La Gualdra No.54, Lunes 11 de Junio del 2012

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 54 - 11 DE JUNIO DE 2012 - AÑO 2

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Ramón Modesto López Velarde Berumen nació en Jerez, un 15 de junio de 1888. Pretendía ser sacerdote y después de cinco años en el Seminario –primero en Zacatecas y luego en Aguascalientes-, lo abandonó para estudiar Leyes en San Luis Potosí. Publicó varios libros de poesía: La Sangre Devota, Zozobra, El son del corazón y Suave Patria; y de prosa: El minutero, El don de febrero y otras prosas, y Correspondencia con Eduardo J. Correa y otros escritos juveniles. Su poema Suave Patria fue publicado por la Secretaría de Educación Pública en enero de 1921, cuando era su titular José Vasconcelos. [Programa completo de Las Jornadas Lopezvelardeanas en pág. 10]


- 2 año

I. La semana pasada festejamos nuestro Primer Aniversario con dos actividades: Fausto, un cuento del Demonio, con Emmanuel Márquez; y el concierto de Avant Folk, ensamble integrado por Eblen y Kabalán Macari y Mauricio Sotelo. Jueves y viernes estuvimos regocijados con su presencia en nuestra ciudad; va desde aquí nuestro agradecimiento a estos cuatro artistas por habernos dado dos días de alegría. Quiero agradecer también a todas las personas que colaboraron para que estos dos espectáculos se llevaran a cabo, a los vecinos de la Plaza Miguel Auza, al Instituto Zacatecano de Cultura; al Ayuntamiento Municipal de Zacatecas; a Julieta Medina y a todo el personal del Museo Zacatecano; a Gustavo y a todos quienes laboran en el ex templo de San Agustín; a Mario Gutiérrez y su equipo de trabajo; al Restaurant Bar Galería La Llorona; al Bar Galería El Estudio; a Abraham Orozco y a La Casita Musical; a Radio Zacatecas y a Estéreo Plata; al Hotel Baruk; a Felipe Huerta; a Alfonso Vázquez Sosa; a Juan Carlos, Argelia y Alfonso; a Ray, Carlos, Grecia, Marcela, Pablo, Sandra y a todo el equipo de La Gualdra y La Jornada Zacatecas. También a todos quienes asistieron a celebrar con nosotros y a quienes nos mandaron correos de felicitación –hago extensivas las felicitaciones y buenos deseos a todos los colaboradores gualdreños-. II. La Cuarta Muestra Nacional de Cine de Fresnillo (MUNACIFRE 2012), realizada la semana pasada, fue todo un éxito –como las anteriores-. Se realizaron varias actividades en espacios cerrados y al aire libre y en éstas la gente respondió de grata manera; sin duda, el éxito de este proyecto obedece al empeño y dedicación de Gaby Marcial Reyes, Ana Acevedo, Héctor Ávila y a todo su equipo de colaboradores y patrocinadores. Muchas felicidades a todos ellos, nuestro reconocimiento por esta gran labor realizada para que el arte y la cultura sigan promoviéndose, tarea que no es nada fácil en tiempos como éstos. Y a propósito de las buenas noticias, la semana pasada nuestro querido amigo Nelson Guzmán Robledo, colaborador gualdreño, obtuvo el grado académico de Doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, motivo por el cual nos sentimos muy contentos. Le enviamos una felicitación a nombre de todos los que formamos parte de La Gualdra. III. Esta semana se realizan las Jornadas Lopezvelardeanas 2012. El programa completo de actividades podrá usted consultarlo en la página 10 de este suplemento. Y ya que el próximo día 15 conmemoraremos un aniversario más del nacimiento de Ramón López Velarde, compartimos con usted un poema de su autoría, para empezar bien la semana.

Tus ventanas Tus ventanas, con pájaros y flores tus ventanas que miran al Oriente, están esclarecidas con la gracia de la aurora riente que con primicias de su luz decora la virtud de tu frente. Tus ventanas de antigua arquitectura en que el canario, a trinos, alborota la paz de tu silencio provinciano; ventanas en que flota, para embriaguez de los amantes fieles, la desmayada ofrenda del perfume de rosas y claveles... Tus ventanas, amor, de cuya clave quise colgar la jaula de mi dicha para que la cuidaras como un ave; ventana de madera en que en vano soñé dejar prendida mi devoción como una enredadera... Tus ventanas que miran al oriente y madrugan, fragantes, de limpieza ¿esperaron un alba, de cándida belleza o el regreso del novio que anda en tierras de olvido, o esperan, acaso, el milagro de un sol desconocido? Ventanas que rondé en la alborada de mis mocedades, rejas con agua, y luz, y caracoles en que ella gusta de escuchar el sordo fragor de las marinas tempestades; rejas dignas de célebres idilios, rejas de mi noviazgo adolescente, que yo os mire de nuevo ¡oh ventanas abiertas al Oriente! [Ramón López Velarde]

La niña sin cara por Gabriel Luévano Gurrola

El Suspiro Amistoso. Un modelo de la representación del ideal femenino decimonónico por Claudia Liliana González Núñez y Edgar A. G. Encina

Yo soy # 132 y la lectura por Eduardo Campech Miranda Una manía “constanta” por Simitrio Quezada

