Papel Salmón, 22 de abril

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Estructura y raíces del Carnaval de Riosucio

Páginas para celebrar el Carnaval de Riosucio

Foto/Archivo LA PATRIA/Papel Salmón

Álvaro Gärtner

Cuadrilla del Carnaval de Riosucio de 2011

EDICIÓN 1.015 domingo 22 de abril de 2012 Manizales - Colombia

creación y vida

Biblioteca del dragón

La historia imaginaria de Lucha Reyes

Orlando Mejía Rivera

Jorge Abel Carmona Morales

Ramón Illán Bacca y la escritura del gato de Cheshire

La reina de la noche y la realidad "ficcionada" de Arturo Ripstein

Poemas de Ricardo Cuéllar Valencia

Impre(ci)siones

Ricardo Cuéllar Valencia

Camilo Gómez Gaviria

Piedra de toque

Una ópera kafkiana


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domingo 22 de ABRIL de 2012

domingo 22 de ABRIL de 2012

Fotos/Cortesía Orlando Mejía/Papel Salmón

La obra de Ramón Illán Bacca es “leve” pero “profunda”.

Biblioteca del dragón

Ramón Illán Bacca y la escritura del gato de Cheshire “En realidad me siento un escritor sin connotaciones locales que escribe en español, pero los temas, no lo niego, son reiterativos, y los espacios geográficos donde se desenvuelven son en la costa Caribe colombiana”. Ramón Illán Bacca.

Orlando Mejía Rivera* Papel Salmón

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amón Illán Bacca (1938) es una “rara ave” en el universo de la literatura colombiana. Tal vez, por ello, es más fácil para el crítico decir primer lo que no es. No pertenece al Corpus simbólico de la narrativa “cachaca” ni “paisa”: ni escribe con corbata, ni se disfraza de arriero, ni cocina pandebono y manjar blanco, ni llora los tangos de Gardel en un bar del barrio Guayaquil. Sus personajes no vomitan odios freudianos, ni se han intoxicado con una sobredosis de Schopenhauer, de Nietzsche o de Fer-

nando González. Tampoco pertenece a los “novelistas de la violencia”: nada de cadáveres y gallinazos nadando en las aguas del río Cauca, ni litros de sangre y crueldades tiñendo sus páginas, ni protagonistas panfletarios que ven el mundo en “rojo” o “azul”. Ni las tremebundas herencias viperinas de un Vargas Vila o los alambicamientos de un Isaac y sus descendientes de almíbar. Claro, todo lo dicho parece obvio en un autor que nació en Santa Marta y vive desde hace varias décadas en Barranquilla. Sin embargo, también es inclasificable entre las tendencias usuales de la narrativa costeña. Por un lado, fue uno de los pocos valientes que decidió no ser un epígono del realismo mágico de García Márquez. Pero, de igual manera, su escritura está muy lejos de la oralidad folclórica de un David Sánchez Juliao y otros “cuenteros” de su generación. Como de las fastuosas catedrales verbales de un

Héctor Rojas Herazo o un Manuel Zapata Olivella. Entonces, ¿dónde ubicamos las coordenadas y características de su obra? Pienso que luego de leer su obra completa se pueden intentar varias aproximaciones conceptuales a su literatura.

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Levedad es lo contrario de banalidad En el famoso ensayo póstumo de Italo Calvino Seis propuestas para el próximo milenio (1989) él refiere que la ficción debe liberar de peso al lenguaje, a los personajes, a las ciudades, a la estructura del relato, pues la función existencial de la literatura es “la búsqueda de la levedad como reacción al peso del vivir”. La interpretación inadecuada de “la levedad” ha llevado a una “epidemia” de escritores con aires de divas de farándula, que se enorgullecen de su ignorancia literaria y han confundido el “lugar común” de los

argumentos de moda y el lenguaje de lo chabacano con el espíritu de la levedad. Por ejemplo, el crítico de cine y narrador Ricardo Silva, miembro de la cofradía de escritores light de la zona rosa bogotana, ha declarado su admiración por el Chavo del ocho de Roberto Bolaños. Esto explica, ahora sí, la textura de su obra narrativa e intelectual. Mientras Carlos Monsivais ha descubierto las filiaciones chaplinescas del humor cantinflesco, Silva ha concluido que Bolaños, el chavo y chespirito aman a doña Florinda. Los referentes de la cultura popular no merecen ser banalizados, sino interpretados. Por ello, Monsivais es a Silva, lo que Homero sería al indio Rómulo. Por el contrario, la obra de Ramón Illán es “leve” pero “profunda”. Su “humor” no surge de lo “obvio” ni de la ausencia de “reflexión existencial”, si no de otra manera de observar la realidad y los acontecimientos históricos. Su “mirada

