Valles y Laderas, Capítulo 6

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LA PROPUESTA:

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6. La propuesta concreta. Estudio del Proyecto Pat PROSANEAR Jd. Irene: 6.1. Remoción Vs. Consolidación: La problemática de la remoción o consolidación de los habitantes del barrio fue probablemente el principal leit motiv de discusión del proyecto. Como hemos visto en este trabajo, aproximadamente el 80% de la favela Jd. Irene estaba asentada sobre un territorio inadecuado, que no debería ser ocupado, de seguirse los lineamientos de la legislación ambiental. A partir de este escenario, diversos sectores que participaban en el proyecto proponían conceptos diferentes de cómo encarar la problemática. •

El banco mundial, propugnaba, en las directrices del programa Pat PROSANEAR la intención de reducir al mínimo las remociones necesarias. Esta idea se basaba en el reconocimiento de que en el pasado, las políticas de remoción y creación de conjuntos habitacionales de vivienda de interés social habían tenido consecuencias negativas, como disociación de los tejidos sociales, alejamiento de los lugares de trabajo, etc.

Este credo de la reducción al mínimo de las remociones, era también esgrimido por algunos sectores de la administración de Santo André, quizá, con la intención de reducir la complejidad del proyecto para el municipio. Cada familia a ser relocalizada requiere que el municipio establezca una alternativa de relocalización, lo que encarece y dificulta el proceso. Para hablar con estricta justicia, debemos decir también que otros técnicos de la municipalidad, altamente comprometidos, esgrimieron la posición de que el análisis de las remociones debía hacerse velando por la seguridad y el bienestar de los habitantes, sin considerar cuanto trabajo implicase para el municipio.

En contraposición a este principio de “remoción mínima para no disgregar a la comunidad”, se tenía la tesis sustentada principalmente por algunos técnicos de la secretaria de medio ambiente de Santo André, en este caso el SEMASA, la institución que desarrollaba el proyecto. Estos técnicos, consideraban que la opción de la “remoción total” era la más adecuada. El planteo, nítidamente legalista, afirmaba que si la legislación ambiental, específicamente el Código Florestal, determinaba que ciertas áreas debían ser consideradas de Protección Permanente, esto debía respetarse sin consideraciones o análisis posteriores. A partir de esta posición, los técnicos consideraban que lo correcto sería remover al 80% del barrio Jd. Irene, y buscar una nueva solución habitacional para unas 1000 familias y 3600 personas.

Los miembros de la comunidad, y sus líderes, en una posición perfectamente comprensible estaban aprehensivos con respecto a las remociones. Querían saber quienes serían afectados (incluso cuando los miembros del equipo técnico aún discutíamos quien seria o no removido), y que alternativa se les brindaría. 102


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Recordemos una vez más lo ya expuesto en el desarrollo de este trabajo. El lugar de las clases menos favorecidas en Sao Paulo siempre se hizo en áreas ambientalmente inadecuadas y normalmente al margen de la legislación, pero contando con la permisividad del poder público. La relación entre favelas y administraciones municipales ha sido tradicionalmente basada en la desconfianza y en una dualidad reivindicación – clientelismo. Construir un diálogo franco y sensato era un desafío enorme, aún en una administración como la de Santo André, con una larga tradición en proyectos de reurbanización de favelas, que le habían valido inclusive, reconocimientos internacionales. En medio de toda esta cacofonía, el equipo técnico del proyecto, intentó, junto con los funcionarios de la municipalidad de Santo André, y los vecinos de Jd. Irene, construir una salida viable, adecuada y sustentable. Para aproximarnos al problema, intentamos discutir lo más amplia y creativamente posible las premisas de todas las partes involucradas. No nos pusimos en el sayo de los defensores del medio ambiente que consideran que toda ocupación humana solo destruye el medio ambiente, soslayando el hecho de que sí es posible construir un paisaje humano de manera adecuada. Resistimos a la tentación de aplicar el credo sociologista del banco mundial de que, en lo posible, nadie debía ser removido para preservar las redes sociales, si nuestro mejor juicio nos decía que algunos locales hoy ocupados ponían a la población residente en un elevado riesgo de perder sus residencias y hasta su vida. Sorteamos las posiciones legalistas que afirmaban que si la ley ambiental (específicamente el Código Florestal) determina la imposibilidad de ocupar ciertas áreas, esto debe ser cumplido, sin considerar, que esas leyes fueron hechas para preservar valores ambientales, pero que en el caso de la Favela Jd. Irene, no se podía hablar de preservación sino de mitigación y remediación del impacto ambiental. Hablar de “Áreas de Preservación Ambiental Permanente” en Jd. Irene, roza el cinismo o la ironía cruel. Casi nada quedaba ya en Jd. Irene para ser preservado, al momento del inicio del proyecto. La alternativa de “intervenir en la naturaleza Vs. No intervenir” es una falacia: la favela, las dinámicas socio‐económicas que hemos descripto extensamente en este trabajo ya habían antropizado, del peor modo posible ese territorio. La pregunta nueva, la única verdaderamente válida, era: “que modos de ocupar este territorio pueden mejorar esta situación, estableciendo patrones mas benéficos para la población y el medio ambiente?”. Pero pasemos a explicar detalladamente las características del problema, y las decisiones proyectuales tomadas. 103


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6.1.1.Removemos a todo el barrio?: Tuvimos que desarrollar un gran ejercicio de proyectación ambiental para tratar de encontrar una respuesta a esta problemática. Sentíamos la necesidad de dar bases más solidas a las decisiones del proyecto, y ninguna de las aproximaciones iniciales nos parecía adecuada. No parecía sensato remover a toda la comunidad, ni consolidar a toda la comunidad en los lugares que hoy ocupaban en el barrio. Algunas claves (teóricas) de cómo enfrentar el problema fueron obtenidas a partir del aporte de dos investigadores: Flavio Farah y Luciana Travassos. Travassos1, rescatando la teoría de riesgos ambientales, nos recuerda que “(…) los riesgos son los productos indeseados que surgen como efecto colateral de aquello que de hecho es buscado por la sociedad, de lo que la misma consume, o de la forma en que produce. Cuestiones como el cambio en la producción – del sector industrial al de servicios, por ejemplo – el patrón de ocupación del suelo y de producción de infraestructura, legan a las ciudades un pasivo ambiental, que coloca a la población en situación de riesgo, a través de la aceleración de los procesos de degradación del medio ambiente y de la calidad de vida, así como de la destrucción de recursos naturales.”

Como lo enuncia Travassos, el riesgo no surge de las condiciones físicas del territorio, sino como una consecuencia no buscada de nuestras acciones como colectivo, como una externalidad negativa. En el caso de las favelas, los riesgos surgen como una externalidad negativa de las acciones de la colectividad para hacerse de un lugar en la ciudad. Si aplicamos el pensamiento a Jd. Irene, podríamos afirmar que los riesgos para la población no derivan del hecho de que existan altas pendientes o valles de inundación, sino de que un patrón inadecuado de ocupación humana se asienta en este territorio. Es la combinación de las características físicas (ladera de alta pendiente) con una modalidad concreta de ocupación humana (normalmente, cortes sin contención y rellenos sin compactación, ausencia de soluciones de drenaje pluvial, etc.) lo que produce el riesgo de los deslizamientos de tierra. Del mismo modo, es la combinación de las características físicas (valles estrechos, rodeados de colinas), con una modalidad concreta de ocupación humana (casas construidas en la planicie de inundación, remoción de la vegetación ciliar con el consecuente aumento de la erosión en el cauce, etc.) lo que produce el riesgo de las inundaciones. Por su parte, Flavio Farah, nos orienta por medio de un recorrido histórico, a ver que la condición de habitar en laderas no está indisolublemente unida al riesgo de deslizamientos, como podría afirmarse desde el sentido común del habitante urbano en Brasil, acostumbrado a la publicación regular en los medios de prensa de noticias que informan de muertes y daños materiales por eventos de este tipo. 104


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Farah afirma que: “(...) Se ha ocupado bien laderas en otros periodos históricos, tanto en el Brasil, como en Europa, cuna de muchos conceptos urbanísticos que heredamos. Ocupaciones urbanas en laderas fueron bastante comunes, por ejemplo, en la Europa de la Edad Media. En este periodo, la búsqueda de sitios de implantación que suministrasen seguridad desde el punto de vista militar hacia valiosos, entre otros lugares estratégicos, a las cumbres de colinas o montañas, desde donde la defensa era más fácil: la visión de eventuales movimientos enemigos era completa y el acceso era difícil para los atacantes. En las cumbres se implantaban castillos, monasterios o sedes episcopales, con guarniciones militares; alrededor de muchas de estas cumbres, protegidas por murallas, brotaron ciudades (…) (...)Desde el período colonial el Brasil también ya presenta innumerables ocupaciones urbanas em laderas. Herencia de la no lejana Edad Media, la tradición de escoger sitios elevados, por requisitos militares de defensa, desembarcó con los portugueses. (…) Algunas de las ciudades coloniales brasileras, implantadas en relieves montañosos y que aún mantienen sus núcleos históricos preservados, nos dan muestra que la tradición constructiva de los portugueses, en lo que refiere a la construcción en laderas, fue suficiente para que algunos testimonios atravesasen los siglos”.

Por qué surgen entonces los problemas de estabilidad geotécnica que resultan en los deslizamientos de tierra, con sus consiguientes pérdidas materiales y humanas?. Farah sostiene que una parte de la respuesta puede encontrarse en las diferencias entre los sitios de implantación de las ciudades en Europa y en el Brasil. Desde el punto de vista geológico, la mayor parte de Europa y regiones mediterráneas presenta capas de suelo poco profundas, a veces ausentes, y las construcciones se fundan prácticamente en roca madre. Este hecho parece haber influido en los portugueses al momento de escoger sitios de implantación en el Nuevo Mundo. En las implantaciones en acrópolis, buscaban terrenos rocosos, por lo menos para la construcción de fortificaciones (…) Para el desarrollo de las ciudades, sin embargo, las construcciones acabaron ocupando com frecuencia, terrenos con camadas más profundas de suelo en laderas, lo que no raras veces produjo serios accidentes.

