LEYENDAS DEL PLAYGROUND

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condotta della sua vita, Lloyd continuò a dire all'interlocutore che i soldi erano giusti e che non mancava niente (la polizia sostenne che Daniels avrebbe dato due banconote da 1 dollaro ciascuno invece di due da 5 dollari e che il drug-dealer sarebbe tornato per vendicarsi)'. Parece ser que la última dosis de Daniels en el local fue pagada por éste con un fajillo apuñado de dos billetes que, de mano a mano, el camello se guardó despreocupado. Al rato el camello se echó la mano al bolsillo enojándose al comprobar que Daniels le había engañado con dos billetes de un dólar en lugar de los dos de cinco debidos. Ocho miserables dólares costaba, pues, la vida de Lloyd aquella fatídica noche. Un ajuste de poca monta. Fue su abuela quien dio el aviso a la ambulancia, que voló hacia el hospital. Al llegar, los médicos le daban ya por muerto (¿The doctors had a grim outlook, saying death was the next logical step because of the severity of the wounds'). Pero milagrosamente Daniels consiguió aferrarse a la vida. A riesgo de perderla, una de las balas quedaría en adelante alojada en su hombro 'la intervención era de un riesgo inasumible. Lloyd logró sobrevivir a una muerte segura pero lamentablemente fue otra vez noticia nacional y en diciembre de 1990 encabezó título y portada de un polémico libro (Swee' Pea and Other Playground Legends: Tales of Drugs, Violence and Basketball) a cargo de John Valenti (New York Newsday) y Ron Naclerio (HS coach). Lo ocurrido con Daniels y la obra como relato social desataron una fuerte controversia en importantes sectores de la sociedad. Una durísima editorial del Library Journal arremetía entonces contra el deporte universitario y el sistema educativo americano, a los que consideraba gravemente enfermos: 'It's not just a sports tale, but an indictment of our public education system, the big money game of major college basketball, and society itself. How is it possible that Daniels, a dyslexic young man who reads on a third grade level, could graduate from a public high school and then be admitted to a four-year state university?' (William O. Scheeren, Hempfield Area Sr. HS, 1990). A juicio de muchos, Lloyd no era más que otro guiñapo de un drama mucho mayor, un drama silencioso, un drama gigantesco. Conviene atender un instante a la difícil situación que atravesaba entonces un importante sector de la sociedad americana, el de las clases más desfavorecidas. Droga, violencia y crimen van inexorablemente unidos a alguna carencia elemental y los días del Lloyd adolescente eran mucho peores que sus . El profesor - 119 -


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