Fotogalería Primer Aniversario de la Gualdra Fausto, un cuento del demonio (Teatro) Avant Folk (Música del mundo)

Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria La cacería por J. Manuel Trujillo Diosdado

Suave Patria Ramón López Velarde

Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas

Predicadora de la marranitud por Edgar Khonde Eréndira por Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


4 DE JUNIO DE 2012

La niña sin cara Por Gabriel Luévano Gurrola* El hombre ha perdido su hogar. Puede entenderse a la manera sencilla, tomando en cuenta la simple relación del lenguaje con la materialidad, o podemos tomarlo en sentido más que nada espiritual, comprobable al momento de alzar el rostro, o voltearlo, mejor dicho, al cielo en una noche como las de hoy y darse cuenta que las estrellas se han ido, (al menos yo ya no las veo). Ni estrellas ni muchas esperanzas de que algo pase: una lluvia que tanta falta hace a los tristes, o un astro, o una justicia. Una lluvia de estrellas caería muy bien, mitigaría en parte la lluvia de balas, el lecho de palabras huecas en que se ha convertido casi cualquier acto político. (¡Caramba, qué difícil es hablar cuando no hay quien responda, cuando no se tiene hogar!) Un hogar podría definirse no como el lugar donde se vive, en el que se desarrolla la vida (eso se llama llanamente, la muerte) sino como el sitio esencial del reconocimiento. Quienes componen un hogar se reconocen, sanguíneamente, o por medio de la ideología. Tienden un lazo, se acompañan, se odian, se van acabando poco a poco, juntos, pero hermosamente. Todavía hace algunos años se podía decir que teníamos dos hogares: la casa, la madre y los hermanos, el papá que a veces habla, el primero; y en segundo lugar, recordémoslo, la calle, núcleo del activismo, desnudez insólita, concierto de voces, astro en movimiento, justificación de lo plural. La calle vio nacer nuestras ilusiones y crecer los años, rumbo al matadero del tiempo. Ahora, nos dejamos de hablar, nos dejamos de proteger, ya no jugamos a sorprendernos, resignados a la bala, a la palabra “guerra”, a la certeza de que un padre omnipotente nos toma la cabeza, obscenamente, y la sacude, satisfecho. Me pongo a pensar, creo que en realidad la lucha por recuperar la calle se ha dado más bien como defensa, vadeando taras históricas, reconstruyendo la valentía a lo largo de sexenios y sexenios opresivos. La lucha no se acaba, es una historia que, en ocasiones termina mal, en otras, da resultados. De cualquier manera, la lucha por un hogar dignifica la palabra “humanidad” y le regresa su distintivo social. Nadie de nosotros quiere estar solo. Todos buscamos un rostro en qué sostener el ánimo. Durante la campaña por la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, se veía en lonas al candidato oficial, alargando la cara, prognata, para be-

Winnie Truong , The Fringes

sar la mano de su padre. “Quien sabe obedecer, sabrá mandar” era el slogan, terrible, lóbrego, que ya perfilaba los seis años de represión e intransigencia de un hombre que terminó olvidado, hecho basura, pero que supo mandar, es decir, matar impunemente. La violencia verdadera es arrebatar el derecho a la calle, ahogar los reclamos, afirmar que no existimos mas que en estadísticas manipuladas. El sistema nos arrebató el hogar, lo volvió un campo de exterminio, ve gustoso, desde su fuero, la polarización del pueblo, el coraje con el que hermanos se pelean a muerte, se difaman mutuamente. Eso es lo que siempre ha querido el gobierno, canalizar todo ese odio, que no suba, que no se dirija a él. La sociedad misma destroza el reclamo. El padre omnímodo nunca se fue, las represiones de Atenco, por ejemplo, lo evidencian. La calle, las venas de una ciudad puede ser aun un hogar para el ente que convive y confronta ideas, en pos de una propuesta activa, que su-

pere el marasmo de incertidumbre y conduerma imaginativa. En el terreno de la literatura, tal vez sea Juan Carlos Onetti el que mejor supo plasmar el conflicto entre individuo y sociedad. Su mítico personaje, Larsen, apodado en una de las novelas donde es protagonista, Juntacadaveres (por cierto, un apodo perfecto para el gobierno saliente) muere a las afueras de Santa María, en una pequeña y sucia embarcación, todavía mirando al cielo, pensando en derrumbe de edificios, como implorando que al menos, en esos segundos antes de morir, su ciudad lo acepte. El final de El astillero, plantea el desenlace del anti héroe por excelencia de la literatura hispanoamericana, Larsen, personaje que encierra el tedio, el fastidio, la desilusión y el rencor del individuo que nunca es aceptado por su sociedad y es condenado al ostracismo. Santa María, espacio literario inolvidable al igual que Macondo y Comala, es como Larsen para con el