Tenemos aquí, una clave: la transferencia directa de modelos a contextos físicos diferentes produce resultados inadecuados. Se hace necesario, imprescindible, conocer las características esenciales del sitio en el que se desea intervenir. Esto, a su vez, planteaba una agenda concreta para el proyecto de la Favela Jd. Irene: debíamos conocer en profundidad las características geológicas y geotécnicas del sitio. Como se comportaba ese suelo ante la erosión, cuál era su cohesión y su capacidad de carga? Además, que efectos tenía sobre este suelo específico, el patrón actual de ocupación del territorio? La forma de parcelar la tierra, de conducir las aguas de lluvia, las cloacas, y depositar las basuras, etc. Y a partir de estas respuestas, como sería sensato, seguro y ambientalmente correcto ocupar las laderas? 105


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6.1.2. Estudiando Escenarios de remoción y consolidación: El primer escenario, afirmaba que debíamos remover al 80% de la población de la favela. Era el producto de la simple superposición de las restricciones jurídicas y normativas al territorio. El segundo escenario que fue construido, se elaboró a partir de una serie de hipótesis de trabajo: • En Jd. Irene ya no cabe hablar de áreas de “preservación” permanente: La legislación ambiental brasilera, específicamente la Ley 4771/65, conocida como el “Código Forestal”, establece áreas denominadas de Preservación Permanente, conocidas en la jerga técnica como APP (área de preservación permanente). Esta ley determina que una franja de 30 metros a ambos lados de los ríos o cualquier curso de agua deben ser considerados como APP, si el río en cuestión no tiene más de 10 metros de ancho (siendo este el caso de los Arroyos Magini y Medeiros, en Jd. Irene). También determina que una circunferencia con radio de 50 metros alrededor de las nacientes (aún las intermitentes), las cumbres de los cerros y los sectores de una ladera con pendientes mayores a 45º o 100% deben ser definidas como áreas de preservación permanente.2 En estas Áreas de Preservación Permanente queda prohibida la supresión de vegetación, quedando exceptuados, “solamente (…) casos de utilidad pública o interés social debidamente caracterizados” Ahora bien, creemos importante discutir estas cuestiones, porque en los círculos técnicos del Brasil, principalmente en el de los profesionales relacionados con el área ambiental, el cumplimiento de estas normas se toma como una bandera de lucha y compromiso. Y nosotros no consideramos que las APPs, por lo menos de la forma en que normalmente son entendidas y aplicadas sirvan para resolver los acuciantes problemas socioambientales de las metrópolis brasileras. Debemos recordar que el primer artículo del Código Florestal determina que: “Los bosques existentes en el territorio nacional, y las demás formas de vegetación, reconocidas como útiles a las tierras que revisten, son bienes de interés común a todos los habitantes del país, ejerciéndose los derechos de propiedad, con las limitaciones que la legislación en general y especialmente esta Ley establecen”

Es decir, se trata de una ley orientada principalmente a la preservación de bosques y otras formas de vegetación útiles a las tierras que revisten. Recién en un párrafo único al final del 2º artículo encontramos que: “En el caso de áreas urbanas, así entendidas las comprendidas en los perímetros urbanos definidos por ley municipal y en las regiones metropolitanas y aglomeraciones urbanas, en todo su territorio, se observará lo dispuesto en los respectivos planes directores y leyes de uso del suelo, respetados los principios y limites a que se refiere este artículo [30 metros a ambos lados de cursos de agua de menos de 10 metros de ancho, etc.].

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Es así como súbitamente una ley que fue creada para preservar áreas boscosas, manglares, vegetación de dunas, etc., se convierte en una legislación que establece restricciones al uso del suelo urbano. Lo interesante, es que en nuestra opinión, aún podría considerarse el uso de los criterios establecidos en el código florestal, para el manejo sustentable de reservas, públicas o privadas de bosque urbano, pero difícilmente parece tener sentido aplicar una ley que determina parámetros generales de “preservación ambiental” de bosques, en áreas urbanas donde lo que debemos discutir son medidas de mitigación y remediación de impactos ambientales. Es decir, lugares donde se debe discutir un proyecto de antropización benéfica del ambiente, para corregir o mitigar daño ya hecho. Miremos detalladamente el caso de Jd. Irene, por ejemplo. En el momento de iniciarse el proyecto existían casas literalmente construidas sobre el lecho del arroyo Magini. Cuando comenzamos a evaluar el impacto de la legislación ambiental sobre el área y el hecho de que según esta legislación debíamos remover a la casi totalidad de las familias, se hizo evidente que eso no era viable, principalmente, por que como hemos documentado extensamente en este trabajo, Jd. Irene no es más que un caso de aislado en un vasto anillo metropolitano, donde millones de personas (mal que bien) habitan. No es posible remover a toda esa población. Ahora bien, desde una concepción proyectual, y no legalista, intuíamos que las áreas que representaban los problemas más críticos (desde el punto de vista de los riesgos a los vecinos y como impacto ambiental) eran dos: las laderas en alta pendiente, y la planicie de inundación de los arroyos, especialmente en los primeros quince metros inmediatamente adyacentes al cauce. Desde este punto de vista, las cumbres (ver ilustración 30) áreas con pendientes relativamente menores y ocupaciones altamente consolidadas, calles asfaltadas, con redes de agua potable y servicio de transporte público, no parecían locales en los que se pudiese hablar con lógica de Áreas de Preservación Permanente. Eran un barrio consolidado, que debía completarse e integrarse a la ciudad. Por eso comenzamos a dibujar y pensar, y se elaboró una propuesta de remover y sanear una franja de 15 metros a cada lado del lecho de los arroyos, complementada con las respectivas redes de desagüe cloacal y pluvial. Las otras áreas que queríamos preservar eran las laderas de alta pendiente, donde la combinación de la morfología del terreno y la precariedad de las edificaciones ponían en riesgo de vida a los pobladores. Fue de este modo como llegamos a la propuesta graficada en la imagen a continuación:

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Ilustración 41: Segundo escenario en el estudio de remociones.

En este escenario, se contaban 591 casas a remover, básicamente motivadas por que las construcciones estaban en las áreas más críticas de riesgo de deslizamientos o en la franja de quince metros, inmediatamente adyacentes a los cursos de agua. Un número aún elevado, pero en principio, más viable. Ahora bien, quizá parezca bizantina toda esta discusión de si se ha de respetar o no un Área de Preservación Permanente, en la cual en la práctica, no hay nada más que preservar. Realmente se hace difícil describir a alguien que no participe del medio técnico del urbanismo y medio ambiente del Brasil la cantidad de tinta que se ha gastado para discutir este asunto, y lo encendidas que son las posiciones. Sin embargo, la realidad es que aún cuando parezca un desafío a la lógica, la interpretación de muchos técnicos y activistas ambientales es que las “APP” deben ser respetadas por particulares y el poder público, aún en las situaciones en las que una ocupación como la favela Jd. Irene ya ha destrozado casi totalmente los valores ambientales que se deben preservar. 108


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Entendamos bien, lo que el código florestal establece es la prohibición de remover la vegetación de las APP. Normalmente lo que ocurre en los casos de urbanización de favelas, es que la remoción en cuestión ya ha ocurrido. Sin embargo, según la interpretación “ecologista”, el hecho de que se proponga recuperar una franja marginal de 15 metros con un parque lineal, es una violación del Área de Preservación Permanente, como si fuese que las municipalidades pretenden reducir la cobertura arbórea de 30 metros a cada lado del curso de agua a meramente 15. En verdad, lo que pretendíamos con la propuesta era justamente lo contrario: establecer una franja de parque lineal de quince metros a cada lado de los arroyos, en una favela donde existían casas construidas sobre los cauces de los arroyos. Existe un dato más a aportar a esta discusión: la Ley 9605/98 estableció las sanciones penales y administrativas para los crímenes ambientales, estableciendo penas privativas de libertad no solo para los autores, sino para: “(…) el director, administrador, miembro de consejo y de órgano técnico, auditor, gerente, representante legal o mandante de persona jurídica que sabiendo de la conducta criminal de otros, deja de impedir su práctica, cuando podía actuar para evitarla”

Esto creó una sensación de gran inseguridad jurídica entre los técnicos de los municipios y órganos ambientales del Estado y la Unión. Ante la posibilidad de ser acusados de complicidad en el delito ambiental de degradar una APP (que dígase una vez más, ya estaba completamente destruida), los funcionarios en general siempre optan por responder que esa área debe liberarse totalmente, aún cuando eso carezca de cualquier sentido proyectual o viabilidad financiera, técnica o social. De este modo, y por increíble que parezca, la propia legislación de protección ambiental se convierte en un cerco que impide realizar intervenciones benéficas en el medio ambiente, inclusive en los casos en que este se encuentra profundamente degradado y se podría contribuir significativamente a su mejoría con la introducción de obras de infraestructura (redes de cloaca, desagüe pluvial, etc.), paisajismo y relocalización de viviendas. Se postula que el estado debe, por ejemplo, liberar la franja de 30 metros, o no hacer nada, dejando que la gente viva, literalmente en una cloaca a cielo abierto, con todos los efectos negativos que eso tiene para su salud y para el medio ambiente como un todo. El mundo abstracto de la ley y la burocracia, que deberían servir para guardar la vida, aplican un principio de dudosa lógica que solo tiene algún sentido dentro de los mecanismos del propio aparato burocrático. Y mientras los funcionarios afirman que no se puede firmar un dictamen apoyando la recuperación de quince metros a cada lado del arroyo (ya que no tenemos dinero para recuperar la franja de 30 metros, ni lugar a donde llevar a todas esas familias), en el mundo real, las casas se consolidan sobre el mismo. La salida jurídica para viabilizar nuestra propuesta, nos llegó con la Resolución del Conselho Nacional do Meio Ambiente (CONAMA) 369/06. Esta resolución establece los “casos 109


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excepcionales de utilidad pública, interés social o bajo impacto ambiental que posibilitan la intervención o supresión de vegetación en Área de Preservación Permanente” Esta resolución ya no habla solo de la posibilidad de suprimir vegetación, sino de “intervenir”, para implantar “obras, planes, actividades o proyectos de utilidad pública o interés social”. Esto es pues justamente lo que se haría en Jd. Irene, intervenir para impulsar un proyecto de utilidad pública e interés social. El artículo 2º de la referida resolución, establece que son actividades de utilidad pública (entre otras) “las obras esenciales de infraestructura destinadas a los servicios públicos de transporte, saneamiento y energía”, además de considerar obras de interés social (entre otros), “los proyectos de regularización sustentable de tierras en áreas urbanas”. Esto último aplica específicamente a la reurbanización de favelas. El artículo 3º determina que la intervención solo podrá ser autorizada cuando el solicitante compruebe: “la inexistencia de alternativas técnicas y de localización de las obras, planes, actividades o proyectos propuestos”. Finalmente el artículo 5º, establece que el órgano ambiental competente establecerá, antes de otorgar la autorización para intervenir en la APP, las medidas ecológicas de carácter mitigador y compensatorio. En el párrafo 2º del mismo artículo se lee que “las medidas de carácter compensatorio que se mencionan en este artículo refieren a la efectiva recuperación o recomposición de APP y deberán ocurrir en la misma sub‐cuenca hidrográfica, prioritariamente I – En el área de influencia del emprendimiento o, II – En la cabecera de los ríos.”

De este modo, vemos que la resolución da soporte jurídico al proyecto. Se propone intervenir en áreas de APP para realizar obras de utilidad pública (infraestructura de transporte y saneamiento ambiental), e interés social (proyectos de regularización sustentable de tierras urbanas). La imposibilidad de alternativas de localización ya se ha explicado extensamente, no podemos mover a 1150 casas de 1400…. Y si las sacásemos, a donde llevarlas, en una región metropolitana que comparte básicamente la misma problemática? Tenemos entonces configurados casos legítimos de excepción a la prohibición legal de intervenir en APPs, y hemos demostrado que no existe una alternativa de localización. Quedan por definir las medidas de compensación. Se entiende, que el municipio debería ofrecer medidas de compensación ambiental por las áreas de APP que serían convertidas en barrio. Digamos, el espacio entre los 15 y los 30 metros a ambos lados de los arroyos, donde no se removerá a la población y se consolidará la infraestructura, las cumbres de las colinas, y las adyacencias de las nacientes que también se convertirán en tejido urbano. 110


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APP

Areas de riesgo de deslizamiento

Ilustración 42: Al momento de iniciar el proyecto, teníamos viviendas en franjas de APP de cursos de agua, nacientes, y cumbres de colina. Además, casas implantadas en laderas con alta pendiente y riesgo de deslizamiento.

