Diario La Hora El Oro 25 de Diciembre 2012

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OPINIÓN A4

El malo, cuando se finge bueno, es pésimo”. FRANCIS BACON

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La vulgaridad es el blasón nobiliario de los hombres ensoberbecidos de su mediocridad”. JOSÉ INGENIEROS

MARTES 25 DE DICIEMBRE DE 2012 La Hora EL ORO

CARTAS Costosa factura

No tendrá largos días de vida una sociedad en la cual los ufanos de labios mentirosos pregonen sus embustes. Saldrán de los armarios aquellos que orondos defienden el libertinaje sexual del hombre y el derecho de eliminar al microscópico ser indefenso que inerme reposa en la cálida matriz femenina. Reclamarán también aquellos que envidian mujer y bienes ajenos pidiendo igualdad para todos. Desfilarán orgullosos los que quieren mostrar al mundo que no hay límites para el ejercicio de la sexualidad humana. Gustavo Vela Ycaza C.I. 17-04442266

No es un concurso

El pasado 15 de diciembre se inauguró el concurso de “pesebres artísticos” que organiza el Municipio de Quito. La sorpresa fue que los organizadores dieron los premios a instalaciones artísticas y a obras realizadas en metal. Deberían cambiar el nombre al concurso, el más ideal sería: “Concurso de chatarra reciclada en metal e instalaciones navideñas”. Al poner la palabra ‘pesebre’, estamos hablando de obras de arte como las que existen en Europa ,en especial el arte italiano del pesebre o el pesebre español, o los pesebres clásicos y artísticos del mismo Ecuador, en especial de la Escuela Quiteña. El pesebre debe tener calor, color y atracción. No es un armatoste frío de hierro forjado o soldado en una cerrajería. Desde hace un tiempo el Municipio tiene un concepto equivocado de lo que es y representa el pesebre a nivel mundial. Por eso es que hacen este tipo de concursos que pasan sin pena ni gloria frente a nuestros ojos y dañan el concepto del ‘belenismo’ que tenemos los que algo conocemos del tema. Una pena por el Municipio de Quito, que debe cambiar este tipo de concursos. Una pena también por el arte quiteño tan venido a menos en los últimos tiempos. Paul Fonseca CC: 171073170-2

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Hoy es Navidad

La familia en la que nació estaba encabezada por un carpintero. Pastores y reyes, según el Evangelio, vinieron a adorarle. En los cielos vieron una estrella deslumbrante sobre el sitio donde produjo el acontecimiento epónimo, en el que la historia humana se dividió para siempre en un antes y un después. Tal vez esa noche hacía frío, tal vez eran pocas las prendas de vestir para arropar al recién nacido. Un ángel dijo a los pastores: “Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y también dice el Evangelio debido al médico Lucas: “Apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: ‘Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de

JOSÉ SANTIESTEBAN

Democracia y cultura Una tendencia dominante en el mundo de hoy es la aspiración a la democratización. La democracia se ha convertido en la solución del momento, el anhelo que todo lo domina, el modelo general. Nadie se resigna a renunciar a la democracia, ni aun en medio de las peores crisis. Ecuador puede ser destrozado por el peor de los desastres naturales, puede sufrir los más duros golpes a su economía; puede constatarse en su sistema institucional la más degradante corrupción, mas nadie piensa en volver a violentar el proceso

su buena voluntad’”. Jesús, el Salvador, el Príncipe de Paz, andando el tiempo, en su memorable ‘Sermón del Monte’, nos advirtió: “Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán”. En nuestros días abundan esos falsos profetas en casi todas las esferas de la vida. Creyentes y no creyentes, gente de fe y ateos, hoy hacen un alto para conmemorar el nacimiento en un humilde pesebre de un hombre cuyo mensaje contribuiría a incentivar todos los cambios que para bien ha experimentado la Humanidad desde hace más de dos mil años. En efecto, un día como hoy nació en Belén, en la actual Palestina, quien llamó bienaventurados a“los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”.

