Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno

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LO IMPORTANTE ES CON QUIÉN COMPARTES EL PLATO, NO DE QUÉ ESTÁ LLENO Juan Carlos Rosa Casasola


PORTADA: Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XIII, 2012 ø 25,5 cm, óleo y transferencia sobre algodón sobre madera

Cortázar, J. (2012) “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj” en Historias de cronopios y de famas, Alfaguara, Madrid, España 1

www.juancarlosrosacasasola.com juancarlosrosacasasola@hotmail.com 696554099


CUALQUIER CARRILLADA ES TODAS LAS CARRILLADAS Manuel Garrido Barberá

Decía Julio Cortázar que cuando a uno le regalan un reloj le regalan también la obligación de atarlo a su muñeca y pasearlo consigo, la necesidad de darle cuerda, de compararlo con los otros relojes... y que uno se convierte en el regalado; en el regalo para el cumpleaños del reloj 1. No resulta exagerado pensar en una analogía más actual con respecto a los teléfonos móviles: cuando un smartphone cae en nuestras manos, recibimos también la necesidad de consultarlo a todas horas, de cargar su batería, de descargar las últimas aplicaciones. Además, con la incorporación de las cámaras de fotografía y vídeo y el acceso inmediato a Internet, nos convertimos súbitamente en creadores de un contenido visual y audiovisual que alimentará a las siempre hambrientas redes sociales. Adquiriendo un smartphone, uno deviene en fotógrafo, discjockey, videasta, periodista y exhibidor de la propia cotidianidad. Nos convertimos en el regalo para el teléfono y nuestra intimidad en un asunto de dominio público. Últimamente, en el contexto de la Web 2.0, resulta especialmente llamativo el caso de la captura y compartición instantánea de las más variopintas delicias gastronómicas; un fenómeno que el artista alicantino Juan Carlos Rosa Casasola (Benidorm, 1988) toma como motivo central de su exposición Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno. Para comprender la elección de este aforismo bastará con echar un vistazo un domingo cualquiera a nuestros perfiles en redes sociales y comprobar la apabullante cantidad de imágenes de paellas, barbacoas, postres, cócteles y demás viandas que los usuarios deciden compartir. Usted podrá ver en mi perfil de Facebook la carrillada de ternera que cocina mi madre aunque no hallará en la fotografía rastro alguno de la cocinera ni de los otros comensales. Al compartir la imagen de la carrillada estoy comunicando no sólo que me dispongo a disfrutar de lo lindo sino que además busco la comunión de esa experiencia


con las experiencias de los otros, que usted se sienta identificado conmigo: siempre que mi madre cocine una carrillada resultará un momento gozoso, como usted goza con la de su madre o como usted añora la de la suya. Cualquier carrillada es todas las carrilladas. Sin embargo hemos obviado de la fotografía a las personas con quienes compartimos esos momentos de placer. Juan Carlos Rosa Casasola nos lo recuerda a través de una serie de pinturas en las que analiza -desde un punto de vista irónico y desprovisto de todo optimismo- un cambio de paradigma en las interacciones personales y sociales ligado al triunfo de la banalidad. Dicho de otra manera, nos muestra cómo la espectacularización de la intimidad parece habernos hecho olvidar lo importante: la vivencia real y apasionada de cada momento, el atesoramiento de los propios recuerdos y la importancia de las personas con quiénes los vivimos. Del mismo modo en que la memoria es imperfecta -elimina la información secundaria y recuerda fundamentalmente la esencia de lo vivido- el autor huye pretendidamente de la representación fidedigna. En sus obras despersonaliza la escena y la imbuye de una atmósfera onírica en la que sus personajes, velados por efecto de la memoria, resultan casi fantasmales, con sus facciones desdibujadas, a menudo fragmentadas e inconexas, dando lugar a una idea abstracta de personas que podrían ser cualquier persona, que podrían recordarnos a cualquiera. Pero con la bofetada que supone el hecho de vernos reflejados en un espejo incómodo, se nos brinda la posibilidad de reflexionar acerca de cómo gestionamos nuestras vivencias, recuerdos y prioridades: acudiendo a ver la exposición, el espectador se verá envuelto en un curioso ritual en el que disfrutará del momento en compañía de otros humanos en lugar de contemplar las imágenes en solitario a través de una pantalla. Con un poco de suerte -si mantiene su teléfono en el bolsillo- atesorará el recuerdo de las personas con quienes compartió esa experiencia. Se convertirá, analógica, real y apasionadamente, en actor de su propia vida.


