La Gualdra No.27, lunes 5 de diciembre de 2011

Page 1

SUPLEMENTO CULTURAL

No. 27 - 5 DE DICIEMBRE DE 2011

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Foto Mauricio Flores

En la exploración de las obras de Inés Arredondo y Juan García Ponce, Maritza Buendía (Ojocaliente, 1974) ha redescubierto para los nuevos lectores quizá las mejores vetas amorosas y eróticas contenidas en la república de las letras mexicanas. Por ello, recién se le entregó el Premio de Ensayo Literario José Revueltas que otorgan el Gobierno del estado de Durango y CONACULTA. Bajo el seudónimo de Andrea Ruiz, la entrevistada envió Poética de vouyeur, poética de amor, señalado como el mejor texto, entre una cincuentena de propuestas, por los jurados Marianne Toussaint, Jorge F. Hernández y Mario Bojórquez.


El escritor Juan José Arreola Zúñiga nació en Zapotlán el Grande —hoy Ciudad Guzmán—, el 21 de septiembre de 1918 y falleció el 3 de diciembre de 2001. Fue el cuarto hijo de Felipe Arreola y Victoria Zúñiga. Entre 1926 y 1929 se educó en su pueblo natal. En 1930 empezó a trabajar como encuadernador y luego se dedicó a diversos oficios. Luis Madrid dice al respecto: “El brillante comienzo de la carrera que llevó a Juan José Arreola a obtener el título de «autodidacta cum laudem» se inició al aprender a caminar —incluso correr— al verse perseguido por un borrego negro. A leer aprendió de oídas y el instinto se ocupó de ponerlo a escribir tanta página entrañable. Ayudado por una memoria portentosa, acumuló datos, nombres, textos y dibujos que con el tiempo adquirieron un sentido completo al ordenarlos con un criterio algo menos disperso, mientras trabajaba como corrector en el Fondo de Cultura Económica”. En 1934 escribió sus tres primeros textos. En 1937 se instaló en México, D.F. y se inscribió en la Escuela Teatral de Bellas Artes. En 1948, trabajó en el Fondo de Cultura Económica como corrector y autor de solapas. Obtuvo una beca en El Colegio de México gracias a la intervención de Alfonso Reyes. Su primer libro de cuentos Varia invención, apareció en 1949, editado por el FCE. Para 1950 comenzó a colaborar en la colección “Los Presentes” y recibió una beca de la Fundación Rockefeller. En 1952 apareció Confabulario. En 1955 recibió el Premio del Festival Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes. En 1963, año en que recibió el Premio Xavier Villaurrutia, salió a la luz pública otra de sus grandes obras, la novela La feria. En 1964 dirigió la colección “El Unicornio” y comenzó a enseñar en la UNAM. En 1972 se publicó Bestiario, que completaba la serie empezada en 1958 con Punta de plata. Durante su vida recibió múltiples reconocimientos más: en 1977 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de México en divulgación cultural por su trabajo en Canal 13; en 1979, el Premio Nacional en Lingüística y Literatura; en 1989, el Premio Jalisco de Letras; en 1992, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo; en 1995, el Premio Internacional Alfonso Reyes y en 1998 el Premio Ramón López Velarde. A manera de homenaje, en este décimo Aniversario de su muerte, compartimos con ustedes el texto completo de su cuento “El Faro”. Seguimos recibiendo sus colaboraciones, que disfruten la lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

El faro Lo que hace Genaro es horrible. Se sirve de armas imprevistas. Nuestra situación se vuelve asquerosa. Ayer, en la mesa, nos contó una historia de cornudo. Era en realidad graciosa, pero como si Amelia y yo pudiéramos reírnos, Genaro la estropeó con sus grandes carcajadas falsas. Decía: “¿Es que hay algo más chistoso?” Y se pasaba la mano por la frente, encogiendo los dedos, como buscándose algo. Volvía a reír: “¿Cómo se sentirá llevar cuernos?” No tomaba en cuenta para nada nuestra confusión. Amelia estaba desesperada. Yo tenía ganas de insultar a Genaro, de decirle toda la verdad a gritos, de salirme corriendo y no volver nunca. Pero como siempre, algo me detenía. Amelia tal vez, aniquilada en la situación intolerable. Hace ya algún tiempo que la actitud de Genaro nos sorprendía. Se iba volviendo cada vez más tonto. Aceptaba explicaciones increíbles, daba lugar y tiempo para nuestras más descabelladas entrevistas. Hizo diez veces la comedia del viaje, pero siempre volvió el día previsto. Nos absteníamos inútilmente en su ausencia. De regreso, traía pequeños regalos y nos estrechaba de modo inmoral, besándonos casi el cuello, teniéndonos excesivamente contra su pecho. Amelia llegó a desfallecer de repugnancia entre semejantes abrazos. Al principio hacíamos las cosas con temor, creyendo correr un gran riesgo. La impresión de que Genaro iba a descubrirnos en cualquier momento, teñía nuestro amor de miedo y de vergüenza. La cosa era clara y limpia en este sentido. El drama flotaba realmente sobre nosotros, dando dignidad a la culpa. Genaro lo ha echado a perder. Ahora estamos envueltos en algo turbio, denso y pesado. Nos amamos con desgana, hastiados, como esposos. Hemos adquirido poco a poco la costumbre insípida de tolerar a Genaro. Su presencia es insoportable porque no nos estorba; más bien facilita la rutina y provoca el cansancio. A veces, el mensajero que nos trae las provisiones dice que la supresión de este faro es un hecho. Nos alegramos Amelia y yo, en secreto. Genaro se aflige visiblemente: “¿A dónde iremos?”, nos dice. “¡Somos aquí tan felices!” Suspira. Luego, buscando mis ojos: “Tú vendrás con nosotros, a dondequiera que vayamos”. Y se queda mirando el mar con melancolía.

Profanaciones Dios. El tirano cautivo por Gabriel Luévano Gurrola

Elogio de la puta (II) por Nelson Guzmán Robledo

Dulce gubia de luz: para una poética de Coral Bracho por Javier Acosta

El erotismo es el arte del sigilo: Maritza Buendía por Mauricio Flores

Mirada neófita o de cómo aún la tecnología le adeuda al arte por Edgar A. G. Encina

Las bibliotecas públicas y los estándares de lectura por Eduardo Campech Miranda Diario de Mateo por Mateo Estrada

Jorge Negrete también cumple cien años por Antonio Villarreal Álvarez

The World Orchestra: una oportunidad musical para la paz por Cristina Ávila-Zesatti

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


5 DE diciembre DE 2011

Profanaciones Dios. El tirano cautivo

Por Gabriel Luévano Gurrola

Un día yo pregunté, ¿Abuelo dónde está Dios? Mi abuelo se puso triste, y nada me respondió… Atahualpa Yupanqui

La pregunta duele. La respuesta, por su sórdida inconsistencia, también. Pero a mí me enseñaron que cuando llueve y nacen las flores, es porque alguien en el fondo de su misericordia, nos hace partícipes de la infinitud. Me enseñaron que hay que bajar la cabeza y besar el pie sanguinolento de un mártir de yeso, cada Viernes Santo, porque dio su vida para salvarnos. Me dijeron que cantara cuando todos lo hicieran, que pusiera cara de abandono cuando dijeran su nombre, que dispusiera las manos cuando quisieran clavármelas al aire. Al paso del tiempo, como el poeta argentino, uno se pregunta si no resulta vano adorar un pedazo de nada, perdido en las veredas de lo invisible. Una parte no dicha de la fe en las quimeras. ¿Dónde ubicar nuestra plegaria si en el cielo ya no se ve sino la máscara de la ficción? Revisando las principales posturas filosóficas del Renacimiento, nos encontramos con una especie de panteísmo invertido. Para Nicolás de Cusa, en De la docta ignorancia, no sólo Dios está en todas las cosas. De igual manera, todas las cosas se hallan en Dios. Lo que pudo, lo que puede y lo que podrá pasar, las facetas totales del tiempo, la lucha sempiterna de los contrarios, dependen para su realización, de la providencia divina. No obstante la duda queda. Nuestro pragmatismo primitivo nos lleva a solicitar una respuesta clara. ¿A dónde debemos endilgar los ojos, para orar? También en el Paraíso perdido, poema epopéyico escrito por John Milton sobre la rebelión de Lucifer y el desacato de Adán y Eva, Dios es una conciencia aparente y sentado junto a su hijo, confecciona los mapas de la tierra y conoce de antemano, el destino de las cosas. Todo iría bien si supusiéramos que tenemos sobre la cabeza al padre que nos cuida de las variopintas apariciones de la desolación. Mas la lectura del poema, ya nos quebró otra imagen. En uno de los pasajes mejor recordados de la obra, al iniciar su itinerario redentor, Lucifer se posa en los límites del infierno. Pretende cruzar las

