Papel Salmon junio 22 2014

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Docentes y actores profesionales en escena Rosas y delirios en el Teatro Inverso de Manizales

Concurso de Ensayo a la memoria de Gabriel García Márquez Del desconocimiento y desprecio hasta Cien años de soledad

Dice Freddy Téllez “En mi narrativa soy el secretario de mí mismo”

Huelgas en Manizales, Pereira y Armenia Las vicisitudes de nuestro primeros choferes

Foto/Cortesía Santiago Mejía/Papel Salmón

El Ahu Tongariki es una plataforma funeraria con 15 moái.

EDICIÓN 1.127 domingo 22 de JUNIO de 2014 Manizales - Colombia

creación y vida

Isla de Pascua, el lugar habitado más aislado del planeta

Tras el misterio de Rapa Nui


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domingo 22 de JUNIO de 2014

domingo 22 de JUNIO de 2014

Docentes y actores profesionales en escena

Concurso de Ensayo a la memoria de Gabriel García Márquez

Rosas y delirios en el Teatro Inverso de Manizales Parte del colectivo de Investigación del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Caldas. Diálogo sobre la violencia para dar voz a las víctimas. Propuestas. Ángela Patricia Jiménez Castro* Papel Salmón

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ctualmente las propuestas artísticas, en sus distintas manifestaciones: fotografía, artes electrónicas, danza y teatro, por ejemplo, están abordando temáticas que giran en torno a las estéticas del conflicto con el fin de hacer visible nuevamente el dolor colectivo que parece olvidarse en el día a día de una sociedad consumista. Un ejemplo de ello se acaba de ver en el Festival Internacional de la Imagen que trabajó en torno a la Creación Digital y Posconflicto, donde se buscó una mirada para superar la tragedia a través del arte. En Manizales se está haciendo teatro, y aunque algunos escenarios parecen escondites, los amantes de este arte logran descifrar su ubicación y sin importar qué tan lejos o escondidos se encuentran, llegan para dialogar en un mismo escenario con el arte sobre las tablas. El Teatro Inverso de Manizales, integrado por docentes y actores profesionales, ha presentado este mes dos de sus obras de repertorio: De-sastres y costuras. De-lirios y crisantemos y La Rosa y el León. Ambas con un mismo lenguaje que dialogan sobre la violencia del país e intentan, desde una forma poética, dar voz a las víctimas y levantar de las cenizas ecos que permitan reconstruir su ausencia. Esta agrupación creada en el 2010 hace parte del colectivo de Investigación del Departamento de Artes Escénicas de la

Universidad de Caldas. Sus integrantes son artistas profesionales e investigadores del oficio teatral que, hasta el momento, están implementando una búsqueda de alternativas estéticas que den un giro de la mirada del dolor cotidiano hacia el encuentro de la poesía del horror universal. El contexto sociopolítico de Colombia es fuente de sus inspiraciones y trabajados investigativos.

Las obras

En De-sastres y costuras. Delirios y crisantemos hay una resignificación del duelo de Armero. Esta obra revisita la tragedia que sepultó a más de 20 mil personas hace 28 años en un montaje que, al menos buscando en el archivo, no se había presentado en Manizales. La sorpresa para quienes no la habíamos visto es encontrar una serie de elementos que conjugados en escena reflejan un trabajo intensivo y cuidadoso que intenta explorar en nuevas poéticas del teatro

en Manizales y este aspecto ya es una ganancia para los seguidores de este arte en la ciudad. Un montaje serio y coordinado deja ver como telón de fondo un fuerte trabajo de investigación que se acerca a las sensibilidades de la historia del país. Teatro Caza Retazos es un espacio no convencional para este arte, pero es muestra de los nuevos escenarios de Manizales, construidos con grandes esfuerzos, para difundir un arte que interesa a un gran sector social. Allí, en medio de finos retazos, presentaron La Rosa y el León como homenaje a Rosa Elvira Cely, la mujer que fue brutalmente violada y murió luego de varios días de agonía en el parque Nacional de Bogotá durante el 2012. Un montaje sencillo que, como ya hace parte de las poéticas del grupo, invade el espacio escénico hasta llegar al público, pero con un respeto en el manejo de la distancia; es decir, en ambas

Foto/Darío A. Cardona/Papel Salmón

De-sastres y costuras. De-lirios y crisantemos. Grupo Teatro Inverso

Del desconocimiento y desprecio hasta Cien años de soledad Foto/Cortesía Teatro Inverso/Papel Salmón

La Rosa y el León. Grupo Teatro Inverso.

obras saben establecer el concepto de proxemia con el espectador que logra sentirse como parte de la obra, pero sin que sobrepase los límites del contacto. Teatro Inverso es una de las agrupaciones de Manizales que está trabajando sobre las poéticas del horror y entre sus riquezas está la implementación de nuevas búsquedas teatrales que permiten un giro a los montajes y ver cómo nuevos lenguajes se convierten en importantes recursos narrativos para establecer miradas distintas. Un ejemplo de ello es cómo en La Rosa y León el montaje no solo se queda en un monólogo, que es el texto original, sino que se vale de otros recursos como la música en vivo y la imagen mediática para buscar una interacción con la actriz central que logra visualizarse como un aspecto de surrealismo poético el cual se adhiere a la estética de la obra y confluyen en armonía. Y aunque esta relación actor/ animación no se logra con plena precisión, la actuación natural de la actriz central y su movimiento en el espacio escénico permiten que el espectador no pierda el hilo conductor de la historia y además comprenda los elementos que se disponen en escena. En ambas obras se ve un buen trabajo dramatúrgico: dedicado y constante. En Desastres y Costuras. De-lirios y crisantemos, se ven dos posiciones actorales. Personajes de tradición a quienes aún se les siente el texto (pero bien logrado desde la expresividad actoral)