COMED, COMED, MALDITOS Javier Velasco

Pudiera parecer de entrada un ejercicio snob el que la comida se colara en las Bellas Artes, pero si hacemos un pequeño repaso a la representación del hecho de comer y los significados que a este acto cotidiano se suman, veremos que la dimensión de la comida como simple “alimento del cuerpo” también trasciende al “alimento del alma”. Solo algunos ejemplos al azar nos situarán en su justa medida y valoración: En lo contemporáneo tenemos al gran Miralda, que ha hecho de su arte un gran banquete. También tenemos a Ferran Adrià que incluso llegó a representar a España en la Documenta de Kassel con sus platos reconstruidos y coloreados. Rirkrit Tiravanija que con su forma de hacer arte ha roto todos los esquemas de obra al uso al convertir sus piezas en grandes performances donde ya no existe siquiera la obra, pues ésta desaparece con su consumo y de paso la crítica al exceso queda patente. Yo mismo en algunas de mis obras he creado piezas donde la ausencia del alimento en los platos y cubiertos hacía referencia a una inmigración desgraciada y hambrienta. Mejor no nos extendamos demasiado en los contemporáneos y repasemos un poco el pasado, del cual todos hemos aprendido. “El banquete nupcial” de Pieter Brueghel el Viejo. Representa un banquete de bodas donde todos disfrutan de la comida, pero también se hace solemne el momento inmortalizado. Socialmente no solo es un banquete lo representado, sino la felicidad compartida de todos los asistentes sin diferencias sociales, ya que el lugar elegido es un granero.


Sin embargo Alonso Sánchez Coello en su pintura “El banquete de los monarcas” no hace sino lo contrario al representar únicamente la más alta sociedad y su lujo en vestuarios y enseres. Los temas religiosos se deslizan con suavidad a lo largo de la historia con una excusa perfecta como es el acto de comer: “Las bodas de Canaan” de Veronese, “La última cena” de Leonardo, “La cena de Emaus” de Pedro Orrente Jumilla, “La multiplicación de los panes y los peces” de Tintoretto….y así hasta casi recorrer todos los momentos místicos, incluidos el de la Eucaristía, tantas veces interpretado, que convertía el pan y el vino mediante un milagro aleccionador y fervoroso. Pero no siempre ha sido la religión el vehículo perfecto para los artistas plásticos. Sánchez Cotán a través de sus bodegones nos dejaba patente lo efímero de la vida en esas vanitas preciosistas que no resistirían el paso del tiempo si no fuese por su impronta en el lienzo. Las representaciones frutales del Barroco y posterior Rococó inundaron tapices, esculturas e incluso los estampados de los vestidos. También el erotismo se dejó plasmar en las incontables bacanales romanas que aún quedan como vestigios orgiásticos de tiempos pasados en pinturas murales y mosaicos. La delicadeza y sensualidad de los rostros de los personajes de Vermeer como su famosa “Lechera”, donde la anécdota da paso a los fenómenos indescriptibles de la luz, los reflejos y la atención a un momento fugaz. Imposible olvidar la “Vieja friendo huevos” de Velázquez, donde el tenebrismo a lo Caravaggio es doblegado por el color y la riqueza de matices que van desde las telas a los gestos de los presentes en la obra.


Inagotable sería seguir haciendo un recuento por la historia del arte, pues desde el apartado puramente representativo hasta el análisis más estricto de la representación, los artistas tratan de desvelar a través del acto mismo de la comida y lo que implica el acto social de compartirla, una realidad que nos hace iguales y universales. Todos podemos entender lo que implica reunirse para comer, ya sea en familia o en sociedad o en un acto puramente protocolario. Quizás lo realmente interesante de este fenómeno plástico radique en cómo cada uno de los artistas representa esta realidad y cómo el paso del tiempo modifica las costumbres, los hábitos y las estéticas. A mi parecer el alimento, la comida, los banquetes y celebraciones conllevan también un punto amargo, al no poder desligar de los elementos básicos de la comida el hecho de que todo es perecedero, todo desaparecerá y detrás de la belleza estética, del placer del gusto que envuelve cada alimento se esconde la podredumbre y la muerte, indisoluble por otra parte a la condición humana. Será por esto por lo que a Juan Carlos Casasola le seduce principalmente la idea de evento que hace socializar al grupo más que lo que realmente se consume. Indiscutible que la compañía suele ser más nutritiva que lo propiamente alimenticio, pero en sus cuadros también se dejan paladear la alegría del encuentro y la melancolía de la despedida, la tristeza de la soledad ante un plato insolente que nos mira, el grupo que nos aglutina como una masa informe ante una celebración que posiblemente sea una excusa… mil formas, mil interpretaciones como miles de digestiones pueden tener las obras de este artista que pareciera que con sus cuadros de esta serie nos conminara a no pasar nunca hambre. Ojalá se trate de un buen augurio. Buen provecho.


