LEYENDAS DEL PLAYGROUND

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consecuencias de un impacto tan atroz sobre un alma tan tierna. A nosotros sólo nos cabe revelar una: un ansia inconcebible por salir de allí cuanto antes y llevarse consigo a la familia. Valiéndose de una analogía cinematográfica, Watts era una réplica exacta de la Ciudade de Deus brasileña y donde el perverso Ze Pequenho hubiera venido representado por nuestro anterior hombre, Joe Hammond, el correcto Buscapé y su sueño de salir de las favelas por medio de la Fotografía vio reflejo en Raymond Lewis en nombre del Baloncesto. No hacía falta demasiado. Un neumático de camión colgando de dos cuerdas junto a una pared en plena calle bastaba para improvisar su primera relación sexual con este juego. Sabiendo que el pequeño venía fuerte su hermano mayor (como Larry Jordan hizo con el pequeño Mike) se encargó de torturarle a base de interminables 'one on one' con el único fin de explotar su inmenso talento como trampolín para la familia. Y Ray se hartó tanto de perder aquellos centavos con él que una vez consiguió derrotarle se convenció de que nunca ya podría perder... con nadie. Justo antes de entrar en el instituto, Ray alcanzó para siempre su metro ochenta y cinco. Pero no era como los demás. Era mucho más rápido e inteligente, mucho más vivo y feroz, dotado de un asombroso talento que sorprendía pudiera haber nacido en aquella miserable celda urbana. Todos lo sabían. Y en aquella solitaria lucha contra el mundo se había granjeado un carácter de hierro. Era el líder natural de una de las muchas cuadrillas del ghetto y se ganó un respeto enorme sin poner una mano encima a nadie, sin una estúpida arma que portar. La suya era el balón y su campo de batalla the court. Así que con apenas 15 años se había convertido en un dios dentro de su comunidad. Eran los mayores quienes empezaron a persuadir a su padre que había que sacar de allí al chico porque era demasiado bueno. 'Ningún tío que haya jugado a esto fue tan bueno como Raymond. Cuando le veías con el balón parecía como si él midiera nueve pies y el resto tan sólo dos', señala Dwight Slaughter, su mejor amigo en vida y caído posteriormente con él. 'Toda la comunidad éramos una familia pero Ray era ese tipo de tío al que si no le besabas constantemente el culo no podías formar parte de su círculo más cercano. Y uno lo hacía porque realmente le idolatrabas. (...) En realidad su talento le granjeó una gran autoridad. Fue un demonio de tío'. Raymond era excluyente, salvajemente elitista; si no eras bueno, si no eras - 34 -


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