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YIÁJES AL POLO NOriTE
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CAPÍTULO PRIMERO
dobor; poro
do coii-
nulos
do paz, los
)S
los
Ocóauos
Siilida ¡'i
ion que la do 10 so
—
de Porlsmoulli.— Bullía do n.intry.— Aves mariniis.— El Valeroso so piorrtc do vislii.— Fuorlcs brisas Mcapariciun del Vulcrvso.—Voiina y morsos.— líl campo de lialloiia niuorla.— Hielos.
—
Palomas viojoras.— Una
hielo y los hielos antáriicos.— Una
dodioau á
tcmpcslud.— Decoloración del mar.— Pesca eu
el
banco de Torskc.
— Mar
de hielo de Groenlandia,
apouas dojau
!
las
cosas uiás
a la estela do la.
Unapoquc-
lida íi
con mano
del
oln'as
El 29 do
Mayo
la tarde, dos g'losa, la
las cuatro do do 1875 buques do la marina roal in,
i'i
Alerta y la IJescubiertc salían de Porlsmouth para hacerse á ,
y los marineros cul)rian los mástiles do los buques de guerra; todos nos saludaron al paso, mientras quo
en
ol
aire
resonaban
mundo,
del puerto
formidables hirn-as, proferidos on las ori-
de
la alta
mar. El jelc de la expedición acababa de recibir de su auí^usta soberana el si¿,niiente telegrama, fechado on IJal-
todas las embarc-aciones quo se oprimían
ulili-
rpótuamento.
LlCII.VRDS.
moral:
á V. y f^o
la
«Mis mejores ;'i
deseos
firme confianza de quo
;
abri-
obtendrá
buen
óxito en una obra tan valerosamente emprendida.» Esta marcada prueba de afecto fuó trasmitida al punto á los olicia-
y subalternos, que se mostraron profundamente conmovidos. El interés que íl todo el país inspiraba la expedición, se acentuó más aún cuando llegó el momento de la marcha. Ninguno
les
capitán, á quien des-
el
de ahora dejamos
la palabra,
podrá olvidar
nunca tan afectuosa despodida: una compacta multitud ocupaba los muelles,
nando también
la plaza
longándose hasta de
la
la
en
lle-
de Southsoa y pro-
ciudadela; las tropas
guarnición estaban sobre las
armas
el
en
los
vapores, en los yaclits,
y on
la rada.
A
acompañun
sus iutrí^pidos compañeros
de nosotros, dice
llas,
la
altura de Spitliead nos dio alcance
Vclcroso,
mandado por
tus Francis Jones,
mos
los laros
el
capitán Lof-
y poco después dobla-
cargando velas, á causa de
los vientos del
Norte.
Aun
nos acompaña-
ban varios yachts; pero poco á poco viraron de bordo; y á las ocho do la noche, hallándonos
al
Agujas,
uno
de la punta de las mantenía fiel; iba dirigiilo poi' ol reverendo Conybeare, padre de un oficial de la Descubierta. A media noche pasábamos por dolante de los faros de Portland, y nuestros tres buques bogaban á toda vela on el canal de la Mancha con la rapidez de seis niidos por hora. solo
sur
so
Al día siguiente, estando on de Eddystone,
el
Keppel,jefo de
la
almirante
las sir
aguas Ilenry
marina en Plymouth,