y personajes completamente naturales que invitan al espectador a no dejarlo salir de su poética. Solo hay un elemento místico, demasiado ilustrativo, que quizás rompe con la estructura poética de la obra y corta el bello hilo conductor del montaje que durante toda la puesta en escena se presenta con la maleta y la puerta. Una maleta que se cierra y una puerta se abre, como símbolo de los secretos de un pueblo maldecido por un cura y de una doble moral plasmado en los personajes. Los finales abiertos parecen otra apuesta dramatúrgica del grupo, pues en los dos trabajos los desenlaces son acciones que continúan el discurso poético de la obra, pero que finalmente no logran en el espectador un mensaje claro de su finalización. En ambos no se sabe si la obra ya ha terminado o no. Si debo dejar la silla y salir o esperar a que las luces se apaguen y se cierre el telón. Aspecto que ambos montaje se vuelve inquietante ya que elimina el aplauso como respuesta del público, o al menos, eso parece. Con todo esto, es claro que Teatro Inverso está enriqueciendo las propuestas teatrales de la ciudad con montajes que dan un paso más allá de lo convencional y se preocupan por el trabajo cuidadoso del actor y la búsqueda de nuevos recursos narrativos que invitan al acercamiento de poéticas interesantes. Trabajos que, sin lugar a dudas, vale la pena apreciar *angelajc16@hotmail.com

conocido y no conocido, una obra producto de sus historias y vivencias anteriores. Una obra capaz de desarmar los años de soledad en los que había quedado García Márquez en mi subconsciente. Tomé el libro, y como traicionando mi propia decisión, y desconociendo su contenido, inicié su lectura. Ese realismo mágico que afloraba desde la portada del libro, impregnado en sus hojas, en la cubierta, en el prólogo del mismo, que sin leer la primera página, era notorio, pero indescifrable. Un García Márquez, que nuevamente era víctima del desprecio y del olvido provocado por un joven de escasos semestres universitarios, que salía de las páginas de su novela, y me hacía ver la genialidad de sus acciones, la perfección en su forma, la caracterización de sus personajes, era tener a Gabo en persona, redarguyendo desde su corazón el entramado, misterioso y sorprendente género literario (simbólico, con ese tinte de realismo), con el que se encargó de enamorar y de sorprender al mundo entero. No lo conocí en persona, pero lo sentía en su obra, en cada fragmento de Cien años de soledad y en sus demás escritos; tenía impregnado en ellos toda su esencia: sus pensamientos, sus deseos y sus frustraciones, su estado de ánimo, sus preocupaciones, sus aciertos. Entregó a cada personaje de sus historias a merced de sus propias cadenas, de su tragedia humana personal, a las situaciones adversas ocasionadas por ellos mismos, producto de un reflejo de las propias vivencias del Nobel colombiano.

Foto/Tomada de http:// labocina.info/wpcontent/uploads/2014/ Papel Salmón

Gabriel García Márquez y la primera edición de Cien años de soledad.

Cristian Betancur Beltrán* Papel Salmón

Para rendirle homenaje a nuestro Nobel, Gabriel García Márquez, y estimular la escritura entre los estudiantes, la Universidad de Caldas convocó a un concurso de ensayo. Publicamos el ganador.

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o había nacido cuando Gabriel García Márquez ganó el premio Nobel de Literatura, el 21 de Octubre de 1982. No tenía, todavía, la fortuna de saber cómo era el mundo en el momento en que García Márquez recibía de manos del rey de Suecia uno de los galardones literarios más significativos, meritorios y solemnes, esos que marcan la vida de un escritor: el premio Nobel de Literatura. Luego de 15 años de un hecho trascendental para la historia de una Colombia sumida en las guerras, muertes, desapariciones y dolores por culpa de la guerra; un premio, que en su momento le regaló sonrisas y entusiasmo a este país herido, humillado y sin memoria, no lograba entender la razón de los elogios hacia el Nobel colombiano. No tardó en pasar el tiempo para que la curiosidad pudiera más que la sensatez de conocer a este personaje, y entender el respeto y la admiración de Colombia hacia este escritor y me dediqué a comprender solo una parte de su historia. Me preocupé por

sus gestos, su forma de ser, entender el por qué México y no su país y pueblo de origen. Hubo en mí el mismo sentir y una rebeldía como la que pudo vivir Aureliano Buendía, llevando a cabo tal cantidad de guerras, para terminar siempre del lado perdedor, resumida en despotricar contra lo poco que logré conocer de Gabo, desconociendo el valor de su obra, negando aceptar cualquier forma de comprensión de su condición, y sumirlo en un poblado mental, más desolado que el mismo Macondo. No quise saber más de Gabo, ni de sus obras ni de sus reconocimientos. Encerré lo poco que conocía de él en una caja mental que nutría con mi desprecio y con el progresivo olvido de su existencia. Ignorarlo como lo hicieran en su momento muchas personas en Colombia, antes de conocer la existencia de un realismo mágico que le otorgó el premio Nobel de Literatura. ¿Creerá alguien que una novela puede cambiar la forma, no solo de ver la vida, sino también de ver a una persona? No tardó, durante mi adolescencia, en llegar a mis manos la obra insignia de Gabo: Cien años de soledad. Un título, entre lo profundo y lo enigmático, entre lo

Así, sin proponérselo, cautivó a lectores como yo, de la misma forma que mantuvo cautivos a los personajes de sus libros y nos permitió ver en él a un ser humano sincero, cabal, diferente a lo poco que se describía de su persona, que entregaba completamente su corazón a merced de sus letras y en ellas poder dar explicación a qué es la vida, como en el mejor de sus relatos periodísticos. Un García Márquez que lo único que hizo para convencerme de lo contrario fue escribir una novela como estas. Solo bastó un polvo pequeño de este realismo mágico -de vírgenes que ascienden a los cielos, de hombres locos atados en los troncos de los árboles, de colas de cerdo para los hijos de uniones prohibidas- para valorar el personaje principal que vive en cada uno de ellos, y su personalidad en la forma de ser de cada habitante de Macondo. Aunque Gabriel García Marquez no se encuentre ya más en cuerpo presente, su carisma, su expresividad, las cualidades que no había logrado comprender en su momento, están inmortalizadas, no en el premio Nobel, no en las cosas de su pasado (que bien todos podemos prejuzgar, sin tener antecedentes); vive en los libros, algo de su personalidad quedó en sus escritos y en los personajes de los mismos, su pensamiento vive en aquellos que valoran y aprecian a Gabo y a su legado, un legado que más de mágico o de realista, será inmortal y reconocido y tratado por muchas generaciones a nivel mundial… como yo *cristian-9401@hotmail.com, cristian.1700921783@ ucaldas.edu.co


