaciones del guadalupanismo en la cultura mexicana. En su monumental estudio La Virgen de Guadalupe. Imagen y tradición (Taurus, 2002), sin dejar de mostrar las ambigüedades que este culto ha tenido desde su surgimiento, discute si efectivamente es un componente de la identidad mexicana. En el capítulo correspondiente Alejandro Rosas, “Símbolo de unión: la Guadalupana”, en Expedientes digitales del INEHRM, www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=virgen-guadalupe-articulo. Cf. Jacques Lafaye, Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional en México. Pról. de O. Paz. México, FCE; 1983. 97 R. Nebel, Santa María Tonantzin, Virgen de Guadalupe. Continuidad y transformación religiosa de México. México, FCE, 1995. 98 El Nican Mopohua está contenido en un libro más amplio, el Huey tlamahuiçoltica o El Gran Suceso. El título de esta obra de Antonio Valeriano (1522-1605) es Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa Maria Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácac (en náhuatl, “Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyacac”). El relato original consta de 36 páginas y fue publicado en 1649 en el marco de un resurgimiento del culto guadalupano que se hallaba en franco retroceso desde principios del siglo XVII. Cf. Miguel León-Portilla, Tonantzin Guadalupe. Pensamiento cristiano y mensaje cristiano en el Nican Mopohua. México, El Colegio de México-FCE, 2000. 99 Idem. 96

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al apocalipticismo de la imagen misma, Brading expone que los fundamentos teológicos del guadalupanismo proceden, más que de una lectura de Apocalipsis 12, de una interpretación sesgada a favor de la identificación de la Virgen María con la Guadalupana, en un esfuerzo sincrético por utilizar el culto ancestral a Tonantzin en el cerro del Tepeyac. Así, Brading muestra que el principal “evangelista guadalupano” (término acuñado por Francisco de la Maza) fue , cuya interpretación y sustentación teológica se impuso como canónica, gracias a que en 1648 publicó Imagen de la Virgen maría, Madre de Dios, Guadalupe, donde se acerca a Apocalipsis 12 para relacionar el texto con las características del icono guadalupano mediante un lenguaje barroco y ligado al criollismo, así como a la creencia en la Virgen María como Regina coeli (Reina de los cielos), tomada del simbolismo, supuestamente “mariológico”, de Ap 12, de larga tradición en el catolicismo antiguo. La difusión de este libro y su influencia posterior levantaron el fervor guadalupano que se encontraba muy decaído. Brading acepta que esta influencia fue definitiva y que se estableció como genuina creencia criolla, es decir, relacionada con algunos de los ímpetus que posteriormente desembocarían en la lucha por la Independencia. Además, otro “factor bíblico”, poco conocido por el protestantismo, fue el uso criollo del Salmo 147 para legitimar la “deferencia” con que la Virgen trató al pueblo mexicano, basado en las palabras “…con ninguna nación obró así” (Non fecit taliter omni nationi), con que cierra dicho salmo y que fueron proferidas por el papa Benedicto XIV al conocer la copia de la imagen guadalupana realizada por el notable pintor Miguel Cabrera. Desde 1681, este salmo fue colocado en el imaginario católico para formar parte de la liturgia, aun cuando se falseaba su contexto original.100 Estas “lecturas bíblicas guadalupanas” resultan inaceptables para un protestantismo profundamente antimariano, que fue y es mayoritario, por lo que tuvieron que venir, hasta hace pocas décadas, las relecturas liberadoras del mito guadalupano para comenzar a hablar y trabajar en cierto lenguaje común, algo que, por cierto, no se ha realizado del todo, pero que tiene puntos de contacto en aspectos tan decisivos como el papel de la mujer en la Iglesia. Pues si se acepta que el protestantismo ha avanzado lentamente en este terreno, uno de los obstáculos simbólicos, pero no por ello menos efectivos, para el avance de la reivindicación de la mujer en todos los ámbitos es precisamente el estereotipo de sumisión y obediencia producido por el guadalupanismo en general. En ese sentido, merecen mucha atención las lecturas antropológicas y culturales del fenómeno guadalupano, como las realizadas por Clodomiro Siller, por ejemplo.101 A estas alturas del desarrollo religioso en México y América Latina, es desesperante ver cómo las fuerzas más retardatarias siguen manipulando los símbolos religiosos para perpetuar la opresión de los grupos sociales más vulnerables. A la cada vez más documentada crítica sobre los nulos efectos de la exaltación de María en la dignificación de las mujeres hay que contraponer una praxis verdaderamente liberadora (en las todas iglesias) que retome los modelos bíblicos femeninos y exploten su potencial para la construcción de identidades femeninas sanas y que contribuyan a la transformación social. El protestantismo de hoy no puede ni debe seguir en una línea crítica del guadalupanismo, con todo y que observe sus debilidades, mientras no ofrezca una auténtica alternativa de inculturación respetuosa del mensaje cristiano para el ámbito mexicano, un esfuerzo que ha quedado trunco en muchas de sus manifestaciones de diálogo con lo que en otras épocas se denominaba “la cultura nacional” y que hoy se caracteriza por una enorme pluralidad de manifestaciones.

Cf. Ireri Elizabeth Chávez Bárcenas, Non fecit taliter omni nationi: Muestras de la Felicidad mexicana en la iconografía y música guadalupana del siglo XVIII, tesis de licenciatura en Música, Universidad de las Américas Puebla, 2006, http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lmu/chavez_b_ie/capitulo_2.html#. 101 Cf. C. Siller, Para comprender el mensaje de María de Guadalupe. Buenos Aires, Guadalupe, 1989. 100

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LA BEATIFICACIÓN DE WOJTYLA Y LOS VAIVENES RELIGIOSOS DE CALDERÓN (2011)

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omo parte de un grupo amplio de mandatarios de todo el mundo que asistirá a la beatificación de Karol Wojtyla, Felipe Calderón Hinojosa anunció formalmente su viaje a Roma para estar presente allí el domingo 1 de mayo.

Con ello, se tomó muy en serio el hecho propagandístico, ampliamente difundido, sobre todo por el duopolio televisivo, de que el papa polaco tenía “el alma mexicana”, y que la supuesta preferencia de dicho pontífice por la nación mexicana es un signo destacable de su labor eclesial. Analistas de diversos signos han señalado que este bombardeo mediático no es más que una “cortina de humo” ante la situación tan complicada por la inseguridad y la violencia que aquejan al país y que Calderón renuncia a algunas de sus responsabilidades con tal de congraciarse con la mayoría católica de la población, lucrando políticamente así con razones religiosas.

Evidentemente, surgen varias interrogantes a la hora de valorar la visita de Estado de Calderón a Roma: sus preferencias religiosas que, en efecto, coinciden con poco más del 80% de la población mexicana, no pueden ser impuestas ni esgrimidas como “razón política o diplomática” ante una realidad cuya pluralidad está siendo demostrada con los resultados del censo de 2010. Miguel Ángel Granados Chapa le reprochó que, a despecho de la celebración del Día del Trabajo, en medio de circunstancias laborales complicadas (el incumplimiento de su gobierno para abrir un número elevado de empleos), Calderón haga este viaje sin la sensibilidad política para dar la cara ante los sindicatos. Calderón, como antes Vicente Fox, no ha dudado en vulnerar lo establecido por la Constitución en relación con el Estado laico y también con la investidura presidencial, tan cuestionada desde su asunción en 2006. Este viaje, en particular, subraya Granados Chapa atenta directamente contra la ley: “El artículo 25 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece sin lugar a dudas que las autoridades ‘no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares’. La visita presidencial a Roma corresponde exactamente a la conducta descrita en este ordenamiento, y por lo tanto Calderón lo viola a sabiendas” (Reforma, 25 de abril de 2011). Otorgarle un barniz estrictamente diplomático a semejante desacato constituye una nueva provocación de los gobiernos emanados del Partido Acción Nacional, tradicionalmente ligados al catolicismo conservador. Los sectores críticos de Calderón están de acuerdo en que este nuevo pretexto “diplomático” para hacer manifiestas sus creencias entran en el esquema de confrontación con la laicidad del Estado y que implican una clara incomprensión de las implicaciones de la misma para su comportamiento como Jefe de Estado, al colocarse, de manera facciosa, al servicio de una religión en particular. Agrega Granados Chapa: “La casa presidencial pretendió disimular la violación a la ley al anunciar la visita de Calderón al Vaticano. Dijo que ‘en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo (sic, por no saber que siendo un poder unipersonal el Presidente no tiene jefe, sino que él mismo es el Ejecutivo) realizará una visita oficial a la Santa Sede para asistir el primero de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II, a realizarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”. Desde que Fox se arrodilló para besar el anillo papal de Wojtyla, ha quedado claro que la tradición laica le importa muy poco a estos gobernantes católicos, quienes suponen que el maridaje entre religión y política no vulnera a las minorías, cuyo derecho a la disidencia y a la libertad de ejercerla ha encontrado, en el caso de los cristianismos no católicos, múltiples trabas para su manifestación, como sucede aún, ante la pasividad de los diversos niveles de gobierno, en varios estados de la República. Y todo esto sucede precisamente en los días en que se cuestiona, desde el ámbito católico más radical, la cercanía de Calderón con un grupo evangélico, Casa sobre la Roca, dirigido por Alejandro Lucas Orozco (y su esposa Rosi, diputada federal), con quien ha tenido tratos electorales, debido a los cuales lo nombró director del Instituto de las Personas Adultas Mayores (Inapam), y a quien se le entregó en renta una casa expropiada a un importante narcotraficante en la Ciudad de México. Un reportaje de la revista Proceso (Arturo Rodríguez García, “Calderón, el evangélico”, 24 de abril, www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/90561 y www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2011/4/24/calderon-evangelico-229726.asp), que ha circulado ampliamente, del cual se hizo eco el periodista Raymundo Riva Palacio (“La roca de Calderón”, 25 de abril), muestra los vaivenes religiosos de Calderón, quien no vacila en cambiarse de bando cuando las circunstancias lo obligan. 52


Dicho reportaje se refiere también a un video de Youtube en el que Calderón prácticamente predica en una reunión, cuando era presidente electo, del grupo religioso en cuestión. Un fragmento del reportaje citado, afirma: “Beneficiada por el gobierno de Felipe Calderón —que le ha prodigado puestos oficiales, candidaturas del PAN y hasta propiedades aseguradas al crimen organizado—, la organización religiosa La Casa sobre la Roca (CSR) ha causado molestia entre los panistas doctrinarios e incluso entre presuntos militantes de la organización ultraderechista El Yunque”. Y acerca del video: “En ese video Calderón usa el argot evangélico: ‘Creo firmemente que hemos sido enviados, cada quien en su vida, algunos de ustedes como abogada, maestro, artista, médico; cada quien ha sido enviado para una misión, pero entre todos tenemos una misión y yo diría una orden, que es buscar el reino de Dios y su justicia aquí en la Tierra", arenga, mientras los presentes gritan amén y aplauden de pie. ¿Cómo podemos buscar el reino de Dios y su justicia aquí? Tenemos que asumir la tarea de transformar a nuestro México, hacer que México sea un testimonio viviente precisamente de amor y de justicia. Creo que lo que va a transformar a nuestro país no es convertirlo en un país de gente que recibe sino de gente que da. No es sólo ayudar al que lo necesita sino también, como dice el viejo dicho, no es sólo dar el pescado sino enseñar a pescar, necesitamos un país de pescadores y qué bueno que hay un gran pescador que nos puede ayudar mucho en eso’, decía Calderón”. Riva Palacio, por su parte, advierte: “Las insinuaciones de que la pareja presidencial abandonó el catolicismo para convertirse al cristianismo han sido desmentidas, pero la influencia de Casa de la Roca como vector evangelista genera cismas dentro del PAN, en términos religiosos, y es aprovechado por los grupos que enfrentarán al candidato que pretenda Calderón se quede con la nominación presidencial” (www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=73977). De modo que esta visita al Vaticano pone sobre la mesa, una vez más, los manejos políticos irreflexivos de Calderón, cuya gestión sigue siendo cuestionada por la población en general, y por la escasez de resultados en su guerra contra el crimen organizado, que ha causado miles de muertos, la mayor parte de los cuales sin ninguna implicación con las partes en conflicto, mientras se acerca a los grupos religiosos que mejor sirven a sus propósitos.

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¿PLURALIDAD POLÍTICA U OPORTUNISMO DE LOS EVANGÉLICOS ANTE LAS ELECCIONES? (2012)

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escasos días de las elecciones presidenciales en México, nuevamente las iglesias evangélicas dan de qué hablar. Y una vez se manifiestan los intentos por adueñarse de su representación en términos clientelares, pues si ya la búsqueda de un solo organismo que los agrupe implica un gran problema de diálogo y acercamientos, lo que no se ha dado para tal fin, los diversos actores eclesiásticos y políticos parecen no darse cuenta de que la pluralidad en este campo también es una realidad en las diferentes comunidades. Los últimos acontecimientos vuelven a demostrar la incapacidad de unos y otros para afrontar la innegable decisión ciudadana de los integrantes de las iglesias para emitir su voto en direcciones hasta opuestas y contradictorias, con base en los mismos factores que el resto de la ciudadanía. Veamos algunos de ellos. A fines de abril, circuló la noticia de que una agrupación política nacional con registro (Encuentro Social, PES), al celebrar su décimo aniversario, invitó a los cuatro candidatos presidenciales, aunque finalmente sólo se presentó Andrés Manuel López Obrador, quien al final del evento fue el centro de una oración colectiva en la que varios líderes le impusieron las manos, llamativamente Arturo Farela, dirigente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice).102 La nota sobre el suceso, acompañada por un video, acaparó espacios en la prensa y provocó una serie de reacciones adversas a la acción de Farela, quien se refirió a ella en una mesa redonda sobre la participación de las iglesias en la política el 7 de junio. Allí explicó que incluso la Secretaría de Gobernación (Interior) lo había citado para fincarle responsabilidades, pues en otra ocasión había expresado su opinión favorable acerca de la calidad moral de López Obrador. En dicha mesa, el intercambio de Farela con el pastor Adoniram Gaxiola fue muy ríspido, pues ambos han coincidido en el trato con personas ligadas a la agrupación política mencionada. Todo esto no hubiera trascendido de no estar implicado el dirigente de haberse tratado del PES, presidido por Hugo Éric Flores, y que en 2006 participó en las elecciones en alianza con el Partido Acción Nacional (PAN). En 2009 Flores firmó un pacto con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para el proceso intermedio. Estas decisiones tan dispares han sido interpretadas como expresiones del más claro pragmatismo político, pues en 2006 se cuestionó al dirigente sobre la contradicción de ser evangélico y, por ende liberal, y alienarse con la derecha representada por el panismo. Flores ha sido muy cuestionado pues se sabe que desde el sexenio del priísta Ernesto Zedillo (1994-2000), por su amistad con Liébano Sáenz, secretario particular de éste, se celebraron cultos y estudios bíblicos en la casa presidencial (Los Pinos) y que esa cercanía le permitió a Flores acceder a algunos cargos públicos; actualmente es senador suplente por el PAN.103 Por otra parte, y a iniciativa de Rosa de la Garza (Rosi Orozco), diputada y ahora candidata al Senado por el PAN, la candidata Josefina Vázquez Mota estuvo presente en un acto de apoyo de Casa Sobre la Roca, agrupación religiosa a la que pertenece y, al parecer dirige, la legisladora. En esa oportunidad, Vázquez Mota se definió como “una mujer de fe” y expresó su admiración a la comunidad evangélica por su tenacidad.104 En el evento, el presbiteriano Abner López le entregó un ejemplar de la Biblia de Vencé, conmemorativa del bicentenario de la Independencia. La nota de Reporte Índigo agrega que los asistentes, de pie, “oraron para que reciba en su vida a Jesús. Y le dijeron que su nombre significa en hebreo ‘renovación’”. Flores y Orozco protagonizan muchas de las páginas del libro La cruzada de Calderón, de Rodolfo Montes (Grijalbo),105 que exponen lo que la revista Isabel González, “Evangélicos oran por López Obrador”, en Excélsior, 25 de abril de www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=&cat=289&id_nota=829306. 103 www.pan.senado.gob.mx/index.php/senadoresalfa/140-ortunogurzateresa. 104 Raúl Tortolero, “Respaldan evangélicos a Josefina”, en Reporte Índigo, 6 de junio de www.reporteindigo.com/reporte/mexico/respaldan-evangelicos-josefina. 105 R. Montes, “La cruzada de Calderón”, en Milenio Diario, 25 de septiembre de www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/0477e587149919294336278d56d6ed26 102

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Proceso calificó como “infiltración evangélica”.106 Y es que justamente estos lazos que nunca han quedado claros entre la Presidencia de la República y que llegaron a poner en duda la filiación católica de Calderón, han ocasionado una fuerte actitud triunfalista en los sectores neopentecostales y carismáticos, que apoyan a Orozco, sobre todo en las redes sociales. Orozco, quien tomó como bandera la aprobación de leyes contra la trata de personas es el rostro más visible de esta nueva manera de hacer política en el medio evangélico, que no vacila en hacer alianzas incluso con los considerados en otras épocas como “enemigos históricos”. A la corriente política que desde el poder ha estrechado estos contactos Bernardo Barranco la ha denominado “la nueva derecha ecuménica”, con una clara vinculación ideológica con su parte evangélica o neopentecostal. Barranco afirma: “Una de las paradojas más provocadoras de los nuevos grupos conservadores es que se sienten y pueden aparecer progresistas. Los grupos han venido relaborando su discurso y su actuación en torno a los derechos humanos, la defensa de la vida, la pobreza, la familia y la política. Incluye la incorporación de los debates internacionales que se esgrimen en instancias como la ONU, la Unesco y las diferentes conferencias mundiales donde se dirimen estos temas. No es casualidad que la diputada, Rosi Orozco, con su iniciativa aprobada sobre trata de personas, se sienta, y así quiere que la miren en su entorno, como una heroína patriótica haciendo un gran servicio a la nación. Es evidente el malestar entre un sector de panistas que se siente desplazado por el advenimiento de los Orozco. También entre los sectores del Yunque hay preocupación, porque puede ser desplazado, y en la Iglesia católica existe desconcierto”.107 Finalmente, desde Sinaloa (occidente del país), Villahermosa (Tabasco, sureste) y Guadalajara surgió información relativa a manifestaciones de simpatía hacia el candidato priísta Enrique Peña Nieto, por parte de algunos grupos evangélicos y de ciertos sectores de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM) En Culiacán, capital de Sinaloa, se dio el “histórico” encuentro entre un grupo de pastores evangélicos y representantes de la campaña de Peña Nieto. Allí, la diputada Rosario Brindis (del Partido Verde Ecologista y promotora de otros eventos similares), parte de la Coordinación Nacional de Enlace con Grupos Evangélicos, afirmó que “el candidato priista […] es sensible ante las expresiones de la congregación evangélica y cristiana”. Y añadió: “Enrique Peña Nieto ha visto en el pueblo evangélico a un hermano que puede colaborar a darle una solución al país. Entiende muy bien el crecimiento de los asuntos religiosos. Su gobierno será abierto al trabajo con los grupos evangélicos por la reconciliación nacional”.108 Esta actitud se ve reflejada en otros estados, como Veracruz, donde un líder afirma que 90% de las comunidades evangélicas votarán por Peña Nieto.109 En Villahermosa, al final del segundo acto litúrgico regional con que se celebraron el 9 de junio los 140 años de presencia del presbiterianismo en el país, hubo quejas de algunos asistentes ante el hecho de que se hizo propaganda a favor de Peña Nieto,110 además de que no faltaron las consabidas palabras de gratitud por el apoyo del gobierno estatal. En la capital jalisciense, por último, la prensa dio cuenta de que un grupo de pastores evangélicos le ofreció un número preciso de votos a Aristóteles Sandoval, candidato priísta a gobernador, lo cual

Arturo Rodríguez García, “La secta que infiltró al gobierno y se nutre del presupuesto”, en Proceso, 23 de julio de 2011, www.proceso.com.mx/?p=276888. 107 Cf. B. Barranco, “Casa sobre la Roca, la nueva derecha neopentecostal”, en La Jornada, 12 de octubre de 2011, www.jornada.unam.mx/2011/10/12/opinion/021a1pol. 108 “Histórica reunión entre pastores evangélicos e integrantes de la campaña de Peña Nieto”, 23 de junio de 2012, en http://prisinaloa.org.mx/Noticia.aspx?y=2940. 109 Yolanda Reyes Apodaca, “Votará 90% de evangélicos por Peña Nieto: Trujillo Álvarez”, en El Sol de Córdoba, www.oem.com.mx/elsoldecordoba/notas/n2588961.htm. 110 “Segundo culto regional: Villahermosa, Tabasco”, 12 de junio de 2012, http://presbiterianosag.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=99:segundo-culto-regional-villahermosatabasco&catid=5:eventos. 106

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fue denunciado de inmediato por el Arzobispado de la ciudad.111 La nota periodística cita al rotativo católico El Semanario, órgano informativo de la Arquidiócesis católica, en cuyas páginas surgió la pregunta: “¿Qué pasaría si, de repente los mil sacerdotes de la Arquidiócesis de Guadalajara —los pastores en este caso— hicieran lo mismo? Sería un escándalo; pero además, se estaría infringiendo la ley. Se dejarían venir en alud los cuestionamientos, lo mismo dentro que fuera de la institución”. Se afirma también, que en dicha reunión participaron 450 iglesias evangélicas. Como raras veces sucede, la Secretaría de Gobernación reaccionó de inmediato ante estas acusaciones y comenzó a dar seguimiento al hecho.112 De este modo se puede apreciar cómo en tiempos electorales la ebullición política sacude a las iglesias y cómo, además, los líderes de éstas y de diversas agrupaciones buscan acomodar sus intereses y aspiraciones al rumbo que los institutos políticos imponen. Asimismo, ha quedado demostrado que, más allá de las veleidades electorales y de los resultados de las elecciones, las mentalidades religiosas, otrora marginales, ahora tratan de posicionarse de manera muy inmediata aun cuando la ideología de los candidatos no necesariamente coincida con las de las iglesias. Queda mucho camino por recorrer para que estas comunidades asuman el papel social que, en continuidad o ruptura con su pasado, les corresponde ante los inevitables cambios que se avecinan.

Salvador Maldonado, “Pastores evangélicos de Jalisco ofrecieron ‘47 mil 200 votos al PRI’”, en El Informador, 25 de junio de 2012, www.informador.com.mx/primera/2012/385399/6/pastores-evangelicos-de-jalisco-ofrecieron-47-mil-200-votos-alpri.htm. 112 Salvador Maldonado, “Gobernación ya revisa el caso de los pastores evangélicos”, en El Informador, 25 de junio de 2012, www.informador.com.mx/jalisco/2012/385541/6/gobernacion-ya-revisa-el-caso-de-los-pastores-evangelicos.htm; Ídem, “Gobernación lanza exhorto por presunto activismo electoral”, en El Informador, 26 de junio de 2012, www.informador.com.mx/jalisco/2012/385730/6/gobernacion-lanza-exhorto-por-presunto-activismo-electoral.htm. 111

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CALVINISMO Y FEDERALISMO EN MÉXICO: UNA MODERNIDAD PERIFÉRICA (2012) A Emilio Monjo Bellido, con gratitud Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Frase atribuida al presidente mexicano Porfirio Díaz

1. ¿Una modernidad periférica refractaria al “federalismo calvinista”?

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iertamente el abordaje de esta temática parecería que comienza por el final, pero no es así, porque ha resultado casi una fatalidad ancestral en buena parte de los países hispanoamericanos creer y aceptar que la modernidad nos llegó tarde y mal, y como una copia poco elaborada de la modernidad europea y, para colmo, anglo-sajona. Basta con observar el nombre de muchos de nuestros países y las primeras páginas de nuestras Constituciones para advertir el grado de imitación, a veces bastante acrítica, con que nuestros primeros gobernantes siguieron al pie de la letra los rumbos jurídico-políticos de la nación americana protestante por excelencia, Estados Unidos, sin advertir que la razón de ser de los postulados que dieron origen a ese país fueron resultado de su asimilación y adaptación de los principios emanados de la vertiente calvinista de las reformas religiosas del siglo XVI. La revisión histórica de los primeros años de vida de las naciones hispanoamericanas no es sino un muestrario del esfuerzo casi patológico con que sus gobiernos intentaron que aquellas se parecieran lo más posible al vecino del norte, el cual, además, no dejaba de extenderse territorialmente, a costa primero, de los habitantes originarios de Norteamérica, y después, de las compras y manejos peculiares con que trataron a México, el naciente país mestizo de herencia indígena e hispano-católica. Tuvo que ser hasta mediados del siglo XX que un estudioso colombiano, ex presidente de la República además, Alfonso López Michelsen, advirtiera, para escándalo de sus contemporáneos y detractores (que con este asunto aumentaron considerablemente) que el molde de las democracias latinoamericanas es de “estirpe calvinista”.113 Afirmar algo así en este continente es resultado de una observación de las condiciones políticas que llevaron a los fundadores de los países latinoamericanos a intentar reproducir el esquema estadunidense. Como explica Carlos Mondragón: …hay que tomar en cuenta la influencia indirecta que el pensamiento calvinista tuvo a través del impacto de la revolución norteamericana y su Constitución política que sirvió de modelo a muchas otras naciones incluyendo las latinoamericanas […] Algunos de los valores y principios de la democracia moderna tienen una historia que se articula con el movimiento de la Reforma religiosa del siglo XVI y que fueron promovidos y defendidos desde el ámbito religioso antes y después de la fundación del Estado moderno. Si esto es así, la influencia calvinista que López Michelsen encontró en la conformación de las instituciones políticas colombianas debería de ser ampliada al resto de las instituciones políticas del continente latinoamericano.114

Octavio Paz, en numerosas ocasiones se refirió a que una de las razones de la incapacidad democrática de los países latinoamericanos es su filiación contrarreformista, es decir, muy diferente a la de Estados Unidos, ligada a la Reforma Protestante:

Cf. A. López Michelsen, La estirpe calvinista de nuestras instituciones políticas. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1947. Nueva edición: Bogotá Legis, 2006; Idem, “Nuevo prólogo” a La estirpe…, en L. Cervantes-Ortiz, ed., Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento. Terrassa (España), CLIE, 2010, pp. 461-466; y Sandra Milena Martín Beltrán, “¿Se puede considerar a la estirpe calvinista como modelo de creación de nuestras actuales instituciones políticas?”, en http://hdhc.blogspot.mx/2007/05/se-puede-considerar-la-estirpe.html. 114 C. Mondragón, “Valores de la democracia. La herencia religiosa”, en H. Cerutti y C. Mondragón, comps., Nuevas interpretaciones de la democracia en América Latina. México, UNAM-Praxis, 1999, p. 168. 113

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En ese momento [la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas] se hizo visible y palpable la radical diferencia entre las dos Américas. Una, la de lengua inglesa es hija de la tradición que ha fundado al mundo moderno: la Reforma, con sus consecuencias sociales y políticas, la democracia y el capitalismo; otra, la nuestra, la de habla portuguesa y castellana, es hija de la monarquía universal católica y la Contrarreforma. […] Los criollos mexicanos no podían fundar su proyecto separatista en su tradición política y religiosa: adoptaron, aunque sin adaptarlas, las ideas de otra tradición. Ése es el momento del segundo nacimiento de México; más exactamente: es el momento en que Nueva España, para consumar su separación de España, se niega a sí misma. Esa negación fue su muerte y, al mismo tiempo, el nacimiento de otra sociedad: México [...] Desde el siglo XVI nuestra historia, fragmento de la de España, había sido una apasionada negación de la modernidad naciente: Reforma, Ilustración y todo lo demás. Al principiar el siglo XIX decidimos que seríamos lo que eran ya los Estados Unidos: una nación moderna. El ingreso a la modernidad exigía un sacrificio: el de nosotros mismos. Es conocido el resultado de ese sacrificio: todavía no somos modernos pero desde entonces andamos en busca de nosotros mismos.115

La descripción de Paz, ciertamente muy esquemática, ayuda a explicar los intentos el naciente país por parecerse a Estados Unidos, aunque siempre a sabiendas de que su diferencia estribaba precisamente en sus características religiosas. A ellas se refirieron muchas veces varios analistas y políticos, sobre todo de talante conservadora, que veían con muy malos ojos las orientaciones de los gobernantes liberales en ese sentido. Y es que cada paso que se daba por tratar de modernizar el rostro del país se estrellaba, inevitablemente, con las fuerzas católicas que seguían asociando la identidad religiosa nacional con las conductas sociales y políticas que debían continuar vigentes.116 Algunos de los estudios de Juan A. Ortega y Medina, historiador de origen español, dan fe del “choque de civilizaciones” que representaba la simple comparación de formas de gobierno entre ambos países. Este autor fue pionero en los estudios que, sin ser notoriamente comparativos, demostraron cómo las diferencias ideológicas, culturales y políticas se relacionaban también con el trasfondo religioso que había dado origen a cada país o civilización. En Destino manifiesto, por ejemplo, tomando como base la doctrina calvinista de la predestinación, desmonta los impulsos que desembocaron en la llamada “doctrina Monroe”, sintetizada en la famosa frase que dice: “América para los americanos”.117 Alicia Mayer, discípula de Ortega y Medina, ha seguido una línea parecida en el ejercicio comparativo y ha encontrado, a su vez, vetas divergentes en pensadores contemporáneos de ambos países al enfrentar problemas políticos similares.118 La modernidad anglo-sajona, por así decirlo, vio como obligatorio el camino de “traducir” o adaptar la doctrina bíblica del pacto o alianza de Dios con el pueblo de Israel o la Iglesia para ser la base de las ideas, filtradas también por los ideales de las Luces, que conducirían al establecimiento de un “contrato social” entre los diversos estamentos sociales, en tanto representación de la ciudadanía que forjaría el Estado. 2. “Un federalismo de prestado”: la presencia soterrada de Calvino en México La experiencia mexicana de mediados del siglo XIX, en el fragor de las luchas entre liberales y conservadores, estuvo marcada por una clara incomprensión mutua de los proyectos que tenían muchas cosas en común pero que se enfrentaron radicalmente debido a sus posturas dominadas, por el lado conservador, de la visión tradicional con O. Paz, “El espejo indiscreto”, en El ogro filantrópico. Historia y política: 1971-1978, México, Joaquín Mortiz, 1979, pp. 5556, 57. 116 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Calvino y su tradición en México”, en Un Calvino latinoamericano para el siglo XXI. Notas personales. México, El Faro-CUPSA-Centro Basilea de Investigación y Apoyo-Federación de Iglesias Protestantes Suizas, 2010, pp. 123-128. 117 Cf. J.A. Ortega y Medina, Destino manifiesto: sus razones históricas y su raíz teológica. [1972] México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Alianza Editorial Mexicana, 1989. 118 A. Mayer, Dos americanos, dos pensamientos. Carlos de Sigüenza y Góngora y Cotton Mather, reimpresión, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas, 2009. 115

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que se intentaba sostener el centralismo del gobierno y del estado, y por el lado liberal, mediante la sobreideologización y el esquematismo de la aplicación de una receta social, teológico-política, cuyos alcances no se distinguían lo suficiente. Así, la imposición de un estado de derecho que pudiera sustituir el conjunto de privilegios de instituciones que en realidad funcionaban como un contrapeso para el Estado, específicamente la Iglesia Católica, ponía en entredicho los modelos de “modernización” que los gobernantes liberales quisieron establecer en el país. Si la entrada de las ideas protestantes estrictamente religiosas estuvo prohibida durante décadas, puesto que la Constitución de 1824 afirmó el carácter católico de la nación, los filtros políticos no pudieron evitar la entrada de creencias más que de prácticas concretas, porque así se movían las tendencias hacia la modernidad en aquella época, que pudieran desestabilizar el orden que heredaba la situación que prevaleció durante los 300 años de la Colonia.119 Lo que aquí llamamos “presencia soterrada” tiene que ver, primero, con la conformación de una ciudadanía que lograse superar el esquema de castas para alcanzar progresivamente la igualdad que ya estaba consagrada constitucionalmente, pero que no se realizaba en los hechos. La superación del esquema de servidumbre mediante el cual los ahora ciudadanos seguían viéndose a sí mismos como súbditos y como elementos subsidiarios de un régimen tradicional, impuso todavía diferencias en la participación de los diversos grupos locales y regionales que no se consideraban como parte de una nación, porque el federalismo procedía de un pacto político que estaba lejos de realizarse. Los acuerdos partían de cúpulas tradicionales acostumbradas a no consultar su parecer al resto de la sociedad. De ahí que a las primeras convocatorias legislativas acudieron los representantes de poderes políticos y económicos que aún no habían interiorizado el esquema democrático, dado que les resultaba ajeno y extraño por causa de las mentalidades que se seguían arrastrando. En segundo lugar, el comportamiento social no había incluido cláusulas de participación que efectivamente guiaran los procesos electorales, los cuales tardaron también varias décadas en ser vistos como el mecanismo predominante para la resolución de conflictos y el establecimiento de acuerdos básicos de convivencia. Los estamentos seguían siendo muy firmes en la separación de gremios, agrupaciones y comunidades, pues el trasfondo indígena que agrupaba a las poblaciones funcionaba dentro de esquema muy lejano al de la democracia, tal como se concebía en los tratados clásicos. La democracia estadunidense seguía siendo vista como algo “exótico”, pues aquí no se discutía aún el derecho de las personas a acceder a los espacios de poder. Además, el surgimiento de las élites de poder derivó en que éstas siguieran atadas a situaciones como la posesión de la tierra y otros recursos agrícolas como fuente de fuerza social y reconocimiento. De los demás grupos sólo es posible hablar como parte de colectividades que no discutían su destino común como parte de un todo, sino que se veían a sí mismas como cotos de poder restringido en donde la práctica democrática aún no se concebía. De modo que el federalismo calvinista derivó en el fortalecimiento de cacicazgos que aflorarían incluso en los tiempos de la revolución, en los inicios del siglo XX, y los gobiernos posrevolucionarios se encargarían de interpretar las leyes y, especialmente, aquellas secciones que mejor respondían a sus intereses aun cuando no coincidieran con los de la mayoría.120 Por eso, todavía hoy, a principios del siglo XXI, cuando las entidades federativas invocan el federalismo para, por ejemplo, la repartición de los recursos económicos, sale a la luz nuevamente el grado de incomprensión que se ha tenido de esta realidad política fruto de una interpretación audaz de las derivaciones político-sociales de los postulados de la Reforma Protestante del siglo XVI.

Cf. Jean-Pierre Bastian, Protestantismos y modernidad latinoamericana. Historia de unas minorías religiosas activas. México, Fondo de Cultura Económica, 1994; y Jaime Antonio Preciado Coronado, “La modernidad no resuelta de América Latina”, en www.insumisos.com/lecturasinsumisas/LA%20MODERNIDAD%20NO%20RESUELTA%20DE%20AMERICA%20LATINA.pdf. 120 Cf. J.-P. Bastian, Protestantismo y sociedad en México. México, Casa Unida de Publicaciones, 1983. 119

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LAICIDAD, TOLERANCIA Y MINORÍAS (2016)

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l motivo de este foro no deja de ser aleccionador: se trata de profundizar en el hecho histórico de que la laicidad del Estado mexicano, consagrada en la Constitución, se aplique suficientemente en todos los espacios de la vida social, cultural y política del país. Estamos ante un momento histórico, en el que la presión de algunos grupos religiosos pretende doblegar el sistema jurídico que se ha propuesto ampliar las libertades y derechos de minorías que en otras épocas fueron condenadas por los antecesores de estos mismos grupos, dominados por sus dogmas que ahora se pretenden imponer nuevamente para ser factores cruciales al momento de dictar políticas públicas. Se trata de algo inaceptable si nos atenemos a los conflictos históricos que establecieron la laicidad, la tolerancia y la libertad para todas las personas. Lo que está en juego no es un debate teológico imposible entre un régimen político (totalmente desinteresado y ajeno a él) y un think tank de clérigos empecinados en propiciarlo y en derrotar a dicho régimen. En el ámbito de la modernidad por la que a este país le cuesta tanto trabajo transitar, y como ciudadanos con derechos y obligaciones, más allá de nuestras creencias, se nos impone hoy avanzar en la consolidación de la igualdad para todos los sectores. Eso mismo representa el hecho de que se discuta esta iniciativa constitucional y de que todos los implicados ofrezcan su opinión para llegar a resultados que verdaderamente propugnen porque en toda la República se reconozcan las decisiones de adultos responsables ante la ley, sin la imposición arbitraria de ningún grupo particular que lesione ese ideal que, se supone, deseamos lograr todos. El concepto doctrinal del matrimonio (entendido o no como un sacramento) no es extrapolable al ámbito público, civil o secular, sobre todo porque desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando fue definido como un “contrato”, se liberó, por así decirlo, de sus amarras religiosas para establecer las responsabilidades correspondientes como parte del proceso de separación entre la iglesia y el Estado. De otra manera, debía seguirse protestando porque la ley civil lo estableció de esa manera, a contracorriente de los postulados religiosos y no es el caso. Hoy, no se puede retroceder en el camino de secularizar legalmente las instituciones tradicionales y lo que debe hacerse es actualizar, en el marco de los precedentes jurídicos, los derechos y obligaciones de los diversos actores sociales. El debate puede seguir abierto siempre y cuando ninguna confesión religiosa pretenda imponer su visión acerca de las nuevas definiciones aplicables al ámbito de lo público. El Estado no pretende obligar a las iglesias a incorporar este tema a sus agendas de trabajo o discusión porque cada una de ellas tiene su propio ritmo de debates propios que no necesariamente coinciden entre sí. Las coyunturas sociales y políticas pueden empujar a las comunidades religiosas a debatir temas que tangencial o directamente les atañen. Por otro lado, las iglesias evangélicas tienen un pasado ideológico que no puede tirarse por la borda; llama poderosamente la atención que muchos liderazgos actuales, de manera oportunista, se han aliado, en este tema, en un pacto implícito contra natura, con los sectores más reaccionarios del catolicismo mexicano. Entiéndase bien: los pronunciamientos recientes a nombre de estas iglesias no son representativos porque no son resultado de consensos, debates o acuerdos internos con consultas a las bases. Bien podría ser que se llegasen a afirmar postulados similares, pero así tendrían sustento o legitimidad comunitaria. Convocamos a dichos liderazgos a debatir dentro y fuera de sus espacios éste y otros temas urgentes para la sociedad mexicana. Resulta intolerable que el rostro que ahora prevalece en muchos de estos ámbitos sea el de un “protestantismo cristero” (como le sucede al partido de “inspiración evangélica” Encuentro Social, calificado por la prensa de partido-secta121), una auténtica contradicción de términos, dadas las raíces ideológicas de estos movimientos que, habiendo sido “minorías religiosas activas”, asumen en este tiempo conductas de mayorías viciadas, acostumbradas a imponer sus criterios doctrinales sobre la totalidad de la sociedad. Estamos ante una extraña actitud de “minorías con aires de mayorías”. Ciertamente, existe mucho pánico por lo que está sucediendo Cf. Carina García, “Nacer con marca de ‘partido cristiano’”, en El Universal, 10 de febrero de 2014, http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/nacer-con-marca-de--34partido-cristiano-34-986294.html; y Enrique Aranda, “Partido-secta… ¿sorpresa?”, en Excélsior, 29 de abril de 2015, www.excelsior.com.mx/opinion/enriquearanda/2015/04/29/1021372. 121

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en iglesias protestantes de otros países, el cual incide en la fuerte cerrazón cultural y teológica de estas comunidades en el país. Una muestra reciente es lo sucedido con el pastor luterano Eliseo Pérez Álvarez, quien afirmó, en un espacio presbiteriano mexiquense, que “la homosexualidad es una bendición de Dios”, al referirse a las prácticas relacionadas con las personas muxes en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca, “pues en esa cultura es una bendición contar con ese tipo de hermanos, que son los que cuidan a los adultos y tienen muchas virtudes”.122 Al sustraer la prensa sus palabras del contexto en que fueron proferidas, fue linchado simbólicamente y sus conferencias restantes se cancelaron definitivamente. Querámoslo o no, este asunto ha alcanzado a estas iglesias para exigirles poner en obra las consecuencias del Evangelio que predican a los sujetos concretos que hoy siguen obteniendo derechos que antes se les negaron. Acaso una lección tomada directamente de los textos bíblicos pueda ser un buen punto de partida para una sana discusión: en el pasaje de Mateo 8.5-13, Jesús de Nazaret sana, a petición expresa, al siervo joven de un centurión romano, con quien al parecer hacía vida de pareja, dadas las condiciones de los militares del imperio en las regiones invadidas. El comentario del teólogo español Xabier Pikaza es sumamente aleccionador al respecto.123 Lo hemos dicho en el ambiente religioso y lo reiteramos ahora: es de agradecer a la divinidad que avancen los derechos y la igualdad de todas las personas en una sociedad. Es necesario que esta propuesta constitucional se discuta con plena libertad para todos los interesados, ciudadanos responsables del presente y del futuro inmediato de este país. No se trata de una moda o del dictado de algunos organismos internacionales, tal como ha afirmado Norberto Rivera Carrera. Hace tiempo que nuestra sociedad dejó de tener tutores o supervisores de su moralidad. Ya no es menor de edad para seguirla tutelando. Las clientelas eclesiales mismas pueden y deben exigir también un debate serio, crítico y responsable.

