Juan Bolaños, “Hay que crear sitios en los que pasen cosas, donde el talento se contagie”

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| año 2 | número 14 | febrero - marzo 2015

EL ARTE Y LAS PERSONAS

Juan Bolaños

“Hay que crear sitios en los que pasen cosas, donde el talento se contagie” RAFAEL SILLERO FRESNO

Juan Bolaños es un referente en el campo de la agroindustria ecológica. Con formación en Empresariales (ETEA, Córdoba) y Marketing (Manchester Metropolitan University), su labor de posicionamiento de marca para Bodegas Robles, con una estrategia de promoción estrechamente ligada a la colaboración con creadores contemporáneos, es un interesante modelo a seguir. Bolaños es parte activa de proyectos culturales como Luneados o Ciudad Creativa. Expresiones como militancia, creer en ello o brillo en los ojos, forman parte de su vocabulario habitual. Soy así, un poco barroco. Se trata de transmitir que te gusta lo que haces. Si estás, que estés. Eso incluye el lenguaje e incluye todo. ¿Cómo se puede militar desde la creación? Tenemos el caso de éxito reciente de Rey Heredia, que no tiene que ver con el arte pero sí con lo social. Con su propia manera de funcionar, ha tenido primero repercusión en la ciudad y posteriormente el reconocimiento de los poderes políticos. Lo que surge desde arriba no tiene por qué coincidir con los intereses de los creadores. Es más interesante lo que se va cociendo poco a poco, hay que mirar el musgo más que la seta. Pienso que los tejidos creativos de la ciudad se deben expresar y representar a sí mismos. También es importante que los creadores construyan de manera bidireccional, que perciban que forman parte de una comunidad. Es curioso, hablando de Rey Heredia, que ese colegio fue proyectado gratuitamente por el arquitecto Francisco Azorín a principios del siglo XX, que lo justificó diciendo: la cultura es fuente prodigiosa de riqueza y los millones de cerebros que se dejan yermos han de ser minas de oro, campos fecundísimos que harán prolífica, rica y amable la tierra donde actúen. ¿Cómo puede despertar interés la cultura contemporánea? Nos arrimamos a algo cuando sentimos que ahí están pasando cosas. Es algo sensorial, se huele. Hay que crear sitios en los que pasen cosas, donde el talento se contagie. Agarrarse ahí, tener militancia, quitar solemnidad a lo que se hace y ser acogedor. También es muy importante pasarlo bien, que se note. El ambiente cultural, desde fuera, puede dar la impresión de ser algo cerrado. Eso va en la naturaleza humana y suele pasar por mirarse demasiado

el ombligo, por prestarse demasiada atención. No es solo en el ambiente cultural, en el mundo del vino también sucede. A veces, me dicen que el mundo del vino es un poco esnob y yo respondo que la gente esnob existe, algunos están en el mundo del vino y otros en otro sitio. Sí es verdad que existe cierto prejuicio, parece que está bien tener un abono del Córdoba y ser un aficionado, pero si vas a tres exposiciones al año te llaman cultureta. Se trata de quitar trascendencia, vas a una exposición o a un recital de poesía igual que te tomas una cerveza o paseas, forma parte de tu vida. ¿Qué aporta el arte a lo cotidiano? La actualidad es ruido que te lleva por caminos que no eliges. Una defensa es el arte, que desvela otra visión de la realidad. Una obra de teatro o la lectura de los clásicos te pueden proporcionar herramientas para entender la realidad que no encuentras en la prensa. En una conversación con José Julio Losada, descubrimos que la familia de Marco Aurelio, emperador apodado el Sabio, era de Espejo. Hicimos un Inquilino, la sección de Radio Córdoba, leyendo su libro Meditaciones en una fábrica de morcillas de Espejo. Fuimos allí, leímos a Marco Aurelio y pasamos una tarde estupenda. Boadella decía que el teatro no consiste en reírse de los que están fuera de la sala, sino de los que han pagado la entrada, enfrentarlos a sus contradicciones. Con Las palabras del vino, un proyecto de Ciudad Creativa, elegimos creadores ajenos al mundo del vino para añadir unos valores al vino que antes no tenía. Analizamos el vino desde el punto de vista científico, enológico, pero si Pablo García Casado o Rakel Winchester se acercan al vino, le aportan un significado distinto, igual que pasó con el amontillado después de que Poe escribiera sobre él. Utilizando la expresión enóloga, ¿con qué puede maridar bien la creación contemporánea?