desterrado, una metáfora del abandono y la mediocridad, y refleja, por mucho, la sociedad cansada del presente. No obstante, es la novela Para esta noche la que resulta en la coyuntura actual la parábola exacta, llevada hasta sus consecuencias últimas, del control férreo y opresivo de los gobiernos hacia sus “gobernados”. La historia se basa en una anécdota que le fue referida al propio Onetti en boca de unos anarquistas españoles que habían dejado su país y versa sobre la huida frustrada de Ossorio, miembro de un partido disidente en una peligrosa y mostrenca ciudad. Para huir necesita un pasaporte que sólo Barcala, otro disidente, le puede facilitar. Al llegar con éste, Ossorio recibe, para su sorpresa, dos pasaportes y después de un conflicto moral e ideológico entrega a Barcala, dando su residencia a Morasán, un brutal dirigente de la policía secreta. Al llegar a su casa, Ossorio se encuentra con una niña, que le dice le fue encargada a él para que la cuide: es la hija de Barcala, el hombre al que ha entregado. De ahí que recibiera dos documentos. Entonces Ossorio debe cuidar a la niña y huir con ella, con Morasán pisándole los talones. Una historia muy fuerte, narrada con la maestría de uno de los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX, desconocido por muchos. Al igual que Larsen, Ossorio voltea melancólico, derrotado, próximo a la muerte, hacia su ciudad, por la que nunca pudo transitar sin tener que odiarla a cada paso. Que un movimiento, compuesto en su mayoría por jóvenes se manifieste en la calle y diga, estoy vivo, tengo voz y libertad, nos hace ver que la realidad se defiende contra la injusticia y la manipulación mediática. Dar la cara es signo de valentía, nunca de vandalismo. Los mexicanos no somos “indios revoltosos”, (recuérdese el melodrama lingüístico de una virtual primera dama), tan solo estamos hartos de la podredumbre. Por si alguno quiere saber qué pasó con la pequeña de Barcala, que huye con Ossorio, lo diré: a punto de alcanzar el muelle y salvarse, una detonación le vuela el rostro, la deja sin cara, sangrante, irreconocible para Ossorio que ya siente en su cuerpo los proyectiles. Nuestra sociedad mexicana, o al menos una buena parte, es como una niña sin cara, sin voz (espero y me equivoque). *grabiel_luevano@hotmail.com


LA GUALDRA NO. 54

El Suspiro Amistoso

Un modelo de la representación del ideal femenino decimonónico Por Claudia Liliana González Núñez y Edgar A. G. Encina

Suspiro en el Presente Amistoso 2

Pareciera que la sensualidad, el buen gusto y la notoriedad se manifiestan adheridos en la piel descubierta que parte de la angostura delimitada por el cuello, los hombros y el torso. Otros detalles acompañan la tesis como la mirada nostálgica, reflexiva; las manos sosteniendo lo que parece una carta y un velo; el escenario que cobija a la zaga; el aristócrata vestido del que reluce un fistol adherido al pecho, entre los senos. La estampa titulada “Un Suspiro” afirmó Enrique Fernández Ledezma (Pinos, Zacatecas; 1888-1939), en su Historia Crítica de la Tipografía en la Ciudad de México, “refleja los atributos románticos de la época”.1 La lámina, perteneciente a la colección del Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas de México, fue elaborada en cobre, con las mejores técnicas, procedimientos y materiales conocidos, tenidos en la época.

Presente Amistoso fue una importante publicación anual editada por Ignacio Cumplido (Nueva Galicia; 1811-1887), que tuvo -puede decirse- dos etapas. La primera, en 1847, suspendida a causa de la intervención estadounidense en el país (1846-48) y de la que resultó sólo un número. La segunda, reanudada con gran éxito en 1851. Los propósitos del órgano, amén de su distribución anual, fueron “…recrear los espíritus, de difundir la instrucción de una manera agradable, y de dar á [sic] conocer los adelantos de la literatura y del arte tipográfico”.2 En el “Prólogo del editor”, firmado el diciembre de 1850, dice consagrar su “…obra á [sic] las señoritas, cuanto ella comprende debía serles agradable; y así, mezclando los artículos descriptivos, morales y filosóficos, con los acentos melodiosos de nuestros vates, he

creído lograr el objetivo de reunir una colección selecta de escritos”. En “Un Suspiro” se encuentran, además de algunos puntos expuestos antes con brevedad, la influencia y los prejuicios que las modas europeas y norteamericanas ejercieron sobre las nacionales. A pesar del carácter nacionalista de los textos, la reproducción de las imágenes no siempre respondió a ese tenor. Observar, en la litografía, el cuerpo de la mujer dice mucho, por ejemplo los rasgos de la nariz, las cejas, los labios, las mejillas, no son facciones originales de un rostro mestizo, sino peninsular; el tono de la piel simula el color de la porcelana, no el cobrizo o aceitunado más adecuado. Es, sin vacilación, un modelo de la representación del ideal femenino mexicano decimonónico, que el tiempo habrá de modificar, pero en ese momento así fue delineado. Algunos autores, por su lado, afirman que se trasluce la subordinación de la mujer por el varón.4 Un rasgo notorio es la mirada en dirección tenue hacia abajo. Con disimulo, la dama inclina sus ojos y la colocación del cuerpo y manos, en conjunto suponen cierto acatamiento u obediencia. La idea no carece de valor cuando se alega que quienes editaron, escribieron, imprimieron, dibujaron, son hombres dirigiéndose a la mujer mexicana del siglo XIX, para educarla en los afanes que creían dignos del tema. Otro factor que no debe soslayarse es que las imágenes aparecen para acompañar el texto, quizá como soporte imaginativo; sin embargo, no demerita su presencia. La aparición de “Un Suspiro” no fue fortuita, pues exhibía el tema nodal en algún artículo. Así, por ejemplo, las litografías de rostros femeninos aparecieron ligadas a ejes capitales como la música, la literatura, el buen comportamiento, la