de bizca” le ha permitido vislumbrar que todo hecho o acto trascendente y serio tiene su revés ridículo e irónico. De allí su vocación de coleccionista de “epifanías humorísticas” tanto en la vida real como en el mundo ficcional de sus personajes. Es Ramón Vinyes (glosado en su ensayo Escribir en Barranquilla y puesto también en su novela Maracas en la ópera), el sabio catalán de Cien años de soledad, que se está tomando una coca cola en una cafetería de Barranquilla y al ser importunado por un joven dramaturgo que le había entregado antes uno de sus mamotretos, le responde: “-si bien el pescado ayuda al cerebro, usted necesitaría una ballena diaria”. O la anécdota del naufragio del barco América, donde venían José Asunción Silva y el poeta guatemalteco Gómez- Carrillo, cuando este último le dice a Silva mientras se hunden: “como son de bellas esas lejanías opalinas. Monsieur Silva, que estaba cerca de él, rezongó con un:---nunca he tenido tantos deseos de matar a alguien”. También esa rememoración de Bratislava Cantillo, la protagonista femenina de Maracas en la ópera, cuando conoció al italiano Oreste Segundo AntonelliColonna Palacio y “Esa noche hicieron el amor tan maravillosamente que Bratislava le confesó que ‘por un momento me provocó levantarme y ponerme a aplaudir’”. La cita erudita de un personaje de Disfrázate como puedas: “Y toda la colección de la revista espiritista Lumen en cuyos bordes había notas que apuntaban a la tesis de que Santa Teresa levitaba al mear, porque sus glándulas suprarrenales tenían una sustancia parecida a la mezcalina”. La presencia de los dichos populares con esa sabiduría de sabrosura caribe: “Lo que siempre he sostenido: Cara seria, culo loco” que aparece en el diario de Spencer Cow, el personaje inglés de su última novela La mujer barbuda. Esta muestra de la numerosa colección de “epifanías humorísticas” que se encuentran en la obra de Ramón Illán Bacca (RIB) no son chistes aislados y explícitos que se agregan a las tramas de sus historias, como granos de sal y pimienta para darle sabor al arroz, sino los momentos esenciales que le dan sentido a la biografía de sus personajes. Él ha comprendido que esos instantes luminosos, de rayos de humor negro, son la manifestación consciente de los “catorce momentos de felicidad que, ni uno más, según el califa Abderramán, nos da la vida”. Es decir, las “epifanías humorísticas” justifican la existencia de un mundo narrativo donde no hay certeza de Dios, ni tampoco de las ocultas correspondencias de la magia. Frente a la incertidumbre existencial sólo queda el poder real y terrenal de la au-

toironía gozosa, la sonrisa sin amargura que permite atravesar la noche sin estrellas ni ángeles. Estas “epifanías humorísticas” de Ramón Illán son únicas en la narrativa colombiana y en el contexto latinoamericano sólo se encuentran en los textos de Augusto Monterroso y, en especial, en la obra de Guillermo Cabrera Infante. De hecho, existe, a mi modo de ver, una relación profunda entre la novela Tres tristes tigres (1969) del cubano y la oralidad paródica y la atmósfera lúdica de las novelas de RIB. No en vano la Barranquilla y la Santa Marta de Illán Bacca tienen el mismo cielo caribe que cubre La Habana literaria de Cabrera Infante. Pero, además, se nos revela otro vínculo: Cabrera Infante, uno de los grandes conocedores y traductores de Joyce, recrea sus “epifanías humorísticas” a partir de la mutación de las “epifanías t r a s c e nde n tales” del na-

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rrador irlandés. Mientras el universo narrativo de Joyce muestra en los instantes epifánicos del Leopoldo Bloom de Ulises, o de las criaturas acongojadas y temerosas de Dublineses, la furtiva presencia del Dios católico y sus visiones escatológicas, los mundos caribeños de Cabrera infante y Ramón Illán Bacca están impregnados de los ritmos de la tambora, de la danza de las diosas voluptuosas de ébano, de los vaivenes del mar que no requiere de la existencia de Poseidón o de Cristo para ser amado y deseado, de las palabras bulliciosas de los habitantes del Caribe, que, como dijo Illán Bacca recordando a Antonio Benítez Rojo “que lo que unía a la gente del Caribe era ‘un modo de caminar’”. Germán Vargas, El mítico crítico del “Grupo de Barranquilla”, plasmó de manera acertada la “levedad profunda” de la narrativa de RIB cuando afirmó en el prólogo de Crónicas casi históricas que su escritura oscilaba “entre lo barroco y lo chévere”.

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Gato suelto y feliz (y otros cuentos) es el libro que ofrecemos a los lectores del Otro canon Deborah de la literatura colomKruel es la primera biana y surge de la penovela de Ramón Illán tición del editor a RaBacca. Hace parte del món Illán Bacca para género del espionaje en que él mismo, desde la Colombia. altura vital de sus 73 años de vida, escogiera los cuentos que más le gustan y de los cuales se siente satisfecho. El resultado es esta amena antología que permitirá a los lectores que ya conocen su obra el volverse a encontrar con los personajes que más han obsesionado a Bacca: el juez Goering Bermúdez Díaz Granados, la chismosa mona Navarro, Débora Kruel (llamada Amparo en su cuento Si no fuera por la zona caramba), Miss Francis Astor (la doble de Greta Garbo), el escritor Alfred A. Manson (el protagonista de El espía inglés) y la fascinante aparición de Ramón Vinyes encarnado en el español Juan Fadrique Paneo, personaje del cuento titulado Gato suelto y feliz. De igual manera acá están las temáticas recurrentes que han conformado la obra completa de Ramón: la segunda El libro Gato suelto y feliz de Ramón Illán guerra mundial, los espías nazis, la maBacca pertenece a la colección “El otro tanza de las bananeras, la alta burguesía canon de la literatura colombiana”, de costeña de los años veinte y treinta, la la editorial de la Universidad de Caldas. ópera, la música popular, los recuerdos El libro fue presentado en la XXV Feria infantiles de Santa Marta que huelen a Internacional del libro de Bogotá el día de mar y saben a frutas tropicales, las evosu inauguración, el pasado 18 de abril.

