Informe de Población Mundial 2012 del Fondo de Población de Naciones Unidas:

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Durante la Cumbre de Londres sobre Planificación de la Familia, se reúne el grupo de donantes que formulan promesas de contribuciones. ©Russell Watkins/ Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional

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la financiación no aumenta al mismo ritmo que el aumento de la necesidad El apoyo de donantes y gobiernos a la salud sexual y reproductiva, especialmente a la planificación de la familia, ha estado disminuyendo en un momento crítico, cuando casi 2.000 millones de jóvenes están ingresando en su etapa de procreación. Mientras tanto, muchos países en desarrollo no han asignado prioridad a la salud sexual y reproductiva en sus sectores de salud (Population Council, 2007; Birungi et al., 2006). Al mismo tiempo, la salud sexual y reproductiva ha ido perdiendo terreno en comparación con otras cuestiones de salud que “compiten” con ellas, como las enfermedades infecciosas, debido que quienes conocen a fondo este tema no han logrado persuadir a quienes tienen acceso a los círculos de poder—responsables políticos y donantes—de que es preciso que incrementen los fondos. El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo exhortó

a los donantes internacionales a sufragar una tercera parte de los costos de salud sexual y reproductiva, incluida la planificación de la familia, y a los propios países en desarrollo, a sufragar dos terceras partes del total. Tanto los países en desarrollo como los desarrollados se han retrasado y no han llegado a esas metas. Por ejemplo, para satisfacer las necesidades de anticonceptivos modernos por quienes los estaban usando en 2010, se esperaba que los donantes aportaran aproximadamente 1.320 millones de dólares, pero, en realidad, aportaron 822 millones de dólares, es decir, una tercera parte menos que el importe fijado como meta. Ese déficit puede atribuirse a recortes presupuestarios en algunos países donantes, pero también, a las maneras en que los países deciden asignar recursos. Por ejemplo, los Estados Unidos, un importante contribuyente internacional a la planificación de la familia, ha ido colocando a una creciente cantidad de países en una lista de “graduación y egreso”. A medida que los países se van “graduando”, se considera que ya no necesitan el mismo nivel de apoyo recibido anteriormente. Los países previstos para su “graduación” son aquellos cuya tasa de fecundidad total es de 3,0 o menos y cuya tasa de prevalencia del uso de anticonceptivos modernos es de 55% o más (Bertrand, 2011). Los países de América Latina resultaron especialmente afectados por ese proceso de “graduación”, dado que los ministerios de salud de la región no han colmado la brecha a medida que los Estados Unidos iban reduciendo paulatinamente sus contribuciones, o discontinuándolas.

ampliación del acceso para responder a la necesidad insatisfecha La provisión de anticonceptivos a las actuales 645 millones de usuarias en el mundo en desarrollo cuesta 4.000 millones de dólares anuales. Para mejorar la calidad de esos servicios, según estimaciones recientes del Guttmacher Institute, sería necesario agregar 1.100 millones de dólares por año. A fin de proporcionar métodos anticonceptivos modernos y mejores servicios a los 222 millones de mujeres con necesidad insatisfecha sería

Cap ÍT Ulo 5 : E L GASTO Y EL AHORRO AL AP OYAR EL DEREC H O A L A PL A N IFICAC IÓN D E L A FA MIL IA


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