elegancia, el descanso, la lectura… Si bien, los textos escritos fueron el grueso de la publicación los textos imaginados cumplen con un toque, una forma y un diálogo que en considerables incidencias superó en creces su recepción e interpretación. Si, como se ha dicho, “Un Suspiro” refleja las creencias románticas de la época, digamos que la obra las posee. El tópico es la mujer como el punto de gravedad, pues aunque se alcanza a percibir un fondo, éste queda opacado por la figura femenina, nuestra vista retorna a ella, muy al estilo del romanticismo mexicano, los ojos del artista están anclados en la mujer. Ella es la musa y el objeto de creación. En palabras de Monserrat Galí Boadella “diremos que el romanticismo se vio desde el principio como un movimiento feminizado mientras que la mujer se convertía en uno de sus temas principales”.5 La estampa es la exaltación hacia la belleza de la mujer. El propio título de la litografía, suspiro, es sugerente. El Romanticismo se enfoca en del ideal de mujer que para una época causa ese soplo que sólo los enamorados suscitan. Esa exhalación divina, que ocurre por el desbordado amor, capaz de morir al estilo los poetas. El equilibrio romántico se alcanza cuando el espectador se percata del fondo de la obra: el cielo y el jardín. La representación poderosa de la naturaleza hace posible las imágenes, producto de la nostalgia y la melancolía, escenarios idílicos. Un último apunte. La imagen que acompaña y motiva el texto es un extraordinario ejemplo del arte litográfico mexicano decimonónico. Aún con el desconocimiento de esta labor-expresión, su presencia en fondos reservados de afamadas bibliotecas y colecciones privadas y públicas le implica como monumentos al arte, del que aún no hemos escrito nada.

1 Enrique Fernández Ledezma, Historia Crítica de la Tipografía en la ciudad de México. Impresos del siglo XIX, México, SEP-Ediciones del Palacio de Bellas Artes, 1934-45, p. 104. 2 Ignacio Cumplido en “Prólogo del editor” del Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas de México, México, 1851, p.ii.

Existe la página web “Revistas Literarias del Siglo XIX” en la que pueden consultarse de/sobre el Presente Amistoso 100 documentos de la edición de 1851. Revísese, pues, para más profundidad: http:// www.coleccionesmexicanas.unam.mx/revistas.html. Está también -recomendable- la edición facsimilar del Presente Amistoso con la “Presentación” de César Macazaga Ordoño, publicada en 1976 por la editorial Cosmos. 3 Presente Amistoso…, op.cit. p.ii. 4 Cfr. Lourdes Alvarado con “La prensa como alternativa educativa para las mujeres de principios del siglo XIX”, en: Familia y educación en Iberoamérica de Pilar Gonzalbo, México, El Colegio de México, 2002. Carmen Ramos Escandón con “Género e identidad femenina en El Álbum de la mujer de Concepción Gimeno de Flaquer”, en: La República de las Letra. Asomos a la cultura escrita del México Decimonónico, Volumen II, Publicaciones Periódicas, México, UNAM, 2005. 5 Monserrat Galí Boadella, Historias del Bello Sexo, La introducción del Romanticismo en México, UNAM, México, 2002, p. 27.


11 DE JUNIO DE 2012

Yo soy #132 y la lectura Por Eduardo Campech Miranda La irrupción en la escena electoral del movimiento #Yo soy 132 ha generado tanto simpatías, como descalificaciones y suspicacias. Por un lado, los adversarios del candidato puntero se han congraciado que un sector poblacional cuestione y ponga en tela de juicio la imagen que de él se presenta masivamente. En tanto, los simpatizantes, cuestionan (ejerciendo un derecho) la legitimidad del movimiento, sin embargo, al interior de éstos hay quienes tildan, textual, de “mamada” la organización juvenil, o quienes, también con todo derecho, cuestionan a través de argumentos al #Yo soy 132. Mi comentario se centrará en el segundo sector, el de la descalificación fácil.

Hace unos años un matrimonio amigo me compartía, sin entrar en detalles, los constantes desencuentros con uno de sus hijos. Éste los cuestionaba con señalamientos contundentes, válidos, informados. Ante lo cual ellos se sentían un tanto vulnerables. El hijo había estudiado Filosofía y tenía bien fundamentados sus argumentos. Cada desencuentro los padres salían con más dudas que certezas. Los planteamientos del hijo movían sus estructuras, eso los ponía en un dilema. La ocasión que me hicieron partícipe de la situación, la mamá me platicaba el desenlace de la última diferencia. El hijo acorraló a los padres y en un momento de ofuscación la madre reviró: “pues serás muy filóso-

fo, pero yo seguiré siendo tu madre”. Frase lapidaria, sin lugar a dudas, pero de fácil salida. La charla conmigo concluyó con la siguiente reflexión: “Y le dije a su padre, primero los queremos críticos y luego no los aguantamos”. Los programas de formación de lectores implementados desde el Estado tienen entre sus objetivos la formación de lectores críticos, autónomos. Objetivo que si bien no es inalcanzable, sí es de un esfuerzo constante, renovable y en constante evaluación. Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana echaron a andar la denominada Primavera Mexicana. Por años, esa casa de estudios ha gozado de un prestigio ganado en la capacidad de sus egresados, y en general de una formación sólida que tiene en la lectura crítica y analítica uno de sus pilares. Como promotor de lectura y ciudadano veo con muy buenos ojos las demandas juveniles del movimiento #Yo soy 132. Estudiantes bien informa-