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La isla fue poblada por aborígenes provenientes de la Polinesia. Los moái son inmensas estatuas de roca hechas para adorar a los ancestros, y su proceso de elaboración es un enigma hasta hoy. Encanto. Santiago Mejía Orejarena* Papel Salmón

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apa Nui, Isla de Pascua, Easter Island. Muchos nombres y un único destino. Un lugar lejano y solitario, envuelto en un halo de misterio y enigma. Seducido por ese gran embrujo, hace años Rapa Nui estaba en mi lista de viajes pendientes. Pero es un paraje exótico, poco común, distante y costoso, por lo que no puede ser una escapada de fin de semana. Había que organizarlo con tiempo. Finalmente, hace unos meses empecé a armar un viaje a Chile de 15 días, dentro de los cuales el objetivo principal era Rapa Nui. La búsqueda de los pasajes aéreos con antelación puede servir un poco, pero los tiquetes son caros. Tanto, que es uno de los principales motivos por los que los propios chilenos no van a la isla: aseguran que les sale igual o incluso más barato irse de vacaciones a Argentina o Brasil. Todos mis amigos chilenos a los que les comentaba que planeaba viajar a Isla de Pascua me decían lo mismo con extrañeza: “¿a qué vas allá?”, “¡allá no hay nada para hacer!” o “yo nunca he ido, no pienso ir y no conozco a nadie que haya ido”. Como parte de la investigación previa que siempre hago antes de cada viaje, esos sondeos no eran muy alentadores. Pero para mi espíritu viajero, entre menos tumulto y hordas de turistas autómatas disparando flashes, mejor. Así que decidido: Rapa Nui, allá voy.

La más aislada

Rapa Nui es una apartada isla perteneciente geográfica y socioculturalmente a la Polinesia, pero administrada por Chile. Está ubicada en medio del océano Pacífico, a unos 3.600 km de suelo continental chileno, y la superficie terrestre más cercana son las islas Pitcairn (Reino Unido), a 2.075 km, lo que la convierte en el lugar

El gran enigma Todo el proceso de producción de los moái, la forma de transportarlos y levantarlos sigue siendo un misterio, así como su significado. La teoría más aceptada señala que eran elaborados como representación y homenaje a antepasados y sabios difuntos. Estaban ubicados sobre los ahu, que también eran las tumbas, con la mirada hacia el interior de la isla (no hacia el mar como erróneamente suele pensarse) con la creencia de que a través de sus ojos proyectaban todo el mana o conocimiento sobre sus descendientes.

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Isla de Pascua, el lugar habitado más aislado del planeta

Tras el misterio de Rapa Nui habitado más aislado del planeta. Las cinco mil personas que viven ahí se concentran en Hanga Roa, su único poblado. La isla tiene 163 km2² y constituye uno de los tres vértices del llamado triángulo Polinesio, un espacio en el Pacífico utilizado para definir la Polinesia propiamente, demarcado además por las islas Hawái, al norte, y Nueva Zelanda, al suroeste. Fue rebautizada como Isla de Pascua cuando el navegante holandés Jakob Roggeveen la redescubrió el 5 de abril de 1722, día de la Pascua de Resurrección ese año. Sin embargo, para sus pobladores originarios, descendientes de antiguas tribus polinesias que se asentaron ahí hacia el siglo IV, se llama Rapa Nui, que significa isla grande. En 1888 el gobierno de Chile se adjudicó este territorio bajo su administración con artilugios poco claros y no del todo aceptados por los aborígenes, que aún hoy no reconocen dicha autoridad. Es una percepción de ambos lados: en general los chilenos del continente no sienten pertenencia por la Isla de Pascua, y los isleños no se sienten chilenos. Aunque la moneda es el

peso chileno y el idioma oficial es el español, los locales aún hablan la ancestral lengua rapanui. Al caminar por la calle principal de Hanga Roa llama la atención un cartel en la sede del Parlamento Rapa Nui, escrito burdamente a mano con pintura, que sentencia: “Para el conocimiento internacional Rapa Nui jamás entregó ni cedió la soberanía a Chile”.

Entre volcanes

Luego de un vuelo de poco más de cinco horas desde Santiago de Chile, al llegar al aeropuerto me dieron la bienvenida con collar de flores, y el calorcito y las palmeras terminaron de confirmar que esto es la Polinesia. En la tarde hice una breve caminata por las escasas calles de Hanga Roa, ubicada en el sur de la isla, hasta llegar a la costa del pueblo, donde una pequeña piscina natural en el mar fue el lugar ideal para relajarse y disfrutar el ocaso al arrullo de las olas golpeando las rocas. Al día siguiente comenzaría la verdadera excursión. El motivo primordial de este viaje: conocer los vestigios del antiguo pueblo rapanui. Para eso me dirigí caminando hacia el extremo sur, a unos pocos kilómetros de Hanga Roa. La isla de Pascua es de origen volcánico con forma de triángulo rectángulo. Sus costas son rocosas y con altos acantilados en algunos puntos. Cada uno de sus tres vértices tiene un volcán inactivo. En la esquina sur está el impactante Rano Kau, en cuyo inmenso cráter se formó una laguna natural de un kilómetro de diámetro, que alberga la mayor reserva de flora endémica del lugar. A un costado están las ruinas de la antigua aldea ceremonial Orongo, uno de los dos principales sitios arqueológicos de Rapa Nui, junto con el volcán Rano Raraku. Allí se celebraba cada año el ritual del Tangata manu (hombre pájaro), una difícil competencia de destreza y valor en la que un representante de cada clan debía nadar dos kilómetros entre tiburones hasta el contiguo islote Motu Nui, donde anida el ave manu tara (gaviotín pascuense), aguardar por varios días hasta obtener un huevo y traerlo para el jefe del clan. El primero en lograrlo se convertía en

Ubicación: océano Pacífico, a 3.600 km de territorio continental de Chile. Distancia: vuelo directo Bogotá - Santiago de Chile 6 horas aprox. Conexión Santiago de Chile - Isla de Pascua 5 horas aprox. Requisito de viaje para colombianos: pasaporte. Idioma: español. Los nativos hablan lengua rapanui. Moneda: peso chileno (1 peso chileno = 4 pesos colombianos aprox.). También son aceptados dólares estadounidenses y euros. Clima: subtropical oceánico.