Rodrigo Miranda Torres, “Ser homosexual es una bendición de Dios, según pastor presbiteriano”, en El Sol de Toluca, 17 de agosto de 2016, www.oem.com.mx/elsoldetoluca/notas/n4257463.htm. El título de la nota alude a que Pérez-Álvarez fue pastor presbiteriano en otra época. 123 Cf. X. Pikaza, “Jesús sana al amante del centurión”, en El blog de 21. La revista cristiana de hoy, 25 de mayo de 2006, http://blogs.periodistadigital.com/21rs.php/2006/05/25/jesus-sana-al-amante-del-centurion 122

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IGLESIAS EVANGÉLICAS Y RECONOCIMIENTO LEGAL DE LOS MATRIMONIOS IGUALITARIOS: UN RECUENTO CRONOLÓGICO (2017) 1. Primeros momentos alificada por algunos dirigentes religiosos como parte de la propaganda electoral oficial previa a los comicios del 5 de junio de 2016, la iniciativa de Enrique Peña Nieto para homologar constitucionalmente las uniones entre personas del mismo sexo, produjo fuerte oposición en las diversas iglesias. Al día siguiente de que fue anunciada la iniciativa como parte de la celebración, el 17 de mayo pasado, del Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, comenzaron las manifestaciones de rechazo. En el anuncio, llevado a cabo en una reunión con representantes de varias organizaciones defensoras de los derechos de la comunidad LGBTI, Peña Nieto expresó el propósito de la iniciativa que busca modificar el artículo 4° constitucional y el Código Civil Federal: “Para incorporar con toda claridad el criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación por motivos étnico, nacional, discapacidad, condición social, religión, género o preferencias sexuales. Así quedaría explícito el matrimonio igualitario en nuestra Constitución”.124 Además, agregó que “con la asesoría del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM se revisarán normas federales, locales y administrativas que representen algún tipo de discriminación para derogarlas o modificarlas”. La Suprema Corte de Justicia consideró inconstitucionales las leyes estatales que prohíben estas uniones, en una tesis de aplicación obligatoria, debido a que las parejas del mismo sexo tienen que recurrir al amparo para poder casarse.

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También informó que la iniciativa contempla que “los cónsules, en su función de jueces del registro civil, puedan expedir una nueva acta de nacimiento para reconocer la identidad de género” y que, “de ser aprobados los cambios en el Código Civil Federal sean replicados en las diferentes entidades”. Asimismo, como parte del paquete de acciones para inhibir prácticas homofóbicas, informó que “en el plano internacional girará instrucciones a la cancillería para que México se incorpore al Grupo Núcleo sobre las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgénero o intersexuales de las Naciones Unidas, donde participan 19 países de distintas regiones”.125 Inmediatamente, el 18 de mayo, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció en contra al decir que “las uniones de hecho entre parejas del mismo sexo no cumplen una ‘función social plena’ y no pueden compararse con un matrimonio heterosexual porque este último puede tener hijos”. Y añadió: “Reconocemos la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio”. Para el Episcopado, “resulta problemático que una sociedad no advierta con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena ‘por ser capaz de dar un ‘compromiso estable’ y ‘hacer posible la fecundidad’”. Al citar la exhortación apostólica “La alegría del amor”, del papa Francisco, el CEM recordó: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”.126 En el documento, los obispos afirmaron “valorar todas las propuestas y acciones que promuevan el reconocimiento y protección de los derechos humanos” y consideraron prioritario evitar cualquier forma de discriminación. El Episcopado “pidió una evaluación ‘a fondo’ de las iniciativas anunciadas”. Y concluyen: “Por lo que se refiere a las familias, se debe tratar de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una orientación sexual distinta puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida”.

“Peña envía iniciativa para reconocer matrimonio gay”, en Milenio, 17 de mayo de 2016, www.milenio.com/politica/gobierno_homofobia-Pena_homofobia-derechos_homofobia-matrimonio_gay_0_739126234.html. 125 Alonso Urrutia, “Apoya Peña los matrimonios igualitarios”, en La Jornada, 18 de mayo de 2016, p. 2, www.jornada.unam.mx/2016/05/18/politica/002n2pol. 126 “Uniones gay no equivalen al matrimonio, responde Iglesia a Peña”, en Milenio, 18 de mayo de 206, www.milenio.com/politica/episcopado_reitera_union_hombre_mujer-matrimoniois_homosexuales_iglesia_0_739726284.html. 124

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Por su parte, el 20 de mayo, el pastor Arturo Farela, presidente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), anunció que “reunirá 110 mil firmas para presentar una iniciativa ciudadana al Congreso de la Unión a fin de que legisle sobre el derecho de los menores a tener un padre y una madre”, pues señaló que “de esa manera se contrarrestará la posibilidad de que matrimonios del mismo sexo puedan adoptar a un menor de edad, de progresar la iniciativa del gobierno federal”. Farela equiparó este caso con el del consumo de mariguana, para el cual se realizó un debate público; lo mismo debería de hacerse “en torno al matrimonio igualitario”. También indicó que “no descarta la posibilidad de hacer un frente común con la Iglesia católica en torno al tema, pues si bien existen diferencias teológicas entre ambas, también coinciden en que son cristianas y defienden la postura fundada en la Biblia, de que los matrimonios deben estar integrados por un hombre y una mujer” y que “el Congreso de la Unión debe considerar a todos los sectores de la sociedad en el tema”. Para reforzar sus dichos, el dirigente evangélico recordó que “los cristianos evangélicos suman más de 25 millones de mexicanos en el país y las uniones homosexuales van en contra de sus creencias, por lo que de prosperar la iniciativa tendrá un costo político en la elecciones”.127 Los editoriales del semanario Desde la Fe, de la Arquidiócesis de México, han sido especialmente duros. La edición del 22 de mayo afirma: “Habiendo tantos problemas que tienen de rodillas al país —como el flagelo del narcotráfico y la violencia que genera [...]— no es posible que el Gobierno de la República ponga como prioridad legislar sobre falsos derechos, que no se sostienen desde una base antropológica, y que minan los valores sociales y familiares sobre los que tradicionalmente se ha asentado la sociedad mexicana”. Y agrega, en abierta crítica a los anunciados alcances internacionales de la iniciativa: “Causa una preocupación aún mayor que el titular del Ejecutivo haya instruido a la Secretaría de Educación Pública para que introduzca en la educación de los niños la destructiva y perversa ideología de género, que deforma la realidad antropológica y socava los valores fundamentales que históricamente han dado forma a la familia y a la sociedad mexicana. ¿Estarán de acuerdo los padres de familia en que se envenene a sus hijos con esta malsana ideología? [...] provoca un mayor asombro la instrucción que el Presidente de la República dio a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que México forme parte del Grupo Núcleo sobre las Personas Homosexuales, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero, o Intersexuales de la ONU, y desde ahí promueva sus falsos derechos a escala internacional”.128 El 5 de junio, mismo día de las elecciones, este medio informativo aseveró, al referirse a la posible adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo: Si esta administración quiere proteger a los niños en todas sus dimensiones y fortalecer su interés superior como lo señala la Constitución, entonces se demanda el inmediato retiro de la iniciativa para ser devuelta a su promotor, el Ejecutivo Federal. No puede dejarse, como sucedió en la Ciudad de México, que el tema de las adopciones pase sin la menor discusión, análisis y sentido de responsabilidad. Un hijo no se reduce a simple posesión caprichosa ni, como ya se señaló, es un trofeo de las ideologías de género, las cuales reclaman un derecho, que es un falso derecho, porque no existe el derecho de adoptar, sino el derecho humano de ser adoptado, y no por parejas disfuncionales en su sexualidad y afectividad, sino por padres normales que naturalmente deben ser un padre y una madre. El proyecto del Presidente de la República que reforma el Código Civil Federal no es una norma justa ni equitativa, ni mira por el bien superior de los niños. Es, por el contrario, una norma profundamente inmoral e injusta que hace de los niños objetos, lo que los convierte en víctimas inocentes.129

Los analistas no dejaron de observar la reacción uniforme de las iglesias, con diferentes tonos y matices. José Antonio Crespo reconoció, en principio, la importancia de la iniciativa como derecho de un Estado laico a normar las relaciones entre las personas, a contracorriente de las tendencias religiosas y de las que se apreciaron en los dos sexenios pasados desde el gobierno federal: “Evangélicos van contra iniciativa”, en El Universal, 20 de mayo de 2016, www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2016/05/20/evangelicos-van-contra-iniciativa. Cf. Iván E. Saldaña, “Juntan 96 mil firmas contra las bodas gay”, en Excélsior, 2 de junio de 2016, www.excelsior.com.mx/nacional/2016/06/02/1096286. 128 “Iniciativa de matrimonio gay, gran equívoco: Arquidiócesis”, en Milenio, 22 de mayo de 2016, www.milenio.com/politica/Iniciativa_matrimonio_gay-gran_equivoco-matrimonio_gay_Arquidiocesis_0_742125929.html. Cf. “Grave equívoco”, en Desde la Fe, 22 de mayo de 2016, http://www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=6784&z=27 129 “El derecho es de los niños”, en Desde la Fe, 5 de junio de 2016, www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=6801&z=40 127

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Enrique Peña Nieto decidió hacer valer el Estado laico frente a la homofobia, de origen cristiano, que prevalece en amplísimos sectores de la sociedad (¿virreinal?) mexicana. Y es fortalecer el Estado laico, pues éste debe legislar al margen de credos y dogmas religiosos. Propuso dos iniciativas que protegen y equiparan los derechos de la comunidad lésbico-gay en todo el país, con los del resto de mexicanos. Eso, contrariamente a lo que hizo Felipe Calderón, quien impugnó la legislación que en ese sentido se aprobó en la Ciudad de México. En efecto, con los gobiernos del PAN se hizo más borroso el Estado laico. Baste recordar el gran crucifijo tras la toma de posesión de Vicente Fox como presidente.130

Inmediatamente después, ubicó el contexto partidista en el espectro ideológico, sin ahorrarse críticas: “Es cierto que en los últimos años el PRI también desdibujó su origen liberal y laico, y se sumó al PAN en numerosos estados para dar marcha atrás u obstruir varias reformas relativas a libertades de conciencia. Pero Peña, por las razones que sean, decidió recuperar ese valor del priísmo histórico (uno de los pocos rescatables del viejo nacionalismo revolucionario). Veremos qué posiciones toman los distintos partidos en el Congreso”. Al reconocimiento de los logros en ese terreno en la capital del país agregó el hecho de que partidos nuevos (como Morena) se opondrán a la iniciativa por mera conveniencia política. La reacción de la iglesia católica, no es nada sorprendente, “pues tras 150 años de Estado laico no acaba de entender (y menos aceptar) lo que eso significa”. Su argumentación es clara y consecuente con la historia del país: “Nadie le exige ofrecer el santo matrimonio a parejas del mismo sexo, pero eso no implica que el Estado no pueda y deba hacerlo, precisamente por estar por encima de toda religión (que mantiene pautas de discriminación inaceptables para un Estado democrático)”. Su observación del rechazo religioso es perspicaz y atenta a la práctica de las diversas religiones: “La intensidad con que las iglesias judías, cristianas y musulmanas difundieron la homofobia penetró en las sociedades donde se instauraron, al grado de secularizarse (es decir, se mantiene incluso entre no practicantes, no creyentes y ateos). […] Peña enfatizó que la verdadera patología (social) es la homofobia, causante de agresiones y crímenes de odio, en lo cual México ocupa el segundo lugar (como si nos faltaran)”. En esa misma línea, Octavio Rodríguez Araujo, haciendo tabla rasa de los religiosos, recordó la constante oposición de los ministros de culto hacia la homosexualidad y especificó: La Iglesia católica, que quizá sea mayoritaria en México, vive no sólo en el pasado, sino que se aferra a éste como si nada hubiera cambiado. Pero es tan hipócrita como otras muchas iglesias: a sus curas pederastas los defiende y, en el mejor de los casos, los castiga cambiándolos de diócesis u ocultando los hechos. Empero, la homosexualidad no pedófila, que también existe entre sus ministros religiosos y monjas, la oculta y no la castiga, pero sí la desaprueba para quienes no forman parte de las órdenes religiosas o de sus parroquias. Tampoco castiga, debe recordarse, a quienes tienen relaciones sexuales con personas del sexo opuesto y hasta hijos que luego esconden, regalan o venden a parejas que los quieren en adopción o para otros fines. 131

Su énfasis final recayó nuevamente en las políticas públicas valorando la importancia de la iniciativa en ese marco, no sin sospechar de ella: Aunque fuera para distraer a los mexicanos de asuntos más importantes, el católico Peña Nieto tuvo el arrojo de lanzar una iniciativa, como jefe de un Estado laico, en favor del matrimonio igualitario entre adultos. La jerarquía religiosa ya protestó y, al igual que en el pasado, quiere que las llamadas leyes religiosas sean las que rijan nuestra convivencia en México. […] Nadie les está pidiendo que casen a homosexuales, para eso están los juzgados civiles que deben actuar en función del Estado laico y de los derechos humanos que prohíben la discriminación por cualquier motivo o naturaleza […] Dependerá de los legisladores que la nación se ponga a la altura de los países más avanzados en el tema de los derechos humanos o postrarse ante la autoridad religiosa. Si optan por lo segundo, sólo queda recordarles que, para ocupar el cargo que tienen, juraron respetar la Constitución mexicana y que son parte de este Estado, no del Vaticano.

Por su parte, Jorge Iván Puma Crespo cuestionó los aspectos jurídico-políticos del debate desde dos aspectos complementarios, el constitucional, por la obsesión reciente de plasmar todos los derechos en la Carta Magna, y el estrictamente legal: “Más allá de la controversia suscitada respecto la iniciativa presidencial sobre J.A. Crespo, “Estado laico y homofobia eclesial”, en El Universal, 23 de mayo de 2016, www.eluniversal.com.mx/entradade-opinion/articulo/jose-crespo/nacion/politica/2016/05/23/estado-laico-y-homofobia-eclesial. 131 O. Rodríguez Araujo, “La homosexualidad y los religiosos”, en La Jornada, 26 de mayo de 2016, www.jornada.unam.mx/2016/05/26/opinion/021a1pol. 130

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matrimonio gay, habría que preguntarnos si elevar el tema del matrimonio igualitario a la discusión política no es una oportunidad para emprender algo que debimos hacer desde hace años. Es momento de arrebatar las tablas de la ley a los juristas y a las Cortes, y devolverlas a la ciudadanía. No sea que al final del camino, en una extraña contradicción performativa, nos descubramos incapaces de sostener el discurso a favor de la igualdad y la inclusión y prefiramos la tiranía de la interpretación de las Cortes”.132 El 30 de mayo algunas iglesias evangélicas publicaron un desplegado, cuyo contenido fue dado a conocer por el semanario Proceso. Bajo el título “Posicionamiento evangélico sobre matrimonio igualitario”, enfatiza que “esta iniciativa nos discrimina junto a la gran mayoría de mexicanos porque atenta contra principios y valores fundamentales de la sociedad”. Y agrega que el Estado mexicano “tiene la obligación de defender el modelo de familia que asegura la preservación de la especie, dando a otras formas de convivencia las garantías que sean necesarias para su realización plena, sin vulnerar a un modelo que ha probado a lo largo de la historia su relevancia y certeza social”.133 El documento aclaran que la postura de las iglesias evangélicas no es “de un ataque o rechazo a las personas con preferencias sexuales diferentes”, pues simplemente busca que no se vulneren los derechos de la “mayoría de la sociedad”, cuya base es la familia tradicional. Por lo que solicitan “una amplia consulta nacional para que los legisladores federales y locales puedan tener el pulso de la mayoría de la nación en un tema que puede ir de la homofobia a la heterofobia”. El desplegado lo suscribieron, entre otras iglesias y movimientos, la Alianza Cristiana y Misionera de la República Mexicana, Sólo Cristo Salva, Agua Viva para las Naciones, Comunidad Cristiana Semillas de Vida, Comunidad Evangélica Patmos, Ministerios Visión Internacional, Fraternidad Pentecostés Independiente, Plataforma Apostólica de México y la Red Internacional de Ministerios México, es decir, una inmensa mayoría de instituciones reconocidas como neo-pentecostales y carismáticas. Además, los debates acalorados entre integrantes de iglesias evangélicas han estado a la orden del día, pues en su mayoría manifiestan el rechazo con argumentos dogmáticos. Como resultado de estas apreciaciones, Roberto Blancarte, investigador de El Colegio de México, fue más específico al referirse a las iglesias evangélicas como instancias que han pasado de discriminadas a discriminadoras, pues incluso a partir de la negación de sus orígenes liberales, que las han llevado a aliarse ideológicamente a la ultraderecha católica, se han colocado en posturas que contradicen rotundamente su herencia cultural y política. Sin reconstruir con amplitud esa trayectoria, Blancarte recuerda el pasado evangélico mexicano: Hay pocas cosas peores que ver a personas o instituciones que han sido discriminadas y que siguen siendo discriminadas, convertidas en discriminadoras. Ése es el triste espectáculo que nos ofrecen algunas Iglesias evangélicas, con motivo de la iniciativa del presidente Peña Nieto para eliminar diversas formas de discriminación. Con muy poca memoria y menos espíritu de tolerancia, de respeto a los diversos, algunos dirigentes evangélicos anunciaron que se opondrán a dicha iniciativa. Ya se les olvidó que ellos mismos durante mucho tiempo (y todavía hasta hace poco) fueron tratados como ciudadanos de segunda e incluso ahora son discriminados; sus instituciones eran llamadas “sectas” y no “Iglesias”, sus hermanos feligreses eran llamados peyorativamente “aleluyas”. Todavía hoy es frecuente observar cómo los “cristianos” o evangélicos son discriminados en sus gestiones o peticiones, en muchas instancias oficiales y aún más en las no oficiales, en medio de una sociedad que culturalmente todavía se asume como católica.134

El reproche es duro y directo, basado en la observación acumulada y atenta: “Y estas Iglesias evangélicas, en lugar de convertirse en las primeras defensoras de una sociedad más respetuosa de la diversidad y de las minorías, se convierten en discriminados discriminadores. En lugar de luchar por los derechos de todos, aunque no compartan sus decisiones de vida, su condición existencial o sus preferencias sexuales, decidieron que van a luchar por una sociedad que siga discriminando. Poco han aprendido de lo sufrido en carne propia”. La “ideología protestante”, si es que alguna vez existió en la conciencia de estas iglesias, no dejó de ser revisitada por este J.I. Puma Crespo, “El matrimonio igualitario y la discusión democrática de los derechos”, en Nexos, 23 de mayo de 2016, http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=5834. 133 Rodrigo Vera, “Discriminatoria, iniciativa de Peña sobre matrimonio igualitario: iglesias evangélicas”, en Proceso, 30 de mayo de 2016, www.proceso.com.mx/442219/disciminatoria-iniciativa-pena-matrimonio-igualitario-iglesias-evangelicas. 134 R. Blancarte, “Discriminados discriminadores” en Milenio, 7 de junio de 2016, www.milenio.com/firmas/roberto_blancarte_perdon_pero/Iglesias_evangelicas_se_convierten_en_discriminados_discriminad ores_18_751904840.html. 132

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especialista (quien ha participado en varios eventos de las mismas) con particular detenimiento, advirtiendo que su “diferencia cultural” se ha perdido con el paso del tiempo ante estas coyunturas socio-políticas: Lo peor del caso es que, en su argumentación, estos dirigentes evangélicos (que ciertamente no son todos, ni representan al conjunto de Iglesias evangélicas) ignoran lo más elemental de la defensa de sus propios derechos como minoría: dicen que la iniciativa presidencial va contra el sentir de la mayoría y de la identidad nacional. O sea que, siguiendo esa lógica, estarían de acuerdo en que la mayoría católica les cercenara sus derechos por ser minoría religiosa. Y ahora hablan de identidad nacional, como si ésta fuese única, cuando todavía hoy hay muchos que la ligan únicamente con el catolicismo o el guadalupanismo. (Énfasis agregado.)

La alianza con el catolicismo conservador, lógica y “estratégica” desde las alas más conservadoras del evangelicalismo (como ya lo afirmó Farela) vino a confirmar la estrecha cercanía de iglesias que antes eran radicalmente opuestas: “Lo más lamentable es que ahora este sector de los evangélicos se alía con las posturas más conservadoras dentro de la Iglesia católica, posturas que ya han sido superadas por la mayor parte de los católicos, quienes han evolucionado hacia posiciones más democráticas, tolerantes y respetuosas de una sociedad diversa. Estos evangélicos se están convirtiendo entonces en la peor caricatura social posible: personas e instituciones discriminadas que a la primera oportunidad se vuelven discriminadores”. Ésa es la razón por la que ya se habla de que muchos protestantes de hoy en realidad son “evangélicos cristeros”, en alusión al movimiento católico que declaró la guerra al gobierno federal y que sacudió al país entre los años 20 y 30 del siglo pasado. Pasada una semana de la elección, el semanario Desde la Fe se unió a la celebración de la derrota del oficialismo priísta y criticó nuevamente, en otro duro editorial, las razones de la iniciativa presidencial y señaló sus supuestas consecuencias en el ámbito electoral, un asunto que ha sonado muchísimo en los recientes días en todos los medios, pues a la polémica se han sumado otros protagonistas con la misma orientación religiosa e ideológica:135 Ante el descalabro electoral del partido en el poder, cabría preguntarnos: ¿quién mal aconsejó al Presidente para tener “contentos” a un grupo minoritario y a oscuros lobbys internacionales que vienen destruyendo los valores sociales y familiares? ¿Pensó el Presidente que una propuesta tan desafortunada le bastaría para cancelar la mala imagen de México y de su gobierno en materia de derechos humanos, y borrar tragedias como la de Ayotzinapa? ¿Quién le dijo al Presidente que la prensa internacional dejaría de ser incisiva en la vigilancia y crítica a la violación sistemática de los derechos humanos que se viene registrando en el país? ¿Cuántos votos le iba a dar la ingenuamente llamada comunidad lésbico-gay, que está tan dividida y peleada?136

De tal forma que el eventual (y que ya se perfilaba como improbable) debate legislativo podría haberse aderezado con la persistente protesta e inconformidad persistente de quienes consideraron que el Estado mexicano laico debería seguir tomando en consideración doctrinas o postulados religiosos más allá de su responsabilidad en el establecimiento de normas igualitarias que no concedan privilegio a dogmas o creencias particulares, por muy respetables que sean. Se esperaba que las diversas comunidades religiosas tradicionales participasen en ese nuevo debate con mejores argumentos. 2. Se suman legisladores e iglesias Con la representación de alrededor de 30 organizaciones de la sociedad civil, la Cámara de Senadores fue la sede del Foro Nacional “Iniciativa Ciudadana por la Vida y la Familia”, al que asistieron diputados de diversos partidos el 2 de agosto de 2016. Un día antes se había llevado un foro similar en la Cámara de Diputados. Los organismos presentes expusieron “una propuesta para proteger el matrimonio entre un hombre y una mujer, y garantizar un modelo de familia tradicional”, según informa el órgano legislativo en su sitio web (www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2016/Agosto/01/1844-Realizan-en-Camara-deDiputados-Foro-Nacional-Iniciativa-Ciudadana-por-la-Vida-y-la-Familia). Todo ello como parte de las reacciones Cf. “Arquidiócesis de México ‘celebra’ derrota del PRI”, en http://sipse.com/mexico/arquidiocesis-mexico-iniciativa-gobiernocomunidad-homosexual-209201.html; y “Frente por la Familia hizo que el PRI perdiera, aseguran”, en Con Familia, www.confamilia.org.mx/nota.php?i=84. 136 “Merecido voto de castigo”, en Desde la Fe, 12 de junio de 2016, www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=6810&z=40. 135

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formales a los posibles cambios constitucionales que permitirían la aceptación legal de uniones de personas del mismo sexo en todo el país.137 Hubo representantes de diferentes iglesias evangélicas. La nota da cuenta de la participación de algunos diputados, como es el caso de Claudia Sánchez Juárez (Acción Nacional), organizadora del evento, quien aclaró “que es responsabilidad de los legisladores estar abiertos a los puntos de vista de cualquier ideología, los cuales deben ganar el voto de las mayorías”. Aseguró también que “los trabajos del foro serán fructíferos frente a un tema que ‘puede ser polémico, pero todas las voces tienen que ser escuchadas y qué mejor que sea en este recinto legislativo’”. Sánchez Juárez agregó que la visión de su partido “tiene que ver con respetar y fomentar los diversos modelos de familia, sin dejar de visualizar el modelo tradicional”. Y subrayó que “es importante analizar, discutir y escuchar todas las voces y dejar que manifiesten sus puntos de vista”. “Es nuestra responsabilidad respetar cada una de las expresiones a favor de la familia”, afirmó Por su parte Julieta Fernández Márquez, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) “se pronunció por hacer leyes que pueden fortalecer y apoyar a la familia, ‘porque sólo así se podrá ir en contra de la violencia, pobreza y delincuencia’”. “Es momento de que la sociedad civil ayude a transformar este país, donde la familia sea un modelo para proteger, cuidar y dar afecto a los niños, dijo, y compartió cifras actuales con los asistentes”. Sara Paola Galico Félix Díaz, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) “indicó que hoy la sociedad se aventura a cambios que se centran en los derechos humanos, la equidad y la democracia, que nos permitan a ser mejores”. Añadió que, de esa dinámica “nacen las comunidades de convivencia, el matrimonio, el derecho de unos o de otros para la adopción”. No obstante se preguntó: “¿Qué tan preparados estamos para dar el siguiente paso?”. Sus observaciones se dirigieron a las eventuales adopciones por parte de parejas homosexuales: “A qué sometemos a los menores, cuando los ven con dos papás o mamás, si todavía no concretamos la reforma educativa. Sí, claro, muchos dirán con educación y, entonces, cuando tengamos a la sociedad madura dejaremos al niño en medio de esto en pro de la libertad sexual”. Apuntó también que el debate apenas está iniciando, y “que debe quedar clara la diferencia entre un factor biológico y uno social, por el bien de la sociedad, pero sobre todas las cosas deben estar primeros los valores y el derecho del interés superior de la niñez”. El diputado Hugo Eric Flores Cervantes, de Encuentro Social (PES), instituto político de origen evangélico, recordó que el derecho de los matrimonios del mismo sexo a adoptar es una “ola mundial”, es decir, una tendencia a nivel internacional que “obviamente” iba a llegar a México. “Ante ello, pidió a las fracciones parlamentarias unirse para que, más allá de cualquier color, se analice a profundidad una propuesta que ‘hizo caer’ a culturas como la griega y al imperio romano, ‘porque perdieron principios éticos y morales’”. Y concluyó: “Este tipo de temas dividen a la sociedad, y en México ya tenemos muchos que dividen a los mexicanos. No podemos permitir que este asunto nos divida. Tenemos que ser sabios y prudentes, para defender nuestros principios con modestia, humildad, inteligencia y astucia”. El abogado Salatiel Vázquez, integrante del comité organizador del foro, “precisó que la propuesta de iniciativa tiene el objetivo de garantizar un modelo de familia basado en principios éticos que den certeza, seguridad y confianza a los ciudadanos. Explicó que algunos principios de la iniciativa ciudadana señalan la obligación del Estado a proteger el matrimonio entre un hombre y una mujer; tutelar el derecho de las niñas, niños y adolescentes a tener una familia que garantice su sano y pleno desarrollo; garantizar una educación gratuita, universal y laica”. Y finalmente afirmó que se debe ser “imparcial en toda ideología de género, resguardando el derecho de los padres a enseñar a sus hijos principios y valores contenidos en el seno familiar”. Incubada desde hace varias semanas posteriores al anuncio de la iniciativa presidencial enviada al Congreso, esta actividad se ha hecho eco de múltiples opiniones vertidas en medios para hacer sentir la inconformidad de los grupos religiosos. En los últimos días causaron mucha polémica las palabras del cardenal Norberto Rivera Carrera, en una nueva andanada en contra de la propuesta del Ejecutivo, pues se refirió a que las relaciones homosexuales son antinaturales, dado que “el cuerpo humano no está diseñado para ello”. Así de Un resumen de esta iniciativa puede leerse en: http://concienciapublica.com.mx/jalisco-2/sociedad/iniciativa-ciudadana-porla-familia/ 137

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explícito es el texto publicado en el semanario oficial de la Arquidiócesis de México, Desde la Fe: “La mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual que se lubrica para facilitar la penetración, resiste la fricción, segrega sustancias que protegen al cuerpo femenino de posibles infecciones presentes en el semen. En cambio, el ano del hombre no está diseñado para recibir, sólo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo. El miembro que penetra el ano lo lastima severamente pudiendo causar sangrados e infecciones”.138 Ante semejantes excesos, muchos analistas han deplorado que éste sea el nivel del debate que presenten las principales instancias religiosas. Algunas de las iglesias representadas en el foro anunciaron en las redes sociales su beneplácito por haber expuesto sus posturas en la tribuna más alta de la nación. Queda por ver si estarán a la altura del diálogo que se realizará en las próximas semanas o si, como ha sucedido en otras ocasiones, se sumarán a los lineamientos de los jerarcas católico-romanos en su abierto rechazo a esta controversial iniciativa presidencial. 3. Comienza a retroceder la iniciativa Después de que durante varias semanas hubiera un continuo golpeteo por parte de la Arquidiócesis de México, presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera a través del semanario Desde la Fe, y de las diversas adhesiones de iglesias evangélicas en diversos foros (como fue el caso de la Confraternidad de Iglesias Cristiana Evangélicas), además de integrantes de partidos políticos como el derechista Partido Acción Nacional, 139 el 24 de agosto se anunció casi formalmente que la iniciativa presidencial para igualar legalmente en todo el país las uniones entre personas del mismo sexo no se discutirá en el próximo periodo legislativo que inicia el 1 de septiembre. Emilio Gamboa Patrón, al frente de la junta de coordinación política de la Cámara de Senadores y de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), anunció que dicha iniciativa no es prioritaria y que existen otros asuntos más importantes por discutir: “No veo el tema como prioritario, sin embargo, seré muy respetuoso, como siempre lo hemos sido los senadores de la República, esperar a que los diputados decidan qué aprueban y qué no aprueban. Aunque mi impresión es que hoy en el país no es un tema prioritario y no es un tema que esté presionando la sociedad de México para sacarlo adelante”.140 Al ser cuestionado sobre las marchas convocadas por la iglesia católica para el 10 y 24 de septiembre en contra de la iniciativa, Patrón respondió que los legisladores “no se dejarán presionar de ninguno de los dos lados, los mismo que los diputados”. Y añadió: “Mi impresión y mi sensibilidad me indica que no es un tema que se vaya a ver en este periodo ordinario […] Matrimonios igualitarios, me parece que es una pregunta que sí tiene un grado de no consenso, en Cámara de Diputados en estos momentos”. Con ello se hizo eco del sentir de otros compañeros suyos que manifestaron la idea de que no es el momento, pero la percepción es que, en efecto, ni siquiera el PRI está dispuesto a apoyar la iniciativa, dados los embates de los grupos religiosos y organizaciones conservadoras. Esa misma postura se anunció desde mayo pasado.141 “Rayuela”, el editorial breve de La Jornada, ironizó: “Ojalá la jerarquía católica, encabezada por el cardenal Rivera, hubiera sido tan enjundiosa contra la pederastia como lo es contra las legítimas uniones gays”. Antes, un editorial principal del mismo diario analizó la situación de esta manera, al analizar los textos lanzados de Desde la Fe:

“Norberto Rivera y su cátedra sobre el ano”, en Hoy las Noticias, 1 de agosto de 2016, http://hoylasnoticias.com/nacional/norberto-rivera-y-catedra-sobre-el-ano/. Cf. “¿Por qué la Iglesia se opone al matrimonio gay?” (2 de 5), www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=6345. 139 Julián Sánchez y Marcos Muedano, “Iglesias y legisladores van contra bodas gay”, en El Universal, 2 de agosto de 2016, www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2015/08/2/iglesias-y-legisladores-van-contra-bodas-gay 140 “La iniciativa gay de Peña no es prioritaria para el país”, en El Financiero, 23 de agosto de 2016, www.elfinanciero.com.mx/nacional/la-iniciativa-gay-de-pena-no-es-prioritaria-para-el-pais.html. 141 Cf. Juan Arvizu y Alberto Morales, “En septiembre se verá prioridad de matrimonio gay, dice [César] Camacho”, en El Universal, 18 de mayo de 2016, www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/politica/2016/05/18/en-septiembre-se-vera-prioridadde-matrimonio-gay-dice-camacho. 138

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Ciertamente, por lo que hace a su propia institucionalidad, la jerarquía eclesiástica tiene derecho a aferrarse, dentro de sus filas, a posturas cavernarias en materia de derechos sociales, sexuales y reproductivos y a mantener un rechazo discursivo y jurídico a la homosexualidad en particular y a todas las expresiones de la sexualidad en general. Pero su injerencismo contumaz en los procesos legislativos civiles pretende pasar por alto el principio de separación entre la Iglesia y el Estado y constituye un renovado intento por someter a la sociedad a dictados de una moral religiosa, en lo que constituye una actitud fundamentalista no muy distante de aquellos gobiernos que han instaurado la sharia islámica como fuente de su legislación.142 “El mismo día, en ese periódico, el sociólogo Bernardo Barranco denunció el tono “golpista” de las protestas religiosas: “Los obispos mexicanos están jugando con fuego. […] Están provocando socialmente bajo una atmósfera de tensión en la que el presidente Enrique Peña Nieto parece estar rebasado. […] Los obispos lo saben, perciben la debilidad. Su larga experiencia política les permite calibrar la oportunidad para hacer avanzar su agenda. Ahora ven la ocasión propicia para empuñar sus principios morales y religiosos sobre el conjunto de la sociedad, pasando por encima de un gobierno agobiado” Y añade: Los principios históricos de separación entre la Iglesia y el Estado, así como la laicidad mexicana, son puestos a prueba en el momento en que los obispos transitan de la libertad de expresión, críticas contenidas en Desde la Fe, a la movilización política externada en el comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) del 12 de agosto en curso.[143] Ahí, los obispos mexicanos no sólo apoyan las marchas convocadas por el Frente Nacional por la Familia, sino que legitiman a la ultraderecha católica yunquista. Liberan del cautiverio a la bestia de la ultraderecha católica intransigente, homofóbica y fascista. El consejo permanente de la CEM, que había guardado moderación, reitera su rechazo al matrimonio igualitario por ser parte de un conjunto de propuestas legislativas que tendrán consecuencias en un profundo cambio antropológico. Este posicionamiento episcopal contra la llamada “ideología de género” no sólo fortalece la causa del cardenal Norberto Rivera, sino expone al país a la confrontación cultural y física de grupos antagónicos.144 El Observatorio Eclesial, por su parte, ha dado seguimiento a la avalancha de ataques católicos contra la iniciativa presidencial.145 Al mismo tiempo, el 4 de agosto se llevó a cabo una mesa redonda con diversos expositores religiosos, fruto de la cual es un documento que en sus líneas generales hace un llamado a los “sectores religiosos conservadores” a respetar el Estado laico, así como las libertades consagradas en la Carta Magna del país.146 La tibia reacción gubernamental, destacada por Barranco, ante la exigencia de algunos sectores por reaccionar con mayor firmeza, consistió en que el subsecretario Humberto Roque Villanueva afirmó “que los obispos mexicanos, al convocar las marchas, no violan la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, porque “Matrimonio igualitario: sigue la ofensiva clerical”, en La Jornada, 15 de agosto de 2016, www.jornada.unam.mx/2016/08/15/edito. 143 Cf. “Respaldo al Frente Nacional por la Familia”, en Conferencia del Episcopado Mexicano, 12 de agosto de 2016, www.cem.org.mx/contenido/879-respaldo-al-frente-nacional-por-la-familia-cem-jovenes-vida.html: “En este contexto respaldamos y animamos la coalición de grupos que se ha constituido, llamada ‘Frente Nacional por la Familia’, y que está convocando y organizando dos marchas o concentraciones masivas para expresar que: ‘el futuro de la humanidad se fragua en el matrimonio y la familia natural’. La primera para el próximo sábado 10 de septiembre en cada uno de los Estados y ciudades grandes; la segunda, el sábado 24 de septiembre en la ciudad de México y con un sentido nacional. Considere, Su Eminencia/Excelencia, de qué forma en la respectiva Diócesis/Arquidiócesis se pudiera hacer el respaldo mediante la Comisión Diocesana de Familia, así como desde las parroquias, para animar y promover la participación entusiasta y creativa de todas las personas, familias y grupos a estas marchas-concentraciones, con la posibilidad de implementar alguna forma de seguimiento-colaboración para otros procesos y eventos con los participantes”. 144 B. Barranco, “Los obispos mexicanos, con tufo golpista”, en La Jornada, 24 de agosto de 2016, www.jornada.unam.mx/2016/08/24/opinion/016a1pol. 145 Cf. “Tema de la semana: sigue la embestida clerical”, en Boletín Alas, núm. 177, https://app.box.com/s/4nmpkzb6keughbt8y5kyslwm4rzaq7ld. 146 “Religiones por el respeto al Estado laico y la no-discriminación frente al matrimonio igualitario”, en ALC Noticias, 11 de agosto de 2016, http://alc-noticias.net/es/2016/08/11/religiones-por-el-respeto-al-estado-laico-y-la-no-discriminacion-frente-almatrimonio-igualitario/ 142

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aún no se ha concretado la reforma. Enfatiza la laicidad en la libertad religiosa; sin embargo, relega la equidad y la libertad de convicciones éticas contenidas en la pasada reforma al artículo 24 constitucional”.147 Carlos Martínez García, en su columna quincenal, se refirió a las luchas para instaurar el estado laico en la historia del país y a las opiniones de Carlos Monsiváis y Roberto Blancarte: “La querella contra el Estado laico y la lid por restringirlo al reconocimiento de unos derechos, pero la negación de otros, tenidos éstos por la óptica clerical conservadora como aberraciones, pareciera a algunos una gesta encomiable. En realidad es una intentona por revertir una noción con la que han debido convivir a regañadientes, porque ya no tienen el poder para extirparla de la sociedad. A disgusto, los malquerientes de la libertad de conciencia la quieren restringir, con la estratagema de ser paladines defensores de la débil sociedad mexicana, que necesita su tutelaje”.148 A su vez, Ariel Corpus observó que esta reacción religiosa no puede ser vista más que como una clara manifestación del “retorno de la derecha” que busca recuperar sus privilegios y no duda en azuzar a las turbas de religiosos recalcitrantes para exigirlos, incluso violentamente.149 Por su parte, algunas organizaciones en favor de la diversidad sexual se manifestaron en contra de la intolerancia religiosa y anunciaron la creación de un frente común.150 El 22 de agosto, integrantes de grupos afines “clausuraron” simbólicamente las oficinas de la Arquidiócesis.151 Para el 8 de septiembre se anuncia la realización de una mesa de diálogo entre políticos y representantes de varias iglesias para apoyar la iniciativa en el marco de la laicidad del Estado y para reivindicar los avances en la materia. Y no podían faltar las celebraciones de los grupos religiosos apenas se conoció el “congelamiento” del proyecto de modificaciones legislativas, algo sumamente previsible ante la constatación de la debilidad gubernamental para sostenerlo.152 Quedó la impresión de que este régimen optó por el camino más fácil: en vez de defender las libertades y la igualdad, se volvió a someter a los dictados de quienes continuamente se oponen a los avances sociales. 4. Una “iniciativa evangélica” en el Congreso En el preciso día del inicio de sesiones del Congreso de la Unión, un grupo de organizaciones evangélicas realizó una marcha con el fin de entregar una iniciativa ciudadana encaminada a “preservar el derecho a la familia y que ésta se conforme por un hombre y una mujer”. “La propuesta”, según informó Milenio, “contrapone la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto sobre matrimonios igualitarios”.153 La protesta de estos grupos convocó a alrededor de 4 mil personas (aunque otras refirieron cifras mayores no confirmadas) en las inmediaciones de la sede legislativa en el oriente de la Ciudad de México. El discurso del contingente estuvo a cargo del pastor Amador López Hernández, presidente de la asamblea general de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, el cual se puede leer en su página de Facebook. La nota agrega que la mesa directiva de la Cámara de Diputados recibió la iniciativa para reformar el artículo cuarto constitucional “con lo que buscan preservar el derecho a la familia y que ésta se conforme por un hombre y una mujer”. Cf. Susana Guzmán, “Postura de la iglesia ante matrimonios gay no viola ninguna ley”, en El Financiero, 22 de agosto de 2016, www.elfinanciero.com.mx/nacional/postura-de-la-iglesia-ante-matrimonios-gay-no-viola-ninguna-ley.html. 148 C. Martínez García, “La querella contra el Estado laico”, en La Jornada, 17 de agosto de 2016, www.jornada.unam.mx/2016/08/17/opinion/017a1pol. 149 A. Corpus, “El retorno de la derecha”, en Observatorio sobre Religión y Asuntos Públicos en América Latina, 25 de agosto de 2016, https://observatorio-religionyasuntospublicosal.org/2016/08/25/mexico-el-retorno-de-la-derecha/ 150 Blanca Juárez, “Organizaciones por la diversidad sexual crearán frente ante embates de iglesia”, en La Jornada, 21 de agosto de 2016, www.jornada.unam.mx/2016/08/21/politica/013n1pol?partner=rss 151 “Transexuales ‘clausuran’ oficinas de la Arquidiócesis de México”, en http://sipse.com/mexico/transexuales-mensajes-odioiglesia-catolica-arquidiocesis-218977.html, 22 de agosto de 2016. 152 Benny Cruz Zapata, “Religiosos celebran revés nacional a matrimonios gay”, en En Línea Directa, 24 de agosto de 2016, www.enlineadirecta.info/noticia.php?article=293156. 153 Elia Castillo y Fernando Damián, “Entregan a diputados iniciativa para proteger familia”, en Milenio, 1 de septiembre de 2016, www.milenio.com/politica/evangelicos-iniciativa-familia-contrapropuesta_matrimonio_gaycamara_diputados_0_803319983.html. 147

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La denominada “Marcha por la Vida y la Familia”, acompañó la entrega de la propuesta a la diputada Guadalupe Murguía, vicepresidenta de la mesa directiva. Se trata de “un paquete que contiene parte de las [cerca de] 400 mil firmas que presuntamente recabaron, las cuales superan las 120 mil firmas que se requieren para ser considerada como iniciativa ciudadana”. Murguía señaló “que se le dará proceso de iniciativa ciudadana por lo que en cuanto entreguen el compilado de todas las rubricas, podría ser enviada al Instituto Nacional Electoral (INE) a fin de que valide los apoyos”. En su discurso, López Hernández afirmó (redacción original): No podemos guardar silencio ante una iniciativa que no edifica, ni construye a nuestra Sociedad Mexicana; preservando sus valores, sino todo lo contrario. Por lo que consideramos la iniciativa presentada hace algunos meses atrás, como una imposición que trata de amoldar la ley y, a la Sociedad Mexicana en general, a los intereses de unos cuantos, pretendiendo favorecer a una minoría, por encima de los derechos de los millones de ciudadanos mexicanos que conformamos la mayoría de nuestra sociedad, y que amamos entrañablemente a nuestro país; por lo cual estamos dispuestos a defender estos valores, que son baluarte de toda sociedad en desarrollo, con nuestra vida misma.

