rwlTVio
ban presentes; su convalecencia
me ha
pa-
m
IX.
descuido en lia
nor del i^édico, que no hemos tenido mi\s
obsequio
ellos
y
mayordomo;
el
la at-
sitio
húmedo; y
el resto se
repartido hoy; inútil parece decir que el
recido bien larga; pero debo añadir, en ho-
enfermos que
un
mereció
más favorable aco-
la
gida.
En
mósfera exterior es tan seca y sana, que nadie se queja de reuma, tos ni dolores de
jor gusto, los manteles se cubren de apetito-
ninguna
sos manjares:
especie.
— El
el
primer puente, decorado con
en cada mesa
se
ve
un
el
me-
cuarto
ha llegado esta mañana á su posición más meridional; ya ha trascurrido la mitad do nuestro primor invierno, y aun-
de buey almizclero ó de carnero fresco,
que apenas nos separan del polo cuatrocien-
este
cincuenta y tres millas (480 kilómetros), todavía podemos permitirnos hablar del dirr
carne, la capa de grasa medía dos pulga-
i?-^.
sol
tas
tnhH corto del año:
¡I
mediodía un tinte ver-
doso iluminaba vagamente
y
el sur,
la
extremidad opuesta del cielo. Esta aurora ha bastado para eclipsar las estrellas de la vía láctea, A treinta grados sobre el hori-
zonte del norte y del mediodía; apenas se distinguían cuando nu'is las del cénit. Para llegar A las regiones
no existo ya
sería
ciento veinte millas al
polo norte;
donde
este crepúsculo
necesario
más
allí el sol
acercarnos
('¿20 kilómetros)
desciende por detrás
del horizonte, durante el invierno,
y ocho grados,
límite sobre el cual sus pri-
meros albores permiten el
mundo -55.
á diez
al
centinela en todo
dar la señal del día.
— Salvóla ausencia del
das;
gran
día;
en
la
sol,
ausencia
aJ libitum\
parte exterior de la
nunca he comido nada tan
tierno
y
sabroso.»
Se había matado la res á fines de agosto;
que se descuartizaron en julio del año
las
siguiente estaban
—
«Desde que .SI"
y
— 41°
mucho más
flacas.
la
temperatura oscila entre
el
techo del primer puente,
cerca de la escotilla de entrada, se
hume-
dece cada vez más: sólo es cuestión de carbón; mas no dejado tener gravedad.
no
se
ocupa esta
me
ni de noche,
samente
jiarte del
buque
Como
ni de día
limito á enjugar cuidado-
los baos,
frotándolos después con
pedazos de paño. El doctor Colan piensa, y yo que una temperatura de
bién,
lo
creo tam-
— 35°
es el
hombre puede soportar impunemente, á menos que la atmósfera esté del todo serena. Cuando el límite inferior del frío
que se puede reconocer más ó menos i'ácilmentc en el color de cada uno, tenemos una Navidad espléndida: cielo estrellado y sereno, con un indicio de aurora á medio-
y
los víveres ordinarios
mejores tajadas se han reservado para
las
hasta
una nube de bruma en
reflejábase en
además de
que
el
termómetro baja más necesítanse grandes precauciones. "
'^uestros
convalecientes se han restable-
para
cido casi del todo; ciertamente debían estar
que sea más higiénico nuestro paseo sobre
ya cansados de su encierro, donde no po-
el hielo.
dían disfrutar del sol ni del aire.
día,
bastante agitación en
el aire
pedida en Queenstown, que contenía re-
Uno de nuestros animales de tiro, abandonado por Aldrich en octubre á gran distancia del buque, había vuelto en un estado deplorable; vélasele vagar errante
galos para todos los individuos de la expe-
por
Autes de
salir
de Inglaterra habíamos
cibido de parte de la señora Coote, otros parientes de sir
Pawy, una
caja
y
re-
de
ex-
los alrededores;
pero no dejaba á nadie
conspiraban
dición.
acercársele,
fijada
Por desgracia, antes de la época fué necesario distribuir lo que ence-
rfaba
ñno de
evidentemente para declararle «fuera de la ley» Nuestros hombres han conseguido
los
paquetes, colocado por
.
y
los otros perros
m