Hacer cuentas

Museo Antropológico, que expone una destacada recopilación de información tanto geológica como de los aborígenes. Luego del paso por el museo era el momento de conocer los moái. Alquilé una bicicleta para recorrer el circuito corto por un camino destapado de tierra roja, típica en toda la isla. Primero fui al complejo ceremonial Tahai, que está a 10 minutos de Hanga Roa y se puede visitar caminando desde el pueblo. Allí se observan casas de piedra, sitios rituales, tres plataformas con moái, además de un embarcadero construido completamente en piedras. En ese lugar está el único moái restaurado que tiene los ojos de coral blanco y su respectivo pukau (sombrero) tal como se presume que fueron estas esculturas hace varios siglos. Los pukau eran hechos de escoria roja, otro tipo de piedra volcánica, con un peso de 10 toneladas, y tampoco está claro cómo lograban subirlos encima de las cabezas de las estatuas. De ahí avancé por el borde de la costa y pude conocer los acantilados que tiene la isla de entre 200 y 300 metros de altura, así como innumerables cuevas y cavernas donde se resguardaban los primitivos durante las luchas tribales, en muchas de las cuales todavía se pueden observar pinturas rupestres. Finalmente, el agitado día de pedaleo tuvo su recompensa al llegar al Ahu a Kivi, un asombroso altar con siete moái, los primeros que vi con todas sus cabezas completas, que presentan la particularidad de tener una orientación con posicionamiento astronómico.

La economía de la Isla de Pascua se basa en el turismo. La producción local es mínima, y prácticamente todo es traído desde “el conti”, como llaman los locales al Chile continental. Un barco arriba una vez al mes proveniente del puerto de Valparaíso con todo tipo de productos. Por su aislamiento y lejanía, todo en la isla es muy caro. Así que se debe llevar la mayor cantidad de víveres y provisiones posibles, como frutas, verduras, bebidas, lácteos, etc. lo cual es bastante aconsejable ya que allá todo eso cuesta el doble o más.

Para visitar los demás lugares arqueológicos de Rapa Nui es recomendable hacerlo en algún vehículo, porque aunque la isla no es muy grande, tampoco es como para hacer el periplo a pie. Para eso existen muchas empresas de alquiler de autos y motocicletas. Así que al día siguiente arrendé una pequeña moto, ideal para hacer el circuito largo hasta la costa norte y dar la vuelta a la isla en un día. Prácticamente solo existe una carretera

Las sombras de los moái

Lo que más aguardaba era mi encuentro con los moái. Esas enigmáticas estatuas gigantes de piedra monolítica, que solo existen en Rapa Nui. Hay cerca de 900 distribuidos por toda la isla, la mayoría derrumbados, destruidos o abandonados sin terminar. Su proceso de producción y transporte es una gran incógnita hasta la actualidad. Los pocos moái que se encuentran erigidos y alineados sobre los ahu (altares) en algunas partes de la isla fueron restaurados, levantados y reubicados en esos lugares, a partir de la década de 1950, con costos millonarios y aportes hechos principalmente por Japón. Los moái terminados y originalmente situados en diferentes ahu fueron todos derribados por los propios nativos, durante las guerras internas entre clanes que se desataron hacia el siglo XV y que desencadenaron el fin de la civilización rapanui. Para entender mejor todo ese proceso de poblamiento de la isla, desarrollo, tradiciones, elaboración de los moái, esplendor y posterior decadencia de la cultura rapanui, es muy conveniente antes de iniciar el recorrido por los distintos puntos de interés darse una vuelta por el

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Bitácora

Desde el mirador del volcán Rano Kau se contempla la inmensidad de su cráter.

‘hombre pájaro’, algo así como una divinidad, mientras que el jefe se erigía rey durante un año y su grupo obtenía una posición privilegiada y dominante, con ventajas en la obtención del alimento y la ubicación dentro de la isla.

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En las canteras

pavimentada, que hace un trayecto circunvalar desde Hanga Roa y bordea la costa este hasta llegar a la parte norte, para luego regresar por el interior de la isla. Con el casco puesto y el almuerzo en la mochila empezó una jornada de recorrido intenso, esquivando vacas y caballos en medio de la ruta. Primero el volcán Rano Raraku, en el este, la única cantera de toba volcánica de la isla, conocida como la fábrica de los moái, pues allí se elaboró la mayoría. En ese lugar hay cerca de 400 de ellos sin concluir en distintas etapas de elaboración, y se puede caminar entre algunos casi terminados que fueron abandonados sobre la ladera. Al parecer, su construcción fue suspendida sin razón de un momento a otro, por lo que muchos otros quedaron a medio labrar en la roca.