Y agregó: “Concluyó [sic] diciendo: Si por esta postura y defensa que creemos con todo nuestro ser, y que asumimos con la fuerza de la razón, y por la cual nos pronunciamos hoy presentando esta iniciativa de ley , ponemos en riesgo nuestra libertad e integridad física, debido a los intereses de unos cuantos, no importa…”. Y a continuación parafraseó las palabras de Mardoqueo en el libro de Esther, para cerrar con una cita del reformador Martín Lutero. Al parecer, 48 diputados de seis diferentes fracciones (Revolucionario Institucional, Acción nacional, Revolución Democrática, Verde Ecologista, Movimiento de Regeneración nacional y Encuentro Social) apoyarían la propuesta, “con lo que podría saltarse el trámite ante el organismo electoral y ser presentada por los legisladores”. La propuesta en cuestión busca que el artículo cuarto constitucional se exprese en los siguientes términos: “El varón y la mujer son depositarios del derecho humano a ser definidos por su naturaleza y no por la cultura, y son iguales ante la ley. Esta protegerá el desarrollo de la familia”. Además, señala que “el Estado reconoce el derecho humano al matrimonio que es la institución fundamental de carácter social, definido, original, etimológica y naturalmente como la unión entre un hombre y una mujer, para salvar la perpetuidad y el adecuado desarrollo de la especie humana”. 5. Marcha atrás de la iniciativa: ¿nueva “victoria cultural” de la derecha? El título del Estado laico y sus malquerientes, contesta la pregunta de que si la Iglesia católica es tan poderosa como lo fue antes. Ya no son los adversarios ni los enemigos, son los malquerientes, porque perdieron toda oportunidad de movilizar y cambiar el estado de cosas, y eso es irreversible.154 CARLOS MONSIVÁIS

Apenas seis meses bastaron para que, en la opinión triunfalista de algunos grupos religiosos conservadores (católicos y evangélicos de diversos signos) se lograse frenar la iniciativa sobre ampliar la cobertura constitucional sobre los matrimonios igualitarios en todo el país. Desde que se presentó la propuesta presidencial con “bombo y platillo”, como pocas veces, la misma recibió apoyos y rechazos en diversos espacios políticos, académicos, eclesiales, jurídicos y de movimientos por los derechos humanos.155 El aplauso más estentóreo provino, como podía suponerse, de los grupos sociales directamente implicados y su voz se escuchó en los medios y en algunos foros. También se sumaron sectores legislativos, algunos con la medición propia de quienes se saben en riesgo electoral, y otros sin el temor a lo que se calificó como “la debacle del 5 de junio” para el PRI en su papel de fuerza política en el poder y que, inevitablemente, tenía que dar la cara por dicha iniciativa, al provenir del Ejecutivo en

Andrés Timoteo Morales, “La Iglesia católica ya sólo ejerce control ‘sobre la formación de la nueva elite’”, en La Jornada, 19 de septiembre de 2008, www.jornada.unam.mx/2008/09/20/index.php?section=cultura&article=a07n1cul 155 Cf. L. Cervantes-O., “Arrecia oposición religiosa contra iniciativa presidencial”, en ALC Noticias, 15 de junio de 2016, http://alc-noticias.net/es/2016/06/15/arrecia-oposicion-religiosa-contra-iniciativa-presidencial. 154

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funciones. En algunos estados incluso se documentó la participación activa de sacerdotes y obispos para promover el voto contra el PRI, visto ya como enemigo de la familia tradicional. El Partido Acción Nacional, en busca de otra “victoria cultural” que acompañase su tan celebrado triunfo en siete entidades, se subió al tren de la euforia para combatir la iniciativa. Lo mismo hicieron diputados y senadores aislados, como César Camacho Quiroz, quien no le auguró ningún porvenir, por no ser una causa “prioritaria” para su partido. Encuentro Social, a su vez, pretendió recoger el clamor generalizado de las iglesias evangélicas, poseídas por un fervor apocalíptico impensado y que las llevó, una vez más, a compartir las trincheras de la ultraderecha que, como siempre, alardeó de movilizar a cientos de miles de familias en la defensa de esta nueva agresión contra el núcleo tradicional de la sociedad mexicana en un par de marchas que, supuestamente, sacudieron a la nación entera y fueron contestadas por los colectivos de la diversidad sexual, quienes, además, cumplieron su amenaza de exhibir a algunos representantes católicos, incluido el vocero del Arzobispado de México, Hugo Valdemar Romero. Mientras tanto, la prensa, los medios electrónicos y, por supuesto, las redes sociales, fueron escenario de un debate expresado en todos los tonos, desde la recuperación de la cátedra extraordinaria de anatomía y fisiología que al respecto brindó el cardenal Norberto Rivera Carrera, hasta las amenazas de que el país perderá población de aprobarse la iniciativa, a semejanza de otros países europeos o asiáticos. Los extremos abundaron hasta el punto de que se enarbolaron paquetes de firmas recolectadas para que, en uso de las posibilidades que brinda la Constitución, se tomara en cuenta la opinión de la mayoría que, con toda seguridad, estaría en contra de tales cambios. Los grupos católicos, engolosinados con lo sucedido el 5 de junio, se envalentonaron al máximo y anunciaron que no permitirán que en 2018 triunfe un candidato/a que no defienda a la familia. Al mismo tiempo, la Presidencia de la República (y sus asesores jurídicos, a buen resguardo del escrutinio público) únicamente medía las dimensiones del impacto de su propuesta a fin de valorar si insistía en fortalecerla o, definitivamente (como sucedió en días recientes), la dejaba morir como una iniciativa más, aunque esta vez hubiera recibido el apoyo de los sectores no siempre considerados como “prioritarios”, ni siquiera por otros dirigentes políticos, cuya imagen de promotores del cambio se vería afectada si retomaba banderas como ésta. El 5 de octubre, en una reunión con el Ejecutivo en Los Pinos, los dirigentes de las iglesias evangélicas (que nunca llamaron a una consulta a su feligresía, aunque siempre hablaron en su nombre) ya sin el apéndice incómodo de los grupos católicos, recordaron, por fin, que el matrimonio para ellas no es un sacramento y que uno de los problemas verdaderos de la iniciativa era el término que utilizaba para referirse a las uniones entre personas del mismo sexo, dado que no puede equipararse al concepto cristiano de matrimonio.156 Dicho en el argot religioso, estos dirigentes recordaron su formación doctrinal y teológica, aunque no necesariamente hayan advertido el grado de manipulación de que fueron objeto al movilizar sus contingentes el día del informe presidencial y en las marchas aludidas, para ponerse al servicio de los grupos católicos pro-vida y pro-familia, de mayor experiencia en esas lides multitudinarias, pues no sólo marcharon al lado de sus antiguos verdugos sino que ahora les hicieron “el caldo gordo” al dar una muestra de unidad cristiana que ningún líder ecuménico ha conseguido. De mucho debió servirles el reconocimiento de los organizadores de las marchas al ser reconocidos de manera visible en noticieros transmitidos en red nacional. Finalmente, el 9 de noviembre, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, con 19 votos en contra 8 a favor y una abstención, optó por rechazar la iniciativa presidencial, pues únicamente los representantes del PRD y del Movimiento de Regeneración Nacional la apoyaron.157 El Frente por la Familia celebró esta “victoria” y afirmó solemnemente: “Hoy es el momento de la ciudadanía, con esta votación queda claro que cuando la sociedad civil, de forma ordenada, pacífica y responsable, se organiza, puede marcar el destino de las políticas públicas que buscan obtener un bien social”. Se hacía alusión a la contra-iniciativa presentada para impedir cambios en esta materia con 400 mil firmas de apoyo y que consiste en establecer, en el artículo 4º constitucional 156 Rodrigo

Vera, “Líderes evangélicos del país expresan a Peña su repudio por bodas gay”, en Proceso, 5 de octubre de 2016, www.proceso.com.mx/457650/lideres-evangelicos-del-pais-expresan-a-pena-repudio-bodas-gay. 157 Fernando Damián y Elia Castillo, “Entierra diputados iniciativa de Peña sobre matrimonios gay”, en Milenio, 9 de noviembre de 2016, http://www.milenio.com/politica/rechazan_diputados_propuesta_matrimonio_gay-lgbtti_propuesta_penamilenio_0_844715834.html. 72


el reconocimiento de que la configuración del matrimonio tiene que ser entre hombre y mujer con el propósito de que los niños vivan en un entorno familiar tradicional.158 El recuento anterior, conocido por muchos, no busca otra cosa que documentar la manera en que los grupos religiosos tradicionales, como se acaba de mencionar, planean, desean y se organizan a fin de seguir incidiendo en las políticas públicas que abarcan a toda la sociedad, sin importar que la ciudadanía comparta sus valores doctrinales o ideológicos, algo que no es considerado por ellos dada su ancestral resistencia a los logros y avances del Estado laico, entidad legal contra la que han levantado sus armas durante toda la historia de México. Si hemos de creerle a Carlos Monsiváis, el conservadurismo católico representado políticamente por Acción Nacional desde su fundación como partido político, tiene ya la batalla perdida al momento de tratar de recuperar sus privilegios en el país, incluyendo las altas esferas del poder político y económico. De allí el calificativo de malquerientes que le espetó a esa corriente ideológica y religiosa que, acompañada de sus nunca faltantes grupos de choque (léase El Yunque y otros más oscuros y clandestinos) han luchado por impedir que la laicidad sea una práctica legal y efectivamente asumida en todo el territorio nacional. Bien vale la pena hurgar en su amplio compendio de textos sobre el tema y citarlo in extenso en estos momentos de éxtasis para la ultraderecha mexicana triunfalista y extática ante lo que considera una de sus nuevas imposiciones al Estado laico, su más fuerte dolor de cabeza. Quizá sólo baste con cambiar los nombres para advertir que los postulados son los mismos: La derecha […] no se aparta de sus modelos antiguos, incapaces de persuadir a los jóvenes (salvo excepciones muy minoritarias) y de adecuarse al desarrollo civilizatorio. En su búsqueda de la “victoria cultural” la derecha (el alto clero y el PAN sobre todo) busca censurar o prohibir las libertades artísticas, clama por la teocracia (literalmente: Abascal en 1992 exige que al gobierno lo integren funcionarios católicos), quiere prohibir El crimen del padre Amaro, se opone a la píldora del día siguiente, imparte en alcaldías panistas cursos de bioética que condenan al gobierno federal por el control de la natalidad, despliega su homofobia, se opone al aborto por las causas autorizadas en la mayoría de las legislaciones de los estados y el Distrito Federal (violación, malformación genética del producto y peligro de vida de la madre), quiere implantar la objeción de conciencia para los médicos en hospitales del gobierno que se nieguen a practicar los abortos autorizados, condena la minifalda, destruye cuadros, niega que existe la ética de la República, y así sucesivamente.159

A ello habría que agregar la oposición a la educación sexual en los libros de texto gratuitos y esta feroz ofensiva contra la iniciativa presidencial. Esos “modelos antiguos” mencionados por Monsiváis, permeados por la nostalgia de formas de neo-cristiandad ancladas en su inconsciente, hacen que los sectores tradicionales, a los que siempre se les indigestó la modernidad, vean los avances culturales y el reconocimiento jurídico de derechos como trabas en el camino de una sociedad que ha madurado y aprendido de sus errores. No queda lugar a dudas de que la secularización, vista y experimentada como un proceso irreversible, a pesar de sus sacudidas y reveses, especialmente ante unas instancias gubernamentales que nuevamente han probado su incompetencia (el papel de Humberto Roque Villanueva, sus funcionarios menores y asesores es patético, parapetados como están en meros “capturistas de datos”) al momento de verificar el funcionamiento de la laicidad en el país, seguirá siendo experimentada más como un “debate inconcluso” que como un mandato constitucional, que ya lo es, pero que, en manos tan limitadas y poco conscientes de su responsabilidad, seguirá abriendo las puertas para la ambición irrefrenable de los grupos de poder ideológico y doctrinal que aún creen que pueden regresar al país hacia situaciones decimonónicas ya superadas.

“Ésta es la iniciativa de reforma contra el matrimonio igualitario”, en Animal Político, 14 de septiembre de 2016, www.animalpolitico.com/2016/09/matrimonio-igualitario-frente-familia-reforma/ 159 C. Monsiváis, “Este País y el imaginario político”, en Este País, núm. 181, abril de 2006, p. 9, http://archivo.estepais.com/inicio/historicos/181/1_propuesta1_este%20pais_monsivais.pdf. 158

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LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS Y EL VOTO EN EL ESTADO DE MÉXICO (2017)

A

nte las próximas elecciones en el Estado de México el domingo 4 de junio, ha cobrado relevancia el hecho de que varios partidos se han acercado a las comunidades evangélicas para intentar atraer su voto mediante algunas promesas de campaña. Esta iniciativa forma parte de lo que algunos analistas han catalogado como un proceso de “reconfesionalización de las relaciones entre las élites políticas y religiosas”, especialmente en el caso del catolicismo, con quien tradicionalmente el partico en el gobierno ha tenido estrechas relaciones. Así lo resumió Bernardo Barranco: La jerarquía católica sabe jugar los tiempos electorales, como pocos actores, para incrustar sus intereses estratégicos en el entramado político mexicano. Los obispos conocen al dedillo la vulnerabilidad de la clase política cuando compite electoralmente por el poder. [...] En reuniones privadas o semipúblicas los aspirantes ofertan y pactan el canje de favores. Ahí han surgido amistades profundas entre clérigos y políticos. Cuando la contienda electoral es cerrada, la transacción se encarece, pues tanto los aspirantes como los partidos son más frágiles y buscan con impaciencia el apoyo clerical. Además de atraer a Dios a sus campañas, los políticos esperan que los altos prelados orienten el voto de su feligresía.160

En esa línea de acción, en semanas anteriores, la candidata del derechista Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, tuvo una comida a la que se convocó a diversos líderes y pastores, y después, el 3 de mayo, se reunió en un hotel de Naucalpan con “ciudadanos cristianos” bajo el slogan “Por la vida, por el matrimonio. Por nuestros hijos, por la familia”.161 Apenas el 20 de mayo, esta candidata presentó su “Compromiso por la vida, la familia y la libertad religiosa”, mediante el cual se comprometió, en caso de ganar, a no legalizar el aborto ni permitir las bodas gay en la entidad. El anuncio lo hizo ante dirigentes de varias organizaciones de laicos católicos aglutinados en el Frente Nacional por la Familia (FNF).162 En esa ocasión, afirmó: “Comparto plenamente el propósito y la convicción de que sólo con familias fuertes en el amor y en el encuentro cotidiano podemos tener paz, certeza de vivir sin miedo. Esto que hoy firmamos no es sólo un compromiso, es una convicción de vida. […] Por supuesto tenemos que defender la vida desde el momento de la fecundación hasta la muerte, pero también defender la vida a lo largo de la vida”.163 Por su parte, en los días recientes, el abanderado del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alfredo del Mazo Maza, bien asesorado sobre la creciente importancia de las comunidades evangélicas evangélicas en la entidad, tuvo una reunión el 2 de mayo con dirigentes de iglesias en la que confirmó su desacuerdo con algunos temas enarbolados por la oposición de izquierda: matrimonios igualitarios y legalización del aborto.164 Acerca de ello, Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), señaló: “Nuestra postura es de total rechazo al aborto, al matrimonio igualitario y a la adopción por parte de estas parejas, pues dañan muchísimo a la familia, que es una institución fundamental para cualquier sociedad. Por eso, en cada proceso electoral siempre pedimos que los candidatos se definan en estos tres puntos. Alfredo del Mazo ya se definió muy claramente porque, supongo, va en coalición con el Partido B. Barranco, “El poder eclesial en los comicios mexiquenses”, en La Jornada, 17 de mayo de 2017, www.jornada.com.mx/2017/05/17/politica/027a2pol. 161 Eugenia Jiménez, “Candidatos mexiquenses buscan el voto religioso”, en Milenio, 23 de mayo de 2017, www.milenio.com/politica/elecciones-estado-mexico/candidatos-edomex-voto_religioso-milenio_0_961703849.html. 162 Rodrigo Vera, “Vázquez Mota oficializará su compromiso de no legalizar el aborto ni permitir las bodas gay”, en Proceso, 19 de mayo de 2017, http://www.proceso.com.mx/487230/vazquez-mota-oficilizara-compromiso-legalizar-aborto-ni-permitirlas-bodas-gay. 163 Alicia Rivera, “Josefina firma compromiso por la familia y la vida”, en Milenio, 20 de mayo de 2017, www.milenio.com/estados/josefina_vazquez_mota-compromiso-juntos_por_mexico-tlalnepantla-milenionoticias_0_959904210.html 164 Rodrigo Vera, “Con Del Mazo, el conservadurismo religioso”, en Proceso, 20 de mayo de 2017, www.proceso.com.mx/487163/del-mazo-conservadurismo-religioso. 160

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Encuentro Social, conformado por muchos evangélicos. Incluso los espectaculares de propaganda de ese partido hacen énfasis precisamente en la familia”. La nota de El Universal fue quizá la más escandalosa, desde su título: “ Camino de Dios nos llevará al triunfo”. Allí, el pastor Gilberto Rocha Margáin, del Centro Cristiano Calacoaya, “agradeció a Del Mazo la firma del acuerdo que defiende la integración de las familias por un hombre y una mujer, la defensa de la vida desde su concepción y el rechazo al cambio de sexo y a la adopción por parejas gay”.165 Estas reuniones ocasionaron la denuncia del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ante el Instituto Nacional Electoral (INE): “Horacio Duarte Olivares, representante de Morena ante el INE, explicó que el pasado 17 de mayo, Del Mazo se reunió con la comunidad cristiana del Partido Encuentro Social (PES) en el Centro de Convenciones del municipio de Tlalnepantla, donde previamente se realizó una ceremonia religiosa, y en el que estuvieron presentes los presidentes nacional y estatal de ese instituto político, Hugo Éric Flores Cervantes y Vicente Onofre, respectivamente. El político mexiquense detalló que durante el evento, Alfredo Del Mazo se declaró creyente al señalar durante su discurso: ‘Quiero decirlo totalmente, porque no tengo ningún empacho en decirlo, soy un hombre de fe, un hombre que cree en Dios’”.166 Los demás partidos también han tenido acercamientos a los grupos evangélicos: los operadores de la campaña de Delfina Gómez del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), puntera en las encuestas, que se han reunido con líderes evangélicos son dos hijos del presidente de ese partido, Andrés Manuel López Obrador. Y del lado de Juan Zepeda, candidato del PRD, les ha prometido que trabajará por el respeto a la libertad de culto y que creará la Subsecretaría de Asuntos Religiosos. El reportaje de Eugenia Jiménez ofrece estadísticas interesantes sobre las comunidades cristianas no católicas: están presentes en 125 municipios del Estado de México, en 17 de ellos su proporción es clave, puesto que representan un poco más de 466 mil votos, 4.5 por ciento de la votación total en la entidad. La percepción de que los integrantes de las comunidades evangélicas siguen votando de manera corporativa sigue muy fuerte, especialmente, en este caso, debido a la participación del presidente del Partido Encuentro Social (PES), de inspiración evangélica, Hugo Éric Flores Cervantes, quien ha sido el enlace de su agrupación con el candidato del PRI, al que este partido apoya formalmente.167 Este enlace, abiertamente y sin ningún ocultamiento. En esta elección, en la que por primera vez el oficialismo está verdaderamente en riesgo de ser derrotado, el factor religioso surge como uno de los que entrarán en juego de manera decisiva para probar si la sociedad mexiquense está verdaderamente encaminada hacia un ejercicio de sana alternancia o si el aparato priísta impondrá, una vez más, su fuerza operativa para hacer triunfar a su candidato, hijo y nieto de anteriores gobernadores. No cabe duda de que, a pesar de los claros avances democráticos laicos, en México todavía sigue disputándose “el voto de Dios”, como le han llamado algunos observadores.

Juan Manuel Barrera, “Camino de Dios nos llevará al triunfo”, en El Universal, 18 de mayo de 2017, www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/edomex/2017/05/18/camino-de-dios-nos-llevara-al-triunfo. 166 Eulalio Victoria, “Morena denuncia a Del Mazo por propaganda religiosa”, en El Financiero, 21 de mayo de 2017, www.elfinanciero.com.mx/nacional/morena-denuncia-a-del-mazo-por-propaganda-religiosa.html. 167 “Alianza en el Edomex, firme: Hugo Éric Flores”, en Enlace Radial, 27 de enero de 2017, www.enlaceradial.com.mx/index.php/politica/item/16386-alianza-en-el-edomex-firme-hugo-eric-flores. Cf. José Contreras, “El voto de Dios en el Edomex”, 19 de mayo de 2017, http://laotraopinion.com.mx/articulo/el-voto-de-dios-en-el-edomex. 165

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AARÓN SÁENZ GARZA: EL PROTESTANTE QUE PUDO SER PRESIDENTE DE MÉXICO (2018)

Una trayectoria revolucionaria

C

omenzaremos con una afirmación abiertamente polémica: buena parte (sino es que la mayoría) de las iglesias evangélicas mexicanas de la actualidad desconoce la manera en que se ha relacionado su presencia con los acontecimientos históricos del pasado ya no tan reciente. Ahora que, en tiempos electorales, se discute apasionadamente a qué confesión se adscribe el candidato que lleva la delantera en las preferencias (Andrés Manuel López Obrador, apoyado por el Movimiento de Regeneración Nacional [Morena], el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social [PES], este último de corte confesional no católico),168 al parecer ha quedado en el olvido el episodio de Aarón Sáenz Garza (1891-1983), abogado, militar y diplomático de formación presbiteriana, quien en 1929 pudo haber sido el primer candidato presidencial por el naciente Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Luego de sus años iniciales, en 1911 “continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en 1913, inmediatamente después de los asesinatos de [Francisco I.] Madero y [José María] Pino Suárez [presidente y vicepresidente dela República], salió de México en busca de Carranza, ya convertido en el jefe de la Revolución Constitucionalista, quien lo envió a incorporarse a las fuerzas revolucionarias de Sonora, que pronto habrían de constituir el pie veterano del Cuerpo de Ejército del Noroeste”.169 Con una larga carrera política posterior (embajador en Brasil, regente de la capital, ministro de Educación, Industria y Comercio, y de Relaciones Exteriores), siempre fiel a los principios emanados de la Revolución Mexicana, y en estrecha cercanía con los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (con quien incluso emparentó), fue derrotado en la histórica convención llevada a cabo en Querétaro entre febrero y marzo 1929, por Pascual Ortiz Rubio, quien finalmente sería presidente (1930-1932), aunque sin terminar su periodo. Así resume Raymundo Riva Palacio lo acontecido en aquella ocasión, trazando puentes con la situación presente: “La fortaleza de López Obrador en las preferencias electorales desafía la historia política de México. Desde 1929 no se había tenido un aspirante protestante a la presidencia, cuando el general Aarón Sáenz desafió a Pascual Ortiz Rubio —el “delfín” de Plutarco Elías Calles, quien ordenó la Guerra Cristera—, pero fue relegado por el propio Partido Nacional Revolucionario, precursor del PRI, por su inclinación religiosa”.170 Y es que, efectivamente, una de las causas por las que Sáenz Garza no resultó electo candidato a la presidencia fue precisamente su adscripción religiosa: “Mientras estaba reunido el cónclave saencista, Gonzalo N. Santos [operador político de Plutarco Elías Calles] pronunció un atronador discurso en el que, quitándose por fin la careta, acusó a Sáenz de reaccionario y de ser obispo protestante”.171 Otra reconstrucción de lo sucedido, que coincide en lo esencial, puede

Véase el artículo de Raymundo Riva Palacio, “Andrés el cristiano” [sic], en El Financiero, 20 de marzo de 2018, www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/andres-el-cristiano. Cf. L. Cervantes-O., “¿Un presidente evangélico en México?”, en Magacín, de Protestante Digital, 7 de mayo de 2006, http://protestantedigital.com/magacin/10351/Un_presidente_evangelico_en_Mexico, y Bernardo Barranco, “El voto religioso y presidenciables piadosos”, en La Jornada, 4 de abril de 2018, www.jornada.unam.mx/2018/04/04/opinion/025a2pol. Recientemente, Barranco ha dedicado tres emisiones consecutivas de su programa televisivo, Sacro y Profano, en el Canal 11, a analizar el creciente impacto de los evangélicos en la política mexicana. Pueden verse en los siguientes enlaces: “Irrupción de lo religiosos en las elecciones de 2018”, 5 de marzo de 2018, www.youtube.com/watch?v=WlqlCv9s_Pg; “La constitución moral de AMLO”, 12 de marzo de 2018, www.youtube.com/watch?v=gXT53iVFtw0; y “Evangelismo político en las elecciones de 2018”, 19 de marzo de 2018, www.youtube.com/watch?v=Qt9aF28WmWA. 169 Pedro Salmerón, “Los orígenes de la disciplina priísta: Aarón Sáenz en 1929”, en Estudios, ITAM, vol. 3, núm. 72, 2005, p. 101, https://biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/72/PedroSalmeronLosorigenesdeladiciplina.pdf. 170 R. Riva Palacio, op. cit. 171 P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz Garza: militar, diplomático, político, empresario. México, Miguel Ángel Porrúa, 2001, p. 173. 168

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leerse en el libro El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México 81928-1945), de Luis Javier Garrido (México, Siglo XXI, 1982). Miguel Ángel Granados Chapa se refiere a la enorme animadversión que le causaba esta filiación a José Vasconcelos (candidato católico de la oposición en 1929), quien lo calificaba despectivamente como “pocho”, “pastor” o “agringado”.172 Como bien lo documenta su biógrafo Pedro Salmerón Sanginés, toda la familia Sáenz (sus padres, Juan y Concepción, y sus hermanos/as Moisés, Josué, Ana, Jesusa, Herminia y Elisa,) pertenecieron a la Iglesia Presbiteriana desde su natal Nuevo León, en el norte de México. Tanto fue así que el propio Aarón, durante su militancia en las juventudes de esa iglesia, en 1909, hizo un resumen de las celebraciones por el 400º aniversario del nacimiento de Juan Calvino (en Saltillo, Coahuila), quien por cierto era comparado con el prócer mexicano Benito Juárez.173 Así lo describe este autor: “Concepción Garza habían sido convertida a la Iglesia Presbiteriana por dos misioneros norteamericanos que desarrollaban su labor en los alrededores de Monterrey, los esposos Isaac y Ana Boyce, y entonaba salmos un día cuando el joven comerciante le preguntó sobre su canto. A los pocos meses Juan Sáenz estaba casado y convertido a la fe protestante”.174 Y sintetiza: “Así, pues, tres fueron las primeras influencias vitales y culturales de Aarón Sáenz: la vida ranchera y el trabajo del campo; la ética propia del calvinismo; y la educación formal de la época, nacionalista, liberal y positivista”.175 Miguel Ángel Granados Chapa, por su parte, se refiere a la familia Sáenz de este modo: La familia es presbiteriana, y nómada. No es, entonces, un producto extraño en el norte. Formaron el tronco don Juan Sáenz Garza y doña Concepción Garza. Cuando viven en El Mezquital, municipio de Apodaca, en 1888 nace allí su hijo Moisés. Luego, ya en Monterrey, serán paridos Josué y Aarón. La fascinación por el Gran Libro está presente en los nombres. También lo estará en la formación de Moisés, que vendrá a la capital para estudiar preparatoria en la escuela presbiteriana de Coyoacán.176

“Con el tiempo —agrega Salmerón Sanginés— Aarón Sáenz terminaría desligándose de la Iglesia Presbiteriana, pero entre tanto la disciplina, el amor al trabajo —el vicio por el trabajo— y la idea de que sólo la educación y el progreso harían de México un país rico y fuerte, fueron principios e ideas determinantes en la construcción de su concepción del mundo”.177 He ahí, en germen, el desarrollo de un político de origen evangélico que aspiraría a la máxima magistratura del país como parte de un proceso de reacomodo de las fuerzas ideológicas de la época. La huella de la Revolución Mexicana, como puede apreciarse, era muy fuerte en ese momento. Y Sáenz se ubicó decididamente en esa vertiente.

Revolucionario, político y empresario de altos vuelos Como bien ha resumido Salmerón Sanginés, con Aarón Saénz Garza comenzó una tradición política de larga historia durante buena parte del siglo XX: la disciplina de aquellos que, como parte del partido en el poder, heredero de la Revolución Mexicana (primero el Partido Nacional Revolucionario, luego el Partido de la Revolución Mexicana y, finalmente, el Partido Revolucionario Institucional), no alcanzaban los lugares de preeminencia, y se sometían a los dictados de los grupos dominantes. En su caso, al no poder ser candidato a la Presidencia de la República, Sáenz se Miguel Ángel Granados Chapa, “Los barones de la banca”, en Nexos, 1 de noviembre de 1982, www.nexos.com.mx/?p=4121. 173 P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz…, p. 31. El texto en cuestión, “En honor de Juan Calvino”, apareció en El Faro, t. XXV, núm. 31, 30 de julio de 1909, p. 488. Puede consultarse en la Hemeroteca Nacional Digital de México: www.hndm.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558a35bb7d1ed64f16bc50e9?intPagina=8&tipo=pagina&palabras=faro& anio=1909&mes=07&dia=30#bajar. 174 P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz..., 2001, p. 28. 175 Ibíd., p. 29. 176 M.Á. Granados Chapa, op. cit. 177 P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz..., 2001, p. 31. 172

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contentó, muy a regañadientes (como puede entenderse), con retomar la gubernatura de su estado natal, el norteño Nuevo León, entidad a la que regresó apenas pasada la convención fundadora del primer partido mencionado en marzo de 1929. Uno de los argumentos usados en su contra fue su filiación religiosa protestante. Y es que de la importancia que alcanzó su familia en el desarrollo del protestantismo en el norte del país da fe la inclusión de su padre en una de las historias del presbiterianismo mexicano.178 En dicha convención se nombró también al candidato a la presidencia del país, Pascual Ortiz Rubio (18771963), quien contendería, el mismo año con José Vasconcelos (1882-1959), un intelectual y revolucionario católico quien acusó al régimen de fraude electoral, debido sobre todo al gran apoyo que recibió de diversas bases juveniles. Vasconcelos, adalid del nacionalismo cultural, ex rector de la Universidad Nacional (en la presidencia de Adolfo de la Huerta) y ex ministro de Educación (durante el gobierno de Álvaro Obregón), dueño de una fuerte personalidad, había fustigado duramente a Sáenz Garza por ser protestante. Luego de que Obregón (como presidente electo en una segunda ocasión) fue asesinado por un militante cristero, el 17 de julio de 1928, Sáenz Garza fue visto como el candidato natural debido a su marcado obregonismo, aunque no contó con la oposición que recibiría, también, por sus posturas de acercamiento a las cúpulas empresariales de Nuevo León. El presidente Plutarco Elías Calles (18-19) era quien movía los hilos para conducir todos los procesos: primero, la sucesión provisional que recayó en Emilio Portes Gil, y luego, la organización del nuevo partido y el nombramiento del candidato a la presidencia.179 El contexto político de la convención de Querétaro en marzo de 1929 representó para Sáenz el cenit (contradictorio) de su carrera política pues prácticamente no acudió a la misma dado el complot que se orquestó en su contra para impedir su candidatura presidencial. Con todo y que la biografía de Sáenz Garza fue patrocinada por sus herederos, el autor es muy puntual para señalar la serie de errores que cometió al momento de acometer la posibilidad de su candidatura, especialmente en el sentido de fortalecer su imagen de revolucionario. Así, señala, por ejemplo: “¿De dónde salieron las acusaciones de conservadurismo hechas a Sáenz? De su carácter conciliador y de la manera en que había revivido el impulso gubernamental a la industrialización de Monterrey […] concitó las sospechas de los elementos radicales del régimen, que veían en esa burguesía nacional con la que Sáenz quería aliarse, el enemigo”.180 Además de no matizar las dudas acerca de su “compromiso revolucionario”, “se dio por vencedor antes de serlo y ni aclaró las cosas ni amarró los compromisos que eran imprescindibles en una época de tal pulverización política”.181 Con ello se advierte que su adscripción religiosa la única causa que le impidió a Aarón Sáenz llegar a la primera magistratura del país, pues lazos señalados con los sectores empresariales que sus detractores señalaron sin ninguna piedad fueron también muy importantes al momento de la decisión que avanzó por el lado de Ortiz Rubio. No obstante, Sáenz fue un precursor de las políticas públicas posteriores, pues fue “de los primeros (quizá el primero) políticos de primer nivel en darse cabal cuenta de que el progreso de México estribaba en la industrialización y ya no en la producción de materias primas; y en proponer el fortalecimiento de la incipiente burguesía industrial, buscando una alianza con ella. […] Sáenz empezó a proponer esa alianza que comenzaría a gestarse en el régimen de Cárdenas y que a partir de los sexenios de [Manuel] Ávila Camacho [1940-1946] y [Miguel] Alemán [1946-1952] sería una pieza clave del modelo de desarrollo mexicano”.182

“Don Juan Sáenz Garza”, en Libro conmemorativo de las Bodas de Diamante de la Iglesia Presbiteriana en México. México, Editorial Reforma, 1947, p. 128. 179 Cf. Lorenzo Meyer, “La Revolución Mexicana y sus elecciones presidenciales, 1911-1940”, en Pablo González Casanova, coord., Las elecciones en México: evolución y perspectivas. México, Siglo XXI, 1985, pp. 85-89. 180 Pedro Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz: militar, diplomático, político, empresario. México, Miguel Ángel Porrúa, 2001, pp. 170-171. 181 Ibíd., p. 171. Salmerón Sanginés sigue muy de cerca el análisis de Emilio Portes Gil en Quince años de política mexicana. México, Ediciones Botas, 1941. 182 Ídem. 178

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Por su parte, Carlos Monsiváis, en un magnífico recuento de las relaciones del protestantismo mexicano con la historia del siglo XX, da cuenta de otra lectura de los hechos de entonces, parcializada desde la óptica protestante del momento, que veía en un eventual triunfo de Sáenz la posibilidad de superar la persecución de que era objeto desde los ámbitos católicos más conservadores, aun cuando eran los tiempos de la guerra de ciertos sectores católicos con el gobierno: El crédito que alcanza la participación de protestantes en la Revolución mexicana se hace trizas en 1929 por el impacto de un hecho: el Partido Nacional Revolucionario, recién fundado, elige a Pascual Ortiz Rubio como candidato a la Presidencia de la República, en lugar de Aarón Sáenz, un día antes considerado el triunfador. La causa: el protestantismo de Sáenz que, en la leyenda muy verosímil, lleva a los obispos católicos de Estados Unidos al ultimátum: “Si el gobierno mexicano quiere el arreglo del conflicto religioso, Sáenz no puede ser Presidente”. Sea o no ésta la causa de su derrota, son muy vastas las repercusiones en el imaginario protestante, de allí en adelante poblado de recelos sobre sus derechos civiles y políticos, y con la perspectiva del martirio como la nacionalización disponible. De allí la prédica de la resignación: “Jehová dio, Jehová quitó, bendito sea el nombre de Jehová”.183

De tiempo atrás, la carrera política y burocrática de Sáenz Garza se había caracterizado por una gran lealtad a los líderes revolucionarios, comenzando con Venustiano Carranza, pues a la muy temprana edad de 26 años fue representante diplomático de México en Brasil, en 1918. Con el paso del tiempo, encarnaría de manera impecable el ideal del político-empresario revolucionario que durante varias décadas ocuparía el escenario nacional, con todos los elementos positivos y negativos que esto implicaba. A él se le aplicó de manera cabal la famosa frase de que “le hizo justicia la revolución”, pues se cobró ampliamente la afrenta de marzo de 1929. Miguel Ángel Granados Chapa lo planteó en términos muy duros, pero eficaces y claros, desde el título de uno de sus ensayos: “Los barones de la banca”, en donde cita las palabras de Portes Gil: Sáenz “no tuvo en aquellos días la habilidad política y el don de gentes que necesitaba como candidato presidencial. Engreído por la rapidez de su postulación, que se propaló en todos los sectores revolucionarios, se imaginó que la cosa estaba hecha y no se preocupó ya de disipar las dudas que sobre su personalidad, como candidato de izquierda se venían insinuando y tomaban cuerpo en la conciencia de los hombres más exigentes del régimen… Desafortunadamente para el candidato ocurrirán circunstancias que le hicieron aparecer como hombre de ideas moderadas y carente de los arrestos que se necesitaban para hacer frente a las difíciles situaciones que le tocaría resolver en el siguiente periodo gubernamental. “Al señor licenciado Sáenz le faltó habilidad para sortear aquella etapa de su vida. No tuvo ni la serenidad necesaria para restar fuerza al análisis amistoso que de él se hacía, ni mucho menos, el tino indispensable para hablar de los problemas nacionales con la entereza y energía con que debía hacerlo un revolucionario radical”.184

Pocos meses después de la convención, Sáenz aceptó el puesto de ministro de Industria, Comercio y Trabajo, con lo que se confirmó su disciplina e institucionalidad, aunque Granados Chapa no deja de preguntarse las razones para esa aceptación: ¿Por qué aceptó Sáenz un puesto subordinado luego de que se le agravió de modo tan manifiesto? En un hombre del temple que había probado tener en la guerra y en la política, así como en los negocios, no cabe la explicación de la humildad. Imposible imaginarlo venciendo sus rencores sólo por el mejor servicio de la República. Más bien, entonces, hay que conjeturar que sus vínculos financieros con Calles fueron más resistentes que los débiles lazos políticos que antes los unieron, y que en función de aquellos resolvió quedarse en el gobierno. O, más mecánicamente, que aceptó ese cargo, o hasta lo demandó, para servir a sus propósitos particulares.185

Salmerón Sanginés puntualiza muy bien: “La disciplinada actitud de Sáenz abrió una época: era el primer candidato con fuerza real y posible control sobre contingentes militares significativos, que aceptaba una derrota política C. Monsiváis, “De las variedades de la experiencia protestante”, en Roberto Blancarte, coord.., Los grandes problemas de México. XVI. Culturas e identidades. México, El Colegio de México, 2010, pp. 69-70, http://2010.colmex.mx/16tomos/XVI.pdf 184 M.Á. Granados Chapa, “Los barones de la banca”, en Nexos, 1 de noviembre de 1982, hwww.nexos.com.mx/?p=4121. 185 Ídem. 183

