Nares, George S._ Viajes al Polo Norte por el Capitán Nares (1875-1876) y por el Doctor Nordenskio

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'í,l

capItulo XX.

en hallar una mujer que consienta on participar

sus nuevas riquezas.

(lo

279

para del hielo del oeste; del

agua do

peso

el

*

denota su Las urias enanas emigran sur por numerosas bandadas de las corrientes frías

El 29 estábamos en Egedesmindo, oxceleuto unclage al sur de la bahía de Disco,

origen polar.

y fué necesario buscar un piloto para guiarnos por los largos y tortuosos pasos que hay

veinte á cincuenta individuos: también ve-

entre las rocas

y

de las pequeñas

los

la

complade

cencia de facilitarnos veinte toneladas

La

estación de la caza

habla sido

cachalotes.

El 12, durante una los

islas.

el

mos algunos

muchos archipiélagos

El gobernador Bolbroo tuvo carbón.

hacia

furiosa

remedió

pronto, pero se

la

falta

mucho la

con otro

provisional,

salud mejoraba rápidamente.

rar la travesía del Atlántico.

Nuestra visita á Egedesminde fué por demás oportuna para la colonia, pues habiéndose declarado numerosos casos de es-

co buque que habíamos encontrado duran-

la

reducida

colonia

danesa,

frascos de

desembarcamos

muchos

zumo de

limón,

y

y

nuestros com-

pañeros agregaron al donativo todo cuanto tenían de sus provisiones de campaña.

La

la

y

fijando

maniobra de

las velas,

El 10 dimos alcance á te todo el viaje,

y

los

la

tres

Pandora, úninavegaron en

conserva por espacio de dos días, pero en la noche del 19 una terrible tempestad nos separó. El 20, el mar, batido por las ráfagas, parecía

puma

una inmensa extensión de

hirviente;

las

lamos.

Alien

El 2 de octubre nos despedimos de aqueexcelentes amigos, y el 4 pasábamos

de nuevo por el círculo polar al cabo

quince meses, durante

los

de

cuales habíamos

perdido toda noción europea de los días y de las noches.

Como

el viento

contrariaba nuestra mar-

avanzábamos muy lentamente: los reumas y reumatismos, olvidados hacía largo tiempo gracias á la temperatura seca del cha,

extremo norte, reaparecen con la atmósfehúmeda y cálida. Cerca de la costa de

ra

Groenlandia encontramos todavía algunas moles Je hielo aisladas, pero no vemos

floes

el

j

estrecho de Davis, la temperatura

marina varía entre 0°,5 y 3° probablemente á causa de la distancia que nos se-

mas por fory durante

creía que los capitanes Stephenson

Young me

llevarían ventaja,

y y por

tanto mandé hacer fuerza de velas á fin de alcanzarlos, pero ellos también, según lo

supimos más tarde, habían sufrido tanto nosotros. Resolví aventurarme en el canal de la Mancha sin vapor y con un mal timón, poro como las brisas nos recha-

como

zaran hacia

el norte , arribamos el 27 de octubre al puerto de Valentía. El 29 llega-

ba la Descubierta á Queesntown, donde la Alerta se presentó después de haber reparado sus baos y crucetas; los dos buques,

navegando entonces de conserva, anclaron en Portsraouth el 2 de noviembre: la Pandora estaba desde la víspera en Falmouth.

No me

sino en la parte oriental.

En

tuna pudimos poner al pairo, una calma nos dejamos llevar.

1

es-

cadenas del timón

provisional fueron arrastradas,

llos

atención en

pudimos aventu

y sus hijos quedaron sumamente contentos con algunas botellas de agua de Colonia, varios pares de mitones y algunos papeles de música que les regaseñora Bolbroe

\,A'

del

poco favorable y sólo pudo ceder un cuarto de venado para nuestros enfermos, cuya

corbuto entre los esquimales

m

timón estaba ya deteriorada, éste quedó fuera de servicio muy la

caña

I:

tempestad,

l)uques debieron mantenerse á la capa:

como

n

específico

extenderé sobre la entusiasta

cordial acogida

que

y

se dispensó á los via-

jeros por todas las clases de la sociedad á

pesar del sentimiento que se produjo

al sa?

% I


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