Revista La Fragua, forjando realidades construyendo sueños.

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LA FRAGUA

forjando realidades, construyendo sueños

Año I, N° 4 - 2011

Reflexión en torno a los diez años de reforma procesal penal

Gonzalo Romero Estudiante secundario

“Donde existe una necesidad nace un derecho”. Eva Perón. n las últimas semanas ha habido diversos y múltiples comentarios en relación con la primera década que cumplió, el pasado año 2010, la reforma procesal penal. Por cierto, son variadas las perspectivas desde las que es posible analizar esta modernización de nuestro sistema de administración de justicia, considerando no sólo su impacto institucional, sino también su efecto en la vida de las personas. Para lo cual a continuación daré a conocer una visión crítica frente a la década de la implementación de la reforma procesal penal en nuestro país. Yendo a aquello que “Los parlamentarios corresponde deben entender o así mejorar, cabe debiese ser, que la considerar con contingencia es muy atención lo que mala consejera. Es ocurre con los necesario reflexionar y delitos contra la no reaccionar.” propiedad. Ellos constituyen el mayor porcentaje de los ingresos que anualmente recibe el Ministerio Público, y al mismo tiempo, el origen de la mayor parte de las críticas que se le hacen al sistema. Los antecedentes parecen mostrar que un grave problema de la persecución criminal en estos casos radica en la falta de imputado conocido, lo que aumenta las posibilidades de que el procedimiento concluya sin condena, de hecho, el 83,4% de las causas con imputado desconocido termina en archivo provisional. Aquí pareciera radicar la explicación de la sensación negativa que expresa la población al respecto, pues las principales críticas que se aprecian en las encuestas sobre la materia apuntan a que no se realizó investigación, no se recuperó lo robado o no se tuvo información sobre los resultados del procedimiento. Los creadores de la Reforma Procesal Penal, atribuyen al nuevo sistema innumerables virtudes, haciendo presente la rapidez, como su principal característica. Pero, la sensación del resto de la población, es que se está confundiendo inmediatez, con eficacia en la solución de los caso, ya que pareciera no ser prioritario para los señores fiscales, la identificación y determinación de la persona del delincuente, ni tampoco el detalle y contenido de la prueba (labor eminentemente policial y criminalística). Todo se encamina al Juicio Oral (parte final de la diligencia), donde fiscales y defensores tienen la

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palabra, los demás, víctimas y la sociedad observan desde la galería. Cuando comienzan a surgir proposiciones de perfeccionamiento al sistema de la reforma procesal penal, es aconsejable tener en cuenta estos y otros antecedentes para avanzar efectivamente en la dirección correcta. Así, por ejemplo, y en relación con la recientemente planteada creación de una "defensoría de las víctimas", parece necesario ponderar previamente lo que puede hacerse para mejorar la capacidad de perseguir causas en las que el imputado es desconocido, cuyo efecto directo sobre el problema se observa más profundo y efectivo. Hay, bajo mi juicio, que seleccionar y concentrarse en los delitos más graves y no gastar recursos en delitos menores. En Chile estamos penalizando todo. Por eso tenemos alrededor 360 presos por cada 100 mil habitantes y somos el segundo país del mundo, después de Estados Unidos, con el mayor porcentaje de población encarcelada. De hecho, cifras que maneja el Ministerio Público, el 80% de los internos puestos en libertad reinciden en la comisión de delitos, no así aquellos que cumplen penas alternativas o que deben firmar periódicamente. Los parlamentarios deben entender o así debiese ser, que la contingencia es muy mala consejera. Es necesario reflexionar y no reaccionar. Promover la detención del individuo por una falta o delito menor, recarga el sistema judicial y empuja a quienes delinquen ocasionalmente a ingresar a una carrera delictiva al insertarse en un espacio que no permite la rehabilitación sino el aprendizaje en la carrera del delito. Un tema que no se puede obviar es el de los Derechos Humanos; este caló y figuró profundamente nuestra sociedad, y su nueva configuración política, transformándose en un tema país que atravesó todas las áreas sociales, incluida la reforma procesal penal. Es por ello que se privilegió la "protección" desde el interior de las cárceles, muestra clara es que en los 10 últimos años hubo una cantidad importante de proyectos de nuevas cárceles, algunas VIP, CAS, y comunes mejoradas, pero las características cualitativas de estos centros no

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