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por más marrullera que hubiese sido. Y como tal, fue recompensada, no sólo con los cargos de secretario de Educación y de Industria, Comercio y Trabajo, y la jefatura del Departamento del Distrito Federal, en los que sirvió durante los años del maximato [el control ejercido por Plutarco Elías Calles], sino de una manera más significativa y más acorde con sus propias aptitudes y preferencias y con el proyecto real de su grupo político, el Sonorense, que gobernó al país de 1920 a 1935”.186 Los fuertes intereses económicos que Sáenz puso en juego y la forma en que se benefició de sus puestos de responsabilidad, lo pusieron muchas veces en la situación de ser juez y parte. Pero su enriquecimiento como “zar” de la industria azucarera es totalmente inexplicable sin los cargos que ejerció. Las palabras de Granados Chapa son más que elocuentes para referirse a uno de los episodios en los que el conflicto de intereses fue sumamente evidente: “Fuera de conjeturas, los hechos hablan por sí mismos: era secretario de Industria y Comercio cuando organizó a los propietarios de ingenios para constituir una empresa mercantil, Azúcar, S.A., que con toda evidencia violaba el artículo 28 constitucional porque entrañaba un acuerdo de productores para fijar los precios. Como propietario de ingenios él mismo, resultó presidente de la sociedad, con lo que acaso ocurrió el extraño fenómeno de que el líder de los industriales azucareros Aarón Sáenz debiera negociar asuntos institucionales con el secretario de Industria Aarón Sáenz”.187 Sin embargo, su papel como gobernador de Nuevo León, adonde se refugió para restañar las heridas, fue muy importante por el impulso que dio a la educación y a la industrialización de ese estado.188 Sáenz diversificaría sus negocios ampliamente pues “incursionó en la banca, la aeronáutica, la cinematografía, la urbanización y otros rubros, pero la base de todo y lo que él más quería, lo que lo hizo millonario, fue la industria azucarera”.189 En ese sentido, Horacio Crespo ha sintetizado magistralmente los alcances de la figura de Sáenz en el contexto de la historia político-económica del país: Aarón Sáenz fue la figura más importante de la historia del azúcar mexicano durante varias décadas, podría decirse que entre 1930 y 1970. Llamado por un biógrafo complaciente —el rey del azúcar mexicano—, sintetiza en su largo papel como empresario y como dirigente del sector industrial azucarero las claves de su desarrollo, de las complejas relaciones mantenidas con el Estado, de sus ambiciones y sus limitaciones, de sus grandes logros y sus fundamentales problemas de estructura, nunca resueltos en forma definitiva, siempre postergados. La carrera de Aarón Sáenz también es ilustrativa de las frecuentes metamorfosis de los políticos revolucionarios mexicanos en empresarios prósperos y decididos, a veces no demasiado escrupulosos, coautores junto con el Estado de una larga etapa de crecimiento económico y de acumulación capitalista que dinamizó la modernización a marchas forzadas del país.190

La lectura simplista (que nunca falta) muchas veces ha hecho suponer que con un protestante en la presidencia desde los inicios del partido que mantuvo el poder durante 70 años en México hubiera sido muy diferente el destino del país. Queda claro, definitivamente, que esto no es verdad, sobre todo a la luz del desarrollo de la trayectoria de Sáenz Garza. Contrastar su labor con la de su hermano Moisés (1888-1941), educador de tiempo completo y pionero del indigenismo, es una tarea que aún tiene muchos capítulos por escribirse.191

P. Salmerón, “Los orígenes de la disciplina priísta: Aarón Sáenz en 1929”, en Estudios, ITAM, vol. 3, núm. 72, 2005, p. 128, https://biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/72/PedroSalmeronLosorigenesdeladiciplina.pdf. 187 M.Á. Granados Chapa, op. cit. Énfasis agregado. 188 P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz…, pp. 181-182. 189 P. Salmerón, “Los orígenes…”, p. 129. 190 H. Crespo, et al., Historia del azúcar en México. México, Fondo de Cultura Económica, 1990, pp. 116-119. 191 Cf. Jean-Pierre Bastian, “El protestantismo de Moisés Sáenz o la ética protestante, fundamento de la escuela activa de México”, en Protestantismo y sociedad en México. México, Casa Unida de Publicaciones, 1983. 186

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RELIGIÓN Y ELECCIONES 2018: EL “PUNTO DE INFLEXIÓN” DE MORENA Y ENCUENTRO SOCIAL (2018) Ésa es la canción que le queremos poner don Andrés Manuel López Obrador, surge de que pensamos que usted es Caleb y que está a punto de conquistar el monte Hebrón, donde gobernó David.192 HUGO ÉRIC FLORES, presidente del Partido Encuentro Social (PES)

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as palabras con que abre este artículo, dirigidas este martes 20 de febrero al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, marcan, junto con el resto de lo acontecido en la unción como representante del partido de inspiración evangélica que preside Hugo Éric Flores, para la contienda electoral del próximo 1 de julio, un auténtico punto de inflexión que ha ido más allá de lo imaginado por los observadores y los analistas, pues nunca antes el elemento religioso heterodoxo fue incorporado de esta manera a un proceso electoral. Pocos entre éstos, máxime si no son conocedores del medio cristiano-evangélico (antes denominado más bien como protestante), podrían recordar los estudios dedicados al tema de los partidos confesionales cristianos por estudiosos como el ya fallecido José Míguez Bonino o el profesor suizo Jean-Pierre Bastian, y mucho menos referirse a los diversos acercamientos de la llamada “teología política” a la incidencia de lo religioso en este campo tan polémico.193 El primero, teólogo metodista de amplia trayectoria y gran reconocimiento, desde la vertiente del protestantismo histórico, en un volumen que lleva por título Poder del Evangelio y poder político: la participación de los evangélicos en la vida política en América Latina (1994), en donde cuestiona radicalmente la existencia de este tipo de agrupaciones.194 El segundo, sociólogo e historiador de la Universidad de Estrasburgo, y con una larga estancia en América Latina, en ensayos sueltos pero muy puntuales al respecto. En uno de ellos, escribe: “Con la multiplicación de actores religiosos en competencia surge la posibilidad de un neo-corporativismo societal donde el intermediario religioso podría transformarse en mandatario. A la vez, la crisis de legitimidad que experimentan los partidos políticos tradicionales les obliga a entrar en competencia con nuevas organizaciones políticas; por ejemplo, con las partidistas confesionales evangélicas y pentecostales.”.195 Recientemente, ante el triunfo del evangélico Fabricio Alvarado en la primera vuelta de las elecciones en Costa Rica del pasado 4 de febrero,196 Bastian afirmó, en una comunicación personal: “No me sorprende, ¡ya en mi estudio […] publicado en alemán en 2000, lo había previsto! Confirma el carácter reaccionario de los movimientos religiosos evangélico-pentecostales, en total oposición a lo que fue el protestantismo histórico José Antonio Belmont, “AMLO, a punto de conquistar la tierra prometida: Hugo Éric Flores”, en Milenio, 21 de febrero de 2018, www.milenio.com/elecciones-mexico-2018/tierraprometida-hugoericflores-amlo-lopezobradorpes-encuentrosocialmilenio01126087394.html 193 CF. dos ejemplos de este tipo de análisis: Nicolás Panotto, “Religión, ciudadanía y espacio público: un acercamiento socio– antropológico y teológico”, en Perspectivas Internacionales, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia, vol. 11, núm. 1, 2015, pp, , http://revistas.javerianacali.edu.co/mwginternal/de5fs23hu73ds/progress?id=LRUJwXrJUiukJWdWWogY9lw4PcMc1aNTdP8gbNtFtvk,&dl; y Carlos Martínez García, “AL: ascenso electoral del conservadurismo evangélico”, en La Jornada, 14 de febrero de 2018, www.jornada.unam.mx/2018/02/14/opinion/018a2pol: “Lo cierto es que el discurso teológico-político del consevadurismo neoevangélico, muy rudimentario y simplificador en su lectura de la Biblia, convence a importantes sectores de la población hartos del establishment partidista, de una y otra corriente política, que ha fracasado en construir sociedades más justas y esperanzadoras”. 194 L. Cervantes-O., “Una ética política cristiana: J. Míguez Bonino (I)”, en Protestante Digital, 13 de marzo de 2015, http://protestantedigital.com/cultural/35567/Una_etica_politica_cristiana_J_Miguez_Bonino_I. 195 J.-P. Bastian, “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina”, en Estudios Sociológicos, El Colegio de México, vol. XVII, núm. 49, 1999, p. 171. 196 “Fabricio Alvarado vs. Carlos Alvarado: quiénes son el cantante evangélico y el escritor que se enfrentan en segunda vuelta por la presidencia de Costa Rica”; en BBC Mundo, 5 de febrero de 2018, www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina42944669. 192

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latinoamericano”.197 En sus textos, el sociólogo suizo se ha referido a los acontecimientos políticos de Guatemala, Brasil, Chile y otros países, y encuentra en ellos varias constantes, desde el surgimiento de las llamadas “bancadas evangélicas” en los congresos hasta el planteamiento de plataformas y proyectos ultraconservadores surgidos de esos sectores. Con estos antecedentes es que calificamos como “punto de inflexión” este nuevo acontecimiento en el que los la confluencia entre el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el PES, dominada por un estratégico oportunismo por parte del segundo, ha producido una fuerte , la que ha sido señalada por diversos politólogos como una auténtica alianza entre Morena, que se presenta como izquierdista y el ultraderechista PES, todo ello en un contexto de gran expectativa por la posibilidad de que López Obrador triunfe en su tercera elección consecutiva, luego de los intentos fallidos de 2006 y 2012. Ha llamado poderosamente la atención el reiterado uso del lenguaje religioso por parte de este candidato, señalado desde 2006 como creyente no católico y, al mismo tiempo, muy cuestionado por sus iniciativas señaladas peyorativamente de “mesiánicas” por sus detractores. Flores, en su discurso, no dejó la oportunidad de referirse a la historia bíblica de Caleb y la tierra prometida, mientras que el candidato también usó las alusiones del texto sagrado en su turno. Así lo hace constar Héctor de Mauleón: “Y López Obrador no pudo contenerse. Llamó a detener ‘la mancha negra del individualismo, la codicia y el odio que nos ha llevado a la degradación’. Sostuvo que desde el Antiguo Testamento hasta nuestros días ‘la justicia y la fraternidad han tenido un lugar preponderante en el ejercicio de la ética’”. Y agrega: “Refirió que la Biblia ‘señala que Jesús manifestó con sus palabras y sus obras su preferencia por los pobres y los niños’, y añadió que ‘para muchos, Cristo es amor’”.198 En esa misma alocución, López Obrador propuso la redacción de una “constitución moral”, que en la forma sería “un diálogo interreligioso, entre religiosos y no creyentes, para moralizar México... Hacemos el compromiso de convocar […] a muchos ciudadanos, hombres y mujeres de buena voluntad, para la elaboración de una Constitución moral, de un Código moral: así como existe una Constitución política vamos entre todos a elaborar una Constitución moral”. Esta propuesta ha sido muy mal recibida, de manera general, y en todos los tonos. Uno de sus críticos, Mauro González Luna, de extracción católica y cuya familia fue una de las fundadoras del derechista y filocatólico Partido Acción Nacional, dio a conocer un texto muy mesurado al respecto en la revista Proceso. González Luna argumenta, como muchos otros, que no es necesaria una nueva constitución, pero su análisis va más allá del mero discurso político, pues asevera con claridad que no se le pueden asignar a la política tareas que no le corresponden: La política no es redentora, no resuelve los problemas más urgentes del alma humana como apuntaba sabiamente Agustín de Hipona al hablar de la Ciudad del mundo y de la Ciudad de Dios. La redención del espíritu humano es materia ajena a la política, pertenece a otro orden, al de la trascendencia, al de la religión. Lo que legitima el poder político es el derecho justo. El derecho auténtico, el orden jurídico como causa formal de lo social, organiza, legitima y le da sentido al poder, haciéndolo apto para defender la dignidad humana, mediante la gestión del Bien Común. 199

Este autor puntualiza, con justa razón, líneas después: “Sacralizar la política en horas de desazón por la realidad, es romanticismo político, imaginería que suple a la prudencia deliberativa que gira en torno a la resolución 197 Bastian se refiere a “Religiöser Umbruch in Costa Rica. Die Herausforderung durch den Protestantismus” (Agitación religiosa

en Costa Rica. El desafío del protestantismo), en J.-P. Bastian et al., Religiöser Wandel in Costa Rica. Eine sozialwissenschaftliche Interpretation. (Cambio religioso en Costa Rica. Una interpretación desde las ciencias sociales) Mayence, Matthias Grünewald Verlag, 2000, pp. 200-299. 198 H. de Mauleón, “El día en que AMLO se convirtió en Caleb”, en El Universal, 21 de febrero de 2016, www.eluniversal.com.mx/columna/hector-de-mauleon/nacion/el-dia-en-que-amlo-se-convirtio-en-caleb 199 M. González Luna, “Constitución moral: romanticismo político-religioso dañino”, en Proceso, 22 de febrero de 2018, www.proceso.com.mx/523573/constitucion-moral-romanticismo-politico-religioso-danino. 82


de los apremiantes problemas particulares de la comunidad ampliada, no a utopías mesiánicas, sentimentales…”. Porque es justamente lo que se está apreciando en estos riesgosos pasos que dan Morena y Encuentro Social: la confusión de campos de acción y solución de problemas puntuales, los cuales en efecto han producido en la sociedad mexicana una búsqueda casi frenética por renovar el rostro moral de las instituciones. Parecería que la confusión en la que están incurriendo estos políticos no les permite ver que, con todo y la urgencia con que se desea modificar la situación del país, está propiciando una lectura religiosa que no le hace justicia a la realidad al considerar que solamente con buena voluntad y decretos verticales se podrá salir de la situación actual. Lo que González Luna denomina “política romántica” es una receta demasiado ambiciosa para afrontar lo que otros ven como la auténtica búsqueda de un cambio de régimen que consolide, de una vez por todas, la tan anhelada “transición democrática”. En ese sentido, las cuestionadas negociaciones que tanto el PES como Morena están llevando a cabo para este proceso electoral, no se diferencian gran cosa de lo que ambos organismos políticos critican, puesto que ante estos comicios ya tan cercanos, dejan la impresión de solamente querer colocar a las personas más dispuestas a unírseles, sin importar mucho su ideología o sus antecedentes. Los próximos meses serán una prueba de fuego para estos partidos políticos en su arriesgado manejo del factor religioso.

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DERECHOS HUMANOS Y ESTADO LAICO: NUEVOS RUMBOS PARA EL DEBATE (2018)

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arece mentira que, a estas alturas del siglo XXI, aún se siga debatiendo en México la importancia de los derechos humanos y del Estado laico, sobre todo después de los prolongados debates de mediados del siglo XIX y de la experiencia institucional que ha hecho del país uno de los más adelantados en el ámbito constitucional al respecto. Pero lo cierto es que, ante los embates del conservadurismo y de los sectores más reaccionarios de la ideología de derecha, que continúa belicosamente abriendo frentes a fin de restringir algunas de las libertades que la laicidad ha logrado que se formalicen en los textos constitucionales. No pueden entenderse de otra manera los furibundos embates de las cúpulas católico-romanas, aliadas de estos sectores, al identificar dichas libertades como atentados a los valores tradicionales y hasta a la identidad cultural del país, como si unos y otros dependieran únicamente de su comprensión unilateral de los mismos.200 No debe olvidarse el más reciente episodio de las negociaciones entre la iglesia católica y el gobierno mexicano (marzo de 2012), el relacionado con los artículos 24 y 40 constitucionales: el primero para establecer la libertad religiosa (diferente de la libertad de cultos) a cambio de la modificación del segundo que afirma categóricamente la laicidad del Estado. La apuesta católica iba, en realidad, en el sentido de garantizar lo referente a la enseñanza religiosa, la actividad electoral delos sacerdotes y la utilización de los medios de comunicación por parte de las iglesias.201 Pero todos sabemos muy bien lo insaciables que son estos grupos de presión y lo poco que se le han hecho estos cambios como para no dejar de insistir en la recuperación de privilegios de otras épocas. Ciertamente, es inaceptable utilizar los artículos constitucionales como moneda de cambio en las negociaciones que han salido a la pues, pues la irreversibilidad de los cambios en materia religiosa, orgullo de la legislación mexicana y hasta modelo para otros países es algo que debe afirmarse en cuanta oportunidad haya lugar. Muestra de ello es la labor ejemplar que en diversos espacios realiza el doctor Roberto Blancarte, sobre todo al recordarle a la clase política del país sus obligaciones en ese terreno, pues al fustigarla continuamente subraya el papel de defensores de la legalidad que jurado cumplir y hacer cumplir.202 Suyos son algunos libros de lectura obligada: Laicidad y valores en un estado democrático (coord., Colmex-Segob, 2000), Para entender el Estado laico (Nostra Ediciones, 2008)y Los retos de la laicidad y la secularización en el mundo contemporáneo (coord., Colmex, 2008). Llama mucho la atención que, en el ambiente cristiano no católico, sigan haciéndose progresivamente más fuertes y vivibles las posturas ligadas a esa misma vertiente conservadora, a contracorriente del liberalismo que caracterizó durante mucho tiempo al protestantismo, pues, como expresión “heterodoxa” del cristianismo, funcionó como un aliado estratégico de esa tendencia ideológica, lado a lado con la masonería y otros movimientos contrarios al clericalismo y al control que la iglesia católica deseaba seguir ejerciendo. Es por ello que Carlos Monsiváis (de formación protestante, liberal y de izquierda) se refirió a los opositores de la laicidad como “malquerientes”, a quienes dedicó un volumen completo. Este término descalifica de entrada el peso específico que, en estos tiempos, puede tener el rechazo confesional a los logros de la laicidad, pues la oposición a ésta se deriva, en su opinión, de una falta de aceptación de los avances de la modernidad en materia religiosa. En diversos momentos, este autor se confrontó directamente con los defensores del integrismo y del fundamentalismo católico. Ante Vicente Fox y Carlos Abascal, por ejemplo, subrayó uno de los postulados fundamentales de la laicidad institucional: “…‘el Estado laico conlleva obligadamente la ética republicana, que sin negar el papel de las religiones Cf. L. Cervantes-O., “Nuevos embates contra el Estado laico en México”, en ALC Noticias, 26 de noviembre de 2009, reproducido en Observatorio del Laicismo, https://laicismo.org. 201 L. Cervantes-O., “Senado ratifica Estado laico y establece libertad religiosa”, en ALC Noticias, 30 de marzo de 2012. 202 Véase la columna semanal de Blancarte en Milenio, que lleva por título “Perdón, pero…”. En las últimas semanas le ha tocado el turno a los candidatos presidenciales quienes, al parecer, de manera irreflexiva, y sin medir las consecuencias, han hecho alusiones religiosas totalmente innecesarias y a conveniencia. Algo similar afirmó el 5 de marzo pasado en el programa televisivo Sacro y Profano, de Bernardo Barranco, en el Canal 11. 200

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como espacio de formación de valores, deposita en la educación y las leyes los principios éticos de la sociedad no teocrática’. El laicismo […] respeta todos los credos, pero no acepta el retorno a un dogma religioso como criterio único”.203 En otro momento, para él, la Revolución Mexicana fue “un curso intensivo de secularización”.204 La laicidad, como uno de los resultados de la modernidad, se ha experimentado de manera sui generis en México y otros países latinoamericanos, lo que no implica que no haya habido avances en su modernización en materia religiosa, aun cuando las resistencias han sido muchas. Los diversos procesos históricos, marcados algunos de ellos por la gran beligerancia de grupos religiosos, han dejado una huella profunda en el imaginario cultural de varias generaciones de creyentes o no creyentes. La persona protestante o evangélica típica, si bien maneja un concepto muy claro de la individualidad y su papel ante lo sagrado, también es heredera de un conjunto de creencias y doctrinas que, de una u otra manera, plantean la laicidad y la secularización como componentes insustituibles de la modernidad, aspecto de difícil aceptación para otros movimientos más ligados a la tradición. De ahí que sea difícil de aceptar que, a partir de los cambios constitucionales de 1991-1993 muchas iglesias evangélicas retomen el discurso conservador que los ha acercado, en una alianza extraña, a los grupos más derechistas del espectro ideológico. La “santa alianza” que han llevado a cabo con los grupos defensores de los valores de la familia tradicional deja de lado la percepción social de integración y fortalecimiento de los derechos humanos derivados de una sana práctica de la laicidad. Blancarte ha hecho un resumen muy puntual del papel de la laicidad en la conformación de un nuevo perfil de la identidad religiosa de la ciudadanía: El verdadero competidor de la Iglesia católica en materia de convicciones fue el naciente Estado laico. No se trataba de una creencia religiosa que pusiera en jaque la adscripción nominal de la mayoría de los creyentes, pero sí una institución que disputaba la identidad nacional, mediante la adscripción a ideales seculares, con una poderosa simbología, capaz de competir por lealtades, sobre todo políticas. El laicismo, actitud de combate para crear y fortalecer al Estado laico, se convirtió en una potente ideología, apoyada tanto por la doctrina liberal como por los procesos de secularización social.205

De modo que la progresiva inserción y aceptación de la laicidad en las comunidades religiosas en México también ha atravesado por etapas en las cuales el alejamiento ideológico del liberalismo ha producido cambios profundos y visibles en el comportamiento de las iglesias y en los políticos ligados a ellas. Es el caso de Encuentro Social, partido cuya dirigencia no manifiesta suficiente claridad en relación con el “pasado heroico” del protestantismo, el cual participó en las luchas revolucionarias a finales del siglo XIX y principios del XX, como parte de la oposición al Porfiriato, aunque posteriormente declinó continuar algunos de sus proyectos educativos, asistencia social y de salud al ceder muchos de ellos a los gobiernos posrevolucionarios. Eso explicaría, al menos en parte, la actual derechización y aparente incomprensión del pasado liberal que podría servir como un buen contrapeso a este proceso. Al no identificar suficientemente estos cambios ideológicos, los liderazgos se están orientando hacia posturas francamente incompatibles con la naturaleza y el origen histórico de estas iglesias. La alianza ideológica (y eventualmente cultural) con sus antiguos perseguidores hace de estos movimientos un auténtico botín en medio de sucesos en los que la laicidad se encuentra en riesgo. Lamentablemente, estas palabras de Monsiváis, publicadas en 2006, siguen vigentes todavía en el México más reciente:

Fabiola Martínez, “Respeto a los fundamentalistas que me acusan de fundamentalista”, en La Jornada, 2 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/02/index.php?section=politica&article=018n1pol. 204 C. Monsiváis, “El laicismo en México…”, p. 27. 205 R. Blancarte, “Las identidades religiosas de los mexicanos”, en R. Blancarte, coord., Los grandes problemas de México. XVI. Culturas e identidades. México, El Colegio de México, 2010, p. 97. Además, Blancarte tradujo y prologó Nuestra laicidad pública, de Émile Poulat, publicado por el Fondo de Cultura Económica en 2015. 203

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La derecha […] no se aparta de sus modelos antiguos, incapaces de persuadir a los jóvenes (salvo excepciones muy minoritarias) y de adecuarse al desarrollo civilizatorio. En su búsqueda de la “victoria cultural” la derecha (el alto clero y el PAN sobre todo) busca censurar o prohibir las libertades artísticas, clama por la teocracia (literalmente: Abascal en 1992 exige que al gobierno lo integren funcionarios católicos), quiere prohibir El crimen del padre Amaro, se opone a la píldora del día siguiente, imparte en alcaldías panistas cursos de bioética que condenan al gobierno federal por el control de la natalidad, despliega su homofobia, se opone al aborto por las causas autorizadas en la mayoría de las legislaciones de los estados y el Distrito Federal (violación, malformación genética del producto y peligro de vida de la madre), quiere implantar la objeción de conciencia para los médicos en hospitales del gobierno que se nieguen a practicar los abortos autorizados, condena la minifalda, destruye cuadros, niega que existe la ética de la República, y así sucesivamente.206

C. Monsiváis, “Este País y el imaginario político”, en Este País, núm. 181, abril de 2006, p. 9, http://archivo.estepais.com/inicio/historicos/181/1propuesta1este%20paismonsivais.pdf. 206

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REACOMODOS COYUNTURALES DE LOS EVANGÉLICOS EN MÉXICO: ELECCIONES Y POLÍTICAS PÚBLICAS. 25 AÑOS DE OBSERVACIONES Y CRÍTICAS (2018) No se suponía que esto iba a suceder. El guion histórico de la modernidad pronosticaba que la religión iría retrocediendo a paso lento pero inexorable. […] El protestantismo era hasta hace poco una amenaza extranjera y hostil —explica [Virginia GarrardBurnett]—, sus incursiones, aunque loables por sus esfuerzos de alfabetización y salud, fueron un fracaso. […] Sobrios, los hombres dejan de golpear a sus esposas e hijos, lo que explica por qué las mujeres son fieles convencidas y por qué buena parte de la población más marginada del país (las localidades rurales de los Altos de Chiapas y el cinturón de precariedad que rodea a la Ciudad de México) abandona el catolicismo para sumarse a la nueva fe. El fracaso de sucesivos gobiernos en la distribución de bienes y servicios públicos abrió el boquete por el que se coló el pentecostalismo.207 SUSANA BARBA

1. Del “letargo social” al activismo omnipresente

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uego de que durante largas décadas ese concepto se aplicara irrestrictamente a la presencia y acción de las iglesias evangélicas en el subcontinente latinoamericano, ha costado trabajo adaptarse y acostumbrarse a una movilización que ha ganado una fuerte presencia social y mediática. A medida que ha llegado la información acerca de lo sucedido en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Chile o Brasil (la afirmación del líder de la bancada evangélica, Hidekazu Takayama, es toda una declaración de principios y resumen de la visión teocrática de muchos de estos grupos: “Para nosotros, la Biblia es la verdadera constitución”),208 en el medio mexicano surgía la interrogante sobre si tal movilización política obedecía a un patrón que, eventualmente, pudiera reproducirse aquí. Seguir la pista de estas modificaciones en la conciencia política de estos grupos, luego de una amplia aceptación de lo que Rubem Alves denominó, en los años setenta, el “credo político” de los protestantes, ligado a un apoliticismo manifiesto, pero siempre cargado hacia las posturas de defensa de la institucionalidad de turno, al grado de que en Brasil los énfasis nacionalistas de la dictadura militar fueron abrazados literalmente por las dirigencias eclesiales del cristianismo no católico de ese país.209 Con el nítido telón de fondo de los años 1991-1993 en que acontecieron los cambios constitucionales que otorgaron personalidad jurídica a las iglesias, lo cual funcionó como una especie de “banderazo de salida”, tímidamente fueron surgiendo los nombres que encarnaron (y lo siguen haciendo, al menos en un par de casos bastante visibles) en un primer momento los primeros intentos por articular la participación política de estas comunidades.210 En aquella coyuntura lo señalamos: “Cuando apareció publicada la nueva Ley de Asociaciones S. Barba, “La derecha nos rebasa por la izquierda”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018, www.letraslibres.com/mexico/revista/la-derecha-nos-rebasa-por-la-izquierda. Énfasis agregado. 208 Cf. Javier Corrales, “Un matrimonio perfecto: evangélicos y conservadores en América Latina”, en The New York Times, 19 de enero de 2018, www.nytimes.com/es/2018/01/19/opinion-evangelicos-conservadores-america-latina-corrales/; y Jonatán Soriano, “Para nosotros, la Biblia es la verdadera constitución” (entrevista), en Protestante Digital, 10 de mayo de 2018, http://protestantedigital.com/internacional/44680/Para_nosotros_la_Biblia_es_la_verdadera_constitucion. 209 R. Alves, “Religión, ¿opio del pueblo?”, G. Gutiérrez, R. Alves y H. Assmann, Religión, ¿instrumento de liberación? MarovaFontanella, 1973, pp. 88-96. Cf. R. Alves, “‘Converta-se o individuo e a sociedade se transformará’. A ética social protestante”, en Protestantismo e repressão. São Paulo, Ática, 1982, pp. 216-239. El “protestantismo de la sana o recta doctrina” de los años lejanos sesenta ha reaparecido en algunas expresiones del protestantismo fundamentalista de hoy. 210 Cf. L. Cervantes-O., “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias. Mentalidades, discursos, acciones (1995)”, en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013, www.lupaprotestante.com/blog/politica-y-nuevo-regimen-constitucional-de-las-iglesiasmentalidades-discursos-acciones-1995/ 207

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Religiosas y Culto Público en el Diario Oficial de la Federación, el 15 de julio de 1992, la suerte de las iglesias estaba echada: ahora tendrían que acomodarse a una nueva forma de actuación social. Contra la costumbre de los grupos protestantes, habituados al silencio y la pasividad, las nuevas condiciones jurídicas les exigirían formas impredecibles de respuesta y de expresión de sus proyectos”.211 Los escasos intentos por volcar la presencia protestante al plano político formal enfrentaron la resistencia de algunos núcleos ligados a las denominadas “iglesias históricas”, que todavía en ese tiempo invocaban el legado liberal del protestantismo y su tenaz defensa de la laicidad del Estado, con base, sobre todo, en la dolorosa experiencia de la persecución de la que fueron objeto desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el XX. Su afiliación a los partidos en el poder desde 1929 (PNR, PRM, PRI) formó parte de una alianza ideológica que pareció inquebrantable, pero que cedería su lugar al pragmatismo con que las nuevas dirigencias evangélicas (aunque no existe un órgano que las aglutine como en otros países; la Confraternice, Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, no lo ha logrado hasta el momento), de corte “neo-pentecostal” asumieron la representación visible, aunque informal, de esta corriente religiosa.212 Queda claro que la pretendida derechización tan “reciente”, según ciertos analistas, de estos movimientos, viene de mucho más lejos que la cercanía con el ascenso al poder por parte de Acción Nacional en 2000, en el inicio de la transición que muchos vieron como frustrada y otros como bastante inacabada. Alberto Montalvo, Arturo Farela, Porfirio Montero y Humberto Rice, los dos primeros procedentes del ámbito pentecostal, como pastores, y los dos segundos, como políticos que reivindicaron su filiación protestante en el PRI y el PAN, respectivamente, fueron quienes protagonizaron la primera oleada en medio de los vaivenes y la efervescencia de aquellos años en los que se entendió como parte del enésimo proceso de modernización del país.213 Montalvo fue uno de los primeros líderes en convocar consultas de análisis, pero desapareció muy rápido de la escena debido a la velocidad con que Farela (dirigente de Confraternice hasta la fecha) ocupó el lugar que dejaron vacantes los líderes de iglesias históricas,214 las cuales se han quedado pasmadas ante el aluvión de comunidades (pentecostales y carismáticas, entre otras) y “franquicias” eclesiásticas que las han sobrepasado numérica y socialmente.215 A ellos los precedieron, en un amplio abanico de tiempo personajes como Juan Amador, Ídem. Cf. Jean-Pierre Bastian, “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina”, en Estudios Sociológicos, El Colegio de México, vol. XVII, núm. 49, enero-abril, 1999, pp. 153-173, http://estudiossociologicos.colmex.mx/index.php/es/article/view/668/668; y Javier Calderón Castillo, “Iglesias evangélicas y el poder conservador en América Latina”, en Centro estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), 8 de noviembre de 2017, www.celag.org/iglesias-evangelicas-poder-conservador-latinoamerica/. Periódicamente, agencias y medios como la BBC y El País, de España, han publicado notas y reportajes sobre el avance político de los evangélicos en América Latina. Uno de los más recientes es: Jacobo García, “El voto evangélico prueba suerte en México”, en El País, 11 de mayo de 2018, https://elpais.com/internacional/2018/05/11/mexico/1526066336_424521.html: “Para [Roberto] Blancarte la unión entre Obrador y el PES es ‘más espiritual que estratégica’, debido a que las Iglesias evangélicas, surgidas principalmente entre sectores marginales reproducen los esquemas caciquiles, vinculados a una cultura autoritaria, que encuentra semejanzas en López Obrador. ‘Quien no se ha posicionado sobre la interrupción del embarazo o el matrimonio entre personas del mismo sexo’, añade. Los expertos consultados coinciden en que no hay constancia que desde los templos se oriente el voto pero que la apuesta es influir más arriba; en la calle y en las instituciones”. 213 L. Cervantes-Ortiz, op. cit. 214 Invariablemente, Farela es visto por las instancias de gobierno y los medios de comunicación como el referente para expresar la opinión evangélica. Lo cierto es que Confraternice funciona más como agencia de registro de asociaciones religiosas evangélicas que como un espacio de representación formal. La Confraternidad Evangélica de México (Conemex, www.conemex.org) que, por un momento, con Teófilo Aguillón al frente, trató de desempeñar ese papel, ha desaparecido prácticamente. Otras iniciativas, como el “Parlamento Nacional Evangélico”, no son más que propuestas vagas e inconexas que desean aprovecharse de la apertura actual. Véase A. Farela Gutiérrez, “Iglesia evangelista en México: expansión y lucha social (1992-2014)”, en El Cotidiano, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, núm. 185, mayo-junio, 2014, pp. 103-110. 215 Cf. Jean-Pierre Bastian, “Protestantes en Latinoamérica”, en Varios autores, Evangélicos en América Latina, Iglesia, Pueblos y culturas, núm. 37-38, abril-septiembre de 1995, p. 22: “…el nuevo protestantismo no se preocupaba por la difusión de una cultura democrática; aparecía más bien como una religión popular de los oprimidos y marginados, ignorada tanto por 211 212

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Otilio Montaño, José Rumbia Guzmán, Andrés Osuna, Aarón y Moisés Sáenz, Melchor Ortega, Rubén Jaramillo, Raúl Macín, Jonás Flores y César Pérez Guzmán, quienes desde diversas posturas marcaron con su actuación una pauta que tendría variada continuidad en años posteriores.216 Casos bastante atípicos fueron los de María de los Ángeles Moreno, en el seno del aparato en su vertiente más institucional (presidenta nacional del PRI y secretaria de Estado) y Evangelina Corona Cadena, desde el sindicalismo y la izquierda partidista (diputada federal entre 1991 y 1994).217 ¿Por qué se insiste aquí en la mención de personas aisladas? Porque durante mucho tiempo ésa fue la manera en que los diversos impulsos políticos dentro del protestantismo (término que será sustituido por evangelismo y el ahora muy de moda cristianismo, revitalizado por un nuevo uso) se expresaron mayormente en las iniciativas individuales que no necesariamente trascendían hasta el ámbito originario de los militantes que, al salir de las iglesias ingresaban a la arena política.

2. Factores en juego para la movilización evangélica Si los cambios constitucionales de inicios de los años noventa fueron el factor más relevante para el despegue político de los grupos evangélicos en México, otros también influyeron también para ese “despertar”, entre ellos, la ya señalada sustitución de liderazgos de iglesias históricas por los nuevos de iglesias más nuevas y pujantes, así como la coincidencia de agendas con los movimientos católicos pro-vida, enemigos del aborto, de las uniones entre personas del mismo sexo y de la denominada “ideología de género”. En este último tema, los contingentes evangélicos dan una impresión bastante lastimosa, pues parecen ser más bien un apéndice que se ha subido al tren de la ultraderecha católica, la cual ve con cierta condescendencia esta adhesión ideológica. Si no, como entender que alguien como el presidente de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, haya asido el orador principal en un acto al que asistió Enrique Peña Nieto, en el que habló a nombre de las iglesias y presentó su inconformidad por la iniciativa presidencial en relación con los “matrimonios igualitarios”.218 Esta transposición ideológica y aceptación de la agenda católica conservadora convirtió a las iglesias evangélicas en voceros de esa corriente católica al hacerse eco de sus posturas. Sólo así se explica su afinidad con lo expuesto en El libro negro de la nueva izquierda, publicación prologada por el mismísimo Juan M. Dabdoub Giacoman, dirigente del Consejo Mexicano de la Familia.219

la élites como por las vanguardias ideológicas liberales y protestantes. En este sentido, el pentecostalismo surgía más como sincretismo religioso que como expresión protestante, como movimiento religioso independiente e incluso antagonista de la cultura política protestante, pero también como denuncia de la incapacidad del protestantismo de salir de las estructuras ultraminoritarias liberal-radicales”. 216 Cf. Lindy Scott, La sal de la tierra: una Historia socio-política de los evangélicos en la Ciudad de México (1964-1991). México, Kyrios, 1994; y Mariano Ávila Arteaga, Entre Dios y el César: líderes evangélicos y política en México (1992-2002). México-Grand Rapids, Centro Basilea de Investigación y Apoyo-Libros Desafío, 2008. Más recientemente, René Valdiviezo S., “México. Partidos, religión y elecciones locales”, ponencia presentada en XVII ISA World Congress of Sociology, en el Research Committee on Political Sociology, RC18, Gotemburgo, Suecia, julio 2010, en Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, www.somee.org, pp. 95-110. Este autor explora el nivel estatal de actuación de los grupos cristianos no católicos mediante un buen análisis de las estadísticas disponibles sobre la diversificación del voto. 217 Cf. Elio Masferrer, ¿Es del César o es de Dios?: un modelo antropológico del campo religioso. México, UNAM/CIICS-Plaza y Valdés, 2004, pp. 179-204. 218 Véase “Se reúne el Presidente Enrique Peña Nieto con representantes de las distintas iglesias evangélicas, cristianas, y cristianas no evangélicas”, en el sitio oficial de la Presidencia de la República, 5 de octubre de 2016, www.gob.mx/presidencia/prensa/se-reune-el-presidente-enrique-pena-nieto-con-representantes-de-las-distintas-iglesiasevangelicas-cristianas-y-cristianas-no-evangelicas?idiom=es. 219 Cf. Nicolás Márquez y Agustín Laje, El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural. México, CUPSA-Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad-Consejo Mexicano de la Familia, 2017. Cf. Lucía Astorga, “FEUNA objeta presentación de El libro negro de la nueva izquierda en el campus universitario”, en La Nación, San José, 29 de agosto 89


El filósofo Adolfo García de la Sienra, asesor de Vicente Fox en 1999 y 2000, y promotor del “voto útil”, fue uno de los rostros más visibles de esa evolución. El texto que presentó en una consulta de enero de 1992 retrata de cuerpo entero los tanteos que algunos intelectuales evangélicos comenzaron a hacer para afrontar las posibilidades de acción política desde una perspectiva confesional o semiconfesional.220 Podría decirse que lo iniciado en ese entonces llegó a su clímax con la obtención del registro del Partido Encuentro Social en 2014, paradójicamente al mismo tiempo que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Ese nuevo partido ha encarnado los triunfalismos y las fobias más encontrados de los años recientes debido al manejo unipersonal, típico de otras agrupaciones, por cierto, entre otras cosas, además de una agenda plagada de ambigüedades ideológicas que se ha venido orientando cada vez más hacia las de la derecha religiosa El retrato que de él hizo Bernardo Barranco es puntual y elocuente: “Eric Flores es un personaje de largo linaje evangélico. Nace en el seno de una familia enlazada a la Iglesia de Dios, agrupación de corte bautista; estudia en una preparatoria presbiteriana, Instituto Juárez, en el sur del DF, y desde muy joven milita políticamente. Trabajó con el grupo priísta de Colosio y fue asesor de Ernesto Zedillo, bajo la dirección de Liébano Sáenz”.221 Para las elecciones de 2018 es muy evidente que el caso de Encuentro Social es el que acapara la atención porque representa la desembocadura real de los movimientos evangélicos iniciales, la consecución de proyectos personales de un grupo reducido de políticos empecinados (Hugo Éric Flores como personaje central222) y el cumplimiento de las observaciones de historiadores, teólogos y sociólogos (como Jean-Pierre Bastian, José Míguez Bonino, Virginia Garrard-Burnett o Roberto Blancarte) todo al mismo tiempo. Así resume Farela la trayectoria de Encuentro Social: En esas fechas [sexenio de Vicente Fox] se empezaba a formar el proyecto del partido político Encuentro Social ( PES), encabezado por Hugo Éric Flores Cervantes. Operó ya como agrupación en el 2003 con el PRI en las federales, en el 2006 con el PAN haciendo una buena negociación con Felipe Calderón, aunque duró poco; en 2009 regresa a los brazos del PRI, pero empieza a operar de manera plural y profesional en los estados y así logra constituirse en partido político local en Baja California. En años recientes visiblemente negocia posiciones en el PRD, especialmente cobijado por Marcelo Ebrard.223

