Nayagua n19

Page 192

que todo el mundo se reiría de mí y lo olvidé. Sin embargo, otro día en un autobús en Liubliana, volví a percibir ese zeitgeist con el mismo poder iluminador. Fui a ver a mi hermano pequeño, que era aún un estudiante, y que formaba parte de un grupo artístico llamado OHO, al que me uní durante algún tiempo, y pensé “Ahora de verdad soy yo”. En cierta ocasión, un comisario del MoMA de Nueva York vino a Zagreb y la novia de uno de nuestros amigos —que era crítica e historiadora del arte— conocía a este hombre y nos pidió que le enseñáramos el catálogo de OHO. Finalmente, todos los pintores del grupo expusimos en el MoMA. Este movimiento influyó mucho en la escena en Yugoslavia, incluso en Marina Abrámovic. Pero poco después regresé a la poesía; lo de OHO sólo duró para mí ese momento. Fue una gran experiencia social. —Su poesía posee un claro componente mítico. Pensaba en una conexión con, por ejemplo, Crow, de Ted Hughes, tejido en torno a la cultura nativa de Norteamérica. ¿Cuáles son sus influencias o derivas, en este sentido? —Más bien me influyó la mitología india, sobre todo cuando fui a Iowa, donde estudié a fondo la cosmología india. Anteriormente, me interesó el Zen, cuando era más joven. Todo tipo de fuerzas… Leí a los místicos y sobre la Cábala también. —En uno de sus poemas dice: “Sigo siendo la brizna de Dios”. Y esa insignificancia, ese fleco contrasta fuertemente con el personaje excesivo e hipertrofiado que puebla sus poemas. ¿Quién habla ahí: Tomaž Šalamun o Tomaž Šalamun? 192

—Tal vez se trate de herirse a uno mismo para atraer atención, para estar conectado. Y creo que también los golpes te hacen gritar y entonces rompes el lenguaje. Esa humildad contrasta —es un castigo, porque genera demasiada ira— y en ella aparece el silencio. No sé. Me doy cuenta únicamente de esa furia por mis estudiantes en Estados Unidos, pero cada vez está más lejos. Es también un lenguaje pasional que de alguna manera cambia, reprograma mi cerebro y absorbe el habitus intelectual, mi estructura, porque este proceso es, en cierto modo, y probablemente… [SILENCIO] —Como algo sin voz ni forma que se manifiesta a través de su trabajo… —Sí, también a veces es negativo, pero es adictivo como una droga, porque la alegría e incluso la lujuria están ahí. Sé que estoy escribiendo mucho, más de cuarenta poemas, algunas personas querrían decirme: “¿no tienes suficiente? ¡Sal de ahí ya!” Estoy traduciendo mucho también y están tristes porque abrí la puerta, no estoy solo cubriendo el cielo sino también el espacio para otros. También es cierto que siempre hay una nueva generación, o cierto sector, que siente mis poemas, aunque la reacción de los nuevos poetas es muy diferente, son más suaves, no han experimentado ciertas cosas. Son mucho más amables entre ellos.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.