MÁGICO

Cerca de ahí está el Ahu Tongariki, la más grande plataforma funeraria reconstruida con 15 moái. Sin duda uno de los lugares más impactantes de la isla. La magnitud de esas estatuas megalíticas es un espectáculo que deja embelesado al visitante. Es inevitable detenerse un buen rato a admirar la grandeza y los detalles de esas obras de arte, y hacerse una vez más la pregunta: ¿cómo hicieron esto? La travesía continúa hacia el norte, a Anakena, una de las tres únicas playas de la isla. Con arena blanca, agua turquesa y rodeada de cocoteros, es ideal para pasar la tarde; cerca hay varios puestos al aire libre de comida y artesanías. Es pequeña, y la única con esas características, por eso Rapa Nui no es precisamente un destino para quienes busquen vacaciones de playa. Allí también se encuentra un ahu restaurado con algunos moái. Pero ese lugar además es importante porque según la tradición, fue ahí donde desembarcó el primer rey de la isla, el ariki Hotu Matu’a, quien llegó con sus hombres desde la mitológica isla Hiva y estableció ahí el primer poblado, lo que dio origen a la cultura rapanui. A partir de ese punto la ruta empieza a devolverse hacia Hanga Roa, pero por el camino interno de la isla que lleva al cráter Puna Pau, la única cantera de piedra escoria, de donde se extraía el material para elaborar los sombreros o pukao. Así concluyeron unos días inolvidables en este recóndito pedacito de tierra en medio del Pacífico. Un lugar con varias denominaciones pero con una sola historia, sorprendente y mítica, y con muchas preguntas sin respuesta que lo hacen mágico *Diseñador visual/Comunicador social y periodista santiorejarena@hotmail.com


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domingo 22 de JUNIO de 2014

domingo 22 de JUNIO de 2014

Dice Freddy Téllez

“En mi narrativa soy el secretario de mí mismo”

Freddy Téllez vino a Colombia a presentar su nuevo libro El docto y el imbécil, editado por Sílaba Editores en Medellín, luego de diez años de ausencia del país. Aprendizaje.

destino del escritor? El exilio no es necesariamente un obstáculo. Puede ser un impulso, por el contrario. Mi narrativa nace del exilio, es producto de esa situación de descentramiento que lo caracteriza en cuanto tal. El amor, planteado de manera abstracta, tampoco lo es. ¡Cuánta literatura no se alimenta precisamente de él! No, el obstáculo se encuentra en la adversidad que pueden representar en ciertos casos. El exilio, por cuanto puede conducir al sujeto que lo vive a exponerse excesivamente a la intemperie, a perder su terruño creador (en el sentido amplio del término “terruño”). Y el amor, por basarse en la entrega y el abandono de sí. El amor me descentra, mientras que la escritura me centra sobre mí mismo.

María Dolores Jaramillo* Papel Salmón Háblanos un poco de este nuevo libro... El docto y el imbécil es el segundo volumen de una trilogía titulada “El aventurero del Yo”. Se trata de una narrativa que gira alrededor del amor por el vacío, dado en el exilio autoasumido del personaje central, llamado Federico, y que en este volumen se revela ser esa figura ambivalente que expresa el título. Docto e imbécil a la vez... Esa doble característica y ambivalencia se refiere a las experiencias vividas por Federico en una relación amorosa que lo conduce a confrontarse con su propio destino de escritor. Es alguien que sitúa la escritura por encima de cualquier otro tipo de experiencia humana, y en particular del amor. El libro muestra los intríngulis, con frecuencia dramáticos, de tal actitud. ¿Privilegiar la escritura sobre el amor no es quizás algo muy inusual en ciertos escritores? Y no solo en escritores, también en filósofos. Pensemos en Kant, Kierkegaard o Nietzsche. Creo que es un proyecto relativamente común entre los “creadores”. En realidad, es lo que define en ciertos casos la lucha del creador en la prosecución de su propio destino. Es lo que Stefan Zweig denomina la lucha del creador contra su demonio, o lo que Ernst Jünger tipifica en la oposición entre Marzo y Mercurio, Afrodita y Apolo, “es decir, de un lado el poder y la ganancia, del otro la belleza y el canto”. Es un conflicto que opone a los que luchan por hacer dinero en este mundo, a los que prefieren dejar huellas más o menos inmateriales en el mismo, y que se inscriben en lo que se llama misteriosamente “arte”. ¿Ambos volúmenes de la trilogía se enmarcan dentro de esa lucha? Sí, aunque de manera diversa. Entre el primer y el segundo libro se da una cierta evolución del personaje respecto de sus concepciones del amor. El primero, La vida, ese experimento, aparecido en 2011, es mucho más escéptico y desencantado al respecto que El docto y el imbécil, en el cual el personaje central aprende a su propio costo lo que significa asumir posturas distanciadas ante ese sentimiento fundamental al ser humano. Son libros de aprendizaje, entonces Sí, aprendizaje por el exilio y a través del amor. Podría decirse incluso que es un aprendizaje del peso específico de la realidad, ya que el exilio voluntario y el amor por el vacío se caracterizan ambos por el desprecio de la realidad. El personaje principal desecha tanto sus orígenes, su país natal, -por eso adopta el exilio-, como a la vez sus vivencias amorosas reales por un ideal: el de la escritura en una ciudad mitificada: París. Es un universo romántico confrontado a la dura realidad de todos los días. Es la lucha entre cotidianidad e ideal. Son libros, pues, del crecer en la vida por la adopción de la dificultad del caminar en

Foto/Ilse Téllez/Papel Salmón

Freddy Téllez

ella. Ya lo decía Kierkegaard: el problema no es el caminar sino la dificultad de ese caminar. La mención que haces de Kierkegaard me hace pensar que en la contracarátula se habla de Nietzsche, Rimbaud, Kafka, Henry Miller, el “Anarca” de Ernst Jünger y Robert Walser en cuanto “puntales imaginarios” del universo del personaje central... Ah, sí. Son todos monolitos del transitar en la vida de Federico. Forman parte de su aprendizaje en ella, pues él los descubre a medida que se va confrontando consigo mismo, cuando se da cuenta de que no hace sino pisar sus mismas huellas. Nietzsche, Kierkegaard, Kafka prefirieron la escritura al amor. Crearon a partir de ello, de ese fondo problemático. El “Anarca” de Jünger es alguien que adopta máscaras para pasar desapercibido y vadear situaciones difíciles, al igual que Federico trabaja de guardián nocturno en una fábrica de automóviles en París, mientras escribe aforismos y prepara la misma novela que relatará sus aventuras y peripecias. De manera anónima, en una situación difícil y en un medio hostil; vadeando asimismo la adversidad en la que se encuentra. Robert Walser es también alguien que, como Federico, escribía mientras trabajaba de factótum o sirviente. Abrazando el anonimato, también. Walser representa un monolito en el riesgo de la creación, de su abandono posible por adopción de ese anonimato, de esa situación excentrada entre trabajo asalariado y creación poética. Por su lado, Rimbaud representa el abandono total de la creación precisamente por el privilegio dado a una vida por fuera de todo marco creador. Rimbaud dejó de escribir poesía para dedicarse por entero a una vida azarosa de comerciante de armas en un país extranjero. En el exilio, igualmente. ¿Y Henry Miller? Henry Miller representa al escritor que crea con su propia vida (¡crea con tus propios problemas!, afirma en uno de sus libros). Es el tipo de literatura que yo adopté como vía narrativa. Miller es asimismo una especie de contraposición a la vida ascética y reprimida de Kafka. Es el espíritu pagano opuesto al carácter religioso y reprimido del checo. Esa contraposición jugará una cierta función en la vida de Federico.