Esta coalición ha sido sorpresiva, además, porque la alianza reciente de grupos evangélicos con la derecha católica más visible y vociferante, la que defiende a la familia y ataca el aborto y la homosexualidad, impensable en otras épocas, es algo que ha confundido incluso a algunos analistas:

de 2017, www.nacion.com/el-pais/feuna-objeta-presentacion-de-el-libro-negro-de-la-nueva-izquierda-en-el-campusuniversitario/Q4D4EY4E7ZFLZLHPBPPH4CZN5Q/story/ 220 A. García de la Sienra, “La afinidad esencial de la iglesia evangélica con el Estado mexicano”, en Varios autores, Las iglesias evangélicas y el Estado mexicano. México, Casa Unida de Publicaciones, 1992, pp. 41-48. Su definición de Estado laico es, por decir lo menos, extraña. “El carácter laico del Estado mexicano y su firme defensa de la libertad religiosa de los mexicanos fueron el fundamento puesto por Jehová en México para que su Palabra fuera libremente predicada por todo el país y los mexicanos pudieran escoger libre e internamente su propia religión” (p. 44). 221 Bernardo Barranco, “El nuevo partido neopentecostal”, en La Jornada, 30 de julio de 2014, www.jornada.unam.mx/2014/07/30/opinion/022a1pol. 222 Cf. M. Ávila, op. cit, p. ; y “‘Mi madre creó el PES’: Hugo Erick Flores, fundador del Partido Encuentro Social, en exclusiva”, en Enlace Judío, 5 de abril de 2018, www.enlacejudio.com/2018/04/05/mi-madre-creo-el-pes-hugo-erick-flores-fundador-delpartido-encuentro-social-en-exclusiva/. A su reticencia inicial para ser entrevistado, a partir de su ingreso a la Cámara de Diputados y de su alianza con Morena, Flores Cervantes se ha convertido en un personaje casi omnipresente. La emisión del programa Sacro y Profano, de Bernardo Barranco, del 14 de mayo de 2018 (www.youtube.com/watch?v=iDbxatyQ1gw) estuvo dedicada íntegramente a una entrevista con él. Previamente, Barranco dedicó varios programas al tema de la irrupción política de los evangélicos en México (“Irrupción de lo religiosos en las elecciones de 2018”, 5 de marzo de 2018; “La constitución moral de AMLO”, 12 de marzo de 2018; y “Evangelismo político en las elecciones de 2018”, 19 de marzo de 2018). 223 A. Farela Gutiérrez, op. cit., p. 107. 90


Si algo llamó la atención de los expertos en aquel momento fue la conjunción de fuerzas entre católicos y evangélicos pentecostales, un pacto entre enemigos históricos que hubiera sido impensable veinte o treinta años antes. Esta novedad no es menor y sin duda es un signo del crecimiento dramático de las comunidades protestantes carismáticas en América Latina durante las últimas décadas. Sin embargo, más que insistir en lo novedoso de esta alianza, es necesario analizar más a fondo el contexto que la hizo posible. ¿Por qué la derecha religiosa decidió modificar sus estrategias tradicionales de acción?224

3. El caso mexicano en la diversidad latinoamericana o una teología política heterodoxa Ahora que la derecha se ha infiltrado prácticamente en todo el espectro partidista y que las próximas elecciones anuncian una mayor derechización de los gobiernos que emanen de las mismas, especialmente por la manera en que los grupos de presión defensores de “la vida y la familia” están tratando de imponer sus agendas a los próximos gobernantes y legisladores. Su intento es, abiertamente, lograr que las políticas públicas integren sus propuestas y las conviertan en leyes: Para esta corriente política, la postura concreta de los candidatos respecto a dichos temas es el criterio decisivo que debe orientar el voto de los electores, por encima de cualquier otra consideración. A un partido se le pueden perdonar escándalos de corrupción, propuestas demagógicas o incluso vínculos con la delincuencia organizada, pero jamás un sesgo liberal en sus políticas sociales. La única plataforma aceptable es aquella que aboga explícitamente por la penalización del aborto, el endurecimiento del derecho familiar (excluyendo a los homosexuales del matrimonio y dificultando al máximo la separación de los cónyuges) y el reconocimiento de la más amplia libertad a los padres para decidir lo que debe enseñarse en las aulas.225

Roberto Blancarte, citado por Juan Carlos Romero Puga, ha fustigado duramente al candidato de Morena y, de paso, a la extraña alianza con Encuentro Social: Encuentro Social impulsa una de las agendas más retrógradas que hay en México, pues, si bien el protestantismo defiende la libertad de conciencia, ese partido aglutina iglesias evangélicas surgidas entre sectores marginales de la sociedad, de muy baja escolaridad, que reproducen viejos esquemas caciquiles y continúan anclados a una cultura autoritaria. Por lo tanto, los simpatizantes del PES encuentran una semejanza con los votantes de Andrés Manuel López Obrador, quien, hay que decirlo, no ha respaldado la interrupción del embarazo y el matrimonio igualitario, a pesar de que se consideran luchas propias de la izquierda.226

Compartimos el escepticismo de Pablo Mijangos y González (“Con este panorama, es casi un hecho que las derechas católica y evangélica obtendrán espacios de poder en la próxima administración. Dudo que logren impulsar una contrarreforma constitucional de gran calado, pero seguramente exigirán una mayor incidencia en las políticas de salud y educación, frenarán la despenalización del aborto en el nuevo Código Penal nacional y ejercerán algún tipo de veto en los próximos nombramientos de la Suprema Corte de Justicia”227), no obstante, queda bien claro que ambas vertientes derechistas harán todo lo posible por insertar sus propuestas y convertirlas en leyes. Al mirar hacia el futuro inmediato, coincidimos en que las palabras de Mijangos y González, si bien suenan premonitorias en el sentido positivo, hacen una advertencia y una invitación que no puede dejar de tomarse en cuenta: El presidente que elegiremos este año habrá concluido su mandato en 2024, pero la derecha religiosa llegó para quedarse y su influencia no podrá contenerse con la mera invocación del Estado laico. Sus simpatizantes saben que el reloj demográfico corre en su contra —las generaciones jóvenes son cada vez más secularizadas— y por lo mismo Pablo Mijangos y González, “La derecha religiosa en las elecciones de 2018”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018, pp. 9-10, www.letraslibres.com/mexico/revista/la-derecha-religiosa-en-las-elecciones-mexicanas-2018. 225 P. Mijangos y González, op. cit., p. 9. 226 J.C. Romero Puga, “‘¿Qué haría Jesús?’. El voto provida y profamilia”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018. 227 Ídem. 224

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harán lo posible para revertir esta tendencia con el apoyo gubernamental. Quienes más tienen que perder con el ascenso de la derecha religiosa deben seguir su ejemplo y organizarse políticamente, pues las libertades conquistadas durante las últimas décadas podrían ser revocadas por un régimen adverso. Y quienes están dispuestos a transigir con las posturas de esta corriente –que forma parte de la pluralidad democrática– deben hacerse responsables por los costos sociales de implementar su agenda en el mundo real. El cálculo de corto plazo no puede ser una excusa para entregar el poder a quienes rechazan la convivencia en un plano de igualdad. 228

(El video completo de esta https://www.youtube.com/watch?v=wMPh_FJEZS0)

228

Reunión

Académica

puede

verse

en:

P. Mijangos y González, op. cit., p. 11. 92


II. NOTAS Y ARTÍCULOS VICENTE FOX Y LAS IGLESIAS (2005)

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uando falta exactamente un año para que concluya la presidencia de Vicente Fox, bien vale la pena hacer un balance de su actuación en materia religiosa. Católico confeso y muy dado a hacer alarde de su militancia, ha marcado con esta preferencia a su gobierno, aun cuando en el mismo se ha subrayado la necesidad de promover y llevar a cabo la tolerancia mediante el reconocimiento de la enorme pluralidad de creencias presentes en el país. Además, las reuniones de Fox con las dirigencias de varios credos han intentado demostrar que dicha política no era de ninguna manera coyuntural o llevada por otro tipo de intereses. En este sentido, los actos oficiales han cumplido con la función de hacer visible la intención de no reeditar la simulación de gobiernos anteriores. No obstante, la cercanía de Fox con las cúpulas católicas ha sido demasiado evidente, a pesar de que sus status conyugal no es el óptimo, como pudo apreciarse en su primera visita al Vaticano, cuando no pudo ser recibido por el Papa junto con su esposa. Por otro lado, los recientes episodios de intolerancia en el estado de Hidalgo han puesto en entredicho la voluntad política del régimen foxista para hacer efectiva la libertad de cultos. El ascenso a la secretaría de Gobernación de Carlos Abascal, de familia y tradición cristera, despertó de inmediato sospechas, pues incluso en sus antecedentes académicos se han rastreado elementos de inconformidad profunda con los componentes laicos del Estado mexicano.229 Su actuación ha marcado el último año de la presidencia de Fox pues rebasa con creces todas las expectativas que se anticipaban, es decir, no se salió del molde y ha dado toda la razón a sus críticos. Un ejemplo puede servir para establecer algunas pautas para un balance. El 21 de noviembre pasado se inauguró el Seminario Continental para América, algo así como una Cumbre católica de las Américas. En dicho seminario comenzó a analizarse el Compendio de la doctrina social de la Iglesia, que contiene “las directrices del Vaticano para impulsar la evangelización al alba del tercer milenio”. El cardenal Norberto Rivera Carrera afirmó que México no puede volver al tiempo en el cual por agradar al pueblo “no se respeta la ley, se pervierten los caminos de la economía, la educación y obras fundamentales”. Es decir, indicó, el país "tiene que ausentarse de ese populismo", y conminó a los políticos a leer el documento elaborado por el Vaticano.230 Si se observa con atención la fotografía de La Jornada, podrá advertirse lo sucedido allí: mientras habla Giuseppe Bertello, representante papal en México, se observa que quien aparece en el centro del presídium: es nada menos que Carlos Abascal, el secretario de Gobernación, en medio de los cardenales Norberto Rivera, arzobispo primado de México, y Renato Raffaele Martino, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Este protagonismo de Abascal constituye, hasta el momento, otro eslabón más de una cadena de sucesos que recientemente ha incluido su apoyo al llamado a la desobediencia civil por parte del cardenal Rivera, quien exhortó a resistir las iniciativas gubernamentales acerca de la eutanasia. El 16 de octubre, Rivera Carrera señaló: “Cuando la autoridad se sale del marco legal desde donde puede y debe gobernar no hay obligación de tributarle obediencia, y si se opone abiertamente a los derechos humanos fundamentales, entonces hay que negársela”.231 Le recordó a la autoridad civil que “sólo tiene poder para legislar en favor de los derechos y deberes humanos, sin oponerse a los divinos”, y planteó que en caso de que alguna ley atente contra la sacralidad de la vida, “el creyente debe ser quien denuncie las injusticias y atropellos de la dignidad del ser humano”. Agregó que un cristiano debe expresar rotunda defensa del respeto y obediencia hacia las autoridades, sin embargo, cuando éstas van en contra de la vida, no debe obligarse a ninguno a obedecerle, siendo ésta su primera exhortación, prosiguiendo con la declaración de que “si se opone abiertamente a los derechos humanos fundamentales, entonces hay que negarle 229 Claudia

Herrera Beltrán, “El poder de la Iglesia, superior al del Estado, planteó Abascal”, en La Jornada, 21 de julio de 2005. Alma E. Muñoz, “Prelados católicos condenan a políticos que promueven leyes ‘contra la vida’”, La Jornada, 22 de noviembre de 2005. 231 Alma E. Muñoz, “Norberto Rivera defiende derecho de curas a ‘meterse en política’”, en La Jornada, 17 de octubre de 2005. 230

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la obediencia [...] Si los lineamientos de las autoridades se oponen a los derechos divinos, debe entrar la segunda limitación del poder civil, sancionada por la sentencia de Jesús: ‘Dad a Dios lo que es de Dios’”, puesto que la autoridad humana no es absoluta.232 Abascal, responsable del cumplimiento de la ley y del orden del país, justificó el llamado católico a desobedecer las leyes alegando una “objeción de conciencia”. Su argumentación, pretendidamente filosófica, invocó el “orden natural” por encima del civil: “Puede existir el derecho a la objeción de conciencia cuando a juicio de una persona se viola el orden natural, se altera el orden moral, mediante una ley escrita”. Lo definió así: “La objeción de conciencia se daría, por ejemplo, en el caso de que a un médico, comprometido con el respeto a la vida, se le exigiera que practicara un aborto o una eutanasia en contra de su conciencia, en contra del orden natural”. Por ello, consideró “una llamada de atención” estudiar sobre el tema, por ser un derecho humano, “de orden natural, reconocido en la legislación de muchos países”.233 La postura del vocero de la Presidencia, aunque tibia, fue en sentido contrario a este apoyo. Las declaraciones de Abascal recibieron múltiples críticas, e incluso Bernardo Barranco, sociólogo y periodista católico, se refirió en duros términos al hecho como “una provocación al Estado laico mexicano”. Para él, resultaba preocupante el comportamiento de Abascal, jusnaturalista que se opone al derecho positivo imperante en este país desde las leyes de Reforma. Si se tratara de un individuo no habría mayor problema, pero Abascal es un hombre de Estado. Barranco subrayó: "Sin dramatizar, es innecesario jugar con fuego: ahí están en la memoria simbólica de este país las dos grandes guerras fratricidas. Tanto en la guerra de Reforma, siglo XIX, como en la cristera, siglo XX, la fe y la política, la religión y la lucha armada se fanatizaron”.234 Hay que situar todo esto en el ambiente pre-electoral, pues a medida que se acercan ls comicios de julio del 2006, los actores políticos y sociales del país no dejan pasar la oportunidad de hacer valer sus creencias e ideologías.235 Barranco se refirió también a este asunto: El cardenal pretexta la discusión sobre la eutanasia para reposicionar el papel político social de la iglesia en vísperas de los procesos electorales de 2006. El verdadero fondo del problema de la relación entre la religión, la sociedad y la política es la democracia. Pasa a segundo término comprender si la fe, los valores y la política son irreconciliables, más bien lo importante es saber si la democracia es compatible con una religión que por momentos parece que ambiciona dirigir e incidir en la política. ¿Qué lugar debe ofrecer una frágil democracia en transición a los arrebatos teocráticos y ayatolescos del cardenal y de la estructura católica que aún no encuentra su lugar, su espacio ni su verdadero papel en la actual circunstancia que vive la nación? Digámoslo con otras palabras: ¿cuál es el papel que deben jugar las Iglesias en la construcción y desarrollo del orden social mexicano actual? Ese papel debe ser garantizado necesariamente por la autoridad ejercida de un Estado laico a partir de los principios de libertad, la tolerancia y respeto de las diversidades religiosas y de las minorías”. 236

Pero no hay que olvidar que estos embates forman parte, también, de la estrategia del nuevo Papa, Benedicto XVI, quien semanas atrás había hecho duras afirmaciones acerca de la situación actual en México. Ante varios obispos mexicanos, Ratzinger expresó su preocupación porque el “afán de poder” en algunos ambientes mexicanos “deteriora las sanas formas de convivencia y la gestión de la cosa pública”, además de que propicia un incremento en los “fenómenos de la corrupción, impunidad, infiltración del narcotráfico y del crimen organizado”. Idem. Alma E. Muñoz y Alonso Urrutia, “Promueve Abascal la objeción de conciencia en aborto o eutanasia”, en La Jornada, 18 de octubre de 2005. 234 B. Barranco V., “El cardenal, Abascal y la desobediencia civil”, en La Jornada, 19 de octubre de 2005. 235 Cf. Daniela Pastrana, “Del púlpito a las urnas”, en Masiosare, suplemento de La Jornada, núm. 410, 30 de octubre de 2005. Pastrana hace un amplio recuento de las iniciativas católicas en contra de cualquier ley que, según la interpretación del episcopado mexicano, vaya “en contra de la vida”. 236 B. Barranco, op. cit. 232 233

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Consideró que todo ello deriva en “diversas formas de violencia, indiferencia y desprecio del valor inviolable de la vida”.237 A todo lo anterior hay que agregar la participación de Abascal en la beatificación de militantes cristeros en Guadalajara, capital de una entidad tradicionalmente conocida por ser la cuna de dirigentes de la rebelión de corte religioso en la década de los años 20 del siglo pasado. Se trató de un acontecimiento interpretado como una reivindicación vaticana de 10 laicos y tres sacerdotes que perdieron la vida durante el gobierno de Plutarco Elías Calles. Abascal consideró, en entrevista a la agencia oficial Notimex, que “sólo con ánimo de reconciliación y paz se podrá construir ‘el México grande, libre, justo y próspero con el que todos soñamos’”. Agregó que “la beatificación de los 13 cristeros era una buena oportunidad para ‘reconciliarnos con nuestra propia historia’”, y concluyó diciendo que “la historia de México ha tenido momentos difíciles, y citó entre ellos la persecución religiosa en el sexenio de Elías Calles. Hay que proponernos jamás cometer de nuevo los errores del pasado y siempre trabajar mejor para construir una nación democrática”. 238 Días más tarde defendió su asistencia a la ceremonia religiosa negando que con ello violentara la ley. “Mi derecho humano a practicar mi fe, con pleno respeto a la ley mexicana, es una garantía inviolable”, expresó. Y dijo más: “"No se es padre de familia sólo al interior del hogar; no se es funcionario sólo en el ejercicio público de la función, y no se es creyente sólo al interior del templo. Somos lo que somos integralmente. Ahí (en la misa de beatificación), el secretario de Gobernación era un creyente más. Nadie se bajó del altar a cederle un lugar, nadie le tributó honores de ninguna índole; nada, nada que mezcle la función pública con las creencias religiosas”.239 El periodista evangélico Carlos Martínez García ubicó el suceso en un marco histórico amplio: “Este clericalismo, vivo y actuante hoy, no le perdona a [Benito] Juárez el resquebrajamiento del dominio económico, político y social de la Iglesia católica debido a las leyes de Reforma. Como en la Independencia y la Reforma, el clero católico igualmente combatió el aparato jurídico resultante de la gesta popular que llamamos Revolución. El Estado nacional se forjó a contracorriente de los deseos clericales”.240 Además, planteó fuertes interrogantes en torno a la pálida intervención de Abascal en los casos de persecución religiosa contra evangélicos en varios estados del país. Al comentar la presencia del secretario de Gobernación en Guadalajara, y siguiendo la línea crítica de diversos medios, el periodista Julio Hernández López no dudó en calificarlo como “Monseñor Abascal”, y al arzobispo de Guadalajara como “el Presidente Sandoval Iñiguez”.241

Alma E. Muñoz, “Corrupción, impunidad y delincuencia propician violencia en México: el Papa”, en La Jornada, 17 de septiembre de 2005. 238 Juan Carlos García y Alma Muñoz, “Beatifican a líderes cristeros”, en La Jornada, 21 de noviembre de 2005. 239 Fabiola Martínez, “Primero rendí homenaje a Madero: Abascal”, en La Jornada, 25 de noviembre de 2005. En el suplemento Masiosare (“Los mártires olvidados”, 27 de noviembre de 2005, p. 2)se hizo mención a algunos profesores de educación primaria que fueron asesinados o mutilados por turbas azuzadas por militantes cristeros: Esta es la nota completa: “La maestra María Rodríguez Murillo murió asesinada en el municipio de Tabasco, Zacatecas. El profesor Vicente Escudero lo fue en Santa Mónica de Viudas, municipio de Valparaíso, también en Zacatecas. Setenta cristeros llegaron hasta la casa donde se hospedaba, lo llevaron a la orilla del río y lo colgaron. Su cádaver permaneció ahí cinco días. Nadie lo bajaba porque todos en el pueblo le tenían mucho miedo a Trino Castañón, el jefe de los rebeldes. A Vicente Escudero lo mataron en medio de la guerra cristera, por el delito de enseñar a los niños. En estos días, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, asiste a la canonización de los cristeros y subraya que ‘hay que comprender que nuestra historia fue como fue y hay que amarla como fue’. La maestra Elba Esther Gordillo juega a la alianza con el partido del secretario Abascal. Se celebra a los cristeros. Para los maestros asesinados, para los cientos de desorejados, no hay homenaje alguno”. 240 C. Martínez García, “Abascal, el cristero”, en La Jornada, 23 de noviembre de 2005. Édgar González Ruiz se refirió al acto en términos más severos, en “Un asesino a los altares. Beatifican a Anacleto González Flores, un ideólogo de la guerra cristera”, La Crisis, 21 de noviembre de 2005, www.lacrisis.com.mx/anacleto211105.htm. González Ruiz escribió un libro sobre la familia Abascal. 241 J. Hernández López, “Cristo Rey”, en La Jornada, 22 de noviembre de 2005, p. 4. 237

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A la luz de su constante aparición en actos religiosos públicos, sumamente publicitada, la persistente identificación con los valores y la ideología católicos, además de los acontecimientos recientes brevemente esbozados líneas arriba, resultó bastante predecible escucharlo hacer un llamado a llevar a cabo una “ofensiva de espiritualidad” contra la injusticia.242 Eso fue una constatación más de que, en estos cinco años, no ha logrado entender lo que significa diferenciar, en la práctica, sus convicciones personales de su investidura de Jefe de un Estado laico. Al reivindicar los valores de una religión —precisamente la que ha sido enemiga a muerte del laicismo en México—, como base de un supuesto “humanismo integral y solidario”, Fox echa por la borda su pretendido respeto por la diversidad específicamente religiosa. Jamás en la historia moderna del país un Jefe del Ejecutivo había inaugurado un evento de asociación religiosa alguna. Esta parcialidad no puede ser bien vista por los ciudadanos que no comparten la orientación religiosa del presidente. Este suceso sólo podría compararse al acaecido cuando recibió al Papa Juan Pablo II y, en un acto propagandístico indiscutible besó la mano del pontífice católico, alguien que, para la legislación laica de México, no es más que otro Jefe de Estado con quien el país entabló relaciones diplomáticas sino hasta muy recientemente. Su afirmación de que aquí “las religiones conviven en respeto y armonía”, de que las personas son libres de practicar sus credos, así como el recuerdo, ya se ve, superficial, de que la separación entre el Estado y las iglesias “ha hecho de México una nación abierta y tolerante, respetuosa, donde caben todas las creencias religiosas”,243 manifiesta una escasísima sensibilidad histórica, debido al lugar en donde todo esto fue expresado. Asimismo, al invitar a los religiosos a brindar apoyo ético y solidario a la sociedad, hizo una distinción inaceptable entre ciudadanos debido a que un llamado así debería incluir a todos por igual, sin importar su apego a creencias religiosas. Su mención de “las iglesias ecuménicas y su doctrina” como grandes aliados para ganar la batalla de la promoción de los valores universales queda bastante fuera de lugar porque el espacio donde fueron pronunciadas estas palabras continúan otorgando privilegio sólo a una de las religiones presentes en el territorio nacional. Además, como bien señala la nota de La Jornada, “mientras el presidente Fox defendía su otro credo, la democracia, como un sistema de vida más que una estructura jurídica o un régimen político, José Ignacio Mariscal Torroella, presidente del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, decía que los bautizados no pueden permanecer como espectadores indiferentes cuando tantas personas padecen injusticias, pobreza, desempleo o violación de sus derechos humanos, ‘por actitudes, conductas y estructuras que hacen de la persona un objeto desechable o un ser para el consumo, la producción y el placer constante’”.244 En mayo de 2000, Fox lanzó en una carta a los obispos mexicanos y a las demás iglesias, un “decálogo” que contenía su propuesta para el trato a las iglesias. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Promoveré el respeto al derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural. Apoyaré el fortalecimiento de la unidad familiar, que en México es un recurso estratégico. Respetaré el derecho de los padres de familia a decidir sobre la educación de sus hijos. Promoveré el libre acceso para la asistencia espiritual y religiosa en los centros de salud, penitenciarios y asistenciales, como los orfelinatos y los asilos para ancianos. Responderé al interés manifestado por las iglesias para promover un amplio espacio de libertad religiosa a partir del artículo 24 constitucional. En congruencia con el derecho humano a la libertad religiosa y con los acuerdos internacionales suscritos por México en esta materia, promoveré que se eliminen las contradicciones entre los artículos 24 y 130 de la Constitución, reformando el 130 en la parte que restringe la libertad religiosa, que proclama el artículo 24. Abriré el acceso a los medios de comunicación a las iglesias, para que éstas puedan difundir sus principios y actividades.

Rosa Elvira Vargas y Alma Muñoz, “Fox llama a emprender ‘ofensiva de espiritualidad’ contra la injusticia”, en La Jornada, 22 de noviembre de 2005. 243 Idem. 244 Idem. 242

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8.

Promoveré que en el marco de una reforma hacendaria integral se defina un régimen fiscal para las iglesias, con deducibilidad de impuestos, cuando contribuyan al desarrollo humano. 9. Terminaré con la discrecionalidad para autorizar la internación y permanencia en México de los ministros de culto de las iglesias. 10. Promoveré la homologación voluntaria de los estudios eclesiásticos en el ámbito civil, respetando los programas y contenidos de las materias que imparten los seminarios o instituciones de formación religiosa. 245

Aun cuando algunos de estos puntos apuntaban hacia el reconocimiento en acto de la diversidad religiosa, muchas de estas propuestas fueron pensadas básicamente para beneficiar a la Iglesia Católica, pues en realidad recogen muchas inquietudes de las jerarquías de dicha iglesia, sobre todo en lo relativo a la educación y en el acceso a los medios de comunicación electrónicos. Otro ejemplo, esta vez del ámbito cultural, puede ilustrar la política foxista de apoyo a la Iglesia Católica: un espacio que ocupaba la Secretaría de Hacienda en el Centro Histórico de la Ciudad de México fue devuelto a la Arquidiócesis de México, la cual lo había solicitado para abrir su museo de arte sacro. En vista de las críticas recibidas, la jerarquía católica se vio en la necesidad de incluir el nombre “ecuménico” para denominar dicho museo. Con acciones como la citada, acumuladas a lo largo de estos cinco años, se ha visto cómo las preferencias religiosas de un gobernante pueden encaminar toda una política en medio de las exigencias sociales de una verdadera transición democrática. Por el contrario, el cambio tantas veces preconizado por Fox se ha convertido en una especie de revancha que él, como representante de la mayoría católica, se ha propuesto realizar desde la jefatura de Estado. Toda esta conducta, que de alguna manera invierte los papeles, pues muestra a los políticos sustituyendo a los líderes religiosos y viceversa, ha sido descrita acertadamente por Soledad Loaeza, al referirse sobre todo a la intromisión de los obispos en política, de acuerdo con lo señalado en la Constitución, como sigue: “Si se va a reformar la legislación en materia de Iglesias y de religión, habría que eliminar las ambigüedades que se prestan a manipulación por parte de las autoridades religiosas. [...] Lo que tal vez tendrían que tener en cuenta obispos y cardenales es que esta separación protege a una y a otra de las toxinas que pueden transmitirse entre sí. Tan mala es una política cargada de religión como una religión cargada de política. Seguro que el C. Dios lo comprendería”.246 Y es que precisamente éste ha sido el problema de Fox a lo largo de su mandato, al situarse en uno de los lados del espectro: ha hecho una política cargada de religión, tan nociva como la que intentan seguir practicando los dirigentes católicos, una religión cargada de política. De allí la importancia de reivindicar la lucha del pueblo de México por tener un Estado laico.

245 246

Enrique Méndez, “Promete Fox un régimen especial a las iglesias”, en La Jornada, 7 de mayo de 2000. S. Loaeza, “Jerarcas reincidentes”, en La Jornada, 1 de diciembre de 2005. 97


EL ESCRITOR CARLOS MONSIVÁIS DEFIENDE EL LAICISMO ANTE EL PRESIDENTE FOX (2006)

A

penas unos días después de leer un discurso de homenaje en la tierra natal de Benito Juárez como parte de la campaña de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, el escritor de origen protestante Carlos Monsiváis, al recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, defendió el laicismo al hablar a nombre de los demás galardonados. Como consigna La Jornada, Monsiváis afirmó que aunque en el sigilo obtenga sus victorias administrativas, el fundamentalismo de la derecha ha perdido en México una tras otra las batallas culturales. Realizó, además, una férrea defensa del Estado laico y la educación pública. El primer mandatario, agrega la nota, tuvo que escuchar durante casi 30 minutos, una a una las duras críticas. Monsiváis criticó duramente “la insolencia” del secretario de Gobernación, Carlos Abascal, famoso por sus posturas filocatólicas, quien “apenas toma la palabra instala su púlpito virtual” por manifestar que “es necesario recuperar con absoluta libertad de credos la religión como el espacio que propicie la vinculación del ser humano con su destino trascendente”. Monsiváis dijo que como ciudadano y creyente, Abascal está en su “perfecto derecho” de proclamar las ventajas de la fe, pero “como secretario de Estado no, porque no hay tal cosa como un señor que si vigila el proceso electoral es laico, y deja de serlo si olvida por completo la estructura ética de la institución donde devenga salarios y tribunas”. Señaló también: “El Estado laico conlleva obligadamente la ética republicana que, sin negar en lo mínimo el papel de las religiones como espacio de formación de valores, deposita en la educación y las leyes los valores éticos de la sociedad no teocrática. El laicismo respeta todos los credos, pero no acepta el retorno a un dogma religioso como criterio único, muy probablemente para que no se acuse al país de clonar el siglo XVII. La validez del Estado laico se ratifica al examinar la conducta opuesta: la variedad de expresiones de intolerancia a nombre de la trascendencia no definida para mejor enarbolarla”. Ejemplificó los casos del intento de censura contra la película El crimen del padre Amaro y la campaña para impedir el uso de la píldora del día siguiente. En ambos casos, destacó, “el gobierno federal ha procedido conforme a las normas del Estado laico, en uno contra la censura, en el otro ateniéndose a los criterios científicos”. Entre quienes vitorearon al escritor estaban Leonora Carrington, Elena Poniatowska, José María Pérez Gay y los demás galardonados. El presidente Fox sonreía nervioso cuando la concurrencia lo hacía, pues Monsiváis hizo gala, como siempre, de su humor cáustico. Además, Monsiváis arremetió contra “la óptica de las minorías gobernantes” con respecto a la educación pública: “Se le considera el refugio de los que no pueden evitarla, los desconocidos de siempre, los carentes de acceso a los beneficios de la alta tecnología y la compañía escolar de los que serán poderosos porque sus padres ya lo son”. Sobre el neoliberalismo, dijo: “Exige un país competitivo concentrado en la productividad, y se ocupa en evitar la capacidad educativa de los sectores populares”. Enfatizó que una de las tareas urgentes del desarrollo civilizatorio en México es la reivindicación de las escuelas públicas: “Insistir en su deterioro, como se hace desde las clases más favorecidas, sin revisar detenidamente la idea de 'deterioro', y sin verificar la capacidad de los egresados, muy alta en muchos casos, es inventar el espectáculo de la decadencia de quienes nunca han vivido el auge”. La nota concluye con una observación sobre la reacción de Fox, quien recordó que la libertad “campea” en todos los rincones del país, hecho que fue conquistado por los mexicanos en las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2000, cuando él obtuvo el triunfo electoral. “Hoy hay plena libertad en todas las tribunas del país, en todos los medios de comunicación”. Cerró su presentación con su frase de siempre, pero ahora con un tono más marcado y pausado: “¡Que Dios les bendiga!”.

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SE ESPERA DETERMINACIÓN DE LA SUPREMA CORTE SOBRE LA MATANZA DE ACTEAL (2009)

E

l 12 de agosto será un día muy importante en México, pues es cuando la Suprema Corte de Justicia dará su fallo final sobre la matanza de 45 personas en la comunidad de Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo de paramilitares perpetró ese asesinato a sangre fría. Once años y medio después, sigue intenso el debate sobre la determinación final de la Corte, pues existen interpretaciones en diversos sentidos sobre los responsables de la masacre. Persistentemente se ha dicho que el origen del conflicto, que enfrentó al grupo denominado Las Abejas y algunos simpatizantes zapatistas refugiados en Acteal, en realidad fue un enfrentamiento entre zapatistas y evangélicos, lo que estaría enmascarando, una vez más, la explosiva mezcla entre política y religión, en una zona geográfica con fuerte presencia de grupos no católicos. El escenario mencionado se manejó desde el principio, incluso en algunas notas informativas como las de Juan Balboa y Hermann Bellinghausen, al otro día del suceso.247 Balboa afirmó: “Considerada por el concejo autónomo de Polhó la agresión ‘más violenta’ que grupo paramilitar haya realizado en el norte y Altos de Chiapas desde la aparición del EZLN, la embestida contra los desplazados, según los testigos, fue organizada con varios días de antelación y en ella participaron por lo menos 60 hombres fuertemente armados”. La nota agregaba que el centro de derechos humanos Fray Bartolomé de las Casas advirtió el mismo día al gobierno estatal que se avecinaba un suceso violento en Acteal y que según esta ONG algunos policías “permanecieron a 200 metros del sitio del ataque sin intervenir”. Bellinghausen, quien ha seguido muy de cerca el movimiento zapatista y todo lo relacionado con Acteal, recogió testimonios directos de algunos testigos, y en 2008 publicó el libro Acteal, crimen de Estado, basado en el reportaje que hizo a 10 años de la matanza, y en donde acusa al gobierno de Ernesto Zedillo, a quien califica de “genocida invisible”, de encubrir sus motivos reales y promover la impunidad de los culpables.248 Este periodista fue uno de quienes plantearon el surgimiento de una “nueva versión de los hechos”, la cual se gestó, según él, en algunos espacios académicos como el Centro de Investigación y Docencia Económica y fue respaldada por varios intelectuales (como el historiador Héctor Aguilar Camín249) y otros conductores de programas de radio y televisión. Otro factor importante en esa reconstrucción sesgada sería el llamado libro blanco de la Procuraduría General de la República (fiscalía general), instancia que “dio por cerrado el expediente con la misma conclusión que había adelantado un año atrás, el 26 de diciembre de 1997, poco después de la masacre”.250 La conclusión en cuestión decía que lo sucedido se debió a “conflictos intercomunitarios” e inclusive “interfamiliares”.251 El libro fue difundido el 19 de diciembre de 1998.252 En ocasión del décimo aniversario de lo sucedido, Carlos Martínez García, profundo conocedor de la problemática chiapaneca, investigó y explicó detalladamente la participación evangélica (particularmente presbiteriana) en los sucesos. Allí, luego de citar a la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional sobre J. Balboa y H. Bellinghausen, “Chiapas: matan paramilitares a 16 desplazados”, en La Jornada, 23 de diciembre de 1997, www.jornada.unam.mx/1997/12/23/matan.html. 248 H. Bellinghausen, Acteal, crimen de Estado. México, La Jornada, 2008, pp. 165-167. 249 Cf. H. Aguilar Camín, “Regreso a Acteal”, “I. La fractura”, “II. El camino de los muertos” y “III. El día señalado”, Nexos, núms. 358, 359 y 360, octubre, noviembre y diciembre de 2007, respectivamente. En la última parte de su crónica, Aguilar Camín pregunta por las zonas todavía no aclaradas del hecho y plantea tres aspectos: a) en Acteal, no sólo hubo una matanza, hubo también una batalla; b) no hay testimonios que expliquen las 12 muertes por machete y traumatismo craneal que registran las necropsias; y c) la investigación judicial no buscó la verdad ni hizo justicia, pues hay presos inocentes y culpables libres. 250 H. Bellinghausen, “Nueva” versión sobre Acteal busca diluir la responsabilidad del Estado”, en La Jornada, 19 de diciembre de 2007, www.jornada.unam.mx/2007/12/19/index.php?article=007n1pol&section=politica. 251 Juan Manuel Venegas, “Madrazo: en Acteal, conflicto intercomunitario”, en La Jornada, 27 de diciembre de 1997, www.jornada.unam.mx/1997/12/27/madrazo.html. 252 Cf. H. Bellinghausen, “El Libro blanco de la PGR, revisitado”, en Acteal, crimen de Estado, pp. 147-153; y Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas “La dilación de la justicia y el caso Acteal”, octubre de 2004, en www.frayba.org.mx/download.php?ID=655&language_ID=1; Idem, “Por la verdad y la justicia”, en www.frayba.org.mx/archivo/informes/090608_informe_para_scjn.pdf. 247

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la presencia evangélica dentro de dicho movimiento (“No se trata de un conflicto religioso, tanto asesinos como asesinados profesan la religión católica”), se preguntaba: “¿Entonces por qué con el paso del tiempo un alto número de los encarcelados resultaron ser evangélicos, principalmente presbiterianos? ¿La conclusión del EZLN antes citada fue errónea?”.253 A continuación, maneja información detallada sobre el acontecimiento, refiere nombres de detenidos, y documenta la reacción de la Iglesia Nacional Presbiteriana sobre algunos de sus agremiados que fueron acusados como responsables de la agresión. Martínez García, sin dejar la imparcialidad periodística, sugirió que el proceso judicial podía estar viciado y, por lo tanto, reclamaba que los órganos de derechos humanos solicitaran una investigación más justa. Su argumentación es muy sensible y respetuosa del sentir de los indígenas chiapanecos: Cuando uno interroga a los líderes indígenas presbiterianos, como quien esto escribe ha hecho en variadas ocasiones, acerca de por qué con tanta seguridad afirman la inocencia de sus hermanos en la fe, su respuesta es una larga y documentada sucesión de pruebas. En primer lugar subrayan que la trayectoria histórica de las iglesias indígenas en Chiapas ha estado del lado de buscar la paz. Argumentan que se han caracterizado por recurrir a defender sus derechos por los caminos legales, agregan que a la extensa lista de agravios que van de hostigamientos a expulsiones su respuesta ha sido, y es, evitar la confrontación violenta. Excepcionalmente, puntualizan, algunos desesperados por la inacción de las autoridades estatales sí han respondido a sus agresores en los mismos términos. Sin embargo, apuntan, acciones de este tipo han sido muy aisladas y sin respaldo de la generalidad de las iglesias. Dejan muy en claro que las arteras ejecuciones de Acteal son completamente reprobables, carecen de justificación alguna, y que los culpables tienen que ser llevados ante las instancias judiciales y ser juzgados por sus actos. Pero los verdaderos culpables, y no víctimas de señalamientos falsos. Finalmente, agregan, una vez ya fueron denunciados los presbiterianos como conspicuos integrantes de grupos paramilitares, citan el caso del Informe Ni paz ni justicia, y demostraron que los señalamientos descansaban en bases endebles y falsas.254

Una cronología publicada por El Universal, da cuenta de los sucesos más relevantes acontecidos a partir de diciembre de 1997 y resulta muy útil para advertir la evolución del asunto. 255 Lo que esta cronología deja de mencionar es algo así como “una historia interna” de Acteal, es decir, la percepción que los militantes presbiterianos acusados tenían acerca del suceso. La revista presbiteriana El Faro publicaría en noviembre de 2003 un número especial al respecto y en los meses cercanos a la matanza circularon varias versiones de los hechos en las iglesias presbiterianas, muchas de las cuales tomaron partido por sus correligionarios. En otro momento, un contingente venido de Chiapas se manifestó en el Zócalo junto con representantes de varias iglesias para protestar por la falta de justicia. Dos ejemplos más de la fuerte polémica, que muestra el grado de polarización interpretativa, son una nota de Ruth Rodríguez y el artículo de Luis Hernández Navarro, “Justicia a la carta”. En la primera, Arturo Farela, dirigente “histórico” de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) cuestiona la intervención del obispo Samuel Ruiz y el centro de derechos humanos mencionado líneas arriba, pues han dejado de “perseguir a los indígenas tzotziles presos”. Agregó que, incluso, “la Corte no sólo debe liberar a los 40 indígenas, sino a los 80 que están presos, porque se ha demostrado que toda la trayectoria judicial ha estado viciada y coludida con la línea de investigación creada ‘por aquél que le haya convenido más sofocar el escándalo de la matanza”. Finalmente, expuso que el ex obispo de San Cristóbal de las Casas y el Centro Fray Bartolomé de Las Casas “tienen miedo de que los ministros de la Corte saquen a la luz pública la verdad de lo que sucedió en

C. Martínez García, “Los evangélicos y la matanza de Acteal, 10 años después”, en Protestante Digital, núm. 206, semana del 11 de diciembre de 2007, www.protestantedigital.com/new/nowleernoticiaDom.php?r=203&n=8012. Versión abreviada: “Los presbiterianos y la matanza de Acteal”, en La Jornada, 19 de diciembre de 2007, www.jornada.unam.mx/2007/12/19/index.php?section=opinion&article=021a2pol. 254 Idem. 255 “Cronología: El caso Acteal”, en El Univeral en línea, 6 de agosto de 2009, www.eluniversal.com.mx/notas/617362.html; cf. Inés Castro Apreza, “De cómo las mujeres y los hombres viven el conflicto, la violencia y la justicia”, en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/sin%20usar/SEN%2099%20VIOLENCIA/castro%20apreza%20informe%2 0final%20revisado%20sin%20preedici%F3n%20(2004).doc. 253

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Acteal, en donde fueron encarcelados indígenas inocentes cuyo único delito fue profesar una fe diferente a la católica”.256 A su vez, Hernández Navarro lanza acusaciones directas a la Presidencia de la República: “Nadie puede decir que Felipe Calderón no cumple sus promesas de campaña. Durante las elecciones presidenciales de 2006 se comprometió a revisar el estado procesal de los expedientes formados con motivo de la masacre de Acteal. Mañana miércoles, dos años y medio después de ese compromiso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) amparará a los paramilitares que asesinaron a 45 personas en esa comunidad”.257 Señala también a los defensores de la “nueva versión” de los hechos, entre quienes incluye al senador suplente Hugo Éric Flores, militante evangélico y dirigente de la agrupación política Encuentro Social, aliada del partido en el poder: “Encuentro Social ha promovido activamente la libertad de los asesinos responsables de la matanza. Ése fue su afán al elaborar, con dinero público, El otro Acteal.258 El 30 de abril de 2004 el Instituto Federal Electoral no aceptó la justificación de gastos que la asociación presentó, a cuenta de sus prerrogativas, para confeccionar el libro”. Ante todo este panorama, se espera con mucha expectación el anuncio de la Suprema Corte de Justicia, pues marcará un precedente en la historia jurídica del país, dado que al sentir generalizado de que el proceso llevado a cabo ante esta masacre está plagado de inconsistencias se responderá después de un tiempo tan prolongado. Inevitablemente, la resolución del máximo tribunal dejará inconformes a unos y satisfechos a otros, especialmente ahora que el país se encuentra inmerso en una situación de gran inseguridad y desconfianza hacia las instancias encargadas de impartir justicia. Pero lo cierto es que seguirá flotando en el ambiente, por mucho tiempo, el malestar por la forma en que el gobierno mexicano ha manejado, en los últimos años, la problemática de una entidad tan compleja como es Chiapas, adonde los fenómenos sociopolíticos se entrelazan tan profundamente con la experiencia religiosa de las comunidades indígenas.