Una manía “constanta” Por Simitrio Quezada* Gramaticalmente, en el español las profesiones o funciones no tienen género; más bien ello es exclusivo de las personas. Aun así persisten quienes exigen, por una malentendida equidad de género, violar la sintaxis. Por ello, en nuestro idioma no existe, por ejemplo, la palabra “médica”, como no sea adjetivo, verbi gracia en “formación médica”. El caso de las profesiones femeninas terminadas con “e” se mostraría peor: “gobernanta”, “comandanta”, “infanta de marina”. Ampliemos esta lista de absurdos: amanta, aspiranta, caminanta, donanta, estudianta, manifestanta, pacienta, principianta, protestanta, vigilanta, votanta. Imaginémoslo con adjetivos: expectanta, florecienta, rebelda. Si a ésas vamos, si hemos de reventar la economía del lenguaje -una de sus mejores virtudes-, todas las profesiones y funciones que terminen con “a” en el género masculino deben adoptar entonces la “o”.

Apreciemos el resultado en este juego: El señor Ruiz, mi terapeuto, reclamaba al internisto por ser tan comunisto. “¡Deberían llevarte con el psiquiatro u otro especialisto, o de plano que te cuide un vigilanto!”, gritó entusiasto. “Admiro al Papo Benedicto XVI, soy sinarquisto, panisto y poeto, no perredisto, terroristo, ni huelguisto, y además el mejor ciclisto, a pesar del hematomo que me hice al tropezar con mi impaciento mascoto”. Recordemos que el español existe desde antes de que nacieran quienes hoy lo fustigan con esa manía “constanta” de “las y los pilotas y pilotos esforzadas y esforzados”. La Gramática dicta que siempre se antepone el artículo, con el género pertinente, a la profesión: el/la juez, el/la testigo, el/la astronauta, el/la combatiente. Considero que es mejor, y que en nada afecta a las valiosas ideas de doña Simone de Beauvoir.

Saturnino Herran, Nuestros dioses

dos que perciben las condiciones críticas de nuestra nación, la manipulación mediática a que es sometida la mayoría de la población, la verdad incuestionable que enarbolan las televisoras. Sus lecturas, del mundo, de textos, de otros seres humanos, les permiten plantear sus dudas y exigencias. Nuevamente, y ahora sólo como hombre interesado en la lectura, independientemente de la filiación ideológica-partidista, o intereses personales que se persigan, en tanto promotores de lectura, creo, tenemos que exigirnos una coherencia y un respeto por esta labor. Brindar nuestro apoyo y confianza al analfabetismo funcional, es jugar al tío Lolo, es apoyar que las televisoras, los medios de comunicación, la sociedad, el Estado se dirijan hacia el movimiento #Yo soy 132 y de manera fácil, espeten: “Pues serán estudiantes muy informados, pero seguimos mandando nosotros”, mucho más grave es afirmar, como lo leí en alguna parte, que el movimiento es una mamada.


LA GUALDRA NO. 54

(con Emmanuel Mรกrquez) Fotos: Alejandro Ortega Neri


11 DE JUNIO DE 2012

Fotos: Miguel テ]gel Nテコテアez


LA GUALDRA NO. 54

Por Mateo Estrada Gaviria* Miércoles Mayo 30 [2012]. Tomé café en Saint Germain. En una pared tienen un conjunto de fotografías, antiguas y recientes, de la Bice [Plaza Bicentenario]. En todas las imágenes, el referente es la fachada de la casa del señor [Antonio] Castrillón. En ninguna aparece un auto, una persona o un incidente. No asoma algo indicativo sobre el transcurso del tiempo. No sé si los fotógrafos conozcan el interior de la casa. Comí con JC y FO en la casa. El pinche de Fernando se larga a Chicago en verano. Junio. Domingo 3. Leo. Estoy leyendo en Saint Germain. Disfruto mi tercera copa de tinto. Milenio notifica: “Linterna verde salé del clóset”. Él es un personaje de cómic, de la saga Earth 2. En la nota agregó: Northstar (otro personaje de cómic) “anunció su matrimonio con su novio”. Ojalá y estos episodios comerciales se conviertan en acciones positivas a favor de la tolerancia. La imagen de Linterna verde y su novio es ñoña: dos wasp se besan, se aprisionan y tienen los ojos cerrados. El “ósculo” no es nada Gustav Klimt ni Aguste Rodin. Lunes. Diez de la noche. Calor insoportable. Espero a JC. Leo: “Me extraña la palabra amor en el verbo amordazar (Carlos Edmundo de Ory)”. Merced al pianista del 3 b [Alexis Roo], escucho el Trío de piano, violín y cello, de Mozart. En casa de Castrillón escuché el piano, el radio y el trajinar de la cocina. No sé cuántas personas viven en esa casa. Comí con Marco. Estuvo presente su nueva pareja… Martes. Fui con Mine [Minerva Turriza] a Las Quince. Me presentó a un “güerillo” de ojos verdes (impresionantes e inocentes). El “fulanillo” se llama Alan Lozano. Se define escritor. Es de Jerez. Miré al güero-albañil… Es totalmente irrespirable. Me gusta. Miércoles. Divertimento: “Cuando el día inició, X y M llegaron a una reunión. La congregación era motivada por el aniversario de un amigo del primero. Los concurrentes a la conmemoración estaban sentados en siete mesas. Casi todos los asistentes