El exilio y el amor

¿El exilio y el amor serían entonces obstáculos al

¿Y cómo se manifiesta esa situación en tu novela? En El docto y el imbécil Federico crea con el descentramiento del exilio, temiéndole al descentramiento dado en el amor. Parece ser paradójico, pero ello se explica porque el exilio conduce a una especie de encerramiento sobre sí, y que puede promover entonces la escritura. El exiliado es aquel que se autoabastece, para suplir así la carencia que le ofrece el medio hostil en el que se halla. De ahí que la escritura pueda ser una salida ideal a esa carencia. El desenlace dramático de la historia amorosa de Federico con Luzbel, la mujer que amaba, lo lleva a volver a centrarse en su propio destino, a aceptarlo a pesar de sí, ya que por amor estaba dispuesto a renunciar a él. Es por eso que la novela está dividida en dos partes: centrífuga y centrípeta... Exacto. “Centrífuga” es la historia de amor con Luzbel en Caracas, y “Centrípeta” la historia del desarraigo exílico en París que lo conduce a escribir. En la primera se aleja del centro y en la segunda se acerca. He ahí la paradoja: la aceptación de su destino en el alejamiento del descentramiento dado en el amor, y que es a la vez adopción del descentramiento exílico para hacer de él un centro: el de la escritura. ¿Dónde está entonces el aprendizaje de la realidad de la que hablabas? Precisamente en el darse cuenta de que su proyecto de escritor en París es un proyecto romántico. Es decir, idealizado y despreciador de la realidad del amor. La paradoja consiste en que en el momento en que aprende esa lección, es cuando la asume plenamente. De ahí que esa parte se denomine “centrípeta”, pues es allí donde Federico se acerca a su centro: el exilio y la escritura. Así las cosas, es obvio establecer una relación con tu propio exilio, con el camino que escogiste en la vida. Tú vives fuera de Colombia hace ya más de 35 años y preferiste no tener hijos; lo que implica una nueva manera de entender el amor... Así es. Mis novelas son un concentrado, fictivo y real al mismo tiempo, de mi propia vida. En mi narrativa soy el secretario de mí mismo, para emplear de una cierta manera una frase de Cioran. No sé si siempre será así, pero hasta ahora lo es. Ella me ha ayudado a trasmutar positivamente las adversidades del exilio, como una rosa hace perfume con la tierra y el estiércol *Profesora de la Universidad Nacional de Colombia. j1149@hotmail.com

En Pereira se prohibió la circulación de vehículos después de las doce de la noche. Los choferes de Manizales solicitaron el arreglo de las vías y aumento de tarifas. En abril de 1927 los de Armenia se enfrentaron con la policía. Peticiones. Alfredo Cardona Tobón* Papel Salmón

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l empezar Caldas no era mucha la diferencia entre las principales poblaciones del Departamento; en 1912, por ejemplo, Manizales contaba con 34.720 habitantes, Aguadas 26.432, Pereira 18.428 y era poca la diferencia en habitantes con Salamina, Riosucio y Calarcá. Al aparecer las carreteras todo cambió, pues se aceleró el éxodo de los recursos pueblerinos hacia las ciudades mayores y desaparecieron las empresas locales ante la arremetida de Postobón, Luker, Bavaria, Colombiana de Tabacos y otras que llegaban con sus productos a crédito y a precios más bajos. Con las carreteras se incrementó el delito, las actividades políticas y se abrió la cultura a la sociedad de consumo. Los choferes remplazaron a los arrieros y como sucedió en la asonada en La Soledad, Tolima, en 1875, cuando los arrieros pararon las recuas para exigir mejor pago por los fletes, los choferes y ayudantes de carros, dignos herederos de los caporales y de los sangreros hicieron lo mismo en Pereira, Manizales y Armenia desde los primeros años del transporte automotor, no solamente para lograr mejoramiento económico sino como protesta por las medidas arbitrarias de los funcionarios, que querían implantar normas de tránsito europeas en estas lomas aptas solo para cabras.

La primera huelga en Pereira

El 26 de diciembre de 1925 el Inspector de Tránsito dictó una resolución por medio de la cual se ordenaba que: “desde esa misma fecha, quedaba absolutamente prohibido circular, después de las doce de la noche, toda clase de vehículos de locomoción por las calles de Pereira”.

Huelgas en Manizales, Pereira y Armenia

Las vicisitudes de nuestro primeros choferes en cuenta sus reclamos decretaron el primer paro de transportes de la ciudad, que incidió de manera grave en la operación del cable y la llegada de víveres, sobre todo leche, de la zona de la Enea. Ante el desabastecimiento y los graves perjuicios al Cable Aéreo, el Concejo se vio obligado a estudiar las peticiones y autorizar el alza de tarifas.

Asonada en Armenia

Foto/Cortesía Alfredo Cardona/Papel Salmón

Los choferes con sus vehículos reemplazaron a los arrieros y sus mulas.