APP

Ilustración 43: La propuesta de recuperar parte de las APP (15 metros a cada lado de los arroyos). Los sectores marcados en naranja se consolidarán como tejido urbano a pesar de ser APP. Como compensación se propone plantar árboles en las áreas de riesgo de deslizamiento y en las márgenes de los cursos de agua.

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Las medidas de compensación ambiental consistirían en plantar especies del bosque atlántico en las laderas de alta pendiente, contribuyendo a consolidar y dar estabilidad geotécnica al terreno ya que la cobertura vegetal es la forma más eficiente de consolidar suelos como el de Jd. Irene. Se plantarían arboles, además en una franja de quince metros a ambos lados de los arroyos y entorno a las áreas de naciente. Por tanto, las medidas compensatorias estarían en la misma sub‐cuenca hidrográfica, en el área de influencia directa del emprendimiento (considerándose al emprendimiento como el proyecto de reurbanización de la favela), y en un área de cabecera de ríos. • En Jd. Irene no puede sostenerse una posición de “no remoción”: Como hemos expuesto, el Banco Mundial, introdujo como una de las directrices generales del Programa, el concepto de reducir al mínimo el número de remociones. Ahora bien, un problema permanente en cualquier iniciativa a escala nacional en Brasil, es justamente, el de establecer directrices generales. Difícilmente los instrumentos resultan adecuados, ya que deben adaptarse a realidades demasiado diversas. La intención de reducir al mínimo el número de remociones surge a partir de una crítica razonable a los proyectos de vivienda de interés social ex novo. Se constató en numerosas iniciativas que los vínculos sociales y de comunidad eran una parte importante de las estrategias de inserción laboral de las familias, y que al relocalizarlas masivamente en conjuntos nuevos, lejos de sus lugares de residencia, se producían numerosos inconvenientes. Muchas familias acababan volviendo a las favelas para recomponer sus estrategias de vida y trabajo. Ahora bien, uno puede estar de acuerdo en el principio y diferir completamente en cuanto a la forma de aplicación del principio. En el caso de Jd. Irene, el resultado de los estudios geotécnicos demostraba que existían áreas de altas pendientes, ocupadas con viviendas precarias. Los estudios de suelo apuntaron a la existencia de un sustrato de buena capacidad portante y capacidad cohesiva, siempre y cuando la cobertura vegetal de gramíneas y árboles se mantuviese. En este contexto, el propio proceso de implantación de estas viviendas, basado en cortar la ladera, y luego, realizar abajo un relleno de material suelto con precaria contención constituye el principal factor de riesgo. Súmese a esto el hecho de se arrojan libremente aguas cloacales ladera abajo, erosionando el terreno. Las aguas de lluvia, actuando sobre el suelo al que se ha quitado su cubierta vegetal, también se erosionan rápidamente. Las basuras arrojadas en la ladera también eran un factor de riesgo, pues muchas veces los vecinos fundaban sus casas sobre estos rellenos inestables, comprometiendo la estabilidad de sus precarias viviendas. 112


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La ladera cubierta de vegetación absorbe el agua de lluvia, y limita la velocidad superficial del agua, disminuyendo la erosión.

Para implantar construcciones, se remueve la cubierta vegetal y se corta la ladera. Se conforman rellenos mal compactados y precariamente contenidos.

Más construcciones se implantan, y las cloacas vertidas en la ladera, y las basuras arrojadas colina abajo, comprometen aún más la estabilidad del conjunto.

La ladera “petrificada” impide la infiltración de la lluvia, rebajando la napa freática y aumentando la velocidad de deslizamiento superficial, produciendo inundaciones aguas abajo. Eventualmente, la erosión superficial, los cortes y la remoción de la cubierta vegetal protectora, se conjugan con las lluvias de verano, produciendo deslizamientos. La propia dinámica del patrón es auto destructiva.

Ilustración 44: el patrón actual de ocupación de las laderas y valles, en la favela

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1

2

3

Ilustración 45: el patrón actual de ocupación de las laderas y valles, en la favela

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PENDIENTES

> 60 % 45 a 60 % 30 a 45 % 15 a 30 % 0 a 15%

Anfiteatro del arroyo A. Magini, con las áreas de alta pendiente. Existen pocas casas en el sector, todas sumamente precarias.

Foto del Área de Riesgo 3.1 - Vista General

Planta del equipo Geotécnico Se indica el área de riesgo 3.1.

Planta del equipo Ambiental Pendientes en el área de riesgo 3.1.

Estado de la ocupación del área de riesgo al momento de iniciarse el proyecto.

El arroyo, con las márgenes ocupadas por la población, lo que resulta en condiciones de vida insalubres y peligrosas, además del deterioro del lecho.

Referencias: Remociones en el área de recuperación ambiental de arroyos

Foto del Área de Riesgo 3.1 - Detalle de la Ocupación

Remociones en el área de riesgo de deslizamientos Remociones por abertura de calles Vegetación remanente

Construcciones precarias generan cortes y rellenos en las laderas, con la intención de generar lotes. La falta de infraestructura sanitaria empeora la situación, pues las cloacas y drenajes pluviales aceleran los procesos erosivos.

LÁMINA 1


D

C

B

A

Axonometría del Área de riesgo

836

828

28,73

50

845

845

820

41,7

816

811

33,74

CORTE B

100

847

Pendiente: 48,35%

Pendiente: 53,82%

814

48,8

CORTE A

Pendiente: 74,09%

831

816

811

25

Planta del Área de Risco 3.1.

Pendiente: 40,76%

Pendiente: 40,98%

Pendiente: 59,17%

0

3.1.

66,88

59,97

CORTE C

CORTE D

Cortes del área de Riesgo (cuadrícula de 1x1m)

3.1.

LÁMINA 2


Construcciones precarias Laderas con escasa ocupación antrópica

Laderas expuestas a procesos erosivos

Vista del anfiteatro

Detalle de la parte inferior del anfiteatro - Jd. Irene III Construcciones precarias

Vista del Anfiteatro

Casas precarias apoyadas en taludes expuestos

Vegetación remanente.

Laderas de gran pendiente

Vista desde la parte superior del anfiteatro

LÁMINA 3


Pendientes

> 60 % 45 a 60 % 30 a 45 % 15 a 30 % 0 a 15%

Planta del equipo ambiental. Pendientes en el área de riesgo 3.2

Estado de la ocupación del área de riesgo 3.2, al momento de iniciarse el proyecto

Referencias

Planta del equipo geotécnico. Se indica el área de riesgo 3.2

Remociones en el área de recuperación ambiental de arroyos Remociones en el área de riesgo de deslizamientos

0

25

50

100 Remociones por abertura de calles

Referencias: Posible área de relocalización Área de remoción

Planta del equipo geotécnico. Posible área de relocalización

A.R.3.2

Referencias : Sector desconsiderado considerado comocomo de riesgo luego de la visita técnica Setor áreamedio de risco requiere intervenciones para mantener la estabilidad de las casas, pero se considera ocupable. Remoción para relocalización y densificación. Área de remoción para contención geotécnica.

Diagrama final de ocupación del sector

LÁMINA 4


B

A

C

Axonometría del área de riesgo

Planta del Área de Riesgo 3.2.

3.2.

Sector desclasificado como área de Riesgo Alto luego de la visita técnica. Es un sector de riesgo medio, requiere intervenciones para garantizar la estabilidad de las casas.

Pendiente: 86,13% 850 844

Pendiente: 68,02%

Pendiente: 39,47%

850

832

830

826 818 810

807

5,88

11,61

CORTE A

0

25

50

CORTE B

100

38

CORTE C

Cortes del área de riesgo (cuadrícula de 1 x1m)

3.2.

LÁMINA 5


Fotografías del área de Riesgo 3.2

Cortes en las laderas, hechos por los vecinos para construir casas.

Asentamiento de los rellenos

Casas del sector desclasificado como área de riesgo alto

Área que sufrió un deslizamiento

Estructuras de contención dañadas

9 grados

Construcciones precarias inclinadas

Laderas con rellenos inestables (basura, escombros) Estructuras precarias de soporte

Daños en estructuras precarias de contención, asentamiento de los rellenos

LÁMINA 6


Pendientes:

> 60 % 45 a 60 % 30 a 45 % 15 a 30 % 0 a 15%

Planta del equipo ambiental, pendientes en el área de riesgo 3.3

Referencias:

Estado de ocupación del área de riesgo 3.3 (inundaciones), al momento de iniciarse el proyecto

Referencias:

Remociones en el área de recuperación ambiental de arroyos

Área de riesgo de inundaciones

Remociones en el área de riesgo de deslizamientos

Área de riesgo de deslizamientos

Remociones por invasión del corredor de Alta Tensión Remociones por abertura de calles

Planta del equipo geotécnico. Se indica el área de riesgo 3.3

Lecho del Arroyo Magini El mismo está sufriendo un acelerado proceso de degradación debido a la ocupación de sus laderas con casas y a los escombros y la basura arrojados.

Referencias: Área de recuperación ambiental de arroyos.

Propuesta de áreas a recuperar.

LÁMINA 7


Vista del Arroyo

Arroyo Magini, con sus márgenes deterioradas por las construcciones, vertido de cloacas, escombros, etc.

Detalle de la Canalización

Canalización precaria que actúa como punto de estrangulamiento del arroyo, produciendo inundaciones

Fotografías del área de riesgo 3.3

LÁMINA 8


Pendientes:

> 60 % 45 a 60 % 30 a 45 % 15 a 30 % 0 a 15%

Planta Equipo Ambiental - Pendientes en el área de riesgo 4

Planta Equipo Geotécnico - Indicación del área de riesgo 4

Estado de ocupación del área de riesgo 4 al inicio del proyecto

Referencias: Remociones del área de recuperación ambiental de arroyos. Remociones por área de riesgo de deslizamientos. Referencias : Posible área de relocalización Área de remoción

Planta del equipo geotécnico, posibles áreas de relocalización (AR 4)

Referencias : Área de recuperación ambiental del Arroyo Medeiros.

Setor desclasificado como área de Riesgo Alto luego de la visita técnica. Es un sector de riesgo medio y requiere intervenciones para dar estabilidad a las casas. Área de remoción para contención geotécnica. Área de remoción para relocalización y densificación.

Diagrama final de ocupación del sector

LÁMINA 9


C

B

A

Axonometría del Área de Riesgo 4

Planta del Área de Riesgo 4 Sector desclasificado como área de riesgo alto luego de la visita técnica. Configura un área de riesgo medio - requiere intervenciones para garantizar la estabilidad de las casas

Pendiente: 79,05%

Pendiente: 81,63%

Pendiente: 75,81%

839

812

835

814 806

CORTE A

Cortes del área de Riesgo 4 (cuadrícula de 1x1m)

835

810

810

803

CORTE B

CORTE C

LÁMINA 10


Taludes expuestos Vegetación remanente.