se movieron una o dos veces de su asiento inicial. Ellos, aunque eran amigos, o conocían a varios de los asistentes, no ampliaron el diálogo iniciado horas antes. Mantenían el interés para obtener más información sobre el pasado y la llamada la cabrona coincidencia de sus recientes separaciones; pero también, en el artificio de la comunicación, procuraban exhibir la resiliencia presente en otras ocasiones. Salieron del lugar a la una y treinta. Fueron a un bar de la plazuela Goitia. Negado el servicio –porque estaban en el corte de caja-, marcharon a la cantina de la plazuela de Yanguas. Como había llovido por la noche, el transcurrir lo hicieron sobre los charcos, que reflejaban la luz del alumbrado de la calle. Caminaron por doctor Hierro y escucharon la algarabía emergente del salón de fiestas del edificio frontero al sueño de San Agustín. Continuaron por la calle de la explanada del Congreso. Ahí miraron el acto casi cotidiano, de cada noche de fin de semana: los transeúntes siguen usando las escaleras para orinar. En la cantina el tema de la plática no varió lo suficiente, pero los relatos estuvieron aderezados con recuerdos de personajes y episodios de ciertas películas [Vers le Sud, Heights, Segunda piel, El cielo dividido, Quemar las naves]. Pese al diálogo continuo, en ningún momento negaron la mirada para terceras personas. En esta estancia bebieron cuatro cervezas cada uno. Salieron del lugar a las tres. Tomaron un taxi junto al puesto ambulante de hamburguesas, el que está en la entrada del callejón Los Mártires de Chicago. Para continuar el concilio, acudieron a las tiendas cercanas al Hospital General. Fueron para comprar cerveza. Marcharon a la casa de M. El tema siguió siendo el mismo: cómo manifiestan el abandono en el que están. Pero ahora lo combinaron con referencias extraídas de la novela El talento de Mr. Ripley, para preguntarse quiénes son los ausentes, ellos o sus respectivas amistades. Sin respuesta –pese a las casi doce horas de permanente discusión-, a las siete AM se despidieron”. * mmestra@yahoo.com.mx

Saturnino Herran, Mujer en Tehuantepec

La cacería Por J. Manuel Trujillo Diosdado En las ondas, sobre el agua se acercan las miradas. Expande al círculo y en su interior nace otro, de él, un tono más rojo gana fuerza, se aleja del centro y en su lugar crece el más pequeño salpicando al siguiente. El vértigo de la caída nos invade, la sangre corre fuerte y dentro de mí cada latido es un flechazo en contra del arquero. Ya no hay quietud en la superficie; ha anidado un ave de canto pasajero en la última gota.


11 DE JUNIO DE 2012

Suave Patria Ramón López Velarde PROEMIO Yo que sólo canté de la exquisita partitura del íntimo decoro, alzo la voz a la mitad del foro a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo, para cortar a la epopeya un gajo. Navegaré por las olas civiles con remos que no pesan, porque van como los brazos del correo chuan que remaba la Mancha con fusiles. Diré con una épica sordina: la Patria es impecable y diamantina. Suave Patria: permíteme que te envuelva en la más honda música de selva conque me modelaste por entero al golpe cadencioso de las hachas, entre risas y gritos de muchachas y pájaros de oficio carpintero. PRIMER ACTO Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tus cielos las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros. El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo. Sobre tu capital, cada hora vuela ojerosa y pintada, en carretela; y en tu provincia, del reloj en vela que rondan los palomos colipavos, las campanadas caen como centavos. Patria: tu mutilado territorio se viste de percal y de abalorio. Suave Patria: tu casa todavía es tan grande, que el tren va en la vía como aguinaldo de juguetería. Y en el barullo de las estaciones, con tu mirada de mestiza, pones la inmensidad sobre los corazones. ¿Quién, en la noche que asusta a la rana, no miró, antes de saber del vicio, del brazo de su novia, la galana pólvora de los juegos de artificio? Suave Patria: en tu tórrido festín luces policromías de delfín, y con tu pelo rubio se desposa el alma, equilibrista chuparrosa, y a tus dos trenzas de tabaco sabe ofrendar aguamiel toda mi briosa raza de bailadores de jarabe. Tu barro sabe a plata, y en tu puño su sonora miseria es alcancía; y por las madrugadas del terruño,