Giovanni Baglione, Amor sacro y amor profano

tinieblas del caos y llegar a la morada de Adán y Eva. Curiosamente se halla frente a una puerta, custodiada por el pecado y la muerte, sus hijos, quienes le dan el plácet para salir. Analicemos. Si Dios hubiera ideado el resguardo perpetuo de Lucifer, ¿no sería más lógico haber cercado el averno con una muralla firme y sin salida alguna? Milton nos ilustra más adelante, un cuadro que pone los pelos de punta, y distiende el corazón. Desde las alturas, Dios ve a su hijo rebelde, navegar contrito y temerosa, entre las tinieblas. Todo está planeado. Da libertad al desterrado para que acumule su castigo. Parecería que tenemos ante nosotros a uno de esos personajes de Kafka, seres que viven en una constante tensión y aunque luchen por dirimirse, se dejan llevar, muchas veces sin saberlo, por fuerzas mayores a ellos. Traigo al caso la célebre frase con la que el checo inicia su Carta al padre: “Una vez, hace poco, me

preguntaste por qué afirmaba yo que te tengo miedo”. La figura tiránica de Dios es constante en la obra. Los sufrimientos nacen de su seno y la esperanza es el nombre con el que se designa el auto sacrificio. Sin embargo, del dolor y la desesperación de Lucifer también se lleva un tajo. Dice el escritor italiano Giovanni Papini en su libro El diablo: “La vida de Dios, como la del hombre, es tragedia”. Y posteriormente: “Todos han encontrado sumamente justa la condena de Satanás. Pero hasta ahora ¿Ha habido nadie que haya pensado que esta condena ha sido al mismo tiempo condena de Dios al dolor? El castigo de Lucifer se convirtió en seguida, en distinta forma, en el castigo de Dios”.1 Al igual que aquél que construye un barco y a la mitad del viaje se da cuenta que algo no salió del todo bien y que el agua ya le alcanzó el cuello, el creador se condena a la eterna

contemplación de su fracaso. Si la destreza del diablo se percibe en su capacidad de movimiento, la tristeza de Dios recae, en su pasividad. Inmóvil, anclado a su soberbia opresiva, es el gran paquidermo accidentado del universo. Sé que es fácil cuestionarme el tratamiento libre de cuestiones que engloban sumas teológicas, relatos bíblicos, en pocas palabras, el bastión donde se apoya una ideología poderosa y vigente. No obstante, el objeto de esta reflexión no deja de ser una obra de arte, que puede englobar el pensamiento de una época precisa, pero que, finalmente, nos da un motivo para pensar en la inevitable discordancia entre la perspectiva del lector y las intenciones del autor. Los móviles de Milton al escribir El paraíso perdido, pueden resultar puritanos en esencia, mas lo único que con seguridad permanece es la epopeya de la libertad, vapuleada y triunfante, coartada y engrandecida, masacrada y límpida, en que se torna el poema. Resulta interesante un momento de la obra, en la que Milton se dirige a la Musa, para que lo guíe en la redacción de su “atrevido canto”. No se dirige a Dios, como buen cristiano, sino a un personaje mitológico, como todo buen humanista, porque el arte, nunca ha sido otra cosa que la huella de los dolores y la fe del hombre, y requiere de la responsabilidad creadora: “Ilumina lo que en mí es oscuro, eleva y sostén lo que está abatido, para que desde la elevación de este grande asunto pueda defender a la Divina Providencia y justificar ante los hombres las miras del señor”. 2 Uno salta de la impresión ante estas líneas. Milton pretende justificar a Dios con un poema. ¡Con un poema! Escrito por una mano que terminará podrida y pulverizada por el tiempo. Lo vuelvo a repetir. Algo anda mal. El padre que podría poner orden a nuestras congojas, deja libre a su hijo predilecto para que vaya directo al matadero. Si eso hace con él, ¿qué hará con nosotros? ¿Por qué no podemos tener un padre cariñoso y menos mojigato? ¿Por qué no logramos decirle, que los hijos también necesitan un poco de privacidad? Al volverse Dios tema literario, se vuelve del dominio del hombre. El pequeño demiurgo de Huidobro no es una entelequia finalmente.

1 Papini Giovanni, El diablo, Editorial Época, cuarta edición, México, 1998, P.67 2 Milton John, El paraíso perdido. Editorial Porrúa. Novena edición, 2001, p.4.


LA GUALDRA NO. 27

Elogio de la puta (II) Por Nelson Guzmán Robledo

Porque todas las cosas son fugitivas; pero Monelle es la más fugitiva. M. Schwob, Le livre de Monelle

Audrey Kawasaki

Si la desnudez de una mujer resulta como el brillo solar inaceptable a nuestros ojos, es por el pudor que arroja a la sombra —al cuerpo oculto bajo los vestidos— nuestras miradas incapaces de afrontar su luz enceguecedora. Por esa razón la noche abraza con sus sombras el imperio de las putas. La desnudez y obscenidad que ellas descubren revela también el secreto violento del poder de seducción que germina en el pecho de toda mujer. Si como hemos mencionado antes (La Gualdra No. 25) son las “buenas costumbres” de los civilizados los que han relegado a la hetera (la “compañera” que daba entre los griegos la más alta dignidad posible a la mujer) al papel de residuo social, cómplice de los delincuentes de arrabal y ser proscrito, resulta claro que la literatura y el arte del siglo XIX haya escogida a la prostituta como objeto frecuente de sus fervores, pues así como la literatura y el arte del siglo XX tuvo como pathos el narcisismo, el del siglo XIX fue la exaltación de lo maldito. Habiendo reconocido lo sagrado (ya desde Blake desposado con la parte infernal de la existencia) en los suburbios parisinos y en los resquicios de las ciudades recién industrializadas, donde los individuos se difuminan entre las hordas de la colectividad como el gris sobre el negro, tanto los simbolistas como los naturalistas franceses debieron percibir en las paredes desconchadas de los burdeles poblados de indigentes que exhalan su aliento de ebriedad y desdicha, los nuevos motivos de una poética cuya figura privilegiada emer-