R. Rodríguez, “Evangélicos piden cesar persecución a indígenas por Acteal”, en El Universal en línea, 10 de agosto de 2009, www.eluniversal.com.mx/notas/618355.html. 257 L. Hernández Navarro, “Justicia a la carta”, en La Jornada, 11 de agosto de 2009, www.eluniversal.com.mx/notas/618355.htm. 258 L. Hernández Navarro, en “Dios los hace y la Presidencia los junta” (La Jornada, 24 de diciembre de 2007), ofrece pormenores sobre el proyecto de publicación de Flores, que no se concretó, pero del cual se publicaron un par de adelantos en la revista Nexos en 2006: H.E. Flores y A. Posadas Urtusástegui, “Acteal nueve años después: ¿los culpables?”, núm. 348, diciembre de 2006. 256

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NUEVOS EMBATES CONTRA EL ESTADO LAICO EN MÉXICO (2009)

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na vez más, los embates contra la laicidad del Estado en México se ponen a la orden del día. Ante las nuevas leyes aprobadas en la capital del país, que han despenalizado y regulado la interrupción del embarazo, los incansables embates de la derecha religioso-política han conseguido que se eleven a 17 (de un total de 32) los estados que han modificado sus constituciones locales para volver a criminalizar a las mujeres (y a sus familiares) que decidan interrumpir el embarazo en el primer trimestre posterior a la gestación.259 A tales fuerzas retardatarias, se han sumado reiteradamente algunos grupos o representaciones evangélicas que, sin previa consulta a sus bases comunitarias, alegre e irresponsablemente se agregan a los esfuerzos por minar la laicidad al tratar de imponer criterios religiosos y pseudo-teológicos a la legislación relacionada con estos asuntos.260 Un artículo de Roberto Blancarte observa profundamente, desde su título, lo que está pasando en realidad; se trata de una auténtica “contrarreforma”: “Para beneplácito de los conservadores, los de antes y los de hoy, a los 150 años exactos de las Leyes de Reforma, promulgadas en Veracruz, los actuales legisladores de dicha entidad aprobaron una ley ignominiosa, siguiendo las directrices clericales, para penalizar a las mujeres que abortan. […] La derecha ha reducido inteligentemente la discusión a un eslogan que quiere decir todo y no significa nada: la defensa de la vida. Los demás no han sabido qué anteponerle. Y sin embargo, las disyuntivas son fácilmente identificables: por un lado está el principio de la defensa de la vida ‘desde la concepción hasta la muerte natural’, basado en la idea de que sólo Dios da y quita la vida; por lo tanto el ser humano no tendría el derecho a intervenir ni siquiera en lo que concierne a la vida propia.”.261 Parecería que reviven los viejos debates ideológico-políticos y que muy poco ha aprendido la sociedad mexicana al respecto. Consultas, congresos, reuniones y actividades académicas se suceden periódicamente y sus resultados no son tan claros. Hace apenas unas semanas se celebró un seminario en El Colegio de México sobre los 150 años de las citadas Leyes de Reforma, que tuvieron como propósito restarle peso a la influencia del catolicismo.262 Paralelamente, la conspiración secreta que algunos creían ver, se ha manifestado como un abierto proyecto de instauración de un Estado confesional, de control católico, pues la nostalgia de los grupos más conservadores por el antiguo sistema basado en el modelo medieval de la Cristiandad se ha transformado en un soberbio desafío a los avances laicos y democráticos. (Si pudieran, restaurarían los autos de fe, como el de 1559 en Valladolid,

“Veracruz, el estado 17 que penaliza el aborto”, en www.eluniversal.com.mx/notas/640589.html; Andrés T. Morales, “Aprueban diputados de PRI y PAN ley antiaborto en Veracruz”, en www.jornada.unam.mx/2009/11/18/index.php?section=estados&article=031n1est. Cf. Georgina Saldierna, José Antonio Román y Carolina Gómez, “Preocupa que 17 estados vuelvan a sancionar el aborto: Unifem”, en La Jornada, 25 de noviembre de 2009, www.jornada.unam.mx/2009/11/25/index.php?section=sociedad&article=039n1soc. 260 José H. Estrada, “No presionamos a nadie para aprobar la Ley antiaborto: evangélicos”, en www.elgolfo.info/elgolfo/nota/5564-No-presionamos-a-nadie-para-aprobar-la-Ley-antiaborto-Evang%C3%A9licos, 22 de noviembre de 2009: “El pastor se pronunció a favor de la vida y ante un posible veto a dicha iniciativa; el evangélico dijo ‘el gobernador anunció la posibilidad de vetar, creemos que hay un poder de la oración, no chantajeamos que haya leyes para un sector, las leyes a favor de la vida y de toda justicia, apelamos, por el recurso y no estamos a favor de chantajes. Además va a ver gente que aun con su responsabilidad, está buscando y que están prestando de manera clandestina se practican abortos, y eso escapa a mucho, normalmente lo hará la gente aislada’”. Cf. Andrés T. Morales, “Endurecer la nueva ley antiaborto en Veracruz, piden católicos y evangélicos”, en www.jornada.unam.mx/2009/11/23/index.php?section=estados&article=033n2est. 261 R. Blancarte, “La contrarreforma mexicana”, en Milenio Diario, 24 de noviembre de 2009, http://impreso.milenio.com/node/8678096. 262 “Concluye seminario ‘150 aniversario de las Leyes de Reforma’, en www.elfinanciero.com.mx/ElFinanciero/Portal/cfpages/contentmgr.cfm?docId=226993&docTipo=1&orderby=docid&sortby=A SC, 6 de noviembre de 2009. 259

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España, cuyo recuerdo ha motivado en estos días la reivindicación de la memoria de los masacrados. 263) Estos nuevos embates se verían fortalecidos con el nombramiento del cardenal Norberto Rivera como responsable de la pastoral familiar del episcopado.264 En su programa radial, Barranco entrevistó a Luis Paredes, antiguo miembro arrepentido del grupo ultraderechista denominado El Yunque, quien ha publicado (con Enrique Cid) un libro sobre su experiencia vivida entre 1968 y 2001: Los secretos del Yunque. Historia de una conspiración contra el Estado mexicano (Grijalbo, 2009).265 De este grupo han salido muchos miembros del gabinete de Felipe Calderón y los actuales dirigentes del partido en el poder (Acción Nacional). Paredes reconoció que este grupo de choque se propone, todavía, restaurar los privilegios de la Iglesia Católica, a contracorriente de los avances constitucionales de la segunda mitad del siglo XIX, logrados a costa de guerras intestinas. Asimismo, relacionó muy bien la forma en que estas mismas fuerzas ocasionaron la llamada “guerra de los cristeros”, en los años posteriores a la promulgación de la Constitución de 1917. En aquella ocasión, explicó, la razón del levantamiento fue la persecución que desató el gobierno de Plutarco Elías Calles. Se comprueba, así, que los artículos e investigaciones de Álvaro Delgado no están, en modo alguno, lejos de la realidad.266 Lo que resulta incomprensible es la manera en que algunas organizaciones evangélicas, como la Alianza Ministerial de Veracruz (presidida en otra época por el presbiteriano Ricardo David Aquino), apoyen las posturas de los sectores católicos más recalcitrantes. ¿Cómo contradecir, por ejemplo, a Octavio Rodríguez Araujo, cuando coloca en el mismo paquete a los evangélicos y católicos en su neo-cruzada contra el aborto? Sus palabras, dominadas por el lenguaje característico de los más conspicuos enemigos de la religión, plantean de manera devastadora una serie de preguntas que evidencian hasta dónde los cuadros dirigentes de las iglesias evangélicas actuales se han desembarazado de su herencia liberal, para asumir, sin rubor alguno, las banderas de estos grupos católicos, seguidores de quienes persiguieron a las comunidades evangélicas en otros tiempos. Escribe Rodríguez Araujo: “Aceptando, sin conceder, que Dios existe, ahora se vale de diputados para inspirarlos y controlarlos, según lo dicho por el coordinador de la Asociación Ministerial Evangélica de Veracruz para que votaran en contra del aborto. El Dios de los católicos, que tal vez sea el mismo de los evangélicos, no sólo está en contra del aborto, sino que, por medio de uno de sus voceros, en este caso de la arquidiócesis de Jalapa, ha opinado que las penas a las mujeres que aborten son insuficientes y ligeras y que, además de hacerlas más pesadas, deberán extenderse a la pareja de la acusada y al médico o partera que participen en esa práctica contra la vida (La Jornada, 23/11/09)”.267 Y agrega: “Gracias a tales inspiraciones y controles divinos (quiero suponer) es que 17 congresos locales han dictado leyes que penalizan el aborto convirtiendo a las mujeres que lo practican (y a quienes las ayudan) en delincuentes. Los voceros de ese Dios inmisericorde con las mujeres que por diversas razones no quieren un hijo han convertido su debilidad religiosa, demostrada al no conformarse con el castigo divino que está presente en sus postulados (excomunión), al recurrir al castigo terrenal de las leyes y las prisiones que los seres humanos del poder han construido para castigar a sus semejantes por delitos que previamente inventaron como tales (por inspiración Rubén Arranz, “Protestantes condenados [en] auto de fe en 1559 serán desagraviados en Valladolid”, en www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=187702, 264 Carolina Gómez, “Elige la CEM a presidentes de 8 comisiones”, en www.jornada.unam.mx/2009/11/14/index.php?section=sociedad&article=034n3soc; cf. B. Barranco, “El riesgo de secularizar la política”, en www.jornada.unam.mx/2009/11/25/index.php?section=opinion&article=018a1pol. 265 Cf. el chat que realizó L. Paredes en el sitio web de El Universal, el 9 de noviembre de 2009, “Los secretos de la organización del Yunque.”, http://foros.eluniversal.com.mx/entrevistas/detalles/13159.html. 266 Cf. Á. Delgado, “El PAN y la santísima trinidad”, en www.proceso.com.mx/opinion_articulo.php?articulo=67560; Ídem, El Yunque: la ultraderecha en el poder. México, Debolsillo, 2006; Ídem, El ejército de Dios: la continuación de El Yunque, un libro que sacudió a México. México, Debolsillo, 2008. 267 O. Rodríguez Araujo, “¿Fin del Estado laico?”, en La Jornada, 26 de noviembre de 2009, www.jornada.unam.mx/2009/11/26/index.php?section=opinion&article=020a1pol. 263

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divina o sin ella). Y, para compensar dicha debilidad, han fantaseado que la bondad de Dios es tal que ahora dicta las decisiones de diputados priístas y panistas, y de algunos perredistas, petistas y convergentes en contra del aborto, es decir, para salvar vidas o, en su léxico, almas”. Rodríguez Araujo no olvida que la inquisición católica “siempre actuó en nombre de su Dios, primero contra los judíos y los infieles (musulmanes, entre otros), luego contra los protestantes en Francia o contra los católicos en la Inglaterra protestante, y así hasta el presente en las combinaciones que se les ocurra a los fundamentalistas de cualquier signo; y a los racistas también”. Para él, este brote triunfalista de los grupos conservadores muestra nuevamente el rostro de la intolerancia basada en dogmas aceptados como verdad absoluta. De lo que se trata, concluye, es de ser más humanos y superar las coyunturas electoreras que sólo buscan ganar votos entre la feligresía de cualquier signo. Los valores de la laicidad fueron siempre patrimonio ideológico y cultural del protestantismo llamado “histórico”, de ahí que resulte un enorme contrasentido que las nuevas dirigencias evangélicas abandonen, según se ve, inconscientemente, su pasado de lucha y reivindicación de la libertad religiosa (condición sine qua non para la verdadera democracia) para caer en los brazos, nada ingenuos, de los defensores de un esquema superado hace siglos, en el que, escudados en el nombre de Dios, se sigan sometiendo las conciencias de las personas a los caprichos de unos cuantos iluminados. Algo similar les está sucediendo a los legisladores priístas, pues ellos también han dejado atrás sus principios para incurrir en la actitud más oportunista imaginable. Estamos, pues, de nuevo, ante un nuevo episodio de ataque a la laicidad en un país que no consigue salir de sus amarras históricas y culturales.

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SE CONSUMA LA “CONTRARREFORMA GUADALUPANA” EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS (2011)

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omo bien lo anticipó Roberto Blancarte, investigador de El Colegio de México, el lunes 12 (“contrarreforma”, la llamó), tres días después se consumó lo que se calificó como un “albazo” (sorpresa) legislativo impulsado por el precandidato priísta a la Presidencia, Enrique Peña Nieto a fin de quedar bien con la mayoría católica a propósito de la próxima visita papal: con la promoción y el voto de las bancadas de Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), se modificó el texto del artículo 24 constitucional, para permitir a las iglesias que “todo acto de culto, ceremonia o devoción” pueda realizarse en espacios públicos, fuera de los templos, sin la autorización previa del gobierno en ninguno de sus niveles. La reforma fue aprobada por mayoría calificada de 199 votos a favor, contra 58 en contra y tres abstenciones y pasará ahora al Senado, que podría revisarla en el próximo periodo ordinario de sesiones y, dado que es un tema constitucional, tendría que ser avalado por los Congresos estatales, es decir, una mayoría de 17 entidades. La nota de El Universal destaca más la prohibición para hacer proselitismo político en los actos públicos y agrega “Los diputados aprobaron un nuevo primer párrafo del artículo 24 que formula precisiones en amplitud al ejercicio de las libertades religiosas: Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de practicar, individual o colectivamente, tanto en público, como en privado, las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”.268 Además, señala: “Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política”. El editorial de La Jornada resume muy bien los alcances y limitaciones de la modificación al texto constitucional: “La reforma se sustenta en aseveraciones tan falaces como que no permitir la realización pública de ceremonias religiosas es un atentado a la libertad de creencia e implica que el Estado mexicano sea anticlerical por definición. El señalamiento es improcedente porque en ningún punto de la legislación en vigor se establece que las autoridades tengan capacidad de proscribir o perseguir a ningún credo: por el contrario, el artículo 24 de la Constitución ordena: El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna, en tanto que el 130, si bien consagra el principio institucional de la separación entre las iglesias y el Estado, ordena al segundo no intervenir en la vida interna de las primeras”.269 Esta aprobación fue precedida por un debate ríspido que incluyó la toma de la tribuna por integrantes de los partidos del Trabajo (PT) y de la Revolución Democrática (PRD). La reforma incluye el cambio de todo el primer párrafo del citado artículo, “bajo la concepción de que no reconocer la libertad religiosa convertiría al Estado mexicano en anticlerical”, consigna La Jornada, que añade: “En cambio, definen los considerandos, la libertad religiosa es el complemento necesario, es decir, la otra moneda del Estado laico... que no ignora ni desprecia la religiosidad del pueblo manifestada en la libertad de creencias... no discrimina a los creyentes ni a los no creyentes. Además, indica, el Estado constitucional democrático es laico porque respeta la libertad de conciencia y de religión. Pero debe dejar claro que un Estado que se dice laico para despreciar o ignorar las convicciones personales o religiosas no es un Estado constitucional democrático, sino su antítesis: un Estado autoritario o sectario, al servicio de una minoría”.270 No imaginan los legisladores mexicanos hasta qué extremos puede llegar la exhibición pública de elementos religiosos, y particularmente de movimientos y comunidades de reciente organización en el espectro evangelical y neo-pentecostal, algo de lo que se quejan en muchos países.

Juan Arvizu y Carina García, “Prohíben a iglesias usar actos públicos para proselitismo”, en El Universal, 16 de diciembre de 2011, www.eluniversal.com.mx/elecciones/8127.html. 269 Roberto Garduño y Enrique Méndez, “Diputados abren la puerta a la Iglesia para oficiar en público”, en La Jornada, 16 de diciembre de 2011, www.jornada.unam.mx/2011/12/16/politica/002n1pol. 270 “Golpe al Estado laico”, en La Jornada, http://www.jornada.unam.mx/2011/12/16/edito. 268

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AUMENTAN LAS PROTESTAS CONTRA LOS CAMBIOS AL ARTÍCULO 24 CONSTITUCIONAL (2012)

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últiples voces se siguen levantando en diversos sectores sociales en contra de las modificaciones que se pretenden hacer al artículo 24 constitucional, relacionado con la llamada “libertad religiosa”, pues advierten que se trata de una concesión más a las jerarquías católicas del país. La iniciativa de ley fue enviada a fines de 2011 por la Cámara de Diputados a la de Senadores para su discusión y dictamen. Inmediatamente, apenas transcurridas las fiestas decembrinas, en el semanario Desde la Fe, la arquidiócesis de México, presidida por el obispo Norberto Rivera Carrera exhortó a los senadores a aprobar los cambios porque, la aprobación solicitada “en nada cambia la relación entre el Estado y las iglesias”.271 El editorial titulado “¿Libertad religiosa para quién?” añade que muchas reacciones de políticos y comunicadores no tienen bases ni argumentos y que la tónica general de quienes se oponen ha sido señalar que se atenta contra el Estado laico y se le quieren dar grandes privilegios al catolicismo. “Estas ideas son falsas, pues los derechos humanos no se establecen para instituciones o estructuras, sino para las personas. La modificación busca ampliar las libertades individuales, permitiendo que el Estado mexicano se modernice en el reconocimiento de los derechos que les corresponden a todos los ciudadanos mexicanos, a los creyentes y los no creyentes, de acuerdo a [sic] los instrumentos internacionales firmados y ratificados por México, desde hace mucho tiempo”. El editorial concluye: “El verdadero Estado laico es el que garantiza este derecho para todos, tomando en cuenta las exigencias de la dignidad de toda persona y del legítimo pluralismo social. Quiere decir que los creyentes deben dejar de lado los complejos y los miedos para expresar con respeto y con madurez sus propias convicciones, privada y públicamente, en lo que atañe a convicciones de conciencia y de religión. Quiere decir que los no creyentes deben conducirse también con respeto y madurez para saber escuchar a quienes piensan de manera distinta. Los católicos sabemos que la vida pública no puede quedar en manos de un solo criterio, pues estaríamos hablando de una dictadura ideológica que no respetaría los derechos y las convicciones de todos, tal como sucede en los estados totalitarios”. Días después, el sábado 14 de enero, el arzobispo Norberto Rivera encabezó personalmente una peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe, en lo que se calificó como una “demostración de fuerza” para presionar por todas las vías posibles a los senadores, pues el prelado no utilizó el carril central de la avenida, adaptado para las peregrinaciones, sino que caminó sobre uno de los arroyos dedicados a la circulación de vehículos.272 Todo ello después de que se divulgó que el Episcopado acordó la modificación constitucional con el candidato presidencial Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional y de que se señalase que el Partido de la Revolución Democrática (ambos en la oposición) negoció la aprobación de los diputados a cambio de la presidencia de la Cámara de Diputados para 2012 y, sobre todo, ante la visita de Benedicto XVI, anunciada para marzo próximo.273 Una de las primeras reacciones provino de parte de la Iglesia de la Luz del Mundo, cuya sede se encuentra en Guadalajara, Jalisco, y cuya dirigencia publicó un desplegado el 21 de diciembre en varios periódicos (“¿Ampliación de libertades o agresión al Estado laico? El trasfondo de la reforma al artículo 24 constitucional”, www.lldm.org/es/noticias/pagina.php?id=292#), en el que llama al gobierno y a los legisladores a pensar muy bien antes de otorgar mayores privilegios a la iglesia Católica. Su mayor crítica estriba en el verdadero trasfondo de la iniciativa. “…cumplir las exigencias de la jerarquía católica, quien, enarbolando, una sesgada interpretación de la libertad religiosa, busca resucitar antiguos privilegios: instrucción religiosa en las escuelas públicas, participación Eugenia Jiménez, “Exhorta Arquidiócesis a senadores aprobar reformas a artículo 24”, en Milenio Diario, 8 de enero de 2012, www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/5ef5a29b88a5b226fc38e7cde15ed21c. 272 J. Becerril y M. Santiago, “Encabeza Norberto Rivera peregrinación a la Basílica de Guadalupe”, en Milenio Diario, 14 de enero de 2012, www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/86da870ebb1155bc8ac5ad3188800d13. 273 Cf. “Niega Iglesia acuerdo con Peña Nieto sobre cambios a la legislación de cultos”, en La Jornada Zacatecas, www.elindependientezac.com/index.php?option=com_content&view=article&id=11230:niega-iglesia-acuerdo-con-pena-nietosobre-cambios-a-la-legislacion-de-cultos&catid=63:destacadas. 271

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del clero en política electoral; instalación de capellanías en el Ejército y la Marina; subsidio estatal para sueldos de los ministros de culto, además de la posesión y control de medios de comunicación electrónicos, entre otros”.274 Dicha iglesia, no bien vista por las comunidades protestantes (aunque eso ha cambiado últimamente), y en otro tiempo muy identificada con las posturas del PRI, ha señalado en diversos foros su oposición a los cambios planteados y defendidos abiertamente por la bancada legislativa del Partido Acción Nacional (PAN), en el poder actualmente. En el programa radial de Bernardo Barranco del martes 17 de enero, uno de sus representantes reiteró las observaciones vertidas en el desplegado. Hasta el momento es la única iglesia no católica que ha opinado frontalmente ante el caso, con la excepción de algunos militantes o grupos aislados, como fue el caso, en el mismo programa, de Arturo Farela, dirigente de Confraternice, quien se manifestó extrañamente a favor de los cambios, y Adoniram Gaxiola, cuya crítica a la postura de Farela fue muy dura, aunque sin aventurar un análisis más profundo del asunto. En semanas anteriores, Barranco entrevistó a algunos sacerdotes católicos al respecto. Por su parte, Gustavo Rodríguez Vega, obispo de Nuevo Laredo, confundido o no, se refirió a la educación religiosa, un asunto que aún no está contemplado en el cambio constitucional: “Yo creo que no hay nada que temer, el Estado laico no se verá afectado por esta reforma que yo espero en Dios sí se logre. […] En México, este hecho que se va a dar en el escrito ya existe en la realidad, es decir, la posibilidad de la enseñanza religiosa ya existe en las escuelas, los colegios, pero también ya existe la posibilidad de la manifestación pública de la fe y aquí está la fe”.275 Apuntando hacia lo que sí trata la reforma, dijo: “Somos testigos de tantas peregrinaciones y de tantas celebraciones al aire libre. Aquí mismo en Nuevo Laredo no existe una capilla y la gente se reúne al aire libre en público a hacer la celebración. Entonces, dar esta posibilidad desde el punto de vista legal es algo bueno, es parte de la libertad religiosa porque no pone en riesgo alguno el Estado laico”. Víctor René Rodríguez, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aseguró, a su vez, que “mientras no se reconozca en México la libertad para que los ciudadanos puedan manifestar su fe en los distintos ámbitos de su vida, el país seguirá en el atraso”.276 El también obispo auxiliar de Texcoco, Estado de México, agregó que “la libertad religiosa va más allá de los cultos y ceremonias, por lo que dicha libertad se refiere al derecho de cada persona de poder expresar su fe en la esfera de su privacidad pero también en la pública. Mientras no tengamos esa libertad plena cada uno de los bautizados de expresar en los distintos foros y situaciones las consecuencias de la fe en el campo ético sigue siendo como un atraso en un México moderno, en un Estado laico”. Estas posturas contrastan con las de diversos articulistas que advierten acerca de la negociación política que está por abrir una “caja de Pandora”, pues las comunidades religiosas podrían volcarse en masa por las calles, ya sin control legal alguno, además de que podrían avanzar en sus deseos de utilizar medios de comunicación electrónicos para la difusión de sus creencias. Contra todo esto, visto como ataque frontal a la laicidad del Estado, se han realizado algunas marchas en entidades como Baja California, Jalisco y Quintana Roo y algunos organismos cívicos se han pronunciado también a favor del Estado laico.277 De manera que el debate sobre este cambio legal tan relevante continuará en las próximas semanas. Cf. Juan Carlos G. Partida, “Critica La Luz del Mundo que se sepulte el legado juarista”, en La Jornada, 17 de diciembre de 2011, p. 6, www.jornada.unam.mx/2011/12/17/politica/006n1pol. 275 Gabriela González, “Apoyan dar clases de religión en escuelas públicas”, en El Mañana, Tamaulipas, 17 de enero de 2012, www.elmanana.com.mx/notas.asp?id=269204. 276 Verónica Sánchez, “Advierte CEM rezago en libertad religiosa”, en El Mañana, 22 de enero de 2012, www.elmanana.com.mx/notas.asp?id=269899. 277 Cf. “Protestan en Tijuana contra reforma sobre educación laica”, en Milenio Diario, 23 de enero de 2012, www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/47cbb8d1a07c0105ae453170dd3fa1f8, “Manifestantes protestan contra la reforma al Artículo 24”, en El Informador, Guadalajara, 15 de enero, de 2012, www.informador.com.mx/jalisco/2012/350951/6/manifestantes-protestan-contra-la-reforma-al-articulo-24.htm, y Benjamín Lester González, “Marcha gran multitud contra la reforma del Artículo 24”, en Balún Canán, Quintana Roo, 24 de enero de 2012, www.balun-canan.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2415:baluncanan&catid=81:local&Itemid=458. Además: “Exigen a senadores de PRI detener reformas al artículo 24”, en La Crónica de Hoy, 24 de enero de 2012, www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=631012, y Andrea Becerril, “Demandan a PRI dictaminar 274

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SENADO RATIFICA ESTADO LAICO Y ESTABLECE LIBERTAD RELIGIOSA (2012)

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uego de un debate un tanto ríspido y a puerta cerrada, el Senado aprobó las reformas religiosas de la Constitución que afirman, por un lado, en el artículo 40, la laicidad del Estado y, por el otro, las libertades religiosas en el artículo 24. Al discutir el primero, la sensación que quedó es que el partido en el poder lo aceptó a regañadientes como parte de una negociación sobre el segundo, al parecer, el que más le importaba. El cambio al artículo 40 se aprobó con una votación de 97 a favor, tres en contra y una abstención, y en medio de polémica por la prohibición del acceso a invitados, especialmente algunos integrantes de iglesias no católicas, algo contra lo que protestaron los senadores María de los Ángeles Moreno (PRI) y Pablo Gómez (PRD). El presidente del senado, José González Morfín (PAN), se negó rotundamente. De acuerdo con la nota de El Universal, Gómez reprochó a la bancada oficialista y pro-católica que sólo “destrabó” la discusión sobre el proyecto de reforma “como una moneda de cambio” para aprobar los cambios del artículo 24, pues la iniciativa llevaba varios meses en espera. “No debemos anclarnos en la historia, pero no debemos olvidarla. [La reforma] es congruente con la Constitución, pero no nos da más laicidad, señaló Gómez. Ahora, el texto del artículo 40 constitucional dice como sigue: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”. Otro senador afirmó: “Los debates tienen que ser basados en evidencias. La historia hay que revisarla, pero no revivir cuestiones que pasaron en este país; de jacobinos que pensaban que el asunto era desafiar a la religión. Hoy la discusión es otra”. Por su parte, la aprobación de cambios al artículo 24 estableció la libertad de “convicciones éticas, de conciencia y de religión”, pues aun cuando en las comisiones se eliminó el párrafo referente a la enseñanza religiosa, actividad electoral de los sacerdotes o la utilización de las iglesias de medios de comunicación para propagar sus creencias, la oposición consideró que la frase “libertad de convicciones éticas” que se agregó al texto constitucional “abre una rendija” para cambiar la ley secundaria que regula a las asociaciones religiosas. La decisión, en este caso, fue de 75 a favor y 35 en contra, y la mayoría calificada se logró apenas por un voto. Los partidos PRD, PT y Movimiento Ciudadano se unieron para rechazaron el proyecto. Otros senadores votaron en contra, entre ellos René Arce y Tomás Torres, del Verde Ecologista, así como los priístas María de los Ángeles Moreno y Heladio Ramírez. El presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, el ex gobernador poblano Melquiades Morales defendió esta reforma con el argumento de que la libertad de convicciones éticas garantiza el “universo de distintas corrientes religiosas y a quienes se ostentan como ateos y agnósticos”. Los senadores eliminaron la sugerencia de revisar los artículos 1, 3, 5, 27 y 130 de la Constitución, enviada por los diputados. Con todo esto, la minuta aprobada comenzará su periplo por los congresos estatales para que, una vez que tenga el aval de 16 de ellos, proceda su promulgación. Así, se eleva a rango constitucional el hecho de que “los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley reglamentaria”. El senador perredista Leonel Godoy, advirtió que “la ética de unos no es la ética de otros” y que estas modificaciones pueden propiciar que se aborden temas como el de la educación pública, “pues los tratados internacionales sí hablan de la libertad religiosa en la enseñanza. El panista Santiago Creel dijo que en el México actual ya se pueden discutir estos temas sin violencia, y la priísta Moreno, de fe evangélica, aseveró que “sin laicidad no hay democracia”, por lo que y pidió garantizar la defensa de este principio. en favor del Estado laico”, en La Jornada, 24 de enero de 2012, www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/01/24/115121363demandan-a-pri-dictaminar-en-favor-del-estado-laico. 108


Finalmente, desde la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Manuel Corral negó que la reciente visita papal haya influido en la aprobación de estas reformas. Sostuvo que “hay asociaciones religiosas que han tomado en este contexto una actitud fundamentalista, cerrada y excluyente, porque no se atienen a razones, sino a la fuerza y a golpes. Ese no es el camino, por eso que primero se sienten a dialogar, pues de lo contrario no llegaremos a nada. La Iglesia católica acepta los diferentes grupos, pero no se vale que se opongan acusando de forma superficial”.

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FINALIZA SEXENIO CUESTIONADO DE PRINCIPIO A FIN (2012)

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uego de una impugnación que abarcó varios meses después de las elecciones de julio de 2006 y que con muchas dificultades le permitió tomar posesión de la Presidencia de la República, y de seis años en los que muchas de sus decisiones fueron cuestionadas continuamente, Felipe Calderón Hinojosa abandonará el cargo en medio de nuevas polémicas y lo entregará al representante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que regresa al poder después de doce años. Esta agrupación política enfrenta también fuertes dudas sobre su eventual renovación después de 70 años de ejercer el poder ininterrumpidamente, hasta el año 2000. Abanderado de un partido político de filiación católica y conservadora, Acción Nacional (PAN), Calderón atacó a su principal contrincante en la contienda electoral y lo calificó de ser un “peligro para México”, sin imaginar siquiera el grado de ilegitimidad que alcanzaría y ante la cual tuvo que responder con “golpes mediáticos” que no alcanzaron a recomponer su imagen y buena parte de sus decisiones, especialmente la que sacó a las fuerzas armadas y a la Marina de los cuarteles para enfrentar a los grupos delictivos ligados, sobre todo, al narcotráfico. Tampoco imaginó el número de muertos con que terminaría el sexenio, más de 60 mil, según varias estimaciones, a causa de lo que denominó una guerra frontal contra dichos grupos. La falta de sensibilidad ante las víctimas “colaterales” (como se les llamó oficial y eufemísticamente a quienes perdieron la vida como resultado del fuego cruzado) de esta “guerra” tuvo como resultado una serie de protestas que obligó al régimen a proponer una ley dirigida a responder a esa situación, aunque finalmente no fue promulgada por el gobierno, que se asumiría, según se vio, como juez y parte. De ahí que en su última semana en el gobierno, Calderón debió afrontar los duros reproches de los sectores sociales afectados. Simultáneamente, montó una campaña propagandística para “despedirse” de la población, pero agradeciendo a nombre de ella, por ejemplo, que se trató de un “gobierno valiente”. En suma, un gobierno que se agradece a sí mismo sus autocalificados “logros”. A todo ello hay que agregar el anuncio hecho esta misma semana en el sentido de que Calderón saldrá del país para trabajar en la Universidad de Harvard, donde cursó una maestría en administración pública. Esto ha sido visto como una burla por parte del vecino país del norte y también como una “suerte” de premiación por la actitud de sumisión con que se comportó el funcionario ante el gobierno estadunidense. Aunque, en honor a la verdad, una noticia así ya no resulta tan novedosa, pues Calderón ha venido a seguir la “tradición” iniciada por Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, quienes como expresidentes también consiguieron empleos en organismos empresariales y académicos de Estados Unidos. Las promesas políticas de cambio se vieron frustradas desde el principio del periodo, pues las alianzas que realizó Calderón con grupos como el de la máxima lideresa del sindicato de trabajadores de la educación, Elba Esther Gordillo (a cuyo yerno se le entregó el control de la educación básica) evidenciaron que no habría mucha diferencia con lo hecho por el PRI en otras épocas y que marcaron un estilo de gobierno criticado por el PAN cuando éste se encontraba en la oposición. A eso hay que agregar el manejo discrecional de recursos y el aumento en algunos puestos gubernamentales que inflaron el gasto público. Al mismo tiempo, muchas dependencias no ejercieron adecuadamente el presupuesto asignado para sus tareas. Éstas y otras muchas fallas y deficiencias marcaron esta etapa presidencial como una de las más desafortunadas de las décadas recientes. Adolfo Sánchez Rebolledo evalúa el sexenio y escribe: “Pretender que el balance de un gobierno se mida exclusivamente por la dimensión de algunas obras públicas hace olvidar que México es un país de más de 100 millones de habitantes, con una economía poderosa y atractiva (y apetecible) en el mundo global. Tiene recursos naturales extraordinarios y condiciones geopolíticas únicas para pensar en grande, de modo que las inercias de la actividad económica de por sí arrojan cifras que en otros países resultan inimaginables, pero México tiene un talón de Aquiles: la desigualdad, la terrible polarización que perpetúa la injusticia, la irritación, la desesperanza. Según

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los datos más optimistas de la Cepal, la pobreza afecta a 35 de cada 100 personas y disminuye más lentamente que en otros países de Latinoamérica” (La Jornada, 29 de noviembre). Los proyectos realizados por Calderón muestran un preocupante desfase en relación con las necesidades de la población, especialmente ante urgencias como el crecimiento del empleo, entre otras. Al “populismo” tan satanizado por los regímenes recientes se le ha propuesto como dolorosa alternativa en la práctica la obsesión por mantener estables las variables macroeconómicas para presentarlas como logros insuperables y sobre las llamadas “reformas estructurales” destaca que únicamente se haya aprobado las laborales como una suerte de “premio de consolación” para un gobierno que intentó, literalmente, en el último día, llevar a cabo acciones que no se presentaron creativamente durante seis años. Proyectos francamente ridículos como el cambio de nombre del país fueron enviados a los legisladores a menos de 15 días de que finalizara la responsabilidad gubernamental. Agrega Sánchez Rebolledo: “Como quiera, es evidente que años y años de políticas compensatorias han fracasado en la tarea de romper con el círculo vicioso de la pobreza fortaleciendo el empleo como un derecho universal. Lo más grave es que no hay nuevas ideas, un verdadero proyecto de cambio y desarrollo que permita dejar atrás la ruta del estancamiento. La promesa de hacer reformas sin un replanteamiento en serio de los objetivos nacionales llevará, sin duda, a reforzar la integración a la economía trasnacional, pero difícilmente dará cumplimiento a las aspiraciones de la mayoría”. De modo que el malestar social que se experimenta al final de este sexenio tiene un sabor ambiguo, pues al cierto respiro por la salida de Calderón le sigue el ascenso del PRI, algo que, para muchos, no presagia cosas muy buenas, aunque tampoco se pierden las esperanzas de un futuro inmediato más favorable.

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IGLESIAS Y REFORMA ENERGÉTICA EN MÉXICO (2013)

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nte la nueva reforma constitucional, que modifica el estatus de la industria petrolera que prevalecía en México desde la expropiación en marzo 1938, nuevamente diversas voces aisladas se preguntan si en algún momento las iglesias no católicas harán oír su voz o si continuarán, como ha sucedido con mayor frecuencia, únicamente como observadoras pasivas de la realidad nacional. Habría que ver si el enorme malestar generado por la aprobación bicameral de los cambios y el precipitado aval que ya le están otorgando algunos congresos estatales (se requieren 17) se refleja en algunos púlpitos este domingo 15, cuando apenas ha sucedido lo que muchos califican de “albazo guadalupano”, pues la determinación legislativa se dio el 12 de diciembre, durante la celebración religiosa más sonada del país. Estas resonancias religiosas, especialmente ante la realidad innegable de la pluralidad en la materia, obligan a reflexionar sobre el grado de interés de las iglesias en decisiones que están transformando el rostro de la nación de manera preocupante. Parecería que las iglesias evangélicas siguen instaladas en el apoliticismo y en la indolencia que las ha caracterizado durante tanto tiempo y que las nuevas generaciones de militantes aceptan sin chistar las orientaciones de los gobiernos recientes. Como parte de esta preocupación, y desde su muy peculiar perspectiva, hace unos meses Óscar Moha escribió lo siguiente: “Entre los pastores de las Iglesia Cristianas Evangélicas el tema se torna más discutible y menos entreguista: mientras en los nuevos grupos e Iglesias Neopentecostales lo mismo da que se privatice Pemex que el Presidente Peña los reciba en los Pinos. No así entre las llamadas Iglesias Históricas, donde metodistas, bautistas, presbiterianos, nazarenos y pentecostales ya realizan foros de consulta y grupos de reflexión para analizar el tema de la pobreza en México, la reforma energética y las implicaciones que esto trae al pueblo de México”.278 Y agrega, sin ofrecer sus fuentes: “Por lo pronto ya definieron que México es una potencia petrolera desde hace más de 100 años; nuestro país ha sido punta de lanza en la industria, por lo que es mentira que Pemex sea una empresa ineficiente, pero sí llena de corrupción. Y, finalmente, que las Iglesia han quedado calladas ante la privatización de aerolíneas, carreteras, bancos y no quedarán en la misma postura ante esta oportunidad de hacer oír su voz. Falta que las escuchen... y las tomen en cuenta, o por lo menos las inviten al diálogo”. En el ámbito católico, únicamente el obispo de Saltillo, Raúl Vera, ha criticado la iniciativa gubernamental como “asquerosa” y un “despojo” a la nación.279 Además, criticó a quienes piensan que la población está “embobada” por el festejo de la Virgen de Guadalupe. Para muchos, la impresión que deja este golpe contundente a la soberanía nacional (pues se modifican los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución) es de que el gobierno priísta al regresar al poder continúa de manera directa y nada maquillada las políticas de dos sexenios derechistas encabezados por el Partido Acción Nacional (PAN) y hasta se menciona que el PAN “gobierna mejor” con el PRI a la cabeza de la Presidencia. Ante la inminente aprobación de los cambios, el presidente de Acción Nacional anunció que éstos constituyen una “victoria cultural”.280 El gobierno ha lanzado una campaña mediática sobre las supuestas bondades de las reformas acompañada de una página de internet (www.presidencia.gob.mx/reformaenergetica/#!diez-beneficios), la cual no ofrece argumentos técnicos sino únicamente generalidades, como en el caso del millón y medio de empleos que se crearían durante este sexenio. Ó. Moha, “Iglesia y la reforma petrolera”, en Punto por Punto, 19 de agosto de 2013, www.puntoporpunto.com/Opinion/asuntos-religiosos-oscar-moha/asuntos_religiosos_iglesia_y_l.php. 279 Cf. Alma Gudiño, “Asquerosa, la reforma energética: Raúl Vera”, en Excélsior, 12 de diciembre de 2013, www.excelsior.com.mx/nacional/2013/12/12/933479; y Édgar L. González, “Advierte Vera sobre despojo por traición”, en Vanguardia, 13 de diciembre de 2013, www.vanguardia.com.mx/advierteverasobredespojoportraicion-1901508.html. 280 Cf. Álvaro Delgado, “‘Victoria cultural’ del PAN las reformas energética y política: Madero”, en Proceso, 10 de diciembre de 2013, www.proceso.com.mx/?p=360098. Cf. Jenaro Villamil, “Reformas energética y política: historia de una traición”, en Proceso, 30 de noviembre de 2013, www.proceso.com.mx/?p=359343. 278

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Recibida en Estados Unidos como un regalo navideño adelantado,281 la reforma permitirá que empresas extranjeras y capital privado se asocien o reciban concesiones de Pemex para la extracción mediante fórmulas antes prohibidas, además de que se excluyó al sindicato de trabajadores del Consejo de Administración de la empresa, bajo el argumento de que es un organismo corrupto e ineficiente, cuando todo mundo sabe que su líder y también senador, Carlos Romero Deschamps, es la verdadera causa de esta exclusión.282 Este punto fue una exigencia explícita del PAN porque es bien conocida la alianza de dicho sindicato con el PRI.283 La inocultable alianza entre el PRI y el PAN (el llamado “PRIAN”) denunciada en multitud de ocasiones hizo que el Partido de la Revolución Democrática abandonase el Pacto por México, iniciativa oficialista que durante un año sirvió en los hechos para legitimar al presidente en turno en una especie de gobierno de coalición. Este partido está promoviendo una consulta nacional sobre las reformas que eventualmente las revierta (http://elpetroleoesnuestro.mx/), con base en lo estipulado por el artículo 35 constitucional y ha dado pasos para presentar una controversia constitucional al respecto.284 Para el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, quien participó en un foro sobre el tema en el Senado, estas reformas forman parte de un proceso más amplio de sometimiento a los intereses extranjeros: “La apertura a la cesión del subsuelo y sus recursos culmina el proceso que hace depender nuestras finanzas, los principales aparatos productivos, la política internacional y la interna, de los intereses dominantes del país vecino, que además ha incluido a México en la jurisdicción de su comando militar del hemisferio norte de nuestro continente y lo considera territorio de su primer círculo de defensa”.285 El adelgazamiento progresivo del Estado y la apertura a concesiones descaradas para los particulares forma parte de una andanada directa contra lo poco que queda de nacionalismo en las esferas gubernamentales. Como agrega Cárdenas: “Nunca, a lo largo de nuestra historia independiente, el país había visto tan desmanteladas las defensas de su soberanía y autodeterminación. Nunca se había tenido un gobierno tan proclive a la desnacionalización económica y al sometimiento de su voluntad política”. Las iglesias evangélicas, en otra época tan ligadas a los gobiernos posrevolucionarios emanados de las luchas que apoyaron a principios del siglo XX han quedado en una especie de “desamparo ideológico” y a merced de los vaivenes políticos dominados por las nuevas camadas de legisladores que sin ningún rubor manipulan a sus clientelas sin importar las raíces culturales y, en este caso, religiosas, de amplios sectores de la población. Y es que a la tradicional indiferencia evangélica le ha sucedido en los últimos años una evidente derechización que se ha manifestado en el apoyo de diversos contingentes al PAN, es decir, un “enemigo histórico” de la presencia protestante en el país. Ahora, prácticamente ninguna voz protestante se ha levantado para referirse al nacionalismo que caracterizó a estos grupos religiosos. Al no pronunciarse en ningún sentido, las dirigencias evangélicas muestran una vez más el escasísimo interés por los temas que impactan a la nación, si bien en los corrillos de algunas comunidades se expresa la inconformidad con estas políticas gubernamentales, pero lo cierto es que se echa mucho de menos la afirmación de posturas claras sobre asuntos tan relevantes. Ojalá fuera cierto lo señalado por Moha en el sentido de que se abran foros para debatir éste y otros temas de la agenda nacional.