caciones del adulto de una Barranquilla de máscaras de carnaval y también de nostalgias perturbadoras. Es que, en realidad, Ramón Illán es uno de los pocos escritores colombianos que han creado un universo narrativo paralelo que refleja en cada línea de su escritura (independiente del género literario que utilice) su visión personal del Caribe colombiano urbano y moderno. De ahí que la totalidad de sus libros pertenecen a una única obra y esto explica la continuidad de sus protagonistas y hechos narrativos, que una y otra vez son referidos y reconstruidos, porque él ha logrado capturar con su imaginación y su memoria un “arquetipo colectivo” equivalente, pero diferente, al “universo de Macondo” de García Márquez, al mítico “condado Yoknapatawpha” de Faulkner o a la imaginaria ciudad de “Santa María” de Onetti. La mayoría de los escritores elaboran libros (pocos o muchos, regulares o buenos), pero solo unos cuantos privilegiados tienen una “obra” que refleja la “multiplicidad” y la “polifonía” de un “universo paralelo”. Ramón Illán es uno de esta élite intelectual, que son auténticos “demiurgos”, es decir creadores de mundos, para recordar la expresión de Vargas Llosa al definir a Gabo en su ensayo García Márquez: historia de un deicidio (1971). Para aquellos lectores que, con este libro de cuentos, se acercan por primera vez a la galaxia literaria de Ramón, que me atrevo a bautizar como galaxia “Débora-Bacca”, estoy seguro que desearán seguir recorriendo sus otros libros (planetas, estrellas, vías lácteas, agujeros negros, novas enanas, antimateria), pues detrás de cada uno de sus relatos están sus novelas, sus ensayos y sus artículos. En otro contexto cultural, más maduro y sólido, el conocimiento de la vida y la obra del escritor sería tan amplío como lo es la narrativa de García Márquez o de Álvaro Mutis. Sin embargo, Illán Bacca es reconocido y admirado por intelectuales, escritores, académicos y artistas. Además, de manera tardía, las editoriales comerciales del país lo han “redescubierto” y sus textos empiezan a tener una mayor y mejor divulgación y distribución editorial. No obstante, quienes conocemos a Ramón, sabemos que su vocación de escritor siempre estuvo por encima de los “cantos de sirena” de la fama y de la riqueza. Él ha escrito y seguirá escribiendo, independiente de cualquier tipo de resultados externos, porque pertenece a esa genuina “raza” de “escribidores” compulsivos que, como Borges, refirió cercano a su muerte lo siguiente: “Y si me dijeran que todo lo que yo escribo será olvidado, no creo que recibiría esa noticia con alegría, pero seguiría escribiendo, ¿Para quién?, para nadie, para mí mismo” *Escritor. Profesor titular de la Universidad de Caldas Departamento de Salud Pública.


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domingo 22 de ABRIL de 2012

Estructura y raíces del Carnaval de Riosucio

La Gobernación de Caldas publicó el primer tomo de la extensa obra investigativa de Julián Bueno Rodríguez sobre la fiesta más profunda y significativa del Departamento. Raíces de la alegría.

Páginas para celebrar

Álvaro Gärtner* Papel Salmón

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urante casi 39 años, el folclorólogo, historiador y coreógrafo riosuceño Julián Bueno Rodríguez se dedicó a investigar en las más profundas raíces de la festividad más auténtica y profunda con que cuenta el Departamento de Caldas, como es el Carnaval de Riosucio. La Gobernación entregó el primer tomo, desde cuyas primeras páginas se advierte que se trata de una de las obras cumbre de la historia regional. Este tomo lleva por título Estructura y raíces del Carnaval de Riosucio. Tiene dos partes: la inicial describe y analiza el andamiaje de la fiesta, sus características, sus jerarquías. Explica porqué hay un Diablo, la manera como se presenta y apodera del pueblo en tiempos de Carnaval. Desglosa el transcurrir de la fiesta, desde los decretos hasta la instancia que él llama Consumación: la revelación de mensajes, que es el epicentro del festejo, a través de las Caravanas y las Cuadrillas. Y luego cuenta cómo el Carnaval entra en su declive, hasta el momento en que es quemada la efigie del Diablo. La segunda parte está titulada Primera época histórica: raíces (1540-1846), en la cual, Bueno cuenta cómo se configuró la fiesta a lo largo de 300 años. Describe los procesos de mulataje en el Real de Minas de

domingo 22 de ABRIL de 2012

San Sebastián de Quiebralomo (matriz del actual Riosucio), a través de la fiesta de los Reyes Magos. Cómo alrededor de ella vinieron de Europa los Aguinaldos, las bromas de los Santos Inocentes, las terribles creencias y los conjuros de la Duodécima Noche del Nacimiento del Niño Dios y los mismos Autos al Nacimiento. Y cómo en su celebración las cuadrillas ecuestres hacían la maestranza, mientras las cuadrillas a pie danzaban contradanzas. Y luego devela el aporte de los centenares de esclavos africanos venidos a laborar en las minas de oro. Trajeron consigo los gobiernos festivos, la danza ritual de la matachinesca, los duendes, el culto secreto de santería y los diablos encapuchados. Todo ello, al unirse con los festejos europeos, derivó en manifestaciones netamente quiebralomeñas como la maestranza negra y la cuadrilla mulata. Así mismo, habla el autor del interesante y enigmático pueblo de indios de La Montaña, también forjador de Riosucio. De cómo allí se rendía culto al Sol y a la Tierra desde épocas inmemoriales. De cómo se invocaba el favor de la Luna, con ceremonias como la consagración de la chicha, la propiciación de los cuatro elementos y el entierro del calabazo. Con la llegada de los españoles y su evangelización, la Virgen de la Candelaria sustituyó a la Diosa de la Chicha, mientras el dios Jaguar prehispánico se volvió

