Informe de Población Mundial 2012 del Fondo de Población de Naciones Unidas:

Page 55

adoptar prácticas sexuales más riesgosas (Sonenstein, ed. 2000). Los resultados al aplicar la Escala GEM de actitudes equitativas de género indican que la adhesión a opiniones más rígidas acerca de la masculinidad probablemente conducirá a actitudes o comportamientos que comprometen la propia salud sexual y la de sus compañeras (Pulerwitz and Barker, 2008). No todos los adolescentes varones y no todos los hombres se identifican con las versiones de masculinidad dominantes en sus comunidades. Por ejemplo, los jóvenes de más alto nivel socioeconómico suelen tener más poder y más acceso a productos y oportunidades que los jóvenes de clases socioeconómicas más bajas (Barker, 2005). La evolución de la propia idea de quién es cada uno dentro de grupos de personas de la misma edad, familias y comunidades es un proceso dinámico que se va desarrollando a lo largo del tiempo (Connell, 1994). Las actitudes y las experiencias de los hombres, particularmente las conclusiones que extraen acerca de cuál es el comportamiento socialmente aceptable, tienen repercusiones sobre la inclinación de hombres y adolescentes varones a acudir o no a servicios de planificación de la familia y participar activamente con su pareja en la planificación de la familia. En un estudio mundial realizado por la Organización Mundial de la Salud se constató que las modalidades culturalmente dominantes de la masculinidad, que suelen instar a los hombres a tener un estricto control emocional y cultivar la idea de la propia invulnerabilidad, obstan a su salud y a los comportamientos que la preservan, y los desalientan de acudir a servicios de salud o apoyar la salud de sus compañeras (Barker, Ricardo and Nascimento, 2007). Los hombres suelen carecer de oportunidades de cuestionar esas normas de comportamiento masculino y de reflexionar sobre la manera en que tales normas afectan la salud propia o la de su pareja. No obstante, algunos programas especialmente ideados han demostrado que los hombres, tanto jóvenes como adultos, pueden adoptar actitudes y comportamientos equitativos, asociados con mejores resultados de salud sexual y reproductiva (International Center for Research on Women and Promundo, 2010; UN Women, 2008).

las actitudes y normas reinantes sobre sexualidad obstaculizan el acceso a los servicios de jóvenes, personas solteras de todas las edades, hombres, adolescentes varones y grupos marginados

Varios jóvenes en la Plaza Tahrir, en El Cairo. ©UNFPA/Matthew Cassel

Las normas sociales y culturales dictan quién, cuándo, con quién y con qué propósito, las mujeres y los hombres deberían tener relaciones sexuales. Se considera en general que la actividad sexual es aceptable solamente cuando las personas “correctas” la realizan en las condiciones “correctas”. Las perspectivas de grupos excluidos no se reflejan claramente en el diseño, la aplicación y evaluación de políticas y programas de planificación de la familia. Los impedimentos al acceso se dan por sentados, de conformidad con pautas de exclusión propias de cada medio social. En sociedades de todo el mundo, las expectativas dictan que solamente haya relaciones sexuales entre personas casadas que tienen buena salud y son heterosexuales, monógamas, no demasiado jóvenes, no demasiado mayores, y cuya procreación satisface

E sta d o d E l a pob l ac iÓn mu n d ia l 2 0 1 2

45


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.