ge de las nubes agrias de perfumes baratos y de humo de cigarrillo. Lo que distingue al romanticismo tardío del temprano es precisamente la inversión de lo sublime. La poesía abandonó el remoto jardín bucólico donde la naturaleza era exaltada como síntesis de virginidad prístina para contemplar el abandono en las turbias profundidades del subsuelo. Entonces el culto a la amistad íntima del placer y la desdicha que la mujer pública encarna fue el aliciente permanente de los escritores ávidos de fundar su literatura en la sabiduría del mal. Eso no disminuye la proliferación de imágenes que la prostituta encarna. El aspecto sublime que Baudelaire, Zolá, Lautremont, Dostoyevski o Schwob le concedieron, siguió en cada uno caminos distintos. Así, si en Baudelaire la prostituta es un símbolo de la decadencia del suburbio que su exaltación de lo bajo diviniza, para Zolá, Naná es un torbellino seductor que arrastra hacia su vorágine todo honor y dignidad para sucumbir finalmente ella misma. Lautremont, el profeta de la santidad del mal, hizo de la prostituta la alegoría del pecado sufriente, del mal que en su condena continúa la destrucción de los nocivos lazos que perpetúan la existencia, ya que Dios, el hombre, la familia y el bien fueron siempre el objeto absoluto de su rencor. Dostoyevski en cambio, vio en la prostituta el camino de la redención. Y así vemos a Raskolnikov en Crimen y castigo o al personaje anónimo de las Memorias del subsuelo encontrar en la prostituta el emblema de la santa

que bendice con su beso los ojos atribulados del criminal y el solitario. Emblema de múltiples colores, anfibio seductor, la prostituta puede ser una santa, un demonio, el principio del placer y también el de la agonía. Impotente y tiránica, en ella se cumple hasta la exageración el principio femenino, es el arquetipo platónico de la mujer, ser de muchas formas como Proteo en las costas de Egipto. Al no dar mayor gravedad al erotismo que el de la suma monetaria de sus amores, la prostituta es tan flexible como los múltiples nombres que adopta. Ser anónimo que responde al ánimo de quien acude a ella y que por ello puede lo mismo mostrar afectación, tristeza o alegría. Escéptica por naturaleza, su actitud está impregnada de simulacros, como la respiración en un filósofo pirrónico. Sólo por la ambigüedad de sus múltiples máscaras, las páginas que la han honrado destacan aspectos tan distintos. Entre los escritores que gestaron el elogio de la puta, fue probablemente Marcel Schwob quien mejor alcanzó a comprender lo anterior. Probablemente porque él mismo vivió la cautividad amorosa de la puta. En 1894, inspirado por la depresión que la prematura muerte de su amante prostituta Louise le había ocasionado, Schwob publicó El libro de Monelle, obra que trasluce el espíritu nihilista del autor y que desde mi perspectiva es la obra literaria cumbre sobre la mujer y la prostitución. Monelle es para Schwob la Beatriz de Dante y a la vez la musa que

reveló al poeta Hesíodo su sabiduría al pie del monte Helicón. El libro consta de tres capítulos, el primero de los cuales contiene las palabras de Monelle, sabiduría trágica muy cercana a la de Nietzsche y que aborda la filosofía de la puta, en ellas se habla del significado de la destrucción, la creación, los dioses, el instante, la vida y la muerte. El segundo describe a las hermanas del Monelle, cada una de las cuales recibe el nombre de una cualidad del eterno femenino: la decepcionada, la fiel, la cruel, la lasciva, la soñadora, la insensible, la sacrificada… en suma, cada uno de los rasgos que todas las mujeres poseen con intensidades distintas. Pero el más enigmático de los tres capítulos es el relato alegórico en que Schwob nos presenta a modo de cuento de hadas, el mundo de las prostitutas y los delincuentes que en el fondo son los únicos que han conservado la inocencia y ante cuyo mundo fantástico el hombre consciente no puede acceder como el adulto no lo hace con el del niño. Pues siempre olvida que todo en el mundo es pasajero, pero vive como si las cosas fueran permanentes. Elevada a emblema universal, a símbolo de la fugacidad terrible que penetra todas las cosas, la prostituta encarna una concepción filosófica del mundo, concepción que a menudo los mismos filósofos olvidan o desechan. Y nuestro error era pararnos así en la vida y, quedándonos quietos, mirar cómo fluían todas las cosas, o intentar parar la vida y construirnos una morada eterna entre las ruinas flotantes.


5 DE diciembre DE 2011

Dulce gubia de luz:

para una poética de Coral Bracho Por Javier Acosta Merecedora de prestigiosos premios y distinciones es homenajeada en esta edición del Festival Internacional de Zacatecas, auspiciado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, Coral Bracho (1951), autora que ha introducido en la poesía mexicana una amplia peculiaridad, una sutil y arriesgada exploración en el régimen de la sensibilidad —es decir en el ámbito más radical de la experiencia humana—. En uno de sus memorables poemas “Tus lindes, grietas que me develan” (La sirena en el espejo, 1990) concentra la sapiencia y la exploración que se despliega en la obra de Coral Bracho: “¿En quién revienta esta luz? —Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones,/ a sus trazos escuetos. Has colmado/ de raíces, de espacios;/ has ahondado, desollado, vuelto vulnerable (porque tus/ yemas tensan y desprenden,/ porque tu luz arranca —gubia suavísima— con su lengua,/ su roce, mis membranas- en tus aguas; ceiba luminosa de/ espesuras abiertas, de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) mis miembros”. Como la lengua del amante, como esta luz lingual de su poema, Coral Bracho ha desollado delicadamente el cuerpo lenguaje, para devolvernos la experiencia del decir recién nacido, de la pronunciación en carne viva; quiero decir, la piel abierta como se abre con la caricia más profunda, con la poesía, esa gubia suavísima de Coral Bracho. Poesía de vocación terrestre, de los elementos del mundo. Poemas que reptan, vuelan, se sumergen, aprenden a nadar y a naufragar. Aprenden a respirar el agua y a beber sorbos del cadencioso aire de la voz. Estar ante la poesía de nuestra homenajeada es comparecer, junto con ella, ante el parto mismo del lenguaje, ante su situación inaugural. La poeta canta el mundo y la sensación del mundo, las detenciones y reflujos del tiempo, raíz misma de lo real. “El tiempo,/ de pronto, se arremolina; deja pasar/ esa presencia anfibia,/ esa cauda imprecisa/ por los canales, por los esteros, por las orillas. Deja/ que se desborde”. (Peces de piel fugaz, 1977). Para Bachelard, toda poesía —toda gran poesía— está implicada en los elementos. Agua, tierra, aire, fuego: Bracho incursiona en todos, como la aguja del compás, gira en sus cuatro polos y su palabra es jánica, enunciación del tránsito: paso del

agua al aire, flujo de la tierra al fuego. También como Penélope, Bracho teje y desteje la urdimbre del lenguaje: de ahí su singularidad y su condición de poeta necesaria. Entreteje el fuego con la tierra, el aire con el agua, la sensibilidad y la clarividencia: la cadencia y altura, la física de la voz, con el sinuoso y expansivo silencio de la escritura. Como ha dicho Fabián Jiménez (en: Samuel Gordon, Poéticas mexicanas del siglo XX), la poesía de Coral Bracho es la poesía de lo inexplorado — y yo pregunto, ¿qué significa que pueda haber un arte o una poesía de lo inexplorado? Significa que también se trata de la palabra del intersticio, de la transformación del árbol en entretejido rizoma, de expedición en la llaga, en la rajadura del lenguaje, a través del lenguaje. Incisión que practica Coral Bracho, perseverantemente, con la gubia suavísima de su voz-escritura. Entonces hay que preguntar otra vez: ¿qué significa que pueda haber un arte o una poesía de lo inexplorado?, y otra vez respondo: significa que el arte, la poesía, es la facultad para ensanchar la experiencia humana, para ampliar los derroteros de la vida —y así deberíamos responder cuando se nos pregunta para qué sirve el arte, para qué la poesía, por qué es indispensable insistir en no desatenderla—. Cuando hablamos de la poesía como exploración en el ser, encontramos que entonces no se limita recrear sensaciones, ni a capturar emociones, más bien las crea, su poesía, señala el mismo Fabián Jiménez,