Vista del Anfiteatro - Área de Riesgo 4 Área con pendientes menores que puede ser usada para relocalización y densificación

Talud erosionado

Área expuesta a procesos erosivos donde ya ocurrieron deslizamientos. Construcciones precarias al pie del talud.

LÁMINA 11 Cortes realizados por vecinos para implantar casas

Cortes realizados por vecinos para implantar casas


Pendientes:

> 60 % 45 a 60 % 30 a 45 % 15 a 30 % 0 a 15%

Planta del Equipo Ambiental - pendientes en el área de riesgo 5

Estado de la ocupación del área de riesgo 5 al momento de iniciarse el proyecto

Referencias: Remociones en área de riesgo de deslizamientos.

Planta del Equipo Geotécnico - Se indica el área de riesgo

Fotografías del sector

Fotografías del sector

LÁMINA 12


Axonometría del área de riesgo 5

Pendiente: 45,07%

Pendiente: 34,00%

890 Pendiente 39,37%

882

870

879

875

Pendiente: 48,52%

854

851

849

C

Planta del área de riesgo 5.

893 Pendiente: 51,97%

B

A

D

842 832

CORTE A

828

CORTE B

CORTE C

CORTE D

LÁMINA 13 0

25

50

100


Fotografías del área de riesgo 5 Vista Superior del Anfiteatro

Área de fondo de valle, permanentemente expuesta al riesgo de deslizamientos por estar en la línea de drenaje

Vista del Anfiteatro

Detalle de casas en situación de riesgo

laderas expuestas a erosión y sin cobertura vegetal.

Cortes verticales erosionados y desprotegidos ponen en riesgo la estabilidad del suelo que soporta a las casas

Las casas se inclinan considerablemente

LÁMINA 14


Valles y Laderas – Patrones Sustentables para la construcción de ciudad en la periferia de la Región Metropolitana de São Paulo

El otro aspecto a considerarse al hablar de las remociones, era el de las viviendas en el valle de inundación de los arroyos Magini y Medeiros. Como se ha venido discutiendo, nuestra posición sostenía que se debían impulsar acciones para recuperar la franja inmediatamente adyacente de 15 metros a cada lado del cauce. En estos sitios las condiciones de vida de la población eran dramáticas al momento de iniciar el proyecto, con la población siendo constantemente afectada por las inundaciones que ocurrían con cada lluvia. Las mismas aguas que invadían sus casas estaban contaminadas con las cloacas de las casas asentadas en cotas superiores, provocando enfermedades de la piel, vómitos, diarreas, etc. A partir del segundo escenario de remociones, producido a partir del cruce de bases de datos gráficas de hidrografía, geotecnia y urbanismo, procedimos a un minucioso trabajo de campo. Los resultados de este trabajo permitieron rectificar imprecisiones en las bases de datos. Descubrimos que cauces que figuraban en la base de datos de hidrografía eran simplemente líneas de drenaje, y que dos brazos del arroyo Magini ya estaban canalizados, y sobre ellos se había construido parte del Jd. Irene II. Llegamos entonces al 3er escenario, que con ligeros ajustes posteriores fue el definitivo con respecto a las remociones. Este escenario puede verse en la imagen que sigue: Ilustración 46: Tercer escenario en el estudio de remociones.

129


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En este escenario, 210 construcciones deben removerse por estar en áreas de riesgo de deslizamiento. Otras 83 construcciones están en las áreas de recuperación ambiental de los arroyos. Debajo de la línea de alta tensión, al este del complejo encontramos 5 construcciones; y finalmente, 10 construcciones deben ser removidas para la abertura de vías e implantación de obras de infraestructura. El total asciende a 308 construcciones. Ahora bien, lo que queremos resaltar en este punto, es que conceptos que son válidos como principios generales, por ejemplo, potenciar y respetar la cohesión de la comunidad, deben necesariamente ser contrastados con la realidad concreta en que se actúa. De otro modo, buenos principios, motivan errores graves de praxis, o sirven como máscara para encubrir una voluntad de omitirse a resolver un problema porque este resulte oneroso o complejo. Ningún criterio de potenciar valores comunitarios o redes de solidaridad podía ser esgrimido como argumento contrario a la remoción de estas 353 construcciones, localizadas en los puntos más críticos del barrio, y que eran desde todo punto de vista, locales inhabitables. Estudiamos profundamente las áreas de riesgo del proyecto, llegando al punto de haber visitado cada una de las casas que se encontraban en las laderas y en los valles de inundación.

Reuniones con los vecinos, en cada uno de los sectores de Jd. Irene, para discutir y explicar el proyecto, y la necesidad de las remociones.

Detectamos que del total de viviendas que debían ser removidas, un 76% eran construcciones de madera y chapas sumamente precarias, y solo 24% estaban construidas con materiales cerámicos, aunque de modos muy precarios.

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Considerando estas barracas de madera, el 73% no alcanzaba los 36 metros cuadrados de superficie. Es decir, unidades muy inferiores en calidad constructiva a la más económica alternativa de vivienda evolutiva que se podía obtener con apoyo municipal. 3 Con esto, quedaba también refutado otro argumento normalmente esgrimido contra las remociones y a favor de la consolidación de los vecinos en los lugares que ocupan: el argumento de que se debe valorizar la inversión ya hecha por los habitantes, completarla y asistirla técnicamente. Nuestros estudios permitieron concluir que además de estar en locales críticamente peligrosos (con riesgos de inundaciones, deslizamientos, o electrocución por las redes de alta tensión), estas viviendas eran las más precarias, y sus habitantes los más pobres de entre los desprotegidos. Esto es perfectamente coherente con la cronología de cómo se produjeron las ocupaciones: primero se ocupó el área relativamente plana del Jd. Irene II. Luego las cotas más altas al oeste, en el límite municipal con São Bernardo do Campo. Luego, por último, las laderas con pendientes de 60% o más, fueron ocupados por los últimos en llegar, o por aquellos que tenían menos recursos y podían comprar a los “grileiros” solo lugares en las peores áreas para la ocupación urbana. De esta forma, quedaban configurado el grupo de familias que debería ser removido de sus actuales lugares de residencia. Estaban determinadas las áreas principales de actuación para las tareas de recuperación del paisaje: las laderas inestables con riesgo de deslizamiento y la franja inmediatamente adyacente de 15 metros a ambos lados de los cursos de agua que aún se podían recuperar. Y con esto se planteaban nuevas preguntas: Donde, y como asentaríamos a estas familias? Y que tipo de equipamientos comunitarios (escuelas, centros comunitarios, plazas) serían ofrecidas a la favela para convertirla en barrio e integrarla a la ciudad? 6.2. Más allá de la teoría sobre las remociones: los eventos del 11 de enero de 2005. El 11 de enero de 2005, severas precipitaciones, normales en el periodo de verano, produjeron una serie de deslizamientos de tierra en varios sectores de la favela Jd. Irene. En total, 65 casas fueron destruidas, siendo que el 78% de las mismas estaban en localizadas en las áreas que habíamos señalado como sectores de remoción obligatoria. El 22% restante, se localizaba en sitios inmediatamente debajo de las áreas de riesgo, y fueron impactadas por las masas de tierra que se habían desprendido de las laderas. Además de las casas destruidas, otras 91 viviendas fueron consideradas en situación de alto riesgo y su demolición fue ordenada y cumplida por la Defensa Civil. Diversos factores contribuyeron a que no hubiese víctimas fatales que lamentar: los deslizamientos ocurrieron de día, lo que incidió en el hecho de que numerosas casas estuviesen vacías, además de facilitar el rescate de los vecinos, y la respuesta por la Defensa Civil. Los vecinos cuyas casas fueron destruidas o removidas, fueron relocalizados en barracas, localizadas en terrenos vacíos dentro de la propia Favela. 131


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Pasada la crisis, caben algunas reflexiones. La primera refiere al alto grado de validez del diagnóstico, y al hecho de que si sabemos donde estos eventos van a ocurrir, ya no podemos referirnos a ellos como accidentes. Tecnologías relativamente simples y el concurso de un equipo de profesionales capacitados puede proveer directrices bastante precisas acerca de los sitios de los que las familias deben ser removidas. La segunda apunta al hecho de que los sitios donde se produjeron los deslizamientos no volvieron a ser ocupados, debido a un control más estricto de la defensa civil, y también debido a que la comunidad ha sentido, una vez más, en carne propia, las externalidades negativas de esta forma de ocupar el territorio. Por ahora, la memoria inhibe el deseo de ocupar estos sitios. La última, refiere al modo en que se dio respuesta a la necesidad de vivienda de los vecinos que perdieron sus casas: fueron relocalizados en barracas en sitios mucho más apropiados para la ocupación, en la propia favela. Ahora bien, normalmente la lógica de las instituciones es que no se puede intervenir en las favelas hasta tanto se hayan solucionado los problemas de regularización de la tierra, las incontables instancias burocráticas hayan aprobado el proyecto y se haya obtenido la financiación. En el caso del Proyecto Jardim Irene, por ejemplo, desde su finalización en setiembre de 2005, se han estado gestionando aprobaciones y financiamiento y solo ahora al momento de escribir estas líneas, en el año 2009 se ha llamado a licitación. Conociendo estas características del funcionamiento de las instituciones en Brasil y en la mayoría de nuestros países latinoamericanos (a saber, la lentitud de hacer que la máquina institucional se mueva para implantar las respuestas), parece sensato proponer que medidas preventivas de carácter crítico, tales como la relocalización en barracas relativamente precarias que estén en sitios seguros, sean implantadas mientras se ponen en marcha los proyectos integrales. Una vez garantizada la vida y la integridad física de los vecinos, se gana tiempo para gestionar y construir, sin sentir la presencia constante de una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. 132


Evaluación de los deslizamientos y localización de las viviendas de emergencia

N

Referencias: Casas destruídas Casas a remover Casas en evaluación Áreas de riesgo de deslizamiento y de recuperación ambiental de arroyos. Barracas de relocalización

LÁMINA 15


Viviendas de emergencia en Jd. Irene III

Viviendas de emergencia en Jd. Irene II (terreno del puesto móvil de salud)

Viviendas de emergencia en Jd. Irene II (lote de la Asociación de vecinos)

Otra vista de las viviendas de emergencia en el lote de la Asociación

Viviendas de emergencia en Jd. Irene II, cerca del arroyo Magini

LÁMINA 16


Area del arroyo A. Magini, que sufrió inundaciones en el dia de los deslizamientos.

Calle destruida (Caminho dos Vianas) y deslizamiento de tierra en la parte superior del área de riesgo 3.1.

Casa en el área de riesgo 3.1, cuyos soportes fueron erosionados por las lluvias.

Deslizamiento en el área de riesgo 3.1. La casa en el cuadro, construida con albañilería y hormigón, tuvo su losa destruida, lo que demuestra que ni siquiera construcciones con materiales sólidos garantizan la seguridad en estas áreas.

Deslizamientos puntuales fuera de las áreas de riesgo señaladas.

Edificio con fundaciones expuestas en el área de riesgo 3.1

LÁMINA 17


Casas de emergencia en Jd. Irene III (Rua do Shopping)

Casas destruidas en el รกrea de riesgo 3.2

Otra vista de las casas destruidas en el รกrea de riesgo 3.2

Lร MINA 18


Otra vista del área de deslizamientos cerca del callejón california.