Julián Bueno Rodríguez ha dedicado su vida a la actividad cultural de Riosucio, entre ellas el Carnaval, el Encuentro de la Palabra y las Danzas del Ingrumá. Ahora publica el primer tomo de su libro Estructura y raíces del Carnaval de Riosucio.

el Carnaval de Riosucio ga a hacer un alto en el camino del Carnaval de Riosucio. Como ya se sabe de dónde viene, hay que preguntarse para dónde va. Cuando ya su historia y sus raíces salieron de la oscuridad, corresponde a los carnavaleros alumbrar sus derroteros, no sólo para conservar la tradición, sino para devolverle su esplendor a través de la comprensión de su sentido. Ésta es una tarea que no admite dilaciones, ni perdona aplazamientos.

Quién es el autor

Fotos/Archivo LA PATRIA/Papel Salmón

Las cuadrillas que participan en los diferentes desfiles del Carnaval de Riosucio se preparan durante todo el año.

Diablo. Y ya se notan aquí elementos determinantes del Carnaval, que se conservan vigentes. Por último, hizo una especie de árbol genealógico, una teogonía del Diablo del Carnaval de Riosucio. Señala las influencias europeas, las indígenas y las africanas en la festiva efigie. Y añade la identificación de las advocaciones clásicas. Como se ve, este primer tomo es una obra reveladora, que se adentra en temas jamás tocados. Es, si no el más elaborado, sí el más investigado de los cuatro, porque su autor buceó en las aguas profundas y nada claras de los orígenes de las sociedad y fiesta, ricas en tradiciones orales y pobres, o dispersos, en documentos.

Los alcances de la obra

El Carnaval de Riosucio contó con los recuerdos, los testimonios, los documentos, las fotografías y las observaciones de 135

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informantes. Artesanos, músicos, matachines, cuadrilleros, poetas populares, campesinos, historiadores, investigadores, coleccionistas, parientes, en fin. Un universo abigarrado y variopinto de voces de todas las épocas. También tuvo acceso a archivos que conservan fotografías, letras de cuadrillas, transcripciones de decretos, saludos y testamentos del Diablo. En fin, la literatura matachinesca en todo su esplendor. Julián Bueno abocó la dispendiosa tarea de clasificar, comparar, rastrear, escuchar, analizar, esbozar, replantear, escribir, reescribir. Y en numerosas ocasiones deshizo, cuando un nuevo hallazgo señalaba diferentes derroteros o echaba por el suelo las que parecían ser sólidas hipótesis. Ello explica porqué tardó casi 39 años en terminar. El resultado es una obra enorme, escrita sin alardes literarios, sin frases vanas,

sin escarceos retóricos ni adornos. Cada palabra tiene la misión de alumbrar... y deslumbrar. Tampoco hace concesiones a la especulación. Su autor sabe que cualquier vacilación conceptual desvirtuaría sus contundentes afirmaciones y sus casi irrebatibles hipótesis. Es una bitácora segura que traza el camino a futuros investigadores. Bien se puede asegurar que ningún otro carnaval ha sido tan analizado en Colombia. Ni los del Suroccidente colombiano, donde aún no logran desentrañar los significados profundos de sus juegos de blancos y negros. Ni el de Barranquilla, que a pesar de haber sido abordado por antropólogas tan reputadas como Nina de Friedemann, aún tiene la deuda de un análisis in extenso, antes de que el mercadeo y la obsesión por el show arrasen con la tradición. Por tanto, el libro de Julián Bueno obli-

Es un misterio el cómo alguien como Julián Bueno, con tan variadas ocupaciones y tan pocos recursos económicos y tecnológicos, logró tanto. La respuesta se halla en su trayectoria, que se resume en la frase “toda una vida dedicada a la cultura”. Una misión por la cual no vaciló en pagar el precio de renunciar a mejores opciones laborales por fuera de Riosucio. Para cumplir con ella, tuvo influencias envidiables: el haber conocido desde adolescente los fastuosos montajes de ópera que se estilan en los Estados Unidos, le dio las primeras nociones del alcance de un espectáculo. Su aprendizaje del folclor y de su coreografía de la mano de la maestra Delia Zapata Olivella, le dieron la sensibilidad para entender el inmenso tesoro que era Riosucio todavía en los años 60, y las herramientas para la investigación. Y las enseñanzas de ese gran bailarín y director artístico que es el maestro Jaime Manzur, inculcaron en Bueno el sentido del rigor en el trabajo, la amplitud en la apreciación de lo cultural y el dominio de la escena. El propio Manzur llegó a afirmar: “Yo he tenido más de un millón de discípulos en los 50 y tantos años que llevo metido en esto, y puedo asegurar que Julián Bueno es uno de los mejores y más destacados. Si no el mejor”. Con tal bagaje, el autor se dedicó a tres grandes actividades: el folclor, el Carnaval y la historia de Riosucio. Y una cuarta, autor de libros sobre las tres anteriores. Valdría la pena reeditar su luminosa obra Creencias del Occidente caldense. A través de su trabajo, Bueno Rodríguez no sólo sacó a la superficie la verdadera identidad de Riosucio, a través de la recuperación de su folclor. También evitó que el deterioro del Carnaval fuera más rápido, y ahora da oportunidad de replantearlo. Además, puso el pueblo en el mapamundi: hay que recordar la entrada de las Danzas del Ingrumá al Ayuntamiento de Estocolmo, durante la cena del premio Nobel, hace ya 30 años. Y al Diablo del