“busca ingresar al campo de lo inexplorado. Explorar lo inexplorado consiste así en incursionar en nuevos continentes de lo sensible, en nuevos mundos de la palabra. De hecho su poesía crea un discurso (un tono, un ritmo) poético en el que nada se da por seguro”. Explorar es conquistar nuevos territorios para la vida, y eso no es decir poco, pues se trata de asumir una tarea titánica que le ha correspondido desempeñar al arte y en el corazón del arte, a la poesía: ampliar el rango de la experiencia humana. La poesía es así movilidad deseante y generación de lo posible (“digo sí a lo imposible de ahí el poema”, ha contestado Charles Simic). Lo ha escrito en prosa la misma Coral Bracho, comentando a los filósofos Deleuze y Guattari: “el deseo no es producto, es productor” (prólogo a Rizoma). Lo mismo debe decirse del poema, que no es producto, sino productor. Y esta convicción se despliega en la poética de Bracho. El poema no es generado por la palabra, sino que el poema es el generador, la turbina, del decir. En los intersticios del ser, en los intersticios del lenguaje, se adentra la poeta, ligando y desligando los significados y los significantes. Operación voluptuosa, es decir deseante, por la que coyunta y descoyunta el mundolenguaje. La descoyuntura y la coyuntura de la y, es decir la conjunción copulativa, donde se acoplan y se traban, cohabitan, deseo y realidad. Así, en los intersticios de la palabra, se ha celebrado el coito, la conjunción copulativa

que da origen al parto, al renacimiento de la sensibilidad, gracias a la cual se vuelven a abrir, por primera vez los ojos, la nariz, el tacto, el oído, el gusto. La poesía es el lenguaje en su estado de recién nacido, el lenguaje en su descubrimiento y en su invención del mundo. Si “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, como quería Wittgenstein, la poesía ensancha el ámbito de la palabra, la lleva a las afueras del lenguaje. Entonces se puede decir que poetas como Coral Bracho ejercen el arte de explorar e instaurar, generando insospechadas amalgamas entre sensación y clarividencia. El resultado es entonces el acrecentamiento del mundo, que no es decir poco. Leyendo a Coral Bracho tenemos la rara sensación de internarnos con ella por veredas desconocidas, ahí por donde la poesía, el arte, reinventan lo humano. Y hay que tomar en cuenta que lo humano se marchita y se muere, decae, si no se reinventa. Esa es su aportación indispensable. Decía José Gorostiza que la poesía se constata en la voz, escuchando a Coral Bracho se puede constatar esta identificación, esta conjunción copulativa entre voz y escritura, por la que el signo escrito comparte el flujo respiratorio de la voz, y la palabra pronunciada se escancia sutilmente, hasta alcanzar la tesitura exacta para adentrarnos en nuevos territorios de la vida. (Texto leído en el Festival Internacional de Poesía Zacatecas 2011, 1 de diciembre)


LA GUALDRA NO. 27

Fotografías Mauricio Flores

El erotismo es el arte del sigilo:

Maritza Buendía Por Mauricio Flores*

En la exploración de las obras de Inés Arredondo y Juan García Ponce, Maritza Buendía (Ojocaliente, 1974) ha redescubierto para los nuevos lectores quizá las mejores vetas amorosas y eróticas contenidas en la república de las letras mexicanas. Por ello, recién se le entregó el Premio de Ensayo Literario José Revueltas que otorgan el Gobierno del estado de Durango y el Conaculta. Bajo el seudónimo de Andrea Ruiz, la entrevistada envió Poética de vouyeur, poética de amor, señalado como el mejor texto, entre una cincuentena de propuestas, por los jurados Marianne Toussaint, Jorge F. Hernández y Mario Bojórquez. Muchas fueron las sorpresas descubiertas por Maritza Buendía, también autora de los libros de cuento La memoria del agua y En el jardín de los cautivos, al trabajar el ensayo ahora galardonado. Durante una estancia en Uruguay, supo por ejemplo que en una misma edición del diario Marcha, compartieron páginas Arredondo y García Ponce: ella con el célebre cuento “La Sunamita”, él con un fragmento de la novela La casa en la playa. Supo también que sendas ofertas literarias buscan, al tiempo que construir historias y personajes, abrazarse a lo sagrado.


5 DE diciembre DE 2011 Mauricio Flores: ¿Qué significa obtener un reconocimiento literario que lleva el nombre de José Revueltas? Maritza Buendía: Es un estímulo para mi trabajo, una especie de reconocimiento de que hago lo que me gusta y en lo que creo. El tener la oportunidad de dialogar con personas desconocidas (en este caso, con el jurado), me brinda nuevamente la certeza de que la apuesta por la literatura es el camino correcto. MF: ¿Eres, además de catedrática universitaria en el área de Letras de la UAZ, narradora y ensayista: cómo concilias las disciplinas? MB: Creo que la esencia de la literatura es justamente su generosidad, la manera como se adapta o se deja tocar desde distintas aristas. Para poder ser buen escritor es necesario leer mucho (mucho más de lo que se escribe), es necesario empaparse de las teorías literarias y luego también compartir con alguien todo lo acumulado. En este sentido, mi trabajo como docente se vincula de manera muy estrecha con la creación y con la investigación, y viceversa. Estoy en total desacuerdo con quien llegue a afirmar que sólo se puede abordar una de estas áreas. Creo, sí, que algunos solamente podrán concentrarse en una de ellas, pero eso no invalida el hecho de que otros deseemos y trabajemos por su unión. MF: ¿Existe un tema (el erotismo, la historia, el dolor, etcétera) que permee tu obra narrativa y ensayística? MB: Sí, especialmente me interesa el tema erótico. Si pudiera definirlo diría que el erotismo es el arte del sigilo que

MF: ¿Consideras que estos dos autores han sido justamente reconocidos y leídos en nuestro país y fuera? MB: Sí, aunque también creo que poco a poco se va logrando un mayor reconocimiento. MF: ¿Reconoces alguna influencia de ellos en tu trabajo narrativo? MB: No puedo decir con certeza si hay influencia o no. Indudablemente, mi trabajo deviene de una cierta tradición literaria y se circunscribe en un determinado contexto. Eso me lleva a establecer vasos comunicantes con el pasado próximo, pero también con el más alejado y, a la vez, me permite extenderme hacia otros territorios. Puedo decirte, por ejemplo, que admiro las obras de Arredondo y García Ponce; que me he propuesto conocerlas en varios sentidos (de escritor a lector, de escritor a escritor, de lector a lector), que me interesa el tratamiento que ellos hacen a temas tan conocidos como el amor y el erotismo, y que, no

Creo que la esencia de la literatura es justamente su generosidad, la manera como se adapta o se deja tocar desde distintas aristas. con sutileza se enlaza al amor, un algo que en la literatura se gesta en la palabra pero que adquiere su cabal dimensión en los espacios en blanco que la palabra crea. Me parece que está más cercano a la libertad que a cualquier moral condenatoria, que cubre las palabras para producir una desnudez que no se entrega a la primera. Así lo entendido, estoy segura de que el erotismo nos permite acceder a aquellos temas que tanto nos cautivan y atemorizan. MF: ¿Por qué ensayar a Arredondo y García Ponce? MB: Las obras de Arredondo y García

Maritza Buendía, zacatecana nacida en 1974, es narradora y ensayista. Estudió la Maestría en Filosofía e Historia de las ideas, en la Universidad Autónoma de Zacatecas y posteriormente el Doctorado en Teoría Literaria en la UAM. Fue becaria de la primera generación de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de narrativa (2003-2004). Obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2004 con el libro En el jardín de los cautivos, publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro (2005). En dos ocasiones ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), jóvenes creadores, en el área de narrativa: 2007-2008 y 2009-2010. En 2008 realizó una residencia artística en el Pen Club Flamenco, Casa de los Escritores, Amberes, Bélgica; es colaboradora en la revista Dosfilos. Actualmente radica en la ciudad de Zacatecas; trabaja en la Licenciatura en Letras de la UAZ y en el Doctorado en Humanidades y Artes de la misma institución. Cuentos suyos han sido traducidos al inglés y al neerlandés. Para junio de 2012 regresará a la ciudad de Amberes, al Pen Club Flamenco, como becaria del FONCA dentro de su programa de residencias artísticas.