en calles como espejos se vacía el santo olor de la panadería. Cuando nacemos, nos regalas notas, después, un paraíso de compotas, luego te regalas toda entera suave Patria, alacena y pajarera. Al triste y al feliz dices que sí, que en tu lengua de amor prueben de ti la picadura del ajonjolí. ¡Y tu suelo nupcial, que cuando truena de deleites frenéticos nos llena! Trueno de nuestras nubes, que nos baña de locura, enloquece a la montaña, requiebra a la mujer, sana al lunático, incorpora a los muertos, pide el viático, y al fin derrumba las madererías de Dios, sobre las tierras labrantías. Trueno del temporal: oigo en tus quejas crujir los esqueletos en parejas; oigo lo que se fue, lo que aún no toco, y la hora actual con su vientre de coco. Y oigo en el brinco de tu ida y venida, oh trueno, la ruleta de mi vida. INTERMEDIO (Cuauhtémoc) Joven abuelo, escúchame loarte, único héroe a la altura del arte. Anacrónicamente, absurdamente, a tu nopal inclínase el rosal; al idioma del blanco, tú lo imantas y es surtidor de católica fuente que de responsos llena al victorial zócalo de cenizas de tus plantas. No como a César el rubor patricio te cubre el rostro en medio del suplicio: tu cabeza desnuda se nos queda hemisféricamente de moneda. Moneda espiritual en que se fragua todo lo que sufriste, la piragua prisionera, el azoro de tus crías, el sollozar de tus mitologías, la Malinche, los ídolos a nado, y por encima, haberte desatado del pecho curvo de la emperatriz como el pecho de una codorniz. SEGUNDO ACTO Suave Patria: tú vales por el río de las virtudes de tu mujerío. Tus hijas atraviesan como hadas, destilando un invisible alcohol vestidas con las redes de tu sol,

cruzan como botellas alambradas. Suave Patria: te amo no cual mito, sino por tu verdad de pan bendito, como a niña que asoma por la reja con la blusa corrida hasta la oreja y la falda bajada hasta el huesito. Inaccesible al deshonor, floreces; creeré en ti mientras una mexicana en su tápalo lleve los dobleces de la tienda, a las seis de la mañana, y al estrenar su lujo quede lleno el país, del aroma del estreno. Como la sota moza, Patria mía, en piso de metal vives al día, de milagros, como la lotería. Tu imagen, el Palacio Nacional, con tu misma grandeza y con tu igual estatura de niño y de dedal. Te dará, frente al hambre y al obús, un higo San Felipe de Jesús. Suave Patria, vendedora de chía: quiero raptarte en la cuaresma opaca, sobre un garañón, y con matraca, y entre los tiros de la policía. Tus entrañas no niegan un asilo para el ave que el párvulo sepulta en una caja de carretes de hilo, y nuestra juventud, llorando, oculta dentro de ti el cadáver hecho poma de aves que hablan nuestro mismo idioma. Si me ahogo en tus julios, a mí baja desde el vergel de tu peinado denso frescura de rebozo y de tinaja: y si tirito, dejas que me arrope en tu respiración azul de incienso y en tus carnosos labios de rompope. Por tu balcón de palmas bendecidas el Domingo de Ramos, yo desfilo lleno de sombra, porque tú trepidas. Quieren morir tu ánima y tu estilo, cual muriéndose van las cantadoras que en las ferias, con el bravío pecho empitonando la camisa, han hecho la lujuria y el ritmo de las horas. Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual al ave taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave. Sé igual y fiel; pupilas de abandono; sedienta voz, la trigarante faja en tus pechugas al vapor, y un trono a la intemperie, cual una sonaja: la carretera alegórica de paja.


LA GUALDRA NO. 54


11 DE JUNIO DE 2012

Por Ester Cárdenas Fahrenheit 451/Crónicas marcianas No estaba prediciendo el futuro, estaba intentando prevenirlo. Ray Bradbury Antes de pasar a Bradbury me es absolutamente imponderable reconocer la labor de Jánea Estrada al frente de La Gualdra. Es fácil nombrar un primer aniversario pero esas sencillas palabras conllevan un esfuerzo superlativo. Hoy por hoy La Gualdra es un suplemento cultural plural, excelentemente diseñado, con un contenido fruido, lúdico, variado y por supuesto de gran calidad. Por cierto la portada del primer aniversario, a cargo de Juan Carlos Villegas, es maravillosa. Este suplemento no sería lo que es sin Jánea: felicidades. Ray Bradbury nació en Waukegan, Illinois, en 1920. De niño le fascinaban los monstruos, los dinosaurios y Marte. Empezó a escribir a los doce años y a los catorce vendió cuarenta cuentos por ochocientos dólares. Al concluir sus estudios se ganaba la vida vendiendo periódicos y escribiendo en su tiempo libre. Escribió cientos de novelas, relatos, obras de teatro y guiones de cine y televisión ¿quién no recuerda El show de Alfred Hitchcock y The twilight zone? En 1950 se publicó Crónicas marcianas, que fabula la conquista y colonización de Marte. En estos relatos, los marcianos que al principio nos espantan, terminan por inspirarnos lástima cuando son aniquilados.

