Aldea Global 02/08/2012

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EUROZONA

AGOSTO DEL 2012

LA

Varios países del continente saldrán del acuerdo monetario

SErá SóLO pArA LOS máS pOdErOSOS

L

a historia cuenta en varios tomos cómo las naciones que integran Europa han dirimido sus conflictos, modificado fronteras, desaparecido, revivido o creado países. En todos los casos nos encontramos, inevitablemente, con Alemania, en espacios geográficos diversos, pero aludiendo a la misma denominación de origen desde los inicios del siglo IX. Sin embargo, los conflictos internacionales que enfrentaron en esa Europa a ejércitos que causaron devastación y muerte de millones de seres humanos hasta finales de la primera mitad del siglo XX, han sido sustituidos, ya no hay fuerzas armadas que ocupen territorios o que icen o arríen banderas: fueron sustituidos por el instrumento de intercambio económico llamado euro, y su respaldo estratégico es la troika integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Al frente de su “estado mayor” está Alemania y tiene como aliados cercanos a Finlandia y Holanda, mientras sigue sosteniendo el eje con Francia, aunque este país haya cambiado gobernantes y éstos se muestren hoy “contrariados” con ciertos procedimientos germanos. El cimiento para el sostenimiento alemán lo puso el gobierno socialdemócrata de Gerhard Schröder cuando en 2003 impuso reformas que fueron calificadas como el mayor cambio al estado de bienestar, aplicando desregulaciones laborales, domeñando sindicatos para que acordaran con los empresarios en el afán de mantener puestos de trabajo, y con el gobierno en el propósito de mantener el crecimiento del país. Por las subvenciones y facilidades fiscales gubernamentales, los empresarios se acomodaron al ciclo económico mundial sin recurrir a despidos. Es decir: Alemania realizó su plan de ajuste económico en tiempos de bonanza, al revés de lo que pasa hoy con países miembros de la Unión Europea que lo hacen con economías en recesión, presupuestos recortados y endeudados hasta el cuello. El sucesor de Silvio Berlusconi –burócrata bancario devenido político–, Mario Monti, al avisar sobre lo que le tocará hacer, sin rubor aceptó la existencia de países subordinados al “comando” alemán, que avanza ocupando Europa con el “tanque” del euro. Sin embargo, a Monti se le olvidó que en Alemania 5 millones de trabajadores –20 por ciento de la población económicamente activa– como máximo ganan 400 euros mensuales, según El País de Madrid (“Sueldos de un euro a la hora en el ‘milagro’ laboral alemán”) y la misma fuente informa, citando al Departamento de Trabajo teutón, que esos minisalarios crecieron tres veces más que los otros en el quinquenio 2005-2010. En el Reino de España –que ideó la dictadura franquista y hasta monarca escogió–, Mariano Rajoy pidió a Europa 100 mil millones de euros para paliar los déficit de las “cañerías podridas” de algunos de sus bancos, garantizando la devolución con intereses del empréstito-rescate gracias a recortes presupuestarios, desaceleración económica, desregulaciones, aumento de los impuestos indirectos al consumo, sordera ante los reclamos de las mayorías y represión a los más valientes, encabezados por los trabajadores de las cuencas mineras. De estas medidas, hasta donde le fue posible, el gobierno eludió dar mayor información a las Cortes. Sin embargo, Rajoy aceptó todas las recetas dictadas desde el Bundestag germano y los parlamentos holandés y finlandés, las que condicionarán el futuro del sistema financiero. En tanto, la mayoría de los parlamentarios y de los españoles sólo se enteraron por la prensa. Hay quienes sostienen que el euro fue “el sueño de Locarno”, evocando el tratado de hace nueve décadas. Con ello aludían a efímeros éxitos iniciales donde empresas y financistas convivían en paz con productores del campo y trabajadores. Soñaban con que en poco tiempo sobrevendría la integración fiscal, el valor del trabajo se tasaría igual en toda la eurozona y, en fin, se podría copiar la gloria de tener en esa parte del continente una especie de nuevos Estados Unidos. Los sueños se estrellaron con el fracaso de la crisis extendida desde el mar del Norte, por el Atlántico, y el Mediterráneo hasta tierra adentro. Como una especie de tragedia griega donde no se puede luchar contra los designios del Olimpo, la propia Grecia está sumida en el caos y contagió su depresión y miseria a España y otras naciones. Los artículos sobre el futuro de la zona euro y la circunstancia griega, fueron publicados orginalmente en el diario bonaerense Página 12.

El profesor Gunnar Beck, especialista alemán en derecho y política europea de la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres, señala que no existe ninguna iniciativa para sacar al euro del limbo. “Es improbable que sobreviva en su forma actual”, afirma.

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adie sabe cuánto tiempo le queda a la eurozona. Desde el inicio de la crisis de la deuda, en 2010, ha habido cuatro rescates a escala nacional (Grecia, Portugal, República de Irlanda y Chipre) y uno a nivel bancario recién concluido (España). La canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que “mientras viva” no habrá eurobonos. El primer ministro de Italia, Mario Monti, ha amenazado con renunciar si no se acuerdan estos bonos para bajar la exorbitante tasa de interés que pagan los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España, por sus siglas en inglés). Con los mercados al rojo vivo, no extraña que la cumbre europea haya sido vista por muchos como la más importante en mucho tiempo. Sin embargo, fue una expectativa peligrosa. Según dijo el profesor alemán Gunnar Beck, especialista en derecho y política europea de la SOAS de la Universidad de Londres, no hay ninguna iniciativa para sacar al euro del actual limbo. –La crisis empeora día a día. Alemania es la única nación que podría actuar de manera decisiva y no parece dispuesta a hacerlo. Desde 2010, la canciller Angela Merkel ha intervenido tarde, a regañadientes y de manera insuficiente. –Alemania es la nación más fuerte de Europa, pero esto no quiere decir que esto sea suficiente para salvar al euro. Es posible que si Merkel hubiese actuado decisivamente en un principio, hubiera podido detener la incertidumbre posterior de los mercados, pero por otro lado los problemas del euro no se deben pura y exclusivamente a la especulación. En todo caso, no intervino decisivamente y hoy el costo de un rescate es tal que Alemania puede perfectamente considerar que es mejor perder lo que ha puesto sobre la mesa que arriesgar lo que todavía le queda. Si hay una cesación de pagos en Grecia, por ejemplo, el Bundesbank tendrá que hacerse cargo de los miles de millones que le debe el Banco Central de ese país. Esto se multiplica si a Grecia se le agregan otras naciones. Y si la eurozona se desintegra, las pérdidas serán colosales. Por un lado, Alemania no podrá cobrar lo que ha prestado. Por el otro, deberá honrar las garantías que dio a los acreedores. Todo esto sin contar que tendrá que rescatar a los bancos que caigan en el camino. –Precisamente, el costo es tan alto para Alemania misma que no se entiende por qué no hace algo más por evitar la debacle.


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