Área destruida cerca del callejón “California”, esta fue la principal área de deslizamientos en el Jd. Irene IV

Casas destruidas en el valle del Medeiros, cerca de la Calle Amazonas.

LÁMINA 19


Casa destruida en Jd. Irene V

Casa a demoler por la defensa civil, debido al riesgo de desplome.

Fondo del valle, impactado por la tierra desprendida de las laderas. Notese las varias casas destruidas (Irene V)

Deslizamiento de tierra del Jd. Irene V sobre el Caminho dos Vianas.

LĂ MINA 20


La parte frontal de la casa se desmoronó debido al deslizamiento del suelo (Jd. Irene V)

Casa de albañilería con la fundación expuesta debido a los deslizamientos.

Principal área de deslizamientos en Jd. Irene V. Nótese que el sendero peatonal ha desaparecido bajo el deslizamiento.

Otra vista del principal área de deslizamiento. El material desprendido se depositó en el fondo del valle.

LÁMINA 21


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6.3. La propuesta Urbanística, los proyectos de relocalización de viviendas y equipamientos comunitarios: 6.3.1. Urbanismo: Como se articula, a partir todo cuanto hemos expuesto, la propuesta urbanística? Área de Recuperación Ambiental del Arroyo Magini Área de Recuperación Ambiental del Arroyo Medeiros.

Ilustración 47: Perspectiva de la propuesta urbanística.

La Ilustración 46 muestra la referida propuesta. Se constituyen áreas de recuperación ambiental a ambos lados de los arroyos Magini y Medeiros, en una franja de 15 metros. Las construcciones son removidas de estos sectores, y de las laderas con pendientes importantes. Se propone la consolidación geotécnica de las áreas por medio de vegetación, el medio más eficiente para consolidar suelos con las características de Jd. Irene. Además, al preservar las laderas vegetadas, no solo se contribuye a consolidar geotécnicamente los suelos, sino que se contribuye a preservar el sistema ladera‐valle. Las laderas vegetadas son esenciales para garantizar la infiltración de las aguas de lluvia, preservando el nivel freático, y por tanto, la existencia misma de los cursos de agua. Además, 140


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al contribuir con la infiltración de las aguas de lluvia, se reduce el caudal de agua que se desliza superficialmente hasta los valles, lo que ayuda a reducir las inundaciones. Además, brindan al barrio áreas verdes de las que este carece totalmente, permitiendo que la población encuentre lugares de recreación. Quizá este sea uno de los aportes conceptuales del proyecto y que refleja nuestro esfuerzo por formular una propuesta holística. Normalmente los ingenieros de saneamiento ambiental y los arquitectos urbanistas hacen su trabajo en oficinas separadas y luego se ve como se sobreponen las propuestas para resolver los problemas. En el proyecto que se desarrolló para Jd. Irene, no existen límites precisos para definir aquello que es una solución de paisajismo, de urbanismo, o de saneamiento ambiental. Los parques en las laderas y en las márgenes de los arroyos resuelven una amplia gama de problemas, simultáneamente. El efecto sinérgico positivo se sentiría en toda la micro cuenca, ya que al recuperar las áreas de cabecera, la posibilidad de inundaciones se vería reducida, y la calidad de las aguas mejorada. 6.3.2.Viviendas de relocalización: Luego del estudio hecho para determinar cuáles viviendas serían relocalizadas, empezamos a buscar sitios dentro de la propia favela que pudiesen ser reacondicionados de modo a permitir la implantación de viviendas. En un principio, barajamos la opción de construir pequeños edificios de 4 a 6 plantas, en locales de interfase entre el valle y la ladera, que tendrían pendientes menores. La idea era concentrar a la población en estos edificios, lo que permitiría ganar suelo permeable en las áreas de gran pendiente, con todas las ventajas ya citadas. Concepto FLACAM: Interfase: Este concepto, usado en la Teoría General de Sistemas, la ecología y la física, refiere a las áreas de encuentro y superposición entre sistemas diferentes. Dentro de la epistemología desarrollada en FLACAM se presta especial énfasis a las interfases, porque ellas se constituyen en los lugares de máximo intercambio de materias, energía e información. En este estudio se ha analizado – en una escala macro – a la periferia urbana de la RMSP como una interfase entre el ambiente urbano y áreas ambientalmente valiosas y delicadas. En una escala micro, observando solo a la favela Jd. Irene, adquieren especial importancia para nosotros las interfases entre las laderas de grandes pendientes y los valles de los arroyos Magini y Medeiros. Estos lugares tienen un gran potencial para intervenciones que permitan mejorar la integralidad de la favela.

141


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Existía además un criterio económico en la propuesta, ya que al implantar edificios en laderas, los costos de contención geotécnica constituyen uno de los rubros proporcionalmente más caros. Los edificios, si están bien implantados permiten reducir los costos de inversión necesaria para contención de suelos por cada unidad de vivienda, ya que estos costos se dividen entre todos los apartamentos, en lugar de incidir en los costos de una casa aislada.

Ilustración 48: Perspectiva conceptual de la primera alternativa contemplada para las viviendas de relocalización.

Sin embargo, nos encontramos con un problema de gestión para esta alternativa. No existían líneas de crédito disponibles para proyectos de este tipo. La única línea que podría de algún modo ser compatible con una iniciativa de estas características, era un programa de la Caixa Econômica Federal llamado PAR – B. Desgraciadamente, este programa es vinculado de modo directo a un tipo arquitectónico que no puede adaptarse (una planta simétrica de cuatro apartamentos por piso). Teníamos además el hecho de que solo 68 familias, del total de 308 a ser removidas, tenían la renta mínima necesaria – 2 salarios mínimos – para acceder a este programa. Es decir, no resultaba viable pensar en relocalizar a todas las familias que debían abandonar sus casas en edificios, aún cuando la tipología arquitectónica impulsada por la Caixa resultase adecuada. Por estos motivos, se optó, en conjunto con los técnicos del municipio, por desarrollar una alternativa de viviendas progresivas en lote propio. 142


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Teníamos una serie de directrices claramente establecidas por el comitente: • Debería haber acceso directo desde la vía pública para todas las casas, permitiendo que tengan dirección oficial y acceso a los servicios de infraestructura y saneamiento. • Ocupar las laderas con criterios de eficiencia económica y técnica, de modo a no producir nuevas situaciones de riesgo. • Los lotes serían de 45 metros cuadrados, con una vivienda en primera etapa de 36 m2, ampliables a 72 m2. Por otra parte, los asesores geotécnicos nos pusieron ante un desafío interesante. Al funcionar como un voladizo vertical, los muros de contención de cortes o de relleno, se ven enfrentados a momentos de fuerza que crecen con el cuadrado de la altura. Es decir, a iguales condiciones de carga, un muro de contención de 3 metros soporta un momento de fuerza que es aproximadamente 10 veces mayor que un muro de contención de 1 metro. Esto planteaba varias cuestiones: la primera era que los muros no podían ser demasiado altos, una vez que serían impracticables en términos financieros. Además, manteniendo los muros en alturas pequeñas, las soluciones constructivas se simplificaban, y podían ser implantadas incluso con ayuda de los vecinos. La otra cuestión era que ante una enorme complejidad de casos individuales no podíamos calcular los muros de contención individualmente. Por lo tanto, se diseñaron muros que funcionaban según rangos de altura. Establecimos tres tipos: • Muros A: para cortes o rellenos ≤ 1,20 m. • Muros B: para cortes o rellenos > 1,20 m ≤1,80 m. • Muros C: para cortes o rellenos > 1,80 m ≤2,40 m.

Ilustración 49: Muro tipo A, para cortes o rellenos hasta 1,20 metros.

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Ilustración 501: Muro tipo B, para cortes o rellenos entre 1,20 metros y 1,80 metros

Ilustración 512: Muro tipo C, para cortes entre 1,80 y 2,40 metros.

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Ilustración 523: Muro tipo C, para rellenos entre 1,80 metros y 2,40 metros.

Estas tres tipologías de muros, junto con el criterio de equilibrar los cortes y los rellenos de modo a que no fuera necesario ni importar material para rellenos ni exportar material sobrante de los cortes, configuraron las respuestas.

Ilustración 534: Equilibrio de corte y relleno, como criterio para definir la cota de implantación de los lotes.

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Ahora bien, quizá la discusión de que se repite y que es singular, es una de las cuestiones más importantes cuando se habla de vivienda de interés social, donde los recursos económicos son siempre limitados. Al ser limitados los recursos, se impone algún grado de estandarización, de modo a simplificar los procesos constructivos y reducir costos por economía de escala. Por otra parte, tenemos un local de implantación de tal delicadeza y variedad que el hecho de pensar en una solución única parece inviable. Como encontrar una solución de compromiso? En este caso particular, la vivienda tipo es única y se repite. Su cota de implantación, sin embargo, es absolutamente singular. Cientos de cortes de estudio fueron realizados de modo a garantizar que la cota de implantación permitiese la menor altura posible en los muros de contención, y el equilibrio de los volúmenes de tierra cortados y rellenados. En las láminas 22 a 39, ilustramos detalladamente este proceso de diseño. Otra cuestión a considerar eran las condiciones de ventilación e iluminación. Despues de considerar diversos modos de ocupación de la parcela, optamos por una tipología de Casa con Patio. La idea era que siempre que fuera posible, intentaríamos conjugar los patios de modo a mejorar las condiciones de insolación y aireación de las casas. Es que trabajando con lotes tan exiguos, implantar retiros significativos era simplemente imposible.

Ilustración 545: Esquemas de ocupación en planta con la superficie inicial (36 m2), en un terreno de 45 m2. Adoptamos la opción B, que configura una Casa con patio.

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Ilustración 556: estudios de insolación en corte. La opción de los patios conjugados ofrece mejores condiciones de habitabilidad que la opción con retiros.

La casa tipo está modulada espacial y estructuralmente, de forma que se conjuga con el diseño de los muros de contención del tipo C (entre 1,80 y 2,40 metros). Al ser más altos, estos muros requieren contrafuertes, tanto en el caso de el corte como en el del relleno. La respuesta arquitectónica considera e incorpora estas necesidades especiales

Ilustración 56: modulación espacial y estructural.

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N Jd. Irene V Parque y centro de barrio Jd. Irene III - 1 Parque

Planta general - lotes para viviendas de relocalización

Franja de Recuperación ambiental del Arroyo Magini (15 m) - plaza

Jd. Irene III - 2 Parque 24 lotes para viviendas de relocalización

Franja de recuperación ambiental Arroyo Magini. - 30 metros Parque Arroyo Magini.

49 lotes para viviendas de relocalización Franja de recuperación ambiental del Arroyo Medeiros (15 m.) Parque.