Con cualquier cosa, si se hace con naturalidad y normalidad. La Bella Varsovia dio un ciclo de cine mudo con música en directo en el que Bodegas Robles participó. En principio, era algo pretendidamente minoritario, pero agotó las entradas. Me gusta mucho el concepto que había en Doctor en Alaska, la serie de los noventa, en el sentido de que el arte se integraba en la propia vida de la ciudad y no se juzgaba. Uno cualquiera llegaba y decía “he cogido una serie de bombillas y he montado esta instalación, para hablar de la luz, de Goethe…”. El pueblo respondía “ah, qué bien” e iban a verlo con todo respeto, no había sombra de ironía, a escuchar lo que alguien tenía que decir. En su labor de promoción para Bodegas Robles han estado muy presentes los artistas. Una marca, como Bodegas Robles, tiene mucho que ver con lo que hace y con la gente con la que se junta. Si te relacionas con gente que hace cosas que aportan, desde el punto de vista social o del arte, va a contribuir al posicionamiento de tu marca. Pero debe ser una relación honesta: estoy contigo porque creo en lo que haces y quiero que me llames porque te gusta la bodega y los vinos que elaboramos. Poner tu logo en actividades no tiene importancia ninguna. ¿Debe haber voluntad de acercamiento entre diferentes sectores? Es mentira que las cosas envejecen poco a poco, envejecen de golpe. El concepto de presentar proyectos a la administración y esperar, ya no mola. Los sectores económicos, en un sentido amplio, cada vez son más conscientes de lo que es la creación de marca. Se abren vías que pueden hacer mucho por la colaboración entre las empresas, los creadores y los territorios. Pero hay que diferenciar entre tendencias y recoger beneficios: que la gente cada vez tiene más interés en la oferta cultural, es una tendencia cierta; que esos frutos los recojan los creadores, está todavía por ver. Dicen en su blog que Luneados surge de Live in the living. Al fin y al cabo, emprender es coger ideas, trasladarlas al contexto de uno y aportar. Nos gusta poner las cosas en contexto. Es importante citar, de otro modo parece que las cosas surgen de la nada. Vimos Live in the living, conciertos que se hacían en Holanda en los salones de las casas y que nosotros hicimos en azoteas. El concepto, en nuestro caso, es distinto, ya que el único que cobra es el artista y su ca-

ché lo pagan los asistentes. Estamos cansados de ir a sitios en los que la gente cree que con ir, y comerse las croquetas, es suficiente. Uno realmente apoya donde pone su dinero, da igual los seguidores de Facebook. Si me gusta el libro, y quiero que exista otro, tengo que comprar el libro. Tenemos ahora un Luneados en proyecto, Miguel Galadí ha hecho unas ilustraciones pequeñitas, muy narrativas, para ver con lupa. Se editará un pequeño libro con 32 ilustraciones y 32 pequeñas historias de 32 escritores. ¿Qué busca el proyecto Ciudad Creativa? Surgió para dar forma a una serie de inquietudes que teníamos José María Martín, Ángel Ramírez y yo. Se trata de poner en valor al vecino, creemos que es muy importante, para el sector económico, conocer a los creadores que están trabajando en su misma ciudad, en su mismo territorio. Yo soy de La Rambla, donde la cerámica es un sector económico importante. La cerámica es barro, un elemento de creación importantísimo, ¿por qué no incorporar eso a la hora de proyectarte como marca? Ciudad Creativa pone en contacto territorios comunes de trabajo. En el caso de Córdoba, tenemos un territorio muy manejable y un casco histórico que es un escenario increíble para la creación. Pero, como ejemplo, en la polémica de la Mezquita, la Junta de Andalucía manda a hablar con el Cabildo al consejero de Turismo, no al de Patrimonio o Cultura, y eso dice mucho. Ha sido asistente asiduo a las jornadas Pause de Combo. Allí se ha hablado mucho de las debilidades del sector del arte contemporáneo. ¿Cree que nos cuesta más proponer soluciones? No se debe insistir demasiado en la queja, las pequeñas miserias o las rencillas internas; lo máximo que vas a conseguir con eso es la compasión de la gente. Hay que dar cariño, apoyar a la gente que hace cosas, como Combo, El Arsenal, vuestra revista o la Galería Carmen del Campo. Ciudad Creativa y Combo queremos desarrollar lo que se ha iniciado con las jornadas Pause, reflexionando públicamente sobre cómo se crea ciudad y qué papel juega el arte en esto. Digo arte y no cultura, con su poso de tradición. El arte, aunque después acabe incorporándose a ella, cuestiona cosas de la cultura y debe mantener ese punto de libertad. Cuando llegas a un sitio y te das cuenta que no entiendes bien lo que está pasando, ese es un punto de partida estupendo.


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