Carnaval paseándose por la 5ª Avenida de Nueva York, en 1995. Y la presentación televisada de las danzas riosuceñas desde el Teatro Colón de Bogotá. En buena hora salió el primer tomo de El Carnaval de Riosucio, gracias al empeño de Carlos Arboleda González, en su condición de Secretario de Cultura de Caldas, en las postrimerías de un gobierno que tenía otras urgencias. Queda ahora la obligación de publicar los otros tres. Son vitales para Caldas *tunzara55@yahoo.es El Carnaval de Riosucio. Tomo I. Estructura y raíces Julián Bueno Rodríguez Género: ensayo histórico-antropológico 476 páginas Gobernación de Caldas

El personaje principal del Carnaval de Riosucio es El Diablo.

Los otros tomos Segundo: Surgimiento y configuración del rito Cuenta cómo el Carnaval de Riosucio cumplió con unas etapas de configuración, hasta desembocar en la fiesta que hoy se conoce, con una cronología reveladora y sugerente. Muestra cómo el festejo fue llamado Diversiones Matachinescas, entre 1847 y 1890. Cómo hasta 1896 fue una Gran Fiesta de Inocentes y a partir de 1897 se llamó Matachines, hasta que hace cien años, por ésta época, comenzó a ser llamado Carnaval. Luego pasa a contar de la Apoteosis del Diablo, entre 1915 y 1922, y de cómo entre 1923 y 1926 la endemoniada figura tuvo enconada rivalidad en la Reina del Carnaval. El tomo termina en 1933, año en que hubo Carnaval atípico, en julio, para celebrar la entrada de la carretera desde Anserma. Tercero: El período de las interrupciones Reconstruye una etapa muy dura, cuando la inestabilidad política y las crisis económicas mundiales llenaron de incertidumbre el Carnaval de Riosucio. A lo largo de 24 años hubo sólo siete ediciones y eso porque los riosuceños hicieron lo posible porque su fiesta no desapareciera. Fue cuando el Diablo creció de tamaño, entre 1934 y 1940. También cuenta cómo se celebró durante la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores, de 1941 a 1949. Después siguieron los años de la Violencia partidista, de 1949 a 1957, y cómo influyeron sus episodios en el Carnaval.

Cuarto: El Diablo turista En esta parte, Julián Bueno relata los últimos destellos del Carnaval Clásico, en un período que abarca desde 1958 hasta 1973. Y cuenta cómo aquellos tiempos estuvieron signados por un esfuerzo, hasta hoy un mero sueño, de aprovechar el enorme potencial turístico de Riosucio. El primer paso fue el establecimiento de la Junta de Fomento y Turismo en 1964 y ésta se involucró con la organización del Carnaval. También fueron los años en que las culturas campesinas riosuceñas comenzaron a figurar en la fiesta, a partir de 1970. Fue entonces cuando en el pueblo empezaron a percatarnos del increíble venero de tradiciones por entonces vigentes, a las cuales nadie había prestado atención. Lo que el autor no cuenta sino de pasada, es su directa injerencia para que ello ocurriera, pues ya en ese entonces comenzaba su tarea investigativa, que condujo a un esfuerzo monumental como sigue siendo el de las Danzas del Ingrumá. Bueno puso punto final a su obra en el Carnaval de 1973, fecha que a primera vista se antoja caprichosa. Como si el autor hubiera perdido el impulso. Pero en la lectura se advierte que ese año terminó el que su autor denomina el “Carnaval clásico”. Es decir, hasta ese año, en la fiesta aún eran visibles sus raíces y el ritual configurado a lo largo de más de un siglo. A partir de entonces comenzó un proceso de transformaciones demasiado rápido, alocado quizás, en que la velocidad cómo evolucionan algunos hechos de la fiesta imposibilitan un análisis sereno y ponderado.