Ponce se difunden a partir de los años sesenta. Un poco antes se dan a conocer en nuestro país dos libros cruciales: El arco y la lira, del mexicano Octavio Paz (1956) y El erotismo, del francés Georges Bataille (1957). Bajo este contexto, la literatura mexicana indaga por su ser poético: el amor y el erotismo se instauran como vehículos de expresión de una nueva oferta literaria que busca asir lo sagrado, definirlo, crear historias y personajes acorde a ello. Todo esto persiste a pesar de la “muerte de dios”, pues la necesidad de lo sagrado es una de las características de la naturaleza humana.

obstante, mi escritura es por completo diferente. Aunque el amor y el erotismo sean mis obsesiones temáticas, ese interés me ha conducido también a otros muchos escritores y a otras tantas experiencias de vida. MF: ¿No es el primer reconocimiento que obtienes; cuál es tu consideración acerca de ellos en nuestro medio literario y artístico? MB: Creo en los premios en el sentido en que comentaba al inicio: son una oportunidad de establecer diálogos, de someter tu trabajo a la evaluación, y de continuar en el camino.

Gatos (fragmento)i Maritza Buendía

Me siento gato por las cuatro orillas. Busco por los rincones de la casa, busco por las esquinas de las calles para encontrar tu rastro. No lo logro. Tu olor se pierde en el olor de los demás. Mi cuerpo de gato se estira de un extremo a otro, y no alcanza a estirarse por competo porque siempre, en el último instante, faltas tú: cuerpo de gato extraviado, olor de gato extraviado. Mi piel se eriza ante tu ausencia y se engaña: imagina que tus manos la tocan. Y es tan fuerte el recuerdo, que percibo tus dedos subiendo y bajando. Tus ojos se cierran hasta confundirse en una línea delgada. Tu peso se moldea en mi cuerpo. Mis piernas abiertas tienen frío. De tanto imaginarlo la cabeza me duele y estalla en espasmódicas migrañas que me obligan a golpearme contra la pared. Deambulo, me golpeo y dejo mi sangre de gato manchando los diferentes cuartos de la casa: en la recámara, en la sala, en el comedor, en el baño, en la cocina. Entonces me rastreas y me encuentras en la cama, esperándote. Tus manos vuelven otra vez y meten por mi boca abierta toda la noche que me cabe. A veces creo que me ahogo, que voy a vomitar, que me es imposible tragar tanto y tanto. Pero nunca te lo digo, ni nunca te lo diré. Siempre mi boca abierta para tragar más noche, siempre mis piernas abiertas, sujetas a los barrotes de la cama […]. i En La memoria del agua, Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 2002, 109 pp. * Periodista y promotor cultural mauflos@gmail.com


LA GUALDRA NO. 27

Mirada neófita

o de cómo aún la tecnología le adeuda al arte Por Edgar A. G. Encina Fecha y propósito: Lunes 31 de octubre, 2011; Centro de la Gráfica de Zacatecas; Mesa redonda “Rafael Coronel y el expresionismo mexicano”; Junto a Sonia Viramontes y Sofía Gamboa; Rafael Coronel 80 años. Es la primera vez que escucho el nombre de Rafael Coronel (Zacatecas, 1931). Me han dicho que es pintor mexicano, que es oriundo de una provincia cuyo nombre remite al sonido del zacate y los aztecas, que debería conocerlo; quizá me agrade. No he querido guardarme la duda; curioseo en la web. Descubro su página electrónica; han posteado algo así de 84 imágenes entre “obra reciente”, “obra gráfica”, “colecciones” y “dibujos”, además de anexar el “currículum” y “críticas” [http:// rafaelcoronel.com/index.html]. Sigo navegando. Hallo que un museo lleva su nombre y la calificación profesional lo ubica como el “representante del nuevo expresionismo mexicano”, porque antes estuvieron los de la etapa primera con David Alfaro Siqueiros (Ciudad de México; 1896-1949), José Clemente Orozco (Jalisco; 1883-1994) y Diego Rivera (Guanajuato; 18861957). Continúo leyendo; siento que un paso en falso me destrozará en la caída. Dicen que su trabajo es “personal” e “intuitivo”; una “deformación de la realidad” en “colores violentos” de “reflejo amargo”; sus cuadros irradian de “forma subjetiva” la “temática de soledad y miseria”. Para ser honesto, me parece una burla tramposa. Que es “personal” e “intuitivo”, “deformación” de “reflejo”, “subjetivo”, no es cliché ni pretencioso; es derroche grosero del lenguaje, abuso estulto; prefiero los puntos suspensivos del decir acallado. Determino abrir dos pestañas. En la primera, navego imagen por imagen, cliqueándolas por separado. En la segunda, me detengo en los escritos que ha provocado. La idea es contrastar lo uno con lo otro y lo uno; descubrir lo que ya de por sí en/para el arte es hasta grosero. Primero, al azar abro “Le arranqué la flor”, de 2008; es un acrílico de 80x100cms., de fondo grisáceo. Es el retrato de un hombre viejo con barba pronunciada, curvada, canosa; viste en túnica oscura portando ese enorme sombrero de 180 grados. Tiene en la mano derecha, pegado al costillar, lo que parece el rostro de una

mujer de mirada y rostro hierático. El cabello de esa cara femenina es coronado por flores rojas, quizá claveles. La mano derecha, elevada a la altura de la nariz, ha tomado una de ellas para encontrarse con la vista pulcra del anciano. Segundo, leo que Sergio Pitol (Puebla, 1933) ve cómo “[…] Coronel preparaba su obra, pude contemplar el proceso de la creación y el júbilo con que se entregaba a ella. En tales momentos el Universo se concentraba allí, entre aquellas cuatro paredes, y poco a poco los papeles se iban poblando de seres”. No me dice nada; acaso del proceso creativo, es posible que sea el relato literario de un personaje omnipresente que, desde lejos, mira a otro actor preconcebido haciendo. Insatisfecho, me hago de la vista gorda. Otro escritor, Salvador Elizondo (Ciudad de México; 1932-2006) afirma que “[n]o todos tenemos el privilegio de una leyenda, Rafael Coronel inventó la suya y se inscribió en ella. Ha creado personajes cuya leyenda sólo él conoce y de la que sólo comparte con sus admiradores su forma vista sobre un fondo abismal de la vida, bajo una luz que emana no sólo del sol, sino de la paleta y de la mano del autor que los ha creado. A veces las figuras parecen emerger del fondo como si fueran parte de él, otras se destacan del fondo como estatuas policromadas discretamente. Una síntesis misteriosa entre la apariencia y la realidad”. Más conforme, el teléfono ha sonado. Una llamada me recuerda que debo atender un compromiso. Cierro el navegador y apago la computadora; otro día seguiré. Apenas entiendo que el tal Coronel pinta, que sus cuadros son expresionistas e impresionistas, que es osado, disciplinado, pasional en su trabajo y mítico, hermético, secretista en su labor discursiva. Aún quedan a deber tecnologías como la internet o la fotografía, en lo tocante a la fidelidad y el respeto al arte. A años luz, la primera, y a una distancia considerable, la segunda, de siquiera acariciar el aroma de expre-

