Arturo y Clementina eran dos j贸venes y hermosas tortugas que se conocieron y se enamoraron al borde de un estanque. estanque
Clementina, alegre y despreocupada, hacĂa muchos proyectos para su futuro, mientras Arturo pescaba ĂŠl solo para los dos .
Clementina, se aburrĂa todo el dĂa sola, esperando a Arturo que no la dejaba hacer nada para que descansara.
Para entretenerse, Clementina pens贸 en tocar la flauta, pero Arturo le dijo que ser铆a incapaz de aprender y le at贸 un hermoso tocadiscos.
Después de escuchar algunos días el tocadiscos se cansó. Le dijo a Ar turo que le gustaría pintar las flores que tanto le gustaban, pero a él no le pareció buena idea. ¡Qué torpe!
Arturo le compr贸 un cuadro, ya que pensaba que Clementina era muy tor pe para pintar y tambi茅n lo at贸 a su casa para que no lo perdiera.
Ar turo le fue comprando cosas y mรกs cosas para que no se aburriera y la carga que Clementina llevaba en su espalda era cada vez mayor.
Así fue comprando recuerdos de lugares donde a Clementina le gustaría viajar. ¡Hasta una enciclopedia! Y eso que ella no sabía leer.
Llegó un momento en que Clementina apenas podía moverse. Arturo se sentía importante porque le tenía que llevar la comida. Pensaba que ella no podía vivir sin él.
Clementina pensó que no quería seguir viviendo así y cada día salía a dar un paseo por el bosque, pero procuraba que Arturo la encontrara en casa a la hora de comer.
Un día Arturo e encontró la casa vacía. Se enfadó muchísimo y no entendió nada. Pensaba que Clementina no había sabido disfrutar de todos los tesoros que él le ofreció.
Clementina prefirĂo viajar libre y feliz por el mundo, cantando y pintando. Nunca mĂĄs dejo que nadie le prohibiera hacer las cosas con las que disfrutaba.