Salida a Peña Corba (04/03/2012) Ruta lineal que asciende a una de las montañas emblemáticas del parque, salvando un desnivel considerable y ofreciéndonos unas vistas inmejorables. Aparcamos los coches junto al hotel Mirasierra en un gran anchurón del que parte un carril en regular estado. Poco después de iniciar la marcha nos encontramos con una barrera metálica que impide el paso de automóviles. El camino asciende con decisión entre el típico bosque de nuestras sierras y tras una amplia curva a izquierdas (unos 25 min.), tomaremos un senderillo que sale a la izquierda y que se encuentra señalado con un hito de piedras. El sendero asciende dado cerradas curvas hasta alcanzar un llano en el que veremos las ruinas de una antigua tinada ganadera. Rebasada la tinada y después de unos metros algo dudosos, nos incorporamos a un antiguo camino arriero que nos irá elevando cómodamente hasta el cortijo de la Almadilla. Durante este tramo las vistas hacia las máximas elevaciones de la Sierra de las Villas son sensacionales y merece la pena recrearse en ellas. El cortijo de la Almadilla, que se encuentra en ruinas, es un grupo de edificios que se ubica en un rellano orientado al saliente en el que podemos apreciar numerosos bancales y pedazos de labor abandonados, así como numerosos frutales e incluso olivos. Rebasado el cortijo, el camino llanea junto a los pedazos de labor para internarse de nuevo en la ladera e ir trepando elegantemente por la misma. Desde algunos miradores naturales podemos disfrutar de inmejorables vistas. El camino se difumina un poco en la espesura del bosque pero pronto vamos a dar, tras pasar por unas matas de juncos con nuevos pedazos de tierra de cultivo abandonados que atravesaremos en dirección suroeste. En unos cuantos pasos más alcanzamos el cortijo del Juego de La Bola que superaremos por la parte alta del mismo. Es un bello conjunto de edificaciones de las cuales solo una se encuentra en pie. También existe una fuente junto a un gran chopo. Pasado el cortijo, el camino asciende de nuevo con decisión entre matas de boj y, prácticamente inapreciable, se interna en un bosquete de pinos de espesas acículas y de un verde intenso y vivo. Salimos inmediatamente después a un terreno rocoso y casi desprovisto de vegetación arbórea. Tenemos ya a tiro de piedra nuestra cima pero aun nos queda una trepada fácil que podemos hacerla casi por el borde del precipicio norte, eso sí, extremando las precauciones. Desde la cumbre el panorama es memorable y podemos recrearnos admirándolo y tomando fotografías. El regreso lo haremos por el mismo itinerario. Roque
Perfil de la ruta