S 4/3/2009MIÉRCOLES 4/03/2009
LA REPÚBLICA
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LA REPÚBLICA LA REGION - SOCIEDAD FOTOS: JOSE RIVAS . LA REPÚBLICA
LLANTO. Margot Martínez lloró amargamente, pues creyó que su esposo había muerto. Horas más tarde se escribiría el final de esta historia: le avisaron que todos estaban vivos y de regreso a su hogar.
s! REZOS. Familiares de Santos Fiestas miran su foto. Su padre Antonio Fiestas rezaba para que su vástago regrese vivo. Sus oraciones fueron escuchadas.
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su drama. Antonio Fiestas Rumiche (75) era quien más sufría. Su único hijo varón, Sergio Fiestas Mendoza (52) y su nieto José Luis Pazo Fiestas (30) iban en el barco “María Isabel” y no tenían ninguna comunicación con ellos. Sentado en una silla y con una foto de su vástago entre sus manos, las lágrimas corrían por sus mejillas. Rezaba para que regrese sano y salvo. Con el paso de las horas sus plegarias fueron escuchadas, pues ya de tarde recibieron la comunicación que habían sido hallados con vida. Igual drama vivían los familiares de Rubén Mendoza Jacinto (34) y de su sobrino Henry Jacinto Alva (29). Rubén era el único que había llevado teléfono celular. Desde el sábado 28 de febrero, sus seres queridos lo llamaban en todo momento. El teléfono timbraba y nadie les contestaba, por lo que la angustia de que algo
● PRECISIONES
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UNIDAD. Pescadores artesanales que emplean caballitos de totora también se unieron al rescate y durante todo el día recorrieron –hasta donde pudieron– el mar en busca de sus amigos y compañeros de trabajo. Su esfuerzo no dio resultados, pero los familiares de los desaparecidos agradecieron tremendo gesto de solidaridad.
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SANCIÓN. Algunos hombres de mar dijeron que la mayoría de las naves en Pimentel no cuentan con el equipamiento mínimo requerido por la Marina y que pese a ello, arriesgando la vida de los tripulantes ingresaban al mar a realizar sus faenas. Sin contar con autorización zarpan, por ello cuando se pierden nadie los auxilia con rapidez. ENTRE AMIGOS. Santos Mendoza volverá a reunirse con sus amigos de barrio.
malo les había sucedido crecía en sus corazones. Estaban desesperados y sólo se resignaron a esperar, pues su mayor preocupación era que la tripulación sólo había llevado comida para tres días, pues de allí emprendían retorno a Pimentel. Margot Martínez Martínez es esposa de Carlos Martínez Puescas (39). Ella es consciente que los hombres de mar en cualquier momento pueden encontrar la muerte al zozobrar su embarcación. Ella lo sabe, pero no lo acepta; se aferra a la idea de que sólo está retrasado y que pronto cruzará la puerta de su casa y lo abrazará como siempre. Su hijo mayor José, de veinte años, se unió a las labores de búsqueda y rescate. Él sabe que su padre está vivo y que pronto estarán conversando juntos de nuevos proyectos.