LO IMPORTANTE ES CON QUIÉN COMPARTES EL PLATO, NO DE QUÉ ESTÁ LLENO Juan Carlos Rosa Casasola

Cada vez es más complicado encontrar el momento de juntarse a comer con los relativos, disfrutar de una conversación e incluso buscar en la agenda un hueco para fijar la fechas de un evento de esta índole. La comida rápida y el frenético ritmo de vida agravan la situación, parece que nos alejamos de lo natural. El humano es un Ser Social por naturaleza, pero el individualismo gana terreno en esta sociedad postmoderna. Mas no podemos olvidar que la comida es un factor cultural ya que no deja de ser un acto social que reune a las personas en una misma mesa. Pero tras reflexionar acerca de la relación entre sociedad y gastronomía, si salimos a tomarnos un café en cualquier terraza, encontramos miles de parejas, de amigos, de familias, en las que uno o más de ellos está absorto en la pantalla. En muchos casos encontramos que ambos comensales comparten un café y mantienen conversaciones por el smartphone, cara a cara, aún sin compartir palabra, han quedado para compartir un café en una soledad compartida. Es habitual en estos últimos años vivir con la costumbre de fotografiar y compartir aquello que nos gusta en las redes sociales. Esta costumbre se ha convertido en un fenómeno social, y gracias a aplicaciones como Instagram todos nos convertimos en fotógrafos y modelos. De esta fuente provienen las imágenes que tomo como referencia: las fotografías que mis contactos comparten en sus redes sociales. Un archivo de referentes que aumenta día a


día, a un ritmo vertiginoso. Tanto en Twitter como en Facebook no es dificil encontrar fotografías de mesas llenas de platos, vacíos o llenos, en los que en muy pocos casos aparecen los comensales. Si analizamos esta serie de imágenes, los protagonistas de esta serie de retratos se enfrentan al protagonismo del bodegón, dos géneros enfrentados de una manera más directa que como nos relata Javier Velasco en su texto COMED, COMED, MALDITOS. No podemos entender esta serie de pinturas y su concepto sin tener en cuenta la telefonía móvil y sus aplicaciones, y es que se produce un viaje de ida y vuelta a la imagen primigenia en el momento en el que el espectador fotografíe la obra, y en el mejor de los casos, la comparta en redes sociales. Además de este cúmulo de sentimientos y aspectos que interfieren a las relaciones personales, el tema ha sido generado por la relación que mantengo con círculos relacionados con la Nutrición y la Dietética. Contando calorías y pesando los alimentos, se nos olvida que no necesitamos demasiado para gozar de un agradable momento con la mejor compañía. De ahí que los platos representados son básicos, muestran una dieta variada y equilibrada. Tanto la globalización como el mestizaje están presentes en la cultura contemporánea se muestra igualmente en nuestras mesas. Además, el siglo XXI está caracterizado por la obesidad infantil y los libros de dietas milagro que llenan las estanterías.


Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLIV, Autorretrato, 2013 FotografĂ­a digital


Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno LIII, 2013 apropiacion digital en facebook, @Veronika Poveda


Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLII, 2013 Apropiaci贸n digital en facebook @Jose Brando


Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLIII, 2013 Apropiaci贸n digital en facebook @Africa Rdrguez



Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno LI, 2013 Impresi贸n digital, 33,4 x 47,7 cm

Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno LII, 2013 Impresi贸n digital, 38,4 x 36,1 cm



Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno L, 2013 Impresi贸n digital, 21,3 x 17,6 cm

Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLIX, 2013 Impresi贸n digital, 9,6 x 8,5 cm



Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLV, 2013 Impresi贸n digital, 65,5 x 89,5 cm

Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLVI, 2013 Impresi贸n digital, 6,3 x 7 cm



Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLVII, 2013 Impresi贸n digital, 21,3 x 17,6 cm

Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLVIII, 2013 Impresi贸n digital, 31,3 x 21,2 cm


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno LVII, 2013 8 x 6 cm, spray, acrílico, acrílico fluorescente y transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno LVI, 2013 8 x 6 cm, spray, acrílico, acrílico fluorescente y transferencia sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno LV, 2013 8 x 6 cm, spray, acrílico y transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno LIV, 2013 8 x 6 cm, spray, acrílico, acrílico fluorescente y transferencia sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXIX, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXX, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXI, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXII, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXIII, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXIV, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXV, 2013 8 x 6 cm, transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno VII, 2012 50 x 60 cm, óleo y transferencia sobre algodón sobre madera Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXX, 2013 35 x 24 cm, transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXVI, 2013 27 x 22 cm, transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXVII, 2013 22 x 19 cm, acrílico y transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXVIII, 2013 40 x 30 cm, acrílico y transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXIX, 2013 40 x 30 cm, óleo y transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quien compartes el plato, no de que esta lleno XLI, 2013 195 x 105 cm, rotuladores, marcadores fluorescentes, posca, lápices de colores y grafito sobre postales Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXXVII, 2013 22 x 19 cm, acrílico y transferencia sobre lienzo


detalle IX


detalle XLI



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno IX, 2012 263 x 210 cm, grafito, lápices de colores, rotuladores y marcadores fluorescentes sobre 90 folios Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XVIII, 2013 60 x 80 cm, óleo, acrílico y transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXV, 2013 130 x 160 cm, óleo, acrílico y transferencia sobre lienzo Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XI, 2012 20 x 20 cm, transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXVII, 2013 20 x 20 cm, óleo y transferencia sobre madera Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXVIII, 2013 20 x 20 cm, óleo y transferencia sobre madera



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno III, 2012 122 x 150 cm, óleo y transferencia sobre madera Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno VIII, 2012 92 x 81 cm, óleo, rotulador fluorescente y transferencia sobre algodón




Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno VIII, 2012 92 x 81 cm, óleo, rotulador fluorescente y transferencia sobre algodón Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XVII, 2013 11,5 x 6 cm, acrílico y transferencia sobre lienzo y funda para móvil Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XVI, 2013 89 x 55 cm, óleo, acrílico y transferencia sobre lienzo




Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XIV, 2012 73 x 60 cm, óleo, acrílico y transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XII, 2012 73 x 60 cm, óleo, acrílico y transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno V, 2012 60 x 50 cm, óleo y transferencia sobre lienzo

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno IV, 2012 136 x 86 cm, óleo y transferencia sobre madera



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno X, 2012 60 x 30 cm, grafito, rotuladores, marcadores fluorescentes y transferencia sobre tabla Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno II, 2012 170 x 116 cm, óleo, tinta dorada y transferencia sobre lienzo



Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno VI, 2012 186 x 86 cm, óleo sobre madera

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno I, 2012 140 x 70 cm, óleo sobre lienzo


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXII, 2013 ø 10.8 cm, óleo sobre cenicero de vidrio


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXIII, 2013 ø 10.8 cm, óleo sobre cenicero de vidrio

Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXIV, 2013 ø 10.5 cm, óleo sobre cenicero de resina


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XXI, 2013 ø 15 cm, óleo y acrílico fluorescente sobre porcelana


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XV, 2013 ø 15 cm, óleo y acrílico fluorescente sobre porcelana


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XIX, 2013 ø 15 cm, óleo y acrílico fluorescente sobre porcelana


Lo importante es con quién compartes el plato, no de qué está lleno XX, 2013 ø 15 cm, óleo y acrílico fluorescente sobre porcelana


S/T, Performance, Espai d’Art Mercat, Benidorm, 2013 La actiz Arlene Iribarren permanece estática con una actitud reflexiva y pesimista, sin llanto. Únicamente ofrece respuesta cuando un espectador la fotografía con su dispositivo móvil, posando y ofreciendo una sonrisa banal digna de las redes sociales.


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