Rafael Coronel, La Pelona, 1973

siones como la pintura, son infieles amantes que hablan mal y le crean una reputación dudosa. Para el navegante común, coleccionar imágenes y/o postearlas en sus perfiles, blogs, tumblr’s o canales de identificación puede ser un juego sin riesgos en las que alcanzan viables definiciones, gustos y/o anexiones. Sin embargo, es un aspecto frío, distante; pues el ícono se traduce como el sello impuesto frente a un espejo que no alcanza a dimensionar la fuerza del tema, el manejo de las técnicas o la vida de las superficies, por nombrar algo de estos vacíos. Quizá alcancemos en vida a descubrir cómo del monitor se resaltan las texturas de los grabados; es probable que nuestro celular destelle un haz de luz sobre la nada con aquella escultura; es deseable que al leer un libro en la tableta también nos impregnemos del olor del papel. Pero, por el momento, son buenos deseos para soñarse. Y, es que es traidora la internet. Por ejemplo: cómo es posible hacer que un despreocupado ente que surfea por las olas de la web sienta el corte incisivo de plantarse frente a una obra de Coronel; cómo estimular el movimiento en detalles mínimos, en el caso del relato en la flor que se enfrenta a la mirada cavilante; cómo explicar que ante la tercera etapa expresionista actual, la del artista sigue vigente, sin trasmutación ofensiva del tiempo ni vacilaciones objetuales. Si bien, las plumas que en-

frentan al arte son delicadas, solemnes y constructivas; si bien pueden paralizarse ante filosofismos wittgensteinianos de las posibilidades del cuerpo; si bien puede acariciarse simplemente los gustos, es una plataforma humanizadora-humanizante sin explotar. Qué será de nosotros si nos limitásemos a teclear, postear, subir y bajar lo que fuera en la red. Qué será cuando seamos tantos que la magia de trazos como los de Coronel sólo se limite el mundo viajante a ver, ver, pasar y dejar pasar… He querido exponer un ejercicio básico. Es verdad que los océanos electrónicos llevan y traen enormes cantidades de todo en sus mareas. Sin embargo, al menos al tiempo por la experiencia, parece funcionarles mejor a las bases de datos, porque en terrenos de la cultura y el arte es perceptible que estamos en edades paleolíticas. El caso de Coronel es representativo de otro innumerable cifrado de nombres, porque las expresiones artísticas siguen proponiendo y alimentándonos, mientras que la internet observa, con enormes ojos, casi asustada, preguntándose cómo reproducir con fidelidad aquella expresión. Por ello, aún azuzando lo que la literatura puede decir de la imagen pictórica, falta tanto que un original parece una ballena, bufando, cerca de nuestra balsa, lo trágico es que mis acompañantes no saben nadar y le temen al agua.


5 DE diciembre DE 2011

Por Mateo Estrada Gaviria

Las bibliotecas públicas y los estándares de lectura Por Eduardo Campech Miranda En colaboraciones anteriores he mencionado lo ambigua que resulta la campaña del Consejo Coordinador Empresarial para promocionar la lectura. El decir “lee”, se pierde en el laberinto de las posibilidades, propósitos, soportes de lectura. Sin embargo, el laberinto puede tener su hilo de Ariadna: la biblioteca pública y el bibliotecario. Se aconseja que los niños lean veinte minutos diarios. Pero ¿qué leer? Si el objetivo o el propósito es leer por leer, entonces lo mismo da coger un directorio telefónico que un informe de gobierno (finalmente la lectura no dejará de ser aburrida). Pero si buscamos matar dos pájaros de un tiro (ejercitar la lectura en voz alta y propiciar el gusto por la lectura), podemos acudir a las bibliotecas públicas (primordialmente a aquéllas que tengan mínimo quince años de servicio) y localizar la colección “Los cuentos de Polidoro”. Escritas para ser leídas en voz alta, a diferencia de la gran mayoría de los textos que circulan por

nuestra sociedad, los títulos que conforman la colección (Los sueños de José, El viaje de Jonás, El arca de Noé, Daid y Goliat, Jehová y la creación del mundo, Simbad del Marino, Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los 40 ladrones, La bolsa encantada, El caballo volador, David y Goliat, Teseo y el Minotauro, Aventuras de don Quijote, etc.) son adaptaciones de relatos bíblicos, de Las mil y una noches, de la mitología griega y de El Ingenioso Hidalgo, don Quijote de la Mancha. El tamaño de la fuente, su diagramación, las ilustraciones, todo confluye para hacer posible una lectura en voz alta más fluida, entendible y, sobre todo, disfrutable (amén de desarrollar la técnica adecuada para lograr una lectura oralizada profesional). No se trata de ninguna manera de una sesión de doctrina bíblica extracurricular, ni mucho menos. La intención es acercar lecturas accesibles (en lenguaje, elementos paratextuales, referentes culturales) tanto a las niñas y niños, como a sus familiares.

Ahora bien, si lo que se pretende es que estos pequeños adquieran el gusto por la lectura, pues incluya a la biblioteca como un lugar de esparcimiento y convivencia familiar. No vaya en familia sólo a tramitar la credencial de préstamo a domicilio, porque fue una tarea y hay que ganarse el punto extra. Exploren juntos, libremente, comenten gustos y disgustos de los libros, sus portadas, sus sinopsis, su contenido. Consulte al personal bibliotecario o a algún promotor de lectura, sobre temas, títulos, tendencias, recomendaciones. Y otra vez, una vez más, mil veces más: predique con el ejemplo. No le impida fumar con la cajetilla de cigarros en la mano, y no le obligue a leer mientras usted mira la televisión. El personal bibliotecario debe estar atento a las demandas tácitas de la sociedad. Aprovechar esos “nichos de mercado” donde pueda incidir a favor de la lectura, y por ende, de la biblioteca. Con ello engrandece el aporte de las bibliotecas públicas en la promoción de la lectura.

Domingo 27 [20:00. Aeropuerto, sala 39 de vuelos nacionales]. El vuelo es México-Aguascalientes. Ayer acompañé a la delegación española a una reunión de despedida en la casa de Irene Herner. Qué bonito es andar en ese mundo culto y elegante. Espero alguna vez alcanzar ese estilo de vida. Lo crucial: dormí con Manuel (blanco, alto, cuerpo regular, pelo y ojos castaños, 39 años, soltero, universitario, écrivain). Él expuso sobre los retratos que hicieron en el taller de Nicolás Banderas, en el Bogotá del siglo XVIII. Más avezado en el tema, fue el más felicitado. Me gustó desde el inicio, pero obvio, no todo lo cantadito es gay. Lo traté en la reunión de despedida. Él me abordó primero (ya comencé a justificarme), me interrogó demasiado sobre mi tesis. Luego de tres tragos me pidió que regresáramos al hotel. No quiso seguir con los demás (fueron de juerga a Polanco). Acepté porque intuí en que terminaría el episodio. Me dejé conducir… ¿Trascendencia? Sí. Me gustó. Lunes 27 [20:00. En mi recámara]. FO me contó que la esposa de JC sabe que viene y se queda en la casa… No temo. No. Martes 28 [13:00. En mi recámara]. Cruza el frente número 15. Hace harto frío. Estoy crudísimo. Bebí en la fiesta del cumple de Javier Botello. También asistió JC. Lo invité porque permanece la pinche culpa. Para no variar, Juan conocía a varios de los asistentes. Como la reunión era muy hetero, no jugueteamos. Lo miré bailar tribal (Eric Rincón) con una niña guapa. Por supuesto que lo celé. La reunión fue en una finca cerca de Sauceda. Sirvieron carne asada, ponche y decenas de cerveza y tequila. Los amigos de Botello son de su barrio. Los presentó como “los lazareños”. También participan en las Morismas de Bracho y tienen un equipo de fútbol rápido. Su grupo me gustó. A la media noche, César, Jeziel, Saúl, Carleto, JC y yo venimos a la casa. Seguimos bebiendo. La plática giró en torno a la escuela y el trabajo. Por primera vez miré enojado a FO. Se molestó porque el depa quedo sucio, mal oliente y lleno de botes de cerveza. Miércoles 30 [20:00. En mi recámara. FO sigue molesto]. Compré Confesiones de un joven novelista de Humberto Eco. Rechacé salir con Rodolfo. No quiero tener más tentaciones (jajaja). Viernes 2 [12:00. En la cafetería San Germain, sita Plaza Bicentenario] Terminé los trabajos escolares. Estoy libre hasta enero. Marco me regaló la novela Las horas fortuitas de Heraclio Castillo. El profe me pidió la reseña del libro.


