Epílogo al Libro I de El Capital, 2ª. edición alemana, 1873. Karl Marx

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absoluta y última producción social, la economía política sólo puede ser ciencia mientras permanece latente la lucha de clases o se manifiesta solamente en fenómenos aislados. Tomemos a Inglaterra. Su economía política clásica cae dentro del periodo en que aún no se ha desarrollado la lucha de clases. Su último gran representante, Ricardo, convierte finalmente, de una manera consciente, la oposición de los intereses de clase, entre salario y ganancia, entre ganancia y renta del suelo, en punto de partida de sus indagaciones al concebir ingenuamente ese antagonismo como ley natural de la sociedad. Pero de esta suerte llegó también la ciencia burguesa de la economía a su límite infranqueable. Todavía en vida de Ricardo y en contraste con él, la crítica se opuso a ella en la persona de Sismondi 8. El periodo siguiente, de 1820 a 1830, se distingue en Inglaterra por la animación científica en el terreno de la economía política. Fue el periodo de la vulgarización y difusión de la teoría de Ricardo y de su lucha contra la vieja escuela. Se celebraban espléndidos torneos. Lo que entonces se produjo se conoce poco en el continente europeo, puesto que la polémica anda dispersa, en su mayor parte, en artículos de revista, escritos ocasionalmente y folletos. El carácter despreocupado de esta polémica se explica por las circunstancias de la época, aunque la teoría ricardiana sirva ya, excepcionalmente, de arma ofensiva contra la economía burguesa. Por un lado, la gran industria apenas salía de su infancia, como lo demuestra el hecho de que inicie el ciclo periódico de su vida moderna con la crisis de 1825. Por otro lado, la lucha de clases entre capital y trabajo quedaba relegada al fondo, políticamente por la discrordia entre los gobiernos y la aristocracia feudal agrupados en torno a la Santa Alianza 9 y las masas populares dirigidas por la burguesía, en el orden económico por la disputa del capital industrial con la aristocracia terrateniente, oculta en Francia tras la oposición entre la pequeña y la gran propiedad rural, y que en Inglaterra estalló abiertamente después de las leyes sobre los cereales 10. La bibliografía económica inglesa de este periodo recuerda el momento de agresivo entusiasmo por la economía política en Francia tras la muerte del doctor Quesnay, pero tan sólo como el veranillo de San Martín recuerda a la primavera. Con el año 1830 entró en crisis decisiva de una vez para siempre. La burguesía había conquistado el poder político en Francia e Inglaterra. A partir de entonces, la lucha de clases adopta, tanto en la práctica como en la teoría, formas cada vez más pronunciadas y amenazadoras. Hizo doblar las campanas por la economía científica burguesa. No se trata ya de si es cierto tal o cual teorema, sino de si es útil o perjudicial al capital, cómodo o incómodo, agradable o no a la policía. La investigación desinteresada dejó el lugar al pugliato pagado, en vez del estudio científico libre de prejuicios se tuvo la mala conciencia y la intención vil de la apologética. Pero hasta los impuestos tratadillos que lanzó al mundo la Anti-Corn-Law-League 11, con los fabricantes Cobden y Bright a la cabeza, ofrecían un intrerés, ya que no científico, sí histórico gracias a su polémica contra la 8

Véase Contribución a la crítica de la economía política. Berlín, 1859, p. 39. La Santa Alianza fue un pacto reaccionario concertado en 1815 por los monarcas de Rusia, Austria y Prusia para aplastar el movimiento revolucionario en los diversos países y salvaguardar las monarquías feudales. 10 Las llamadas leyes cerealistas que tenían por objetivo prohibir la importación de cereales del extranjero, se introdujeron en Inglaterra en 1815, en interés de los granes terratenientes, los landlords. Fue abolida en 1846. Esto significó la victoria de la burguesía industrial sobre la aristocracia terrateniente. 11 La Anti-Corn-Law-League (Liga contra las leyes cerealistas), asociación fundada en 1838 en Manchester por los fabricantes de Cobdren y Bright. La liga pedía la libertad completa de comercio y la derogación de las leyes cerealistas a fin de rebajar los salarios de los obreros y debilitar las posiciones económicas y políticas de la aristocracia terrateniente. En su lucha contra los terratenientes, la liga intentaba explotar a las masas trabajadoras. Pero precisamente por entonces, los obreros más avanzados de Inglaterra rompieron la senda de un movimiento obrero políticamente independiente (el cartismo). En 1846, con la abolición de las leyes cerealistas, se disolvió la liga. 9

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