Jd. Irene IV Parque Arroyo Medeiros Franja de recuperación ambiental del Arroyo Medeiros (30 m.) Parque. Posible terreno para el programa PAR -B

LÁMINA 22


Número del lote Cota del lote

Corte Relleno Perfil natural del terreno

Referencias: Puntos de cota del terreno natural

Estudio de implantación de cotas de terreno. Grupo de lotes 1 y 2 Planta

Grupo de lotes 1 y 2 Cortes

LÁMINA 23


NÚMERO DE LOTE RELLENO

Cota del lote

CORTE

PUNTOS DE COTA DEL TERRENO NATURAL PERFIL NATURAL DEL TERRENO

Referencias

LÁMINA 24


GRUPO DE LOTES 4 Y 7 PLANTA

LÁMINA 25


Grupo de lotes 4 y 7

Referencias

Cortes NĂšMERO DEL LOTE

Cota del lote

Corte Relleno Puntos de Cota Natural del terreno Perfil natural del terreno

LĂ MINA 26


NÚMERO DE LOTE

CORTE

COTA DEL LOTE PUNTOS DE COTA DEL TERRENO NATURAL RELLENO PERFIL NATURAL DEL TERRENO

REFERENCIAS

LÁMINA 27


NÚMERO DE LOTE CORTE

Cota del lote RELLENO PUNTOS DE COTA DEL TERRENO NATURAL PERFIL NATURAL DEL TERRENO

Referencias

Estudio de implantación de cotas de terreno.

LÁMINA 28


CORTE

NÚMERO DE LOTE

Cota del lote RELLENO PERFIL NATURAL DEL TERRENO

Estudio de implantación de cotas de terreno.

PUNTOS DE COTA DEL TERRENO NATURAL

Referencias

LÁMINA 29


Planta general - viviendas de relocalización.

N

Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 05

Jd. Irene V Parque y centro de barrio Jd. Irene III - 1 Parque

Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 06

Franja de Recuperación ambiental del Arroyo Magini (15 m) - plaza

Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 08

Jd. Irene III - 2 Parque 24 lotes para viviendas de relocalización

Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 10 Bolsón de estacionamiento, 30 lugares

Franja de recuperación ambiental Arroyo Magini. - 30 metros Parque Casas para discapacitados 05 unidades 11 lotes para viviendas de relocalización

Arroyo Magini.

37 lotes para viviendas de relocalización Jd. Irene IV, parque, área verde. Franja de recuperación ambiental del Arroyo Medeiros (15 m.) Parque.

Arroyo Medeiros Franja de recuperación ambiental del Arroyo Medeiros (30 m.) Parque.

Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 02 Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 01

Bolsón de estacionamiento, 20 lugares Colecta de residuos sólidos

Posible terreno para el programa PAR -B Relocalización en áreas libres Grupo de lotes 03

LÁMINA 30


Referencias: Corte o relleno en calles. Corte en lotes Relleno en lotes

Proyecto de viviendas de relocalización Grupo de lotes 1 y 2

LÁMINA 31


Grupo de lotes 1 Planta arquitectónica de conjunto

Grupo de lotes 1 Fachada de conjunto

LÁMINA 32


Referencias: Corte o relleno en calles. Corte en lotes Relleno en lotes

Proyecto de viviendas de relocalización Grupo de lotes 3

LÁMINA 33


Grupo de lotes 2 Planta arquitectónica de conjunto

Grupo de lotes 3 Planta arquitectónica de conjunto

Grupo de lotes 2 Fachada de conjunto

Grupo de lotes 3 Fachada de conjunto

LÁMINA 34


Referencias: Corte o relleno en calles. Corte en lotes Relleno en lotes

Proyecto de viviendas de relocalización Grupo de lotes 4

LÁMINA 35


Grupo de lotes 4 Planta arquitectónica de conjunto

Grupo de lotes 4 Fachada de Conjunto

Grupo de lotes 4 Planta arquitectónica de Conjunto

Grupo de lotes 4 Fachada de Conjunto

LÁMINA 36


Proyecto de viviendas de relocalización Grupo de lotes 5 y 6

Referencias: Corte o relleno en calles. Corte en lotes Relleno en lotes

LÁMINA 37


Referencias: Corte o relleno en calles. Corte en lotes Relleno en lotes

Proyecto de viviendas de relocalización Grupo de lotes 9

LÁMINA 38


Grupo de lotes 9 Fachada de Conjunto

Grupo de lotes 9 Planta arquitectónica de conjunto

LÁMINA 39


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Como se ha podido ver en las láminas previas, las viviendas de relocalización propuestas están reunidas en Grupos de Lotes. Estos Grupos se implantan en áreas de donde se ha removido a la población, o en áreas que estaban vacías dentro de la propia favela. En ambos, casos, se utilizan las obras de contención geotécnica para conformar suelo horizontal en las laderas. Considerando las tecnologías disponibles (muros de hasta 2,40 metros), los costos de implantación y las características del suelo, los grupos propuestos se implantan en pendientes de hasta 63%, aproximadamente. Combinado con taludes, la implantación de terrenos es posible en pendientes aún ligeramente superiores, pero no puede ir mucho más allá. De este modo, nuestra búsqueda de lugares de implantación estaba claramente definida: sitios de la favela con hasta 60% que estuviesen sub utilizados, o de los que la población debería ser removida. Buscando validar nuestras reflexiones sobre la pendiente máxima en la que es recomendable implantar viviendas, recurrimos una vez más al trabajo de FARAH (2003) 4 que afirma: “Si bien es viable, desde el punto constructivo, ocupar terrenos con pendientes incluso superiores a 100%, lo que generalmente ocurre es que este tipo de ocupación tendería a demandar recursos tan elevados que la ocupación se hace inviable por motivos económicos. Aun cuando no existe un límite de pendiente consensualmente establecido en el medio técnico, para la ocupación de laderas con casas, es frecuente, como ilustración, la mención de 50% como un límite deseable. En varios trabajos asociados a la ocupación de laderas, el Instituto de Pesquisas Tecnológicas ya llegó a considerar, de acuerdo con condicionantes específicas del medio físico, pendientes de hasta el 60%.”

Lo afirmado por Farah, coincide con las orientaciones de nuestro propio equipo geotécnico, con el cual habíamos acordado el criterio de que por motivos económicos y técnicos, deberíamos hacer lo posible para que los muros siempre tuviesen la menor altura que fuese posible. De este modo, aunque las estructuras permitían trabajar hasta 63% de pendiente, en la mayor parte de los casos, el proyecto funciona cerca del 50% de pendiente citado como deseable por el autor, reduciendo los costos de obras. Otro aspecto a considerarse, eran las calles de acceso. En los conjuntos propuestos, no hicimos más que formalizar lo que la comunidad ya había comenzado: estructuras urbanas de acceso preferentemente peatonal. Respecto a esta problemática FARAH (2003)5 que afirma que: “Se considera que las calles solo para peatones, como acceso exclusivo a unidades habitacionales en laderas, pueden y deben ser utilizadas en escala mucho más amplia de lo que se verifica hoy en nuevas ocupaciones. Desde que haya definiciones de límites para desplazamientos verticales (pues exigen mayor esfuerzo físico), el recurso es altamente favorable para mejorar la ocupación de las laderas.”

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Y complementa, con respecto a la posibilidad o intención de hacer que todas las casas tengan acceso a estacionamientos propios: “Las soluciones espontaneas, en este sentido, muestran, al no intentar asegurar el acceso de vehículos a cualquier punto de la ladera, gran sabiduría, porque la eventual apertura de calles necesarias, inutilizaría fragmentos importantes de terreno, francamente utilizables para la implantación de habitaciones.”

De cualquier manera, era necesario prever espacios para estacionamientos, ubicados en espacios públicos, como se puede apreciar en la lámina 30. También se previó la implantación de viviendas para personas con discapacidades o dificultades de locomoción, en las áreas relativamente planas adyacentes a los valles, y con acceso directo desde una calle que permite el tránsito de vehículos.

Ilustración 577: Estructuras de contención, combinadas con taludes calles peatonales y escaleras de acceso. Piezas de una ciudad de la ladera.

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Al alternar los muros de contención con taludes que respetan la inclinación natural del terreno, es posible localizar lotes en áreas de pendientes importantes. Al mismo tiempo, estos espacios sirven como patios que aseguran una correcta iluminación y ventilación de las casas.

Ilustración 58: Combinación de muros de contención (para corte y relleno) con taludes, en los Grupos de Lotes.

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Finalmente, dentro de todo este conjunto de factores, tratamos de dar algún grado de flexibilidad a la propuesta de la vivienda, de modo a que pudiese crecer en etapas sucesivas, y albergar programas con alguna variedad. De este modo, la vivienda permite una vez construida la superficie total de 72 metros cuadrados tener hasta 4 dormitorios; o 3 dormitorios combinados con un pequeño local comercial o una cochera, si la casa está implantada frente a una calle para vehículos. El crecimiento de la vivienda es muy simple y esto no ocurrió por casualidad. Ante condiciones tan complejas de implantación, y teniendo la estabilidad de la ladera como primera directriz, optamos por un partido que creciese por simple adición de superficie a una losa ya construida, evitando nuevos cortes o rellenos, que podrían comprometer al conjunto.

Ilustración 59: Implantación progresiva de la vivienda tipo.

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Planta Baja 1er. Piso

Primera Etapa

Primera Etapa + 4 dormitorios

Primera Etapa + 3 dormitorios y sala ampliada

Primera Etapa + 3 dormitorios y comercio

Primera Etapa + 3 dormitorios y cochera.

Ilustración 8: Flexibilidad en el crecimiento.

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6.3.3. Una propuesta para las laderas: Parques y un edificio. La propuesta urbanística para la Favela Jd. Irene proponía la reconversión de las áreas de riesgo de deslizamiento en áreas verdes. Sin embargo, aún esto requiere una propuesta proyectual adecuada. Los daños hechos por los pobladores en su intento de hacerse de un lugar donde vivir eran tan significativos que no bastaría solo con removerlos. Perdida la cubierta vegetal, y con las cicatrices en forma de cuña tan características de las laderas excavadas para permitir la implantación de casas, estos locales solo seguirían deteriorándose si fuesen dejados a su suerte. La resiliencia del sistema ladera había sido completamente agotada. La propuesta debía establecer entonces, una estrategia de recuperación de las laderas. El primer nivel de esta recuperación, refiere a los trabajos geotécnicos y de cobertura vegetal. Canaleta

Relleno compactado

Superficie natural del terreno.

Escalones para encastre del relleno

Ilustración 619: Recuperación de laderas.