PROGRAMA DEL 7 DE DICIEMBRE AL 11 DE DICIEMBRE 2011

JUEVES 1 Conmemoración del Día Mundial de la Respuesta ante el VIH/SIDA Marcha Silenciosa Inicia: Alameda “J. Trinidad García de la Cadena” Culmina: Plazuela Miguel Auza 18:30 horas JUEVES 1 Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia 19:00 horas VIERNES y SÁBADOS Leyendas de Zacatecas Frente a Catedral 20:00 horas SÁBADOS 3, 10 y 17 Restauración Virtual del Antiguo Templo de San Agustín 20:00 horas

***CICLO: ZACATECAS, CÁMARA, ACCIÓN*** Miércoles 7 / 17:00 hrs. PAQUETE DE CORTOMETRAJES Universidad Norte de México Varios directores.

Miércoles 7 / 19:00 hrs. PAQUETE DE CORTOMETRAJES Universidad Norte de México 1er Rally. Varios directores.

***CICLO: HOMENAJE JORGE NEGRETE***

Jueves 8 / 18:00 hrs. GRAN CASINO Dir. Luis Buñuel. México/1947/ 101 min.

Tampico (México), principios del siglo XX. Gerardo Ramírez y Demetrio García, dos prófugos, entran a trabajar al servicio del argentino José Enrique Irigoyen, propietario de pozos petrolíferos. Cuando Irigoyen desaparece, su hermana Mercedes llega a Tampico para hacerse cargo del negocio. Aunque sospecha que Gerardo y Demetrio pueden estar involucrados en la desaparición de su hermano, no puede evitar sentirse atraída por el primero.

SÁBADO 3 Danza folklórica Presencia Cultural COBAEZ Plantel Miguel Auza Plazuela Goitia 17:30 horas DOMINGOS 4, y 11 Tradicional Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Florentino Raygoza Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Entrada libre / 18:00 horas Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 8 Danza clásica y contemporánea Estudio “Fare Danz” Dir. Silvia Barajas Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” 19:00 horas VIERNES 9 Acto Conmemorativo del XVIII Aniversario de la Inscripción del Centro Histórico de Zacatecas como Patrimonio Cultural de la Humanidad Salón de Recepciones de Palacio de Gobierno 18:00 horas MARTES 13 Danza jazz Navidanza Estudio de Danza “Kimmera” Dir. Jazmín Barajas Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” 19:00 horas MIÉRCOLES 14 Pastorela El Lobo de Belén Danzac Dir. Georgina Ávila Teatro Fernando Calderón 19:00 horas Admisión: $ 30.00 JUEVES 15 Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y Ortega Casa Municipal de Cultura de Zacatecas 19:00 horas

Jueves 8 / 20:00 hrs. ¡AY JALISCO, NO TE RAJES! Dir. Joselito Rodríguez. México/ 1941/ 120 min.

¡Ay Jalisco, no te rajes! es una película mexicana basada en la novela del mismo nombre de Aurelio Robles Castillo al igual que otra cinta que estelarizó, después de un tiempo otro gran cantante del cine mexicano Pedro Infante, titulada El Ametralladora, como apodaban al personaje central de la novela. Jorge Negrete estaba radicado en Hollywood y Nueva York donde cantaba con músicos mexicanos y cubanos cuando fue requerido en México para protagonizar esta película, aun casado con Elisa Christy. En esta cinta conoció a la que se convertiría posteriormente en su pareja sentimental durante doce años, Gloria Marín y en su co-protagonista en varias películas.

Viernes 9 / 18:00 hrs. EL PEÑÓN DE LAS ÁNIMAS. Dir. Miguel Zacarías. México/1942/ 121 min.

La película habla sobre la rivalidad existente entre dos familias nobles, los Valdivia y los Iturriaga, sobre el dominio de una propiedad a la que se refieren como El peñón de las ánimas. Las rencillas entre las dos familias se agudizan con el romance de los jóvenes Fernando Iturriaga (Jorge Negrete) y María Ángela Valdivia (María Félix).

**FUNCIÓN ESPECIAL** Viernes 9 de diciembre / 20:00 hrs. WHEN YOU’RE STRANGE: UNA PELÍCULA SOBRE THE DOORS. Dirigida por Tom DiCillo. Narrada por Johnny Depp.

Un retrato del cuarteto de rock emblemático de los años ‘60: The Doors. Narrado por Johnny Depp, el documental muestra material fílmico jamás dado a conocer y ofrece una nueva visión del impacto que dejó el legado musical de la banda. La película es un apasionante recuento de la historia del grupo, desde sus inicios en la escuela de cine de UCLA donde Manzarek y Morrison se conocieron hasta sus famosos y trepidantes conciertos de rock, y a partir, de una perspectiva íntima, descubre la faceta creativa de una de las bandas más influyentes de Estados Unidos en el mundo.

***CICLO: CINETECA ZACATECAS EN NÚMEROS*** Domingo 11 / 18:00 hrs. 7 SAMURAIS Dir. Akira Kurosawa Japón/ 1954/ 205 min.

En el Japón del siglo XVI, los campesinos de un pueblo deciden contratar a siete samuráis para que los protejan de una banda de ladrones que se llevan sus cosechas.


5 DE diciembre DE 2011

Jorge Negrete

también cumple cien años Por Antonio Villarreal Álvarez Dos de las mayores figuras del cine mexicano llegaron al mundo justo hace 100 años, Cantinflas fue objeto de varios homenajes el pasado mes de agosto, y en el Cineclub Universitario proyectamos en septiembre un ciclo de cine en su memoria; durante diciembre toca su turno a Jorge Negrete. Nacido el 30 de noviembre de 1911, el “Charro Cantor”, fue un cantante (barítono) y actor mexicano partícipe de la “Época de Oro” del cine mexicano, fundó el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana y reestructuró junto con un grupo selecto de actores la Asociación Nacional de Actores (ANDA), de la que fue destacado líder. En 1931 inició su carrera de cantante, comenzando en la radiodifusora XETR. Interpretaba entonces romanzas mexicanas y canciones napolitanas, además de piezas de autores de la época como María Grever, Alfonso Esparza Oteo y Manuel M. Ponce. Durante su carrera filmó 43 películas, debutando en 1937 con “La Madrina del Diablo”, donde compartió créditos con María Fernanda Ibáñez, hija de la actriz mexicana Sara García (amiga de la familia Negrete), quien recomendó al joven Jorge para el papel estelar de esta película. Aunque su primera aparición en cine fue en el cortometraje de la Warner Bros. “Cuban Nights” caracterizado como trovador cubano. Militar de carrera, tenía gran experiencia en el manejo de caballos, habilidad de la cual haría gala en sus películas, lo que aunado a su privilegiada voz le daría fama como el charro del cine mexicano. El charro mexicano del cine era un personaje que podría encarnar los anhelos y nostalgia del México posterior a la revolución. En muchas de las películas mexicanas de esa etapa se presentaba una sociedad rural idílica no

exenta de personajes tiránicos enfrentados con el personaje protagónico, es decir, el charro cantor. Ejemplo claro de esto es ¡Ay Jalisco, no te rajes!, filmada en 1941, donde realiza el papel principal, película que lo catapultaría a la fama internacional y lo convirtió en una de las máximas figuras artísticas en América Latina, compartiendo los principales créditos con Gloria Marín, con quien inicia una relación romántica y profesional que duró más de 10 años. Durante el rodaje de El peñón de las ánimas, del director Miguel Zacarías, en 1943, alterna con la joven debutante María Félix, su relación fue conflictiva, pues él era un conquistador y ella una joven altanera y presumida. Sin embargo diez años más tarde se reencontró con ella en 1951 en Reportaje, de Emilio Fernández, donde en la víspera de fin de año, Bernardo, dueño de un periódico, discute con Gámez Rivera, su director. Como resultado de la discusión Bernardo ofrece un premio de diez mil pesos al reportero que traiga la mejor noticia de esa noche. Los reporteros salen a la calle para encontrarse con distintas historias, interpretadas por una multitud de estrellas del cine mexicano, entre ellas María Félix y ahí él reconoció que se enamoró de ella desde el primer momento. Con ella realizó su última película, El Rapto donde ya eran manifiestos los daños del mal hepático que lo llevo a la tumba el 5 de diciembre de 1953. Los esperamos del 2 al 16 de diciembre todos los lunes, miércoles y viernes con su ejemplar de la Gualdra para su acceso gratuito al ciclo en homenaje al Charro Inmortal, del Cineclub Universitario, en el segundo patio de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Lunes 5

