VIAJM AL POLO NOnTK.
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y
espacio de dos ó tres millas vi que estaba
do las dos
cubierta de restos de morsas; hubiéranse
volvo-
podido contar centonares do sus cráneos
cidontalos por lo monos, sino coiistaiites indi^^'oiias
rcí^ularos, oiiiro los
costas del ostrocho
mos
.'i
encontrar
la
Sniitli;
di;
y
así
ruta que habrán so;,'uido
emi¿¡;rantos de esta raza desde
los
rica
{i
la
Vnié-
írroonlandia del Norte. Los rela-
Kano y del doctor I layes, y rocientenionto ann el in tormo oficial
tos del doctor
niAs
de la expedición del Polaris, contienen muchos detalles sobre las costumltres de montaiicscs artiros, y me complazco en ase^j^urar que sus interesantes tribus
los
distan mucho do haber disminuido en número durante los veinte últimos años. En 1875 hemos encontrado en el cabo Sabina, Tierra de EUosmere, entre vestigios de campamentos osquiuiales, numero-
lámparas de esteatita y un trinco construido con huesos de morsa, provisto do traviesas de colmillo de narval: estaba completamente cubierto de liqúenes. y era tan viejo que el material se romi)ia
sos fray:mcntos de
entre los dedos.
M;'is
cerca de la ribera
veíanse huellas bastante recientes, un bar-
pon con punta de
hieri(j,
un hogar formado
con tres piedras ennegrecidas apoyadas contra
una
roca, pelos do oso blanco
más
menos
ó
mano
rotos por la
;
hallamos fragmentos de esqueletos do ce-
Los grandes espacios
táceos.
musgo verde indicaban
el
cultiertos do
sitio
donde es-
tuvieron las antiguas viviendas; y por los círculos de guijarros reconocíase el paraje
donde
se hallaban
mientras que
mados en
las
las
tiendas do verano;
numerosos escondites forrocas, y los montones do celos
nizas, mezcladas con huesos calcinados,
ya cubiertas de liqúenes, revelaban tigua importancia de
En
ma
el
bahía, he visto en
cien pies sobre recintos de
el
el
al oeste
un
de la mis-
terrazo á
único ejemplo que co-
tura.
En
otras partes de la Tierra do Grinell,
de aquel animal.
vestigios de la residencia de los
de Buchanan, vénse aun restos de colonias
nombre que dan naturales á sus cabanas; una de ellas
desiertas los
y ruinas do
¡(j/iis,
tenía el techo formado con las costillas de
un cetáceo enorme;
el
suelo estaba sembra-
do de huesos de reno, de oso, de buey almizclero, de focas y morsas; también reco-
gimos
y la
objetos construidos con hueso, marfil
uiadera.
La
isla
do
Norman Lockyer, en más septen-
bahía de Franklin Pierce,
una
vivienda indígena situada á semejante al-
pegados
en las playas del estrecho
más do
estrecho do Suiith, de
en
al norte,
y
an-
nivel del mar, dos ó tres
i)ioilra,
nozco, en todo
la
la colonia.
cabo Ilarrison,
en pedazos de grasa, y excrementos de per ros, que habían devorado sin duda la piel Mils
hom-
del
que había arrancado todos los colmillos los do dos especies do foca (F. barb'ifa y /*'. /lisjnda), habían sido abiertos en la base para extraer el cerebro; y también bre,
los
yes
les.
cabos llilgard, Luis Napoleón,
y
En
el
una gran
esquima-
puerto Radmore, á los 80° 25'
de latitud norte, reconócense
las
ruinas de
estación, probablemente abando-
nada en un período tan remoto como cuenta pués de
Ha-
Frazer, hemos hallado numerosos
el
que
Norman Lockyer. Desarrancar el musgo verde, volviendo
la
de
la isla
algunas de
las piedras que en otro tiempo formaban las paredes de las cabanas, reco gimos varios fragmentos de marfil trabajado. En la isla do Bellot, que guarda la entrada de la bahía de la Descubierta, va-
í}'
trional aun, debió ser en otro tiempo
una
estación favorita de los indígenas.
En julio punto,
de 1875 desembarqué en dicho
y habiendo seguido
la costa
en
el
rios círculos de guijarros
cubiertos de li-
qúenes se hallan todavía rodeados de fragmentos de huesos y restos de madera arrastrados por las aguas,