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En la ilustración 60 podemos ver un esquema gráfico de la intervención propuesta. Es necesario cavar la ladera en forma escalonada, y luego comenzar a rellenar el terreno, por camadas compactadas, desde abajo hasta arriba. Se debe dar al suelo compactado una inclinación de 3 (horizontal) a 2 (vertical). Además, debe darse a la ladera una adecuada solución de drenaje pluvial, con canaletas colectoras en la parte superior, así como canalizaciones y escaleras hidráulicas que permitan al agua desplazarse sin erosionar la ladera ni comprometer su estabilidad. Finalmente, en lo que refiere a la vegetación varias especies pueden contribuir a la estabilidad de la ladera, entre ellas: • Gramíneas: al plantarse gramíneas en toda la superficie de la ladera, se mejora la cohesión del suelo y se disminuyen los procesos erosivos. • Bambú: se recomienda que sea plantado en los bordes superiores e inferiores de los taludes. El bambú posee raíces fasciculadas, capaces de mejorar mucho la resistencia a la tracción, impidiendo la formación de grietas en el relleno, evitando así la infiltración de agua. • Eucalipto: Al ser plantado en las laderas y los taludes, posee la propiedad de hundir sus raíces, fijándolas en el suelo residual. La longitud de las raíces de los eucaliptos es aproximadamente dos veces la longitud de su tallo. Cabe destacar que existen otras tecnologías para consolidar laderas. Incluso se implanta con frecuencia en la RMSP, un método llamado de “suelo presillado”, donde se inyectan en la tierra varillas de acero que se solidarizan luego con una camada de hormigón proyectado. De esta forma, el “suelo presillado” permite consolidar incluso paredes verticales de alturas considerables. Sin embargo, preferimos optar por una intervención lo más leve posible en las laderas. El “suelo presillado”, si bien permite consolidar situaciones que no podrían resolverse con el relleno compactado y la vegetación, tiene otras consecuencias negativas. Este método impermeabiliza la ladera, lo que afecta negativamente al proceso de recarga de la napa freática y empeora la problemática de las inundaciones aguas abajo. El relleno compactado y la implantación de vegetación, conjugadas con un adecuado drenaje pluvial, son una solución eficiente y económica para las problemáticas de Jd. Irene. Esta opción reporta además las ventajas adicionales de contribuir a recuperar el equilibrio hidrológico de la micro‐cuenca y establece nuevas áreas verdes para los vecinos, en un barrio que carece completamente de espacios de recreación o expansión. Ahora bien, estas consideraciones refieren a cómo recuperar la ladera. Pero enfrentábamos un problema más: sabemos que los espacios abiertos no ocupados, pueden volver a ser ocupados. De hecho, sabemos que antes de la ocupación, Jardim Irene era un área con una importante cubierta vegetal. Que se podría proponer para evitar nuevas ocupaciones?. Por una parte están las medidas de control por organismos de la Municipalidad, como la Defensa Civil. Pero sabemos también que en nuestras realidades los recursos son escasos y la 172


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presión para invadir mucho, por lo que tarde o temprano, los controles suelen verse rebasados. Otro método posible para hacer que los espacios verdes no vuelvan a ser ocupados es integrarlos al uso y al interés comunitario. Un dicho común en Brasil reza que el único espacio que nunca se ocupa en la favela es el “campinho de futebol”. Si bien el criterio puede parecer demasiado simple, nuestra experiencia confirma su validez: los espacios que son considerados importantes por la comunidad, se mantienen libres por acuerdo social. Claro está que las laderas de los cerros, no podrían albergar campos de futbol. Las geometrías son incompatibles. Se abre entonces, la pregunta: qué tipo de usos podemos ubicar en las laderas, que consagren al lugar como un edificio público que preste servicios a la comunidad? Nuestra respuesta a esta pregunta puede verse en las láminas 40 y 41. Explorando geometrías y problemáticas ya enfrentadas en los conjuntos de viviendas, elaboramos la propuesta de una guardería y centro comunitario en la ladera del Jardim Irene V, enfrentando pendientes de aproximadamente 52%. La intención era proponer un edificio que “colonizase” la ladera, de un modo benigno, leve. Como se puede observar en las láminas, los programas se albergan en edificios modulares de planta prácticamente libre. Es el zócalo el que se adapta a las características del terreno, girando para adecuarse a las curvas de nivel. Los cortes revelan nuevamente la preocupación de usar muros de contención pequeños, de compensar los volúmenes de tierra cortada y rellenada, además de garantizar buenas condiciones de iluminación y ventilación a los ambientes.

Ilustración 10: Edificios modulares sobre un zócalo que se adapta al terreno.

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Centro de Barrio Corte 6

Esquema general de corte y relleno del terreno.

Talud 1:1,5 Talud 1:1,5

Muros de contención

Muros de contención Muros de contención Talud 1:1,5 Corte 1

Talud 1:1,5

Centro de Barrio, guardería, anfiteatro. Arquitectura.

Corte 5

Muros de contención

Talud 1:1,5

Talud 1:1,5 Muros de contención

Muros de contención

Muros de contención

Talud 1:1,5 Muros de contención

Muros de contención

Corte 2

Talud 1:1,5 Muros de contención

Centro de Barrio, guardería, anfiteatro. Implantación.

Talud 1:1,5 Muros de contención

Talud 1:1,5 Muros de contención

Corte 3

Talud 1:1,5 Muros de contención

Corte 4

LÁMINA 40


Centro de Barrio, guardería, anfiteatro. Fachada de conjunto.

Aislamiento de la humedad del suelo Iluminación natural Correcta Ventilación

Volumen de Corte Volumen de Relleno

Centro de Barrio, guardería, anfiteatro. Esquemas en corte

Centro de Barrio, guardería, anfiteatro. Perspectiva

LÁMINA 41


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Los edificios se complementan con un conjunto de rampas y escaleras, y un pequeño anfiteatro al aire libre para actividades culturales. La intención es que la ladera y sus áreas verdes se integren a la vida diaria de la comunidad, lo que haría difícilmente posible que nuevas ocupaciones ocurriesen. 6.3.4.Una propuesta para el valle: más espacios públicos y otro edificio. Ya hemos hablado de la propuesta de recuperar 15 metros a cada lado de los arroyos Magini y Medeiros, como un mecanismo de recuperación urbanística y ambiental, así que no nos extenderemos demasiado sobre el particular. Queremos solamente destacar que la misma lógica desarrollada para el Centro Comunitario y las laderas, aplica a los valles. A saber: es necesario convertir los espacios recuperados en lugares significativos para la comunidad, bajo el riesgo de que si no hacemos eso, enfrentaremos nuevas ocupaciones.

Ilustración 63: Recuperación del Valle del Arroyo Magini, propuesta.

Ahora bien, desarrollar un simple parque lineal puede parecer una iniciativa simple, pero creemos que es un gesto extremadamente potente. Potente por que los habitantes de la RMSP, en especial los habitantes de las favelas carecen completamente de referencias de convivencia positiva con los cursos de agua. Para ellos, el arroyo solo es sinónimo del cauce que se desborda en cada lluvia grande, que huele mal, en el que se vierten cloacas, se arrojan basuras, y viven ratones. No sorprende que en el imaginario popular la única respuesta posible a la problemática de los cursos de agua urbanos sea la canalización cerrada, con una calle asfaltada encima de lo que era un arroyo. Hacer desaparecer al “enemigo”. Doblegar a la naturaleza. 176


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Construir espacios que permitan una relación positiva con el agua, no es solo un factor que contribuye a la salud pública o que pueda contribuir a disminuir la incidencia de inundaciones, sino que además permitiría ser un elemento vivo de educación ambiental. Ya que nuestras decisiones, expectativas y reivindicaciones se basan en la realidad que conocemos, poner a la población en contacto con iniciativas de esta naturaleza podría tener un efecto benéfico muy importante para Santo André. Ya es hora que nuestro repertorio de soluciones vaya más allá de la canalización cerrada y las avenidas marginales, hacia soluciones creativas y viables que permitan una convivencia armónica entre las dinámicas ambientales y socio económicas. Un ejemplo de esta búsqueda, es el proyecto desarrollado por el Equipo de Brasil Arquitetura para el edificio del CESA (Centro Educacional Santo André) Jardim Irene. Este proyecto fue realizado en el año 2007, por tanto dos años después de la finalización del PAT Prosanear Jardim Irene. Se desarrollaba un proyecto conjunto entre el SEMASA y la Universidad Federal do ABC, donde estudiábamos patrones de ocupación sustentable para las cuencas cercanas al área de protección de manantiales. Fue en este contexto que la Secretaría de Educación y el equipo de Brasil Arquitetura contactaron con el equipo del SEMASA para indagar que restricciones y planes había para el sector. Explicamos a los profesionales de Brasil Arquitetura la voluntad de recuperar la micro cuenca hídrica como una totalidad, y los rasgos principales del proyecto PAT Prosanear, para la recuperación urbana y ambiental de la Favela Jardim Irene. El equipo de arquitectos se mostró entusiasmado y elaboraron un magnífico proyecto que no solo respondía a las necesidades de un programa complejo, sino a las especificidades de un local de implantación ambientalmente complicado. El proyecto, que puede apreciarse en las láminas 42 y 43, va mas allá de solo adecuarse a la normativa ambiental, o no causar daño a los recursos hídricos. Es una respuesta proactiva, que modificando el ambiente, lo cualifica de modo positivo. Implantado en un valle de inundación, el edificio está concebido como una pasante que permite relacionarse con un macizo de vegetación importante, enclavado entre Jd. Irene I y el resto del la Favela. Los espacios públicos están enriquecidos con un pequeño lago artificial, que actúa como amortiguador de picos de caudal durante las lluvias, disminuyendo la posibilidad de ocurrencia de lluvias aguas abajo. Gracias al lago, cuyo volumen y capacidad fueron largamente estudiados, la modificación del valle con los rellenos necesarios para implantar el edificio no tendría consecuencias negativas. Las cubiertas del edificio son, además, todas terrazas jardín, lo que reduce la velocidad de escurrimiento de las aguas de lluvia. Esto también contribuye a preservar el equilibrio en el ciclo hidrológico. 177


Centro Educacional Santo André (CESA) Jardim Irene. Implantación, perspectivas, corte.

LÁMINA 42


Centro Educacional Santo André (CESA) Jardim Irene. Planta, perspectivas.

LÁMINA 43


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Por todas estas características, el edifício proyectado por Brasil Arquitetura es un gran aporte. No solo resuelve un complejo programa con calidad técnica, estética y economía de costos, sino que convierte los conflictos de un local delicado de implantación en potencialidades plenamente aprovechadas, beneficiando a la comunidad usuaria y al medio ambiente. Y esto, a su vez, reafirma una de las premisas iniciales de este trabajo: la premisa que sostiene que la búsqueda del buen proyecto y la buena forma, siguen siendo de extrema importancia en la construcción de un futuro sustentable. 6.3.5.Sobre la participación en la elaboración de la propuesta: No podríamos concluir la descripción de la propuesta de recuperación urbana y ambiental de Jd. Irene sin explayarnos brevemente sobre un aspecto que se ha vuelto, en el discurso o en la práctica efectiva, un componente ineludible de las búsquedas proyectuales contemporáneas: a saber, la participación comunitaria. Nuestra experiencia nos lleva a reflexiones que por un lado, valorizan los procesos participativos, pero por otra parte, desmitifican su condición de “herramienta mágica” que garantiza automáticamente la calidad proyectual y la honestidad en el manejo de los bienes públicos. A los manuales técnicos de organismos multilaterales, donde leemos que la participación es un mecanismo que garantiza la transparencia gestiva, podemos responder con conocimiento de causa que este raciocinio no siempre verifica. Recordemos que no fueron líderes políticos externos a la comunidad, ni técnicos autocráticos los que mantuvieron a Jd. Irene en el abandono y la postración por más de una década. Fueron sus propios liderazgos, personas que vivían junto a la comunidad a la que estafaban, quienes recogieron por años el aporte en dinero que debería servir para pagar a los propietarios legales de la tierra invadida. Y sin embargo, por años, captaron estos recursos, y se quedaron (la ley manda decir – se presume‐) con ellos. Normalmente estos mismos manuales rezan que ante malos liderazgos, es necesario que surja un movimiento de base amplia y democrática que los remplace. Nuestra experiencia tampoco pudo verificar esto. En el caso de Jd. Irene, lo que ocurrió fue que surgió un nuevo grupo de líderes. Estas personas veían sus propiedades esencialmente como un bien de uso, no como un bien de cambio o fuente de rentas. Se sumaba a esto, que tenían mejor formación y alguna participación en la vida política de la ciudad. Por eso, cuando tras años de pagar, no había nunca respuestas sobre el proceso de pago y adjudicación formal de la tierra, se decidieron a tomar cartas en el asunto e informarse. Este fue el proceso que acabó con el liderazgo del “Movimiento de los Sin Tierra por la Vivienda de Santo André”, e instauró nuevas relaciones entre la comunidad, la Prefeitura y los 180