Bradbury no se hace ilusiones respecto a la dignidad moral del ser humano: cualquier cultura o especie diferente debe ser saludada con napalm o con las armas necesarias para destruirla. Por supuesto, en la contienda marciana vencemos los humanos y Bradbury anuncia con tristeza y desengaño la expansión de la lacra humana en el antes idílico planeta rojo, de arenas azules y ciudades ajedrezadas. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que supuestamente arde el papel. Esta novela se publicó en 1953 y en ella los personajes son adictos a las telenovelas mientras que minúsculos auriculares suministran una corriente constante de música y noticias. Sin duda es un libro absolutamente profético. Ocurre en un futuro posible, entre los múltiples futuros posibles, cuando el poder ha prohibido los libros y manipula a sus miembros a través de el medio audiovisual. Cincuenta y ocho años después de que se publicó la primera edición de este libro experimentamos esa pesadilla a diario. Ray Bradbury falleció este cinco de junio a los noventa y un años de edad. Dos días antes de morir se publicó su última colaboración. Leámoslo o releámoslo es uno de los mejores regalos que podremos obsequiarnos a nosotros mismos. Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos. Ray Bradbury.


LA GUALDRA NO. 54 / 11 DE JUNIO de 2012

Predicadora de la marranitud Por Edgar Khonde

“Dios bendiga las cosas marranas e insalubres”. Alicia Flores Dios bendiga que en este país haya puestos de tacos en las esquinas y quesadillas en las alcantarillas, que haya payasos de crucero y negros en Oaxaca y en Guerrero. Que haya ciudades construidas encima de basureros y la cuesta de Enero. Dios bendiga a las señoras de bolsa de mandado que discuten sobre economía y a los políticos que en los debates demuestran su ignominia. Dios bendiga a la virgen morena de Extremadura y a los obispos que vierten su sangre en los puteros. Dios bendiga a la fiebre porcina y al rescate de los bancos y al acento de la gente de las altas esferas, y al modo de hablar de los miserables. Dios nos bendiga a todos los que caminamos encima de lodo y encima de las calaveras que plantaron los piratas del hambre, Dios bendiga a la fiebre verde del oro. Dios bendiga a los toreros y a los pordioseros; a los románticos poetas que escriben sobre la velocidad en las carrete-

ras; a los estridentes novelistas que glorifican las guerras; a los reyes tontos. Dios bendiga la caída de las bolsas, la moda de las esqueléticas pasarelas, el ritmo de los bailes en quincena y el calendario fatal de los que fueron indígenas. Dios bendiga a las lenguas de sustrato viejo y a las hartas minorías étnicas, que bendiga a los estructurales parlamentarios y sus cuentas en las islas. Que Dios bendiga las tortas, los tamales, los asados; que bendiga también la cabeza del Hydra país, que bendiga a esa predicadora de la marranitud que es la Ciudad de México, que nos bendiga cuando portemos tiros en la sien a manera de conteo. Dios bendiga el Cerro de la Bufa y el Cañón del Sumidero y a las mineras canadienses que exterminan los cielos. Oh, cielo de San Luis, qué hiciste para merecer eso. Dios bendiga el Durango de Juana Belén, y que además lo bendiga por eso. Dios bendiga la literatura de Juan Rulfo y a los tuite-

ros del sexo. Que bendiga el Dios los monumentos. Yo sólo bien digo que bendiga ojalá los tacos de sesos, a los taqueros, a los banqueros no, pero sí a los que sueñan despiertos, que bendiga los

Eréndira Por Pilar Alba Cada jueves, sin dejar pasar uno solo, aunque llueva, haga frío o esté el clima templado, Eréndira sale al balcón por las noches a mirar el cielo. Cuando no hay luna se queda sólo unos cuantos minutos mirando lo negro de la noche, suspira, vuelve a la tranquilidad y silencio de su recámara. Pero si la luna sale, no importa que esté creciente, en cuarto menguante, media o plena, entonces sí se queda en la ventana toda la noche hasta que llega el día. Algo habla con la luna, dicen los niños que curiosos la miran. Anda con ganas de macho, dicen los hombres que pasan. Es una pinche bruja. Dicen las mujeres. A mí me secó la malva, tan bonito que estaba floreando. Sí, a mí me apaciguó al canario, tan caro que me costó… Eréndira se queda ajena a todos los comentarios. Cuando hay luna llena no suspira tampoco canta ni lanza mal-

diciones, como han llegado a decir algunos. Simplemente mira. Piensa. Recuerda. Escucha en el silencio las palabras de Joel, siente su mano cálida en el hombro. El aliento que le recorre el cuello. La cercanía de su cuerpo detrás de ella mientras se asoma por el balcón. Va a empezar a aullar… Es una caliente… Hechicera… A Eréndira no le importa que le nieguen el saludo las vecinas, que los niños salgan corriendo cuando la ven. Que los hombres se rían a sus espaldas, que las viejas se persignen al verla. Ella sigue saliendo los jueves por las noches, sigue mirando la luna, sigue encontrándose con Joel, volviendo a vivir aquella única noche de jueves en que se encontraron, antes de que él se fuera sin decirle nada. A llorar en silencio y sin lágrimas cuando la luna se oculta y él vuelve a marcharse.

Saturnino Herrán, El bebedor

contononeos, las derrapadas, a los ilustres textileros, a las canas de Frida y los arranques de las escritoras que escriben por ocio. Que Dios bendiga a quien en el quince trece recibe mis cartas, que dios bendiga incluso a los tercos.


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