La providencia causó malestar en el gremio de choferes, quienes en represalia por la medida suspendieron el servicio al día siguiente. Fue así como el domingo 27 de diciembre de 1925, la mayoría de berlinas, automóviles y camiones permanecieron inmóviles y tullidos en el costado oriental de la Plaza Bolívar. Se producía, pues, la primera huelga declarada en Pereira. Al medio día, realizaron los huelguistas un ordenado desfile de protesta; recorrieron las principales calles del pueblo solicitando no sólo la revocatoria de la resolución sino la dimisión del Inspector de Tránsito. El desfile terminó en una cantina en Turín, donde atendidos por Ernesto Mazuera, los huelguistas brindaron por su causa con champaña francesa. Copetones y eufóricos regresaron a Pereira en las horas de la tarde y se instalaron en el Sport Club, en los propios bajos de la Alcaldía, para tomarse, no sólo el establecimiento, sino buenas dosis de anisado con ruidoso pasante de vivas y mueras. La autoridad, según describe

M. González en una de sus crónicas, ordenó el retiro de los huelguistas y se originó una violenta trifulca que llevó a la cárcel a ocho choferes; de inmediato otros conductores se presentaron voluntariamente a la cárcel con el ánimo de hacerse encarcelar en acto de solidaridad con sus colegas. El domingo no hubo servicio de carros y el lunes se arregló el problema; a las nueve de la mañana de ese día fueron puestos en libertad los enguayabados, se derogó la Resolución del Inspector, se le conservó en el cargo, y como encima inesperada, se autorizó el aumento de tarifas.

Los choferes de Manizales

Antes de contar con carretera hacia otros municipios, los choferes de Manizales que cubrían las rutas del Alto del Perro, La Linda, San Antonio y El Tablazo, presentaron en febrero de 1927 un pliego de peticiones, donde solicitaban el arreglo de las vías y un aumento de tarifas. Durante un mes los conductores trataron vanamente de negociar con el Concejo. Viendo que no se tenían

Por esa misma época se rebotaron los choferes de Armenia y se enfrentaron con la policía. En abril de 1927 un agente de la policía dio muerte a un conductor embriagado al tratar de conducirlo a la cárcel; con el apoyo de los obreros del ferrocarril y numerosos ciudadanos los choferes se amotinaron, la multitud rompió vitrinas, asaltó los almacenes de la zona céntrica de Armenia e hizo encerrar a la policía en el cuartel. Una lluvia de piedra cayó sobre las instalaciones militares causando daños de consideración e hiriendo al jefe Eleazar Cano y al subcomisario Reinos; la autoridad hizo frente a los amotinados y disparó al populacho que enardecido nombró de alcalde, Cabildo Abierto, al presbítero Pablo Mejia, cura párroco de Armenia y al presbítero Castaño como Comisario Mayor. Los dos sacerdotes aceptaron los cargos y recorrieron las calles exhortando a la calma y al respeto a la autoridad. Como la policía estaba acuartelada y la ciudad se quedó sin vigilancia, el padre Mejía nombró una policía cívica encabezada por Antonio Jaramillo G. y dispuso que los menores de edad se retiraran a sus casas. En la asonada hubo dos heridos a bala; al anochecer se reunió el Concejo y al calmarse los ánimos se pidió permiso a la gobernación de Caldas para celebrar

| HISTORIA | 7 los Carnavales que estaban anunciados con motivo de la inauguración del ferrocarril. En esta forma el pueblo y los choferes olvidaron sus problemas y la parranda remplazó los tiros y las piedras.

Otra huelga en Manizales

Durante la segunda guerra mundial estalló la peor crisis del transporte. No llegaban repuestos, se agotaron las llantas, la gasolina escaseó y los fletes no daban para sostener las industrias. En diciembre de 1942 el cuarenta por ciento de los 2.540 vehículos matriculados en Caldas estaban parados por falta de llantas y ante tan dramática situación el gobierno racionó su adquisición, lo que causó enorme rechazo de los transportadores por la discriminación en la entrega y la corruptela que siguió a tal determinación. En octubre de 1943 los choferes de Manizales pidieron una revisión de las tarifas y ante el silencio del gobierno declararon la huelga. El gobernador de Caldas, Alfonso Jaramillo, trató de romper el paro, apoyado por Gilberto Alzate Avendaño, entonces apoderado legal del gremio, y se encontraron con las barricadas de los choferes y con enfrentamientos que dejaron dos choferes y otros dos civiles muertos.

El problema de las llantas

Ante la escasez de llantas los pereiranos montaron la primera reencauchadora de la región con una capacidad de 40 llantas diarias. En Armenia el empresario Domingo Quintero intenta fabricarlas mediante un sistema rarísimo descrito por Tomás Calderón en una de sus crónicas publicadas en LA PATRIA de Manizales: “En el ábside del llamado Castillo de Getsemaní, bajo su cúpula bizantina, tiene Don Domingo una fábrica de llantas. Es el único hombre en Colombia que las está fabricando. Su taller es exótico. Huele a caucho. Las llantas van montadas en un eje caliente de su propia invención. Esto por dentro es de paloDespués se destroza todo esto y queda la llanta. No ve usted?Dice al cronista que lo entrevistó- Su marca es Esmeralda. Nadie entiende esta fabricación. Es como cosa de brujería.” *http://www.historiayregion. blogspot.com


|Director Nicolás Restrepo Escobar | Editora Gloria Luz Ángel Echeverri|Diseño Virgilio López Arce| Circula con LA PATRIA todos los domingos |Cra 20 No.46-35. Tel 878 1700 |Impresión: Editorial LA PATRIA S.A |E-mail: salmon@lapatria.com

8|PU BL ICAC ION E S|

domingo 22 de JUNIO de 2014

COLUMNA

CONVOCATORIA

Individuo y persona en Francisco Romero

Media Art La Universidad de Caldas y la Fundación telefónica de Venezuela convocan a la X Muestra monográfica de Media Art: Ecología desde el arte digital. La convocatoria le apuesta a visibilizar las propuestas de artistas y científicos en torno a los temas de una ecología del siglo XXI que integre naturaleza, arte, ciencia, tecnología y sociedad.

