Nares, George S._ Viajes al Polo Norte por el Capitán Nares (1875-1876) y por el Doctor Nordenskio

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VIAJES AL POLO NOnTB.

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Yo dudaba

sobre

si

Carey

convendría volver A

sólo

por nosotros, cuando su propó-

tomarle, pero

sito era explorar

que la j necesitampoco al estrecho de Hayes, tando ya nuestro auxilio, nos contentamos con lo que teníamos y resolví avanzar hi'icia Disco á fin de aprovechar la estación

sir

favorable.

do

como estábamos seguros do Pandora no iría hacia el norte, ni

La espesa capa de nieve extendida

me

servicio cuyo pueden apreciar los (lue se hayan hallado en una situación como la

Young

habla depositado á veinte

magnético del cairn, á fin de anunciarme que había desembarcado por prudencia la mayor parte de la correspondencia en la isla Litleton. Por esta circuns-

pies al norte

hemos dejado de

tancia

recibir

la

yor parte de nuestras cartas. Por

Eran más de

ma-

lo

de-

de la noche cuan-

las diez

Feilden volvieron del cabo Isabel; cuando el bote se hubo acercado y vimos que traían el correo resonó un grito

sir

UlACIAII

Alien

nuestra.

sobre

impidió hallar la nota que

muy diferente,

un

valor sólo

r

el suelo

una región

Alien nos ha prestado

IIR

Markham y

I.EFFFIlTS.

de alegría.

Más

un año había transcumenor notic'" de la papersonas queridas, y esto era de

rrido sin tener la

y de las un gran vacío en

tria

nuestra círta existencia.

¿Qué habría pasado

allí

en tan largo inter-

valo? Todos estábamos dominados por esta

preocupación,

y después

de la primera ex-

una

más, á no haber estado tan avanzada la

plosión de alegría no se pronunció ya

no me hubiera faltado combustible, seguramente habría ido á visitar la isla Litleton y Puerto

palabra hasta que se hubo repartido la co-

estación,. ó

más

bien,

si

Foulke.

Los

oficiales

y

tripulantes de arabos bu-

ques no podrían expresar

agradecimiento á esfuerzos de la

sir

lo

bastante

su

Alien Young por los

Pandora durante

dos vera-

nos consecutivos para establecer comunicaciones con nosotros.

Al

sacrificar

una gran

rrespondencia. Había

un paquete de

cuya lectura consoló algo á

perió-

que no tenían cartas. Después de tan larga permanencia en medio de los hielos polares, nos causaban una extraña sensación los movimientos del buque en las aguas del norte del mar de dicos,

los

Baffin.

Detrás de nosotros

el

cabo Isabel, uno

parte de la fugitiva estación navegable de

de los gigantescos pórticos del peligroso

1875, para detenerse dos veces

estrecho de Smith, desaparecía lentamente

en. las islas


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