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domingo 22 de ABRIL de 2012

Poemas de Ricardo Cuéllar Valencia

domingo 22 de ABRIL de 2012

“La poesía de Cuéllar nos lleva a interrogar y redescubrir la realidad. Es una poesía de las esencias y las paradojas, en las que el poeta se sitúa frente al mundo como un chamán”. El Heraldo de Chiapas – México. Nov. 9- 2011

La historia imaginaria de Lucha Reyes

Piedra de R toque

La Reina de la Noche y la realidad “ficcionada” de Arturo Ripstein

Ricardo Cuéllar Valencia* Papel Salmón

icardo Cuellar Valencia nació en Calarcá (Quindío) en 1946. Es poeta, ensayista, editor y profesor universitario. Durante 35 años ha ejercido la cátedra universitaria en diversas universidades de México (donde reside actualmente), España y Colombia. Ha ejercido el periodismo cultural como editor de suplementos, revistas y columnista en distintos diarios de México y Colombia. Ha publicado los libros de poesía: Fatiga de los cereales, Sereno secreto de morir, Pasos del sueño y el insomnio, De los Mitos de Coyatoc, Rosa del destino, Los cielos de mi cuerpo y Ojos dorados del cuerpo. Los siguientes poemas, uno publicado en su columna “Piedra de toque” de El Heraldo de Chiapas, en enero e de 2012, y el otro es inédito

CANTO A BOCA DEL CIELO

Masticar el tiempo, he ahí el asunto. No hay más que saber morderlo y beberlo Con entereza y paciencia Como si se tratara de un queso francés Un dulce mexicano y beber un trago colombiano. Es asunto de escoger Y morder y beber, lo que sea, nada más. Todo lo demás es asunto de digestión.

Volando una sola garza blanca Dibuja el azul del cielo Y salta el arete de luna blanca En el corazón verde de Boca del Cielo. Matutino, serenísimo azul celeste, Ocasos pintados de matices naranjas, malvas, ocres De numerosas pecas plateadas nocturnas Desde donde las músicas de las esferas, se escuchan.

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas - México, enero 1 de 2012)

Descompongo el mar en tres palabras: Muerte: nacimiento perpetuo Ala: destino del azar ocioso Raíz: perfume natural de lo indeciso.

La Reina de la Noche es una película del director mexicano Arturo Ripstein de 1994.

Jorge Abel Carmona Morales* Papel Salmón

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Breves montañas de picos encorvados Cargan jugosos celajes destajándose; Un largo bosque de isla Vigila el rizado mar muerto. Y miro al otro lado el mar festivo: Maravilla y secreto, misterio y seducción, Atracción súbita, libertadora abismal, Ruda realidad de soledad encadenada. Naturaleza encendida, ensimismada, sol rojo Fluyente, luna verde, creada, tu natura, de nuevo en el poema Como la amada que adivino insistentemente En el surtidor del sueño cada amanecer. Y se va tejiendo el rocío Cual mariposa inventando el alba Mientras espero tu regreso Asido a las horas ocultas del insomnio. Nada me pertenece Ni el mar ni tú Menos los rezos del hambriento Sólo el delirante canto profano.

(Boca del Cielo, Chiapas – México, diciembre 31 de 2011.

Foto/Tomada de http://www.magcine.valladolidweb.es/Papel Salmón

Patricia Reyes Spíndola confirma su versatilidad como actriz porque enrostra el sufrimiento de maneras distintas. La película transcurre sigilosamente por los caminos del incesto y de la bisexualidad. Episodios de novela.

Murmullos y secretos, consejas y palabras Escucho a todas horas en la mesa o la cama Acostado en la playa o flotando en las olas En la íntima soledad marina del ser.

El amor a la vida Viviéndose en mi cuerpo Insaciado, perturbado, extático, Como relámpago que cae al mar.

Por el camino de las relaciones sin afecto

MASTICAR EL TIEMPO

Para la familia López Arévalo: Doña Blanca, Mayra, Pepe, Jorge, Fredy, Hugo y Julio.

Foto|Tomada de http://www.oem.com.mx/ elheraldodechiapas|Papel Salmón

El poeta quindiano Ricardo Cuéllar Valencia.

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a historia imaginaria de Lucha Reyes, bien puede ser, no un hilo de acontecimientos, de vivencias, de frustraciones particulares, sino el lento trasegar de miles de personas en toda la geografía americana. Por supuesto que también se indaga por la vida de alguien, con sus rasgos originales que la identifican como una persona difícilmente caracterizable o que no encuadra fácilmente dentro de un prototipo de personalidad. Sin embargo, aquí, en esta película del año 1994, tenemos la extraña sensación de que habitamos todos y cada uno de los que vivimos en esta región del planeta. Patricia Reyes Spíndola (Lucha Reyes) confirma su versatilidad como actriz, no porque se escape de ese mundo tan sórdidamente construido por el director mexicano, sino porque nos enrostra el sufrimiento de maneras distintas, creando un universo enmarañado por las limitaciones de un destino que se avecina trágico. No hay salida. Todo se entremezcla en un juego de circunstancias que se desenvuelven en ambientaciones nocturnas, encasilladas por encuadres que nos muestran un conjunto de objetos mal acomodados. Su vida, como ya lo había retratado el mismo director, deviene miseria. Su ruina física y espiritual, no admite valoraciones morales, tampoco permite una condena de los otros por diferencias de criterios sobre ciertos preceptos éticos que no cohonestan con las normas sociales. Por el contrario, todos los episodios de una novela personal, llamada Lucha Reyes, lentamente la van elevando hacia el pináculo de la perversidad, quizás, de albures divinos, en la que todos sus allegados, denominan La Reina de la Noche.

