CAPÍTULO Segundo
viiije d<í
Rnwson.-- Rorpcso de
infructuosos pnrn comunicnrnos con
la
Aldricli.
— Su excursión
VIII ni
cnbo
Jos(^
Fnriqíio.
— Ln
nieve.
— Esfuerzos
Descubierta.— \un\li\ de Markliam.— A/orrffrfiíras del liielo.— Resullndü
de las expediciones de otoilc
Muy
deseoso
comunicarme con
de
capitán Stephenson antes que impidiese del todo,
el
frío
el
bu<|uo
lo
hundían hasta
2 de octubre envié a^
teniente RaAvson con sus siete hombres para estudiar
el
estado del hielo en las inmedia-
ciones del canal de Robeson.
que
los
M. Egerton,
acompaño en un espacio de cinco
kilómetros para juzgar de las probabilidades de
como te,
la
empresa, nos dijo
el hielo
al
volver, (lue
no era todavía asaz resistenlos cinco
el
Los perros se
hocico en la nieve blanda,
abandonar el vehombres no hubiesen tirado de él. Los pobres cuadrúpedos habían sufrido atrozmente por eiecto de las convulsiones, y fué indispensable matar uno de ellos; otros dos huyeron durante un acceso. Aldrich, no obstante, pudo llegar al cabo José Enrique, donde permaneció tres
y hubiera
hículo
sido necesario
los
si
La
días para
últimos días
Hoe])ergs
habíales sido forzoso tomar tierra.
nieve caída durante
antes de la noche.
el
explorar las inmediaciones. Los
y
los hielos
acumula-
angulosos,
protegía también el agua que llegaba del
dos contra
pared vertical de
la
escarpa-
mar
dura, habían irapedilo doblar
el
promon-
al hielo
ficaba aun,
nuevo, que éste no se
aunque
la
temperatura del aire
hubiese vuelto A bajar
sumamente húmedo,
solidi-
i'i
—
13°.
El
Ilop,
era casi impracti-
cable.
—
El día 4 nuestros instrumentos indican 1 1", y me sorprende ver que los crista-
les
de nieve, por
mientras reinan
lo
las
regular tan tenues
temperaturas bajas,
sean ahora gruesos y coposos, como cuando el termómetro está próximo A marcar
punto de congelación del agua. El día 5 fué triste y frío, pues no dejaba de nevar. Aldrich llegó por la noche el
con once perros y un trineo lo menos cargado posible, habiendo dejado el resto de la
gente A pocas millas, á
fin
de llegar
al
torio
con
la
el
trineo; pero
creer que detrAs
todo
inducía
A
del cabo sería accesible
camino de tierra en la primavera jjróxima. La estación estaba ya tan adelantada que Markham no hubiera podido utilizarse el
de
m '
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ir 'A
I
I
ella.
El
1.°
de octubre recibimos noticias de
este gefe: hallAbase todavía A
lómetros de distancia
mAs
unos once
ki-
promontorio; el hielo reciente le había dado mucho que hacer, tanto que le fué preciso tomar tierra,
allA del
seguir todas las sinuosidades de la
costa é izar los trineos sobre las colinas por
detrAs de las puntas escarpadas.
A
pesar de todo se avanzaba: los que
tienen alguna experiencia de las explora-
HiMHHÉÉll