RECOMENDADO Destinos intermedios

Destinos nublados

Daniel Potes Vargas* Papel Salmón

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entro del lenguaje kantiano se llama nóumeno a la esencia, a lo intrínseco. El fenómeno es la existencia, lo extrínseco. De alguna suerte, de un lado va la carne, de otro la máscara. El individuo, dentro de la filosofía del doctor Francisco Romero es aquello íntimo, intrínseco. La persona es como la máscara. Lo exterior, lo fenoménico, todo aquel aparato que sirve de superficie de contacto con la Otredad, con los otros, es la persona. Mecanismo de contacto, simulación y lucha social y dialéctica. Según la obra del sociólogo colombiano Cayetano Betancourt Sociología de la autenticidad y la simulación, autentico es aquello que tiene que ver con el individuo. De la misma manera, se llama simulación a aquello que tiene que ver con la persona. No sobra recalcar el parentesco entre estos dos valores y los hallazgos de José Ingenieros en su Simulación en la lucha por la vida. Ahora bien, este parangón de valores se anexa a otra pareja de la Axiología, como parte de la Filosofía que estudia los valores. Ella aclara acerca de dos de ellos: civilización y cultura. A menudo se usan indiscriminadamente pero continuando con el criterio comparativo hallaremos que civilización es el conjunto de bienes y desarrollos materiales de un pueblo o nación. Es decir, algo externo, económico, cortical. Mientras tanto, la cultura es el cúmulo de adquisiciones y logros espirituales de la misma nación. La cultura es intrínseca, íntima, individual, mientras la civilización es extrínseca, personal y externa. Vale la pena aclarar el sentido diferencial entre estos criterios. Dentro de la actual lingüística de Chomsky, individuo sería la estructura profunda, aquello que el sujeto piensa. La estructura superficial sería aquello que el sujeto dice por conveniencia social. Sería la persona. Máscara y esencia, existir y ser, núcleo y periferia. Para Francois Lyotard y Martin Heidegger hay otra relación de valores. Lo eidético es lo esencial, aquello que converge hacia sí mismo por oposición a lo aporético o la inconcordancia con el ente. La aporía es la civilización, la persona, la simulación, mientras lo individual se concentra en lo eidético, en lo esencial y cultural *loscaimos@yahoo.com

La monografía debe tener una extensión de dos mil palabras en la cual se realice un planteamiento teórico sobre el tema central de la convocatoria, y debe entregarse antes del próximo 30 de junio. Informes en http://www.festivaldelaimagen.com/images/convocatorias/pdfs_convocatorias/convocatoria_ecologia_mediaart_junio_.pdf

Ángel Castaño Guzmán* Papel Salmón

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a narrativa de Octavio Escobar Giraldo (Manizales, 1962) es harto conocida en los programas de literatura de las universidades colombianas. La naturaleza experimental y fragmentaria de El último diario de Tony Flowers (1995) –cuyo protagonista se llama igual al poeta colomboespañol Antonio María Flórez, compañero de Escobar Giraldo en la medicina y el baloncesto– y de El álbum de Mónica Pont (2003), llamó la atención de académicos de la talla de Luz Mary Giraldo, Orlando Mejía y Jaime Alejandro Rodríguez. Posmodernidad e influencia mediática son los conceptos repetidos una y otra vez en los estudios sobre la propuesta estética del antiguo cineclubista. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, Escobar Giraldo, en sus dos últimos libros publicados en Colombia, tuvo el acierto no menor de dejar atrás las arandelas conceptuales y volver al tono escritural, acorde con el talante de un ficcionista a centímetros de alcanzar la plena madurez, de Saide (1995), noveleta policíaca que a pesar de haber sido premiada pasó casi sin dejar rastro. Considero afortunado el cambio de registro por una sencilla razón: Cielo parcialmente nublado (2013) y Destinos intermedios (reeditada en 2014 por Intermedio) dan un paso adelante en el aprovechamiento del universo cinematográfico. El hábil entramado de los diálogos y el montaje –palabra cara para los cineastas– potencian el discurso narrativo. No hay asuntos afines con las anteriores novelas del manizalita. No abordan las obsesiones de escritores excéntricos. Enfrentan con destreza la violencia endémica del país. La primera de una manera que recuerda al Coronel no tiene quien le escriba: no hay un solo tiro en el volumen y sin embargo la bestia condiciona hasta al más pequeño acto. En la segunda sí suenan los balazos. No obstante, son los hechos, no los adjetivos, los encargados de señalar el concubinato de la política

con el narcotráfico. Los comentarios de la prensa española a la primera edición de Destinos intermedios resaltan dichas virtudes. Ni la Violencia bipartidista ni el narcotráfico ni, mucho menos, el binomio insurgencia y paramilitarismo han sido retratados con eficacia histórica y literaria. Han provocado, eso sí, un tsunami bibliográfico de mediana y baja calidad. El oleaje arrastra de todo, desde la exitosa historia en clave de balada de una asesina a sueldo hasta las confesiones de tálamo de las amantes de Pablo Escobar y Carlos Castaño. Quizá el problema radique en la escogencia de los personajes. A lo mejor sea necesario prescindir de capos y maleantes concretos, permitir a la irracionalidad propiciada por el dinero fácil hacer de las suyas en las páginas, tal como lo hace en la Colombia profunda. No lo sé. Al menos esa es la apuesta de Octavio Escobar Giraldo. En las 152 cuartillas de Destinos intermedios la barbarie altera la vida de quienes encuentra en el camino. Algunos la sufren en carne propia: el sino de Paula Cristina y Érica cambia en un parpadeo mientras calman el hambre en un restaurante a borde de carretera. Otros se benefician de ella, trocándose en cómplices inocentes: una intervención quirúrgica, pagada por Ángel Espejo, un traqueto de pistola rápida, salva la vida de la esposa de su hermano, el cuentachistes Salvador Espejo. El narco grande y el cacique político siempre quedan tras bambalinas, mueven los hilos de la vida y la muerte lejos de los reflectores. Se materializan en el fajo de billetes o en la descarga de metralla. Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia, y por ello la novela de Octavio Escobar Giraldo merece ser leída ESCOBAR GIRALDO, Octavio. Destinos intermedios. Intermedio. Bogotá. 2014. Pp. 162. $38.900. *cortazar_73@hotmail.com


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