Muy en la línea de la habitual guionista de Ripstein, Paz Alicia Garciadiego, la película transcurre sigilosamente por los caminos del incesto y de la bisexualidad. La traición parece atenuarse con las demostraciones entrañables de amor filial, de solidaridad de gremio y de la auténtica amistad generada entre los contertulios de los antros y burdeles en los que se aloja como último refugio, la redomada prostituta de los suburbios mexicanos. Nadie la juzga como su propia madre (Ana Ofelia Murguía), una señora que trafica con el placer. Su oficio de proxeneta, no se juzga, ni siquiera por ella misma, que se encarga de ofrecer fórmulas morales a su hija. Su círculo cercano es sólo aquel en el que se reúnen las personas que más quiere, es decir, la hija que creció en medio de beodos experimentados en las artes de Baco, putas avejentadas en prostíbulos de mala muerte; individuos fracasados que intentan paliar en algo su desgraciada vida, apostándole a la consecución de algún placer carnal. Doña Victoria cuida de su creación, no como un proyecto de vida del cual pudiera sentirse orgullosa, sino como una especie de Zamkhara del que es necesario deshacerse pronto, tal como se aprecia en el último plano- secuencia, donde decide dejar morir a la hija que ya no quiere vivir. En este mismo entramado de personajes y acontecimientos nos topamos con un personaje que parece simbolizar el pecado redimido por el futuro que se avecina. Su papel es de un tono pasivo, que apenas se acostumbra a vivir con una madre que la compró en circunstancias adversas, debido primordialmente a que su progenitora biológica no la podía sostener, separándola de paso de su pequeño hermano, al que debe dejar en contra de su propia voluntad. Este mismo tema ya lo había mostrado Ripstein, en la Mujer del Puerto: la tensión entre la separación y el reencuentro. El amor, también constituye uno de los aspectos centrales de la película. Más que la plena realización de él, asistimos a la frustración por esas relaciones amorosas que no se consuman, que se ocultan o se amortiguan por el sexo, sin mediar un verdadero sentimiento de afectividad. Sólo el odio, la tristeza y el delirio dan un algo de satisfacción a los personajes que ya no pueden vivir en relaciones normales, sino pletóricas de insatisfacción, presas irredimibles de ese “destino” despiadado que les ha tocado en suerte.

Las situaciones y los planos

En el fondo, Ripstein nos está diciendo que en circunstancias anormales, anómalas, es imposible cualquier rastro de normalidad. Las causas objetivas, generadas por situaciones económicas no adecuadas, devienen personalidades ateridas por la disfuncionalidad. Y todo esto se puede apreciar en la elaboración de los planos, cuya composición es decorada por objetos desordenadamente puestos, iluminados por luces opacas, directamente apuntadas a rostros desencajados y sufrientes. No es que Arturo Ripstein, al menos aquí, enfoque

Foto/Tomada de http://www.cineol.net/Papel Salmón

Patricia Reyes Spíndola quien hace de Lucha Reyes en la película La Reina de la Noche, del director mexicano Arturo Ripstein, no sólo es actriz sino también directora y productora de cine, teatro y televisión en México.

su mirada en un tipo de cine femenino. Pero el tratamiento de comportamientos en los que los perfiles psicológicos se desenvuelven en un mundo de mujeres, nos habla de un autor específico, que entiende la necesidad de comprender ciertos aspectos temáticos con una perspectiva propia, imbuidos en los fenómenos propios sin desconocer esa esencia humana de carácter universal que nos caracteriza como latinoamericanos. No obstante, la figura masculina es inherente a las situaciones de los personajes femeninos. Ellos son puntos críticos de todas las circunstancias en las que se urden las situaciones de los hombres y mujeres de la historia. La Reina de la Noche parece, no una mujer con una vida amorosa de imaginación procaz, como nos advirtiera tal vez el director, sino la vida de una persona que habita en cualquier casa de las millones de familias que moramos en esta extraña y difícil geografía global, cuyo territorio aún no hemos podido desentrañar suficientemente, como un primer paso para encontrar alguna pista de lo que sería eso que algunos denominan identidad *Dalisur99@yahoo.com.mx


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8 | P U B L I C A C I O N E S | domingo

CONVOCATORIA

IMPRE(CI)SIONES

Una ópera kafkiana

Camilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

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n el pasado Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, hubo una presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia con la Ópera de Wuppertal (Alemania) en el Teatro de Bellas Artes. Dirigidos por el británico Hilary Griffiths (director titular en Wuppertal) presentaron una ópera contemporánea del compositor italiano Salvatore Sciarrino, basada en un cuento de Kafka inserto en El Proceso. El nombre de la ópera era La porta della legge (La puerta de la ley). El corto cuento alegórico de Kafka narra la historia de un hombre que desea presentarse ante la Ley. Sin embargo, un centinela le obstruye el paso. El hombre pasa toda su vida sentado junto a la puerta, esperando que se le permita el ingreso, hasta que en el momento de su muerte, deseoso de saber por qué nadie más ha intentado entrar, se entera por boca del guardián de que esa puerta había estado reservada exclusivamente para él. En la ópera de Sciarrino se expresa este ambiente opresivo en la música, la cual se sirve de todo tipo de efectos sonoros particulares. Así, flautas e instrumentos de viento-metal tocan con mucho aire. También, los instrumentos de viento-madera producen lo que se llama “multifónicos”, una técnica en la que instrumentos monofónicos (aquellos que normalmente sólo emiten un sonido a la vez) producen más de un sonido simultáneamente. Por otra parte, los instrumentos de cuerda se sirven de técnicas como el glissando. Hay un motivo de pocas notas que incluye un glissando y que se escucha varias veces a lo largo de esta obra atonal (en otras palabras, que no se rige por las normas del sistema tonal). Igualmente, hay en la pieza efectos sonoros de los instrumentos de percusión, entre los que se contaba para la ocasión con uno particularmente curioso y de dimensiones específicas para esta obra: una placa flexible de metal, de dos metros por un metro, y medio centímetro de grosor con la que se producía un sonido de fondo que servía como tapete sonoro, generando un ambiente de inquietud y suspenso. Así mismo, hubo dos instrumentos poco convencionales interpretados por músicos venidos de Alemania: la flauta bajo y el clarinete contrabajo, instrumentos de la familia de la flauta y del clarinete, respectivamente, de tesitura grave. La porta della legge fue en definitiva una obra especial dentro del marco del Festival. Esto, no solamente por tratarse de una ópera, sino más todavía por ser contemporánea: un tipo de espectáculo aún por descubrir para una gran cantidad del público amante de las artes escénicas en el país.