democrático. Pero donde la democracia se ha convertido en hecho, en forma dominante del modelo político, pronto se hace visible una importante circunstancia: la conexión entre democracia y cultura. La democracia es tanto más frágil, insuficiente y superficial cuanto más bajo es el nivel cultural de la sociedad. Y cabe hacer un distingo entre cultura y civilización. Ortega y Gasset decía que toda civilización recibida es fácilmente mortal para quien la recibe. Porque la civilización es un conjunto de técnicas mecanizadas, de excitaciones artificiales o de lujos que, inoculados a otro organismo popular, son siempre tóxicos, y en altas dosis, mortal. La cultura no es perecedera, la civilización sí. La cultura atañe a lo espiritual, la civilización a lo material. La computadora es civilización, su

contenido es cultura. El progreso material de los últimos 200 años ha determinado el desarrollo de una conciencia del crecimiento material, mas no se ha producido una cultura de la transformación del interior humano. No se ha logrado una cultura de la transformación del interior humano, del corazón y de la inteligencia. Estamos ante una cultura de la información y no de la sabiduría. Desde el Renacimiento a la fecha, el hombre ha ido perdiendo la sabiduría para quedarse solo con los conocimientos y la información. Lo que se ha perdido en el camino es la diferencia entre el saber y el conocer. Asistimos a un profundo desastre personal y global, disfrazado de avance moderno, en la relación armónica y de equilibrio que el ser humano debe guardar con su persona, la naturaleza y la vida que lo rodea. santifer@gmail.com.ec

RODRIGO SANTILLÁN PERALBO

Publicidad Publicidad y propaganda son técnicas fundamentadas en las Ciencias de la Comunicación. Las dos difunden mensajes con la intencionalidad expresa o clandestina de modificar la conducta de las masas, pero son diferentes en conceptos y finalidades. La publicidad trata de vender productos o servicios y, en esencia es comercial, en tanto que la propaganda trata de imponer, incluso con la fuerza de un puño, una ideología, una filosofía, doctrina, religión o algún hecho cultural. En el CNE existe una lamentable confusión que le lleva a decir “publicidad autorizada” a todo tipo de propaganda que copa espacios en los medios de comunicación social, sean o no corruptos. En estos tiempos preelectorales las instituciones del Estado difunden las maravillas realizadas por la revolución ciudadana, en las que no faltan carreteras, puentes, obras públicas, educación, salud pública y hasta el Municipio destaca las cuadras de calles reasfaltadas del “Quito que queremos”. Hasta la oposición reconoce la obra pública del gobierno de Correa que, además, está en centenares de vallas. Pero, ¿es necesaria tanta propaganda que, reiterada ad infinitum, ya cansa a las masas? ¿Es justo que toda la ciudadanía quiera o no pague los altos costos de la propaganda oficial que trata de meter, ‘hasta en la sopa’, a la revolución ciudadana, con la sacrosanta autorización del CNE? ¿Es un proceder ético de los propagandistas del gobierno liderado por el economista Correa? La mesa está servida para que gane las elecciones el actual Presidente, pues, hasta sus contendientes son ridiculizados o insultados en cadenas nacionales y sabatinas, y algunos de ellos se merecen. Publicistas y propagandistas deberían obligarse a observar las más elementales normas de la deontología profesional. rsantillan@lahora.com.ec

Presidente Nacional FRANCISCO VIVANCO RIOFRÍO Director NICOLÁS KINGMAN RIOFRÍO Gerente General BORIS VIVANCO MÜLLER Editora General JUANA LÓPEZ SARMIENTO Editora Regional ANYELA SANABRIA FRAY Edihoronews Cia. Ltda. Planta: 25 de Junio 1012 e./ 9 de Mayo y Juan Montalvo PBX: 293-3416 Publicidad: 293-3416 • 293-3421 (Ext. 21) e-mail: eloro@lahora.com.ec Año: III No. 1314

www.lahora.com.ec Esta sección representa el pensamiento de los editores. Los escritos de los colaboradores solo comprometen a sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento del periódico.


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