Cf. “Mexican oil and gas: Christmas arrives early”, en Forbes, 12 de diciembre de www.forbes.com/sites/themexicoinstitute/2013/12/12/mexican-oil-gas-christmas-arrives-early/ 282 Cf. Francisco Garfias, “¿Dónde quedó Romero Deschamps?”, en Excelsior, 10 de diciembre de www.excelsior.com.mx/opinion/francisco-garfias/2013/12/10/932888. 283 Cf. “Senado echa al sindicato del consejo de Pemex”, en El Economista, 10 de diciembre de http://eleconomista.com.mx/industrias/2013/12/10/senado-echa-sindicato-consejo-pemex 284 Juan Arvizu Arrioja, “PRD pide a la SCJN suspender la reforma energética”, en El Universal, 10 de diciembre de www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2013/prd-pide-a-la-scjn-suspender-la-reforma-energetica-971979.html. 285 C. Cárdenas, “Rechazo a la reforma energética”, en La Jornada, 14 de diciembre de www.jornada.unam.mx/2013/12/14/politica/004a1pol. 281

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PEÑA NIETO EN EL VATICANO: NUEVAS REFLEXIONES (2014)

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os cosas destacan las notas periodísticas sobre esta nueva visita presidencial mexicana al Vaticano: primera, la obsesión por invitarlo al país; y segunda, que en México somos “eminentemente guadalupanos”.286 Y las dos son dudosas o, al menos cuestionables, porque se sabe todo el tiempo que las visitas papales le hacen mucho bien al régimen de turno, aunque no sea filo-católico esta vez (del Partido Acción Nacional), pero eso se subsanó por el hecho de que Enrique Peña Nieto estudió en una institución confesional ligada al Opus Dei (Universidad Panamericana, www.up.edu.mx/sede.aspx?doc=11). Cada vez que un obispo de Roma viene a México, el país entra en un estado de sopor religioso mediante el cual las esperanzas de cambio y mejoría socio-económica reencuentran su cauce religioso y hasta los conductores de radio y televisión alcanzan instantáneos (y poco milagrosos) doctorados en teología. Por su parte, el guadalupanismo: se sigue esgrimiendo como arma cultural y refugio para una sociedad que no logra avanzar en su despegue como “país desarrollado”. Tal como escribió Octavio Paz: a los mexicanos únicamente les queda la fe en la Virgen Morena y en la Lotería Nacional. Peña Nieto se montó, como los últimos cinco presidentes en la moribunda ola de un catolicismo que ha perdido fuerza como nunca antes. Su discurso suena a un esfuerzo, desde el poder, para restaurar la Cristiandad en medio de una sociedad cuyo carácter laico avanza a pasos agigantados, a pesar de los esfuerzos de los grupos más conservadores. Todavía sigue abierta la herida ocasionada por el partido en el poder, el Revolucionario Institucional, que el sexenio pasado negoció anticipadamente su regreso al negociar en los congresos de las entidades federativas a costa de seguir criminalizando a las mujeres que abortan, en ostensible y vergonzoso contubernio con los episcopados locales y los grupos de ultraderecha con el propósito de contrarrestar los cambios jurídicos en esa materia en la ciudad de México. Obviamente, la prensa “del corazón” ha sido la más beneficiada con esta visita, pues ahora se habla del “estilo” que le imprimió Angélica Rivera (famosa actriz de telenovelas), también presente en Roma durante la canonización de los pontífices Roncalli y Wojtyla, ataviada a la usanza tradicional, con un velo (acompañada de sus hijas Sofía y Fernanda). La foto oficial de Peña Nieto con sus tres hijos (Alejandro, Nicole y Paulina Peña) y su esposa es toda una postal del nuevo rostro de la diplomacia mexicana en su relación con la dirigencia católica mundial. El constitucionalista (y también priista) Diego Valadés, analizó este asunto en su contexto nacional: “En el marco de la campaña para renovar la Cámara de Diputados en 2009, doce estados alteraron sus constituciones estableciendo que el óvulo fecundado se equipara a una persona viva para todos los efectos legales. Fue una reacción ante la reforma de 2007 al código penal del Distrito Federal que despenalizó el aborto durante las doce primeras semanas del embarazo”.287 Y con lujo de detalles, explica: Con aquellas modificaciones constitucionales, más la de Chihuahua en 1994 y las adoptadas después de las elecciones de 2009, dieciocho estados tuvieron disposiciones análogas. Once eran gobernados por el PRI, seis por el PAN y uno por el Partido de la Revolución Democrática [PRD, centro-izquierda]. En los congresos el PAN votó a favor en todos los casos; el PRI se escindió en Puebla y San Luis Potosí; el PRD lo hizo a favor en 2, se opuso en 6 y en 4 se dividió. El Partido del Trabajo [centro-izquierda, también] aprobó en 5 y discrepó en 3; Convergencia [aliado del PRD] y el Verde [aliado del PRI en 2012, antes lo fue del PAN] dijeron sí en 3 y no en 2; Nueva Alianza [de origen priista, pero con decisiones coyunturales] apoyó en 4 y rechazó en 2.

Como se aprecia, más de la mitad de los estados la penalización del aborto, algo que ahora Peña Nieto puede presumir y “entregar” a Jorge Bergoglio personalmente en su visita. Podría decirse que los congresos estatales y el partido en cuestión han hecho “el trabajo sucio” que la Iglesia Católica ya no puede realizar debido a Francisco Reséndiz, “El papa Francisco acepta visitar México: Peña”, en El Universal, 8 de junio de 2014, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/el-papa-francisco-acepta-visitar-mexico-penia-1015698.html. 287 D. Valadés, “El Estado ‘laico’ mexicano”, en AM, 10 de junio de 2014, http://www.am.com.mx/notareforma/46264. 286

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que la laicidad del país se lo impide: medios seculares sacralizando su labor política al servicio de la mayor iglesia de México. Circunstancia doblemente vergonzosa si se recuerdan los privilegios excesivos del catolicismo en el país, y que sus cúpulas no dejan de presionar a los gobiernos para mantenerlos. Y con logros importantes, pues otra negociación, dentro de este nueva situación de simulación, permitió nuevos cambios constitucionales: “Otro problema concierne al tipo de Estado que creemos tener. En 2012 fue adicionado el artículo 40 de la Constitución para incorporar la laicidad como un elemento más de la república representativa, democrática y federal. El siguiente año entró en vigor la reforma al artículo 24 en el sentido de que ‘toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión’”. Una cosa por la otra: el Episcopado mexicano aceptó que la Constitución afirme el carácter laico de la nación a cambio de que ésta incorporase el concepto, peleado durante décadas por el “clero político” (como se expresaban antes los políticos más liberales radicales), de “libertad religiosa”, como si el de “libertad de culto”, garantizado desde 1860, no fuera ya una realidad legal. Valadés agrega: “La laicidad es un concepto complejo, pero en un sentido amplio denota que el Estado carece de religión, se abstiene de imponer un credo y garantiza las libertades y el pluralismo enunciados por la Constitución, los tratados y las leyes”. Y describe cómo el norteño estado de Nuevo León está funcionando como un “laboratorio” para imponer, a todas luces ilegalmente, las directrices católicas en el terreno de la reproducción humana con la bandera del “derecho a la vida”: …en Nuevo León se pretende deformar la Constitución local en los mismos términos que las otras 18, sin tener en cuenta las nuevas normas de la Constitución federal. […] La iniciativa fue presentada en Monterrey el 21 de mayo [por el diputado panista Francisco Treviño] y en apenas siete días fue dictaminada y aprobada por el PAN y el PRI. El sorprendente proceso de reforma constitucional lleva un ritmo acelerado; en breve quedarán consumados otro atropello a los derechos fundamentales de las mujeres, el desconocimiento de la laicidad del Estado mexicano y la expansión de la tendencia fundamentalista que afecta al país. Lo que se pretende en Nuevo León, como lo que ya existe en más de la mitad de los estados, es que con el pretexto del presunto derecho a la vida de los óvulos fecundados, el poder político establezca la maternidad obligatoria. Algunos de quienes postulan la tesis del Estado subsidiario en materia económica, adoptan medidas de un Estado invasivo en cuestiones personales. En Nuevo León la mujer que se descuide al tener relaciones sexuales, o que cambie de opinión a los pocos días, deberá acatar la imposición coercitiva de la maternidad a riesgo de que, si no lo hace, no será sancionada por abortar sino por asesinar. A diferencia de las modificaciones previas, esta se plantea después de que la Constitución federal adoptó el principio de laicidad. Aceptar todos los hijos engendrados es respetable como orientación eclesiástica y como decisión personal, pero transformar ese criterio en norma coactiva es propio de un Estado confesional. En Nuevo León, como en casi todo el país, se violará el derecho constitucional a la protección de la salud, cuyo ejercicio se impide a las mujeres cuando abortan. (Énfasis agregado.) 288

Que existan gobernantes o políticos/as priistas (o de cualquier otro partido) católicos no es el problema, pues pueden profesar la fe que gusten o ninguna, según lo establecieron la Constitución y las Leyes de Reforma desde el siglo XIX. Lo preocupante y ostentosamente exhibido es que muchos de ellos/as funjan más que como servidores de las leyes y la sociedad, como testaferros y casi empleados a las órdenes de una dirigencia religiosa, puesto que ninguna creencia en particular puede tomarse atribuciones de conducción o imposición de políticas públicas, sin violentar con ello la historia, el derecho y las exigencias de la realidad actual.

Cf. “Impulsa Acción Nacional reformas a la ley electoral y derecho a la vida”, en sitio del Congreso de Nuevo León, 28 de mayo de 2014, www.hcnl.gob.mx/glpan/2014/05/impulsa-accion-nacional-reformas-a-ley-electoral-y-derecho-a-la-vida.php; Anaiz Zamora Márquez, “Exigen a Congreso de Nuevo León revertir ley antiaborto”, en Proceso, 3 de junio de 2014, www.proceso.com.mx/?p=373785; Guadalupe Sánchez Pacheco, “Pide arzobispo meditar la importancia de la vida”, en Telediario, 25 de mayo de 2014, http://www.telediario.mx/local/pide-arzobispo-meditar-la-importancia-de-la-vida¸y “Avanza iniciativa para criminalizar aborto en Nuevo León”, en Diario Jurídico, 30 de mayo de 2014, http://diariojuridico.com.mx/actualidad/noticias/avanza-iniciativa-para-criminalizar-aborto-en-nuevo-leon.html 288

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Bernardo Barranco, a su vez, ubicó esta visita en el marco de las reformas en marcha y ante la reacción de los obispos expuesta en un documento reciente: El Presidente no sólo invitará oficialmente al Papa a una próxima visita a México, sino que buscará apoyo, comprensión y hasta complacencia para su política de reformas estructurales. […] El gobierno de Peña Nieto quiere atajar un potencial foco de tensión con la Iglesia católica, utilizando el recurso del pragmatismo político. Especialmente cuando la jerarquía mexicana ha dado muestras de descontento y malestar, no sólo ante la política económica, sino frente a los contenidos de las reformas que se están negociando. En el mensaje Por México ¡actuemos!, los obispos cuestionan la orientación de las reformas.289

Pero, más grave aún, plantea que la visita es un retroceso hacia políticas viciadas, ya superadas, del pasado inmediato: También es el retorno de la doctrina Prigione, quien aconsejó a Carlos Salinas de Gortari entenderse directamente con Roma, privilegiarlo como interlocutor, y por tanto, pasar por encima de los obispos locales. La intencionalidad política es fortalecer sus vínculos con Roma, lograr su apoyo para evitar el desgaste político y mediático; negociar, pues, directamente con la Santa Sede, al margen de la propia sociedad. Esa fue la doctrina Prigione-Salinas en los tiempos de Juan Pablo II y de Angelo Sodano.

Algo que le resultará imposible de aplicar, esperemos, por la propia actitud del Vaticano ahora con el nuevo papa argentino y porque, concluye, la irreversible pluralidad religiosa ya no se lo debe permitir: “”. El crecimiento de las iglesias evangélicas en el país lo llevan a un diseño de inclusión en la construcción plural, porque todas estas confesiones son parte activa de la vida social del país. Por ello, negociar al viejo estilo prigionista puede resultar arriesgado, ya que la condición de monopolio absoluto ha finiquitado. El orden del espacio público en materia religiosa supone no sólo la separación Estado-iglesias, sino un corpus de tolerancia institucional en la cual la inclusión es un factor primordial. Esta nueva soberanía de pluralidad religiosa no puede ser negociada para congraciarse con la religión preponderante. Por más apremiado que esté el Presidente, en el marco de la laicidad no puede mercadear privilegios ni concesiones a cambio de ponderación y apoyo político a proyecto alguno. (Énfasis agregado.)

Por todo lo anterior, esta nueva visita presidencial al Vaticano en nada se diferencia de las llevadas a cabo por los dos militantes católicos que, ejerciendo el mayor cargo del país, se subordinaron, en los hechos, ante un Estado extranjero. Valadés tiene razón, al concluir su artículo en un tono irónico: “México tiene una vigorosa tradición liberal cuyos protagonistas han sido en su mayoría creyentes. En contraste, hace apenas unos meses el gobernador de Nuevo León ‘consagró’ el estado al corazón de Jesús. Las autoridades federales pasaron por alto ese episodio y hoy nos acercamos a un revés para la incipiente disposición constitucional de ‘laicidad’. También en el artículo 40 ‘república laica’ tendrá que llevar comillas”.

B. Barranco, “¿A qué va Peña Nieto www.jornada.unam.mx/2014/06/04/opinion/017a2pol. 289

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Vaticano?”,

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ENCUENTRO SOCIAL: ¿PRIMER PARTIDO EVANGÉLICO CON REGISTRO? (2014)

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partir del anuncio hecho por el Instituto Federal Electoral (IFE) en el sentido de que tres agrupaciones políticas se encuentran en la recta final para obtener su registro, se ha reavivado el revuelo debido a que una de ellas, el Partido Encuentro Social (PES, en alusión al pez cristiano, como se puede apreciar en su logotipo, www.pesbc.org) es considerado, desde hace algunos años, como una organización de filiación evangélica. Las otras organizaciones son el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido Humanista. Una de las notas de prensa informa que el PES cuenta con más de 320 mil adherentes y que llevó a cabo 249 asambleas distritales, 49 más de las requeridas.290 Su dirigente, Hugo Éric Flores Cervantes, licenciado en Derecho por la UNAM (1995) y doctorado por la Universidad de Harvard (donde conoció al ahora ex presidente Felipe Calderón291), ha negado rotundamente este carácter, lo mismo que su identificación como “pastor”, tal como lo han señalado algunos medios.292 Con fuerte presencia en algunos estados del norte de México, especialmente en Baja California (registrado en 2006, se anuncia como “el partido de la familia”), en donde ha tenido tres legisladores locales y tres regidores, además de un diputado en Tamaulipas, el PES lleva 12 años en su lucha por obtener registro como partido a nivel nacional (www.pesbc.org/nuestro-partido/historia/). La misma reportera de El Universal, en una nota dedicada al PES, detalló con amplitud la percepción generalizada de que se trata de una agrupación de orientación religiosa y agregó que se define como “promotor del Estado laico” y como “partido de centro que tiene como objetivo preservar valores y principios morales como medios para recuperar la cohesión social a través de la unidad familiar”.293 Asimismo, menciona que en algunos videos se expone su “ideología conservadora” y denuncia el hecho de que en la capital del país hay 16 mil abortos. Zalathiel Rodríguez, su secretario general, pertenece también a la Asociación Mexicana Esperanza “que entre sus tareas promueve la abstinencia sexual hasta el matrimonio”. También se afirma que, como agrupación política nacional, el PES “impulsó la reapertura de cerca de 60 templos cristianos de Ciudad Juárez, Chihuahua, cerrados por la violencia”. Y es que, “las libertades ‘todas’, asegura Flores Cervantes, son banderas del PES”. En el mismo diario apareció una entrevista con Flores en la que, a pregunta expresa, negó rotundamente ser pastor, aunque reconoció que ha sido feligrés desde niño de la Iglesia de Dios. En la entrevista se recuerda que fue director general de Gobierno en la capital del país durante el último año de la gestión de Marcelo Ebrard (2012 y principios de 2013), puesto al que renunció para concretar el registro del PES. También se recuerda su militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y las alianzas electorales con los partidos Convergencia, Acción Nacional y de la Revolución Democrática.294 Todo un caso de “eclecticismo político”, para decirlo amablemente. A la interrogante de si el PES es una agrupación confesional, respondió:

Carina García, “En la antesala, 3 nuevos partidos”, en El Universal, 9 de febrero de 2014, www.eluniversal.com.mx/nacionmexico/2014/en-la-antesala-3-nuevos-partidos-986112.html. 291 Cf. Arturo Rodríguez García, “Con la bendición de Los Pinos…”, en Proceso, núm. 1833, 17 de diciembre de 2011, p. 30, www.ambafrance-mx.org/IMG/pdf/a263675a1e0955f0e78238b96030ae5c1833.pdf. Este reportaje agrega que Flores y Calderón se reencontraron en 2006 “cuando Encuentro Social firmó un acuerdo de apoyo al PAN” y que “como parte del acuerdo signado por el PAN, Encuentro Social obtuvo cuatro suplencias de diputados y dos de senadores”. Flores fue suplente de la senadora María Teresa Ortuño Gurza y, posteriormente, oficial mayor de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Estos acuerdos causaron mala impresión al interior de Acción Nacional, véase L. Cervantes-Ortiz, “Beatificación de Wojtyla y el vaivén religioso de Calderón”, en Protestante Digital, 1 de mayo de 2011, www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/3803/Beatificacion-de-wojtyla-y-el-vaiven-religioso-de. 292 Enrique Legorreta, “Eric Flores, de la inhabilitación política a la dirigencia de un partido”, en Revolución Tres Punto Cero, 5 de febrero de 2014, http://revoluciontrespuntocero.com/eric-flores-de-la-inhabilitacion-politica-a-la-dirigencia-de-un-partido/ 293 C. García, “Nacer con marca de ‘Partido Cristiano’”, en El Universal, 10 de febrero de 2014, p. 4, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/nacer-con-marca-de--34partido-cristiano-34-986294.html. 294 “No soy ni he sido pastor, asegura Flores Cervantes”, en El Universal, 10 de febrero de 2014, p. 4, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/impreso/no-soy-ni-he-sido-pastor-asegura-flores-cervantes-212991.html. 290

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No somos un partido confesional, al contrario somos liberales, creemos en la separación Estado-Iglesia, el Estado laico y la educación laica y gratuita Se ha tratado de vincular al partido, pero no nos conocen Si me preguntan si todos son cristianos, (la respuesta es) no. Las iglesias, las cristianas y las católicas y todas las demás están como para que les demos no para nos den ellos Entonces contundentemente digo: no hay ministros de culto y no somos un partido confesional. […] No quisiera entrar a esa demagógica posición de muchos políticos que de día se ponen la levita de Juárez y en la noche se ponen la sotana. Nosotros somos un partido juarista esa es la verdad (Idem).

Esas declaraciones reiteran lo dicho por Flores en 2006 cuando pactó una alianza con el entonces gobernante Partido Acción Nacional, tradicionalmente ligado a la Iglesia Católica: “Somos absolutamente juaristas, creemos que el gobierno debe dedicarse a cuestiones públicas y la Iglesia a lo espiritual. Le insisto en que no participamos en política como institución religiosa”.295 Lástima que estas confesiones de fe juaristas no se correspondan con los vaivenes políticos que Flores ha considerado necesarios para posicionarse según las circunstancias. La segunda nota de El Universal concluye con un resumen de la trayectoria del dirigente: “Flores ha sido polémico desde que en 2006 siendo investigador del CIDE [Centro de Investigación y Docencia Económica] impulsó la defensa de los acusados de la matanza de Acteal, Chiapas, pertenecientes a grupos evangélicos. En 2007, tras un efímero paso por la oficialía mayor de la Secretaría de Medio Ambiente salió de la dependencia sancionado con inhabilitación Reconoce que enfrentó seis procesos que litigó en seis años gané todos presume”. Signo de los tiempos en los que la praxis política obliga a sus actores a cambiar de horizontes las veces que sea necesario, el PES navega hoy con la postura ambivalente que le otorgue mejores beneficios electorales. Queda claro, entonces, que Encuentro Social, en su camino a convertirse en un partido con registro, es más bien un proyecto personal que utiliza simbolismos religiosos y la búsqueda de apoyo en algunos sectores evangélicos. Se sabe que anteriormente buscó ese apoyo en comunidades del sureste, particularmente en Tabasco, territorio tradicionalmente priista, pero que fue rechazado.296 Desde entonces volteó su mirada al norte del país, menos comprometido en algunas regiones con el PRI. Precisamente Baja California es una entidad que ha sido gobernada por Acción Nacional durante varios sexenios. Por todo ello, la nota de Reforma (reproducida por ALC Noticias el 23 de enero del año en curso) es bastante inexacta al afirmar que “los evangélicos podrían tener su propio partido” en los próximos meses.

Claudia Herrera Beltrán, “En breve, pacto de Calderón con evangélicos críticos de Fox”, en La Jornada, 11 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/11/index.php?section=politica&article=017n1pol. 296 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “¿Pluralidad política u oportunismo de los evangélicos ante las elecciones?”, en ALC Noticias, 28 de junio de 2012, www.alcnoticias.net/interior.php?lang=687&codigo=22240&PHPSESSID=7573885147b7436b6916552ae856017d. 295

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LANZA ENCUENTRO SOCIAL PRIMER ANUNCIO TELEVISIVO (2014)

L

uego de obtener su registro como uno de los tres nuevos partidos políticos hace aproximadamente un mes, Encuentro Social (PES), la organización señalada por sus nexos con dirigentes y militantes de iglesias evangélicas, ha lanzado su primer anuncio por la televisión abierta, además de estrenar logotipo y sitio web oficial (http://encuentro.social), en donde también aparece su “Decálogo social”, documento descargable de 4 páginas que contiene una serie de enunciados tales como honestidad, desarrollo económico, transparencia, derechos humanos, familia y medio ambiente, y sin ninguna alusión a elementos o aspectos religiosos, así como las demás plataformas de información y contacto: Facebook: EncuentroSocialPPN, Twitter: @PESO_cialPPN, e Instagram: @encuentro_social. Apenas disimulada, la figura del pez cristiano ha formado parte del logotipo del PES, dirigido por su ya emblemático líder Hugo Éric Flores, quien luego de varios años de ser una agrupación política nacional (APN) y de tener registro local en el estado norteño de Baja California, gobernado desde hace varios sexenios por el derechista Acción Nacional. Anunciado meses antes, dicho registro fue buscado insistentemente por Flores, cuya presencia en los medios ha aumentado en frecuencia durante las últimas semanas a causa del interés que causa el primer partido evangélico mexicano. El anuncio de televisión muestra a varias personas hablando desde un micrófono en un auditorio que poco a poco se va llenando. Resuenan las frases de batalla: “El podio es tuyo” y “Hagámoslo nosotros” y se habla persistentemente de la participación y de que “estamos hartos de escuchar promesas que no se cumplen. Ahora nos toca hablar a nosotros”. El anuncio, de minuto y medio de duración, también menciona que se requieren políticos con “valores”. En el portal de internet en cuestión se afirma: “Somos un medio para que la agenda ciudadana pueda ser un factor de cambio de su comunidad y país. Pensamos que los cambios se hacen con y para la gente. En Encuentro Social buscaremos la participación de la ciudadanía bajo tres principios. En primer lugar, abriendo nuestra estructura a candidaturas ciudadanas. En segundo lugar, impulsando reformas que le brinden a los ciudadanos instrumentos para participar en la vida pública del país. Y por último, impulsando programas de diseño participativo a nivel local”. Al referirse a la familia, el documento señala: “El fundamento del desarrollo social es la familia. Sin moldes ni estereotipos, la familia debe ser cuidada y fortalecida para formar hombres y mujeres con valores y principios para construir un México mejor. A nivel federal y local, debemos brindar elementos para el fortalecimiento de la familia. Por un lado, brindar herramientas a las madres, como guarderías de calidad y retomar la iniciativa de escuelas de tiempo completo. También, afinar las políticas de transferencias de costos para que los beneficios que obtengan los niños realmente se traduzcan en movilidad social para nuestra gente. Por último, reforzar campañas educativas de prevención de adicciones y anti violencia. No debemos dejar de lado una nueva Ley de adopción de menores, que facilite el proceso para que los niños puedan ser adoptados. De la misma forma, promover sistemas y una nueva ley u órgano de protección a menores”. Precisamente en ese tema llamaron mucho la atención varias afirmaciones de Flores al hablar de la “defensa de la familia” desde un enfoque tradicional, pues en el norteño estado de Baja California el PES se presenta como el partido de la familia,297 lo que fue interpretado por Bernardo Barranco como un nuevo rostro del conservadurismo social, pero ahora en un espacio religioso no católico: “Flores se alía con Casa sobre la Roca, una Iglesia dirigida por Alejandro y Rosi Orozco. Se venden ante Felipe Calderón como el leal brazo evangélico de su campaña presidencial. Igualmente neopentecostal, Casa sobre la Roca navega también en la ambigüedad, no se reconoce Cf. Pedro Domínguez, “‘No somos partido religioso, al contrario, somos liberales’: dirigente de Encuentro Social”, en Milenio Diario, 10 de febrero de 2014, www.milenio.com/politica/Hugo-Flores-Cervantes-Encuentro-Social_0_242975723.html. La nota cita las palabras de Daniela Pérez, delegada del PES en Baja California Sur: ““El establecimiento de un matrimonio exclusivamente entre un hombre y una mujer, el cuidado y protección de la vida desde su concepción hasta su muerte natural y no inducida, la prohibición al acceso de páginas pornográficas en escuelas, oficinas de gobierno y en áreas públicas”. 297

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una agrupación religiosa, sino una comunidad de superación humana con inspiración en los valores bíblicos que se sustentan en los principios de la teología de la prosperidad. Pero su concepción de familia, sexualidad, aborto y otros análogos es idéntica a la de los católicos conservadores”.298 Barranco reconstruyó el pasado eclesial y político de Flores: “…es un personaje de largo linaje evangélico. Nace en el seno de una familia enlazada a la Iglesia de Dios, agrupación de corte bautista; estudia en una preparatoria presbiteriana, Instituto Juárez, en el sur del DF, y desde muy joven milita políticamente. Trabajó con el grupo priísta de Colosio y fue asesor de Ernesto Zedillo, bajo la dirección de Liébano Sáenz”. No se incluyó el dato de que, luego de ejercer un cargo público, fue inhabilitado para volver a hacerlo y dicha sanción sigue vigente.299 Y también citó las palabras de Flores, recogidas en la tesis doctoral de Mariano Ávila, Entre Dios y el césar: líderes evangélicos y política en México (1992 -2002): “Queremos el poder para crear un modelo de gobierno de justicia y de misericordia para que este pueblo voltee a ver a Dios. Eso será posible con gobernantes íntegros cristianos. Ahí afirma no creer en los partidos y, con un toque de mesianismo conservador, proclama: El gobierno civil es bíblico. El federalismo surge de la Biblia. En ello pensaban los que crearon la constitución estadunidense. Hallaron inspiración en Moisés y su formación de líderes laicos”. Ya antes, para explicar el surgimiento del PES, Gabriela Rodríguez se había referido a un texto muy importante de Jean-Pierre Bastian sobre los partidos confesionales no católicos: “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina” publicado por El Colegio de México en 1999.300 Las conclusiones de Barranco son inquietantes acerca del avance de la ultraderecha en México, a la cual ya no le importa el bando religioso para posicionarse: “…la ultraderecha ha dejado de ser sólo católica, tiene una competencia evangélica que puede bajo ciertas circunstancias convertirse en aliada. Ambas, la derecha católica y neopentecostal, cuentan con recursos humanos y económicos, con fuertes vínculos internacionales, especialmente con poderosos grupos afines en Estados Unidos. En el fondo la presencia del PES plantea la resignificación de las derechas religiosas del país. Los grupos conservadores quieren salir de sus catacumbas. No cabe duda de que la secularización de la cultura y la globalización han tocado las puertas de los nuevos grupos conservadores, los cuales han logrado mutar, adaptarse e insertar su agenda en la plaza pública”. Ante el alud de cuestionamientos en diversos medios periodísticos, Flores ha tenido que presentarse en radio y televisión, y ha aceptado entrevistas como la de El Universal, él que muchas veces se negó. En dicha entrevista, afirmó: “Esperamos ser una sorpresa electoral el año que entra y lo vamos a hacer con una estrategia electoral muy sencilla: vamos a tratar de ser nosotros, somos gentes comunes y corrientes, esa es nuestra propuesta, vamos a llamar a gente como nosotros. Ni esperen ver ahí a las grandes personalidades, porque no. […]Tengo fe y también tengo esperanza de que nuestro país pueda cambiar y también que hay valores como la unidad, la lealtad, el vivir en reconciliación. Hay muchos lugares del país con necesidad de reconciliación y reconstrucción del tejido social. Claro que tengo fe —pero aclara— no soy dirigente religioso. Si soy cristiano y como siempre lo he dicho, con mucho orgullo”.301 B. Barranco, “El nuevo partido neopentecostal”, en La Jornada, 30 de julio de 2014. Cf. José Gerardo Mejía, “Implicado en fraude forestal se enfila hacia una diputación”, en El Universal, 18 de marzo de 2009, www.eluniversal.com.mx/nacion/166492.html. 300 G. Rodríguez, “Políticos de Dios”, en La Jornada, julio de 2014. El ensayo de Bastian apareció en la revista Estudios Sociológicos, vol. XVII, núm. 49, enero-abril de 199, pp. 153-173. Puede leerse en el sitio: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/J72DQIBRPHNT3AM4LE1SQ5YMBK51JI.pdf. Allí se incluye una tabla cronológica de los primeros impulsos por organizar partidos políticos evangélicos en el subcontinente. En México, los antecedentes del PES son el Grupo Lerdo de Tejada (1992) y el Frente de la Reforma Nacional (1996). Para una aportación protestante crítica procedente de un análisis deudor del liberalismo, véase: José Míguez Bonino, Poder del Evangelio y poder político. La participación de los evangélicos en la política en América Latina. Buenos Aires, Kairós, 1999. Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos, acciones” [1995], en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013, www.lupaprotestante.com/blog/politica-y-nuevo-regimen-constitucional-de-las-iglesiasmentalidades-discursos-acciones-1995/. 301 Carina García, “Tengo muchísima fe en que el PES dará la sorpresa”, en El Universal, 23 de agosto de 2014, www.eluniversal.com.mx/primera-plana/2014/impreso/-8220tengo-muchisima-fe-en-el-partido-encuentro-social-822146563.html. 298 299

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Finalmente, durante varios días previos al lanzamiento del anuncio televisado, se fue sabiendo el tipo de cuadros dirigentes que se han venido incorporando al PES. Y, al contrario de lo que expresó su dirigente, los nombramientos han recaído en antiguos militantes de otros partidos.302 Una vez más, la militancia de base que, en efecto, tiene sólidos nexos con algunas iglesias evangélicas, mirará cómo los profesionales de la política se sirven de su titánica labor de propaganda y organización. La sospecha, el reto y el desafío acompañarán al PES, al menos hasta las próximas elecciones federales de julio de 2015, en la que podría perder el registro si no obtiene por lo menos 3% de los votos totales, aunque con base en las posibles alianzas anunciadas, como ya lo ha hecho antes, lo puede mantener.303

Cf. Misael Zavala, “Evangélicos y políticos polémicos dirigen al PES”, en 24 Horas, 19 de agosto de 2014, www.24horas.mx/evangelicos-y-politicos-polemicos-dirigen-al-pes. 303 Cf. “PES deja abierta posibilidad de alianzas”, en Imagen del Golfo, 26 de agosto de 2014, www.imagendelgolfo.com.mx/resumen.php?id=41022119. 302

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CONSIGUE REGISTRO DEFINITIVO EL PES, PARTIDO DE INSPIRACIÓN EVANGÉLICA (2015)

E

l Partido Encuentro Social (PES), dirigido e integrado por algunos militantes evangélicos, obtuvo su registro luego de las elecciones del pasado domingo 7 de junio. Así lo dio a conocer el Instituto Nacional Electoral (INE) luego de que alcanzó 8 diputados, gracias al 3.38% de los votos a nivel nacional con un total de un millón 325 mil sufragios, atribuidos por la dirigencia a la participación de los “cristianos” en la elección, y a la propaganda televisiva encabezada por el comediante Héctor Suárez. No sucedió lo mismo con los Partidos Humanista y del Trabajo que no alcanzaron el mínimo de 3% para mantener su registro. En entrevista con El Universal, Hugo Éric Flores Cervantes, presidente del PES, y quien será también diputado federal por el principio de representación proporcional, afirmó que el voto de los cristianos le permitió a su partido conservar el registro y, al mismo tiempo, negó que el PES sea un partido confesional: “Aunque me vayan a tachar de políticamente incorrecto, tuvo que ver con el voto de la gente que tiene creencias religiosas como yo las tengo”.304 Subrayó que los ministros de culto no participan directamente en el partido, pero no dejó de observar que “mucha gente que ha venido conformando esta opción política […], no tengo duda de que mucha de esa gente votó por nosotros y que se vienen en el futuro millones de votos a favor de Encuentro Social cuando demostremos que lo que decimos vamos a luchar para que se cumpla”. Entre las propuestas del PES sean mencionado: quitar el fuero a los legisladores, acabar con el financiamiento a los partidos, recortar el gasto de la burocracia, una reforma para acabar con el sistema presidencialista del país y cambiar el sistema asistencial, aunque también Flores se refirió a la mayor presencia de ministros de culto en la política.305 Señalado en varias ocasiones como integrante de un movimiento evangélico, así como alguien muy cercano al presidente Ernesto Zedillo, y de haber establecido alianzas con el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, esto es, con casi todo el espectro político,306 días antes de las elecciones se volvió a hacer mención de sus veleidades ideológicas, así como su pasado como funcionario en el gobierno de Felipe Calderón, cuando fue inhabilitado para ejercer cargos públicos. Bernardo Barranco (quien ofrece otras cifras: 2 431 900 votos) observó que el PES aglutinó “las sensibilidades y agendas evangélicas que en los últimos quince años han ganado espacios en los diversos tejidos sociales de México”, en la línea de lo analizado por Jean-Pierre Bastian desde hace varios años:307 “…los dirigentes pentecostales latinoamericanos se han transformado en actores políticos que organizan partidos confesionales. […] Ante marcos dualistas de ficción jurídica, presente en la región latinoamericana, estos movimientos buscan una negociación eficaz a partir de la cultura política real, marcada por el corporativismo. Mediante la intercambiabilidad del voto religioso cautivo, estos actores entablan una relación clientelar con el Estado y actores

Misael Zavala, “Cristianos y Héctor Suárez nos dieron el registro”, en El Universal, 22 de junio de 2015, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/-34cristianos-y-hector-suarez-nos-dieron-el-registro-34-1109062.html 305 Héctor Gutiérrez, “PES busca llevar a la política activa a ministros de culto”, en El Financiero, 18 de junio de 2015, www.elfinanciero.com.mx/nacional/pes-busca-llevar-a-la-politica-activa-a-ministros-de-culto.html: “”. 306 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Los ‘hijos de Lutero’ en México: un recuento histórico con nombres”, en Carlos Mondragón González y Carlos Olivier Toledo, coords., Minorías religiosas: el protestantismo en América Latina. México, UNAM-Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, 2013 (Política, economía y sociedad en América Latina y el Caribe, 17), p. 249; y Claudia Herrera Beltrán, “En breve, pacto de Calderón con evangélicos críticos de Fox”, en La Jornada, 11 de febrero de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/02/11/index.php?section=politica&article=017n1pol. 307 J.-P. Bastian, “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina”, en Estudios Sociológicos, El Colegio de México, XVII, 49, 1999, pp. 153-173, http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/J72DQIBRPHNT3AM4LE1SQ5YMBK51JI.pdf 304

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políticos que buscan ante todo desalojar a la Iglesia católica de su relación privilegiada con el aparato estatal” (Énfasis agregado).308 Obviamente, Flores niega que existan prácticas corporativistas en su organización. A su vez, Carlos Martínez García se refirió al eslogan brasileño “hermano vota por hermano”, que tantos dividendos le ha dado a la “bancada evangélica” en el país sudamericano, algo que Flores no se atrevió a promover dadas las características de la ley electoral en México. Citando a Luis Hernández Navarro, Martínez recordó que Flores Cervantes “viró radicalmente en sus alianzas y convino un acuerdo electoral con los adversarios ideológicos del cristianismo evangélico mexicano”.309 Y añadió: “Para obtener su objetivo, lograr posicionarse de manera importante entre el electorado evangélico, desde el inicio el PES fue pensado para ganarse la simpatía y confianza de tal sector de la población”. Martínez García incluyó en su artículo un correo electrónico (pésimamente escrito) enviado a algunos líderes protestantes para solicitar su voto por el PES. Se trata, una vez más, de la estrategia llevada a cabo en varios países para vincular la fe evangélica con determinadas orientaciones ideológicas llevadas a la arena pública para desde ahí tratar de imponer una agenda marcada por ideas religiosas conservadoras. En la entrevista citada líneas arriba, Flores abundó sobre lo que representó para su partido mantener el registro nacional y, con un tono de proyección triunfalista hacia el futuro, aventuró: “Ojalá logremos avanzar en el Conreso, ojalá haya la voluntad política suficiente. Nos gustaría que se acabaran las alianzas electorales, que se diera un paso a coaliciones de gobierno no tan legisladas como las que tenemos, que son absurdas. […] Vamos a ser no una oposición férrea, sino que intente ser inteligente, que no va a proponer boicots ni vetos ni cierres, sino que va a proponer ideas de transformación del país”. Con la moneda aún en el aire, en los próximos meses se podrá vislumbrar qué tipo de política partidaria encarnará el PES, puesto que la mirada de la sociedad estará sobre él y se percibe como muy difícil que logre salir creativa y propositivamente, ya no digamos de los estereotipos propios de estas agrupaciones, sino de la compleja maraña que es el sistema polpitico mexicano a fin de aportar verdaderas ideas y prácticas que lo renueven.