*camezmigolo@hotmail.com

22 de ABRIL de 2012

Lectura y escritura El Ministerio de Cultura abrió la segunda edición de la convocatoria que tiene como objetivo principal cofinanciar proyectos editoriales y programas de promoción de lectura y escritura que ayuden al fortalecimiento del libro, las bibliotecas públicas y la lectura de manera integral. En esta oportunidad, los postulantes podrán participar en tres lí-

neas de apoyo: Fomento de la lectura y la escritura, Apoyo a la difusión del libro y la lectura en medios de comunicación, y Fomento del libro colombiano. En las dos primeras se puede hacer la inscripción hasta el próximo 8 de junio, la tercera, va hasta el 8 de septiembre de 2012. Informes en www.mincultura.gov.co

RECOMENDADO Historia de Simona

Dos peces de hielo en un whisky on the rocks Ángel Castaño Guzmán* Papel Salmón

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os personajes de Historia de Simona (2011), la laureada novela del poeta Darío Jaramillo Agudelo, comparten rasgos con los de las canciones de Joaquín Sabina. De hecho, el relato parece una inteligente reelaboración de 185 páginas del universo estético y la narrativa vital del cantautor ibérico. Doy mis razones: Simona Escobar, aludida en el título, es una femme fatale de similares características a las de la innominada protagonista de Peor para el sol, del álbum Física y química (1992). Los cambiantes rostros de la vida llevan a Simona a ser conejillo de Indias de una rimbombante teoría, mentirosa como al final resultan siendo todas las construcciones discursivas de pretensiones generales, que declara al adulterio núcleo de las relaciones sentimentales, una suerte de ineludible fundamento del matrimonio. Simona busca en amoríos pasajeros la inalcanzable satisfacción -ya lo dijeron los Rolling Stonepara desempeñar con decoro su papel de esposa de un diplomático y madre de dos niños. Frecuenta discotecas, playas, y demás sitios de ligue, tras la pista de amantes discretos que se atrevan a perderle el respeto, palabras puestas por Sabina en los apetitosos labios de la dama de la canción. En un bar bogotano encuentra a Jotahache, un simpático cajero proclive a caer en las redes de una mujer con cientos de millas acumuladas en su itinerario erótico. En-

gañosamente simplón, José Hilario López, ese es el nombre de Jotahache, extravía su brújula en los pliegues de la falda de la ninfa, igual al narrador de Peor para el sol. Después de un par de conversaciones insulsas, no hay nada al tiempo tan aburrido y excitante

como el cortejo, Simona y Jotahache inician un rosario de polvos, una maratónica carrera siempre coronada con los fuegos artificiales del orgasmo. Estrategas diestros en el manejo del cuerpo y sus mecanismos de placer, sibaritas adictos al desmayo suspendido de la eyaculación y el gemido, saltan de una cama a otra.

Feligreses de los sentidos, buscan la salvación de la anodina cotidianidad -perdonen el pleonasmo- en la reluciente y mentirosa sonrisa del deseo, en la precariedad de dos carnes hambrientas y egoístas. Minucias aparte, el gran acierto de Historia de Simona es una voz narrativa capaz de salvar la novela de la trivialidad a la cual la condenan sus insulsos protagonistas y la nuez de lo acontecido, que da para una conversación de cafetín o para una comedia romántica al estilo de Hollywood, nunca para un libro. Se equivoca Bernabé, el hermano menor de Simona, cuando compara el furor uterino de esta con las arrolladoras personalidades de Emma Bovary y Ana Karenina. Ella, y no es una diatriba, está más cerca de Sharon Stone que de las féminas antes referidas. La coincidencia con la propuesta sabiniana incluso llega a este punto. Las composiciones taquilleras de Joaquín Sabina a menudo redundan en el tópico del romance clandestino, mal visto por las instituciones pero suculento en las sombras. Mas -algo similar puede decirse de la incursión ficcional de Jaramillo Agudelo- la manera de presentarlas, los giros ingeniosos, la consolidación de un atractivo yo poético, superan en mucho lo contado. Tal conclusión, desde luego, no cubre todo el repertorio del español ni la totalidad de la novelística del antioqueño. Aplica, en el segundo caso, a la noveleta El juego del alfiler (2002) y a la comentada en esta nota. *cortazar_73@hotmail.com JARAMILLO AGUDELO, Darío. Historia de Simona. Pre-Textos. Bogotá. 2011. Pp. 185


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