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propietarios, lo que ha dado por resultado la regularización de la tenencia de la tierra en el Jd. Irene II, y diversos otros avances en la totalidad de la Favela. Pero mirando a la comunidad como un todo, este nuevo liderazgo, altamente benéfico si comparado con el previo, se basa más en una mejor educación y una capacidad de actuar en los medios políticos para obtener información y hacer presión; que en una base popular amplia. Recordemos lo que se ha expuesto previamente: solo 4,8% de las familias afirma ser parte de la Asociación de Vecinos. Establecida la salvedad, debemos rescatar que el trabajo de estos nuevos liderazgos ha contribuido en gran medida a resolver problemas concretos, como la tenencia de la tierra en Jd. Irene II, o la designación de la totalidad del área como Zona de Especial Interés Social, lo que lleva a una prioridad en la asignación de recursos para re ‐urbanizar y legalizar el área. Es decir, los nuevos liderazgos comunitarios de Jd. Irene, han conseguido resultados mejores, y desarrollan en general, prácticas más democráticas que sus predecesores. Pero no son para nada el producto de una vida comunitaria activa, en la que la mayoría de los vecinos participa y se informa. Otro descubrimiento precioso del trabajo son los liderazgos alternativos. A veces, más que el presidente de la “Associação de moradores”, existen otras figuras respetadas que pueden ser la llave a conocer en profundidad los problemas de la comunidad. En nuestro caso, los jóvenes agentes del programa “Saúde da Família”, fueron un apoyo invalorable. Estos jóvenes, recorren toda la favela llevando medicación a niños o ancianos que no pueden subir y bajar las laderas constantemente pero que deben someterse a tratamientos prolongados. En casos urgentes o cuando el paciente no mejora, informan a los médicos y agencian el traslado de los enfermos al puesto de salud en la comunidad o a un hospital mayor, conforme las necesidades. Fueron ellos quienes nos guiaron a cada una de las 308 casas que debían ser removidas, y nos esperaban mientras conversamos – personalmente – con cada una de las familias que debería ser relocalizada. Lo bueno de estos liderazgos alternativos, como los agentes de salud o los pastores de iglesia, es que normalmente gozan del respeto de la comunidad pero funcionan en esferas paralelas a la lucha política en la que normalmente están inmersos los líderes oficialmente reconocidos. Así, un líder alternativo puede ser un puente a personas que están en disputa con los dirigentes “oficiales”, permitiendo tener un contacto menos sesgado, y menos filtrado con la comunidad. Finalmente, debemos rescatar el momento de participación comunitaria más intenso y rico en el proyecto. Fue la discusión de la necesidad de remover a las familias de las áreas de riesgo e interés ambiental. Explicar a un vecino que será removido siempre es un tema altamente sensible. Es necesario explicar con solvencia y claridad que realmente no hay alternativa. En el caso de Jd. Irene, la discusión se dio en dos momentos: una primera instancia en la que se visitó la casa de todas las familias que estaban en esta situación, para informarles básicamente lo que ocurría. Luego, una ronda de reuniones en cada sector de la Favela, para construir consenso. 181


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Recordando esos días, quizá lo que más nos sigue sorprendiendo es la extrema racionalidad de los cuestionamientos. Prácticamente no hubo reacciones temperamentales o emocionales. La gente, en general, preguntaba: • Quien deberá ser removido? Me toca a mi salirme de la casa?: Esta es una pregunta que se hacía toda la comunidad, durante el tiempo en que analizábamos la legislación y las características de la favela. Se ha explicado previamente este análisis, la construcción de los escenarios, etc., así que no nos extenderemos sobre el particular. Basta recordar que finalmente 308 familias debían ser removidas. Sabiendo que deberían salir, las familias preguntaban: • Es imposible quedarme? Realmente no hay soluciones técnicas o jurídicas que permitan que me quede donde estoy?: Siempre hay cierta resistencia al cambio, principalmente en personas que han construido su lugar en la ciudad al margen de la formalidad y en una dialéctica constante de complicidad‐persecución frente a las autoridades constituidas. Era necesario repetir en varias ocasiones que la remoción tenía por principal objetivo salvaguardar primero su seguridad, luego el medio ambiente, y en última instancia, el cumplimiento de las normas, para construir el consenso. • Si salgo, a donde iré? : La pregunta clave una vez aceptada la idea de que no puedo quedarme donde estoy. Si debo salir, a donde iré? Para responder a esta pregunta con solvencia fueron importantes dos componentes. El primero, responsabilidad de nuestro equipo era el proyecto en sí. Era necesario definir los locales de reubicación, definir cuantas casas podrían ser relocalizadas dentro de la favela y cuantas deberían implantarse fuera de la misma, etc. El segundo, era la experiencia y la credibilidad del equipo de la Prefeitura de Santo André. Ellos formularon un principio claro y contundente: Todo aquel que debe salir, saldrá; pero nadie será desplazado sin tener una alternativa definida. Este principio, respaldado por la credibilidad de los técnicos del municipio, ganada en años de trabajo recuperando otras favelas de la ciudad constituyó un punto central para construir consenso. • Tendré que pagar por la nueva casa?, cuanto?: Otra pregunta altamente razonable, considerando el perfil socio‐económico de la población. Recordemos que del total de 308 familias que debían ser relocalizadas, solo 68 – aproximadamente un 22% ‐ tenían dos salarios mínimos o más, y podrían por tanto aplicar al programa PAR‐B, de leasing de viviendas de la Caixa Económica Federal. El 78% restante debería ser incluido en programas de subsidio, como el Programa de Subsidio Habitacional (PSH), en el que se trabaja en régimen de subsidio compartido entre el Gobierno Federal y el Municipio. El principio general que podemos abstraer de la experiencia, es que además de saber donde será relocalizada en términos físicos (adentro o afuera de la favela, a una casa o a un apartamento, etc.), debe existir una respuesta gestiva para los diversos segmentos de la población. Se deben detectar, captar o construir mecanismos de subsidio, crédito, etc., que hagan económicamente viable el proceso de reubicación. • Estaré obligado a vivir en una tipología determinada o tendré alguna posibilidad de escoger?: Normalmente, en una situación tan acotada, con recursos limitados, viviendo precariamente, y ante la obligatoriedad de mudarse, los vecinos no tienen demasiadas opciones. Y no hay soluciones mágicas, en estos casos las opciones son limitadas, siempre. 182


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Ahora bien, lo deseable es que la posibilidad de escoger exista, para que aquellas personas que más lo necesiten puedan hacer uso de esta posibilidad. Generalmente, las familias que piden respuestas diferenciadas, enfrentan problemas particulares: o son demasiado numerosas, o tienen personas con discapacidades o enfermedades graves entre sus miembros. Es importante que la respuesta proyectual arquitectónica reconozca estas singularidades y les dé cabida. Además es fundamental que el proceso de relocalización se haga de un modo transparente e inteligente. En este sentido, los técnicos de la Prefeitura habían desarrollado una metodología interesantísima en otros proyectos de reurbanización de favelas. Esta metodología consistía en que no solo aquellos que debían obligatoriamente ser removidos podían manifestar su interés en la relocalización. Por ejemplo, un vecino de Jd. Irene II, que vivía en una casa razonable y en un área sin riesgos ambientales, podría expresar su interés de ir a un apartamento del programa PAR B, ofreciendo a cambio, su casa, cuyo valor sería deducido del monto que tendría que pagar. Esto permitiría contar con una casa unifamiliar más, donde podría relocalizarse a una familia que no pudiese ocupar los apartamentos tipo, por ser demasiado numerosa. Este método de trabajo, arduo por cierto, ya había sido implantado con éxito por los técnicos de la Prefeitura en proyectos anteriores, adaptando y flexibilizando el proyecto a la realidad. Estas eran, de algún modo, las inquietudes que reiteradamente enfrentábamos. El proyecto creció y se afianzó en la medida que estos debates, reiterados, permitieron construir un consenso en la comunidad. Como se ve, entonces, las reflexiones que hacemos sobre la participación, en base a la experiencia del proyecto PAT Prosanear nos llevan a conclusiones matizadas: • Por un lado, se disuelve la idea de los líderes comunitarios como personas que automáticamente son virtuosos y democráticos defensores de los intereses de sus pares. • Por otro, se limita la idea de que el buen proyecto se hace con la gente: Las decisiones que tomamos acerca de quien debía o no ser removido se basaron en criterios técnicos, y no en decisiones asamblearias de voto popular. Lo que si se hizo fue un intenso proceso posterior de construcción de consenso, apoyados en datos claros, propuestas concretas y en la credibilidad de la Prefeitura. • Y finalmente, se recoge y se valora la inmensa sabiduría y sentido común del favelado. Del individuo que día a día construye su lugar en la megalópolis trabajando toda la semana y construyendo su casa en los fines de semana. Ese individuo que vive su vida en un constante ajedrez en el que los factores son el trabajo, el dinero, las autoridades (con su complacencia, ayuda o persecución), los líderes locales (que los estafan o los promueven), la criminalidad (cruelmente presente), y la naturaleza. Personas que sobreviven a todo esto, prosperando la más de las veces, no pueden ser individuos poco preparados. Su opinión y sus preguntas merecen por tanto, cuidadosa atención. No por solidaridad o bondad, sino por compromiso profesional con los proyectos y por respeto hacia ellos, los seres humanos que son los constructores de la ciudad real. 183


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REFERENCIAS DEL CAPÍTULO 6: 1

TRAVASSOS R. F. C., Luciana. – Riscos e Incertezas das intervenções nos fundos de vale urbanos: caminhos teóricos de análise. Disponible para descarga en http://www.anpas.org.br/encontro/segundo/papers/gt/gt14/luciana_travassos.pdf 2

El Código Florestal establece muchas otras categorías de APP (por ejemplo, franjas de preservación 50 metros para ríos entre 10 y 50 metros de ancho, franjas de preservación de 100 metros para ríos de entre 50 a 200 metros de ancho, etc). No estudiaremos todas las restricciones establecidas por la ley, solo aquellas incidentes en el caso específico de Jd. Irene, a saber: franjas a ambos lados de cursos de agua de hasta 10 metros de ancho, áreas de protección de nacientes, áreas de protección en cumbres de cerros, y en laderas con más de 100% de pendiente. 3 La “vivienda semilla” impulsada por la municipalidad tiene 36m2 pasibles de duplicarse. 4 FARAH, Flavio / “Habitação e encostas” / Coleção Habitare – IPT – SP – 2003. (p.148 y 149) 5

FARAH, Flavio / “Habitação e encostas” / Coleção Habitare – IPT – SP – 2003. (p. 94 y 95)

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