B. Barranco, “Elecciones e irrupción de evangélicos en 12015”, en Milenio, 17 de junio de 2015, www.milenio.com/firmas/bernardo_barranco/Elecciones-irrupcion-evangelicos_18_537726308.html. Cf. B. Barranco, “Partido Encuentro Social”, 309 C. Martínez García, “Partido Encuentro Social: hermano vota por hermano”, en La Jornada, 27 de mayo de 2015, www.jornada.unam.mx/2015/05/27/opinion/017a1pol. 308

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HUGO ÉRIC FLORES HABLA DE DIOS EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS (2015)

V

arios periódicos mexicanos consignaron el 2 de septiembre la primera irrupción en la tribuna de la Cámara de Diputados del líder de Encuentro Social (PES, http://encuentro.social/), partido político de inspiración evangélica que debuta en estos días en la arena política nacional con una bancada de ocho integrantes. Peor no podía haber sucedido: en El Universal, Carina García tituló su nota. “Sin Dios en la política somos insensibles”, frase tomada del discurso que presentó al fijar la postura del PES ante la entrega del tercer informe de gobierno del Presidente de la República.310 Y afirmamos eso porque, a contracorriente de la ya prolongada presencia de los protestantismos en la vida del país, Flores se ha presentado con una abierta provocación al carácter laico del Estado, afirmado explícitamente en el artículo 40 constitucional mediante un cambio reciente. En su discurso Flores llamó al pleno del Congreso mexicano “a vencer el ‘malentendido laicismo de nuestra cultura política y consideró ‘absurdas’ las leyes que hacen que algunas instituciones religiosas participen clandestinamente en la vida social del país”, presentándose a sí mismo como modelo (www.youtube.com/watch?v=8hfdSZgdq3k, www.diputados.gob.mx/version_estenografica.htm). Y agregó: Algunos como yo creemos que ha sido un error histórico de nuestros líderes sacar a Dios de la vida pública de México. No estoy hablando de ninguna religión, ni de ninguna institución religiosa, pero en México no podemos mencionar el nombre de Dios, aunque nuestro glorioso Himno Nacional si lo hace, pues corremos el riesgo de parecer apátridas ir en contra de la cultura política establecida o a que se nos acuse de violar el Estado laico.311

Otras de sus palabras, que recuerdan las del ex embajador Girolamo Prigione cuando afirmó que, a partir del restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano, “Dios había vuelto a México”, fueron, en un auténtico mea culpa no pedido: “…no nos dimos cuenta [de] que sacando a Dios de la vida política de nuestro país nos hacíamos una sociedad con gobernantes insensibles, ambiciosos, y por qué no decirlo, algunos de ellos sin escrúpulos por su falta de valores y de conciencia humana”. Semejante atribución de la corrupción a la ausencia del “elemento sobrenatural” en la política, más que a una cuestión ética, deja muy mal parada la visión de un líder que, en su propaganda electrónica ha dicho que el partido que preside no está integrado por políticos profesionales debido a su indiscutible descrédito (http://encuentro.social/los-partidos-politicos-de-siempre-ademas-de-que-hansido-corruptos-son-unos-copiones/). Al aplicarse a sí mismo las opiniones expuestas, Flores señaló: “Otro México es posible si todos los mexicanos con credo religioso o sin él, sin excluirnos los unos a los otros, colaboramos desde nuestra trinchera en la construcción de una sociedad más humana, más solidaria. Queremos acabar con los tabúes de una cultura política añeja que no corresponde a nuestra realidad. ¿Importa si yo como servidor público declaro o no tener alguna fe religiosa? Es mi derecho hacerlo o no, en una sociedad en libertad deberíamos aceptar esto como una realidad absoluta”. Ante estas afirmaciones, uno se pregunta si, como lo destaca la prensa, será esa la tónica del primer partido evangélico mexicano en llegar al Congreso, pues también su invitación a la participación no dejó de lado el acento religioso tan fuera de lugar en la ocasión: “No invitamos a la participación política, sino a una participación social para todos los mexicanos, incluidos los que hemos decidido por derecho propio honrar el nombre de Dios en público”. Doble la dificultad, primero, al confundir la participación social con la política, como si la primera no implicara la segunda, y además, al ponerse como ejemplo de alguien que sí toma en cuenta a Dios en su vida personal, transferida ahora al plano público, algo que debería quedar fuera de todo interés al momento de puntualizar sus posiciones ideológicas. Cuánta falta le hace a Flores, antes de confundir la tribuna con el púlpito, revisar las páginas del volumen de Manuel Canto Chac y Raquel Pastor Escobar, ¿Ha vuelto Dios a México? La transformación de las relaciones Iglesia-Estado. (México, Universidad Autónoma Metropolitana-Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos, 1997), para darse cuenta de lo impropio que resulta su lenguaje al pontificar sobre qué actitudes C. García, “Sin Dios en la política somos insensibles”, en El Universal, 2 de septiembre de 2015, www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/politica/2015/09/2/sin-dios-en-la-politica-somos-insensibles. 311 Idem. 310

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religiosas deberían asumir sus compañeros/as legisladores. Allí se encontraría con un sólido panorama histórico, doctrinal y teológico que clarificaría sus desplantes públicos. Una buena dosis de “teología política” o “teología pública” le haría mucho bien para comprender mejor el lugar donde se encuentra y no engañar al electorado (y especialmente al proveniente de las comunidades evangélicas, que ve como su “clientela particular”). La cita de estos autores es obligada: …con la historización del discurso religioso la práctica social y política de los cristianos, así como la consecuente concepción de las relaciones entre Iglesia y Estado, experimentan una modificación sustancial, ya no se trata de derivarlas de principios eternos, de verdades universales, sino de situaciones histórico-concretas. La Iglesia ya no podría reclamar como parte de su vocación evangelizadora lo público, entendido como el campo de las instituciones, sino que la pretensión de universalidad de su discurso —y de ahí su aspiración a ser público y no reducido al ámbito privado— tendría que tener como referente de lo público el interés colectivo, las formas histórico-concretas de manifestación de ese interés.312

Otra lectura obligada para este político evangélico de nueva generación bien podría ser el cuaderno de Roberto Blancarte, Laicidad en México. (México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2013.), además de una larga lista de abordajes teológicos e históricos de autores como José Míguez Bonino y Jean-Pierre Bastian. Al perder la noción de las proporciones y mostrar su enorme desconocimiento de la dinámica de la laicidad del país, Flores se extralimitó en las propuestas que hizo tan a la ligera, pues si bien su señalamiento sobre la necesidad de normar las adopciones de niños suena aceptable, los mecanismos para llevarlas a cabo rebasan los límites marcados expresamente por la Constitución: “¿Qué pasaría si instituciones religiosas intervinieran en temas sociales, asistenciales y humanitarios con el apoyo de los poderes del Estado mexicano? ¿Violaríamos el Estado laico? La respuesta es: de ninguna manera […]”. Y añadió: “En mi caso y en el caso de muchos miembros de Encuentro Social, afirmar públicamente nuestra fe nos compromete de manera personal y familiar. Creemos que las instituciones religiosas no deben de [sic] participar en política pero sí en la vida social del país, y de hecho lo hacen, algunos incluso en la clandestinidad obligados por leyes vigentes absurdas”. De acuerdo: Flores se presenta como un político cristiano. Pero una cosa es la manera en que él mismo se presenta, y otras muy distintas considerar que sus correligionarios lo apoyarán en todas sus afirmaciones desde la tribuna del Congreso, y que su voz recoge enfática y unitariamente una representación eclesial que nadie le ha otorgado. En ese sentido no debería olvidar el papel específico que ha comenzado a desempeñar: el de un líder político con recursos públicos a su alcance que no debe invertir en la promoción de posturas religiosas que no representan a la mayoría de la población y ni siquiera a quienes votaron por él para alcanzar (vía el sistema plurinominal: voto “en paquete”) la diputación. Utilizar los gobiernos en sus diferentes niveles para imponer agendas de talante religioso es lo peor que le puede pasar a un país con una democracia vacilante y, por momentos, hasta caótica y regresiva. Ciertamente, ya no llama tanto la atención el hecho de que políticos con convicciones cristianas no católicas ocupen escaños legislativos, como ha sucedido en otros países latinoamericanos, lo que sorprende más bien es que alguien con la formación de Flores (doctor en Ciencias Jurídicas por la Universidad de Harvard) incurra en una grosera manifestación pro-religiosa desde la tribuna más alta del país. Lejos están los años en que protestantismo y liberalismo fueron casi sinónimos y caminaron juntos en la formación de las estructuras sociales de diversos países, aunque con resultados desiguales, pero de lo que ahora somos testigos es de la imposición de posturas irresponsables revestidas de una religiosidad que no ha mostrado su capacidad para aportar efectivamente a la consolidación de la democracia en nuestros países. La experiencia de Guatemala, Brasil, y más recientemente Costa Rica, está ahí, esperando que se extraigan las conclusiones pertinentes.

312

M. Canto Chac y R. Pastor, op. cit., p. 28. Énfasis agregado. 125


ENCUENTRO SOCIAL, NUEVAMENTE CUESTIONADO (2016)

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ar seguimiento a un partido político de inspiración evangélica es una tarea que depara algunas sorpresas, aunque al basarse en las observaciones de ciertos teólogos y sociólogos de la religión, tal labor desemboca, más bien, en corroborar y reiterar aspectos constantes ya observados por ellos. Es el caso de la agrupación mexicana Encuentro Social, encabezada por Hugo Éric Flores, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard, y antiguo colaborador del ex presidente priísta Ernesto Zedillo Ponce de León, gracias a la intermediación de su secretario particular, Liébano Sáenz.313 A las alianzas con casi todo el espectro ideológico del escenario político nacional (PRI, el derechista PAN, y el PRD, de centro-izquierda) desde sus no poco vacilantes inicios (“bandazos”, le llaman coloquialmente) ha seguido, a partir de su registro formal en julio de 2014, una clara búsqueda de nuevos acuerdos con el fin, primero, de mantener dicho registro y, después, hacer saber su opinión sobre cuanto tema considera de “interés nacional”, siempre desde una perspectiva francamente conservadora y tradicional, aunque su dirigente se empeñe en negar el carácter religioso de su instituto.314 Flores ha conseguido ya varios de sus propósitos más notorios: como diputado federal, coordinador de la bancada de su partido en la Cámara de Diputados y representante del mismo ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), es ya un actor muy visible en el debate político y social, pues lo mismo se permite opinar sobre el ritmo de las iniciativas que llegan a la Cámara que acerca de las investigaciones sobre los 43 estudiantes desaparecidos,315 además de que en la televisión el PES ha presentado propaganda basada en algunas citas bíblicas.316 Al respecto de la tolerancia religiosa, organizó y presidió un foro sobre el asunto en el que afirmó, entre otras cosas. “Queremos líderes temerosos de Dios, que puedan entender los principios bíblicos, que seguramente harán que nuestra sociedad pueda tener cimientos mucho más sólidos y mucho más sanos. Por eso nosotros no tenemos temor en decir lo que pensamos, no tenemos temor en expresarnos, no tenemos temor en confesar abiertamente nuestro credo”.317 Una de sus iniciativas propias, anunciada como una gran novedad (pues, al parecer desconoce el largo transitar de la presencia evangélica perseguida, sobre todo entre los años 30 y 70 del siglo pasado), es la de tipificar como delito la intolerancia por motivos de conciencia, la cual fue presentada el 8 de marzo de este año. La exposición de motivos se basa en consideraciones generales sobre la libertad religiosa, los artículos constitucionales 24 y 130, la declaración de la UNESCO sobre tolerancia (1995), además de algunos datos recientes aportados por instituciones como el Centro de Investigaciones Pew “sobre las hostilidades que enfrentan las personas en 198 países del mundo por sus creencias religiosas”.318 Y agrega. “En cuanto a México, al analizar los cambios en las hostilidades sociales, el Centro Pew encontró que entre 2011 y 2012, nuestro país se encuentra en la lista de las 11 naciones en las que éstas aumentaron. En el informe se puede leer: ‘existe un país en la región Cf. L. Cervantes-O., “Consigue registro el PES, partido de inspiración evangélica”, en ALC Noticias, 25 de junio de 2015, http://alc-noticias.net/es/2015/06/25/consigue-registro-el-pes-partido-de-inspiracion-evangelica/; Ídem, “Hugo Éric Flores habla de Dios en la Cámara de los diputados”, en Protestante Digital, 3 de septiembre de 2015, http://protestantedigital.com/cultural/37204/Hugo_Eric_Flores_habla_de_Dios_en_la_Camara_de_los_diputados. 314 Cf. Pedro Domínguez, “‘No somos partido religioso, al contrario, somos liberales’: dirigente de Encuentro Social”, en Milenio, 10 de febrero de 2014, www.milenio.com/politica/Hugo-Flores-Cervantes-Encuentro-Social_0_242975723.html. 315 “Acusa PES imprecisiones en las pesquisas de Ayotzinapa”, en sitio del Partido Encuentro Social, http://encuentro.social/comunicado081214/ 316 “En el Partido Encuentro Social somos más que vencedores”, en www.youtube.com/watch?v=0bdePAf1zFY. 317 “México necesita líderes temerosos de Dios”, en El Informador, 17 de noviembre de 2015, www.informador.com.mx/mexico/2015/627085/6/mexico-necesita-lideres-temerosos-de-dios-pes.htm. Cf. “Inauguran en San Lázaro el foro Tolerancia y Religión”, en Boletín 475 de la LXIII Legislatura, 17 de noviembre de 2015, en www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2015/Noviembre/17/0475-Inauguran-en-San-Lazaro-el-foroTolerancia-y-Religion. 318 “Iniciativa. Que reforma y adiciona diversas disposiciones del Código Penal Federal y de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, a cargo del diputado Hugo Éric Flores Cervantes, del Grupo Parlamentario del PES”, en Gaceta Gaceta Parlamentaria, núm. 4484-IV, martes 8 de marzo de 2016, http://gaceta.diputados.gob.mx/Black/Gaceta/Anteriores/63/2016/mar/20160308-IV/Iniciativa-9.html 313

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(del Continente Americano) con un incremento notable en las hostilidades sociales -México- donde el nivel pasó de moderado a alto’”. La exposición añade otros datos estadísticos, especialmente los referentes a los episodios acaecidos en Chiapas en los años cercanos. Sus conclusiones se expresan en este tenor : “Por esta razón es indispensable, que los actos que constituyan violaciones al derecho de libertad de culto mediante el uso de la violencia, puedan ser tratados como lo que son, delitos, ya que actualmente el procedimiento para presentar una queja o demanda por ser objeto de discriminación religiosa es complicado y la mayoría de las veces no produce un resultado favorable para el agraviado, por lo que es necesario incluir la religión en el artículo 149 Ter, del Código Penal Federal, para garantizar que el derecho a la libertad de culto sea respetado en todos los niveles, ya que el no hacerlo constituiría un delito sujeto de sanción por las autoridades judiciales”. Finalmente, la iniciativa consiste en los siguientes cambios: Se reforma el artículo 149 Ter del Código Penal Federal y se adiciona una fracción IV, para quedar de la siguiente manera: Artículo 149 Ter. Se aplicará sanción de uno a tres años de prisión o de ciento cincuenta a trescientos días de trabajo a favor de la comunidad y hasta doscientos días multa al que por razones de origen o pertenencia étnica o nacional, raza, color de piel, lengua, género, sexo, religión, preferencia sexual, edad, estado civil, origen nacional o social, condición social o económica, condición de salud, embarazo, opiniones políticas o de cualquier otra índole que atente contra la dignidad humana o anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas mediante la realización de cualquiera de las siguientes conductas: I. a III. ... IV. Despoje o atente contra la propiedad privada de las personas. Segundo. Se reforma el artículo 1 para adicionar un tercer párrafo; y se adicionan dos fracciones h) e i) al artículo 2 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, para quedar de la siguiente manera Artículo 1o... ... Toda persona es igual ante la ley. Queda estrictamente prohibido toda acción u omisión que discrimine o ejerza violencia de cualquier tipo a una persona en razón de sus creencias religiosas. El Estado mexicano reconoce la diversidad de las entidades religiosas en igualdad de condiciones, gozan de los mismos derechos obligaciones y beneficios. Artículo 2o... a) a f) h) A impartir y elegir para sí, o para los menores o incapaces cuya representación legal ejerzan, la educación religiosa, moral y ética, conforme a sus propias convicciones; i) A recibir asistencia de los ministros de su propia confesión religiosa, en particular, en los hospitales, asilos, cárceles o dependencias de las Fuerzas Armadas.319

Mucho del panorama anterior se refleja muy bien en el reportaje de tres páginas llevado a cabo por el diario Reporte Índigo en su edición del lunes 25 de abril del año en curso, en la que se afirma, nuevamente, que el PES 319

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“representa abiertamente” a los cristianos evangélicos y que el partido en cuestión “es el es el nuevo aliado del PRI tanto en el Congreso federal como en las elecciones que se celebrarán este año”.320 El resumen de los antecedentes y el comportamiento del PES recupera lo que se ha documentado con anterioridad y agrega datos nuevos, muy recientes: La cercanía del PES con el PRI no se ha dado por generación espontánea. Varios antecedentes explican el acercamiento. Primero, en sus filas milita Alejandro González Murillo, sobrino de Jesús Murillo Karam, exprocurador general de la República y exgobernador de Hidalgo, estado de donde es originario González y donde el PES ha tenido su mayor crecimiento. Además, el presidente del PES, Hugo Eric Flores, fue sancionado por la Secretaría de la Función Pública cuando era oficial mayor de la Semarnat, en el gobierno del panista Felipe Calderón. Así, el PES ha dejado ver que se ha unido al PVEM y a Nueva Alianza como aliado del PRI, a quien podría aportarle muchos votos y apoyos por tener una estructura en algunas comunidades evangélicas de todo el país. 321

Se abunda también en los lazos irrebatibles de este partido con el PRI y en la polémica creada por el perfil de candidatos que ha buscado, sin dudar en seleccionar a cantantes, actores o miembros de otros partidos, pero que no han encontrado espacios. Fue el caso de Gregorio Sánchez (ex militante del PRD), en Quintana Roo, ex pastor según la nota, Julián Leyzaola en Tijuana, Baja California (acusado de violación de derechos humanos), y Marco Antonio Flores, cantante de la banda Jerez, candidato a la gubernatura de Zacatecas.322 Mucho de todo esto entrará en juego en las próximas elecciones, en las que el PES no dejará de confirmar sus pactos en aras de una mayor presencia con membrete “evangélico”, de una manera similar a la de otros países latinoamericanos, aunque con el sello muy peculiar de la política mexicana, lo mismo adentro que afuera de las comunidades eclesiales.

Imelda García, “Como PES en el agua”, en Reporte Índigo, lunes 25 de abril de 2016, p. 12, www.reporteindigo.com/reporte/mexico/como-pes-en-el-agua-0. 321 Ïdem. 322 “Candidatos evangélicos o polémicos”, en Reporte Índigo, lunes 25 de abril de 2016, p. 15, 320

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III. Dos entrevistas

“LA IGLESIA NO ACEPTA QUE EL MODELO FAMILIAR CAMBIÓ” (2016) Emma Islas ¿Cuál es su postura en torno a los matrimonios igualitarios? ás que una postura personal, quizá importe más situarse en la coyuntura socio-política del país, el cual ha avanzado en la reivindicación y formalización de los derechos de sectores que anteriormente no los tenían claros. En ese sentido, las resoluciones jurídicas sobre la necesidad de normar las llamadas “uniones de hecho” para hacerlas “de derecho” no pueden sino merecer aprobación por la sociedad en general. Ciertamente el uso de la palabra “matrimonio” es lo que ocasiona mucho de la controversia actual, pero precisamente porque el Estado mexicano es laico se debería superar el rechazo a la normatividad que establezca la igualdad en todos los ámbitos y éste, el de las uniones de personas adultas, va también más lejos de lo que habitualmente se plantea desde ideas y prácticas “tradicionales”. Asistimos, en esta época, a transformaciones profundas de las relaciones humanas, y eso incluye las situaciones afectivas, los modelos de familia, la educación de padres a hijos y la transmisión de determinados valores, entre múltiples temas. El reconocimiento legal de las uniones igualitarias es un paso firme hacia la consolidación de los derechos humanos en cualquier sociedad preocupada y atenta por establecerse a sí misma como una democracia sólida y consistente.

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La Iglesia católica, en especial el cardenal Norberto Rivera, ha mostrado un rechazo total a esta iniciativa pues la consideran como un golpe letal al concepto de la familia, ¿cuál es su opinión ante la decisión de esta Iglesia? Todo lo protagonizado hasta este momento por el señor Rivera Carrera se mueve enteramente dentro de lo predecible, pues como jerarca del catolicismo romano, no se aparta en absoluto de los lineamientos de una comunidad religiosa sumamente tradicional que observa, una vez más, como los impulsos de la modernización socio-política chocan, una vez, con los valores que representa. Los ataques de la Arquidiócesis de México, que han recibido algún eco en otras regiones del país (no el que ella misma quisiera, hay que decirlo), han despertado de nuevo el resentimiento en contra de un régimen que, cobijado tantas veces por las simulaciones de cardenales y obispos, lanza una iniciativa que se sale de su control ideológico. Eso explica los excesos de Rivera al utilizar los medios a su alcance para descalificar la propuesta presidencial y romper lanzas contra un Ejecutivo que ha reaccionado tan tibiamente ante estos embates retardatarios. Los dirigentes del catolicismo y amplios sectores del mismo se niegan a reconocer que los modelos de familia han cambiado y que resulta insostenible marcar pautas de comportamiento familiar propias de décadas y siglos pasados. ¿Ante qué riesgos está el país si la Iglesia católica continúa con este tipo de llamados homofóbicos? Ante los riesgos de retroceder en los avances para establecer nuevas formas de convivencia que posibiliten la igualdad de género, específicamente, así como la superación de formas de machismo que lentamente han comenzado a ceder debido a los cambios en las leyes. Pero, por otro lado, y quizá ése sea el riesgo mayor, se viene a comprobar con estos llamados, la facilidad con que las leyes son cuestionadas por sectores de interés que se niegan a perder privilegios sin advertir que en los espacios colectivos (y no solamente de la provincia, aunque allí puede ser más visible) existen personas que no vacilarán en salir a agredir a quienes insistan en defender y afirmar sus derechos y conquistas sociales. Las estadísticas no mienten: la homofobia sigue produciendo crímenes de odio y eso es algo que las comunidades religiosas de todos los signos deberían considerar seriamente. No hay que olvidar que a los llamados de Rivera y otros jerarcas se han sumado contingentes significativos de líderes y membresía de algunas iglesias evangélicas, pues en esos temas no existe mucha diferencia ideológica entre católicos y protestantes conservadores. Tan es así, que el pasado 1 de septiembre un contingente de estas iglesias marchó para entregar una contrapropuesta en la Cámara de Diputados. Es muy evidente la coincidencia de perspectivas en estos temas, lo que no acontece en otros asuntos.

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El Frente Nacional por la Familia ha anunciado marchas en contra de la iniciativa presidencial, en tanto que la comunidad LGTB también se ha dicho dispuesta a marchar y hasta publicar una lista de sacerdotes que mantienen relaciones homosexuales para exigir el respeto al estado laico. ¿Estamos ante el peligro de que se den enfrentamientos de otro tipo y no solamente amenazas verbales? Honestamente, me parece que es una reacción bastante tardía, aunque necesaria y hasta urgente por parte de esos colectivos, pues si este Frente presenta pruebas de sus acusaciones, la denuncia dejará el ámbito de los meros rumores para convertirse en una acusación con consecuencias legales, sobre todo ante la enorme cantidad de casos de abuso y pederastia que se supone no han llegado hasta esas instancias. Y quizá haya quien cuestione las formas y la manera de responder a estos ataques, pero también debe tomarse en cuenta la trascendencia de los mismos que, en efecto, podrían conducir a una escalada de violencia por parte de grupos de la ultra-derecha en el país, capaces de lanzar cruzadas para agredir físicamente a las personas implicadas. El peligro es real, en mi opinión, porque eso reavivaría los viejos resabios “cristeros”, nunca desaparecidos del todo, además de que en algunas entidades del país estos grupos se sienten apoyados por autoridades de los niveles municipal y estatal, lo que también es muy lamentable. El caso muy reciente de Veracruz es una prueba de ello. Puede sonar a lugar común, pero muchos grupos de ultra-derecha no se tientan el corazón al momento de levantarse para responder a los cuestionamientos sobre sus ideas y prácticas. Es preocupante que los obispos no consideren estos riesgos con seriedad e incurran en gran irresponsabilidad. Se habla de que en la lista con la que amaga la comunidad lésbico-gay, hay cerca de 25 sacerdotes inmiscuidos, si se dan a conocer el nombre de estos sacerdotes ¿qué situación se podría desencadenar? Insisto en la necesidad de que haya pruebas claras que acompañen la lista de nombres de sacerdotes, pues de no ser así, ellos pasarán a ser vistos como víctimas, aun cuando si sus relaciones personales son con adultos ello no represente ningún delito, sin olvidar que al interior de la iglesia católica sería, efectivamente, una falta por perseguir. La amenaza de presentar esos nombres debería hacer pensar a los diferentes episcopados del país en el riesgo que, para sus propios feligreses, representaría enterarse, mediante datos duros, de los hábitos sexuales de algunos de sus párrocos que, al menos, podrían ser suspendidos en sus funciones. El escándalo sería tal que obligaría a los obispos a actuar con firmeza, algo que no se ha visto en los años recientes. Asimismo, el impacto mediático de esta exhibición moral quizá influya en la flexibilización de las posturas episcopales y “ayudaría” al gobierno a insistir en su iniciativa constitucional, aunque se ve complicado. Con el “congelamiento” de la iniciativa en el Congreso, ¿podría hablarse de que el PRI y el gobierno federal cedieron ante la Iglesia? Es la imagen que están proyectando, de manera similar a las presiones de la CNTE que han conseguido algunas cosas en su lucha particular. Porque tal vez el gobierno no alcanzó a vislumbrar que ambas situaciones serían simultáneas y que la ciudadanía está percibiendo que en ninguno de los casos hay “mano dura” para resolver los problemas. En este asunto específico, resultaron demasiado amables las palabras de Humberto Roque Villanueva, quien no ha cumplido adecuadamente su papel de garante de que se cumplan las disposiciones establecidas en el Artículo 130 constitucional y en la Ley reglamentaria correspondiente. El PRI ha jugado sus cartas de manera doble y ambigua, pues ante el no comprobado impacto de esta iniciativa en el resultado de los comicios del 5 de junio, que le fueron tan adversos, parece que ha decidido restarle importancia y prioridad a la misma, con todo y el gran despliegue de medios y recursos con que se anunció. No acompañar con energía al Ejecutivo en esta empresa y “dejarlo morir solo” restará todavía más votos en muchos sectores interesados en que la iniciativa avance. Se esperaría que dentro del mismo partido, los grupos más progresistas en estos temas, como es el caso de los ligados a la masonería, presionen con mayor intensidad ideológica y le recuerden a ese partido algo de su pasado, cuando ciertamente las condiciones eran muy diferentes, pero en las que el ideario liberal aún movilizaba a gobernantes y legisladores con una visión más clara en este terreno. Únicamente le hace bien el posible “congelamiento” de la iniciativa a los grupos religiosos más tradicionales que ya han comenzado a celebrar el eventual olvido del proyecto. Es muy lamentable que incluso muchas comunidades protestantes, evangélicas o “cristianas” (como ahora optan por llamarse) s estén derechizando tan ostensiblemente, al grado de que ya se les ve como “cristeros evangélicos”, una situación abiertamente contra natura, debido a su pasado anti-católico, que

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han olvidado para aliarse a esas fuerzas ideológicas que en otros tiempos los persiguieron y lo siguen haciendo en algunas regiones. ¿Cuáles son los escenarios que visualiza en torno a este conflicto? Primeramente, se observará una actitud de sumisión, por parte del gobierno federal (que seguirá la línea de los líderes legisladores del PRI) ante los dictados del oscurantismo católico más obcecado, como es el caso de las huestes de Rivera Carrera, pues las turbas religiosas que han comenzado a salir a las calles (como sucedió en Morelos) asumirán los aires triunfalistas que les caracterizan, y se sumarán a la misma actitud que está mostrando el PAN por sus triunfos electorales. En segundo lugar, avanzarán las propuestas tradicionalistas para recuperar los “valores familiares”, a las cuales se sumarán muchos medios de comunicación de la misma filiación (como TV Azteca y Radio centro, por ejemplo), e insistirán, como lo hacen los dirigentes del Frente Nacional por la Familia (acompañados de partidos como el PES, de inspiración evangélica, pero totalmente derechizado, pues su líder nacional no ceja en su afán de mostrarse como defensor de la familia tradicional), en recuperar los supuestos “bastiones perdidos” en los ámbitos educativos, políticos y culturales. Crecerá también la embestida en otros estados en contra de los proyectos de la Secretaría de Educación Pública (Nuevo León es un ejemplo preocupante) por prevenir embarazos de adolescentes y promover una sexualidad responsable. Porque, como bien sabemos, todo esto forma del paquete que desean recuperar estas fuerzas, guiadas por la predecible lógica del todo o nada.

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EL PES: PROTESTANTISMO Y POLÍTICA (2018) Patricia Gutiérrez-Otero

La alianza del Partido Encuentro Social (PES) con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido del Trabajo (PT) da mucho de qué hablar dado que el PES se presenta como un partido evangélico con opciones conservadoras en la vida social, ajenas a la izquierda, como el rechazo a la despenalización del aborto o a los matrimonios entre homosexuales, e incluso tiene una opción basada en la llamada “teología de la prosperidad”. Para comenzar, ¿puedes decirnos qué tipo de protestantismo representa el PES? ¿Cuál es, brevemente, su historia?

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ncuentro Social es, en efecto, un partido de inspiración cristiano-evangélica, no exactamente protestante según la terminología “clásica”. Forma parte de la explosión de partidos políticos similares que se han desarrollado en varios países latinoamericanos. Su conservadurismo salta a la vista, pues su origen (marcado por la formación neo-pentecostal de su dirigente, Hugo Éric Flores) nada tiene que ver con el liberalismo (mayormente juarista) que caracterizó al protestantismo mexicano desde sus inicios en la segunda mitad del siglo XIX. El PES procede de las reuniones de culto que se hicieron en el círculo de Liébano Sáenz al final del sexenio de Ernesto Zedillo. Flores es un egresado de Harvard que, al convertirse a la fe, ahora denominada más como “cristiana” (término de moda, dicho sea de paso), creyó conveniente formar primero una agrupación política nacional y, luego, un partido para hacer visible la participación de esta corriente religiosa en la vida del país. Estos movimientos recientes (Casa sobre la Roca, en particular, luego relacionado con Felipe Calderón y su esposa), al desligarse de la historia del protestantismo, asumen posturas un tanto “adámicas”, es decir, como si con ellos hubiera comenzado el despertar político de los cristianos no católicos, lo que en realidad aconteció en el momento de los cambios constitucionales en materia religiosa, entre 1993 y 1994. En Chiapas, y en el Sureste en general, surgieron iniciativas que no cuajaron, pero que propusieron la organización de partidos confesionales, como ahora lo es, de manera atípica, el PES. ¿Cómo percibe la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) a este partido que se ha ligado pragmáticamente tanto con el PAN (2006) como con el PRI (2012), y ahora con Morena? La pregunta es interesante porque Arturo Farela, dirigente de esa organización, siempre ha estado en el centro de las propuestas políticas de algunos sectores evangélicos. Como pastor neopentecostal (pues ya no pertenece a ninguna de las corrientes del pentecostalismo tradicional), ha simpatizado con algunas de esas iniciativas, aunque luego suele distanciarse según muestren su perfil más abiertamente. Así lo ha hecho desde los años 90, cuando se arrogó la representación (escasamente real) de la mayoría de las iglesias evangélicas. Entre ellas, él es muy conocido por el trabajo que realiza como agencia de registro de innumerables asociaciones religiosas, lo que le ha permitido tener contacto con todos los funcionarios del área en Gobernación. Recientemente, su reacción a la alianza del PES con Morena fue muy negativa, pues conoce muy bien a Flores Cervantes y a los líderes que lo acompañan. Para él, los pastores y líderes religiosos que apoyan al PES pertenecen a iglesias no representativas y, en vez de ganar votos para López Obrador, se los restarán, porque los dirigentes de ese partido están “desprestigiados con los evangélicos”. En realidad, cuesta trabajo saber quién desprestigiara a quién, pues en los temas más álgidos no hay mucha diferencia entre el conservadurismo del precandidato de Morena y las posturas del PES. La crítica de Farela, entonces, va más bien encaminada hacia el intenso pragmatismo de que hace gala el PES. En algunas entrevistas anteriores, Flores no encontró nunca la manera de explicar los “bandazos” que dio en las elecciones anteriores (dado que también fue funcionario en el gobierno de Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, luego de su controvertido paso por una instancia federal), con lo que recorrió ya prácticamente todo el espectro político. La presencia de un presidente del Partido de la Revolución Democrática y de López Obrador en un aniversario del PES muestra hasta dónde llega el pragmatismo de este partido y de su dirigente más visible.

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En tu opinión, ¿qué llevó al PES a aliarse con Morena y el PT? ¿Exclusivamente conseguir los votos para conservar su registro o hay otras razones? Si el análisis sigue la línea mencionada, es muy claro que sí, pues las prerrogativas de las que ha disfrutado Flores, sobre todo, además de su abrumadora presencia mediática (algo a lo que antes se resistió), le han hecho creer que su actuación política es impecable hasta el momento, aun cuando los observadores no dudan en calificar al PES de “partido-secta”. Ello, sobre todo, por las abiertas posturas conservadoras y hasta integristas que ha exhibido en sus participaciones en la Cámara de Diputados. En la primera de ellas, en septiembre de 2015, afirmó con bombo y platillo que había que “devolver a Dios a México” a fin de recuperar los valores morales. Según él, “ha sido un error histórico de nuestros líderes sacar a Dios de la vida pública de México”, lo cual muestra su muy peculiar comprensión de la laicidad. De ahí que llame más la atención que este pragmatismo empate con la postura de Morena en el camino a conseguir, quizás, la simpatía de sectores más tradicionales, con todo y el rechazo de sectores más abiertos y que no han dudado en expresarse. ¿Te parece que López Obrador pretende “cuidar las almas” en el sentido religioso uniéndose con el PES y, así, resquebrajar al Estado laico o habla sólo de manera metafórica refiriéndose a restaurar el tejido social y los valores civiles? Esa frase ha sido más bien incidental y forma parte del discurso de corte religioso que reiteradamente utiliza López Obrador con escasa fortuna. No tiene nada que ver con esta alianza y lo que sí hace es generar muchas dudas sobre la forma en que entiende, a su vez, la laicidad establecida constitucionalmente. Como metáfora fallida que es, representa más bien la continuación con esa otra idea curiosa de la “república amorosa” de hace seis años. Lo cual demuestra, una vez más, el dudoso gusto por el uso de la terminología religiosa en las campañas políticas. Los tres precandidatos actuales tienen una postura personal católica muy conservadora, aunque la filiación cristiana de AMLO no es evidente. Según tú, ¿a quién apoyará la Iglesia Católica y a quién apoyarán los protestantes, en sentido amplio, en estas elecciones? Con el ascenso reciente de Aguiar al arzobispado es bien claro por dónde se orientará el voto de las cúpulas católicas (hacia el oficialismo), pues las bases son otra cosa. Además, la filiación religiosa ya no parece ser un factor de demasiada importancia para los votantes. El “voto protestante” ya no existe, pues el “corporativismo evangélico” de corte priista se resquebrajó desde hace tiempo y se ha cargado, en gran medida, hacia la derecha, ya que muchos sectores evangélicos se han convertido en abanderados de esa nueva (y extraña) mezcla que los acerca a los católicos panistas, antiguos perseguidores intolerantes del protestantismo. Parece que se cumple aquella máxima de que “los extremos se juntan”.

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Procedencia de los textos

“Monólogo en voz alta sobre la historia de las relaciones Iglesia-Estado en México o el que se mueva sí sale en la foto”, inédito, junio de 1990. “Sobre dos datos estadísticos al vuelo o de por qué vivimos en otro país desde un 1 de enero inolvidable”, en El Faro, septiembre-octubre de 1994, pp. 148-149. (Con seudónimo: Carlos Estévez.) “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias. Mentalidades, discursos, acciones”, ponencia presentada en el Seminario Teológico Presbiteriano de México, 8 de agosto 1995; en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013, www.lupaprotestante.com/blog/politica-y-nuevo-regimen-constitucional-de-las-iglesias-mentalidadesdiscursos-acciones-1995/ “Las elecciones de 2006 en México: una perspectiva protestante”, foro Las iglesias frente a la situación del país y las elecciones del 2006, mesa: Escenarios y desafíos de las iglesias, Observatorio Eclesial, 21 de octubre de 2005; como “Una perspectiva protestante sobre las elecciones de 2006, en ALC Noticias, 25 de octubre de 2005. “Juárez y el liberalismo en la historia de México”, en ALC Noticias, 17 de marzo de 2006; en Magacín de Protestante Digital, núm. 120, 21 de marzo de 2006, http://protestantedigital.com/magacin/8304/Mexico_Juarez_y_el_liberalismo “Candidatos presidenciales y religión”, en ALC Noticias, 12 de febrero de 2006. “¿López Obrador: ¿un presidente evangélico en México?”, en Magacín de Protestante Digital, 7 de mayo de 2006, http://protestantedigital.com/magacin/10351/Un_presidente_evangelico_en_Mexico. “Minorías religiosas y laicismo: el caso de los protestantismos mexicanos”, Primer Foro Nacional: Salud Mental y Sociedad, Mesa: Prácticas religiosas y salud mental, Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional, 25 de junio de 2007. “Fe evangélica, bicentenario de la independencia y laicidad en México”, Foro-debate “la presencia cristiana evangélica en México y los retos de la laicidad”, librería Maranatha, 24 de septiembre de 2010, en Magacín de Protestante Digital, 26 de septiembre de 2010, http://protestantedigital.com/magacin/10033/Mexico_fe_evangelica_laicidad_y_bicentenario_de_independencia . “100 años de revolución en México: herencias y esperanzas fallidas”, en ALC Noticias, 26 de noviembre de 2010. “Protestantismo y laicidad en México: herencia, mentalidades, prácticas”, Coloquio: Laicidad del Estado y protestantismo en México, Querétaro, 4 de diciembre de 2010, en Magacín de Protestante Digital, 12 de diciembre de 2010, http://protestantedigital.com/magacin/10144/Mexico_protestantismo_y_laicidad_herencia_mentalidades_practicas. “Protestantismo y guadalupanismo en México”, en Magacín de protestante Digital, 19 de diciembre de 2010, http://protestantedigital.com/magacin/10153/Mexico_Guadalupanismo_y_protestantismo. “La beatificación de Wojtyla y los vaivenes religiosos de Calderón”, en Magacín de Protestante Digital, 1 de mayo de 2011, http://protestantedigital.com/magacin/11828/Beatificacion_de_Wojtyla_y_el_vaiven_religioso_de_Calderon. “¿Pluralidad política u oportunismo de los evangélicos ante las elecciones?”, en ALC Noticias, 27 de junio de 2012. “Calvinismo y federalismo en México: una modernidad periférica”, II Congreso Internacional sobre la Reforma Protestante Española, Calvino y el federalismo, Universidad Complutense de Madrid, 30 de octubre de 2012, en Magacín de Protestante Digital, 24 de noviembre de 2012, http://protestantedigital.com/magacin/13138/Calvinismo_y_federalismo_en_Mexico. “Laicidad: tolerancia y minorías”, Foro Laicidad: tolerancia y minorías, Centro Cultural Casa Lamm, Ciudad de México, 8 de septiembre de 2016, “Iglesias evangélicas y reconocimiento legal de los matrimonios igualitarios: un recuento cronológico”, marzo de 2017, en C. Garma, M. R. Ramírez y A. Corpus, coords., Familias, iglesias y Estado laico. Enfoques antropológicos. México, UAM-Iztapalapa-Ediciones del Lirio, 2018, pp. 229-250. “Las iglesias evangélicas y el voto en el Estado de México”, en ALC Noticias, 26 de mayo de 2017. “Aarón Sáenz Garza: el protestante que pudo ser presidente de México”, en Protestante Digital, 13 y 21 de abril de 2018, http://protestantedigital.com/cultural/44478/Aaron_Saenz_Garza_el_protestante_que_pudo_ser_presidente_de _Mexico_I, 135


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