Revista La Fragua, forjando realidades construyendo sueños.

Page 27

LA FRAGUA

forjando realidades, construyendo sueños

Capital humano Del capítulo anterior: Valentine sonrió mientras apagaba la radio y se dirigía a la ventana de su habitación, no tenía una gran vista, había un edificio justo enfrente, y debía estirarse para lograr ver un pequeño tramo de la ciudad. El viento olía a humo, igual que el departamento, todo olía a humo en ese lugar, y era una molestia enorme para ella, que ni siquiera fumaba. Aún así respiró profundamente, imaginando que sus pulmones se llenaban del aire puro que hace tanto tiempo no recibían, y cerró los ojos. -Van a ver qué es caos.-Dijo a la nada, disfrutando la sensación de que sus palabras se expandían sobre la ciudad. Y esperando a que sonara el teléfono, lo dejaría sonar cinco veces, y luego se silenciaría, confirmando lo que Valentine ya sabía; Oliver estaba muerto, pero jamás encontrarían su cuerpo. Tercer capítulo: Hace mucho que no se divertía tanto. Ya habían pasado dos días, y aún toda la ciudad hablaba de su trágica muerte. Era especialmente interesante escuchar a sus colegas hablar de él, en las entrevistas que les hacían en los noticieros; los que concedían entrevistas eran los más descarados, mostrando su más profundo pesar, alegando haber sido los más grandes amigos de Oliver y estar desconcertados acerca del futuro de sus inversiones en la empresa, sobre todo por los porcentajes de participación que ellos tenían en ella. Oliver los miraba por el televisor y sonreía; había estado escondido en una habitación de alojamiento en pleno centro de la ciudad; se había preocupado de rentarla antes de ir a encontrarse con Valentine. Todo había salido perfecto; gracias a sus contactos, que le habían entregado la información de cuando y donde iban a ocurrir las explosiones durante toda la semana. Así que, al haber una justo esa noche, se dirigió al hotel más cercano del punto de explosión y ocupó una habitación, para luego salir de inmediato por la escalera de incendios, sin ser visto. Su sonrisa se ampliaba al recordar el momento en que la columna de humo se elevaba, mientras él contemplaba todo desde la ventana de su habitación. Aunque, al igual que sabía que morir era una cosa fácil de fingir, también sabía que mantener el secreto por mucho tiempo sería imposible. Estaba en posesión de una identificación falsa, había dejado la verdadera en el hotel, y eso le serviría solo por un par de días más; hasta cuando los diarios empezaran a mostrar su cara en las portadas, alegando que el

Año I, N° 4 - 2011

María Belén Venegas Estudiante secundaria

cuerpo de Oliver no estaba entre los escombros del edificio, y la arrendataria (una anciana que solo se informaba con las portadas y por ningún motivo compraba los diarios), vería su foto y lo reconocería al instante con otro nombre. Empezarían las preguntas, las respuestas vagas, una llamada a la guardia civil, y todo se acabaría. Por suerte, tenía un bolso lleno de dinero; podría sobornarla, o largarse de allí y alojarse en otra parte… luego claro, de cambiar su apariencia. Se levantó de la cama, donde había estado sentado por media hora, mirando el techo; y prendió el televisor. Lo único que le preocupaba era no perderse la aparición de Valentine en el noticiero, quería saber cómo los medios iban a manejar esa información tan contradictoria. Un rincón de su mente quería ver que Valentine se mostrara con cordura y calma, y otro quería que se desatara un tormentoso caos. A esa hora, la televisión no mostraba programas dignos de ver. Oliver apagó el aparato y entró al baño arrastrando los pies. Era hora de encargarse de su apariencia. Unas horas más tarde un hombre bordeaba una calle atestada de autos, comprobando con éxito que se veía absolutamente normal; nadie reparaba en él, nadie se quedaba mirándolo fijo, era por completo libre de pasear por la calle con tranquilidad. Lo primero que hizo, fue dirigirse a un teléfono público y llamar a Valentine. Ella sonó tensa desde el otro lado. -Hola. -Oliver…-lo reconoció con sorpresa.- ¿Dónde estás? -No es bueno que lo sepas, solo llamaba para saber cómo estabas. El teléfono se silenció por unos segundos, debía estar comprobando si alguien la oía. -Trataron de matarme la noche que hablamos…-soltó, su voz era insegura, avergonzada de habérselo contado a Oliver y no a sus amigos escapé por poco. -¿Te hirieron? – preguntó con calma, escondiendo el asombro y el malestar que ese nuevo problema causaba a su plan. -No, pero al asesino sí. –Procedió a contarle todo el episodio con detalle, con lo que Oliver puso otra moneda en el teléfono. Solo una vez acabado el relato, él intervino. -Tenemos que tomar nuevas medidas, -dijo, no sin pesar- no podemos mantener esto entre nosotros,

http://www.revista-lafragua.blogspot.com/ - colaboraciones a: revistalafragua2010@gmail.com P á g i n a | 27


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.