Nares, George S._ Viajes al Polo Norte por el Capitán Nares (1875-1876) y por el Doctor Nordenskio

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capItulo XV.

de mi

l:t

afectaron Dl.-'ilianie

is

(•

la vela,

dejarán las cosas como estaban.

acampar pronto. «De repente divisamos un trineo di

el

m pa-

o

<(S.'i.

•lición

del

quien

iin,

nuestras,

e^re

emo-

do Malley

sus lá-

enfer-

conductor

amenté su sería

peli-

les

haí^o

)racticarAn ie la regla

nosotros,

Veo con

).

válidos r

so

te-

capitán Foiiden nos dan la

comida está

singularmente

en-

nuestos

á

más

las

y

el

Ayles ha tirado del trineo hasta el fin, y David Mitchell ha podido mantenerse á su

Recorremos, no obs-

r-/;).

en

la

sucede

couaanzana y i^ente

la nieve pastosa y en las charcas que se forman por todas partes. Self y sus perros han de trabajar mucho; el último convoy de los enfermos no llega á la tienda hasta

de

mucho después que nosotros. El sargento está cada vez más débil, y en cuanto á los no experimentan mejoría en su esAyles sufre menos que ayer, pero no cabe duda que está atacado del escor-

otros,

me

ve parece firme, pero

ara

de

la

iii

lejos

de sostenernos

un poco nos hundimos hasta

el

agua que

cubre. El termómetro marca T'/s-

Domingo 25.

— Se almuerza

hía del Barranco

kilómetros fin la

gran

las

y á

las tres

la

ba-

la tarde

tiendas preparadas.

Once

más de camino, y tendremos

al

satisfacción de pasar á bordo

punto extremo que compañero ha podido alcanzar. Ahora se sabe que al norte y al oeste no hay ninguna tierra accesible para los trineos, por muy ligera que su carga fuese.

Se ha reconocido además que cabo José línrique

que

hielo que se forma

el

medio

del verano.

i

muerte:

prendemos

i

pretesto

e

del equi-

con dificultad; y como mucho miedo al agua,

r

la cruz su pobre

la

los

perros

sólo

tienen

son ya para

un estorbo. La fuerte brisa que comienza á soplar oblíganos á servirnos de nosotros

pasos no

su consecuencia, su-

la el

este pro-

montorio no podría esperar más paso que alguna grieta fortuita en la 'nuralla de

ron proporciona una buena comida á los en-

profunda cuando emmarcha; los trineos avanzan

En

buque que consiguiese franquear

hom-

es

los

los

pack,

en cuando, que el pack se desprenda de orilla bajo la inñuencia del viento sud,

para recibirle.

La nieve

en

el

cual ocurre sin duda de vez

lo

hielo:

fermos.

al oeste del

entrada de todos

tendría salida hacia la alta mar, ni aun en

del buque. Se descansa tres horas: el resto

para

la

puertos se halla tan obstruida por

de los víveres que nuestros amigos traje-

ilidos

el litoral

ensenada

nuestro

sobre el

itroj!

en

partir de la

Floebergs, las orillas so dirigen ha-

los

poniendo,

en

de

A

cia el oeste hasta el

tado.

llegamos á netros so-

tos setenta kilómetros de costas

del océano Polar.

en

más bien

vacilante, sostenido

correa.»

de enfangamos por espacio de cuatro horas

cias desfavorables: á la simple vista la nie-

combati-

aunque

la

El teniente Aldrich ha trazado trescien-

extremidad

Simmonds, después

y media

jra

lado,

por

tante, doce kilómetros más.

— Almorzamos

y de

cieno

viscoso nos llegan á las rodillas.

«Temperatura

felicitaciones

las

do nuestros compañeros. Adaní

los vivas

buto. Se recorre la etapa con circunstan-

ice la reac-

capitán Nares y ol comandante Markham. Todos nos rodean, nos llevan en brazos; y precisamente á media noche pasamos á

es de

sin em])argo,

lentas; la nieve blanda

lonta-

nanza; varios oliciales y marineros adelántanse á nuestro encuentro conducidos por el

bordo en medio de

«La peregrinación,

de peso á

ve

!

ol

fermos.

«S'í.

i

ol

septentrional de la isla

lainutos, los

y

bienvenida en su tienda;

reanimar

obres ami;r

cabo Richardson,

el

preparada; nos dan liebre y oca, sazonada con buen vino de Porto, lo cual parece

ha su-

al»

— En

niente Parr la

ne deje dos

II

pero evidentemente será preciso

compañero. Después de pasar nosotros so

de

ningún

fiordo ni

ensenada se abriría

El teniente Beaumont, cuya exploración la costa septentrional de Groenlandia se

resumirá en

un

el capítulo

todo de la

siguiente, opina en

misma manera

respecto á las

que ha podido estudiar entre los cabos Bryant y Bretaña. La descripción de la meseta de formación riberas

i


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