Flamel inclinó la cabeza para evitar que Hécate pudiera percatarse de las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Si los mellizos sobrevivían al Despertar, entonces habría una posibilidad, aunque sólo fuera una, de que pudiera volver a ver a Perenelle. —Dime —empezó. Después se aclaró la garganta—. Al hombre que descubrió la elaboración del hierro, a ese herrero que has mencionado antes... ¿qué le pasó? —Lo maté —respondió Hécate con su inmensa mirada amarilla e inocente—. Sus acciones nos destruyeron. ¿Qué otra cosa podía hacer? Pero ya era demasiado tarde. El secreto del hierro había sido revelado al mundo. Flamel miró a los mellizos y vio que Josh tiraba a su hermana por los pies y que Sophie, inmediatamente, colocaba su pierna tras la de Josh y lo lanzaba directamente al suelo. Sus risas sonaban alegres y jubilosas en la madrugada. Nicolas rezaba para que, esta vez, no fuera demasiado tarde.