Jalisco canta en Sevilla

1948. Dir. Fernando de Fuentes. Sinopsis: tras saberse beneficiado con una cuantiosa herencia que su tío abuelo le ha dejado en la madre patria, el charro Nacho vuela hasta Sevilla donde conoce a la bella Araceli al ser acogidos por un torero retirado.

Miércoles 7

¡Ay, Jalisco no te rajes!

1941. Dir. Joselito Rodríguez. Sinopsis: Los padres de Salvador Pérez Gómez mueren misteriosamente y el niño crece cuidado por Chaflán, el peón de sus padres, y Radilla, el cantinero español quien es su padrino. Bajo las enseñanzas de este último, jura vengar la muerte de sus padres. Salvador se enamora de Carmen, quien está comprometida con Felipe aunque no lo quiere y sólo se casará para salvar a su padre de la ruina.

Viernes 9

El Rebelde

1943. Dir. Jaime Salvador. Sinopsis: un bandido generoso da lugar a una serie de aventuras convencionales de época en el México del siglo XIX.


LA GUALDRA NO. 27 / 5 DEdiciembre DE 2011

The World Orchestra:

una oportunidad musical para la paz Por Cristina Ávila-Zesatti*

Hace ya 31 años que John Lennon, un hombre que transformó al mundo con sus canciones, fue asesinado a mansalva por un fanático en la ciudad de Nueva York. Sucedió un 8 de diciembre de 1980, y sin embargo, su legado no sólo continúa vivo hasta nuestros días, sino que se ha transformado en un pacifismo musical adoptado por el mundo y que no para de cantar: “Todo lo que pedimos, es una oportunidad para la paz”. Lennon también pidió alguna vez al mundo ‘imaginar un mundo mejor’, tal vez porque la violencia no es necesario imaginarla: se ha convertido en nuestra triste realidad cotidiana. Pensar pues en la violencia es fácil…. Imaginar la paz, en cambio, es más bien un deseo, una nostalgia de aquello que nos falta, y que soñamos con alcanzar. Sin duda, la historia nos comprueba que la música, ha sido desde siempre uno de los vehículos más utilizados para llegar al corazón de los hombres. La música, como todas las artes, educa; y puede convertirse en un poderoso instrumento de movilización social para fines positivos o negativos, puesto que a fin de cuentas, los acordes de una melodía, o la letra de una canción, llegan directo a nuestras emociones. He ahí el maravilloso secreto que John Lennon y tantos otros grandes músicos han comprendido: la música toca el alma… la música puede transformar.

The World Orchestra: “Imagina que no hay países…” Después de la Segunda Guerra Mundial, el compositor y director ucraniano Igor Markievich, tuvo la idea de reunir a orquestas internacionales para enviar al mundo un mensaje de esperanza a través de la música clásica, interpretada por jóvenes de diversos países. Este proyecto, que con el tiempo se transformó en la World Orchestra (La Orquesta del Mundo), sigue vivo no sólo en espíritu. Josep Vicent (Alicante, España 1970) es el joven y versátil músico que actualmente dirige a The World Orchestra. Multipremiado como compositor y director, Vicent lleva literalmente la batuta que lidera a más de 500 jóvenes talentos provenientes de 50 países, y cuyas interpretaciones van más allá de la partitura: su mensaje es la posibilidad real de la paz y la multiculturalidad, que se transmite en todas y cada una de sus interpretaciones musicales.

The World Orchestra, ostenta el nombramiento de “Artistas por la Paz” que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) así como la designación para ser “Embajadores Culturales”, que recibió en 2009 por la organización española Fundación Cultura de Paz. Pero más allá de membretes y medallas, lo cierto es que esta orquesta, compuesta por músicos internacionales de entre 18 y 25 años, está cumpliendo a cabalidad su objetivo de llevar por el mundo un mensaje solidario. Desde que Josep Vicent asumió su titularidad en 2004, han realizado giras por China, España, Holanda, Austria, Chipre, Alemania, Canadá y un largo etcétera.

Puedes decir que soy un soñador… No en vano algunas tácticas militares de la antigüedad aconsejaban a sus soldados cruzar los puentes a pasos desacompasados: está comprobado que ‘la energía de un mismo ritmo prolongado’ y de un grupo numeroso, es capaz de cimbrar y hasta de romper ciertas estructuras. Sí. La armonía es muy poderosa. Y de eso se trata precisamente la paz. La música, la música clásica, es asimismo un potente instrumento de concordia y fraternidad, tal como lo han comprobado muchísimos estudios tanto médicos como psicosociales: los acordes de una melodía pueden inducir a estados de calma y tranquilidad.

Facundo Cabral, otro gran activista de la paz a través de la música asesinado recientemente, solía afirmar: “cada cantor es una buena noticia… porque cada cantor es un soldado menos”. A algunos puede sonar ingenuo, pero lo cierto es que “tanto la guerra como la paz son frutos culturales, resultado de decisiones humanas”1 y en este sentido, la música bien podría convertirse en una de esas salidas que estamos buscando para dejar atrás la violencia, tanto en México como en el convulsionado mundo que nos está tocando vivir. Porque hasta ahora, “hacer sonar los tambores de guerra” nos ha llevado siempre a costos y terribles resultados.

Zacatecas: una oportunidad para la paz

Nota: Entre el 10 y el 16 de diciembre, The World Orchestra ofrecerá en Zacatecas y varios municipios, 3 conciertos gratuitos, ensayos didácticos para niños, jóvenes y maestros, y un concierto de gala con beneficio social. En el proyecto participan la sociedad civil, diversas instituciones del gobierno estatal, así como la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Por vez primera, The World Orchestra aterriza en México. Zacatecas será su próximo y exclusivo destino en su largo historial de conciertos por la paz: 50 músicos de 30 países llegan a la entidad de la mano de su director Josep Vicent, para inspirar a los jóvenes y demostrar que un proyecto de vida distinto a la violencia, es posible. Con su presencia, Vicent y la Orquesta del Mundo vienen a dar ‘una oportunidad a la

1 Educar para la Paz – Vicenç Fisas (Barcelona, España 1952)

paz’ con su poderosa armonía musical, esa que es capaz de romper estructuras y cimbrar los corazones. Escucharlos, y dejarse tocar el alma, será quizá un primer paso para ‘imaginar un mundo distinto’ como pedía John Lennon. Este es el mensaje que Zacatecas y The World Orchestra ofrecen para este México que ahora más que nunca, sueña con volver a escuchar la melodía de la paz.

* Es periodista especializada en temas internacionales y en el llamado ‘Periodismo de Paz’. Fundadora y editora general del medio digital Corresponsal de Paz (www.corresponsaldepaz.org). Organizadora de la primera visita de The World Orchestra a México, en exclusiva para Zacatecas.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.